Indeleble •Taynic Galikhar•Bo...

By MrAske

31.9K 3.8K 1.8K

Desde que miró fijamente la carta que su padre le había entregado, sabía cuál sería su sentencia.   El sello... More

⊹Guía⊹
♫·♪Playlist♩·♬
Prólogo.
Capítulo 01.
Capítulo 02.
Capítulo 03.
Capítulo Extra.
Capítulo 04.
Capítulo 05.
Capítulo 06.
Capítulo 07.
Capítulo 08.
Capítulo 09.
Capítulo 10.
🎉Especial🎉
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17 [2/2]
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Epílogo.

Capítulo 17 [1/2]

826 128 90
By MrAske

Se replantea si llegar, se ha dejado arrastrar por la brisa del viento hasta la cabaña y cuando por fin está frente a la puerta, no tiene claro si es lo que debería hacer.  

Quizá enamorarse solamente sea un sinónimo de la debilidad que su padre siempre le mencionó y si ese era el caso, tal vez no debería sentirse así.  

No debería sentir amor.  

¿Enamorarse era un acto de débiles? Porque siente que es el acto más valiente que ha hecho desde que llegó.  

Si estar enamorado es como entrar en un profundo sueño y experimentar una sensación acogedora, adormecedora y cálida, como si alguien te envolviera en un abrazo y te permitiera finalmente disfrutar de una siesta reparadora, o como experimentar el apacible calor del sol acariciando tu piel, estaba enamorado.  

Pero, siente que no ha leído las letras pequeñas (de las que siempre hablan en los contratos) sobre su corazón.  

Toca la puerta tres veces y espera hasta que escucha la voz de Taylor diciéndole que puede pasar.  

Las luces de las cabañas seguían apagadas, supone que son las cuatro de la mañana, demasiado temprano, pero es que al despertarse y buscarlo para hablar se percató que no estaba en la cabaña.  

La puerta se abre lentamente y eso únicamente aumenta su nerviosismo.  

Siempre ha sido el tipo de chico que siente demasiado y no sabe cómo expresarse, pero espera que inmerso en el silencio, Taylor pueda ver cómo se desborda.  

Sus miradas se encuentran y llega hasta él un choque electrizante. Si los ojos son la ventana al alma y si las miradas son besos perdidos, Taylor ha cruzado tantas veces la ventana únicamente para dejar besos en su alma.  

La mirada del alfa está llena de tanto amor, que por breves instantes su odio y miedo desaparecen.  

Hay dos palabras que vuelan sobre el aire, entre aquella conexión mágica de miradas, que no se pronuncian, pero están ahí.  

A Nick no le gustan las promesas que no puede cumplir, ni las despedidas que no tengan un recuento y tiene claro que probablemente no pueda compartir una vida con Taylor. 

Se da cuenta de que sigue de pie fuera de la cabaña, así que, tiene que apresurarse para cerrar la puerta tras él.  

—Hola. —suena desesperado, intranquilo.  

—Hola. —la mirada de Taylor vuelve a los papeles sobre el escritorio.  

No tiene muy claro qué es lo que hace o sobre qué van, jamás se lo ha preguntado.  

—Es muy temprano, ¿Qué haces aquí?  

—Me ha llamado el Teniente, tengo que organizar algunas cosas.  

—¿Puedo ayudarte?  

—Ordena estos papeles. —le señala una fila de carpetas.  

Se acerca tan rápido como le es posible y comenzar a trabajar, son expedientes, así que considera debe ordenarlos por alfabeto. Revisa una de las carpetas y estudia el contenido, es entonces cuando se da cuenta de que deberían llevar un orden, no solo externo y se pone en ellos.  

Taylor sigue con la mirada enfocada en las hojas escribiendo y trazando líneas, haciendo borrones y poniendo tachas.  

—¿Llevas mucho aquí? —lo mira unos segundos y luego, antes de que el alfa centre su atención en él, desvía la mirada a los papeles sobre sus manos.  

—Algo. —hace ese ruido con la boca, como si hubiera pasado su lengua sobre los dientes que siempre suele hacer—Te dejé la manta antes de venir, seguías dormido.  

—La he visto, sí.  

La manta estaba doblada a un costado de él, había amanecido abrazándola, tal vez por el olor creyó que se trataba de Taylor.  

Quiso saber si había visto aquella acción.  

—Te dejé el desayuno.  

—También lo vi.  

—¿Comiste?  

—Sí. —Taylor lo mira fijamente, esperando a que continúe. —No me lo terminé, pero casi.  

—Debes comer más.  

Crea una mueca y asiente, siente esa calidez en su estómago revoloteando, pero también está la sensación de que no ha obedecido una orden, se aclara la garganta, no piensa discutir y tampoco quiere informarle que en unas semanas ya no será necesario que se preocupe por él.  

—Quiero decirte algo. —casi susurra, Taylor deja los papeles y centra su atención en él.  

—Te escucho.  

Se pone nervioso. Le sigue pareciendo extraño que alguien le dé prioridad y no lo haga sentir pequeño o sin importancia.  

—En realidad, es una disculpa. —se remueve, incómodo. —Lo reflexioné toda la noche y fui grosero, quiero decir, estabas intentando cubrirme y yo simplemente me he puesto celoso sin razón. Luego eso me molestó muchísimo y me he desquitado contigo... 

Divaga, ser sincero y aceptar un error era algo que no se le daba bien. En realidad, nada se le daba bien, pero en aquellos dos aspectos, era mucho peor.  

Sus palabras envueltas en disculpas eran el reflejo de todo el dolor que cargaba y de cómo había crecido junto a él.  

—...Es que, en verdad, quiero que entiendas que yo sí me enojé, pero no contigo. Siento que, si tan solo pudiera ser diferente, no tendrías que mentir, no tendrías que cuidarme la espalda, tal vez ni siquiera tendrías que estar conmigo. —se detiene, frustrado y tiene que cerrar los ojos para concentrarse en respirar. —Me enoja mucho no poder ser diferente y quiero que me perdones por eso.  

—Si fueras diferente no me gustarías ¿Lo has pensado?

«Y tal vez sería mejor para todos.» 

—Pero no te verías obligado a mentir.  

—No me obligas a nada. He mentido porque creí que era lo correcto, pero puedo levantarme ahora mismo y decirles a todos que estoy contigo, que me gustas y... 

—No hagas eso. —lo interrumpe y se encoge en su lugar.  

—Solo quiero que sepas que puedo hacerlo si es lo que quieres.  

—Te metería en problemas. 

—¿Qué más da? —lo ve pararse y quisiera que tuviera poderes y pudiera atravesar el escritorio, porque lo veo rodearlo y le parece eterno el tiempo de su llegada. —Estoy dispuesto a arriesgar mi vida si es necesario para protegerte.  

—Tampoco te quiero matar. 

Taylor lo toma de la barbilla, su piel cálida y la suavidad de su acto lo hacen romperse.  

—Podrías hacerlo y yo me dejaría. 

El alfa lo envuelve en un abrazo que Nick le corresponde antes de soltarse a llorar. No puede soportarlo más, ya no puede cargar con todo y fingir que no está pasando nada.  

Quiere regresar el tiempo, quiere volver a estar sobre la camioneta discutiendo con su hermano, quiere estar en casa rogando por su vida. Castrum no ha sido malo con él, porque no saben quién es. 

No puede romanizar una cárcel donde está encerrado simplemente porque no sufra daños físicos.  

Taylor lo carga y se deja llevar hasta la silla donde minutos antes había estado sentado, se posiciona sobre él, buscando comodidad.  

—Todo va a estar bien. —deja un beso sobre su mejilla e intenta limpiarle el rostro.  

Hay más lágrimas de las que le gustaría tener y hay tanta preocupación por parte del alfa de la que cree merecer.  

—Lo lamento tanto. —hipea y esconde su rostro. Tiene que dejar de llorar.  

—No es culpa tuya, Nick. —otro beso. —Te prometo que no es tu culpa.  

Quiere suponer aquellas palabras más de lo que lo hace. Hay una delgada línea entre no sentirse merecedor de amor y realmente considerar que lo merece, pero no sabe cómo cruzarla.  

Siempre, desde que nació, supo que era diferente, no fue algo que descubriera él, simplemente un día las cosas en casa ya no eran las mimas, su padre, su hermano, comenzaron a señalarlo por cosas banales, desde gustos hasta lo que quería comer. 

Estuvo encerrado en una jaula, como un pájaro, y no tiene claro si algún día aprenderá a volar, porque la jaula es más pequeña cada día. 

Se aferra al cuerpo de Taylor como si fuera su última tabla de salvación en medio de un océano de confusión y desesperación. Las lágrimas continúan fluyendo, pero poco a poco siente que el peso de su angustia se aligera. 

Hay caricias sobre su cabello, besos espontáneos, fugaces, sobre su frente y palabras de consuelo.  

—No tienes que ser diferente, Nick. Eres perfecto tal y como eres, y te quiero. No tienes que ser diferente por mí ni por nadie más.  

«Te quiero.» 

Sus respiraciones son elevadas, pueden escucharse, resonar en las paredes, y ambos estaban visiblemente vulnerables. Nick no puede soportarlo más.  

Sabe que necesita encontrar una manera de detener aquello antes de que empeorara, antes de que ambos comenzarán a ser sinceros. 

En un momento de desesperación, levanta su rostro y, con suavidad, pero determinación, lo toma por las mejillas y lo besa. Es un beso lento y apasionado, destinado a silenciar las palabras que han estado volando entre ellos. 

Taylor se sorprende al principio, pero rápidamente se deja llevar por el beso. Sus ojos se cierran, y la tensión en sus hombros se desvanece. 

El beso transmitía amor y complicidad, recordándoles por qué se habían enamorado en primer lugar. Un secreto. 

Y no saben en qué momento la situación ha pasado de ser emotiva y triste, a caliente, pero no se detienen.  

Nick comienza a restregarse contra Taylor y este lo toma de la cintura con fuerza, puede sentirlo debajo de él y su cuerpo reacciona ante ello, su espalda se arquea y tiene que aferrarse a de los hombros del alfa.  

—No creo que sea lo que debamos hacer ahora. —tiene un timbre de voz triste.  

—¿Por qué no? —Le deja un beso en el cuello y luego considere un camino con su lengua hasta la oreja del alfa. —¿Estás molesto?  

Taylor cierra los ojos y traga saliva. Busca el reloj que tiene sobre la puerta: 4:45 a.m.  

—No estoy molesto. —sus manos se pierden debajo del pantalón —Es casi la hora de la formación. — y sus manos dan un ligero apretón sobre el trasero del omega. —Te van a oír. 

—¡Ah! —gime.   

—A eso me refiero. —le deja un beso sobre los labios y le susurra al oído. —No quiero que te escuchen gemir. Es algo en lo que me gusta ser exclusivo.  

—Eres exclusivo en todo. —lo mira. —Y no cualquiera tiene una omega en casa mientras se coge a un beta.  

—Tú no eres un beta.  

—Aprovéchate de eso.  

—Mierda, Nick. —se lame los labios y traga saliva. —Me vas a volver loco.  

Taylor recarga su frente sobre el pecho de Nick, se siente incapaz de contenerse.  

—Yo...—tiene la respiración agitada y siente que está sudando frío, no sabe si es porque las lágrimas se han ido. —, quiero hacer algo.  

—¿Qué cosa?   

Se aparta, levantándose y la mirada de Taylor lo sigue, puede ver un destello en ella cuando sus rodillas tocan el suelo y siente un escalofrío recorriéndole la espalda.  

Sus manos caen sobre el borde de la pretina del pantalón, luego desabrocha el botón y le baja la cremallera. Su mirada sube constantemente hasta encontrarse con la del alfa, está expectante y no lo detiene.  

—Levántate un poco. —le pide y el alfa obedece. Le baja el pantalón y el bóxer y vuelve a sentarse.  

Respira con violencia y se lame los labios cuando el miembro erecto del alfa está a simple vista.  

Quizá y solo quizá sienta una pizca de arrepentimiento.  

Continue Reading

You'll Also Like

1.6K 182 16
Louis Tomlinson nunca había abierto su corazón de la manera en la que lo hizo aquella vez, y en cuanto todo terminó se dio cuenta de lo maravilloso q...
3.9K 953 11
Jungkook y Jimin, una vez cercanos, se comunicaban mediante notas hasta que Jungkook, enfrentando desafíos personales, se interna en un centro de reh...
47.7M 2.2M 117
Señorita Isabella Mariet Moore acepta como esposo al señor James Alexander Harrison- me quedo en silencio es un debate en mi mente en este mismo inst...
733K 51.4K 65
Emilia Matthews es una amante jugadora del fútbol, no piensa en otras cosas más que en entrenar y ganar sus partidos, en su vida no importa otra cosa...