Lluvia y amor.
Lo que comenzó como una llovizna tranquila aumentó rápidamente. Marcelo caminaba junto a Sole que reía al saberse empapada.
Cuando ambos regresaron al hotel era evidente que todo rastro de una posible separación había desaparecido, sus manos no se habían vuelto a soltar y sus ojos se buscaban para después sonreír cómplices.
Los primeros en ser testigos de aquella unión fueron los meseros que retiraban las mesas del exterior, la pareja los saludó irradiando una paz que había estado ausente desde que ella se había marchado .
Dentro de la recepción los recibió una fuerte pelea entre Marissa y Olimpia.
- Tendrán que irse así como vinieron no creo que Marcelo perdone lo que ella le hizo, fue demasiado lejos Marisa...-
- Eso no es asunto tuyo, ellos decidirán que hacer y tú tendrás que respetar lo que el decida.
Sole se cohibio a lado de Marcelo , sabía que esa era una reacción a la que tendría que enfrentarse de ahora en adelante, la desaprobación de los seres queridos de Marcelo iba a ser muy difícil de sobrellevar.
Marcelo la sintió tensarse a su lado y con un apretón de manos quiso brindarle todo el apoyo que podía.
- Olimpia.- dijo claro y fuerte para que la mujer se enterara que no estaban solas. - Quiero que terminen ésta discusión sin sentido. No quiero oír otra palabra acerca de esto ,el tema para mí está zanjado. Si me entero que alguien más está hablando de esto en el hotel no tendré contemplaciones, se irá de inmediato no me importa quien sea .-
Sole lo miró preocupada , su mirada era seria y demostraba que no estaba jugando.
Marissa sonrió contenta al verlos juntos y visiblemente enamorados.
- ¿Todo está bien entre ustedes?- preguntó dejando de lado a una estupefacta Olimpia que no podía creer lo que veían sus ojos.
- Mejor que nunca. - reconoció sin dejar de mirar a la ojiverde que lo miraba con la misma adoración.
- ¡Que bueno! Siempre me ha dado miedo conducir en la lluvia...- dijo la muchacha aliviada de no tener que regresar hasta Roma con ese clima de tormenta.
- ¿ Pensabas irte?- le preguntó Marcelo preocupado.
- No creí que el día terminara de esta manera, venía preparada para lo peor...- admitió con vergüenza.
El sonrió culpable, había sido causante de mucha angustia en su mujer y debía repararlo.
- ¿ Dónde está Alba? - le preguntó a su cuñada ya que Oli seguía en shock.
- Jugando con unos niños, presumiendo los regalos que su madre le trajo de Escocia...-
- Deberíamos llevarla a casa , no he estado con ella y la extraño...- le pidió la muchacha con ojos suplicantes a su pareja.
- Mírala jugar , no quiero interrumpirla ya vendremos a buscarla más tarde, ¿Te parece?-
Sole asintió al verla reír con un grupo de niños.
De pronto el mareo volvió y se tuvo que apoyar en Marcelo .
- ¿Estás bien?- quiso saber el con preocupación.
- Si , pero tal vez debamos quitarnos está ropa mojada o pescaremos un resfriado.-
Marcelo asintió y sin despedirse de nadie la guió de nuevo a la casa de ambos , una vez en su habitación se quitaron la ropa sin dejar de mirar al otro y dentro del baño se sumergieron en un baño caliente y relajante.
- Estás más delgada...- dijo el mientras recorría sus hombros con los labios.
Sole no le respondió de inmediato, estaba disfrutando de esa muestra de amor.
- ¿Te enfermaste?- preguntó esta vez.
- Algo así...- reconoció ella con una sonrisa traviesa.
Sole abandonó el confortable espacio que era su espalda y se sentó sobre el provocando que su mirada se oscureciera.
- Estoy enferma de amor por ti...- dijo ella cerca de su oído arrancándole una risa ronca al hombre.
- Espero que esa enfermedad nunca te abandone...- dijo el sobre sus labios.
- Nunca...- dijo antes que el terminará por iniciar ese contacto que tanto necesitaban.
Marcelo la besó con lentitud queriendo aprender de nuevo como hacerlo, aprender pasó a pasó como encender el fuego del corazón de esa chica, Sole jadeó sobre su boca cuando su lengua encontró la suya sometiéndola a un ritmo que calentó cada fibra de su ser.
Por iniciativa propia Sole comenzó un vaivén de caderas que terminó con la poca cordura que le quedaba al italiano, incapaz de aguantar un segundo más Marcelo se internó en su cuerpo y comenzó esa tortura que sabía a placer. Besos, jadeos, suspiros y promesas de amor, en la intimidad de ese lugar volvieron a ser uno solo.
Entrada la noche la pareja cenaba junto a su hija y Marisa algo que el italiano había cocinado.
Marcelo reía por algo que su hija le mostraba en su celular y Sole no podía hacer otra cosa que observarlos embelesada.
- ¿Hubo sexo de reconciliación?- preguntó en un susurro Marisa a su hermana.
Sole estuvo a punto de atragantarse con la comida y Marisa soltó una carcajada llamando la atención de padre e hija.
- ¿Todo bien?- quiso saber el al verla enrojecer de repente.
- ¿Por qué estás tan roja, mami?- Alba miraba la escena sin tener la menor idea de lo que se hablaba.
Sole pateó con fuerza la pierna de su hermana y con una sonrisa para que sus amores se tranquilizaran dijo . - Ya estoy bien, ya estoy bien, solo fue algo que comí...-
- No digas esas cosas enfrente de Alba ...- la reprendió Sole.
Marissa al ver que padre e hija habían vuelto su atención al teléfono sonrió divertida.- no me escucharon, ¿ya le diste la noticia...?-
Sole negó nerviosa y ansiosa. - Mira lo felices que están, sobre todo Alba ,en serio me preocupa su reacción.
- Tarde o temprano debes decirles... no pasará mucho hasta que lo noten.-
- Lo haré pronto, solo tengo que encontrar el mejor momento...-
Marcelo era consiente de como su mujer y su cuñada compartían un secreto que a él le causaba mucha curiosidad más decidió no presionar en ese momento , esperaría con paciencia a que ella se lo contara.
Una vez que terminaron de cenar , Sole lavaba los platos mientras Marisa jugaba con la niña y unas muñecas que la había traído de su viaje.
- ¿Cómo estás? - preguntó el abrazándola desde atrás.
Ella no pudo reprimir el bostezo que salió de su boca.- Muero de sueño...-
- Vamos a la cama...-
Sole asintió con una sonrisa radiante.
- No tienes idea de lo mucho que extrañé oírte decir aquello...-
Marcelo depositó un beso corto en su mejilla y se giró hacia su hija no sin antes hacerle una promesa a Sole. - No volverás a extrañar eso nunca más .
La niña que había estado jugando con su tía se acercó a sus padres que la habían llamado dos veces antes que ella abandonara ese juego que la había mantenido entretenida.
- ¿Lista para dormir cangrejito?- dijo Sole tendiendo sus brazos para cargarla .
-¿Me puedo quedar con mi tía hoy?- preguntó ella tal y como su tía le había ordenado que hiciera.
Sole y Marcelo compartieron una mirada confundidos , más no lo cuestionaron , en el fondo deseaban estar solos al menos unos días.
Una vez que entraron a la habitación ella se deshizo de la ropa y busco una camisa de el que le quedaba como un vestido . El la vio hacer aquello con una sonrisa radiante en la boca , una vez que estuvieron en la cama se abrazaron y disfrutaron el contacto hasta que ella decidió hablar, no podía callar aquello un minuto más .
- Tengo que contarte algo pero no le puedes decir a Alba , no hasta que estemos de acuerdo.-
-¿ Qué ocurre?- quiso saber el curioso, las penumbras de la habitación no permitían ver si el rostro de ella era de felicidad o de angustia .
- Yo ... - Sole se sintió nerviosa de repente, con Alba no había tenido oportunidad de revelar su embarazo y era por eso mismo que había decidido decirlo así sin más , sin revelación sorpresa o alguna fiesta .- Estoy embarazada...-
Marcelo creyó haber oído mal, tal vez era el cansancio que le estaba jugando una mala pasada, tal vez era la emoción por tenerla con el nuevamente. -¿Qué?-
Sole giró hasta quedar frente a frente y después de darle un beso en la mejilla habló.- Estoy embarazada, vamos a ser papás.-
Ésta vez Marcelo entendió que no había escuchado mal, soltó una carcajada de alegría y abrazó a la muchacha con fuerza , Sole rio por lo efusivo de su entusiasmo y busco su boca con urgencia.
- Gracias , gracias... gracias por existir Sol de mi vida... -
Sole sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas y se abrazó a el con fuerza. -¿ Estás feliz?-
- Muchísimo... es lo mejor que he escuchado en mi vida, la mejor sorpresa ...¿ cuando lo supiste? ¿ de cuánto estás? -
Sole se incorporó en la cama al igual que el y comenzó a contarle de los malestares que había tenido los últimos días y como había creído que se debían a algún virus. Marcelo la escuchaba atento y divertido.
- Un bebé ... - dijo el sin dejar de sonreír.- aunque soy muy viejo para ser padre nuevamente.
- No eres tan viejo ...- le dijo ella divertida.- solo tendrás que mantenerte en forma para resistir la crianza de los niños.-
- Lo haré . - prometió Marcelo.- Desde mañana entraré a un riguroso entrenamiento .-
Sole rompió a reír- Tu te pondrás en forma mientras y yo perderé la forma, espero cuando de a luz tu me ayudes a volver a mi peso normal , créeme lo voy a necesitar...-
- ¿ Qué dices mi amor? Estás preciosa...- dijo el mientras se deshacía de la camisa que ella usaba como pijama .
- Si ,pero este embarazo es diferente...- mencionó ella con cautela .
- ¿Por qué habría alguna diferencia con el de Alba?- quiso saber el curioso mientras sus dedos comenzaban a explorar el cuerpo de la dueña de sus pensamientos.
- Porque son dos bebés...- susurró ella en su oído cuándo comenzó a besar sus hombros.
- ¿ Dos...dos bebés?- preguntó el sin salir de su asombro.
Sole acarició sus mejillas con cariño sintiendo el cosquilleo que esa barba que tanto había extrañado dejaba en sus dedos.
- Yo tampoco lo puedo creer, pero yo misma lo ví son dos bebés, gemelos...-
Ambos de rodillas sobre la cama se abrazaron con fuerza por la emoción de aquella noticia, Marcelo comenzó a repartir besos en sus mejillas haciéndola reír feliz y enamorada.
- ¿De cuánto estás , amor?-
- Muy poquito, tres semanas pero eso sí... estos bebés están dando mucha guerra desde ahora, me da algo de miedo lo que me espera en los próximos meses.-
- Tres semanas...- dijo el con una sonrisa enorme en el rostro.- Olvídate de trabajar, te vas a dedicar a descansar como no lo has hecho en estos últimos años.-
Eso no le gustó a Sole y su semblante lo demostró.- No puedo dejar de trabajar, hay varios eventos próximos y cosas que quiero hacer.-
Marcelo tomó su rostro con ambas manos y le dió un beso profundo que hizo que se olvidara del resto del mundo por unos momentos.
- No has parado ni un poco en cinco años , me toca a mi llevar las riendas de este lugar y a ti descansar, lo vas a necesitar por tu bien y el de los niños...-
- ¿Y si son niñas? - preguntó ella con una sonrisa casi infantil.
Marcelo se cruzó de brazos y lo pensó unos segundos.- Creo que tendremos un niño y una niña.-
Sole soltó una risita divertida y se abrazó a su cuello. - Yo creo que serán dos niñas... solo me preocupa Alba, se pondrá muy celosa, recién te recuperó y ahora tendrá que compartirte con dos personitas más, no sé cómo lo vaya a tomar...-
- Estará bien ya lo verás... no pienso descuidar a mi hija ,ella es el centro de mi universo junto contigo, no hay nada más que me importe que no sean ustedes dos.-
- Ya quiero que nazcan...- confesó ella volviendo a recostarse y siendo abrazada desde atrás por el, era una delicia sentirlo tan cerca de ella, oler su perfume y escuchar su hermosa voz hablarle con amor nuevamente, había creído que tendría que renunciar a todo aquello.
- Yo también...- confesó el acariciando su vientre plano.- aunque quiero que lo disfrutemos paso a paso, cada etapa del mismo sin preocuparnos por nada más.
- No se que tan complicado sea un embarazo de gemelos, así que deberíamos aprovechar estos primeros meses para hacer el amor...- dijo ella con un tono serio que hizo que el riera y la apretara más contra si.
- Es una prioridad señora Caiazzo...-
- Señora Caiazzo... siempre me ha parecido tan lejano tener tu apellido, Alba tiene mis apellidos debemos corregir eso también, quiero que mi familia tenga tu nombre como estandarte.-
- Así será,¿te gustaría retomar nuestros planes de boda ?-
Sole giró nuevamente estando frente a frente y asintió con una emoción desbordando de sus ojos verdes. - Nada me gustaría más en el mundo, aunque he pensado que ya no quiero algo muy grande, quiero algo muy íntimo solo con las personas que nos quieren a ambos... no quiero malas vibras en ese evento.-
Marcelo entendió que Sole se refería a sus padres, posiblemente a Olimpia y algún otro familiar y amigo que había hablado mal de ella. - Será como tú desees, quiero que estés feliz y tranquila en nuestro día...-
Sole lo vió levantarse y acercarse a un pequeño cajón cuando regresó traía consigo una pequeña caja de terciopelo en color plata, al entender que era aquello se le llenaron los ojos de lágrimas, lágrimas que aumentaron al verlo hincarse frente a ella.
- Debido a todo lo ocurrido no tuve tiempo para darte algo que compré recién llegué al hotel, un viejo amigo joyero hizo esta pieza especialmente para ti, no hay otra joya igual en el mundo como tampoco hay otra mujer como tú ... Sole Greco Esposito , ¿quieres convertirte en mi esposa de una vez por todas? -
Eso último hizo reír a Sole quien asintió entre lágrimas y se reunió con él en el suelo dándole un beso largo y apasionado. - Si quiero...- dijo una vez que estuvo satisfecha de él.
Marcelo colocó una pequeña sortija en la que un zafiro relucía rodeado de pequeños diamantes. Sole lo admiró completamente asombrada, le recordaba al mar, le recordaba a sus ojos, al verlo era imposible no pensar en él.
- Es precioso, me encanta...-
Marcelo sonrió complacido y abrazó a la dueña de sus desvelos con suavidad, ahora que sabía lo del embarazo no quería ser brusco con ella de ninguna manera.
- ¿Por qué no me dijiste lo del embarazo desde un principio?- quiso saber con curiosidad.
Sole aceptó la mano que el le ofrecía para levantarse y una vez de pie lo miro fijamente a esos hermosos zafiros que la mantenían enamorada desde años atrás. - Porque no quería que te quedaras conmigo solo por eso, no quería que te sintieras presionado, quería que me eligieras porque así lo quiso tu corazón...-
Marcelo acunó su rostro con ternura , el rostro ovalado de Sole siempre la había parecido precioso, sus pómulos se notaban aún más debido al peso que había perdido y esa barbilla respingada le parecía perfecta , toda ella era perfecta pero lo que más amaba eran esos hermosos ojos verdes que se habían adueñado de él apenas los vió, era la mujer de su vida. ¿como podría elegir no estar a su lado?
- Tendría que estar loco para no querer estar junto a ti , eres mi vida entera Sole...-
Sole lo abrazó con fuerza buscando el consuelo que esas palabras le brindaban, buscando alejar esos malos sentimientos que aún se negaban a marcharse.
Pasaron varios minutos así abrazándose el uno al otro, escuchando de fondo como las olas golpeaban la arena en la playa y alguna que otra gaviota en el horizonte se alejaba rumbo a lo desconocido, había dejado de llover y la luz de la luna se internaba en la habitación que la pareja compartía dando una atmósfera única e íntima.
- Quiero casarme pronto, no quiero esperar...- le confesó ella de repente.
- ¿Qué tan pronto?- preguntó el con una sonrisa divertida al ver la determinación en sus ojos.
- Me casaría mañana contigo si es posible, solo no quiero esperar...- le pidió ella con ojos suplicantes.
- Quiero que tengas la mejor boda posible, la que siempre soñaste...-
- He soñado con ser tu esposa desde hace más de cinco años, no quiero esperar más... solo te quiero a ti.-
Marcelo la besó con dulzura rebasado por esos sentimientos que ella despertaba en el.
- Entonces tendremos que apurarnos con los preparativos... ¿ Podríamos pedirle ayuda a Sonia?- quiso saber algo apenado por la partida de la mujer que era lo más cercano a una suegra.
- Claro que sí...- dijo ella con una sonrisa radiante.- Estará encantada te lo aseguro...-
- Bien. Veamos que tan buena es para organizar una boda en dos semanas...-
- Estará fascinada con el reto...-
- Vamos a dormir futura señora Caiazzo, debes descansar más que nunca...-
- Planeaba hacer algo antes de dormir...- le dijo ella en tono juguetón una vez que estuvieron bajo las sábanas.
- ¿Qué planeabas...? - quiso saber el hechizado al verla deshacerse de su ropa interior.
- Tenemos que aprovechar el tiempo... Alba no está y mi embarazo recién comienza... -
Marcelo sonrió seductor y como un león que ataca a su presa devoró la boca de esa hermosa mujer y se dedicó a demostrarle con creces lo mucho que lo había extrañado.