Luna Nueva (Versión Vida y Mu...

By GioKyrie

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Beau ha pasado el mejor verano de su vida en compañía de su novia Edythe. Sin embargo, enamorarse de una vamp... More

Prefacio
La fiesta
Puntadas
El final
Tiempo
El despertar
Promesas rotas
Amigos
Repetición
Adrenalina
Mal Tercio
El Prado
La Secta
Secretos
El asesino
La manada
Bajo Presión
Rosalina
El Funeral
Contra Tiempo
Volterra
La Sentencia
El regreso
Respuestas
Paciencia
Recuerdos
La votación
Epílogo: El Tratado
Agradecimientos
Aclaración

El visitante

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By GioKyrie

Aspiré el aire de una forma muy ruidosa y poco digna cuando mi cerebro procesó quién era el visitante que invadía la sala de mi casa. Aunque tenía la misma piel pálida, carecía del cabello y los ojos rojos que, con terror, esperaba ver. No era Victor. Pero tampoco era Carine.

Julie se tensó frente a mí y dobló un poco las rodillas, preparada para saltar.

—¡Archie! —exclamé aún sin poder creer lo que veían mis ojos. Él no me observaba a mí, si no a Julie, y parecía extrañamente sorprendido.

Julie se envaró de nuevo, indecisa.

—¿Lo conoces? —me preguntó sin apartar la vista del vampiro, que vestía todo de negro, con una chaqueta de cuero.

—¡Sí! Es Archie, te hablé de él, todo está bien —le aseguré, deseando, con un poco de remordimiento, que se marchara de una vez para poder hablar con él.

—¿Estás seguro? —insistió.

—Sí, completamente. Pero puedes quedarte, si quieres... —aventuré para calmar mi culpa.

—No —cambió de posición y se puso a mi lado, rodeándome los hombros con un brazo —. Tengo que hablar con Sam. Peligroso o no, igual cambia las cosas. Luego te explico. Voy a dejar mi ropa en tu camioneta. Estaré vigilando.

Lanzó la última advertencia mirando directamente a Archie, y luego sin previo aviso, me dio un beso en la mejilla y salió por la puerta.

Me quedé ahí, de pie, sin moverme, esperando que Archie reaccionara, aún no estaba del todo seguro de que realmente estuviera ahí. Él seguía mirándome aturdido, lo cual no tenía ningún sentido en alguien que podía ver el futuro. Dio un paso hacia mí.

—¿Beau? ¿Qué haces aquí? —preguntó en tono de sorpresa, así que supe que no estaba malinterpretando su expresión.

—Yo vivo aquí —contesté confuso.

—Ya lo sé, idiota. ¿Pero cómo es que estás aquí? —ahora también parecía algo molesto, lo que me confundió más.

Me mente respondió que había venido en mi camioneta, pero estaba seguro de que no era eso lo que esperaba oír y que me estaba perdiendo de algo. Y entonces junté las piezas y por fin entendí el motivo de su visita.

—Me viste saltar...

—Saltar y caer —sacudió la cabeza con furia —. Le dije que esto podría llegar a ocurrir, pero no me creyó. "Beau me lo prometió" —remedó su voz con un dejo de burla —. "Ni se te ocurra seguir husmeando en su futuro, ya le hicimos suficiente daño".

El agujero en mi pecho ardió como un incendio conforme hablaba.

—Y dejé de mirar, juro que lo hice, pero no significa que se deje de ver. Ya estaba en sintonía contigo y aparecías en mi mente de vez en cuando. Te vi ir al cine. Te vi cargar una chatarra en tu camioneta. Te vi preparar pescado en salsa para Charlie. Traté de ignorarte, pero entonces te vi saltar y no dudé en correr a subirme a un avión. Sabía que sería demasiado tarde cuando llegara, pero no podía... —su voz tembló un poco —. Tenía que despedirme porque no pude la última vez. Y ayudar a Charlie en lo que pudiera. ¡Charlie! ¿Cómo pudiste hacerle una cosa así? ¿Tienes alguna idea del sufrimiento que pudiste haberle causado? Y a mi hermana. Y a tu madre. Y a mí. ¿No pensaste en lo que Edythe...?

—No. Cállate — exigí levantando una mano en cuánto pronunció su nombre. No podía dejarlo continuar, sobre todo al darme cuenta de la confusión en la que se encontraba. Era hora de sacarlo de ahí —. Archie, no estaba suicidándome.

—¿Me vas a decir que no saltaste de un acantilado? —preguntó entrecerrando los ojos.

—Sí salté, pero no me estaba suicidando. Fue por diversión. Algunas personas de la reserva lo hacen. Sólo estaba aburrido —le expliqué.

—No te vi salir —frunció el ceño.

—Sí, bueno, fue un error —admití —. No me di cuenta de que se estaba formando una tormenta. Caí bien e incluso estaba listo para volverlo a hacer, te juro que es divertido —dije rápidamente al ver que abría mucho los ojos —, pero me atraparon las corrientes. Tal vez no me viste salir porque calculo que estuve más de un minuto bajo el agua.

—Si te atraparon las corrientes, ¿cómo saliste? —preguntó aún con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados, como si hubiera alguna trampa.

—Jules me sacó —me encogí de hombros. Era una respuesta muy simple.

—¿Quién?

—Jules. Julie Black, mi amiga, la acabas de ver... — señalé hacia atrás, a la puerta por donde Jules acababa de salir.

Sin cambiar de expresión, se acercó a mí y me olfateó el hombro derecho, por donde Julie había pasado el brazo. Su ceño se frunció aún más.

—¡Ey! ¿Qué rayos haces? —pregunté dando un salto a un lado.

Me ignoró.

—¿Quién era esa chica?

—¿No estás escuchando? Julie Black. Es mi mejor amiga —contesté a la defensiva.

—Yo soy tu mejor amigo.

—¡Ja! Te largaste sin siquiera decir adiós. Estoy bastante seguro de que eso te hacer perder el título —contesté con amargura.

Para mi sorpresa, asintió y relajó un poco su expresión. Suspiré con cansancio y rodeé el sofá para sentarme en él. En un instante Archie estuvo sentado a mi lado y me miraba con los ojos negros cargados de culpa.

—Lo siento, Beau. Tienes razón. Fue horrible para nosotros también.

Negué con la cabeza mirando hacia la pared, con los labios fruncidos. De repente me sentía tan triste y enojado como hace unos meses. Estaba seguro de que su percepción de "horrible" ni siquiera se acercaba a la mía.

—Se comportó como una necia al creer que sobrevivirías solo. Nunca he conocido a nadie tan dispuesto a jugarse la vida tan estúpidamente como tú.

—Pero estoy vivo. Sigo aquí —repliqué con rabia.

—No por ti mismo, según dices. Si las corrientes eran tan fuertes como para atraparte, ¿cómo te sacó Julie Black? —entrecerró los ojos con sospecha de nuevo.

—Bueno... ella es fuerte... —mi rabia se desinfló un poco al dudar.

¿Debía contarlo? Era el secreto de Jules, no me correspondía a mí decirlo. Pero también había "jugado al espía" con ella y le había contado sobre las habilidades extra de Edythe, Archie y Jessamine.

Archie levantó una ceja, esperando la confesión.

—Jules es una quileute... y es una mujer loba —admití —. Algunas de las chicas de la tribu se transforman en lobas cuando hay vampiros cerca. Carine lo sabe, tienen un pacto desde hace muchos años, pero no sé si ya estabas con ella para esa época.

Negó con la cabeza con expresión de sorpresa otra vez.

—No aún, ni Jess ni yo, pero conozco la historia. Y eso explica lo del olor, aunque no explica por qué no la vi sacarte. Tampoco los vi llegar a casa —frunció el ceño de nuevo, confundido.

—¿Qué olor?

—No lo sé explicar, pero es como si al tocarte, anulara tu propio aroma. Muy extraño —se quedó pensativo un momento y luego volvió a la carga hablando con indignación—. ¿Tu mejor amiga es una mujer loba? ¿Desde cuándo?

—¿Desde cuándo qué? Es mi amiga desde... ¡siempre! Prácticamente la conozco de toda la vida —me sentí en el deber de defenderla, aunque no era del todo cierto —. Y se convierte en loba desde hace poco más de un mes, si es a lo que te refieres.

Me fulminó con la mirada.

—¿Una loba joven? ¿Pero es que estás demente? ¿Sabes lo peligrosas que son? Edythe tenía razón, eres un imán para los problemas.

Fue la gota que derramó el vaso. Toda la ira que tenía contenida estalló por fin.

—¿Ah sí? Y si soy un maldito imán para los problemas, ¿por qué rayos se largaron y me dejaron solo a mi suerte? No finjas que te preocupo, no lo soporto. No entiendo por qué demonios volviste, no sé qué carajos estás haciendo aquí —iba elevando la voz conforme hablaba y me levanté del sofá —, pero ya puedes volver a irte. Ya viste que estoy bien, estoy perfectamente bien, porque esa chica a la que llamas peligrosa me ha mantenido con vida todo este tiempo. Y no te voy a permitir que dudes de ella. Ha tenido más autocontrol que otras personas que conocemos, como Jessamine en mi estúpida fiesta de cumpleaños, por ejemplo —me arrepentí inmediatamente después de decirlo, porque una sombra de profundo dolor atravesó su rostro.

Cuando habló, lo hizo en voz baja y calma.

—De nuevo, tienes razón. No puedo disculparme por Jess porque es algo que le corresponde a ella y que, aunque no tienes por qué saberlo, le dolerá el resto de su vida, sobre todo por lo que ha hecho pasar a nuestra hermana. Pero sí me disculpo por mí. Yo quería despedirme, eras... y aún eres mi mejor amigo, pero Edythe no me lo permitió. Estaba un poco histérica, en realidad. Aun así, hubiera podido desobedecerla y no lo hice. Lo lamento.

Nunca, ni en mis sueños, hubiera esperado este momento. Extrañé a Archie, por supuesto, pero no me permití pensar en él como no me permití pensar en Edythe ni en ninguno de los otros Cullen. No sabía cómo reaccionar ante su disculpa, así que no lo hice. Tampoco quería disculparme por lo que había dicho, después de todo, estaba enojado y con derecho a estarlo, así que sólo me quedé, ahí, quieto y serio. Archie continuó.

—Lo que quería decir con respecto a tu amiga, la loba, es que es simplemente increíble que apenas los vampiros nos fuimos de la ciudad, hayas ido corriendo a los brazos del primer monstruo mitológico que encontraste. ¡Es ridículamente absurdo! Estas cosas sólo te pasan a ti.

—Y ahí es dónde te equivocas. ¿Es que olvidaron que no son los únicos vampiros del país? Ustedes se fueron, pero los otros no. Y ese ha sido el verdadero problema. Lauren estuvo a punto de almorzarme hace casi un mes. Si no hubiera sido por Julie y su manada, Charlie estaría pegando carteles con mi cara en todos los postes de luz. Y Victor me está cazando como venganza por lo de Joss. De nuevo, ellas me han estado protegiendo prácticamente todo el tiempo, probablemente incluso ahora...

—¿Lauren? —me interrumpió susurrando —¿Victor?

—Soy un imán para los problemas, ¿recuerdas? —pregunté con sorna mientras me señalaba el pecho con un dedo.

Sacudió la cabeza, confundido de nuevo.

—Cuéntamelo todo, pero desde el principio.

No le hice caso. No conté sobre mi semana en shock después de que se fueron, ni sobre los meses en modo zombie. Tampoco le hablé de la voz en mi cabeza, ni de las motos. Mientras caminaba de un lado al otro por la salita, le dije que estaba aburrido y que haciendo senderismo me había encontrado a Lauren, por encargo de Victor, que quería torturarme en venganza por Joss, y que la manada la había eliminado. Proseguí con los días en La Push, protegido por la manada, pero con riesgo de morir por aburrimiento.

—Así que salté por el acantilado y las olas me atraparon. Pero lo vi, Victor estaba ahí en el agua conmigo. Si Jules no me hubiera sacado... lo vi de nuevo, en la playa, antes de irnos. Y luego supe que Holly Clearwater tuvo un infarto y murió. Es... era amiga de Charlie, debe estar destrozado.

Archie no me interrumpió en ningún momento, me escuchaba atentamente, con el rostro preocupado. Cuando terminé, suspiró apesadumbrado.

—Nuestra marcha no te hizo ningún bien, ¿verdad? —susurró.

—No tienes idea. Me abandonaron, Archie. Lo perdí todo cuando se largaron, pero ese no es el punto, estoy seguro de que no se fueron pensando en "mi bien"—murmuré deteniéndome, con los dientes apretados.

Bajó la cabeza, derrotado.

—Bueno, supongo que actué un poco impulsivo hoy. Claramente no debí haber venido. Lo lamento. Lo mejor es que me vaya ahora.

Sentí la sangre huir de mi rostro y el habitual golpe en el estómago.

—Vas a dejarme de nuevo, ¿en serio? ¿Después de todo lo que te he contado? —no pude evitar sonar un poco desesperado.

—¿Quieres que me quede?

—Al menos esta noche. Por favor — le pedí con el tono más cortés que pude entonar.

Suspiró, rindiéndose.

—Está bien, si es lo que quieres, me quedo.

Asentí, desplomándome aliviado en el sofá.

Nos quedamos un rato en silencio, mientras Archie me observaba atentamente.

—Beau... qué mala pinta tienes —murmuró.

—Eso no es cortés —repliqué recordando la broma de Jules —. Y casi me ahogo hoy.

—No me refiero a lo de hoy. Es algo más profundo que eso. Son tus ojos... están apagados.

—Mira, lo estoy haciendo lo mejor que puedo. Me estoy esforzando. Sigo aquí —repetí, cruzando mis brazos sobre el pecho, como siempre que sentía que se me iba a caer a pedazos.

Archie movió la cabeza de un lado a otro con tristeza.

—Se lo dije —murmuró para sí mismo.

—Archie, sinceramente, ¿qué esperabas encontrar? — lo miré con exasperación —. Aparte de verme muerto. Quiero decir, ¿pensabas que me encontrarías feliz y tranquilo? Tal vez con una nueva novia, ¿qué tal McKayla? Edythe la mencionaba todo el tiempo. No, Archie. Creí que me conocías mejor, piltrafa de mejor amigo —bufé, sintiendo que mi enojo se salía de control de nuevo.

—Lo sé, pero albergaba la esperanza de que...

—Entonces significa que no soy el idiota más grande de esta habitación —lo interrumpí.

Sonó el teléfono y me levanté a cogerlo, aun mirando a Archie con dureza. Debía ser Charlie.

—¿Hola?

—Beau, soy yo — la inconfundible voz de Julie me contestó.

—¡Jules!

Archie se volvió hacia mí rápidamente mientras Julie hablaba.

—Sólo quería saber si todo está bien —dijo con voz ansiosa.

—Sí, te dije que no estaba en peligro.

—Bien. La cosa es, Beau, que mientras esté ahí, no podemos vigilar su territorio, ¿entiendes? Me tiene de los nervios.

—Está bien, Victor no vendrá mientras Archie esté aquí —le dirigí una mirada al vampiro en el sofá y luego le di la espalda. No quería que leyera en mi rostro que le había contado a Jules sobre su habilidad.

—Eso espero. Llámame en el segundo justo en el que se vaya, estaré en casa esperando.

—Bien.

—Cuídate, Beau.

Y me colgó.

—A tus amigas lobas no les emociona mi visita — comentó Archie desde el sofá.

—Ni un poco. Pero no es asunto suyo de todos modos —fui a sentarme junto a Archie de nuevo.

—¿Y qué quieres que hagamos mientras estoy aquí? —parecía algo incómodo, como si tuviera algo urgente que hacer.

—La verdad no tengo idea. Podemos esperar a Charlie, seguro que se sentirá mejor si te ve. Podrías quedarte "a dormir" — aventuré.

—Tengo mi casa, Beau.

—Sí, pero...

—Está bien, al menos déjame ir por algo de ropa. Si vamos a fingir para Charlie, mejor hacerlo bien. Y tengo que ir a cazar, ha pasado un tiempo desde la última vez.

Asentí, mirando sus ojos negros.

—¿Crees que puedes apartarte de los problemas durante una hora más o menos? —pero antes de que pudiera contestarle, alzó un dedo y cerró los ojos. Su expresión quedó en blanco durante unos segundos antes de contestar su propia pregunta.

—Sí, parece que vas a estar bien. No veo a Victor acechar esta noche.

—Volverás, ¿verdad? —pregunté sin disimular la ansiedad.

—Sí, te lo prometo, sólo dame una hora —me dio una palmadita en el brazo y desapareció de mi vista.

Me quedé unos minutos en el sofá, atontado. Había sido un día muy muy largo y aún no terminaba. Recordé que no había comido nada en todo el día así que fui a la cocina y saqué de la nevera el estofado del día anterior. Me serví un poco en una taza y traté de comer lo más despacio que pude, para hacer tiempo.

De vez en cuando miraba el reloj, pero traté de permanecer calmado y no entrar en un ataque de pánico. No había motivo, Archie prometió que volvería.

Después de comer, me di cuenta de que lo que en verdad tenía era sed, y me tomé aproximadamente dos litros de agua. La sal del mar que se había acumulado en mi cuerpo me había deshidratado.

Lavé mi plato y luego fui por sábanas, almohadas y una cobija para el sofá. Archie no las necesitaba, pero Charlie tenía que verlas. Subí un momento al baño y cuando bajé pensando en ver algo de tele mientras esperaba, encontré a Archie sentado de nuevo en el sillón, palmeando la almohada.

—Gracias —comentó. Sus ojos habían pasado del negro al oro líquido.

—Volviste —susurré con alivio dejándome caer en el sofá.

Me miró con preocupación, negando levemente con la cabeza.

—Qué vamos a hacer contigo... —murmuró.

—Nada. Ya es tarde —reconocí —. Pero te juro que lo he intentado con todas mis fuerzas —volví a cruzar los brazos sobre el pecho, protegiéndome.

—Te creo.

Nos quedamos en silencio un rato, sólo acompañados por el sonido de nuestras propias respiraciones, hasta que decidí que debía aprovechar el poco tiempo que me quedaba con Archie. Ya resolvería el dolor después, cuando me quedara solo, aunque la quemadura sería inmensa otra vez.

—Archie... ¿Sabe ella...? ¿Sabe...? —me aclaré la garganta —. ¿Sabe Edythe que estás aquí?

—No.

Fruncí el ceño, tratando de concentrarme. Si Archie había entrado en pánico porque me vio saltar, Edythe tuvo que haberlo visto en su mente, pero si no sabía era porque no había estado ahí cuando Archie tuvo la visión.

—No entiendo. ¿No está con Carine y Earnest?

—No. Llama de vez en cuando.

—Ya —debía andar por ahí, viajando por el mundo, disfrutando su libertad —. ¿Dónde estabas tú?

—En Denali, visitando a los primos.

—¿Vino Jessamine contigo?

Sacudió la cabeza.

—No, no estaba de acuerdo con que yo viniera. Prometimos... —su voz se apagó antes de añadir con tono preocupado—. ¿Dejará Charlie que me quede aquí?

—Seguro que sí, le caes genial.

—Bueno, lo averiguaremos justo ahora.

A los pocos segundos se escuchó la patrulla aparcar en su lugar. Me levanté de un salto y corrí a abrir la puerta.

Charlie caminaba arrastrando los pies, con la mirada perdida en el pavimento y los hombros caídos. Avancé hasta encontrarme con él e hice lo mismo que hizo Julie con Bonnie: lo abracé.

—Siento lo de Holly, papá.

—La vamos a extrañar mucho —murmuró Charlie con tristeza, separándose de mi abrazo.

—¿Cómo está Saul?

—Un poco aturdido, creo que aún no lo asimila. Sam se quedó acompañándolo —sonaba realmente destrozado —. Y los chicos... Lee es apenas un año mayor que tú y la pequeña Sarah aún no cumple los catorce —negó con la cabeza.

—Qué terrible... —murmuré. Charlie reanudó su camino hacia la casa así que decidí que debía avisarle —Ehmm... papá, tenemos una visita inesperada.

Charlie reaccionó y miró a su alrededor, fijándose en el auto negro, ahora estacionado al otro lado de la calle. Antes de que pudiera decir algo, Archie apareció en la entrada.

—Hola, Charlie— saludó con la voz apagada —. Lamento haber venido de visita en un momento tan inoportuno.

—¡Archie! Qué gusto verte, muchacho —su voz se encendió una pizca —. ¿A qué se debe tu visita?

—Pasaba por aquí y pensé en saludar —contestó sonando inocente.

Charlie miró alrededor y entrecerró un poco los ojos.

—¿Vino Carine contigo?

Tanto Archie como yo entendimos que no era por Carine por quien estaba preguntando realmente.

—No, vine solo.

—Bien — su tono volvió a ser el apagado de antes.

—Papá, ¿se puede quedar en casa esta noche?

—Claro, estaremos encantados de que estés aquí, Archie. Voy a estar ocupado haciendo lo que pueda por Saul y su familia, y está bien que Beau tenga algo de compañía —suspiró mientras entrábamos los tres a la casa y cerrábamos la puerta.

—Te serviré la cena —le indiqué yendo hacia la cocina. Archie se quedó en el sofá mientras Charlie se sentaba a la mesa y esperaba que le pusiera el tazón lleno con estofado caliente. Luego volví a la sala, mientras Charlie cenaba.

—Te ves cansado —susurró Archie.

—Es lo que pasa cuando se tienen experiencias cercanas a la muerte — repliqué —. Por cierto, ¿qué opina Carine de que estés aquí?

—No lo sabe, salió a cazar con Earnest. Lo sabré cuando regrese, supongo.

—Claro. Se... ¿Se lo dirás? —yo tampoco me estaba refiriendo a Carine.

—¡No! Me arrancaría la cabeza —negó abriendo mucho los ojos, como si estuviera asustado.

Me reí sin ganas.

No quería dormir, prefería pasarme toda la noche hablando con Archie, averiguando cosas y recuperando el tiempo perdido. De todas formas, había dormido toda la tarde en la habitación de Jules, no debería estar cansado, pero la experiencia del ahogo me había dejado completamente exhausto. Eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos un momento. Cuando los volví a abrir, estaba acostado en el sofá, arropado con la manta y ya era de mañana.

Me sentía descansado, pero me dolía todo el cuerpo. Me moví despacio, tratando de aflojar los músculos, y entonces escuché a Archie hablar con Charlie en la cocina. Sonaba como si estuvieran desayunando.

—Dime, Charlie... ¿Fue muy malo? —preguntó Archie en voz baja. Pensé que estaba hablando de Holly pero volví a encogerme en el sofá cuando Charlie contestó en el mismo tono.

—No tienes idea, chico. Fue espantoso. Después de que se fueron...

—Cuéntamelo, por favor. Necesito saber qué pasó.

Hubo una pausa y escuché la puerta de la alacena cerrarse y algún botón de la cocina apagarse, y luego Charlie empezó a hablar.

—Primero, no vino a casa y me preocupé. Había una nota que decía que estaba caminando en el bosque, fue bastante tarde cuando lo encontraron. Estaba empapado, muerto de frío y en shock. Sus ojos no enfocaban y no articulaba bien las palabras. Y luego esa semana... Nunca me había sentido tan impotente en mi vida. Pensé que iba a ser necesario hospitalizarlo. No comía ni bebía nada, la doctora Gerandry pululaba por ahí diciendo cosas como "catatonia", así que no la dejé acercarse. No quería que lo asustara.

—Lo siento tanto, Charlie...

—Hice venir a Renée para que se lo llevara a Florida. Pensé que el sol y estar con ella haría que se recuperara, pero en cuanto empezamos a hacer la maleta, se volvió loco. Siempre ha sido un chico tranquilo, no le gustan los conflictos, pero ese día estaba hecho una fiera. Arrojó su ropa por todas partes, tiró las maletas contra el suelo, mientras gritaba que no iría a ningún lado y que nadie lo obligaría a salir de aquí. ¿Sabes lo peor? Las lágrimas le corrían por las mejillas mientras nos gritaba con furia. Pensé que traer a Renée al menos lo había hecho reaccionar, así que no me opuse a que se quedara, y al principio pareció que se recuperaba, pero...

La voz de Charlie se desvaneció y yo sentí que moría de vergüenza. No recordaba nada de lo que contaba, tal vez había estado "catatónico" como decía la doctora Gerandry. Recordé que cuando encontré el prado había sentido ganas de llorar y había pensado que no lo había hecho ni una sola vez desde que se fue, pero según lo que contaba Charlie, sí había llorado.

—¿Pero? —Archie lo animó a continuar.

—Volvió a ir a la escuela, y al trabajo. Limpiaba la casa y cocinaba, daba la impresión de actuar como siempre. Hacía sus tareas y contestaba si se le preguntaba, pero parecía... vacío. Como si fuera sólo un cascarón. Parecía mecanizado. Tenía los ojos apagados, nunca miraba nada ni a nadie directamente. Y entonces presté más atención y encontré un montón de detalles extraños. Por ejemplo, nunca se quedaba en la sala si el televisor estaba prendido. No es como que le gustara mucho antes, pero ahora lo odiaba. Tampoco volvió a escuchar música. Encontré algunos de sus discos rotos en el basurero. Y no volvió a tocar sus libros, lo sé porque los cambié de lugar y siguen ahí. Finalmente comprendí que evitaba cualquier cosa que le recordara a ella.

Me tapé la boca con una mano, horrorizado. No me había dado cuenta de lo de los libros. Charlie era más listo de lo que pensaba.

—Incluso evitaba hablarle, no quería decir nada que pudiera herirlo más. Se estremecía todo el tiempo y nunca hacía nada por voluntad propia. Sólo se limitaba a contestar si le hacía una pregunta directa, y a veces tenía que repetirla un par de veces porque estaba tan abstraído que no me escuchaba. Su amigo Allen y también Julie vinieron un par de veces, pero no les prestó ninguna atención y hasta ellos dejaron de buscarlo. Estaba solo todo el tiempo. Archie, lo escuché sufrir en sueños.

Me sentí como un gran imbécil. Nunca había logrado engañar a Charlie ni un segundo. Y tan orgulloso que estaba de mi sistema de modo automático... Ni siquiera recordaba a Allen y a Julie en mi casa.

—Lo siento mucho, Charlie —suspiró Archie con la voz apesadumbrada.

—No ha sido culpa tuya —contestó, dejando claro a quien responsabilizaba por todo el asunto —. Tú siempre has sido un buen amigo para él.

—¿Y ahora? Parece estar mejor...

—Sí, empezó a mejorar de verdad en cuánto empezó a salir con Julie Black. Cuando vuelve a casa tiene algo de brillo en los ojos y color en las mejillas. Incluso lo he visto sonriendo —hizo una pausa y cuando volvió a hablar, su tono había cambiado —. Julie es casi dos años menor que él, y sé que Beau la ve sólo como una amiga, por ahora. Pero creo que poco a poco su relación ha ido encaminándose en la dirección correcta —sonaba como una amenaza, era un aviso que quería que Archie hiciera llegar a alguien más —. Es muy madura para su edad, ha cuidado físicamente de su madre como lo hizo Beau emocionalmente con la suya, y eso la ha hecho madurar. Además, es una chica muy bonita, como lo fue su madre en su juventud. Ha sido beneficiosa para Beau —insistió, a la defensiva.

—Me alegro de que esté ahí para él, suena como una buena chica.

Charlie suspiró, rindiéndose al ver que Archie no oponía ni la más mínima resistencia.

—Bueno, tal vez estoy exagerando un poco basándome sólo en mis esperanzas. Aunque es cierto que parece más feliz cuando está con ella, a veces vuelve a tener los ojos apagados, y hace algo raro con los brazos, los cruza sobre el pecho como si tuviera mucho frío. Creo que nunca he llegado a comprender del todo cuánto dolor siente. Ha estado muy deprimido, no como si una chica lo hubiera dejado, si no como si alguien hubiese muerto... —la voz se le quebró —...como Holly.

Y así había sido, precisamente. Una parte de mí había muerto, todo el futuro que había planeado. Mis días con ella, una eternidad a su lado. El más grande amor que podía haber llegado a sentir. Y había perdido a su familia, que podía haber sido también la mía. Todo lo que había deseado se había ido.

Charlie prosiguió, con desesperanza.

—Ni siquiera sé si será capaz de recuperarse algún día. Quise que hablara con un profesional de la salud mental, pero se negó en redondo. Beau es tenaz, decidido. No cambia de parecer. No sé si está en su naturaleza curarse de un dolor así.

—Sí, ese es su estilo —suspiró Archie.

—Y lamento lo que voy a decirte, Archie, sabes que te aprecio y te agradezco todo lo que hiciste por él cuando tuvo el accidente, pero me preocupa el efecto que pueda tener tu visita. Temo que retroceda todo lo que ha logrado avanzar desde que se ve con Julie.

—A mí también me preocupa, al decir verdad. Si hubiera sabido todo esto, no habría venido. Lo siento.

—No te disculpes, chico, quién sabe, tal vez incluso sea bueno para él.

—Eso espero.

Dejaron de hablar y sólo pude escuchar el sonido de los tenedores chocar con los platos. Me pregunté dónde estaría escondiendo Archie la comida. Después de una larga pausa, Charlie volvió a conversar.

—Archie... necesito preguntarte una cosa. ¿Va a venir Edythe también a visitarlo? —había ira reprimida en su voz.

—No. Ni siquiera sabe que estoy aquí.

—¿Cómo es eso? —preguntó, extrañado.

Me incorporé un poco sobre el sofá para escuchar mejor, me interesaba esa información.

—Verás, Charlie, es que también fue duro para ella. Cuando Carine decidió aceptar ese puesto en los Ángeles, obviamente afectó a toda la familia. Edythe llegó a la conclusión de que sería muy complicado e incluso doloroso llevar una relación a distancia y por eso tomó la decisión de terminar, pero también estaba muy triste. Tomó una beca en Sudamérica y se fue.

Volví a acostarme, decepcionado. No eran más que mentiras.

—Ya. Espero que lo esté pasando bien —replicó Charlie con amargura.

La voz de Archie al contestar sonó hostil por primera vez.

—Yo que tú no haría suposiciones.

Una silla chirrió contra el suelo y luego percibí un chorro de agua contra un plato. Probablemente Charlie se había levantado, Archie no haría ese ruido. Consideré que ya habían terminado el tema así que me estiré sobre el sillón haciendo sonar los resortes. Bostecé de forma audible y luego pregunté, con la garganta rasposa aún por el episodio con el mar.

—¿Archie?

—Estoy en la cocina, desayunaba con tu padre —contestó sin demostrar si sabía o no que había escuchado la conversación a escondidas.

Charlie se marchó pronto, debía ir a ayudar a Saul con todo lo pertinente al funeral de Holly. Archie volvió a ocupar su lugar en el sofá y hablamos de su familia, de todos menos un miembro de ella. No habló de irse pronto y yo tampoco le pregunté.

Carine trabajaba de noche en Ithaca, y además enseñaba a tiempo parcial en la Universidad de Cornell. Earnest estaba restaurando una casa del siglo XVII, catalogada como monumento histórico en las afueras, cerca de un bosque al norte de la ciudad. Eleanor y Royal se habían ido en otra luna de miel por Europa, pero acababan de volver a Denali. Jessamine se había apuntado a Cornell también, pero para estudiar Filosofía. Y Archie se había dedicado a investigar sobre su pasado, intrigado por aquel nefasto video que había grabado Joss mientras me partía en pedacitos.

—Encontré el manicomio en el que estuve internado. Incluso encontré mi nombre completo. Originalmente me llamaba Mason Archibald Brandon. Tenía un hermano pequeño llamado Cyrus. Su hijo, que vendría a ser mi sobrino, aún vive en Biloxi —me contó con la voz serena, como si hablara de algo sin importancia.

—¿Y sabes por qué estabas en aquel lugar? —me preguntaba qué haría que unos padres llegaran a tal extremo.

—Sobre eso no averigüé mucho. Repasé todos los periódicos que encontré de la época, microfilmados, por supuesto. Encontré el compromiso de mis padres, y posteriormente el de Cyrus. Al parecer mi familia no pertenecía al círculo social que permitía más menciones en la prensa, aparte de nuestros nacimientos. ¡Ah! Y también encontré mi acta de defunción, que casualmente, coincide con los papeles de admisión al manicomio. También hallé mi tumba, me llevé unas flores, fue divertido.

Resoplé sin saber qué decir, imaginándolo. Definitivamente, llevar flores a su propia tumba era su tipo de humor. Archie cambió el rumbo de la conversación a temas más superficiales.

Todos los Cullen se habían juntado (con su obvia excepción) en Denali para pasar juntos la semana de Pascua que tenían libre en Cornell. Timur y su familia estaban contentos de tenerlos en casa. Yo escuché todo con interés, incluso los detalles más insulsos. Jamás la mencionó y yo lo agradecí con el alma. Me bastaba con escuchar sobre la familia a la que una vez soñé pertenecer.

Charlie volvió tarde, después del crepúsculo, cuando ya había oscurecido. Se veía agotado, comió un poco y se retiró a su habitación, pues debía levantarse temprano para el funeral de Holly al día siguiente. Yo me quedé conversando con Archie en el sofá.

Por la mañana, Charlie bajó muy temprano, vestido con un viejo traje negro que no sabía que tenía. Llevaba el saco abierto sobre la camisa, probablemente le quedaba estrecho y no se lo podía abrochar. También se había puesto corbata.

—Hola, papá —saludé susurrando, mientras Archie fingía dormir sobre un edredón extendido en la alfombra.

—Buenos días, hijo —contestó en el mismo tono —. El funeral es a las once en la reserva, por si quieres venir. Puedes traer a Archie. Pero no es necesario que vengas si no quieres —aclaró. Tal vez le preocupaba que me deprimiera más.

—Está bien, me lo pensaré —susurré y volví a acostarme en el sofá mientras Charlie salía.

—Yo no puedo ir—replicó Archie, incorporándose lo suficiente para quedar sentado en el suelo en cuánto escuchamos la patrulla arrancar.

—Lo sé —contenté rodando los ojos —. Ni siquiera sé si quiero ir.

—Y si no quieres ir, ¿qué vamos a hacer hoy?

—No lo sé, ¿ves que vaya a pasar algo interesante?

Cerró los ojos un segundo, pero sacudió la cabeza, sonriendo.

—Todavía es temprano.

Era sábado. Normalmente me gustaba limpiar a fondo los sábados, antes de ir a trabajar a Newton, pero tanto tiempo en La Push me había obligado a descuidar mis tareas. Además, hoy la tienda permanecería cerrada por Pascua, así que decidí ponerme manos a la obra justo después de ducharme. Tal vez Charlie se sentiría mejor si encontrara la casa limpia y reluciente al volver del funeral.

Empecé con el baño, y mi breve esperanza de recibir ayuda en la limpieza se esfumó cuando Archie apoyó la espalda en el marco de la puerta despreocupadamente mientras me hacía preguntas sobre mi día a día y nuestros compañeros de clase. Trató de mantener el rostro despreocupado, pero pude notar su desconcierto y desaprobación cuando vio lo poco que podía contarle, como si no hubiera ido al instituto en meses al igual que él.

Estaba sumergido en detergente hasta los codos y restregaba la bañera cuando sonó el timbre. Archie dio un breve respingo, sorprendido. Levanté una ceja, no sabía que tomar a Archie desprevenido fuera posible, aunque lo había visto de primera mano el jueves por la noche.

—¡Ya voy! —grité mientras me levantaba y me dirigía al lavabo para enjuagarme el jabón de los brazos.

—Beau —sonaba irritado —, tengo una sospecha de quién puede ser, y creo que lo mejor es que desaparezca por un rato. Para evitar malentendidos.

—¿Sospecha? ¿Desde cuándo tienes que sospechar algo? —pregunté frunciendo el ceño mientras me secaba con una toalla.

—Parece ser una repetición del fallo de antier. Eso quiere decir que es Julie, o alguna de sus amigas.

—No puedes ver a las lobas —comprendí, asombrado. Por eso no me había visto salir del agua ni llegar a casa, porque en ambas ocasiones estaba con Julie.

—Eso parece —resopló frustrado. Muy frustrado. El timbre sonó de nuevo.

—¡Que ya voy! —volví a gritar hacia las escaleras —. Archie, no tienes que irte. Esta es mi casa y todos mis amigos tienen el mismo derecho de estar aquí.

—Qué considerado de tu parte, pero créeme, no creo que sea una buena idea que Julie Black y yo estemos en la misma habitación. No iré lejos, volveré —volvió a darme la palmadita en el brazo y luego desapareció en la habitación de Charlie cerrando la puerta, seguramente para salir por su ventana.

El timbre sonó de nuevo con insistencia mientras bajaba las escaleras.

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Nota 1: No creo que sea necesario explicar los pequeños cambios de este capítulo respecto al original, pero, por si acaso, me baso en la idea de que la personalidad de Beau no es exactamente igual a la de Bella, ni la de Julie es igual a la de Jacob. Bella se lanzó llorando a los brazos de Alice. Beau, en cambio, está enojado y lo expresa abiertamente. A partir de aquí, habrá unos cuantos cambios más de ese tipo. Siempre pensé que Bella perdonó demasiado rápido. Gracias por leer ❤️

Nota 2: También cambié lo del olor de las lobas. No me gustaba todo este asunto de que huelen a perro sucio mojado (junto con el desprecio que eso conlleva), así que decidí que simplemente, su olor es indetectable para los vampiros. Disfruten su nueva ventaja 😉

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