Jungkook salió de la tienda sintiéndose preocupado por sus deseos y pensamientos. Él siempre fue un Alfa libre de ese tipo de sentimiento.
Tenía un Omega del que se había enamorado pero no llegó a ser tan profundo como lo que estaba despertando por el chico rubio. Después de eso, conoció a otros Omegas y ninguno de ellos despertó en él el más minimo interés que no fuera solo dominar su cuerpo, solo por necesidad carnal.
Pero cuando miraba a Jimin, cuando olía a jazmín, la forma en que lo desafía y su personalidad, Jungkook siente que va mucho más allá. Ese Omega no solo se mete con su lobo, sino también con su mente y corazón.
Eso lo dejaba muy confundido.
—¡Mierda! —Jeon pateó un puñado de arena en la cima de una pequeña colina.
—¡Hijo de puta! —alguien gritó y él frunció el ceño cuando escuchó una voz que venía de abajo.
Jeon dio la vuelta a la pequeña colina y cuando llegó, vió a Seokjin pasarse las manos por el cabello, sacudiendo la cabeza para quitarse el exceso de suciedad que había caido cuando Jungkook pateó el montoncito de arena.
El capitán se rió de la escena.
—Lo siento, no te ví, Seokjin.
—Deberia hacerte comer esa arena. —el mayor resopló irritado
—¿Qué haces aqui solo?"
—Estoy limpiando esta concha de mar para Jimin y pensando en el acertjo del fragmento. Y tú, ¿por qué estás enojado? —frunció el ceño. —¿Dónde está Jimin?
—En la tienda, durmiendo. —Jeon respiró hondo. Sabía que podía confiarle cualquier cosa a su hermano y solo a él, Jungkook no le ocultaba nada. —Se las arregió para que lo dejara libre, Jin. Simplemente no lo amarré y no mandé a nadie a vigilarlo. —confesó irritado.
—Jungkook, solo estás actuando con el corazón. Está bien dejar que eso suceda. —Seokjin vió a su hermano suspirar confundido. ¿Crees que podría tratar de hacerte daño o huir de nuevo?"
—No estoy seguro. —Jeon se pasó las manos por el cabello y miró a su hermano. —¿Qué carajos me está pasando?
—Creo que ya sabes lo que es. —el médico sonrió. —Solo necesitas dejarte sentirlo.
—Eso no es bueno. —dijo Jeon, mirando el océano completamente oscuro. —Me estoy volviendo débil y manipulable
—¿Por qué eres tan cabeza dura? —Seokjin suspiró. Examinó el caparazón rosa y cuando estuvo satisfecho con su apariencia, se lo entregó al alfa. —¿Puedes entregárselo a Jimin? —el capitán tomó la pequeña concha y observó al doctor regresar al campamento.
Cuando él también regresó a su tienda, notó que el Omega todavía estaba despierto, sentado en la cama mientras leía un libro.
—Encontré esta copia por aquí, no tenía sueño y decidí leer un poco. —explicó Jimin, avergonzado por haber vuelto a tocar las cosas del Capitán.
Jeon reflexionó antes de indicar:
—Taehyung tiene una vasta colección de libros. Puedes tomar más de él si quieres.
—Ah, gracias. —Jimin sonrió y guardó el libro.
EI Omega estaba pensativo ya que el Capitán Jeon lo dejó solo, reflexionó sobre las cosas extrañas que su lobo sintió en el camarote del Capitán y la conversación que tuvo con Seokin.
Después de una buena lectura, Jimin sintió que estaba listo para irse a la cama. Pero el Capitán empezó a pasearse de un lado a otro, como si quisiera hacer algo, y eso llamó la atención del menor.
—¿Necesita algo? —preguntó Jimin viéndolo dar la vuelta.
Jeon se detuvo y lo miró. Caminó hacia la cama sosteniendo algo en su mano derecha.
—Sé que no es lo misma y no tiene el mismo valor sentimental para ti, —dijo Jeon entregándole el objeto. —Pero puedes usar este por ahora.
Lo que Jimin recibió en sus manos fue un hermoso collar hecho con perlas, con la concha rosa que recibió de Seokjin como colgante.
—Qué hermoso. —Jimin suspiró, mirando el objeto. —¿Tú hiciste esto?
—Si. Sé que no reemplazará al de tu familia, y no tienes que usarlo si no quier... —respondió, tratando de no parecer interesado en la opinión del Omega.
—Me encanta. —Jimin lo interrumpió suavemente. —Muchas gracias. Es muy hermoso. —Jimin le entregó el collar al Alfa y le dio la espalda. Jungkook no entendió lo que pretendía al principio, pero pronto se dió cuenta de que su intención era que el propio Capitán lo ayudara a ponerse el accesorio.
Jeon tomó el objeto y lo colocó con cuidado en el cuello del Omega. Jimin pasó los dedos por las perlas, se giró para mirarlo y preguntó:
—Entonces, ¿cómo se ve?
—Bien. —confirmó Jeon en voz alta y pensó: "Cielos, se las arregló para verse aún más hermoso. —Acuéstese en la esquina. Yo dormiré del otro lado.
Jimin miró la cama y luego al Alfa, tragando saliva.
—¿Vamos a dormir en la misma cama?
—¿Quieres dormir en el suelo? —Jimin negó con la cabeza. —Yo tampoco.
El Omega apartó la mirada avergonzado y respiró hondo. Se subió al colchón, se arrastró hasta el rincón y se acostó de espaldas al Capitán. Jungkook se quitó la parte más pesada de su ropa e hizo lo mismo. Ambos se quedaron dormidos de espaldas al otro.
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Jimin se despertó sintiendo presente el aroma de las rosas, pero Jeon ya no estaba allí.
Se levantó y se vistió, salió de la tienda y vió que los piratas ya estaban trabajando limpiando el casco del barco.
Jimin fue a la carpa que era la cocina improvisada, para preparar su desayuno. Entró y vio a Seokjin todavía sentado en una silla.
—Buenos días. —dijo el médico, tomando un plato y entregándoselo al Omega. —Te guardé un poco.
—Gracias.
Mientras comían, Seokjin notó el nuevo articulo que llevaba alrededor del cuello.
—Qué lindo. — dijo, señalando el collar.
—El Capitán Jeon me lo dio. Lo hizo él mismo. —informó Jimin, mordiéndose el labio con una sonrisa.
—Veo que te gustó mucho.
—Fue muy amable de su parte.
Seokjin lo estudió pero no dijo nada más, dejando que el Omega comiera en paz. Al terminar, Jimin llamó al mayor para una nueva conversación:
—Jin, hay algo que me preocupa mucho. Así que pensé que podrias ayudarme.
—Si, dime. Todo lo que pueda hacer para ayudar, lo haré
Jimin asintió, suspirando de alivio.
—Bueno, como sabes, nunca me he entregado a un Alfa. —se refería a la connotación sexual. —Mi primer celo fue a los catorce años y desde entonces he estado bebiendo tés, así que no siento nada durante ese periodo... Hoseok me contó cómo los Alfas de la tripulación pasan sus celos y no quiero estar encerrado en el sotano.
—Entiendo. ¿Qué sueles beber?
—Es el té de una flor llamada nenúfar.
—No creo que la tengamos con nosotros. —dijo Seokijin pensativo. —Pero estamos en Nabuco, ciertamente en el centro de comercio debe haber. Le pediré a Tae que te lleve a comprar un poco.
—¿Pero y el Capitán?
—No te preocupes, hablemos con él.
—Ni siquiera sé cómo agradecértelo.
—No necesitas agradecer. Soy el médico de la tripulación y mi trabajo es cuidar a la gente. —sostuvo la mano del más joven. —Y por supuesto, estoy feliz de ayudarte.
Jimin sonrió agradecido y lo siguió en busca del navegante. Una vez que encontraron a Taehyung, se dirigieron al Capitán, quien, en ese momento, estaba hablando con unos piratas sobre el plan para obtener el fragmento.
—Jungkook. —lo llamó Seokjin un poco más lejos, con Jimin y Taehyung a su lado. —¿Podrías venir aquí un momento?
El capitán asintió y se acercó a ellos.
—¿Qué quieren?
—Jimin necesita ir al centro a comprar algunas cosas, le pedí a Taehyung que lo acompañara.
—¿Qué necesita? Puedo ordenarle a alguien de la tripulación que lo haga.
—No, no... es un asunto privado. Cosas de Omegas...
EI Capitán estudió a Jimin, quien mantuvo la mirada baja, avergonzado. Suspiró asintiendo, no queriendo adentrarse en esa conversación ya imaginando lo que podría ser.
—Muy bien. —Jeon se volvió hacia los piratas justo detrás de ellos. —Hoseok y Yoongi acompáñenlos a la ciudad.
Los dos asintieron y se unieron a Taehyung y Jimin, donde se fueron de compras al comercio local.
—Bonito collar. —dijo Seokjin y su hermano lo miró sorprendido. —No sabía que tenias tal don para las joyas.
—Junbuu tiene dolor de espalda. —Jeon cambió de tema. —¿Por qué no lo revisas?
—Mi hermano menor se está ablandando de corazón. —Seokjin parpadeó, viendo que el otra rodaba los ojos.
Jungkook murmuró algo y luego se fue irritado, regresando para unirse a Namjoon y otros bucaneros.
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Jimin caminó un poco más adelante, observando todos los puestos de una feria en el centro de la plaza comercial de Nabuco. Taehyung lo siguió de cerca, con ambos Alfas a su lado.
—Para ti. —Hoseok abrió la palma de su mano y le mostró al navegante una brújula dorada.
—¡Guau! —Taehyung lo tomó y miró el objeto, sus ojos llenos de asombro. —¡Gracias, Hoseok!
—Tae, —Yoongi llamó su atención. —esta noche después de la cena, ¿te gustaria tomar ur poco de tequila conmigo? Podrías enseñarme a navegar mirando las estrellas.
—iPor supuesto! —Taehyung respondió de inmediato.
Hoseok miró al otro Alfa con una mirada molesta. Ambos intercambiaron miradas amenazadoras, mientras intentaban llamar la atención del navegante. Distraídos, no se dieron cuenta cuando Jimin terminó alejándose un poco más y rápidamente, ya lo habían perdido de vista.
—¿Dónde está Jimin? —cuestionó Taehyung deteniendo sus pasos.
—¡Mierda! —Hoseok gruñó y acusó al espadachín: —Es tu culpa, nos distrajiste con esa estúpida charla sobre las estrellas.
—iTú eres el que babea como un cachorro mirando a Taehyung, en lugar de prestar atención al Omega!
—¡Basta, los dos! —deliberó Taehyung. —Nis separaremos y lo buscaremos. Si volvemos al campamento sin él, el Capitán nos hará pedazos a los tres.
Los Alfas estuvieron de acuerdo y cada uno se fue por caminos separados.
Jimin estaba tan distraído con tantas flores, frutas, hierbas, vegetales y otras diversidades que caminó adelante y sin querer se alejó demasiado de los demás. En la distancia, pudo ver a algunos oficiales de la Marina Real entrando a una taberna. Por supuesto, todavía no tenían idea de su secuestro, pero si lo vieran solo, sin duda querrían saber qué estaba haciendo el hijo del gobernador solo por Nabuco.
Jimin estaba comprando flores en un puesto, con las monedas que recibió de Seokjin. La muy amable vendedora le entregó una canasta con las flores y sin pensarlo dos veces, trató de pasar desapercibido entre los muchos transeúntes, para que los oficiales no notaran su presencia. Entró en un calleión entre dos edificios y se apoyó contra la pared respirando profundamente.
El omega se detuvo a pensar y no entendía por qué se escondía de los oficiales. Esta era su oportunidad de obtener ayuda y finalmente ser llevado a casa. Seguramente lo llevarían al gobernador sano y salvo, no había por qué temer. Pero entonces, ¿por qué sus piernas no siguieron el mismo razonamiento lógico y sólo se quedó allí de pie?
Jimin no quería pensar en eso, pero su corazón ya tenía la respuesta. Nunca estuvo de acuerdo con lo que la sociedad estipulaba a los Omegas. Siempre fingió muy bien ser un Omega sumiso como le enseñó su padre, como la mayoría de la gente espera.
En ese momento, los matrimonios arreglados estaban en su apogeo. Los nobles buscaban las mejores familias para casar a sus hijos Omegas con Alfas respetados y de alta posición en la sociedad. Al igual que los Alfas que buscaban el mejor trato económico y un hermoso Omega para garantizar su descendencia.
Asi fue con la familia Park. Pero Jimin nunca quiso casarse con el Comodoro Choi. Aceptó el compromiso porque era un Omega recatado y obediente. Escondió su verdadera naturaleza, astuta y sagaz toda su vida. Su familia y la sociedad no parecían querer saberlo, pero Jimin tenía sus propias voluntades.
A pesar de que estaba bajo la custodia del Capitán Jeon, se sentía más libre experimentando un nuevo mundo en compañía de piratas, que en Corea, atrapado entre clases sobre cómo ser un buen Omega.
"Me estoy volviendo loco" pensó Jimin.
Estudió el lado por el que habían pasado los agentes, pero no los vio. Cuando pensó que era seguro salir de su escondite, Jimin se dirigió en la dirección opuesta. Casi dejó caer la canasta de flores cuando sintió que una mano la agarraba del brazo.
—¿Dónde estabas? —era Hosek. EI Alfa parecía enojado y aliviado al mismo tiempo.
—Comprando flores. —respondió Jimin, levantando la canasta y el pirata asintió, soltando su brazo.
—No te alejes de nuevo. Encontremos a los demás y volvamos al campamento.
Jimin lo siguió, siempre mirando hacia atrás, preocupado por si los oficiales lo habían notado. Como no vio ningún movimiento diferente, pensó que realmente había pasado desapercibido.
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