Lo que encontré en ti

נכתב על ידי Alewriting29

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Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no... עוד

PROLOGO
01 VALENTINA
02 VALENTINA
03 VALENTINA
04 SEBASTIÁN
05 VALENTINA
06 SEBASTIÁN
07 VALENTINA
08 SEBASTIÁN
09 VALENTINA
10 SEBASTIÁN
11 VALENTINA
12 VALENTINA
13 SEBASTIÁN
14 VALENTINA
15 SEBASTIÁN
16 VALENTINA
17 SEBASTIÁN
18 VALENTINA
19 SEBASTIÁN
20 VALENTINA
21 SEBASTIÁN
22 VALENTINA
23 SEBASTIÁN
24 VALENTINA
25 SEBASTIÁN
26 VALENTINA
27 SEBASTIÁN
28 VALENTINA
29 SEBASTIÁN
30 VALENTINA
31 SEBASTIÁN
32 VALENTINA
33 SEBASTIÁN
34 VALENTINA
36 VALENTINA
37 SEBASTIÁN
38 VALENTINA
EPILOGO SEBASTIÁN
Agradecimientos

35 SEBASTIÁN

921 76 23
נכתב על ידי Alewriting29


Rojo.

Solo veía rojo.

Escuchaba los gritos de Valentina, pero no podía parar, me volví loco al ver la imagen que me recibió al abrir la puerta.

Solo me fui media hora, media hora mierda, la dejé en una habitación para invitados porque se puso muy borracha, y fui por agua, me distraje con unos amigos, y...

Sangre.

Sangre en mis puños, en mi camisa, en mi cara.

Me levantaron y cuando me voltee para golpear al que estaba detrás de mi reconocí a Daniel y fue cuando mi cordura regresó, de nuevo veía bien, Derek estaba en el suelo solo con su bóxer puesto, su cara era un desastre, casi irreconocible por la sangre, miré a Isabella con Valentina en la cama, aun desnuda, estaba llorando, ella solo negaba, estaba temblando, se abrazaba a si misma sin mirar a nadie.

Me percaté que a los lados había personas viendo todo y murmurando.

- ¡Fuera todo el mundo! – grité – ¡Se acabó la fiesta!

Todos se sobresaltaron pero se fueron de la habitación, Daniel no quería dejarme solo, pero tenía que asegurarse que todos salieran de la casa, así que no queriendo, me dejó sólo. Agarré del cuello a Derek sin importarme que estuviera su hermana allí.

- Vuelve siquiera tocar a mi novia y te juro que te mato hijo de puta – lo amenacé muy cerca del rostro, el solo rio y pude ver sus dientes manchados de sangre.

- Te dije que sería mía ¿lo recuerdas? – sí, lo recordaba bien y mi furia iba aumentando otra vez – ¿Qué se siente saber que tienes de novia a alguien que ya otro usó a su antojo?

Y otra vez vi todo rojo, pero no pude golpearlo porque Daniel llegó justo a tiempo y me tomó de la muñeca, voltee a verlo con el ceño fruncido y el negó con la cabeza.

- No.

Me levanté de mala gana y me recosté de la pared con los ojos cerrados, no quería verla ahí llorando, sabía que no era su culpa, la confusión y la culpa estaban plasmadas en sus ojos, estaba ebria, el abusó de ella, y más rabia me daba pensar en eso, pero no quería verla, estaba molesto con todo ahora mismo.

- Quiero que te largues – escuché a Isabella decir. Claro, ella iba a defender a su hermano fuese cual fuese la situación.

Y una bofetada se escuchó en la habitación.

Cuando abrí los ojos vi a Isabella frente a Derek con los ojos llenos de lágrimas y el sobándose la mejilla.

- Esta también es mi casa, te recuerdo, hermanita – dijo con una sonrisa de suficiencia.

- Si, tienes razón, pero mis papas dijeron que si volvías a entrar a esta casa de esta forma, llamara a la policía, así que ¿Qué condena te darán al enterarse que violaste a una menor de edad y encima estas drogado?

La expresión de Derek pasó de suficiencia a terror absoluto.

- Si haces eso mi vida se acaba, no me aceptaran en ninguna otra aerolínea y quedaré con una mancha en mi expediente.

- Entonces es mejor que te largues de una vez antes que la poca consideración que tengo en este momento hacia ti se me acabe.

Nunca había visto a Isabella así, pero ya esto pasó de ser algo de Valentina y yo, a algo familiar. Derek la miró desafiándola y entonces bajó la mirada, sabía que lo mejor que podía hacer era largarse de allí, si es posible también de sus vidas.

- Lo disfruté mucho, hermosa – dijo mirando a Valentina y esta solo apretó los ojos. Luego pasó a mirarme a mí – Espero que la disfrutes ahora que ya está sucia.

Y se fue, dejando un ambiente tan tenso que si lanzabas un fosforo, todo explotaba.

- Por favor, quiero estar sola – dijo Valentina de la nada, seria y sin mirar a nadie.

- Vale, no te voy a dejar...

- ¡Quiero que me dejen sola!

Le gritó a Isabella y ella se detuvo al instante, solo asintió y tomó a Daniel de la mano, se dirigió a mí y extendió su mano libre para que la tomara, en su mirada veía la súplica para que me fuera con ella, y eso hice, salimos de la habitación agarrados de la mano, dejando a una Valentina hecha pedazos y posiblemente en un ataque de crisis.

Llegamos a la cocina e Isabella se dirigió a la nevera por algo de comer, Daniel se sentó en una silla de la isla y yo también, puso tres vasos con leche y galletas, no tenía hambre.

- No es su culpa, Sebastián – dijo ella después de un largo silencio.

No dije nada, solo miraba el plato de galletas del cual ninguno había comido. Me levanté de la silla y fui al patio trasero, necesitaba fumar, mientras encendía el yesquero y la llama le daba vida al cigarrillo me di cuenta que estaba temblando, tenía impotencia, sentía que iba a explotar, solo de imaginarla entre sus brazos, como la besaba, como suspiraba su nombre, como gemía el nombre de mi chica, como la hacía suya... cerré muy fuerte los ojos porque la ira se estaba apoderando de mí otra vez.

- ¡Sebastián ven rápido! – gritó Daniel desde la entrada y fui corriendo, el me guio escaleras arriba y empecé a escuchar gritos.

Era Valentina.

Al llegar vi a Isabella intentando calmarla, pero estaba incontrolable, ya se había puesto su ropa interior, pero la crisis que tenía le impedía importarle eso, lanzaba cosas por doquier, vasos, jarrones, las sabanas la tiró al piso, partió un espejo, lanzo el tocador al suelo y se desplomó sentada en el piso, se veía acabada, me preocupa verla así, me partía el corazón, pero cuando vi que tomó un pedazo de vidrio y lo acercó a su muñeca salté de inmediato sobre ella y la abracé para que pudieran quitárselo de la mano, Daniel lo hizo y trató de limpiar los pedazos que estuvieran cerca de ella.

- ¡Suéltame, no me toques! – forcejeaba, pero la apreté más fuerte contra mi cuerpo.

- Vale, mírame, por favor – se aproximó Isabella tomándola de las mejillas, pero no se quedaba quieta, seguía moviéndose.

- ¡No quiero ver a nadie, suéltame, mierda, no me toques, por favor!

No la solté, no lo iba a hacer, frente a mis ojos estuve a punto de ver como no le importaba nada y se quitaba la vida, sin pensar en nada, la zarandeé para que reaccionara, pero no lo hacía, solo gritaba y lloraba desconsoladamente. Isabella comenzó a llorar al darse cuenta que no podía hacer nada para que Valentina estuviera bien, así que intentó abrazarla, pero no se dejó.

- ¡No me toques, estoy sucia, no me toquen, suéltenme! – este último grito lo sacó tanto de su interior y dolió tanto que comencé a llorar.

Ese maldito.

Nadie merece pasar por esto, no porque estés ebria es una invitación a tener sexo con alguien, todo debe ser reciproco, no creer que la otra persona está de acuerdo, no está en sus cinco sentidos mierda, no sabe lo que quiere en el momento, no razona, no piensa, nadie debería hacer pasar a una persona por esto, y quien si lo ha hecho, realmente es un maldito hijo de puta.

Pasados unos minutos se quedó dormida en mis brazos, después de tanto llorar, gritar y forcejear, por fin se calmó, pero esto no era el final, era solo el principio de lo que ahora se venía. La acostamos en la cama y decidí quedarme con ella, Isabella quería hacerlo, pero no la dejé, ella también necesitaba descansar, estaba muy afectada por lo que había pasado con su hermano, no era bueno que las dos estuvieran juntas en este momento, ella aceptó sin insistir mucho y le dio un beso en la mejilla a Valentina antes de irse. Me acosté junto a ella y la miré, mi estrella, tanto que había brillado el último mes junto a mí, y tan apagada que estaba hace un momento, tenía los ojos hinchados, hundidos de todo lo que había llorado, vi sus marcas y las acaricie, de solo imaginar que vuelve a cortar su preciosa piel... no, eso no puede volver a pasar, ya no.

- Te amo, mi estrella, no me importa nada de esto, no me importan tus cortes, no me importa tu pasado, no me importa lo que él te hizo. – le susurré en el oído y le besé los labios para acercarla a mí y abrazarla – Te amo por sobre todas las cosas y siempre voy estar aquí para ti.

Me quedé dormido soñando con ella feliz, sin ninguna cicatriz en su piel, sin ningún pasado que la atormentara, solo ella sonriendo para mí, con esa sonrisa que amé desde el primer día que la vi.

Desperté con los rayos del sol, busqué a Valentina tanteando la cama con mi mano, pero no la encontré, salí corriendo de la habitación y fui directo a la cocina, pero allí solo estaban Daniel e Isabella.

- ¿Dónde está Valentina? – pregunté en el marco de la puerta y ellos me miraron con confusión.

- Creímos que estaba dormida contigo.

Y fue allí donde todos nos miramos y de inmediato comenzamos a buscar por toda la casa.

Pero no estaba, se había ido.

- Voy a llamarla. – dijo Isabella marcando su número mientras le temblaban las manos, no hubo respuesta – Voy a llamar a Gabriel entonces – él si contestó, pero le dijo que no estaba en su casa, que no la ve desde ayer – Entonces ¿Dónde está?

Hubo un silencio y comencé a pensar lo peor, no, no había podido suicidarse, no, claro que no.

Volví a la habitación a ver si conseguía algo, lo que sea, para darme una idea de en dónde podía estar, pero no encontré nada, hasta que escuché como algo vibraba, me agaché debajo de la cama y vi su celular, Isabella estaba intentando llamarla otra vez, bajé lo más rápido que pude las escaleras y fui a la sala de ver televisión donde estaban ellos.

- Encontré su celular – dije apenas entré – no me sé su contraseña.

- Yo sí – se lo di y lo desbloqueo de inmediato.

Ojeamos lo que tenía allí guardado, fotos, llamadas, mensajes, y hubo uno que nos llamó mucho la atención, era del número desconocido, lo recibió a las siete de la mañana, mucho antes de yo despertarme, debió de leerlo y soltar el celular para luego irse.

Así que ya estas lista para mí, ahora serás toda mía, toda para mí, no escaparas tan fácil, porque hoy te encontraré donde quiera que estés y serás mi compañía eterna, mi juguete favorito, el lienzo en el cual pintaré con tanta sangre de los cortes que haré en tu precioso cuerpo.

Sentí un frio subir por mi cuello.

- Ese idiota la tiene, quien quiera que sea la tiene – dije seguro.

- Pero ¿Quién es? – preguntó Isabella antes de desmayarse, Daniel la atajó en sus brazos a tiempo antes que callera al suelo.

La acostamos en el sofá de la sala y le dimos a oler un poco de alcohol, reaccionó de a poco.

- Necesitamos decirle a sus padres, ellos son personas importantes, sabrán a quien llamar – dije y los tres nos miramos con preocupación.

¿Dónde estarás, mi estrella?

Fuimos a casa de Valentina y el escenario me trajo tantos malos recuerdos que sentí que todo se repetía de nuevo, su madre no lo podía creer, nos preguntó muchas veces que donde creíamos que podía estar, que quien podría ser la persona responsable, hacia preguntas de las cuales no teníamos respuesta mientras lloraba. Su padre comenzó a llamar a muchas personas para que empezaran la investigación, lo normal era que esperaran cuarenta y ocho horas, pero era la hija de Andrew Leister, no necesitaban más para comenzar un caso. Gabriel también llamó a unos amigos que estudiaron en la misma universidad que él.

Lo primero que revisaron fue su celular, trataron de rastrear el número, pero era desechable, o sea, no rastreable, eso fue un golpe duro, la madre de Valentina al escuchar eso le dio un ataque de pánico, comenzó a gritar y llorar, Gabriel la tuvo que sacar de la sala para calmarla un poco.

Pasada una semana vi a ojos de pez entrar a casa de Valentina y los celos volvieron a mí.

- ¿Qué haces tú aquí?

Me acerqué con furia hacia él, pero Gabriel se puso en el medio de nosotros.

- Para que sepas, estudié criminología, así que en algo puedo ayudar – me miró retándome.

- Tiene razón, Sebastián. Él nos puede ayudar para saber dónde puede estar mi hermana – los ojos de Gabriel estaban como los míos en esa época, preocupados, tratando de ser fuerte, pero sin querer serlo.

- Está bien – me resigne, todo sea por encontrarla.

Le di el paso, pero el quedó a mi costado.

- Si la hubieras sabido cuidar nada de esto estuviera pasando.

- ¡Jeyden suficiente! – gritó Gabriel – No quiero peleas aquí, ya bastante tenemos con esto como para que ustedes dos se vayan a los puños por sus ridículos celos, así que mientras estén aquí no quiero enfrentamientos estúpidos.

Los dos lo miramos y asentimos, ojos de pez se fue por un lado y yo fui a la habitación de Valentina, nunca había estado aquí, era muy linda, como de una niña pequeña, me senté en su cama y pasé mis dedos por su almohada, la tomé entre mis manos y olí su aroma, era dulce, como a flores. Me acosté y vi al pato que le había regalado el día que fuimos a la playa, lo agarré y lo apreté contra mi pecho como si fuera ella, entonces lloré, lloré por estar pasando otra vez por lo mismo sin poder hacer nada.

Así pasó un mes del cual no tuvimos respuesta ni supimos nada de su paradero.

Y la película se repetía.

Un secuestro.

Una desaparición.

Un desenlace.

Mi estrella perdiendo su brillo a manos de un asesino sin rostro.



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Holi ¿como se encuentran? les traigo buenas y malas noticias noticias, la buena es que ya tengo internet en mi  casa, ando feli. La mala es que ya estamos a punto de finalizar la historia, sip, ya estamos en lo ultimo. Les traigo cinco capitulos con mucha intencidad, espero que los hayan disfrutado mucho.

¿No se esperaban que ese fuera el secreto de Sebastián cierto? pero ahora hay un segreto mas, ¿quien secuestró a Vale?

Diganme que les parecieron los capitulos, cual fue la parte que mas les impacto y de quien estan seguros que es el desconocido.

Gracias por todo su apoyo y les mando un abrazo enorme (;  

  

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