R U Í N ©

By Veronicapeher

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Si cierro los ojos, aún puedo sentir, en la oscuridad, tus dedos deslizándose por mi piel de forma silencios... More

R U Í N
Advertencia
Prefacio
Parte I
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Parte II
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Parte III
Capítulo 21
Capítulo 22
6 meses
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Epílogo
Playlist
Agradecimientos

Capítulo 13

363 28 6
By Veronicapeher

Recomendación de canción: Cinnamon girl - Lana Del Rey

Muchas habían sido las despedidas, cada una peor que la anterior. Algunas breves, otras atroces, pero sin duda, cada una dejando una herida, un rastro de sangre y piel al descubierto, lágrimas salinas que ardían al mezclarse.

Me veía a través de los ojos deshonestos. Y yo me aseguraba de capturar en completo su conformidad; el cabello en rulos que por el largo se arremolinaba en su cuello, la piel canela que lucía suave a la luz del sol. Su ceño fruncido cuando mi toque dejaba su cara, y mi mano caía a mi regazo con pesar. Concentrada en mis dedos, en el juego entre mi nerviosismo y la tristeza.

Sabía que llevaba meses alargando lo mismo, sabía que está no sería la última vez, pero en mi mente, en el fondo tenía esperanza. La esperanza de que algún día fuera alguien distinto, pero no te deberías quedar en un lugar, solo porque piensas que en el futuro será diferente.

No deberías aferrarte a un potencial que solo tú logras ver.

-No puedo salvarte...y tu a mi tampoco.

El suspiro que deja salir es pesado, en su modo "neutro" no llega a querer darle tanto peso a mi intento de huida, o a expresar sus sentimientos de forma correcta.

-No te estoy pidiendo que me salves, Ronnie.

-¿Qué estás pidiendo que haga? ¿Que me olvide de todo lo que has hecho? ¿Que deje atrás cada falta de respeto e humillación? ¿Que confíe ciegamente en ti dejando el pasado atrás así tan fácil?

-¡Es que tú quieres vivir en el pasado!

Se altera.

-¿Yo quiero? ¡¿Yo quiero vivir en el pasado?!

Los dos nos alteramos.

Niega con la cabeza. -No necesito pelear.

-¡Y yo tampoco, mierda! ¿Crees que yo quería esto? ¿Crees que yo quería que vinieras de nuevo a desbalancear mi vida? , ¿A seguir con promesas que nunca cumplirás, a decirme que me amas para luego seguir con tus mismos juegos y falta de empatía?

No dice nada, y entra este silencio. Ese que bien conozco de él. Es ese tipo de silencio que avisa que no cederá, que yo debo ser quien se rinda, quien se humille, quien se rompa en pedazos.

"Tú no eres la única que ha sufrido."

Se gira, incapaz de verme. Aquello me otorga la valentía suficiente para decirle:

-Te amo, y te voy a amar siempre, aunque nunca lo hayas merecido.... -Tomo un respiro que hace que mis pulmones quemen. -No me busques más, por favor.

Lloro todo el camino hasta llegar a casa, recostada en la puerta de madera, deslizándome hasta abrazar mis rodillas con los brazos, como si me faltaran todos los órganos internos, como si me hubiesen arrancado el corazón.

La ironía era, que ambos sabíamos que volvería a buscarme.

Y yo, le dejaría regresar.

A pesar de que el viaje en auto fue una tortura y la taticardia estaba lejos de irse al igual que mis nervios. Logré llegar al veterinario, tenía la vista fija en el cuerpo blando de mi compañero, pero empezaba a ver borroso, aflojaba poco a poco el agarre en torno a él aún cuando quería con todas mis fuerzas poder sostenerlo.

Las personas uniformadas tomaron al cachorro de mis brazos, asegurándome que estaría bien, pero el tono de preocupación me dejaba más ansiosa.

No se si era el miedo, o la combinación de los últimos eventos, pero sentía mi cuerpo colapsar. Me temblaban las piernas y no era capaz de articular palabra. Mi desesperación aumentó cuando uno de los encargados se dirigió a mi, y no pude enfocar la vista.

-Señora...¿está bien?

La droga. Pensé, Gabriel debió haber colocado algún tipo de sustancia cerca de Rodrigo, me ha conseguido drogar.

Trate de sujetarme de una pared solo para terminar desplomándome. Cada vez mas asuente de la realidad. Sabía que mi deseo era estar alerta pero mi cuerpo no me hacía caso, mis párpados se iban cerrando por más que trataba de impedirlo.

Trate de decir algo, mi lengua se sentía pesada y seca, como si estuviese llena de arena; El peso de mi cabeza era demasiado para sostener. Escuché la voz de la recepcionista repitiendo la pregunta, pero me fue imposible responderle, mi mente quedaba en negro.

Perdí el conocimiento instantáneamente luego de oír como llamaban por ayuda.

En mi sueño estaba flotando en el agua.

Solo sentía plenitud mientras el ambiente oscuro, el de una playa en la noche y la luna oculta, donde la corriente de aire era el único sonido que podía percibir.

Las olas rompían en la orilla con lentitud y mi cuerpo estaba suspendido en el agua negra, sumamente helada, aún así me encontraba en calma, relajada. Nada me perturbaba mientras estaba rodeada de nada, de soledad.

¿Por qué algo me molestaría?

Mi piel cosquilleaba en cada rincón, siendo abrazada por las sensaciones, el vaivén del agua como una mecedora, empujándome de un lado a otro en parsimonia.

Pero el mar empezaba a burbujear debajo de mi, interrumpiendo la calma. Las olas se elevaban en si mismas, obligándome a pararme, pero mis pies no lograban tocar el fondo, por mas que avanzaba, el agua se calentaba enormidades. Me sofocaba, las olas ahora subían y bajaban arrastrándome con ellas, impidiéndome respirar, salir a flote, seguir.

La luna ya no era visible y cada vez estaba más acorralada en el interior del agua, ahogándome, ya no había paz, solo un eterno infierno, donde luchaba por aire, y fallaba en el intento.

Sed.

Sentía la garganta seca. ¿Cuándo fue la ultima vez que tomé agua?

Abrí los ojos lentamente para dar con un cuarto blanco, con luces cegadoras que me hicieron doler la cabeza. El aroma a productos de limpieza, lejía en específico, me aturdieron.

Entonces pude notar los cables que me rodeaban, monitoreando, Caí en cuenta con la cabeza punzando y el corazón acelerado, que estaba en un hospital, sola, y sin la mas mínima idea de que ocurría.

Recuerdo desvanecerme, el trayecto perturbador de eventos que se dieron luego de la reunión. Las imágenes se amontonaban: El departamento, la escena, la huida, mi mascota y...

Trate de sentarme en la cama de hospital, presionando el botón de llamada de emergencia. Para mi mala suerte mi bolsa no estaba en la habitación, y la verdad no tenía idea de que había pasado, lo único que sabía es que debí colapsar por lo que sea que utilizó Gabriel para drogarme.

Enseguida después de apretar el botón, la puerta se abrió, revelando a una mujer morena con una tablet, traía un uniforme azul marino y la mirada notablemente cansada.

-¡Despertaste! ¿Cómo te encuentras?

-Me duele el estómago. -Ella asiente.

-Mi nombre es Marissa, imagino que te sientes extraña, ¿quieres ir al baño? Con lo que ocurrió te sentirás algo mareada.

Ni siquiera tenía energía para asumir que sabía lo que pasaba. Marissa me hablaba con dulzura y yo solo estaba enfocada en que sentía como si tuviera la peor resaca de la vida. -¿Disculpa pero...qué ocurrió?

-¡Oh! Será mejor que traiga a la doctora para que te explique, ¿quieres llamemos a alguien más? Tu esposo está afuera.

-¿...Mi esposo?

-Si, el moreno, recuerdo que su nombre es Meza. Tiene tus cosas y esta en la sala de espera desde ayer. No dejamos a nadie que se quede en las habitaciones por cuestión de seguridad una vez que su identidad sea verificada.

-¿Ayer?

-Si, llevas un día entero inconsciente, sé que puede ser algo difícil de digerir pero es necesario que apruebes que ingresen a tu habitación ya que llegaste en una condición en donde no podíamos realizar preguntas.

Asiento levemente, no tengo idea de que decir o de como procesar las cosas así que solo la miro en silencio, mientras trato que mis neuronas reaccionen.

-Fui drogada. -Consigo decir. -Mi hermano, Iván Rivardi, es el contacto de emergencia en mi teléfono.

-¿Y su esposo?

-No es mi esposo, no es nada mío ese hombre. No le deje ingresar. Por favor llame a mi hermano y recupere mis cosas.

A la enfermera se le ve confusa pero sale de la habitación con una positiva y es que puedo relajar los músculos de mi cuerpo.

Hay muchos pendientes en mi cabeza, Rodrigo el principal, el apartamento, y hasta seguridad extra luego de todo esto.

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