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Leah al igual que muchas chicas, veían a los búlgaros que acababan de entrar con ojos de enamoradas.
—¿Lo conoces?— preguntó ahora Daphne viendo a Johnny el cual miraba de vez en cuando a la chica.

—En los mundiales... hablamos un poco.— explicó ella ahora algo tímida haciendo que tanto Pansy como su otra amiga se emocionaran con ella.

Los mundiales... Draco y Theo sabían quien era ese chico y también sabían que no le convenía a la chica. En decir, el chaval tenía 16 casi 17 años.
—Pueden tomar asiento.— anunció el director dándole paso a los nuevos integrantes de sentarse donde quisieran.

Mientras que las chicas de Beauxbatons se sentaron en la mesa de Ravenclaw, los chicos de Durmstung se sentaron junto los Slytherins, siendo la envidia de muchos.

Harry y Ron se sorprendieron de que Leah estuviera sentada junto con chicos más mayores que ella, al igual que muchas chicas las cuales empezaban a hablar mal de ella.

—Nos volvemos a ver, al parecer.— dijo la voz atractiva de Johnny sentándose al lado de la chica.— ¿Que tal estás Leah?
—No sabía que... vendrías, ¿como es posible?— preguntó ella ahora con curiosidad.

—Voy a presentarme para el torneo. ¿Genial no crees?— dijo este mirándola con una sonrisa encantadora.
—Pero, no puedes participar si tienes 16.— aclaró la chica ahora viendo como las facciones de este cambiaban.— Me mentiste sobre tu edad, ¿cierto?

—Bien, bien... me has pillado. Tengo 17 pero no te he mentido... en cierta manera he retrasado mi cumpleaños.—explicó este.
—Lo mismo que mentir.— recalcó ella, sentándose derecha pues empezaba a encontrarse algo incomoda.

—No te enfadaras por eso, ¿verdad? Vamos Leah...— empezó a decirle el rubio acercándose a ella con sutilidad.
—No te conozco, no puedo estar enfadada.— murmuró ella mientras comía algo de su plato.— Pero claro, no esperes que confíe en ti ni en que seamos amigos.

Theo sonrió orgulloso mientras se tapaba la boca para evitar soltar algo de lo que se arrepentiría. Al parecer la chica sabía marcar bien sus límites.

Y mientras ellos hablaban, Draco miraba su plato escuchando cada maldita palabra que salía de la boca del chico. No le transmitía nada de confianza.
—¿Va todo bien?— preguntó Pansy de repente.

—¿No crees que ese tal Johnny no es de fiar?— soltó sin mirar a nadie, confundiendo a la peli negra.
—¿Por qué lo dices? Es muy guapo...— murmuró está intentando entender al platinado.

—No hablo de eso. ¿No crees que Le... Potter puede salir herida de esto?— dijo molesto, viendo de reojo como Johnny intentaba impresionar a la chica con un truco de magia muggle.
—¿Desde cuando te importa tanto... Leah?— preguntó la chica.

—¿Desde cuando te haces llamar amiga y no te preocupas por ella?— respondió el chico finalmente alzando la voz, asustando a la peli negra la cual lo miraba raro.

Sus amigos, incluido Leah miraron al platinado el cual rodó sus ojos para levantarse e irse de allí sin ni siquiera haber comido algo.
—¿Que ha pasado?— preguntó la chica a Pansy la cual con algo de rabia la miró.

—¿Por qué no vas y se lo preguntas tú? Al parecer Malfoy esta demasiado pendiente de ti.— explicó esta sin duda dolida.
—¿De que hablas?— preguntó Leah sin entender.

—No te hagas la tonta... ve con él.— insistió Pansy empezando a comer sin parar e ignorando a todos.

La Slytherin quien también ignoraba a Johnny miró a Blaise quien le señaló la puerta para que fuera a hablar con el platinado.
—Bien. Ahora vuelvo.— murmuró finalmente levantándose y saliendo del gran comedor.

Leah caminaba por los pasillos y antes de entrar a su sala común, alguien la paró.
—¿Acaso no me vas a decir ni hola?— la voz de su hermano la hizo sonreír, no sabía por que pero le alegraba escucharlo.

—Algo me dice que quieres algo de mi, Harry Potter.— dijo está mirándolo de manera burlona recordando viejos tiempos.— ¿Que tal has estado?
—No quiero nada de ti, tonta, solo quería ver que tal estabas tú.— dijo acercándose a ella.

—He estado bien... pero tú... parece ser que te has metido en problemas, de nuevo.— dijo esta viéndolo de manera obvia.— ¿Qué has hecho ahora?
—Nada, lo juro.— explicó este.— Estaba en los mundiales cuando todo pasó, lo de los mortífagos. Pero no hice nada.

Leah asintió y suspiró algo más aliviada.
—Y tú, ¿como es que te juntas con mayores?— le preguntó ahora el chico haciendo que ella solo rodara los ojos.
—Estáis muy pesados.— murmuró ella.

—¿Quienes?— preguntó Harry ahora cruzándose de brazos.
—Tú, Theo, Malfoy... sus miradas lo dicen todo, y ademas, Johnny solo es un chico que conocí en los mundiales y ya.— explicó esta.

—Bueno, a lo mejor se preocupan por ti.— razonó el azabache haciendo reír a su hermana.— ¿Ahora qué?
—Gracioso que defiendas a alguien como Malfoy, venga ya Harry, no me hagas reír.— dijo esta.— Si me disculpas, tengo que ir a hablar con el rey de Roma.

El azabache negó viendo como su hermana pasaba olímpicamente de todos y hacía lo que le salía del sobaco.
—Cuando me vengas llorando te diré te lo dije. Y te dará más rabia por que sabrás que yo he tenido razón todo este tiempo. Tonta.— fue lo último que le dijo este antes de irse de allí.

Eso nunca pasaría, pensó la chica mientras entraba en su sala común y se dirigía a la habitación del platinado.

¿Por qué estaba nerviosa de repente? Sentía cosquillas en el estómago pero decidió ignorarlo. No lo pensó dos veces y llamó a la puerta la cual no se abrió.
—Malfoy, soy Leah.

"Vete." Se escuchó por parte de él, haciendo que la chica suspirara con pesadez. Cuando iba a volver a tocar la puerta para insistir, el platinado la abrió de golpe.
—Que quieres ahora.

—Saber que ha pasado en el comedor.— explicó esta dando un paso atrás, para dar un poco de distancia entre ellos.

Draco la miraba de manera curiosa. Veía que ella estaba nerviosa, estaba cansada y lo podía notar en su expresión. ¿Por qué?
—No finjas que te importa lo que me pase. Se que Blaise te ha mandado.— mencionó con intención de cerrarle la puerta en la cara.

—No, espera.— le interrumpió ella parándola con la mano por lo tanto se había acercado lo suficiente como para que el platinado fuera el que retrocediera ahora algo sorprendido por ese gesto.

Parecían un par de idiotas.
—No se quien te ha dicho eso, pero no es verdad. Te he notado algo distante.— explicó ella.
—Y tu que sabrás.— se excusó este.

—Tus ojos.

—Que le pasan a mis ojos.

—Lo sé, por la forma que tienes, de mirar, con tus ojos.— respondió ella directamente.

Eso fue como un dardo en todo el pecho. Draco no sabía como es que aquella respuesta tan simple había podido llegarle tan profundo.

Tragó hondo y se apoyó en el costado de la puerta imponiendo.
—¿Quien es el que está pendiente del otro ahora?— preguntó sin más sonriendo sin poder evitarlo.

Sin duda era idiota, pensó ella.
—Oh, cielos eres... te odio. Encima que me preocupo por ti, ¿sabes qué? Púdrete.— mencionó esta ahora nerviosa girándose para irse de allí.

—Si, pero, no lo has negado, además, ambos sabemos que es verdad, Potter.— siguió molestándola, viendo como ella se marchaba.— ¿Donde vas ahora?

—Lejos de ti.

—Volverás.

—¿Y que te hace pensar eso?

Leah miró finalmente al chico el cual se encogió de hombros con superioridad.
—Solo lo sé.

—Entonces no sabes muchas cosas, Malfoy.

El platinado la vio desaparecer de la sala común y sonrió para si mismo, entrando de nuevo a su habitación y cerrando la puerta detrás de él.

¿Podía ser que Leah empezara a interesarle más? Podía ser.

¿Iba a admitirlo? Nunca, o al menos, no por ahora.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora