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Resumiendo todos aquellos años de Hogwarts vividos, Leah se hacía una y otra vez la misma pregunta. ¿Quien era el verdadero villano?
El mundo era cruel. No veía nada justo que el destino del mundo mágico tuviera que estar en manos de adolescentes. No hablaba solo de ella.
—Aún no entiendo porque quieres venir. Ellos te odian, ¿lo sabes?
—Lo se. Pero debo.
Draco Malfoy suspiró con gran pesar al ver aquella gran carpa y al lado la madriguera Weasley. Se repetía una y otra vez que lo hacía por la chica. Una y otra vez.
Esta por otra parte, miraba con cierta nostalgia a todos los lados, intentando ver alguna cabellera pelirroja o cara familiar. Parecía todo tan desconocido.
—Estaré junto la bebida, si necesitas algo no dudes en decirme.
Por la cabeza del platinado pasaba la idea de despedirse con un beso, pero no sabía si la chica daria su consentimiento. No quería incomodarla, menos en aquel momento. Diablos, ¿en que pensaba?
Y Leah solo pensaba en si estaría bien abrazarlo, o mostrarle algo de afecto. Siempre se había mostrado fuerte delante de él. ¿Acaso Draco sabía lo muy débil que se volvía estando a su lado?
—Está bien, cuidado, y que no te vea nadie. No queremos mas problemas.
El chico asintió y le sonrió tristemente i algo tímido. Luego de eso volteó en dirección a las bebidas que habían en la fiesta y suspiró con algo de cansancio mientras se acercaba con mucho miedo. Estaba aterrorizado.
Pero prefería pasar miedo a dejarla sola. No iba a perderla de vista.
—¿Debería llamar a Harry?
El platinado no podía tener paz alguna. Miró a la castaña maldiciéndose una y otra vez. Tal vez si hubiera sido más amable con Hermione Granger en el pasado ahora, quizás, le haría un favor.
—Vale, que tengo que hacer para que me dejes en paz y no le digas a nadie sobre que estoy aquí. ¿Dinero?
Hermione frunció el ceño muy confusa. Tendría que llamar a alguien, ya. Pero si bien era lista, también era demasiado curiosa como para no escuchar al platinado.
Se puso algo escondida al igual que lo estaba Draco y suspiró, sabiendo que estaba haciendo mal. Al mismo tiempo, le comía la intriga.
—¿Que haces aquí?
No es de tus asuntos, sangre sucia.
—Nada malo, lo juro.
La chica fruncía el ceño más preocupada aún. Miraba por los alrededores hasta que vio lo mismo que el platinado no había dejado de seguir durante todo ese tiempo.
—¿Leah también?
Al escuchar su nombre, el chico miró por primera vez a Hermione la cual se empezó a poner nerviosa. No quería aparentarlo.
—No tenemos pensado hacer nada malo, ella solo quería venir para hablar con su hermano.
Si pudiera, la mataba ahora mismo.
—¿Algo más?— preguntó el mismo al ver que la castaña no respondía.
—¿Porque Leah quiere hablar con Harry? Él la odia.
—Lo se. Supongo que ella si tiene corazón.
Duras palabras pero ciertas. Hermione le daba pena, coraje, los Potter debían estar unidos. No entendía aquella rivalidad. Suponía que siempre había sido así.
—Es curioso, no pareces el de siempre.
Es curioso, no quiero morir.
—No tengo otra opción. ¿Que quieres que te diga sang...-Granger.
La castaña miró alrededor esperando que nadie los viera. Luego pasó de nuevo a Leah i la observó. Sonrió sin alegría.
—Aún con esas ojeras sigue siendo hermosa.
—Lo es.
—Acabas de...
—Cállate Granger.
A la chica le empezó a surgir una pequeña sonrisa al ver lo enamorado que estaba el platinado, no obstante alguien le tocó el hombro asustándola.
—¿Hermione?— seguido esto, pasó la mirada al platinado.— ¿Que cojones?
—Ron... por favor. No grites.— le pidió esta haciendo que el pelirrojo la mirara muy mal.— Se que no es normal, pero por favor, déjame explicarte primero.
—Tu, tú eres una traidora, igual que este gilipollas.
Seguido de eso, Draco con mucho miedo retrocedió esperándose lo peor. Hermione por otra parte estaba odiando sentir lástima por la pareja.
—Yo... no se que estoy haciendo, ¡ahg! Ve a por Leah y salid ahora. Intentaré distraer a Ronald.
El platinado no preguntó por qué, ni esperó a salir de allí algo alterado buscando a la chica la cual aún no había encontrado a su hermano.
—Leah... Leah... ¿donde estás?
Miraba el panorama maldiciéndose que la había vuelto a perder, y a ese punto todos o prácticamente todos lo habían visto. Murmullaban. No le gustaba nada.
—Malfoy.
—Te lo dije Harry, y tu hermana también está aquí. Seguro que traman algo.— dijo Ron detrás de Harry el cual miraba con odio al platinado.
—¿Draco?— preguntó Leah apareciendo junto con George el cual no estaba entendiendo nada.
—Ellos no tienen pensado hacer nada. Me lo ha dicho.— empezó a decir ahora Hermione, ganándose una mueca de Ginny la cual miraba expectante a todos.
—¿Estas bien Hermione?— le pregunto Harry sin poder creérselo.
—¿Has hablado con Hermione?— le preguntó ahora Leah al chico el cual no se movía.
—No estabas buscando a Potter, al parecer querías una comadreja. Ahora voy entendiendo todo.
—¿Alguien puede decirme que cojones está pasando? ¿Porque nadie los detiene? ¡Son malos!— gritó Ron muy enfadado.
Nadie pudo responder. En aquel momento una explosión junto con mortifagos empezaron a atacar la boda como si fuera una emboscada.
—No...
Todo era desastre, la gente gritaba i era un horror ver a todos llorando i muchos desapareciéndose. Había sido un fracaso.
Por otra parte Leah lo tenía muy claro. Había estado espiando a su hermano para conseguir lo que quería. La única manera de conseguir matar a Voldemort era deshaciéndose de los horrocruxes que había creado este mismo. En su misión de espionaje, George la encontró y está para disimular le dio plática.
—Draco, tenemos que irnos, ¡ahora!— dijo está tomándolo de la mano.
—¡Harry! ¡Se escapan!— gritó el pelirrojo señalando a la pareja.
—¡Hay que seguirlos!— gritó el azabache.— ¡Ahora!
En el momento que Leah empezó a desaparecer junto a Draco, Harry junto Ron y Hermione, le tomó con fuerza el brazo al platinado, transportándose así con ellos y despareciendo de la boda sin despedirse de nadie.
Fue una sorpresa de encuentro cuando los cinco aparecieron el las calles.
—¿¡Que diablos te pasa!?— dijo la chica empujando a su hermano el cual fue protegido por Ron el cual se pudo en medio.— Tu no te metas cabeza naranja. Esto es entre Harry y yo.
—Sabias que habría una emboscada, todo es culpa tuya, como siempre. Pero ahora os hemos seguido y no pienso dejar que os vayáis.— respondió este apuntándolos.
—¿Como crees que sabíamos todo esto? Es obvio que esta emboscada no era para vosotros, idiotas. Están buscando a Leah.
Todos miraron a Draco el cual se abrazaba a sí mismo por el frío. Este se veía molesto. No se sentía nada seguro, menos a que alguien lo apuntara directamente.
Ahora, mientras Harry y Ron apuntaban a Leah y Draco el qual mantenía su brazo delante de ella protegiéndolo, Hermione intentaba descifrar todo aquello.
¿Que debían hacer?