Nada.
No habían encontrado rastro, nada que fuera de ella, ni siquiera un indicio, no había nada.
Ya estaba perdiendo la esperanza, solo estaba imaginando el momento en que un policía entrara y dijera que la encontraron muerta en algún lado de la ciudad. La imagen de mi hermana venía a mi mente, pero ahora a su lado estaba Valentina, su cuerpo frio, pálido, quien sabe en qué condiciones, en el último mes no dejaba de soñar ese tipo de cosas, ya no dormía casi, siempre era la misma pesadilla.
Tenía el celular de Valentina en mis manos, después de que no pudieron hacer nada con él lo descartaron para la investigación. Me aprendí su contraseña, no fue difícil, era su fecha de nacimiento, cualquiera le jaquea el celular fácilmente. Estaba mirando sus fotos, no tenía muchas, pero las que tenía las veía día tras día, mi favorita era la que se tomó el día de la graduación de su hermano, estaba realmente preciosa con ese vestido, parecía una princesa, pero ella era mi reina.
De la nada entró un mensaje y mis ojos se abrieron de par en par cuando vi que era del número del desconocido, lo abrí de inmediato.
Ayuda, soy Vale, Erick me secuestró en una especie de almacén de construcción, encuéntrenme por favor.
¿Qué mierda?
Bajé lo más rápido que pude las escaleras y fui directo a la sala principal, como todos los días, estaba llena de policías y agentes.
- Erick la tiene – dije y todos me voltearon a ver.
- ¿De que estas hablando? – habló ojos de pez y yo rodé los ojos.
- Acaba de llegar un mensaje al celular de Valentina, miren – se los di y los investigadores lo vieron – Él la tiene.
- ¿Quién es Erick? – preguntó de nuevo ojos de pez, ¿es que no sabía callarse?
Isabella leyó el mensaje y frunció el ceño.
- Mi ex novio – dijo casi en un susurro.
- ¿Por qué la tiene el? – se me hacía raro, de todas las personas que sospechaba, él era mi última opción.
- Yo tampoco entiendo nada – dijo Isabella y le tendió el celular al detective – pero allí hay una muy buena pista para por fin encontrarla.
Y todos se pusieron manos a la obra, Isabella les mostró una foto de Erick, Daniel la miró mal por tener una foto de ellos dos guardada aún, pero a ella no le importó, si eso les ayudaba a los policías a encontrarla, ya eso era suficiente.
Y entonces lo vimos, en una gasolinera, estaba lejos de aquí, como a unos cien kilómetros, después lo vimos por la carretera, y después en el estacionamiento de un almacén.
- Se dónde está ese almacén. – anunció Isabella de repente – Es de sus padres, ellos son socios de una empresa de materiales de construcción.
- Bueno, entonces guíanos a ella – dijo el detective a cargo de la investigación – Pero no podemos ir todos, solo pueden ir tres personas, ya con la señorita Smith quedarían dos vacantes.
- Yo voy – dijimos ojos de pez y yo al unisón para luego mirarnos.
- Yo debo ir, soy parte de la policía – dijo el acercándose y quedando muy cerca de mi rostro.
- Tu podrás ser una mierda, pero estamos hablando de mi novia – enfaticé la última frase y el me miró con odio.
- Quiero que Sebastián vaya conmigo – dijo Isabella y todos la volteamos a ver – También digo que debería ir el señor Leister, porque Chloe no está en condiciones para ver a Valentina, tampoco sabemos cómo esta, así que es mejor que no la vea y para que no se lleve una impresión que no queremos.
Dijo decidida, sin derecho a que le refutáramos algo, nunca la había visto así, voltee a ver a Daniel y se le veía una leve sonrisa, estaba de acuerdo, ya veo por qué se enamoró de ella y también quien llevaba el mando en esa relación.
- Esta bien, entonces alístense, salimos en diez minutos – dijo el detective antes de salir de la casa.
Jeyden maldijo y fue a donde estaba Gabriel a quejarse, pero ya la decisión estaba tomada.
Los policías nos pusieron chalecos anti balas, yo voltee a ver a Isabella mientras Daniel la ayudaba con el suyo, le dio un beso en la frente y decidí acercarme a ellos.
- ¿Por qué pediste que te acompañara? – pregunté, sabía que yo no le agradaba mucho, me toleraba, y hasta se podría decir que tal vez me tenía algo de aprecio, pero por todo lo que paso con su mejor amiga ella siempre me tendría ciertas reservas, y no la culpaba.
- Porque sé que ella va querer verte apenas salga del infierno que debe estar pasando, es mi mejor amiga, la conozco más que nadie – dijo seria, pero en sus ojos se le veía preocupación, estaba reteniendo las lágrimas, la envolví en mis brazos y ella me abrazó también.
- La vamos a encontrar – escuché como un jadeo salía de sus labios y cuándo se separó de mí se limpió las lágrimas.
- Claro que lo haremos, mi bebé está bien – pero no dejaban de salir lágrimas de sus ojos, en todo este proceso no había llorado, siempre se mantuvo seria, calculadora, sin demostrar lo que sentía, pero se había acabado de romper, de tanto aguantar, de tanto reprimirse, ahora había soltado todo – Solo espero encontrarla a tiempo – cuando terminó de decirlo se le quebró la voz.
Daniel le tomó la cara entre sus manos y le dio un pico.
- Ese mensaje demostró que aún hay una esperanza, así que aférrate a eso Isabella y no la sueltes hasta que la veas de nuevo, porque la veras, te lo prometo. – ella asintió y lo abrazó mientras lloraba – Cuídala mucho Sebastián, por favor, te encargo al amor de mi vida.
- Las traeré sanas y salvas, te lo prometo – prometí algo que no sabía si iba a poder cumplir, podía traer a Isabella, pero a Valentina... no lo aseguraba.
- Debemos irnos – dijo un policía y todos se pusieron en marcha.
Daniel le dio un último beso a Isabella y yo lo abracé fuerte, no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, pero sabía que no me iba a gustar nada.
La carretera no tenía fin, todos estábamos ansiosos, se sentía en el ambiente, íbamos en una camioneta blindada doble cabina, dos policías adelante, en los asiento de atrás, el señor Leister, Isabella y yo, en la parte de carga estaban como seis policías con sus armas y su uniforme de camuflaje, todos estábamos preparados para cual fuera el escenario que nos íbamos a encontrar.
Cuando estábamos cerca Isabella los guio por donde debían entrar y que ruta tomar. Entonces llegamos, estaba muy apartado de la sociedad, ya era de noche, no se veía casi nada, pero los policías se pusieron mascaras para ver en la oscuridad y arreglaron el terrero, estudiaron la zona y descubrieron que solo había una entrada, así que no tenía escapatoria. Cuando ya estuvo todo listo, encendieron las luces de las camionetas y todo se ilumino, a través de un megáfono el detective habló.
- Erick Jhonson, el edificio está rodeado, repito, el edificio está rodeado, salga con Valentina Leister muy lentamente.
Nada.
No salía.
- Erick Jhonson, no tiene escapatoria, salga con la señorita Leister en este preciso instante – volvió a decir el policía, cómo no hubo respuesta se acercó a nosotros – si no sale en dos minutos nos veremos obligados a entrar, estén preparados.
Todos asentimos, pero en ese instante la puerta se abrió, la incertidumbre me podía, y fue cuando la vi, mi impresión fue demasiada, me llevé las manos a la cabeza y caí en cuenta de que lo que estaba viendo era real cuando Isabella gritó. Estaba sucia, su ropa estaba desgastada, tenía moretones por todos lados, pero lo que más me paralizó fue la cantidad de cortes que tenía en su cuerpo, cortes que estaban sanando, cortes nuevos, y cortes que había acabado de hacer, aún estaban sangrando, estaba cortada por todos lados, ese hijo de puta la cortó como se le dio la gana. La tenia agarrada del pelo cubriéndose con su cuerpo, le estaba apuntando con un arma en el cuello.
- ¡Si se me acercan les juro que de aquí no sale viva! – gritó para que todos escucháramos, entonces enfocó su mirada hacia donde estábamos nosotros, le dijo algo en el oído y fue cuando ella me miró y lágrimas comenzaron a salir de sus ojos – Sebastián ¿Qué sientes al saber que esta perra ya ha sido utilizada por dos personas distintas y por ti no?
Hijo de perra.
- Déjala en paz pedazo de mierda, estás loco – gritó Isabella entre tanto llanto.
- Isabella, pero que alegría, – una sonrisa macabra se dibujó en sus labios – lo siento, nunca íbamos a funcionar, siempre amé a Valentina, y como no amarla, si esta divina – le pasó la lengua por la mejilla y vi la expresión de asco que hizo.
- Señor Jhonson, ponga el arma en el suelo y suelte a la señorita Leister – dijo el detective por el megáfono.
- ¡No lo haré, mierda, no lo haré, ella es mía, y si no está conmigo, no estará con nadie!
Y cuando creímos que todo había sido en vano, que habíamos llegado hasta aquí para nada, se escuchó disparo, Erick soltó el arma y a Valentina también, ella corrió hacia nosotros y los policías fueron hacia él lo más rápido que pudieron, lo sometieron en el suelo dejándolo inmóvil sin que pudiera zafarse.
Fue directo hacia su padre que la cargo entre sus brazos con lágrimas en los ojos.
- Mi princesa, estas bien, estas bien, mi amor – dijo el señor Leister llorando.
- Papá, me quiero ir, ya no quiero estar aquí, quiero...
Y en el ataque de nervios que estaba comenzando a tener se desmayó, casi se cae de los brazos de su padre, tuve que atajarla por la espalda.
- Mira como la dejó – señalo Isabella sus marcas, tocó una parte de su piel y cuando vio su mano se había llenado un poco de su sangre, casi se desmaya también, pero se supo controlar.
Tenerla tan cerca dolía más, se veía en muy mal estado, no sabíamos cuanta sangre podía haber perdido, si no había contraído una enfermedad sexual, o si sus heridas estaban infectadas.
- La llevaremos al hospital – dijo un policía. La subimos a una camioneta, su padre iba con ella y nosotros nos fuimos en otra.
Ya le habían avisado a la señora Leister que la habíamos encontrado y que la llevaban al hospital, al mismo en el que mi madre era directora, les dije que la llevaran para allá que allí recibiría atención especial. Cuando pasamos por las puertas la primera en atendernos fue ella.
- Hijo – me acarició las mejillas y miró a Valentina, se impresionó mucho, pero no tanto como nosotros, era médico, atendía esto día a día.
- Atiéndela, mamá, por favor – le supliqué y ella asintió.
Ella iba a la cabeza diciendo cosas que no entendía, y fue cuando vi por última vez a mi estrella antes de que las puertas del elevador se cerraran.
Los policías nos dijeron que llevaron a Erick a la estación y que lo estaban interrogando, pero que tenían pruebas suficientes parar darle unos años considerables, no iba a salir de la cárcel en un largo tiempo.
La madre de Valentina llegó preguntado por ella, le dijimos que la estaban atendiendo, que aún no teníamos respuesta, Gabriel la abrazaba para tratar de consolarla un poco. Ojos de pez hablaba con los policías para enterarse de la situación, cuando terminó fue a donde el señor Leister y le preguntó por Valentina.
- ¿Esta bien? – estaba preocupado, sus ojos lo reflejaban.
- Está viva, es lo que importa – dijo muy bajo y tajante para ir luego a abrazar a su mujer.
Gabriel fue a donde su amigo y le apretó el hombro.
- Mi padre dice que no fue bonito como la encontraron, por eso todos están así, están impresionados aun, – Jeyden solo asintió – tranquilo, estará bien, mi hermana es fuerte, yo lo sé – se le quebró la voz con la última frase y ambos se abrazaron.
Daniel vino a donde estaba sentado con Isabella.
- ¿Cómo la encontraron?
Isabella no decía mucho, estaba muy choqueada por la apariencia de ella.
- Estaba llena de sangre, mucha sangre, demasiados cortes nuevos, llenos de suciedad, de sangre seca – dijo mirando un punto exacto en el suelo – creo que jamás voy a poder sacar esa imagen de mi mente.
El la abrazó tratando de reconfortarla, luego volteo a mirarme.
- Ya verla con vida es suficiente para mí, ahora solo quiero saber cómo está su salud, porque como dijo Isabella, tenía muchos cortes. – dije en un susurro – Abusó de ella, no me quiero imaginar lo que ella debe estar sintiendo ahora.
Pero sé como es ella, la culpa la debe de estar consumiendo, debe de pensar que no la amo, o que la voy a rechazar, pero no, solo quiero tenerla en mis brazos de nuevo.
Daniel me abrazó también, unas lágrimas salieron por fin de mis ojos, verla así me había descolocado, sino que no lo demostré, tenía que ser fuerte.
Mi estrella iba a estar bien, ella iba a superar esto. Cuando la vi salir juro que las ganas que sentí de matar a ese tipo me podían, pero tenía que controlarme para que todo saliera bien, ella en ese momento tenía los ojos cerrados por el dolor que le hacia él al jalarle el pelo, mi estrella había vivido unos días de infierno, llegué a pensar que no la iba a encontrar, que se iba a rendir, pero no lo hizo, lucho a pesar de lo que estaba viviendo, mi estrella es fuerte, ella sobrevivió y va a estar bien, va a vivir, porque no esperó tanto para morir ahora, ¿o sí?
No
No podía, ya había luchado mucho como para rendirse ahora, ella va a estar bien.
Pelea, mi amor, pelea.
Aquí estamos todos esperando para que vuelvas a brillar como solo tú sabes hacerlo. Aquí estoy yo esperándote con los brazos abiertos para hacerte olvidar todo por lo que tuviste que pasar.
Así que, no te rindas ahora, por favor, no lo hagas.