El día que dijimos adiós

By DeBeLassal

263K 25.9K 3K

Soy una persona a la que no escucharás quejarse de la vida que lleva: Tengo el trabajo de mis sueños y mi car... More

SINOPSIS
PRÓLOGO
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO DIECIOCHO
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDÓS
CAPÍTULO VEINTITRÉS
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTICUATRO
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTICINCO
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTISÉIS
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTISIETE
DIARIO DE ALEX
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
DIARIO DE ALEX

CAPÍTULO SEIS

5.9K 684 26
By DeBeLassal


Agosto 20 del 2023




Los días pasan y con Alex seguimos con una rutina en la que supongo que ambos nos sentimos cómodos y supongo que eso es lo máximo que podemos sacar el uno del otro por ahora, teniendo en cuenta que parecemos más bien compañeros de piso a dos personas que estaban a punto de comprometerse.

Las cosas iban bien, no voy a negarlo, pero entonces pasó algo que nos distanció incluso más de lo que estábamos.

Había llegado temprano a casa ese día, me había dicho a mi mismo una y otra vez que, si quería seguir con Alex, tenía que por lo menos hacer el mínimo esfuerzo de conocerla más.

Estaba, como siempre, encerrada en la habitación blanca. Llamé dos veces y cuando me dije a mi mismo que de seguro, por la música alta que sonaba en los parlantes, no me había escuchado, abrí la puerta y nada más hacerlo, me detuve por completo, completamente impresionado por lo que mis ojos veían: lo primero que llamó mi atención fueron las paredes, había tantos colores en ellos que resultaba casi imposible concentrarse en algo por un par de segundos.

Siquiera pude con una primera mirada absorber la cantidad de cosas pintadas que había allí.

Mis ojos siguieron vagando por la habitación, observando todo con atención.

Había cuadros por toda la habitación, tantos, que estaban unos encimados sobre los otros en cada porción de pared libre que había y, a decir verdad, no era mucha.

Me adentre unos pasos, dándome cuenta de que Alex no se encontraba allí. Camine y observe lo que alguna vez fue un escritorio, ahora lleno de pintura fresca y otra no tan fresca mezclada encima, los pinceles estaban en distintos frascos, algunos se encontraban volcados, mientras que me pregunte como alguien siquiera podía crear en un desorden como aquel.

Camine un poco más, observando las paredes, intentando darle forma, aunque sea a algo de lo que había pintado allí, pero entonces, mis ojos chocaron con los de Alex, perfectamente pintados en la pared que tenía en frente.

Debía decir que el autorretrato se parecía una barbaridad a ella, las pequeñas motitas negras en sus ojos eran testigo de ello, aunque no estaba totalmente seguro de alguna vez haber estado lo suficientemente cerca como para estar seguro.

Caminé a lo largo de la pared, teniendo cuidado de no pisar las cosas desperdigadas que habían por el suelo y fue esquivando un tarro de pintura vacía, que descubrí unos ojos iguales a los míos, me devolvían la mirada.

Me detuve en seco y no se porque, un sudor incómodo se me formo en la frente.

Me quede observando anonadado el cuadro en el que estaba perfectamente mi rostro pintado en él. Me agaché para verlo de cerca, pero entonces el cuadro de atrás llamó mi atención y cuando corrí el que tenía delante, me encontré otro cuadro con mi rostro, aunque desde otra perspectiva.

Me puse de pie, nervioso y entonces tome una sábana que tapaba el resto de los cuadros del rincón y aunque sabía lo que encontraría allí, de todas formas, no pude evitar sorprenderme. En todos y cada uno de los cuadros, estaba yo. No me puse a contar cuántos eran, pero eran muchos. Se apreciaba claramente mi rostro, pero en otros también estaba mi cuerpo, en algunos incluso aparecía con bastante piel a la vista, tapando sutilmente donde se encontraba mi pene.

—Mierda —el jadeo de alguien en la puerta de entrada me hizo saltar en mi lugar. —¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunto Alex.

La observe unos cuantos segundos y entonces volví a mirar los cuadros, era como si un magnetismo molesto me llevara a hacerlo.

Ella se adelantó hasta donde me encontraba, con una sonrisa muy tensa en el rostro.

—Esto... —comenzó a decir, nerviosa. —Esto era una broma que teníamos entre nosotros —se apresuró a agregar.

—¿Que me pintaras desnudo era una broma entre nosotros, Alex? —Pregunte, la ironía chorreando en mi tono.

Endureció la expresión cuando solté aquello, pero no pude evitar la desconfianza en mi voz, esto era simplemente algo raro de cojones.

—Si, Taylor —respondió ella. —Era una broma entre nosotros, que por cierto tu empezaste —murmuro, ofuscada, mientras tomaba la manta que estaba en el suelo y volvía a tapar los cuadros.

—No lo recuerdo —murmuro lo obvio.

—No —respondió ella, asintiendo y clavando sus ojos grises en los míos. —Sé que no lo recuerdas, sé que no recuerdas nada, pero tampoco aquello te da derecho a juzgarme de la manera en la que lo estas haciendo justo ahora —terminó.

Apreté los dientes, enojado y molesto por no saber cómo afrontar aquello, pero supongo que el estar ignorando lo que pasaba de la manera en la que lo estábamos haciendo, no era algo remotamente sano.

—Tu empezaste —agrego, apartando la mirada y mirando la habitación a su alrededor. —Un día tomaste tu cámara y comenzaste a sacarme fotos cuando estaba distraída —explicó suavemente, más calmada. —Y entonces un día, cuando te diste cuenta de que me molestaba, comenzaste a sorprenderme cada que podías —agrego y sus ojos volvieron a encontrarse con los míos—, si iba saliendo del baño con una toalla recubriéndome, aparecías de repente con cámara en mano, lo hacías a primera hora de la mañana y el lente de ella era lo primero que me aparecía a la vista y... —se cortó, de repente cansada, como si el simple hecho de tener que compartir conmigo este pedazo de lo que alguna vez había sido nuestra vida juntos, fuera extremadamente agotador.

Quise decir algo, pero como siempre, como cada vez que la tenía en frente, las palabras no me salieron.

—De todos modos, da igual —agrego, levantando los frascos vacíos y la mirada ausente. —Prometo que no es nada malo —murmuro. —Es decir, parece raro —agrego, una sonrisa casi imperceptible en su comisura cuando miro los cuadros ahora tapados con una sábana blanca—, pero te divertías una barbaridad con ellos.

—Estoy seguro que sí —respondí, caminando en dirección a la salida de aquella habitación y cuando estaba a punto de salir, me detuve y me gire para hacerle una última pregunta: —¿Dónde puedo ver esas fotos?

Ella lo pensó unos segundos y estoy seguro que busco en mi rostro una señal de que la juzgaba por ellos, pero estoy seguro que solamente encontró pura curiosidad en mis ojos.

—Había una computadora en tu escritorio —explico—, no la que usas para trabajar, era otra —murmuro. —Una llena de pegatinas.

Sabía cual era.

—Gracias, Alex —murmure.

—No hay de que, Taylor —respondió ella, todavía mirándome hasta que una puerta nos separo.

Camine en dirección a la habitación que usaba como oficina, aunque desde que había vuelto a trabajar, casi ni la pisaba.

Me pregunto si el anterior yo trabajaba más desde aquí que desde la oficina, claramente yo estaba haciendo mucho más lo último.

Me senté en la silla detrás de la enorme mesa ordenada y abrí los cajones hasta que di con la dichosa computadora. La acaricié con ternura, era la computadora que había usado toda la universidad, había sido de mi abuelo y me la había dado cuando todavía no había cumplido los quince años y todos estos años la había cuidado como si fuera lo más valioso del mundo.

La abrí y entonces me pidió que pusiera una contraseña, no recordaba que le hubiera puesto una nunca.

Probé con las contraseñas habituales, pero ninguna funcionó, probé con mi nombre y nada..., probé con el nombre de Alex y esperé: nada.

El cacharro se bloqueo después de varios intentos y suspire, frustrado. No podía evitar pensar que tal vez, si mirara esas imágenes, mi memoria volvería o incluso por lo menos aclararía las cosas con Alex, entendería un poco aquello que teníamos, porque no podía evitar sentir una tremenda curiosidad por la relación que a veces, solo a veces, me dejaba saber que habíamos tenido.

No es como si ella fuera muy abierta al diálogo, pero también tenía que admitir que yo no intentaba demasiado escarbar en ese pasado y algo me decía que Alex se daba cuenta de eso, que si ella no estaba acercándose a mí, era porque sabía que la alejaría.

No quería ponerme a analizar mucho la manera en la que aquello me hacía sentir.

De repente sonó mi teléfono y me di cuenta que era un mensaje de Matt. Había estado ignorándolo desde hacía mucho, pero no podía evitar sentirme raro cada que nos veíamos, había una tensión entre nosotros que nunca antes había estado allí.

Me invitaba a tomar un trago, se habían juntado después de bastante tiempo y como sabia que estos últimos días solía quedarme hasta tarde en la oficina, pensó que podría pasarme, aunque sea un rato.

No estaba en la oficina, pero la realidad era que necesitaba salir de allí, me sentía un completo extraño en mi propia casa, como si nada de lo que estuviera allí dentro me perteneciera, como si los recuerdos y la vida que se había formado allí, fueran de otra persona.

Otro Taylor.

Salí del departamento sin avisarle a Alex, mientras me decía que ya luego le enviaría un mensaje, aunque sabía que no lo haría, pero por momentos simplemente no quería enfrentarme a ella.

¿Era un cobarde? Por supuesto, no tenía dudas de aquello. 

Continue Reading

You'll Also Like

3.9K 300 4
-¿Se está incendiando el edificio o por qué tocas mi puerta a las cinco de la mañana? -Mi nuevo vecino no parecía muy feliz con mi visita. Sin embarg...
99.8K 2.6K 13
Dicen que cuando eres diferente, eres raro. Cuando tienes gustos diferentes también dicen lo mismo.. Pero, ¿qué pasaría si mis gustos son un poco ext...
1.2M 67.7K 55
Denisse ya no es la capitana de su propia tropa, es la reina de la mafia turca. Fue arrancada de los brazos de la persona que amaba, de su caos, del...
180K 16.7K 34
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...