Sentido Mortal

De AngelBernaez

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En un mundo donde la extinción humana se volvió inevitable, y donde la vida misma se ha convertido en una luc... Mais

Preludio
Capítulo 1: Sobrevivencia
Capítulo 2: Sentido de pertenencia
Capítulo 3: Escena siniestra
Capítulo 4: Encuentro
Capítulo 5: Mi vida, no la tuya
Capítulo 6: Situación calurosa
Capítulo 7: Tranquilidad destruida
Capítulo 8: Excursión reveladora
Capítulo 10: Intuición egoísta
Capítulo 11: Cambio drástico
Capítulo 12: Reacción burbujeante
Capítulo 13: Verdad absoluta
Capítulo 14: Oscuros recuerdos
Capítulo 15: Intensión hipócrita
Capítulo 16: Ganas de Vivir
Capítulo 17: Miedo palpable
Capítulo 18: Amenaza ambulante
Capítulo 19: Hogar
Capítulo 20: Los inicios de Amber
Capítulo 21: Los inicios de Jack
Capítulo 22: Nuevas vías
Capítulo 23: Luz al final del túnel
Capítulo 24: Escenario desesperante
Capítulo 25: Acorralados
Capítulo 26: Intensidad
Capítulo 27: Verdades
Capítulo 28: Sonámbulos
Capítulo 29: Conexiones Humanas
Capítulo 30: No es real
Capítulo 31: Fuera luces
Capítulo 32: Bloqueo
Capítulo 33: Impacto inesperado

Capítulo 9: No te distraigas

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De AngelBernaez

Siguieron caminando en silencio durante horas. Jack recordaba su propia experiencia con los bandidos. No podía evitar sentir empatía por Amber, quien también había sido víctima de su brutalidad.

De repente, una rama cayó detrás de ellos, y ambos se detuvieron asustados. Jack se preparó para cualquier cosa con su arma en la mano, mientras que Amber se quedó atrás, asustada. Sin embargo, resultó ser un conejo que salió corriendo.

Amber dejó escapar un pequeño grito producto del miedo y la impresión, pero luego de ver lo que causó el ruido, respiró aliviada.

—Lo siento, solo me asusté —se disculpó un poco avergonzada. Sentía los latidos de su corazón por el susto.

—No te preocupes —respondió Jack sonriendo—. Deberíamos seguir avanzando. Cuanto antes encontremos un lugar seguro para pasar la noche, mejor.

Amber asintió, y juntos continuaron su camino. A medida que avanzaban, la vegetación comenzaba a cambiar, volviéndose más escasa y seca. El sol brillaba intensamente, y el cielo adquiría tonos rojizos.

La crudeza del relato de la chica dejó a Jack sin palabras, incapaz de encontrar las adecuadas para consolarla o expresar su repulsión ante lo que había sucedido. Su rostro reflejaba una mezcla de empatía y compasión mientras recordaba cada palabra de Amber, su mirada estaba fija en ella, reconociendo el coraje que había demostrado al sobrevivir a tal pesadilla.

—No te preocupes, te ayudaré a mantenerte a salvo y encontrar un lugar seguro donde puedas estar —dijo Jack tratando de mostrar apoyo a la rubia.

La rubia asintió con una sonrisa tenue, agradeciendo las palabras reconfortantes de Jack. El hombre había demostrado ser una persona amable y solidaria en un mundo cada vez más despiadado.

Sentía un gran alivio en su pecho. Finalmente, se había encontrado a alguien que le ofrecía ayuda y protección en un mundo tan peligroso como el que estaban viviendo. Al menos tenía nuevamente las esperanzas de seguir intentando sobrevivir.

Amber continuó describiendo los horrores que había presenciado y experimentado, y Jack podía sentir el peso de la injusticia y la impotencia que ella había sentido. La joven estaba atrapada en una situación inimaginable, rodeada de crueldad y violencia, y la idea de que no había podido ayudar a las otras mujeres la atormentaba.

—Siento que no hice lo suficiente, debería haber ayudado a las demás chicas a escapar también —confesó Amber, sus ojos llenos de lágrimas revelaron la profundidad de su tormento interno.

Jack sintió un profundo respeto por la compasión y la empatía de Amber hacia las demás víctimas. Él entendía que, en una situación tan desesperada, a veces era imposible ayudar a todos, pero no podía evitar sentirse conmovido por su deseo de haber hecho más. La valentía de la rubia al enfrentar su pasado y compartirlo con él solo fortaleció su determinación de apoyarla en su camino hacia la sanación y la recuperación.

—Lo que pasó no fue tu culpa, Amber. Lo que hiciste para escapar ya fue un acto valiente y admirable —le aseguró, colocando con suavidad una mano en el hombro de la joven para brindarle un gesto de apoyo—. No puedes cargar con el peso de todo eso.

Amber asintió con gratitud, agradecida por las palabras de consuelo de Jack. A pesar de la oscuridad de su pasado, la luz de la esperanza y la solidaridad brillaba en el horizonte. Juntos, enfrentarían los desafíos que el futuro les deparaba, fortaleciendo su vínculo y apoyándose mutuamente en su viaje hacia la recuperación y la libertad.

—No te culpes a ti misma. Escapar tú misma ya fue un acto de valentía. Además, no siempre es fácil ayudar a los demás en situaciones como esta —Jack intento animarla, quitándole el peso de encima.

Amber asintió con tristeza, entendiendo las palabras de Jack, pero aun así sintiéndose mal por no haber podido hacer más. Ambos se quedaron en silencio por un momento, sumidos en sus propios pensamientos. Luego, Jack tomo la mano de Amber con suavidad y la mira a los ojos.

Se quedó en silencio por un momento, pensativo. Sabia que la situación de Amber era solo una de las tantas injusticias que ocurrían en el nuevo mundo. Ya habían pasado diez años desde que toda la humanidad se fue a la mierda, estos tipos de actos ya eran comunes.

—No puedo imaginar lo que tuviste que pasar. Pero quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte, y si necesitas ayuda para superar esto, cuenta conmigo.

Amber le agradeció con una sonrisa y un abrazo, sintiéndose reconfortada por las palabras de Jack. Aunque sabía que sanar de las heridas emocionales y psicológicas que le dejaron sus experiencias tomaría tiempo, pero tener a alguien en quien podía confiar le hacía sentir un poco mejor.

Después de escuchar la historia de Amber, Jack se sintió conmovido y admirado por su valentía y fortaleza. Aunque no podía cambiar su situación anterior, sí podía ayudarla a seguir adelante.

—Pasaste por lo peor —dijo Jack, tratando de imaginar lo que Amber había vivido.

—Eso fue —respondió ella, asintiendo con la cabeza.

—Y ahora estás aquí —observó Jack, con una sonrisa amable en su rostro.

—Sí —afirmó la rubia con una sonrisa débil, sintiéndose agradecida—. Realmente aprecio tu ayuda.

—Solo quiero ayudar en cualquier forma que pueda. 

Después de un momento de silencio, Jack se dio cuenta de que tenía una pregunta más.

—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó, sintiendo curiosidad.

—Después de escapar y terminar herida por los bandidos, caminé por horas sin saber a dónde iba —respondió Amber. 

Se quedó en silencio por un momento, pensativo. Sabía que la situación de Amber era solo una de las tantas injusticias que ocurrían en el nuevo mundo. Ya habían pasado diez años desde que toda la humanidad se fue a la mierda, estos tipos de actos ya eran comunes.

—Amber, eres una verdadera guerrera —dijo con voz suave —. Lo que has pasado es inimaginable, pero has logrado salir adelante y escapar. Eso demuestra una increíble fortaleza y valentía.

Jack y Amber continuaron caminando a través del denso bosque, rodeados por altos árboles que se elevaban hacia el cielo. El hambre y la sed comenzaban a afectarles, cada paso era una lucha contra la fatiga y la incertidumbre de lo que les esperaba en su destino final. La chica, a pesar de estar herida y cansada, seguía adelante con una fuerza increíble.

El ambiente se volvía más caloroso, y los rayos del sol chocaban contra los enormes bosques. Ya con las dudas aclaradas, ambos continuaron su largo camino. Caminaron durante varios minutos hasta que Jack notó que Amber estaba esforzándose para caminar.

—Dime para ayudarte —dijo Jack, ofreciéndole su ayuda.

—Solo estoy un poco cansada, pero puedo continuar —aseguró Amber. Aunque estaba agotada, sabía que no podía permitirse descansar sin encontrar un lugar seguro.

—De acuerdo, como quieras —dijo Jack con una sonrisa. Le gustaba saber que la chica que lo acompañaba era autosuficiente y no dependía de nadie más para sobrevivir.

De repente, un sonido aterrador interrumpió su marcha. Un fuerte rugido se escuchó a lo lejos, seguido por un aullido ensordecedor que resonó en todo el bosque. Amber se aferró al hombro de Jack, que era su apoyo para caminar. 

—¿Qué fue eso? —preguntó ella, con los ojos muy abiertos.

—No lo sé, pero tenemos que movernos rápido. Puede ser peligroso quedarnos aquí afuera —respondió Jack con un tono serio.

El bosque se sumió en la penumbra mientras Jack y Amber continuaban avanzando, cada paso más agotador que el anterior. La jornada había sido extenuante, y la fatiga pesaba sobre sus cuerpos cansados. Sabían que debían encontrar un refugio seguro antes de que la noche cayera por completo, ya que el bosque se transformaba en un lugar inhóspito y lleno de peligros al oscurecer.

Los altos árboles del bosque se alzaban majestuosamente a su alrededor, lanzando sombras tenebrosas que parecían cobrar vida en la creciente oscuridad por los rayos de luz. El aire estaba lleno de sonidos misteriosos y susurros, de algún que otro animal que comenzaba a acechar. Cada paso se convertía en un esfuerzo, y las hojas secas crujían bajo sus pies, rompiendo el silencio que reinaba en el bosque.

Fue entonces cuando Amber señaló algo en la distancia, un destello fugaz de esperanza en medio de la desolación. Su voz temblorosa anunció su hallazgo, y Jack se esforzó por enfocar su vista en la dirección que indicaba. Sin embargo, antes de que pudiera discernir con claridad lo que estaba más allá de los árboles, una sorpresa lo hizo soltar un grito de agonía, que llenó el aire y resonó en todo el bosque.

—¡Ah! —gritó el hombre, su voz llena de angustia y sorpresa, mientras caía al suelo con un golpe sordo.

El dolor en su pie era intenso y paralizante, y la trampa de osos que había pasado desapercibida bajo la penumbra se había cerrado implacablemente alrededor de su extremidad. Amber se giró hacia él en un abrir y cerrar de ojos, su mirada se llenó de alarma y preocupación mientras corría hacia su lado.

Jack se retorcía de dolor, su rostro reflejaba la agonía aguda que recorría su cuerpo. La trampa, diseñada para atrapar a criaturas mucho más grandes, había dejado su marca en su pie, y las afiladas mandíbulas de acero habían dejado cortes profundos en su piel. Amber maldijo en voz alta mientras evaluaba la trampa, tratando de comprender cómo liberar a su amigo sin empeorar su herida.

—¡Mierda! —exclamó Amber con frustración mientras miraba la trampa.

La trampa había aflojado su agarre, pero el daño ya estaba hecho. Jack estaba herido y tumbado en el suelo, su rostro reflejaba el dolor agudo que recorría su cuerpo. Amber se arrodilló junto a él, evaluando la trampa con una mezcla de rabia y preocupación. Sabía que debían actuar rápido para liberar a Jack de la trampa y encontrar refugio antes de que la oscuridad se cerrara por completo sobre ellos.

El dolor se intensificaba con cada movimiento que el hombre hacía para liberarse de la trampa de osos. La pierna derecha se encontraba atrapada de forma cruel y despiadada, dejando ver la sangre, era como si la misma naturaleza se hubiera conjurado en su contra.

Amber, con determinación en sus ojos, asumió la difícil tarea de liberar a su compañero. Sabía que no había margen para el error ni tiempo que perder. La vida en el bosque no era una tarea sencilla, y menos aún cuando estaban heridos y vulnerables.

La rubia trató de abrir la trampa, tratando de no aumentar el sufrimiento de Jack más de lo necesario. El hombre mordía su labio con fuerza para reprimir los gritos de dolor que amenazaban con escapar de su garganta. Cada músculo en su cuerpo estaba tenso, y su mente se enfocaba en un solo pensamiento: la necesidad de escapar de esa trampa.

Mientras Amber luchaba por liberarlo, un sutil crujido de hojas y ramas invadió el aire, rompiendo la tensión del momento. Ambos quedaron paralizados por un instante, sus oídos aguzados y sus sentidos alerta ante cualquier señal de peligro.

El sonido de las ramas rompiéndose y de unas pisadas rápidas inundaron el lugar donde se encontraban, lo que significaba solo una cosa, alguien se estaba acercando.

La posibilidad de que los saqueadores que habían atacado la cabaña regresaran para asegurarse de su muerte llenó sus pensamientos. Sin embargo, también estaba la posibilidad de que otra amenaza estuviera por atentar contra sus vidas.


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