DIARIO DE ALEX

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10 de Octubre


Mi madre siempre me decía que prefería un silencio incomodo a una conversación forzada, pero veras, hay algo bastante relajante en escucharte hablar.

Se que lo haces por que no te gusta mucho el silencio, aunque me pregunto que hacías cuando yo no estaba aquí.

De todas formas, aunque nunca vaya a admitirlo, me gusta cuando me cuentas todo tu día: desde el momento en que llegas a la oficina, hasta el regreso a casa.

Siempre te percatas de que estás hablando demasiado, te disculpas y dejas de hacerlo.

Te doy siempre el intento de una sonrisa en respuesta, cuando en realidad quiero gritarte que sigas hablando, que me gusta y me relaja el sonido de tu voz.

Creo que en realidad hablas mucho porque esperas que te dé una respuesta, pero aquí está la verdad, Tay: yo no tengo nada que decir.

No soy interesante.

No tengo amigos.

Ni novios.

Ni un trabajo interesante.

Ni anécdotas.

Ni vida...

No soy nada, Tay.

Solo soy sombras y vacío y grises.

Y tu tienes todos los colores juntos, empezando por el verde de tus ojos.


20 de Octubre

Siquiera me había dado cuenta de lo que estaba haciendo, solo había tomado la libreta donde anotábamos la compra y me había puesto a dibujar.

Estabas contándome algo de ese nuevo caso y deje de prestarte atención, solo porque ya lo conocía de memoria, venías hablando de él desde la semana pasada, aunque jamás te diría que estabas contandome lo mismo de la noche anterior, no iba a arriesgarme a tener nuevamente los silencios que te obligaba a tener al principio. 

Estabas cocinando algún tipo de carne, que según tú, era tu especialidad (espero que se te de bien, Tay, porque en verdad no eres el mejor en la cocina) y estaba largando un olor exquisito.

Sé que sonará raro, pero aquello fue lo que me impulsó a dibujar.

La comida siempre me había dado ganas de dibujar.

Estaba sonando algo de Taylor Swift (ya que es mi día de elegir la música) cuando te asomaste por mi costado sin que me diera cuenta.

El dibujo en sí no estaba mal, habían pasado meses desde que había tenido el impulso de hacerlo.

Era una especie de atardecer.

A pesar de que el boli solo era de color azul, las sombras me habían quedado casi perfectas.

«Eres buena»

Chille cuando me sorprendiste de esa manera y tu, por supuesto, te reíste de ello mientras te disculpabas, aunque por la picardía que había en tu mirada, estoy segura de que no lo sentías tanto.

Automáticamente arrugue el papel en mi mano.

«No es nada» te murmuré, avergonzada.

«Pero Alex...»

«Que no es nada» insistí, esta vez un poco más brusco.

Y luego tire el papel al cesto, con la esperanza de que te olvidaras de ello.

Por supuesto no lo hiciste, porque tu siempre estabas buscando un motivo para molestarme, aunque tu digas que lo único que quieres es que viva de nuevo.

Pues déjame decirte algo Taylor, no quiero volver a vivir como tu dices, cada vez que lo intente, aquello me trajo muchos recuerdos y los recuerdos, por lo menos los míos, significan dolor.


21 de Octubre

La tarde siguiente, nada más abrir la puerta, dejaste una bolsa en la mesa llena de lápices de todos los colores.

Dijiste que tenias ganas de pintar.

No te creí, eres un pésimo mentiroso.

Fue la primera vez que sentí el impulso de sonreírte y de abrazarte.

No lo hice.


23 de Octubre

No toque los colores, por más que mis dedos picaron por hacerlo.

No quería ensuciarlos.

Me sentía sucia.


26 de Octubre

Crees que no me doy cuenta, pero cada que llegas en la noche, te veo abrir la caja de colores, esperando ver las puntas gastadas.

Me duele ver tu mirada de desilusión.

Lo siento Taylor, pero siempre termino decepcionando a la gente que me rodea.

Era cuestión de tiempo que lo hiciera contigo.


30 de Octubre

Hoy volviste cargado de bolsas que comenzaste a dejar por la mesa.

Había paletas, pinceles de todos los tamaños y medidas, pinturas, acuarelas, acrílicos, hojas, docenas de ellas.

Eran todos materiales profesionales que jamás imaginé siquiera tocar.

Abrí la boca, quise decirte que no lo merecía, todo aquello..., era demasiado.

Quería decirte que dejaras de molestarte conmigo.

Quise decirte que estaba rota, sucia, podrida por dentro, que no merecía nada de esto, nada de lo que tu hacías por mi. Pero cerré la boca, me di media vuelta ignoré todo lo que habías traído.

El día que dijimos adiósWhere stories live. Discover now