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Harry junto con Ron y Hermione entraron al tren, listos para ir a Hogwarts y algo nerviosos pero el que más, el azabache buscando con la mirada a su hermana.

—Estoy seguro de que Leah está bien, es decir... tiene amigos ricos.— intentó animar el pelirrojo a su amigo.— Hasta estoy seguro que se ha ido a una de esas mansiones super lujosas, no te preocupes por eso.

La castaña miró algo curiosa a Ron y negó mientras rodaba los ojos.
—Que tengan dinero no es motivo para no preocuparse, Harry... ¿por qué no vamos a mirar por la parte Slytherin?— explicó esta mientras seguían caminando.

El azabache bufó, cansado pues su cicatriz no le había dejado de doler bastante en los últimos días. Entró en un compartimento y se sentó algo adolorido para descansar.

Lo que no sabían era que había un hombre allí, dormido, y que daba escalofríos.
—Remus Lupin... supongo que será el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras.— anunció la chica sentándose al lado de Harry e ignorando al hombre.

Ron se sentó al lado del profesor dormido y suspiró mientras sujetaba su querida rata. Miró al azabache y frunció el ceño.
—¿No os parece que hace bastante frío?— dijo este mirando por la ventana.— Que raro...

Hermione se puso de pie para salir al pasillo el cual de repente se había apagado la luz e intentó visualizar algo, pero nada, así que por seguridad entró y volvió a cerrar.

—¿Qué está pasando?— preguntó Harry mirando también por la ventana al sentir como poco a poco el tren iba reduciendo su marcha hasta detenerse por completo.

Así mismo, Leah la cual estaba de lo más tranquila leyendo un libro que Theo le había dejado, miró a su alrededor para darse cuenta que se habían parado en medio de la nada.

El castaño le había dicho que iba a buscar a sus amigos para poder estar todos juntos, pero nunca volvió. Y ahora se encontraba sola, o al menos eso notaba ella.
—Esto si que es una novedad...— murmuró para ella misma.

Decidió ir a investigar, porque, ¿Qué era la vida sin un poco de riesgo? Si, sin duda toda una idiotez pues al ir vagando por los pasillos del tren buscando a alguna cara conocida, un tipo de espíritu maligno apareció delante de ella.

—Wow.— dijo mientras sacaba su varita, con la intención de defenderse, no obstante, Leah no tenía ni idea contra qué se estaba enfrentando. Rápidamente, el espíritu, empezó a absorber sus recuerdos, momentos felices... ¿Qué era esa cosa?

¿Por qué no podía hacer nada para detenerlo? ¿Por qué se sentía tan mal de repente?

Chicos y chicas empezaban a salir para ver el espectáculo, y nadie sabía como salvarla así que solo podían desearle lo mejor a la chica.

—¡Leah!— se escuchaban los gritos de Pansy junto con los de Theo y Blaise.
—¡Tenemos que ayudarla!— decía el moreno muy preocupado, pidiendo ayuda.

—Estamos hablando de un dementor, ¡no podemos derrotar esa cosa!— murmuraba Theo tapándose la cara de desesperación sin querer ver la imagen de su amiga siendo absorbida por un espíritu maligno.

Al mismo tiempo, Harry tenía el mismo problema. A ese momento, no sabía que podían hacer para salvarlo. Per claro, el azabache tuvo suerte que Remus Lupin se encontrara ahí para conjurar un partonus, transformando un humo azul, reluciente, en la forma de un lobo, espantando al dementor a tiempo.

—¡Harry!— gritaron la castaña y el pelirrojo al ver como el azabache se desmayaba de golpe.
—Profesor Remus, tiene que hacer algo.— pedía Hermione a lo que el hombre miró por los pasillos algo preocupado.— ¿Profesor Lupin?

El hombre sabía que si le había pasado aquel incidente a Harry también le pasaría a Leah. Tenía que ir a buscarla como fuera.

—Debo irme, volveré en cuanto pueda, lo siento.— fue lo último que dijo antes de desaparecer casi corriendo en busca de la niña.

Remus Lupin llegó a tiempo. No a salvar a la chica, sino que, llegó a tiempo para ver como un patronus en forma de perro la salvaba, eso si que era una sorpresa.

—Canuto...— susurró para él mismo viendo como ahora la chica se encontraba sentada en el suelo, sin expresión visible, neutra, sin responder a ninguno de sus amigos.

—Crabbe, Goyle apartad, ¡vamos!— se empezó a escuchar una voz entre la multitud.— Que... ¿Qué ha pasado?

—Leah, ella... ella está bien, gracias al patronus del profesor, ¿cierto?— explicó Theo mirando al hombre el cual estaba más que estático.

Remus miraba a la niña y una pizca de nostalgia se apoderó de él. Tenía los ojos de James. Su misma cara traviesa.

En ese instante, el hombre quería abrazarla tan fuerte y no soltarla pues, había pasado tanto tiempo desde que se separaron, tan solo era un bebé. Ahora al fin, estaba allí, delante de sus ojos.

Eso, hasta que noto como el miedo empezaba a notarse a su lado, encontrándose con cierto platinado el cual no se atrevía a acercarse a Leah.

Era curioso, los instintos de Remus no fallaban, Draco Malfoy estaba sufriendo al ver a la chica en ese estado, sin embargo, al contrario que sus amigos, el chico estaba de pie sin acercarse manteniendo distancia.

A lo mejor quería guardar las apariencias... pensó mientras colocaba su mano en el hombro de este llamando la atención del corazón del platinado el cual latía con rapidez.
—Deberías ver cómo está, necesita apoyo de sus amigos.— fue lo único que murmuró para irse de allí.

Y Draco lo pensó. Pensó en ir y colocarse en el lado de Blaise, ayudarla. Intentar hacerla sentir mejor.
—¿Leah? Por Godric.

¿Godric? El platinado ahora miraba como los gemelos se acercaban a la chica sin importarles lo que la gente cuchichearan de ellos.

Leah miró a Fred para luego pasar a mirar a George. Inconscientemente, le sonrió tiernamente.
—Habéis crecido.— fue lo único que dijo ella alegrándose de verlos.

—Te hemos extrañado, a ti y tu ml humor.— bromeó Fred ganándose un codazo de parte del otro pelirrojo.
—Nah, que va. No estábamos preocupados por ella.— mencionó George mientras la ayudaba a levantarse.

Leah sonrió mientras se miraba los pies, puesto que no sabía que responder, fue cuando sintió que alguien la abrazaba.
—Idiota, idiota, te he echado de menos.— decía cierta peli negra.

—Si, nos has asustado mucho.— mencionó Blaise limpiándose una lagrima que caía por su mejilla.

Estaba mal decirlo, pero la chica en ese momento, por muy trágico que fuera la situación, se sentía realmente querida.

you're my story (Draco Malfoy)Where stories live. Discover now