83

2.6K 320 6
                                    

⚜️⚜️⚜️⚜️⚜️

—Disciplina. Hogwarts en este momento está más que descontrolado. Exijo un cambio drástico y voy a tomar medidas.

Dolores se encontraba en la sala de Slytherin, explicando las nuevas condiciones que se impartirían de ahora en adelante.
—Vuestra ayuda sería un gran honor, y claramente será recompensada con créditos extra en los TIMO's.

Al escuchar aquello, muchos de los Slytherins accedieron abiertamente a participar en el nuevo grupo de Umbridge.
—Está loca si piensa que me uniré a eso.— murmuró Leah la cual se encontraba apoyada en una de las paredes al fondo de todo.

—Piensa en los puntos extra.— le dijo Daphne siendo algo comprensiva.— Entiendo que no sea de tu agrado pero intenta...
—No voy a hacer eso. Me largo.— dijo esta con intención de ir a su habitación.

—Pero antes de nada. Señorita Potter creo que tiene algo mío, ¿no es así?

La Slytherin la cual estaba de espaldas a todos se giró con naturalidad y miró de reojo a Draco el cual sabía de que hablaba la profesora.
—No lo creo.— respondió ella.

—Si, documentos sumamente importantes que iban a ser destinados al ministerio, han desaparecido, ¿tiene usted algo que ver?— pregunto de nuevo.— ¿O quiere que le refresque la memoria en mi despacho?

—Le he dicho que no tengo nada suyo.
—Da la casualidad de que faltan sus fichas, al igual que la ficha de Harry Potter.

—No entiendo porque debería llevar nuestras fichas al ministerio de todos modos.— dijo ahora caminando donde se encontraba ella.
—No se a que clase de juego está usted intentando jugar pero le aseguro que no le funcionará en absoluto.

—A ninguno, no juega a ningún juego, ¿verdad? Leah no ha podido ser, ha estado conmigo todos estos días.

Blaise miró a Pansy quien acababa de hablar y se sorprendió por la valentía que había tenido de meterse en un problema tan gordo.
—Si, además, por las noches de patrulla no he visto que haya hecho nada.— siguió la tapadera el platinado.

—Vamos profesora, no creerá que yo, alguien que la admira tanto le había hecho tal cosa.— insistió Leah de manera obvia.

Dolores no se creía nada de lo que le decían. A lo que a la Slytherin se le ocurrió más mentira que contar.
—Aunque, mi hermano... trama algo. Puedo asegurárselo.

Draco frunció el ceño ya que nunca había visto a la chica culpar a Harry de algo, y más si no lo había hecho.
—No me diga.
—Si, junto con todo un grupo de Gryffindor. Estoy segura de eso y se que es mi hermano pero... la seguridad de la escuela y la seguridad de todos mis compañeros va antes, ¿no?

Los murmullos le la gente cada vez eran más, sobre lo bocazas que estaba siendo Leah, y no entendían porque había hecho eso.
—Le agradezco plenamente su sinceridad señorita Potter. Siento mucho haber dudado de usted.

—Que no se vuelva a repetir.— respondió ella con una sonrisa algo siniestra y egocéntrica.
—Por supuesto, como recompensa, obtendrá treinta puntos para su casa más créditos extra.

Leah asintió con gran ego no obstante, Umbridge no había acabado.
—Claro está que será una gran ayuda a encontrar y descubrir lo que está tramando su hermano.

Tanto Pansy como Draco miraban la reacción de la chica algo extrañados, y es que a veces parecía que no fuera ella misma.
—Sería todo un honor, empezaremos hoy con la búsqueda. Le prometo que los encontraremos y la avisaremos de todo.

Y es que en la cabeza de la chica, todo era caos. En cuanto la profesora se fue, Leah no aguantó y también salió casi corriendo de allí sin decirle nada a nadie.

Estaban siendo unos días muy raros, al igual que para Harry quien también había estado teniendo dolores inmensos de cabeza, por su cicatriz. Voldemort parecía estar presente en todos lados.

—¿Leah?— preguntó este al verla tan preocupada.— ¿Leah estás bien?

A medida que el azabache se acercaba, más le dolía la cabeza. Preocupándolo aún más. Nada bueno podía estar sucediendo con ella.
—¿Leah?— preguntó finalmente el chico mirándola como podía.

Su hermana se giró y miró a Harry asustándolo al igual que había hecho con Viktor Krum en la última prueba del torneo.
—¿Si?— preguntó está sonriendo tranquilamente hacia él.

—Tus ojos... no, no puede ser.— mencionó este sin poder aguantarse de pie. Leah por otra parte solo se fue sin decir nada dejándolo en el suelo.

—Harry... ¿Harry estás bien?

El azabache ahora con menos dolor, aceptó la ayuda de Cedric el cual se encontraba ahí ofreciéndole una mano.
—Si... solo, es mi hermana.— murmuró mientras se limpiaba las gafas.

—¿Leah? ¿Que ha hecho?— preguntó este interesado.— No tienes muy buena cara...
—Eran, sus ojos. Estaba rara.

Al escuchar aquello, al castaño le vinieron imágenes en su mente de la chica en el torneo. Sabía cómo se habían puesto sus ojos y sabía el comportamiento raro que había tenido. Él lo dijo y nadie le hizo caso.
—¿Es normal que le pase eso? En el torneo hizo lo mismo.— murmuró este.

—Yo, no sabía que podía. Pero tengo que contárselo a Sirius. Inmediatamente...— balbuceó el chico.— ¿Hoy vienes a clase no?
—Eh... si, era en la sala de los menesteres último piso, ¿verdad?

—Así es, por la noche y que no te vea nadie, adiós Cedric.— contestó el azabache yéndose por un lado mientras que el Hufflepuff se fue por otro.

Lo que no sabían era que Leah se encontraba detrás de una columna escuchando absolutamente todo.
—Así que sala de los menesteres en el último piso... no muy inteligente en decirlo Diggory...

"No puedes delatarlos"
Claro que podía. Era lo que debía hacer.

Las voces dentro de su cabeza volvían a pelearse y a debatir. Leah estaba demasiado confundida. Quería gritar.
—No... no estás loca, Leah por favor.— se decía a si misma mientras caminaba con algo de dificultad por los pasillos.

"Son tu familia, no puedes traicionarlos."
¿Familia? ¿Acaso crees que ellos se sacrificarían por ti? No confían en ti.

La chica llegó a la torre de astronomía ya que era el sitio más solitario que había en aquel momento. A nadie le apetecería subir escaleras para nada.
—No estás loca, no estás loca...

Leah empezó a dar vueltas al no saber que hacer para calmarse. Quería ordenar todos sus pensamientos pero era imposible.

Dumbledore, Umbridge, Harry, la brigada, Voldemort, los TIMO's acercándose, Sirius y su plan, Remus y sus promesas, su puesto como buscadora en el equipo de quidditch, sus amigos, Pansy, todo lo sucedido en la fiesta, Draco y sus tontos sentimientos confusos, los gemelos y todas sus responsabilidades. No podía más.

Las lagrimas que caían por sus mejillas eran incontrolables. Mientras, ella ahora caminaba hacia la barandilla de la torre.

Al apoyarse, respiró profundamente sintiendo el viento rozarla. Se quedó tiempo observando como volaban los pájaros. Luego miró al suelo.

Se secó las lagrimas con su manga y suspiró. Leah a lo mejor... pensó que podía ser una solución. Quizá todo se arreglara y fuera a mejor sin su presencia. Quizá ella se sintiera libre, quizá...

—¿Qué haces?

La chica se giró algo asustada mirando a Draco delante de ella. Todos los posibles pensamientos que estuviera teniendo se desvanecieron rápidamente. Se encogió de hombros y sonrió tristemente.
—Pensar.

El platinado miró detrás de la chica viendo el paisaje, para luego verla a ella. No quería saber que estaba haciendo, ni debería importarle, pero como siempre, sabía que algo no iba bien con Leah.

—¿Llevas mucho tiempo? Ya es de noche.
—Lo sé.

Draco asintió y decidió cambiar de tema y hablarle por lo que de verdad iba a contarle.
—Creo... creo que deberías saber, que han pillado a tu hermano, y al ejército de Dumbledore. El grupo de Daphne los ha encontrado.

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora