El día que dijimos adiós

By DeBeLassal

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Soy una persona a la que no escucharás quejarse de la vida que lleva: Tengo el trabajo de mis sueños y mi car... More

SINOPSIS
PRÓLOGO
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO DIECIOCHO
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDÓS
CAPÍTULO VEINTITRÉS
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTICUATRO
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTICINCO
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTISÉIS
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTISIETE
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
DIARIO DE ALEX

CAPÍTULO NUEVE

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By DeBeLassal

Septiembre 14 del 2023



Habíamos quedado con Alex que la esperaría ya en casa de mis padres, se suponía que tenia que recibir a todo mundo y ultimar detalles. Había tenido que ir a la oficina a firmar unos papeles importantes y una cosa me había llevado a la otra y al final se me había terminado haciendo tarde. Cuando había llegado al departamento Alex no estaba y cuando había terminado de cambiarme después de un baño, Alex me había estado esperando en la sala, haciéndome sonreír cuando sus mejillas se habían sonrojado al verme en traje. Murmuró, todavía un poco aturdida, que Harry, el portero de nuestro edificio, llevaba días preguntando por mi y me hice una nota mental de llamarlo al día siguiente, porque había intentado llamarme a mi también.

Alex abrió la boca para decirme algo más, pero pareció arrepentirse a último momento y me despedí dejando un beso suave en su mejilla, ganándome después una sonrisa tímida.

La fiesta estaba a punto de empezar y los primeros invitados comenzaban a llegar poco a poco. Mis hermanos habían venido antes a pedido mío, no sabía muy bien porque, pero quería un tiempo con mi familia antes de que empezara todo, de todas maneras, casi no habíamos podido cruzar palabras y estaba un poco más irritado de lo normal. Mi hermano mayor estaba de mal humor porque sus hijos eran, literalmente, dos demonios, mientras que mi hermana luego de semanas sin vernos por sus interminables viajes, parecía querer estar en cualquier lugar menos aquí y por la actitud de mi madre para con ella, creo que habían discutido, mi padre nunca había sido muy hablador que digamos, asique estábamos igual que siempre.

Estaba parado en la entrada saludando a cada uno de los que llegaban, sacudiendo manos, recibiendo apretones en el hombro, confiándome que estaban orgullosos, que nunca habían dudado de mi, sin embargo, inexplicablemente, me seguía sintiendo vacío. Si, estaba contento con todo lo que estaba pasándome, no cabía duda que me había esforzado muchísimo por estar aquí..., sin embargo..., negué con la cabeza, prestando atención a lo que me decía alguien quien no tenía idea de quién era, fingí escuchar, asentí y sonreí de algún chiste que para nada me había parecido gracioso.

Miré para todos lados, la fiesta comenzaba a llenarse poco a poco, ¿porque Alex todavía no estaba aquí?

Aquella pregunta me sorprendió un poco, las cosas entre nosotros se sentían..., calmas.

Calmas era una buena forma de decirlo, cordiales, hablábamos más, ella se encontraba más confiada conmigo y yo también con ella, no podía negar aquello. Sentía que entre nosotros había como una especie de confianza natural, como algo simplemente cómodo. Nos entendíamos, nos entendíamos a pesar de que yo todavía no podía recordarla, a pesar de que sabía que a ella se le rompía un poco el corazón cuando me miraba como si esperara que mágicamente todos los recuerdos juntos volvieran a mi y yo..., yo había intentado, cada que podía, le preguntaba cosas, cosas que solíamos hacer y si bien se mostraba un poco evasiva con todo en general, se obligaba a sí misma a hablar y una vez que se ponía a hacerlo, no paraba y aquello no era algo que pasaba siempre, por lo que simplemente me quedaba escuchándola hablar de todo y nada al mismo tiempo, cosas que solían ser cotidianas para nosotros de las cuales yo no tenia idea y de las cuales, si tenía que ser completamente sincero conmigo mismo, no me veía haciendo.

De todas maneras, había algo en escuchar a Alex hablar de manera distraída que me cautivaba muy a mi pesar, porque ella no era muy habladora que digamos, pero una vez que comenzaba a hacerlo, gesticulaba prácticamente con todo su cuerpo, sus manos se movían aquí y allá, sus piernas se balanceaban, las escondía bajo sí misma, volvía a sacarlas, las expresiones de su rostro era algo que me resultaban adorables, pero no lo decía, algo siempre me lo impedía, y luego, cuando se percataba de que tenía toda mi atención, se sonrojaba de manera furiosa y luego se cerraba en banda, como si le diera vergüenza de que yo la escuchara hablar y aquello siempre me hacia dudar, porque se suponía que habíamos estado juntos un año, ¿por que se mostraba tan reacia a mostrarse como era completamente conmigo? Sabía que me ocultaba cosas y yo quería averiguarlas. Desesperadamente.

Volví a mirar en dirección a la entrada, me parecía raro que no me hubiera mandado un mensaje, aunque no era mucho lo que hablábamos por ahí que digamos, más que para preguntarme si quería comer algo en especial por la noche o cosas así. Aunque últimamente había dejado de hacerlo y como la mierda que sabía que era mi culpa, por haberle dicho que no cenaría con ella cada vez.

Carajo.

No podía evitar sentirme de la mierda conmigo mismo todo el tiempo y lastimosamente era algo con lo que estaba aprendiendo a convivir.

Suspire, frustrado, pensando que tal vez le había pasado algo, tal vez..., tal vez ella en realidad no quería venir. Me había dejado en claro que mi familia no le caía muy bien que digamos y no era para menos, nadie se había tomado el trabajo de siquiera intentar ser agradables con ella.

Mi nombre murmurado detrás mío me hizo girarme, creyendo que tal vez sería Alex, sin embargo me encontré con el rostro sonriente de Celie.

—Hey... —dije, repasándola con la mirada como por costumbre, solo porque tenia un vestido de color dorado que parecía destellar con las luces tenues del salón.

Sus mejillas se sonrojaron, para luego golpearme juguetonamente en el pecho.

—¿Como está el nuevo socio? —Pregunto, colocando su mano en mi brazo para dar un ligero apretón.

—Muy bien, gracias —respondí con una sonrisa amable, mis manos metidas en mis bolsillos, pero es que no quería hacer algo estúpido, tenía pareja y no podía envolver mis brazos en la cintura de Celie, por más que por un momento me hubieran surgido unas ganas locas de hacerlo, pero es que había momentos en los que me resultaba difícil aceptar que lo habíamos terminado, cuando el último recuerdo que tenía de nosotros dos, era estando juntos, prácticamente conviviendo.

Alex se merecía respeto, por más que no la recordara, lo merecía.

Celie parecía estar pensando lo mismo que yo, porque de repente su sonrisa se borro, dejando una mueca triste en sus finos labios.

—¿Como estas? ¿Ya llegaron todos? —Pregunté, intentando aligerar el ambiente.

Abrió la boca para responder, sin embargo no llegó a decir nada cuando sus ojos se clavaron en algo detrás mío.

Me giré y me di cuenta que no era algo, sino que era alguien: Alex.

Pude notar, a pesar de que se encontraba a varios metros de distancia, que Alex tenia las mejillas sonrojadas por la vergüenza y timidez, ya que, muy a su pesar, muchas personas estaban mirándola.

Y no hacia falta ser un adivino para saber que ella odiaba ser el centro de atención.

La repasé lentamente con la mirada: tenia un vestido que le llegaba por los tobillos, era de color blanco con flores rojas y azules estampadas en él. La parte de abajo le llegaba por encima del ombligo y luego tenia puesto un top a juego con el vestido, también con estampados florales, con unas cintas anchas para sostenerlo en su lugar y el escote recto. Se había hecho algo en el cabello, ya no tenía esos rizos descontrolados por lo que la escuchaba todas las mañanas quejarse cuando pensaba que no le estaba prestando atención, ahora estaba lacio, terminando en bucles justo por encima de su cintura. Nunca me había dado cuenta que tenía el cabello tan largo.

Sus ojos grises destacaban por un maquillaje tenue, sus labios en forma de corazón tenían un brillo de color rosado, aunque no podía distinguir si era porque se los había mordido mucho o era un labial.

—Si me disculpas... —murmure en dirección a Celie sin mirarla, pero es que sinceramente no podía quitar los ojos de Alex.

Ella todavía no me había visto, se movía nerviosa pasando su peso de un pie a otro en unos zapatos de tacón color plateados. Nunca la había visto usar zapatos, de hecho, por lo general ella solía siempre andar descalza, sin embargo no podía negar que le quedaban preciosos.

Miraba de un lado a otro, nerviosa, todavía no había entrado del todo a la fiesta, todavía algunas personas la miraban, pero ella estaba buscando a alguien.

Estaba buscándome a mi.

Camine a paso tranquilo hacia ella, fingiendo que en realidad no me latía el corazón de manera desenfrenada y como si sintiera mi mirada clavada en ella, Alex me miro y mis pasos vacilaron unos segundos, por que..., no sé porqué, simplemente que ser el objetivo de sus ojos grises me puso un poco nervioso.

—Hey tu... —murmuró en voz baja, luego de repasarme con la mirada y pude escucharla a pesar de la música que sonaba fuerte.

—Hola —respondí, con la voz un poco ronca, mientras que volvía a repasarla con la mirada.

De repente me golpeo el olor de su perfume, que había descubierto que me encantaba, era como si ese olor dulzón lograra tranquilizarme.

Se removió un poco incomoda presa de mi mirada, había algo simplemente excitante en la forma que siempre se retorcía cuando tenia toda mi atención.

Y esa sensación me encantaba, aunque la mayoría de las veces intentaba apartarla, restarle importancia, pero esta noche..., esta noche no lo haría.

—Estas... —me obligue a decir. Y sin poder evitarlo, volví a repasarla con la mirada.

—Creo que bonita es la palabra que estas buscando —murmuro ella en voz baja.

Cuando mis ojos se volvieron a clavar en los suyos, su sonrisa cedió un poco, tenia las mejillas tan rojas que pensé que iba a hiperventilar.

—Es que bonita siquiera llega a la mitad de lo que estas esta noche, Alex —respondí con mucha calma y también mucha sinceridad y sé que ella también se dio cuenta, porque de repente dio medio paso hacia atrás, sorprendida. —Estas avasallante —agregue, solo porque no quería que saliera corriendo. —Has sido la protagonista de todas las miradas esta noche.

Rodo los ojos, volviendo a acercarse ese paso que se había alejado.

Bien.

—Me pareció escuchar que una mujer aparentemente mayor, había traído un vestido en el cual se le traslucía absolutamente todo, estoy segura de que en cuestión de nada volverán a hablar de ella y se olvidarán de mi.

Me acerque un paso, uno pequeño y a ella medio se le entrecorto la respiración.

—Puede ser —murmure en voz baja, mis ojos bajando a sus labios llenos, no había sido labial entonces, sino ella mordiéndoselos por el nerviosismo. —De todas maneras no dudo de que vuelvan a hablar de ti en cuestión de nada, eres sencillamente la más hermosa de la fiesta —agregue y creo que ambos nos volvimos a sorprender con la sinceridad de mis palabras.

En un gesto que me resulto absolutamente ajeno a mi mismo, mi mano subió a su mejilla de manera delicada y mi pulgar, como por voluntad propia, tiro de su labio lastimado.

—Andando —murmure, luego de carraspear, mientras mi mano acariciaba su brazo hasta encontrar la mano de ella.

Sonreí un poco cuando toda su piel se erizo por mi contacto, sin embargo, no podía evitar también que mi corazón latiera desbocado y estaba un poco nervioso después de..., a decir verdad no tenia idea de cuando había sido la ultima vez que había estado nervioso.

Alex avanzo a mi lado, su palma estaba un poco sudorosa, señal de que estaba bastante nerviosa. La gente seguía mirándonos al pasar, en realidad la miraban a ella, por que aunque Alex no lo creyera, estaba preciosa.

Sus pasos vacilaron cuando vieron a mis padres y mi hermana, que hablaban con mis amigos y en ese momento quise hacer algo por ella, quise..., quería que se sintiera cómoda y muy a mi pesar, entendí que no había manera que se relajara con ellos, así que, de manera un poco abrupta, cambie de dirección.

—¿Que...?

—¿Bailarías conmigo? —Pregunte, sorprendiéndonos a ambos.

Pero la verdad era que estaba cansado de todos en esta fiesta, de los saludos, de las felicitaciones, de conversaciones que no me interesaban, por lo menos que en ese momento no quería tener.

—Taylor... —su murmullo fue tembloroso y cuando miré a mi alrededor, me di cuenta del porqué.

Nadie estaba bailando, la pista estaba allí, con las mesas a su alrededor, nosotros ya estábamos ya en el centro de ella, la música sonaba por lo bajo, había una banda tocando algo de lo que no tenia idea que era, eran los músicos que siempre contrataban mis padres para estos eventos.

Esto era una idiotez, de repente me sentí estúpido, fuera de lugar, lo cual era un poco irónico, teniendo en cuenta que esta era mi fiesta.

—Es una idiotez, tienes razón —murmure, queriendo salir de allí en ese mismo momento. Un poco de aire fresco me haría bien, sin contar que quería que Alex se sintiera cómoda, traerla al medio de la pista de baile vacía, con la gente murmurando a mi alrededor, bueno, digamos que no había sido mi mejor momento.

Vacile cuando vi que Alex tironeaba de mi brazo y cuando me gire a mirarla, vi que tenia una sonrisa pequeña en sus labios, casi tímida.

Nunca me había dado esa sonrisa, por lo menos no en este nuevo tiempo juntos, no que yo recordara.

—Bailare contigo —dijo ella y volvió a tironear de mi.

—No tienes que hacerlo —respondí de inmediato.

Para mi total sorpresa, ella rodo los ojos.

—No me hagas rogarte, Taylor —murmuro en voz baja.

En ese momento otra balada comenzó a sonar y mire aliviado en dirección al escenario, donde el cantante me guiño el ojo con complicidad. De repente, cuando miré a Alex, me sentí nervioso, porque no sabía muy bien que hacer.

Me adelante un paso, mis manos un poco temblorosas y ella por su parte hizo lo mismo. Creo que nunca habíamos estado tan cerca y una vez que sus manos se posaron en mis hombros, sentí que un poco de la tensión que sentía se disipaba.

Mi mano fue a su cintura y no me pasó por alto el estremecimiento que la recorrió, su piel se erizo cuando rocé mis dedos con su piel y no pude evitar la misma sensación que ella en ese momento. 

Con delicadeza tome una de sus manos de mis hombros para comenzar a movernos lentamente, con la música sonando por lo bajo. Alex todavía seguía un poco tensa, por lo que dándole un pequeño tirón, termine de juntar su pecho con el mío, ahora no había parte de nuestros cuerpos que prácticamente no se tocaran. Su cuerpo, de ser posible, se endureció aún más y cuando me estaba replanteando a mi mismo sacarla de su miseria y alejarme un poco, su nariz se hundió en mi cuello, aspirando tan profundamente que me pareció que quería guardarse mi olor en lo profundo de sus pulmones y basto solo aquello para que su cuerpo prácticamente se convirtiera en gelatina entre mis brazos.

Me obligue a mi mismo a no mirar a mi alrededor, sin embargo podía notar que la mayoría de las personas que estaban en la fiesta nos estaban mirando.

Mi pulgar comenzó a frotar de manera distraída la piel expuesta en su espalda y esta vez nuestros pasos eran casi iguales, balanceándonos lentamente, como si hubiéramos hecho esto cientos de veces.

«Tal vez lo hicimos...» Me recuerda mi conciencia.

—No tienes idea de lo mucho que te extraño.

El susurro de Alex contra mi piel me hizo vacilar un poco en mis pasos y por como ella había apretado mi chaqueta, supongo que se había percatado tarde que aquellas palabras susurradas, en realidad las había dicho en voz alta.

—Estoy justo aquí, Alex —susurre en su oído, cerrando los ojos cuando el olor de su cabello me golpeo.

Su nariz volvió a acariciar mi cuello, luego subió un poco, casi a mi mejilla en una caricia que me resulto intima.

—Ojalá pudieras recordarme —murmuro y baje la cabeza para poder mirarla a los ojos. —Ojalá pudieras recordarnos.

Me sorprendí un poco cuando encontré sus ojos llenos de lágrimas.

En todas estas semanas juntos, a pesar de todo, Alex nunca había llorado.

Nunca.

Y por más que en un momento aquello me hubiera resultado un tanto frio, ahora entendía que era porque ella en realidad odiaba llorar.

Odiaba que la gente a su alrededor creyera que ella era débil.

—Me encantaría mucho poder hacerlo, en verdad —respondí.

Y nuevamente, la sinceridad allí, en esas palabras, volvió a sorprendernos a ambos.

Si, a decir verdad, me parecía un poco difícil creer que habíamos conectado tanto, tanto como para que nos comprometamos. Para mi aquello, conociéndome a mi mismo, era casi imposible, pero..., pero después había otra parte mía que sentía un poco de curiosidad, que sentía muchas ganas de sentir todo tan intensamente como me decía ella que había sido lo nuestro.

—Supongo que lo resolveremos con el tiempo, ¿verdad? —Pregunto, un poco dudosa.

La canción que sonaba era conocida, aunque no estaba seguro de quienes eran los que la cantaban.

Nuestros ojos seguían conectados, los dos pozos profundos de Alex se sentían ahora, que la tenia tan cerca, como dos imanes.

—Yo simplemente no quiero extrañarte esta noche...

Parte de esa canción susurrada me sorprendió y no pude evitar mirar sus labios, el movimiento hipnotizante que hacía cuando los movía. 

—¿Como fue? —La pregunta salió casi sin mi permiso, pero por como se tensiono Alex, supe que sabía a que me refería. —¿Como fue la noche en la que nos conocimos?

Creo que era la primera vez que le preguntaba algo así, medio profundo, como por voluntad propia. La mayoría de las veces las conversaciones empezaban por algo que ella murmuraba y luego yo preguntaba, pero había veces que aquello medio que sentía como una obligación.

Alex esbozó una sonrisa tan triste que hizo que un malestar me recorriera, de todas maneras, antes de que dijera nada, ella se me adelanto.

—Tu... —carraspeo y no me pasó por alto que no me miraba a los ojos. —Tu me encontraste —susurro. Se relamió los labios y luego volvió a mordisquearlos.

—¿Donde? —Pregunte cuando pasaron unos segundos en silencio.

—Yo creo... —se cortó, como intentando recordar algo. No, en realidad estaba buscando las palabras correctas. —Yo creo que cuando nos conocimos, nunca nadie me había visto, no de verdad, pero tu, esa noche, tu lo hiciste, tu me viste.

Sus ojos subieron para encontrarse con los míos y ahora su sonrisa, si bien seguía siendo un poco triste, era más suave.

—Yo... —negó con la cabeza, un poco contrariada—, yo no estaba pasando mi mejor momento, estaba un poco... —negó con la cabeza de nuevo, soltando una risa un poco nerviosa. —Estaba un poco perdida, por decirlo de alguna manera, entonces tu... —bufo nuevamente, apartando la mirada. —Tu me encontraste —dijo, esta vez mirándome a los ojos.

»Tu me encontraste y fue como si... —me miró nuevamente, como si en realidad me estuviera viendo por primera vez. —Fue como si todo eso que había estado buscando toda mi vida, estuviera ahí, frente mío, tendiéndome la mano.

Sonrió, supongo que recordando algo.

—Esa noche, fuimos a tu departamento...

—Sin perder el tiempo, supongo —bromee.

Para mi sorpresa, ella rió, sus mejillas sonrojándose de un adorable rosado.

—Taylor —dijo, riendo y golpeando mi hombro.

—¿Y entonces? —Pregunte, porque en verdad quería saber.

—Entonces yo... —negó con la cabeza nuevamente. —Tu, tu solo estuviste ahí y va a sonarte tonto, pero... —suspiró, un suave aliento saliendo de sus carnosos labios. —Me diste un abrazo que se sintió como si todos mis pedazos rotos volvieran a unirse —agrego y no me pasó por alto como trago saliva con dificultad. —Me abrazaste Taylor, me abrazaste tan fuerte a pesar de que no me conocías y... —creo que ella siquiera se percató, pero su mano lentamente había subido para jugar con los mechones un poco largos que estaban en mi nuca. —Nunca te lo dije, pero..., habían pasado años desde que alguien me había siquiera abrazado.

» Y entonces tú..., tan desinteresado, hiciste algo que yo ni siquiera sabía que había estado anhelando tanto, por tanto tiempo —dijo, sus ojos abriéndose nuevamente para mirarme. —Tus brazos me encerraron contra tu pecho y muy a mi pesar, sin siquiera conocerte del todo, supe que todo iba a estar bien.

Asintió para sí misma, como si entendiera algo, como si recién ahora lo estuviera entendiendo.

—¿Y sabes que? —Preguntó, con otra de esas sonrisas. —Después de tanto tiempo, de tantos años, Tay, tu me devolviste las ganas, las ganas de ser, las ganas de sentir, de vivir.

No sabía que decir, ni tampoco como sentirme por lo que me estaba diciendo.

—Y no importa que pase —susurro nuevamente. —No importa que pase para nuestro futuro, porque yo siempre, hasta el día en que muera, hasta que no sea más que polvo de estrellas —me regalo una sonrisa secreta que no entendí muy bien, como si fuera un chiste entre nosotros, entre los viejos nosotros—, hasta ese día, voy a estar agradecida contigo, por haberte detenido por mi, por que te importara lo suficiente, a pesar de que no me conocías, te importo, Tay, a ti, de entre todas las personas, te importo.

Asentí, sin saber muy bien que otra cosa hacer, porque la verdad me había dejado un poco sin palabras, porque sinceramente, verme a través de los ojos de ella, me parecía mucho, era como si esa persona, esa buena persona que describía, sinceramente no fuera yo.

—Hey —murmuró, poniendo su palma en mi mejilla para que la mire nuevamente a los ojos. —Se que tu no me recuerdas, Tay —abrí la boca para decir algo, de todas maneras ella negó con la cabeza, poniendo uno de sus dedos en mis labios para callarme. —Solo quiero decirte, que he visto todo tu esfuerzo a lo largo de estos meses, he visto cada noche sin dormir, cada día de reuniones, de estrés, de preocupaciones, de nervios. —Su mano volvió a juguetear nuevamente con el cabello de mi nuca, no sé como, pero aquello me tranquilizo muchísimo. —Estoy muy orgullosa de ti, Tay.

—¿Que? —Pregunte, un poco sorprendido.

Ella sonrió de nuevo, negando con la cabeza.

—Estoy orgullosa de ti —repitió y no sabía que necesitaba que lo hiciera hasta que volvió a decir las palabras. —Nadie te regaló nada —siguió explicando. —¿Todas estas personas? Tienen mucha maldita suerte de tenerte, mucha y ellos, aunque no te lo digan, lo saben, porque lograste cosas que ellos siquiera se imaginaron que podían hacer, pateaste sus traseros vagabundos y estoy malditamente orgullosa.

La sonrisa de Alex era extremadamente contagiosa y me di cuenta que yo también sonreía cuando ella clavó sus ojos en mis labios.

No me pasó por alto el anhelo que había allí, las ganas que tenía de hacerlo, de besarme.

Nunca nos habíamos besado.

Casi sin ser consciente de lo que hacia, mis labios chocaron con los suyos, solo fue eso, un pequeño beso, un toque de nuestros labios que terminó demasiado pronto.

Cuando me separé, ella tenía sus labios en un mohín precioso y los ojos todavía cerrados. Cuando los abrió, la recorrió un sonrojo que me hizo sonreír todavía más.

—Ahí estás —murmuró, medio perdida en sus pensamientos. —Te he estado esperando...

Lo que sea que hubiera visto en mi mirada, fue como si le trajera a esa persona que yo solía ser antes, pero que ya no era y aquello hizo que mi sonrisa se perdiera un poco.

—A veces siento que no te merezco —me encontré diciendo. —Ni este nuevo yo ni el anterior.

Ella rodó los ojos, como si aquello le pareciera una locura.

—Vales más de lo que crees —murmuró.

La canción había terminado y de repente todos a nuestro alrededor aplaudían.

Alex bajó la mirada, completamente abochornada, pero sin siquiera darnos cuentas, nos habíamos convertido en el centro de atención de toda la fiesta.

Comencé a tirar de su mano, ella todavía tenía la mirada gacha, es por eso que frene y puse el dedo índice debajo de su mentón.

—La mirada arriba, Alex —murmuré.

Ella sonrió, volvió a sonrojarse de manera violenta y asintió.

Me di cuenta en ese momento de lo mucho que había necesitado sus palabras anteriores, creo que en lo que iba de la fiesta e incluso mucho tiempo antes, nadie me había dicho que estaba orgulloso de mi, nadie me había dicho que todo esto que había conseguido, no había sido por pura suerte, sino por mérito propio. Estaba donde estaba por que me había esforzado como la mierda, aunque no pudiera recordarlo. 

Y de repente, ese vacío que sentía dentro, comenzó poco a poco a disiparse...


***

HOLIS, ¿COMO ESTAN? 

ESPERO QUE BIEN

¿LES VIENE GUSTANDO LA HISTORIA? LES PROMETO QUE TODO LO BUENO ESTÁ POR LLEGAR, DE SEGURO MUCHAS SE PREGUNTAN COMO ERA TAYLOR ANTES? 

PARA ADELANTOS DE LA HISTORIA, SIGANME EN REDES:

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MUCHAS GRACIAS

DEBIE 

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