seven | ɢᴇᴏʀɢᴇ ʀᴜꜱꜱᴇʟʟ

By celemilii

83.8K 3.1K 416

- ; 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍 DAISY y GEORGE se enamoraron cuando eran adolescentes y es una huella que no pudieron borrar d... More

SEVEN
I'll always be your girl
george
daisy
butterfly garden
daisy
them
max
george
the heart wants what it wants
them
daisy

daisy

2.1K 182 24
By celemilii

Después de la escena de anoche con George, me sentía como si estuviera en un estado de aturdimiento constante. No podía sacarme de la cabeza cómo se sentía su toque, ni sus palabras susurradas en mi oído. Era como si una parte de mí estuviera anclada en ese momento, incapaz de avanzar o de concentrarme en cualquier otra cosa.

Pero, por otro lado, en la escudería las cosas estaban un poco tensas debido a un pequeño desacuerdo entre Max y Checo. A pesar de eso, tenía un buen presentimiento con respecto a la carrera de hoy. Y, sinceramente, por el momento, no me equivocaba.

Todo transcurría más que tranquilo hasta que la advertencia de un Safety Car me puso en alerta. De repente, la atmósfera en el paddock cambió, y todos estábamos en modo de máxima concentración. Las estrategias se replanteaban rápidamente, y mis ojos recorrían las pantallas de un lado al otro, coordinando las comunicaciones y asegurándome de que todo estuviera en orden para el equipo.

—¿Quién es? —pregunta Max por la radio, su voz cargada de preocupación.

—Eso averiguo, dame un segundo —respondo, mi vista fija en la pantalla donde se muestra la escena del incidente. Christian, a mi lado, parece igualmente sorprendido por lo que está viendo.

Es un Williams. Y no cualquier Williams, es el de George. El auto está envuelto en llamas y el inglés parece estar atrapado en su interior. Observo la escena con incredulidad, sintiendo un nudo en el estómago mientras mi mente se concentra únicamente en una cosa: George.Mantengo la compostura mientras me paro al lado de Horner, quien me indica que avise a Max.

—Fue un Williams —digo, tratando de sonar tranquila aunque mi voz apenas logra ocultar el temblor de mis emociones—. El de George.

—¿El de quién? —pregunta Max, su tono de voz denota una mezcla de sorpresa y preocupación.

—Russell —respondo, tratando de restarle importancia aunque sé que es una farsa. Estoy asustada, aterrorizada incluso. Una ambulancia se lo llevó y no pude ver si estaba bien.

—Enfócate en la carrera. El SC saldrá en la próxima vuelta. Es momento de que pises el acelerador a fondo, puedes activar el DRS y pasar a Lewis tranquilamente —mi voz suena firme, pero por dentro estoy temblando. Mi única esperanza es que George esté bien, pero hasta que no tenga noticias suyas, debo mantener la calma y seguir adelante con la carrera.

Así lo hizo, y ganó su primera carrera este año.

Nos llevan a Max y a mí al podio para entregarnos premios. Mi hermano me baña en espumante, con una sonrisa radiante en su rostro, y trato de contagiarme de su felicidad, pero no puedo.

Este no es el lugar en el que debería estar, este no es el lugar en el que quiero estar.

Bajo del podio después de unos minutos y veo cómo mi padre abraza a Max, de manera breve pero lo hace. Me siento inútil aquí, como si mi presencia fuera solo un adorno en medio de la celebración. Contemplo la escena unos momentos y vuelvo por donde venía, encontrándome a Charles.

—¡Felicidades! —exclama Charles y me abraza con efusividad—. Sabía que podías hacerlo, Daisy —caminamos abrazados en silencio hasta su auto, la euforia de la victoria se siente en el aire a nuestro alrededor— ¿No vienes? —pregunta cuando ve que estoy por soltarme del abrazo.

—¿A dónde?—

—A ver a George —responde Charles con una sonrisa alentadora—. Estoy seguro de que le encantaría verte ahí.

¿Estoy preparada para ver a George?
A la mierda, sí. Podría haber muerto hoy.

—Vámonos.

Una vez que llegamos al hospital, la ansiedad comienza a crecer dentro de mí, como una enredadera de preocupación que aprieta mi pecho. ¿Y si es George quien no quiere verme?

—Charles... —lo detengo del brazo, mirándolo con dudas que pesan como losas—. No sé si sea buena idea.

—¿Por?

—Anoche George y yo tuvimos una charla y quizás no fui del todo... amable.

—Como si George pudiera odiarte —responde con seguridad, intentando disipar mis dudas—. La puerta está ahí, yo entraré y luego lo harás tú. No hay "peros" —pero sigo sintiendo ese nudo de incertidumbre en mi estómago, como una tormenta que se avecina y no puedo evitar.

—Pero...

—Adiós, Daisy —me despide, desapareciendo por la puerta de la habitación.

Me quedo sola en la sala de espera, sumida en un mar de pensamientos turbulentos. Estoy a punto de sacar mi celular cuando me doy cuenta del cartel de prohibido celulares. Genial. Busco distraerme mirando a mi alrededor y noto a una mujer que me observa con atención. Su rostro me resulta familiar, como si lo hubiera visto antes, pero no logro ubicarla.

—¿Alison? —pregunto, tratando de confirmar mi sospecha, y ella me sonríe con calidez.

—Creí que no me reconocerías, yo apenas lo hice contigo —responde, moviéndose para sentarse a mi lado—. La última vez que te vi eras solo una niña, Daisy.

Mientras la madre de George me mira con ternura, siento un impulso abrumador de abrazarla.

—Gracias por venir a verlo, cielo. Estoy segura de que le alegrará verte.

—No se supone que esté aquí —murmuro, sintiéndome fuera de lugar.

—Lo sé, te vi trabajando duro hoy. Lo hiciste excelente, en serio. No sé cómo logras entender todas esas cosas —comenta con admiración, y me río nerviosa. Observo las líneas de preocupación en su rostro, y me pregunto si mi propia madre tendría esas mismas arrugas.

—Es bueno estar de vuelta con los chicos, ya los extrañaba —respondo, intentando cambiar de tema.

—Sí... estabas en la F2, ¿verdad? Tratabas de evitar que dijeran que estás aquí solo por tu apellido.

Asiento con la cabeza, agradecida de cambiar de tema por un momento. Pero la sonrisa de Charles al salir de la habitación me indica que es mi turno. Mis piernas temblorosas me llevan hasta la puerta, y toco con timidez hasta escuchar la voz de George indicándome que pase.

—¿Sabes cuándo me darán el... —detiene su pregunta cuando nota que soy yo la que está parada en la puerta—. Day.

—Hola —contesto manteniéndome en mi lugar, él se mueve en la cama dejando un lugar para que me siente y así lo hago, aún teniendo la silla a un lado— ¿Cómo te sientes?

—Mucho mucho mejor —contesta sonriendo, sus pupilas parecen que van a estallar. En serio le dieron muchos tranquilizantes—. Felicidades por el primer puesto, Day. En serio te lo mereces. Me hubiese encantado verte en el podio— dice poniendo su mano en mi muslo y dándole un pequeño apretón.

Siento todas las alertas de mi cerebro sonar. Era como si tuviera fuego en los dedos, haciendo que cada centímetro de mi piel ardiera con solo su toque.

—Si... supongo que está bien. Ahora hay que mantenerlo.

—Pero por supuesto que dirías eso —se burla, pero su sonrisa se desvanece rápidamente. La atmósfera que nos envuelve es jodidamente tranquilizadora, tanto que me pone nerviosa.

—¿Qué te dijeron los doctores? —pregunto, intentando desviar mi atención hacia algo más que no sea la electricidad que siento cada vez que nuestros cuerpos se tocan.

—Solo estupideces —responde con indiferencia, pero luego su expresión se torna más seria—. Me tienen aquí por control y yo solo quiero subirme al auto.

—Pero por supuesto que dirías eso —replico, utilizando sus propias palabras para intentar desviar la tensión. Pero su siguiente comentario me golpea con fuerza—. Bueno, igual es entendible. Supongo que se le añade presión ahora, ¿no? Con el ojo de Toto puesto en ti.

—Para alguien que dice no importarle lo que hago, sabes bastante, Day —me responde, y me siento avergonzada por haberle revelado tanto de mí misma. Por un momento, olvido todos los motivos por los que me alejé, y solo quiero perderme en esa familiaridad reconfortante que George siempre ha representado para mí—. Tú también estás bajo presión.

—¿Yo? —respondo, intentando desviar la conversación hacia otro lado, pero sé que no puedo escapar de la verdad que se esconde detrás de sus palabras.

—Tú también estás bajo presión. Si Sussie se puso en contacto contigo...

—Ya sé lo que ella quiere, hace años viene diciéndomelo —aclaro, tratando de mantener la compostura—, pero también sé que no puedo hacerlo.

—No eres responsable de cumplir los sueños de otra persona. Ni los de tu padre ni los de tu hermano —dice con una voz suave pero firme, y sus palabras me sacuden hasta lo más profundo—. Es imposible estar a la altura de unas expectativas que se alimentan de deseos nacidos del propio fracaso, Day.

Cierro los ojos, sintiendo el peso de sus palabras resonar en mi pecho. Lo sé. Pero aún así, me siento en deuda con ellos. Después de casi huir de casa para ver a George y darme cuenta de que él ya estaba con alguien más, me sentí un poco perdida.

—Ellos te han dicho quién ser y con quién estar toda la vida, y tú sigues dándoles ese poder —continúa, y sé que tiene razón. Pero no puedo evitar sentirme atrapada entre las expectativas de mi familia y mis propios deseos.

—Eres mi primer amor, George, y me hubiese encantado más que nada que seas el último. Pero no puedo dejar solo a Max así que, por favor... no me hagas elegir —digo con sinceridad, sintiendo la tensión entre nosotros crecer con cada palabra.

—Nunca te haría elegir, Day. ¿Cómo podría hacerlo si sé que no me elegirías a mí? —responde con una tristeza que corta a través de mí como una cuchilla. Me siento culpable por haberle causado tanto dolor, pero sé que no puedo volver atrás en mis decisiones—. Sabía que era cuestión de tiempo.

—¿Para qué? —pregunto, tratando de entender el significado detrás de sus palabras.

—Para que rompieras la promesa —responde con sinceridad, y su confesión me golpea con fuerza. Él no puede estar hablando en serio.

—Yo no fui quien apareció en fotos besándose con alguien más, así que no trates de culparme a mí por eso —le digo, dejando escapar toda la frustración y el dolor que he estado guardando dentro de mí. Me doy media vuelta y salgo de la habitación, sin poder soportar la intensidad de su mirada en ese momento.

Quiero abrazarlo. Necesito abrazarlo. Necesito decirle que tenía razón, que no dejé de pensar en él ni un segundo, ni cuando papá me mostró esas fotos. Pero no lo hago, en cambio, salgo por la puerta y dejo al amor de mi vida ahí, completamente solo en la cama del hospital.







holiss, cómo andan??
yo aproveché mi momento de inspiración para corregir capítulos así que ya vuelven las actualizaciones diarias <3

Continue Reading

You'll Also Like

82.4K 6.9K 42
❛ 𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐀𝐋𝐋 𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐓 ❀࿔₊° ─꒱ ❏ lewis hamilton 𝖿𝖺𝗇𝖿𝗂𝖼 ⸼۰ ۪۪۫۫ ❬"= 𝐝𝗼𝐧𝐝𝐞 lewis se enamora de la brasileña del paddock, pero no...
16.2K 1.1K 20
buenas este es mi primer fic así que pido paciencia gente solo soy un joven escritor de Wattpad :v lean las aclaraciones para entender la historia mu...
2K 221 2
LEGACY OF SPEED | ❝Soy mucho más que el apellido y legado de mi padre❞ Donde Lauren y Mick toman el lugar de su padres en la Fórmula 1 y todos espera...
758 64 7
Aryana Valenti, la chica del vestido rojo, la única que pudo volver locos a los dos teammates de la Scuderia Ferrari.