Lo que encontré en ti

By Alewriting29

132K 7.3K 1.1K

Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no... More

PROLOGO
01 VALENTINA
02 VALENTINA
03 VALENTINA
04 SEBASTIÁN
05 VALENTINA
06 SEBASTIÁN
07 VALENTINA
08 SEBASTIÁN
09 VALENTINA
10 SEBASTIÁN
11 VALENTINA
12 VALENTINA
13 SEBASTIÁN
14 VALENTINA
15 SEBASTIÁN
16 VALENTINA
17 SEBASTIÁN
18 VALENTINA
19 SEBASTIÁN
20 VALENTINA
21 SEBASTIÁN
22 VALENTINA
23 SEBASTIÁN
24 VALENTINA
25 SEBASTIÁN
26 VALENTINA
27 SEBASTIÁN
28 VALENTINA
29 SEBASTIÁN
30 VALENTINA
31 SEBASTIÁN
32 VALENTINA
33 SEBASTIÁN
34 VALENTINA
35 SEBASTIÁN
36 VALENTINA
37 SEBASTIÁN
EPILOGO SEBASTIÁN
Agradecimientos

38 VALENTINA

641 58 0
By Alewriting29

- ¡Perra de mierda, despierta!

Erick me levanta arrojándome una sábana en la cara, había acabado de abusar de mi otra vez, me dolía el cuerpo por los cortes, me quede dormida apenas se fue, no sé cuánto tiempo pasó.

- ¿Qué pasa? – estaba como loco guardando cosas en un bolso, no me decía nada.

Hasta que lo escuché.

- Erick Jhonson, no tiene escapatoria, salga con la señorita Leister en este preciso instante, si no sale en dos minutos nos veremos obligados a entrar.

Y una alegría me recorrió todo el cuerpo, me habían encontrado, habían dado con mi paradero. La cara de Erick era un caos total, pude ver el miedo en sus ojos.

- No hay tiempo.

Solo dijo eso para tomarme por el pelo y arrastrarme por el lugar a la puerta de salida, el almacén era grande, pero no tuvimos que caminar mucho para salir del lugar, cuando lo hicimos las luces de las camionetas me dieron en el rostro y tuve que cerrar mis ojos por la repentina iluminación.

- ¡Si se me acercan les juro que de aquí no sale viva! – gritó fuerte colocando su arma en mi cuello, no quería abrir los ojos, no quería ver quienes estaban allí. Sentí su respiración cerca de mi oreja – Quien lo diría, aquí está el único que no ha podido disfrutar del interior de ti – fue cuando abrí los ojos y lo vi, tenía un chaleco anti balas. Mi amor, la culpa me abrumó tanto que lagrimas comenzaron a salir – Sebastián ¿Qué sientes al saber que esta perra ya ha sido utilizada por dos personas distintas y por ti no?

Sentí que el pecho se me iba a salir, quería morir en ese instante, que me disparara y se acabara todo.

- Déjala en paz pedazo de mierda, estás loco – escuché decir a Isabella y la vi al lado de Sebastián, luego vi a mi padre, ellos tres estaban aquí, no los había notado por solo ver la expresión de ira de mi novio.

- Isabella, pero que alegría, – dijo con regocijo, sabía que esto le divertía – lo siento, nunca íbamos a funcionar, siempre amé a Valentina, y como no amarla, si esta divina – pasó su asquerosa legua por mi mejilla y sentí mucha repulsión, su aliento olía horrible, cada vez que me besaba quería vomitar.

- Señor Jhonson, ponga el arma en el suelo y suelte a la señorita Leister – dijo el detective por el megáfono, el apretó más su agarre en mi cabello tirando de mí más hacia su cuerpo.

- ¡No lo haré, mierda, no lo haré, ella es mía, y si no está conmigo, no estará con nadie!

Bajó el gatillo y cuando creí que todo había terminado se escuchó un disparo, sentí cuándo Erick me soltó y no miré hacia atrás, solo corrí, corrí hacia mi padre, tenía tantas ganas de que me envolviera en sus brazos, apenas llegué hacia él me le lancé encima.

- Mi princesa, estas bien, estas bien, mi amor – dijo mi padre apretujándome contra sí, podía sentir sus lágrimas empapar mi hombro.

- Papá, me quiero ir, ya no quiero estar aquí, quiero...

Empecé a ver todo borroso y de repente todo se puso negro.

Me desperté lentamente, mis ojos aún no se adaptaban a la claridad de la habitación, miré mi mano que tenía una vía puesta ¿estaba en el hospital? Toqué mi cabeza tratando de recordar lo que había pasado y cuando lo hice empecé a llorar, tenía muchos sentimientos encontrados en ese momento, estaba feliz porque había sobrevivido, triste por toda la preocupación que todos debieron haber pasado, ira por lo que el maldito ese me había hecho, y culpa por como Sebastián podría verme de ahora en adelante.

Una enfermera entró y al verme sus ojos se abrieron de par en par.

- Gracias a Dios despertaste – dijo para luego salir de allí como alma que lleva el diablo.

¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?

La puerta se volvió a abrir y vi a la madre de Sebastián con una bata de médico, pero no la pude escanear mucho porque me abrazó apenas me vio.

- Vale, gracias a Dios estas bien – dijo y pude escuchar como su vos se entre cortaba, se separó y me tomó de las mejillas – Desde que desapareciste rece todos los días porque te encontraran, no sabes cuánto me alegro de que estés viva – lágrimas y más lágrimas salían de sus ojos – le avisaré a tus padres que despertaste.

Me dio un beso en la frente y se secó las mejillas, cuando se dio la vuelta para irse la detuve jalándola de la bata, ella volteo a mirarme.

- No sé si sabe, pero Sebastián me contó lo de Abby – la impresión no cabía en sus ojos, no le había dicho – Quiero que sepa que lo siento mucho, y espero que pueda quererme a mí como una hija más, porque le tengo mucho cariño y sé que es una madre maravillosa que ha pasado por algo que no se le desea a nadie.

De nuevo comenzó a llorar, me tomó de la mano y la apretó.

- Cuanto me hubiera gustado que mi bebé hubiera aparecido a tiempo como tú – asintió con pesar, el dolor en su mirada era horrible. La muerte de un hijo no se supera nunca, solo se aprende a vivir con ello, porque esas lágrimas que ella estaba derramando eran de una madre que aún no estaba ni cerca de superar eso.

- Me imagino – fue lo único que dije, no sabía que más decir, de nuevo se acercó a mí y me dio un beso en lo alto de la cabeza para luego irse.

No pasó mucho tiempo cuando mi madre abrió la puerta de golpe, vio que estaba despierta y solo me abrazó mientras lloraba, yo también lo hice, luego se nos sumó mi padre y mi hermano, los había extrañado tanto, pensé que no los volvería a ver, que no volvería a comer la rica comida de mi madre, que no volvería a jugar juegos de mesa con mi padre, que no volvería a reírme de las ocurrencias de Gabriel, pensé que mi vida había terminado, pero estaba allí, estaba viva, y me di cuenta que mi vida le importaba a muchas personas, que yo era importante, casi morir me hizo darme cuenta que mi vida vale y que no la desperdiciaría de ahora en adelante.

Lilian dijo que estaba bien, que no me había transmitido ninguna enfermedad sexual ni me había embarazado, que los golpes no habían hecho daño y que los cortes no se habían infectado, solo estaba débil por la falta de alimento y por la pérdida de sangre, pero que a pesar de todo, físicamente, no estaba mal, ahora solo faltaba que me analizaran psicológicamente, de allí si debía estar hecha un desastre. Mi padre supo que me haría falta y cuando terminaron de darnos los resultados médicos entró un psicólogo que mi padre contrató.

Que les digo, lloré, lloré demasiado, me hizo darme cuenta que si yo no me quería como debía, siempre creería que no era importante para nadie, pero no es así, me dijo que los cortes jamás eran una salida, que siempre habían más cosas en donde somatizar el dolor, nunca debemos recurrir a algo que nos destruye por la desesperación que estamos sintiendo, aunque creamos que no hay salida, que nos estamos hundiendo en la depresión, escribirlo, hablarlo, hasta gritarlo, era mejor que autodestruirse uno mismo.

Mis padres entraron y tuvimos como una especie de sesión familiar, les dijo que la ausencia de ellos también me había afectado mucho, ese desplazamiento que hicieron no era sano para nosotros, pero que yo no supe como tomarlo y como tenía problemas de autoestima, eso me puso peor porque no tenía el apoyo de ellos, mi madre me pidió disculpas mientras lloraba, mi padre igual, y fue cuando le dije de mis cortes... su expresión fue de asombro total, ellos miraron a Gabriel, pero el solo me miraba con orgullo, él sabía que decirles eso era lo último que hubiera hecho, pero era necesario, mi madre no lo podía creer, ahora entendía porque siempre andaba en chaqueta, no usaba bikinis, no dejaba que nadie me viera en ropa interior, ellos solo me abrazaron y prometieron que a partir de ahora iban a estar más al pendiente de mí, de nosotros.

El psicólogo dijo que esta no sería la única sesión, que iban a ser varias para poder superar todo lo que había pasado y no lo veía mal, necesitaba mucho de ayuda psicológica, con eso se fue.

- Sebastián quiere verte – dijo mi madre tomando mi mano.

- No quiero verlo por el momento – dije en voz baja. No es que no quisiera, me moría por verlo, quería que me abrazara, que me besara, que estuviera allí conmigo... pero no soportaría verlo a los ojos después de todo esto, no puedo.

- Él estaba muy preocupado por ti, todo el mes que estuviste desaparecida no se fue de la casa, dormía en tu cuarto y no se despegaba de un pato que tienes – mi hermano hizo una expresión de rareza y yo reí.

- Es pepita, el me la regaló.

- Ahora todo tiene sentido.

- Hija – habló mi padre – entendemos el por qué no quieres hablar con el – me miró directo a los ojos – pero ese muchacho trató de hacer todo lo que estuvo en sus manos para encontrarte, si no quieres hablar con él ahora, lo entendemos, pero no dejes de hacerlo, porque yo vi en sus ojos la alegría pero también la esperanza cuando tu mensaje llegó.

Entonces fue él quien vio mi mensaje de ayuda.

Se fueron de la habitación no sin antes darme un gran abrazo y decirme que me traerían algo de comer en un rato. Después entraron Isabella y Daniel, mi mejor amiga muy poco lloraba, pero en este momento estaba hecha un mar de lágrimas, yo también me puse igual, me abrazó tan fuerte que dolía.

- Isabella, me duele todo el cuerpo – de inmediato me soltó.

- Lo siento, es que – trataba de hablar pero el llanto no la dejaba – parece irreal que estés aquí, aun no me lo creo, mi Vale, estas viva, estas aquí – dijo para volver a romper en llanto poniendo la cabeza en mis piernas.

Miré a Daniel y el solo se acercó y me dio un beso en la frente.

- Me alegra tanto que estés aquí, no sabes cuánto – me acarició la mejilla y yo sonreí.

- Lo sé.

Cuando Isabella se calmó se sentó en la camilla conmigo.

- Aja, ahora cuenta – me miró con los ojos entrecerrados, ya iba a comenzar a interrogarme – ¿Por qué ese hijo de puta dijo lo que dijo cuándo salió del almacén?

Entonces les conté todo lo que él me había dicho, Isabella estaba molesta, mucho, la rabia no le cabía en el cuerpo, Daniel solo escuchaba y trataba de calmar a su novia.

- O sea que ¿ese imbécil solo me hizo sufrir para llegar a ti? Que desgraciado, estaba loco desde un principio – se llevó las manos a la cabeza y negaba – No puedo creer que hizo todo esto solo porque no le prestaste atención.

- Estaba loco, más aun cuando estábamos... – hice un silencio y ellos entendieron, ella me tomó la mano – me cortaba mientras lo hacíamos, era horrible, le excitaba ver mi sangre – lloraba mientras les contaba todo eso, decirlo en voz alta se escuchaba tan espantoso.

Los ojos de Isabella estaban llenos de ira, los tenía rojos por las lágrimas pero el sentimiento estaba allí. Ellos me abrazaron y eso me reconforto.

- Ya todo está bien, mi bebé, ya ese maldito no podrá hacerte nada más, ahora estas a salvo. – dijo ella y me dio un beso en la frente, luego me miró a los ojos – No sabes cuánto me alegro de que estés aquí, no me imagino como hubiera sido todo sin ti, eres mi mejor amiga, mi hermana, una vida sin ti se sentiría tan incompleta y vacía que no creo poder aceptar que no estas presente en mi día a día, no puedo.

Y de nuevo comencé a llorar, ahora lo creía, ahora me daba cuenta que mi vida era muy importante.

- Vale – habló Daniel a mi lado – tus padres le dijeron a Sebastián que no querías verlo, y me pidió que te dijera que necesita verte – en sus ojos vi la urgencia y sabía que era así, pero no podía verlo aun.

- Es muy pronto para verlo, realmente...

- Te ama – me sorprendió que quien lo haya dicho haya sido Isabella – Ese idiota andante te ama demasiado, y sé con certeza que no le importa nada de lo que te pasó – ella sabía el por qué no lo quería ver realmente – entiendo que no lo quieras ver, pero tendrás que hacerlo en algún momento.

Yo solo asentí, estuvieron unos minutos más y se fueron porque tenían hambre y debían ir a sus casas a cambiarse, prometieron ir luego y me llevarían comida.

Todos me prometieron algo de comer, y créanme que no le diré que no a nada.

Me dormí por unos minutos, estaba demasiado cansada, los calmantes que me habían dado las enfermeras habían hecho efecto porque el cuerpo de apoco había dejado de doler. Me desperté porque vi a un enfermero entrar, supongo que me tocaba alguna medicina, pero cuando se volteó solo bastó ver esos ojos negros para saber quién era.

- Sebastián.

Se quitó el tapa bocas y el gorro que traía, estaba asombrada, no podía moverme, no podía dejar de verlo, no sabía qué hacer. Él se acercó a mí pero lo detuve con la mano en alto.

- Quédate donde estas, por favor – dije apartando mi mirada, no quería que estuviera cerca de mí, podían decir lo que quisieran, pero me sentía sucia, y si el me tocaba lo iba a notar.

- No me importa lo que Derek hizo – habló pero aún seguía sin mirarlo – No me importa lo que Erick te pudo haber hecho. No me importa quien estuvo contigo primero, porque no es tu culpa, todo lo que pasó fue en contra de tu voluntad, sería un idiota si me molestara contigo. – fue cuando lo miré, sus ojos negros estaban llenos de lágrimas, la profundidad de ellos demostraban toda la tristeza que sentía y todas las ganas que tenia de estar conmigo – Vale, mi amor, mi estrella, no dejes que esto nos separe, por favor, te lo ruego – y entonces se arrodilló a los pies de mi cama, mis ojos se abrieron de par en par, fui hasta donde estaba y me arrodillé frente a él, nos miramos directamente a los ojos – por favor, no me alejes, no te apartes de mí, no tengo que perdonarte nada, no te estoy culpando, quiero apoyarte, ayudarte a superar esto, pero estando contigo, estando juntos, por favor, Valentina, yo...

Lo besé.

No podía seguir viéndolo así, estaba claro, no tenía que decir nada más, superaríamos esto juntos, claro que sí, pero todo con tiempo. Al separarse me acaricio las mejillas.

- Te amo, te amé desde el primer momento en que te vi y no voy a dejar de amarte por nada del mundo, porque tú y yo estábamos destinados desde la primera vez que nuestros ojos se encontraron, así que sigamos adelante con lo que el destino nos tiene preparado a partir de ahora.

Y con lágrimas en los ojos nos abrazamos sellando allí una promesa, siempre estar el uno para el otro, porque nuestros pasados eran trágicos, teníamos demasiadas cicatrices, tanto en la piel como en el alma, pero nos ayudaríamos a continuar, juntos, porque nosotros más que nadie sabíamos lo que era pasar por un dolor tan grande, caer en un abismo, y aun así, seguir adelante.

Porque en nuestros ojos siempre estuvo la respuesta a esta pregunta ¿podemosseguir vivos después de sentir tanto dolor?

Pues sí, si se podía.

Continue Reading

You'll Also Like

11.6K 909 33
La forma en qué esperaba morir aquel chico era de vejez, o de alguna enfermedad que llegara a lo largo de su vida. Pero jamás imaginaria que su vida...
39K 2.2K 17
Issei tuvo una Vida Feliz junto a Rias y sus Demás Parejas, Pasaron los Años y Issei murio Por Causas Naturales como sus Parejas. Pero... Embez de Es...
6K 375 13
Victoria Granger es una famosa publicista, dueña del Profeta, una agencia de publicidad y modelos que sufre un atentado en su propia hacienda y es sa...
4.3K 500 10
Karma empezó a abrir su ventana cuando las clases empezaron. Las de Nayeon siempre estaban abiertas.