Narra ______ (Tn)
—Tenemos que hablar.
Me detuve en seco y alcé la mirada cuando escuché esa voz.
Cuando había vuelto de mi caminata para reflexionar, Luke y Ashton se encontraban durmiendo en el living y Mike se escuchaba cantando desde el baño, así que no tuve problemas de ser vista.
Mi cara todavía estaba húmeda por las lágrimas que había derramado y la vergüenza era algo con lo que estaba lidiando muy a menudo.
Sus ojos me miraban pensativos y me sentí en la pasarela de la humillación cuando tuve que caminar hacia ella. No se veía molesta o desconcertada como yo lo habría pensado, solo me hizo un gesto para que me sentara a su lado.
Me abstuve de sentarme, porque, aunque fuera infantil, esa cama me daba asco.
—Por favor, ______ (Tn). —me pidió mi hermana, pero yo me mantuve firme—. Como quieras.
Supuse que ese era el momento donde nuestra verdadera primera pelea comenzaba. Kiara y yo jamás discutíamos en serio, solo era peleas de hermanas que se solucionaban en unos pocos días. Nunca tuvimos conflictos de chicos, porque, sinceramente, nunca nos interesamos por los mismos.
Supongo que hasta en eso Calum Hood debe ser un problema en mi vida.
—¿Qué ocurre contigo?
La miré desconcertada. ¿Así empezaría nuestra discusión? Porque según yo lo sentía... estaba siendo muy suave.
Kiara tuvo que haber notado mi confusión, porque se apresuró a volver a hablar, pero no sin antes tomar una gran bocanada de aire.
—Se supone que nos contamos todo, ¿no? —me preguntó insegura, por lo que yo asentí rápidamente. Bueno, no todo, pero una gran parte—. Entonces, ¿por qué no me contaste que tú y Calum tenían algo?
Mis ojos se abrieron ante la sorpresa. Negué inconscientemente, pero antes de que pudiera negarlo verbalmente ella se me adelantó.
—Cuando llegué te pregunté. Me dijiste que nada pasaba. —continuó convencida. Asentí ante su oración, porque eso era exactamente lo que había ocurrido—. Y claro que pasaba. ¿Por qué no me dijiste directamente que te gustaba?
Me quedé callada. Bajé los ojos de vergüenza, porque no tenía explicación para eso. ¿Qué sacaba con negar eso ahora después de haber salido corriendo como una tonta al verlos besarse en mi cama?
—Debiste decírmelo, pero no. Eres tan cabezotas que preferiste ocultarlo y hacer que todos perdiéramos nuestro tiempo. —comentó con un tono que no lograba descifrar. ¿Estaba enfadada o dolida? ¿O aburrida? ¿Quizá todas las anteriores?
La miré confundida, porque no estaba comprendiendo en qué punto estábamos. Sabía que era mi momento de hablar, no podía quedarme callada para siempre. Sentía mis ojos cansados y mi cabeza dolía. Esta vez sí que había hecho el ridículo.
—Es cierto, no te dije que me... —me detuve antes de finalizar la oración. Negué con la cabeza y continué—. Pero era cierto. Calum y yo no teníamos nada. No tenemos nada.
—¿Ah sí? —preguntó interrogativa. Asentí segura de la mentira que me había estado convenciendo. Sus ojos cambiaron y entonces lo entendí todo—. ¿En australiano nada significa besarse?
Mi boca se abrió por inercia. Quise negarlo, pero no podía hacerlo. ¿Cómo demonios se había enterado? Entonces sentí vergüenza. Calum y ella no tenían secretos. Realmente estaban construyendo una linda relación y yo lo estaba arruinando todo.
—Se le salió. —confesó de repente haciendo que yo la mirara curiosa—. Estaba tan enfadado porque creía que tú e Ian tenían algo que lo soltó todo.
No podía responder nada a eso, porque no había nada que responder. ¿Qué significaba eso de todos modos?
—¿Te das cuenta de lo que están haciendo? —me preguntó. En esa parte ya estaba perdida, así que negué—. Perdiendo el tiempo. En poco tiempo vuelves a Chile, ¿en serio que esto acabe así?
Me sentía una estúpida. Había logrado que la relación de mi hermana fracasara. Mis ojos comenzaron a llorar de nuevo y por más que quisiera retenerlo, no podía.
—Lo siento mucho, Kiara. —le dije llorando—. Todo esto es mi culpa. Yo no quería entrometerme... Ustedes era perfectos, yo...
—¿Entrometerte? —me preguntó incrédula, incluso lanzó una carcajada—. La única que se sentía como intrusa aquí era yo. Dios salve a quien sea que intente interponerse entre ustedes dos.
Mis lágrimas se detuvieron, pero algunas todavía bajaban por mis mejillas. Me quedé en shock ante sus palabras. Mi cara tuvo que haber sido un perfecto signo de interrogación, porque lo siguiente que recuerdo fue a Kiara volver a hablarme.
—Yo quería un novio, Calum quería a alguien que no fueras tú. —sus palabras no tenían sentido—. Mamá te diría que estás siendo una tonta. ¡Que manera de armar una telenovela turca por nada!
Dicho eso salió de la habitación dejándome con un mar de preguntas, a parte de las lágrimas ya gastadas, claro.
Unos segundos pasaron antes de que mis ojos volvieran a caer en la maldita cama. ¿Por qué las cosas con Calum tenían que ser tan complicadas?
Sentí rabia y comencé a sacar los cubre camas, sábanas y demás. Ni siquiera me percaté del golpecito en la puerta. Cuando me giré con las sábanas en mis brazos para ir a dejarlas a la lavadora lo vi parado delante de mí.
—Me alegro que estés bien. —dijo en un suspiro.
—¿Bien? —le pregunté incrédula—. Estoy arruinada, por tu culpa.
Su cara se contrajo y pude notar la sorpresa invadirlo. Sacudió su cabeza e intentó hablar nuevamente.
—Tengo algo que decirte.
—¿Qué lo sientes? —pregunté enfadada. Lo vi asentir y abrir la boca para seguir hablando, pero no se lo permití—. Que estás apenado, que soy importante para ti, que no quieres hacerme daño, que soy tu maldita mejor amiga. —me detuve sintiendo el resentimiento invadirme y lo miré fijamente—. Pero eso ya no me basta.
Antes de que quisiera meterse en mi cabeza me acerqué con rapidez y le entregué las sábanas. Él, aturdido, no pudo hacer más que recibírmelas.
—¿Qué es esto? —preguntó finalmente.
—¿Acaso no has escuchado el dicho? Los trapos sucios se lavan en casa. —le respondí con una sonrisa cínica—. De ahora en adelante te harás cargo de tus desastres.
—¿_______ (Tn)? ¿Estuviste aquí todo el tiempo? —escuché a Ariana preguntar mientras se hacía paso hacia nosotros—. ¿Qué hacen con eso?
—Calum hará una limpieza profunda, ¿no es así?
Miré a Calum quien todavía se encontraba aturdido con los brazos extendidos mientras las sábanas caían de él. Asintió cuando vio mi mirada inquisitiva aún en él.
—¿Estás bien? —me preguntó Ariana arrugando la nariz.
—Estoy perfectamente bien. —respondí dándome la vuelta para ir por más ropa de cama.
—¿No crees que es muy tarde para... limpiar? —me preguntó Ariana insegura.
—No. —respondí con firmeza—. Es el momento perfecto. ¿Cuándo habíamos visto a Calum realmente encargarse de algo? No arruinaremos eso.
—Está bien... —asintió Ariana poco convencida entendiendo que era su momento de desaparecer.
Calum no dijo ni una sola palabra. Antes de salir con la ropa de cama rumbo al cuarto de lavandería me miró. Pensé que se el viejo Calum despertaría y se desataría una batalla campal, porque yo no estaba dispuesta a ceder. Pero eso no pasó.
Cuando salió de la habitación me senté en el suelo cansada. Puse la cabeza entre mis manos y quise llorar, pero no me quedaban lágrimas para seguir haciéndolo. En algún momento tendría que ser valiente y decirle a Calum lo que sentía sin importarme su respuesta.
Lo merecía.
—¿Ya es el momento de hablar?
No quise moverme, porque sabía que era él otra vez. Suspiré y miré hacia otro lado.
—No pasó nada entre nosotros. —continuó haciendo que yo lo mirara—. Digo, entre Kiara y yo.
—No me importa. Son novios, pueden hacer lo que quieran, pero no en mi pieza, mucho menos en mi cama.
Sentí como Calum se acercaba a paso lento. Sabía que se estaba debatiendo si acercarse más era lo correcto o no, pero, de igual forma, se sentó en el suelo a unos centímetros de mí.
—Ya no.
Lo miré tan veloz como pude. Casi vomito en ese mismo instante. ¿Qué había hecho?
—Terminó conmigo, por teléfono. —me explicó haciendo que yo lo mirara confundida—. Fue divertido el mensaje, debo concederle eso.
Tomó su teléfono del bolsillo del pantalón y me lo cedió.
-"Estás con la hermana equivocada. Sé que leerás esto, _______ (Tn). Si no te lo agarras ahora mismo, te juro que te mataré cuando llegues a Chile"
Mi rostro se encendió con la última oración que estaba escrita en español. Fue inteligente, porque, aunque Calum intentara traducirla, no tendría un significado literal.
—No preguntaré. —dijo cuando le devolví el teléfono—. Pero algo me dice que yo estaría de acuerdo con eso.
Su confesión no hizo más que hacer que se acumulara más calor en mi rostro.
—No quiero que estemos mal. —reconoció haciendo que yo soltara una risa sarcástica—. Sé que metí la pata, como siempre lo hago y no creo que sea la última vez que lo haga, pero te necesito conmigo y créeme que todo lo intento hacer lo mejor posible solo para demostrarte que soy digno de llamarme tu mejor amigo.
Ahí está la palabra nuevamente. Debo decir algo, no puedo quedarme callada.
—Calum...
—En este tiempo que no hemos estado juntos me he dado cuenta de que debemos estar juntos, así funcionamos. —continuó haciendo caso omiso a mi intento de confesión—. Quizás seamos muy diferentes, pero ya sabes lo que dicen de los opuestos y no me hagas decirlo porque no me acuerdo.
—Opuestos complementarios, Calum. —dije sin poder evitar reír de gusto.
No sé qué habrá sido, pero se me quedó mirando con una sonrisa en el rostro. Sus ojos estaban puestos en lo que todavía era una gran sonrisa, por lo que rápidamente la reprimí. Me ponía nerviosa.
—Estos días alejados de ti han sido un infierno, fresita. —me dijo de una manera tan tierna que quise llorar—. Me he controlado para no venir y obligarte a estar cerca de mí de nuevo. Si no me crees pregúntale a Luke.
—Yo... —mis ojos están perdidos en los de Calum. Creo que eso fue una de las grandes razones por las que dije—: Me gustas, Calum.
Su sonrisa se borró y, entonces, cuando pensé que ya lo había arruinado todo se escuchó un grito.
—¡Calum, la lavadora!
Era Mike.
—Ya vuelvo. —me dijo con una sonrisa antes de desaparecer.
Sentí vergüenza por lo que acababa de pasar, pero al menos lo había sacado al fin. Ahora lo que más deseaba en el mundo era no volver a ver a Calum. Necesitaría unos días después de la humillación. No es que esperara un "también me gustas" —aunque habría sido lo ideal—, pero al menos un rechazo directo.
Luego de eso Calum volvió, pero jamás volvimos a hablar del tema. Lo obligué a cambiar mi colchón sucio por el de su habitación y él ni siquiera debatió.
—Hey. —dijo llamando mi atención—. Mañana tenemos un concierto. Si me vas a ver... lo arreglaré todo. Seremos tú y yo como siempre debimos hacer sido. Pero si no vas... entenderé que no quieres nada conmigo.
Me estaba mandando señales confusas o realmente yo era la tonta que no lograba comprender. Con desconfianza iba a hablar, pero Calum se me adelantó.
—No te preocupes. Ahora sé lavar los trapos sucios en casa. —afirmó haciéndome reír—. Me haré cargo de mis desastres.
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*Capítulo corregido + bonus*