Adachi to shimamura Novela V...

By KattXena

171K 7.5K 9.6K

PDF's en los comunicados, o pueden pedírmelos directamente Estado: Actualmente a día con la traducción al in... More

Shimamura en el gimnasio
Capítulo de bonificación: "Yashiro: La visitante"
Adachi's Q
Capítulo de bonificación: "Carnicería: La visitante"
Extraña Adachi
Capítulo de bonificación: Carnicería: La Visitante (2 )
Navidad en curso; pensamientos de Adachi
Capítulo de bonificación: Yashiro: La visitante (2)
Navidad en curso; Pensamientos de Shimamura
Capítulo de Bonificación: "Carnicería: La Visitante (3)"
Álbum Blanco
Capítulo de Bonificación: "Yashiro: La visitante (3)"
Muslos llenos de marcas
Senos serios
Epílogo
Volumen 3
Adachi de hoy
Elige una guarnición de chocolate para mí
Capítulo de Bonificación: "Carnicería: La Visitante (4)"
Adachi de hoy
Resplandor que alcanza el sol: Heliotropo
Capítulo de bonificación: Yashiro: La visitante "4"
Adachi de hoy
Espinas que tejen el pasado: Rosa Vieja
Capítulo de bonificación: "Carnicería: La Visitante (5)"
Adachi de hoy
Y luego, el amor que abraza a la santa madre: Marigold
Capítulo de Bonificación: "Yashiro: La Visitante (5)"
Adachi de hoy
Sakura "Cuando brillan las oraciones"
Epílogo
Volumen 4
Sakura y primavera
Capítulo de Bonificación: "Casa de Hino: La visitante (1)"
Adachi de hoy
Primavera y luna
Capítulo de Bonificación: "Yashiro: La Visitante "6"
Luna y voluntad
Capítulo de Bonificación: "Casa de Hino: La visitante (2)"
Voluntad y Amistad
Capítulo de Bonificación: "Yashiro: La visitante (7)"
Adachi de hoy
Amiga y Amor
Capítulo de Bonificación: "Casa de Hino: La visitante (3)"
Adachi de hoy
Amor y Sakura
Epílogo
Volumen 5
Si todos fueran pequeños
Iré a verte, incluso si no dices nada
Adachi de hoy
Dejando azul oscuro
Capítulo Extra: "Nagafuji: La visitante (1)"
La Espada de Shimamura
Capítulo extra: "Yashiro: La visitante (8)"
¿Son almas compartidas? (Parte 1)
¿Son almas compartidas? (Parte 2)
Capítulo de Bonificación: "Nagafuji: La visitante (2)"
Resucitación de Adachi
Capítulo de Bonificación: "Yashiro: La visitante (9)"
Epílogo
Volumen 6
Recuerdos Agridulces
Adachi de hoy
Más allá del Calendario
Capítulo de Bonificación: "Nagafuji: La Visitante Picara"
Adachi de hoy
Perro de ciudad natal
Capítulo de Bonificación: "Yashiro: La visitante (10)"
Adachi de hoy
Problema de Afecto
Capítulo de Bonificación: "Hino: El Retorno"
Adachi de hoy
Vuelo
Epílogo
Aviso
Volumen 7
Si no se hubieran encontrado en el segundo piso del gimnasio
Adachi de hoy
Sintiendo tu sonrisa
Si Adachi hubiera permanecido como al principio
Adachi de hoy
Paz momentánea es todo lo que necesito (Parte 1)
Paz momentánea es todo lo que necesito (Parte 2)
Capítulo de Bonificación: "Hino y Nagafuji"
Adachi de hoy
Serie de palabras comunes
Capítulo de Bonificación: "¿Yachii? La visitante"
Adachi de hoy
Orando tranquilamente
En este mundo
Epílogo
Volumen 8
Viaje allá
Nuestro primer viaje (Parte 1)
Nuestro primer viaje (Parte 2)
Hino y Nagafuji
Yachii la Visitante
Nuestro primer viaje (2)
Viaje de regreso
Epilogo
Volumen 9
:)
Joven Hougetsu Shima
Shimamura y Adachi
Akira
Taeko
Capítulo de Bonificación
Tempestad de Sakura -Pergaminos Navideños-
Capítulo de Bonificación: Shimamura, Adachi y Navidad
Porque nuestra relación no está tan limpiamente cortada
Epílogo
UnU
Novela Especial del Anime: CHITO
Novela especial de anime 2: Shima
El secreto de la familia Shimamura
Novela especial BD 3: Mura
Novela Especial BD 4: ADA
Volumen 10
Hermana fantástica
Alejándose del sentimiento
Sé tú misma
The Sakura's Ark (parte 1)
The Sakura's Ark (Parte 2)
Sueño de Dos
La Cuna de la Luna
Mantener la Esperanza
Flores de cerezo para las dos.
Hear-T
Epílogo
Volumen 11
Estrellas blancas en la noche negra
Nunca 8
Pequeño Ancestro
Alguna vez 15
Más allá del bucle finito
No sólo es el verano
Recuerdo 22
Epílogo
Volumen 99.9
Halo Solar
______ y _________
Volumen SS
Alguna vez, hubo un tiempo de oro... (Part. 1)
Alguna vez, hubo un tiempo de oro... (part. 2)
...Un tiempo de plata...
... y un tiempo de cobre

Verano 18

916 33 146
By KattXena


La Shima del instituto reflejada en el espejo ponía la misma cara de siempre.

"Pareces cansada."

Sinceramente, era un shock que mis ojos fueran capaces de permanecer abiertos. ¿Realmente estaba bien que anduviera por ahí con ese aspecto, esparciendo mi energía negativa a todo el que pusiera sus ojos en mí? Me pregunto qué pensará Adachi al respecto. Probablemente nada, si te soy sincera.

Nunca me enseñó los colmillos. ¿Cómo iba a hacerlo si le aterrorizaba incluso tocarme? Sin embargo, al mismo tiempo, buscaba intimidad física. De vez en cuando, esos sentimientos se desbordaban y se manifestaban en ella embistiéndome a toda velocidad. De las dos, Adachi era sin duda la que estaba físicamente más capaz, lo que significaba que yo tenía que darlo todo para evitar que me aplastara.

¿De verdad daba tanto miedo? En la escuela media, tal vez, pero yo habría pensado que había crecido mucho más amigable desde aquellos días.

Verdaderamente, el amor funcionaba de formas misteriosas.

Eran las vacaciones de verano de nuestro tercer año de instituto. Casi podías contar los días hasta la graduación con los dedos.

"....."

Realmente había sentido como si la escuela secundaria nunca terminaría.

Que esos días serían eternos.

Qué extraño que, en la escuela media, tal pensamiento ni siquiera había cruzado una vez por mi mente.

Tal vez eso demostraba lo satisfecha que estaba con mi vida actual.

"Bueno, entonces debería intentar parecer un poco más feliz". Me agarré las mejillas y esbocé una sonrisa antes de salir del baño. Me planteé simplemente volver a mi habitación, pero al notar que se me había secado la garganta, decidí pasar primero por la cocina. Sin embargo, justo en ese momento, apareció una luz sobre mi cabeza.

"Te he sentido, Shimamura".

"Siento que podrías haber usado tus oídos. O tus ojos".

Me quité de encima con suavidad a esta repentina visitante. Lo que aterrizó en el suelo fue un pingüino, actuando como si nada hubiera pasado. Los pingüinos eran simpáticos, pero ¿qué era esa pancarta con la palabra Raspado que llevaba enrollada en la barriga? Se veía exactamente como algo que podría encontrar colgado en frente de un café durante el verano.

"¿Y eso por qué?"

"Es elegante."

"Hmm..."

"Súper elegante", aclaró, mientras sacaba la barriga con orgullo.

Realmente no lo entendí, pero, da igual. Parecía bastante contenta. El pingüino elegante y yo nos dirigimos a la cocina.

"Mamá no está aquí".

"No, no está. A esta hora va al gimnasio".

"Es bueno saberlo", rio el pingüino desde el interior de su pico.

Llevaba un rato pensando en esto, pero no era de ahí de donde se suponía que salía su cabeza, ¿verdad? Más que ser el propio pingüino, parecía que se la había tragado entera uno. Bueno, si no era de ahí, ¿de dónde se suponía que iba a salir su cabeza? Sinceramente, esa era una pregunta difícil de responder. Otra pregunta difícil era, ¿de dónde había sacado todos esos pijamas? Todos estaban basados en los animales de un libro ilustrado que tenía mi hermana, pero ¿cómo funcionaba eso? Además, ¿qué sentido tenía?

La verdad es que la lógica de un alienígena no tenía sentido. Abrí el refrigerador y el pingüino intentó entrar de un salto. Mientras hacía todo lo posible por mantenerlo en su sitio, entró mi hermana. Hasta el último centímetro de su piel que no estaba cubierto por la ropa se había bronceado de color marrón, trazando una clara línea entre ella y la palidez que asomaba por dentro de sus mangas.

"Ah, pero si es Shou".

El pingüino se acercó a saludar a la chica.

"¿Eres qué... un pingüino Antártico hoy?".

"Un pingüino elegante".

"¿Elegante?"

"Jajaja."

"Oh, ven aquí."

Mirando a mi hermana jugar con las mejillas de Yashiro, me serví una taza de té de cebada. Iba a volver a mi habitación, pero decidí seguir observándolas. Poco después, volví a levantarme.

Me serví dos tazas más de té y se las entregué a las chicas.

"Aquí tienen".

"Oh, vaya. No creí que fueras tan considerada, hermanita".

"Cállate".

Este comentario descarado le valió a la chica un pellizco en la barbilla.

"Muchas gracias".

El pingüino, en cambio, respondió con mucha más educación. Aun así, no pude evitar sentir que su elección de palabras no encajaba exactamente bien con la expresión de su cara.

"¿De dónde has sacado eso?"

"Las saqué mientras veía la tele con papá".

"Cierto. La mayoría de tus cosas las sacas de la tele..."

Parecía que la mayoría de las noches de estos días la encontré en la sala viendo la tele con papá. Parecía que papá también se había acostumbrado a esta extraña criatura, hasta el punto de que cada vez que compraba caramelos en la tienda, sabía exactamente cuántos más debía comprar para ella.

"¿A qué quieres jugar hoy?"

"¡A algo dulce!"

La influencia de mamá, en cambio, se notaba sobre todo en su sentido de la palabra.

"¿Tú también quieres jugar, hermanita? Si me lo pides amablemente, puede que lo considere".

"Sí, como si pudiera. Tengo exámenes pronto. Necesito estudiar".

No era una broma, estaba estudiando mucho. Me había tomado un tiempo para pensar las cosas después de empezar mi tercer año en la escuela, y la conclusión a la que había llegado era que, de hecho, quería ir a la universidad.

"Hermana, tú... ¿vas a ir a la universidad?"

"Ese es el plan, sí."

Sólo tenía que pasar el examen primero.

"Ho-ho-ho. Universidad."

"¿Sabes lo que es una universidad?"

"Es una patata deliciosa."

"Claro..."

Sonaba como si estuviera pensando en una palabra diferente.

Bueno, da igual.

Volví a centrar mi atención en mi hermana.

"¿Eso significa que te vas a mudar?"

Esta pregunta se sintió como una flecha siendo mostrada a mí. Nunca había experimentado algo así viniendo de mi hermana.

Sus ojos, temblorosos de inquietud, me recordaron aquella época en la que aún me respetaba.

Qué adorable. Y yo que pensaba que nunca volvería a ser tierna.

"No. Pienso irme desde casa".

Si alguien como yo se mudara de repente a vivir sola, lo único en lo que veía que terminaría era en un desastre. Ahora, ¿qué haría una vez que terminara de estudiar? Supongo que eso era un problema para mi futuro yo.

"Huh. Eso es... genial."

Por la pequeña sonrisa que apareció en su cara, parecía que casi la mitad de sus preocupaciones se habían desvanecido con mi respuesta.

"Oh, ¿te ibas a sentir sola sin tu hermana mayor?"

"¡Hmph!"

Esto me valió una patada debajo de la mesa. Merecida.

"Déjame animarte".

Agarré las mejillas de la chica y las aplasté, igual que había estado haciendo con Yashiro momentos antes. Aunque no fuera ahora, llegaría un día en que tendría que mudarme, ¿no? Pensando en ello, yo también me sentí un poco sentimental.

Se podría decir que me encantaba vivir aquí. Con la mayor parte de mi pubertad detrás de mí -incluyendo la fase rebelde de la escuela media Shima- por fin podía afirmarlo con certeza. Puede que no lo expresara verbalmente, pero era evidente en mi forma de comportarme. Tal vez fuera por eso por lo que mamá, también, seguía molestándome constantemente estos días. En serio, ¿qué le pasaba a esa mujer? Era tan... insoportable.

"Oh."

Después de haber estado riéndose a carcajadas hace unos momentos, la expresión de Yashiro volvió de repente a la normalidad mientras se giraba hacia la pared de la cocina.

"Ha sonado tu teléfono, Shimamura".

"¿Ah, sí?"

Aunque no había oído nada parecido, decidí comprobarlo. Si algo me había enseñado el tiempo que pasé con esta alienígena era que sus sentidos estaban a otro nivel.

"Evita que el pingüino abra la nevera", le dije a mi hermana antes de salir de la cocina. La última imagen que vi con el rabillo del ojo fue a la criatura contoneándose en su sitio, con la chica sujetándola. Me pareció bien. Así que ahora había un pingüino viviendo con nosotros, ¿eh? Supongo que, en el sentido literal, se podría considerar eso como extravagante.

Caminando por el pasillo, con las tablas del suelo tan húmedas que prácticamente se oían salpicar a cada paso que daba, me dirigí a mi habitación. Me quedé un momento en el punto muerto, preguntándome dónde estaría mi teléfono, antes de recordar que lo había dejado cargando. Me acerqué al cargador y lo cogí.

"Ah, sí. Tengo un mensaje. De Adachi". Buen trabajo, pingüino. Sus sentidos eran realmente agudos.

Sospechosamente, de hecho. Escuchar el teléfono sonando en una habitación diferente habría sido una cosa, pero también era capaz de decir cuando alguien estaba llegando a casa antes de que incluso tocara el timbre de la puerta. ¿Cómo era posible? Realmente no tenía una explicación para ello. Incluso se lo pregunté una vez, pero sólo se rio de mí.

"'Por favor, llámame'... Y enviado".

Seguía pensando que sería mucho más rápido si la llamara yo misma. Y, sin embargo, nunca lo hice. Había una parte de mí que sentía que estaba mal priorizar la eficiencia en una relación. Me pregunto si Adachi pensó alguna vez en cosas así. Si tuviera que adivinar, diría que probablemente no. Después de todo, las únicas relaciones que sabía que tenía eran conmigo y con su madre.

Hablando de su madre, ¿qué habrá pasado? Antes de que pudiera seguir pensando en eso, sonó mi teléfono.

"Sí."

"Ho..."

Salí de mi camino para hablar antes de que ella pudiera decir "hola". Luego esperé a que terminara su saludo.

"Sí..."

"Esto es exactamente lo que me gusta de ti, Adachi. Aunque creo que no es la primera vez que lo digo".

Ella era muy fácil, supongo que se podría decir. Oh, pero no me malinterpretes; no estaba intentando afirmar que fuera débil ni nada por el estilo. No, estaba claro que se esforzaba mucho por parecer más fuerte. Por ejemplo, esta situación: Era evidente que estaba nerviosa, sí, pero mientras que en el pasado esos sentimientos podrían haberla abrumado por completo y haberla dejado haciendo todo tipo de ruidos extraños, aquí era capaz de controlarlos. Ahora bien, ¿significaba eso que llegaría un momento en que su comportamiento sospechoso no sería más que un recuerdo lejano? Tal vez me equivoqué, pero no quería que eso sucediera.

"Ahora bien, ¿qué pasa? ¿O sólo querías hablar?"

"Hablar..."

"¿Sobre qué?"

"¿Está bien si voy a tu casa?"

"¿A mi casa? Sí, claro, pero te advierto que aquí hace mucho calor".

Había convertido el viejo trastero del segundo piso en una sala de estudio y, aunque había aire acondicionado, era evidente que no funcionaba bien. Me vi obligada a depender de un ventilador eléctrico de segunda para no desmayarme. Ahora bien, ¿qué vio Adachi en esta habitación que le hizo venir aquí específicamente? Obviamente, ya sabía la respuesta. Era yo. Quería venir por mí.

"Es que ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi..."

"¿Sí?"

Conté con los dedos. Tres días.

"¿No tuvimos una cita hace tres días?"

Esa cita había tenido lugar en el centro comercial. No es que realmente hubiera otros buenos lugares para pasar el rato por aquí. Por el contrario, el centro comercial tenía de todo. El hecho de que el aparcamiento estuviera lleno cada vez que íbamos allí era toda la prueba que necesitabas.

"Tres días..."

"Tres días."

Sí, tres días.

"Sea un solo segundo o un siglo, cualquier lapso de tiempo sin ti se siente demasiado largo."

"...No eres una poeta, Adachi."

Su amor por mí era tan intenso que, de vez en cuando, me preguntaba si realmente era digna. No me malinterpretes; no es que estuviera en contra ni nada por el estilo. Más bien, era más exacto decir que dudaba de mí misma. Tal era la intensidad de su amor.

Viviendo a su sombra, dudo que incluso ella misma pudiera ver su verdadero alcance.

Tanto estar de pie me empezaban a doler los pies. Me acerqué a mi futón enrollado, me senté en él y me puse a mirar ociosamente el techo.

"Ah, estudiar. Podemos... estudiar juntas".

De alguna manera, siempre eran las palabras más sencillas las que causaban más problemas a Adachi.

"Claro. Suena bien".

Ahora que lo pienso, nunca había hecho eso antes, estudiar con un compañero. La sola idea era bastante emocionante.

"Estaré esperando entonces. Oh, pero por favor no te apresures. No quiero que tengas un accidente o algo así".

"Sí."

La brevedad de su respuesta, combinada con su inmediata finalización de la llamada, dejó claro que, de hecho, tenía la intención de apresurarse como una loca.

Colgué el teléfono y abrí los brazos.

Sentía que me quedaría dormida si me quedaba así más tiempo, así que me obligué a levantarme. ¿Habría hecho eso mi antiguo yo? Por supuesto que no. Estaba claro que algo había cambiado.

Muchas cosas habían cambiado desde que conocí a Adachi. Juntándolas todas, me daban motivación.

Era increíble que otra persona se convirtiera en una fuente de motivación para ti. Sabía por experiencia lo raro que era, y por eso mismo respetaba tanto a Adachi.

Ahora...

Adachi venía a estudiar conmigo.

"Hmph."

Imaginé que no haríamos tal cosa.

Con el ventilador soplando suavemente, observé cómo el pingüino flotaba en el aire delante de mí. El hecho de que ni siquiera tuviera energía para sobresaltarme ante aquel espectáculo demostraba lo espantosos que eran los veranos.

Dicho esto, esto no era nada comparado con aquella vez que había sido una medusa. Verla flotar había sido una experiencia mágica.

Ya le había preguntado cómo podía volar y, sorprendentemente, me había dado una respuesta. Sólo que no era capaz de entenderla. Sin embargo, recordé que me había dicho que, técnicamente, no volaba, sino que reescribía constantemente sus coordenadas posicionales. Significara lo que significara. ¿Podría ser que en realidad fuera superinteligente y sólo utilizara esa apariencia infantil como disfraz mientras planeaba apoderarse del mundo? Pensando en eso, fui a coger una caja de bombones que tenía cerca y se la entregué, lo que provocó que empezara a masticarlos inmediatamente con su habitual sonrisa de felicidad. Y así, el planeta se había salvado un día más.

Dejando eso a un lado, seguí adelante y concentré mis oídos para ver si yo también podía hacerlo. Ahora bien, ¿qué debía escuchar exactamente? Obviamente, no tenía ni idea. Cerré la boca y escuché con mucha atención, pero lo único que pude captar fue el latido de mi propio corazón. Supongo que eso era suficiente por ahora.

Hmm... ¿Debería pensar más en Adachi?

Con esos pensamientos ociosos agitando mi corazón, el pingüino aterrizó suavemente en el suelo a mi lado. Dejó escapar un gorjeo y señaló con el ala hacia el pasillo.

"Adachi llegará pronto".

"... ¿Llegará?"

Intenté intuir a qué distancia estaba, pero, naturalmente, no funcionó. Tal vez si empezaba a cantar como una cigarra, podría sentirla.

Una cosa estaba clara, que fuera cual fuera la señal que Yashiro estaba captando, no podía ser amor. ¿Por qué? Porque si fuera amor -el amor de Adachi-, brillaría hasta el otro lado de la luna. Claramente, el amor no era algo que se pudiera sentir. ¿Qué era entonces? En el fondo de mi mente, esperaba poder encontrar algún día una respuesta a esa pregunta. Una respuesta real, no científica.

Ahora bien, si dependía de algún extraño órgano alienígena aún por descubrir, entonces no, podía olvidarme de ello, aunque, al mismo tiempo, tenía la sensación de que Adachi aún podría estar a la altura.

"Para alguien que ni siquiera puede lavar sus propios platos, seguro que eres capaz de hacer un montón de cosas raras".

"Jajaja. Si alguna vez tienes dudas, espera fuera y serás el primero en llegar".

"Huh... No sé si eso debe ser profundo, o simplemente una tontería...".

Ahora, vuelve con mi hermana, concluí mientras le daba una palmada en la espalda al pingüino, enviándola contoneándose por el pasillo.

Resultaba extraño que todos hubiéramos aceptado que aquella misteriosa criatura viviera con nosotros. Si fuera como en casa de Hino, por ejemplo, sí, tendría sentido, uno podría imaginarse a un alienígena viviendo en alguna parte de aquella mansión gigante, pero ¿aquí? ¿Por qué? ¿Por qué nos eligió a nosotros?

Tal vez era esa cosa del destino de la que siempre hablaba.

Sintiendo que mi cita con el destino se acercaba, me dirigí al vestíbulo. Allí, mis ojos se toparon con una pelota de baloncesto. Habían pasado años desde la última vez que lo usé y ahora estaba en la estantería, casi como una especie de trofeo. La cogí, la hice rodar sobre la palma de la mano y la volví a dejar en el suelo. El mero contacto con el balón me devolvía a los viejos tiempos.

Abrí la puerta principal y salí. Al hacerlo, me encontré con la luz del sol y una bicicleta.

"...¿Shimamura?"

"Y tú eres Adachi Sakura."

Recién bajada de la bicicleta, Adachi se me quedó mirando, con los ojos muy abiertos. Resultó que el alienígena había dado en el clavo.

"Emm... ¿Estuviste esperándome allí todo el tiempo?".

Los ojos de Adachi brillaban de expectación, rivalizando en luminosidad incluso con el sol. Supongo que, si alguna vez iba a su casa, así me estaría esperando. Aunque nunca había ido. Hubo una vez en que dije en broma que quería visitar su habitación, a lo que Adachi reaccionó negando violentamente con la cabeza y diciéndome que no podía. ¿Por qué? ¿Tenía algún tipo de cosa rara allí? ¿Tal vez lo suficiente como para construir un santuario en el que rezara a diario?

"No, no. Sentí que venías. No, en realidad, un pajarito me lo dijo. O algo así".

Decidí no decirle la verdad a mitad de camino, pero sólo terminé tanteando mis palabras. El ambiente se había estropeado por completo. Y, sin embargo, a Adachi no pareció importarle; en sus labios floreció una bonita flor.

"Eso es... increíble".

Mientras que yo, probablemente, me había estado preguntando si había algo mal en mi oído, los pensamientos de Adachi parecían existir en un plano superior.

"Jajaja."

Sentimientos de culpa empezaron a recorrer mi mente: llegadas a este punto, era demasiado tarde para fingir que no estaba sacando algo de todo esto. Dejando a un lado ese tema, Adachi recogió su bolsa de la cesta de su bicicleta, y las dos nos dirigimos al interior. De pie en el porche, sonreí y agité la mano.

" Shima se presenta en el instituto ".

"¿Eh? ¿Hmm?"

Se lo pensó un momento, pero al final no pareció entender lo que quería decir. Disfruté mucho viéndola así, con cara de perplejidad.

"Oh, no te preocupes. Sentí que tenía que decirlo."

Igual que yo siento que tengo que hacer esto, añadí mientras daba un paso más allá de ella. Un paso directo hacia la puerta principal cerrada. Bueno, eso es lo que habría sido, si Adachi no se hubiera deslizado lateralmente para formar un muro delante de mí. Supongo que, después de todo, no iba a pasar a su lado.

"Y así comenzó la historia".

Los ojos de Adachi prácticamente se habían convertido en signos de interrogación en este punto.

"Lo siento. Siento que hoy no te estoy siguiendo".

"Eso puede pasar a veces."

Personalmente, sentía que era algo bueno; la mayoría de las veces era ella la que iba demasiado rápido para seguirla.

"Bienvenida. Vayamos al segundo piso".

"Perdón por la intrusión... ¿Tu madre no está en casa?"

"No. Está en el gimnasio. Siéntete libre de saltarte las formalidades".

Echando un rápido vistazo a la pálida piel blanca que asomaba bajo su vestido, subimos las escaleras hasta el segundo piso. Allí me di cuenta de que aún llevaba la horquilla que le había regalado hacía tiempo. Sólo este pequeño hecho me hizo sentir una gran alegría. Muchas cosas lo hacían cuando estaba con Adachi.

Nuestros estilos de vida eran completamente diferentes, lo que provocaba un montón de experiencias nuevas para las dos. Y, sin embargo, a pesar de esas diferencias, éramos capaces de coexistir en armonía. ¿Las excentricidades de Adachi se interponían a menudo en nuestra vida de instituto? Por supuesto. Al mismo tiempo, me resultaba extrañamente satisfactorio. Eso, en todo caso, era una prueba de nuestra compatibilidad.

Al entrar en mi habitación, noté inmediatamente que el aire era un poco más fresco que cuando me fui. Había sido una buena idea dejar el aire acondicionado encendido. También noté otra cosa: el olor a polvo. A pesar de las muchas horas que había dedicado a la limpieza, cada vez que entraba olía al antiguo almacén. ¿A qué venía eso?

Supongo que al igual que ocurría con las personas, el pasado de una habitación tampoco podía olvidarse tan fácilmente.

"Así que tres días, ¿eh?"

"Sí."

Apartándose el pelo hacia un lado, Adachi siguió mirándome fijamente. Yo no podía huir, ni ella tampoco.

"Me siento... revitalizada".

"Umm, claro. Me lo tomaré como un cumplido".

Seguí adelante y traté de imaginar cómo se vería eso, yo vitalizándola a ella. Por alguna razón, la imagen que me vino a la mente era una en la que Adachi era una planta de interior y yo le echaba agua, mojándola bien. Mientras tanto, Adachi se sentaba y sus articulaciones emitían crujidos que hacían que uno se preguntara si no necesitaría agua. Llevaba un top que dejaba los hombros al descubierto, lo que contrastaba con la postura mansa que había adoptado. Quizá yo también debería haberme puesto algo más bonito, en lugar de ceñirme a lo que ya llevaba puesto. Mi camisa estaba toda estirada, y esta parte es un secreto, pero mis pantalones cortos también tenían un pequeño agujero.

Como hoy no tenía pensado salir de casa, ni siquiera me había molestado en maquillarme. ¿No podía haberlo hecho antes de que Adachi me llamara? Claro que podía, pero, como acabas de ver, había estado demasiado ocupada intentando despertar mis poderes de percepción extrasensorial latentes.

"........."

Aunque Adachi estaba locamente enamorada de mí, eso no era excusa para no esforzarme lo más mínimo en mi aspecto, ¿eh? Si ella podía hacerlo, ¿por qué yo no? Empezando por lo pequeño, seguí adelante y me enderecé la espalda.

"¿Eh? ¿Qué?"

"Nada. Sólo comprobaba si estabas vitalizada".

Todavía hace bastante calor aquí dentro, añadí mientras encendía el ventilador. Aunque todos los ventiladores de la primera planta no tenían aspas, esta modernidad aún no había llegado hasta aquí. Las aspas de plástico verde del aparato giraban como una noria.

Adachi dejó su bolso, sacó un cuaderno y un equipo de escritura y los colocó en una esquina de la mesa.

"Oh, vaya. Realmente has venido a estudiar".

"¿Eh?"

"Nada, nada. Vamos a estudiar".

Supuse que pasaríamos todo el día hablando de cosas. Apartando la foca de peluche, me hice sitio para sentarme. Al hacerlo, pude ver cómo Adachi se balanceaba nerviosamente de un lado a otro. Me adelanté y seguí sus movimientos con la mirada, lo que provocó que se sonrojara de inmediato. Intentó reírse, pero la única parte de su cara que parecía obedecer eran sus ojos.

Parecía que cuando Adachi estaba conmigo, se le olvidaba cómo sonreír. Sólo por eso, podría pensarse que la estaba presionando. Sin embargo, aunque yo nunca lo había visto, había oído describir a la Adachi de siempre como indiferente, a veces incluso insensible. El tipo de persona que sólo tenía una expresión en la cara, independientemente de con quién estuviera hablando. Daba mucho miedo.

"Eh, Adachi. ¿Podrías calmarte un poco por mí?".

Tenía la curiosidad de preguntarle. Claramente no entendía lo que le estaba pidiendo, se me quedó mirando un momento, pellizcándose la parte superior del brazo.

"...Oh, ¿quieres pasarte por la piscina o algo?".

Una interpretación muy interesante. Piscina, ¿eh? Aunque no parecía la peor idea posible, ir al gimnasio ahora mismo conllevaba el riesgo de encontrarse con el kappa.

"No, no me refería a eso. Me refería a tu actitud. Quiero ver al Adachi normal".

¿Normal? Esta... Esta soy yo normalmente".

"Normalmente eres tranquila y distante, por lo que he oído".

Especialmente en la escuela media, aparentemente se veía exactamente igual que ahora, excepto que aún más relajada. Realmente quería ver eso con mis propios ojos. ¿Querría dejar que viera cómo era yo en la secundaria? No, en absoluto. Pero ahora no estábamos hablando de mí, ¿verdad?

"Ahora mismo estoy tranquila".

"Hmm, ¿lo estás?"

Me levanté y caminé alrededor de la mesa para comprobarlo. La ilusión de calma empezaba a romperse cuando ella se alejó de mí. La perseguí, me acerqué, ¿y luego qué? ¿Qué debía hacer a continuación? Su guardia no podía estar más baja. Por alguna razón, todas las ideas que me venían a la mente eran del tipo inapropiado.

Su pelo negro azulado, sus ojos verdes que brillaban a la luz del sol, su adorable rostro, que ya no era el de una niña, pero tampoco el de una mujer. Mientras la miraba, sólo podía pensar en una cosa: lo hermosa que era. En lo increíblemente hermosa que se había hecho para mí.

Puse la mano sobre su suave mejilla, que prácticamente pedía ser tocada. Esto hizo que Adachi se estremeciera ligeramente. En sus ojos se podía ver ansiedad, pero también algo más. Le di un rápido apretón en la mejilla.

"Jeje..."

Dejando escapar una risita sugerente, volví a mi asiento. En el fondo, no lo había pensado. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo aquí. No, era mentira. Tenía una idea, pero era demasiado cobarde para llevarla a cabo. ¿Estaba bien? ¿O había cometido un grave error? Me invadió una oleada de dudas.

Conociendo a Adachi, estaría dispuesta a aceptar lo que tuviera que darle. Podría haber pensado que esto era algo bueno, pero en realidad, sólo hizo que me preocupara más.

Oh, qué joven era. Las dos lo éramos. Ocultando mi rubor tras las manos, solté otra risita.

"¿Shimamura?"

"Jejeje..."

De vez en cuando, podía oír a mi hermana y a Yashiro jugando abajo. Especialmente la voz de Yashiro era bastante audible.

"Cuando acaben las vacaciones de verano, habrá un festival cultural, ¿verdad?"

Decidí ver si podía desviar la conversación hacia un tema un poco más relacionado con la escuela. Adachi, que tenía la mente ocupada intentando alinear las esquinas de sus cuadernos, me miró con la cabeza, como si las palabras que acababa de decir no tuvieran ningún sentido.

"¿Oh? ¿De verdad la hay?"

"Bueno, la hubo el año pasado".

No es que hubiera participado, ni el año pasado, ni el anterior.

"Dicho esto, hay mucho que hacer ahí, ya que no formamos parte de ningún club".

"Claro..."

Adachi sonaba bastante desinteresada, lo que sinceramente no era tan sorprendente. Después de todo, la escuela no era algo que le apasionara. Sin embargo, parecía que se había dado cuenta rápidamente de algo, ya que añadió lo siguiente:

"¿Quieres que vayamos a echar un vistazo juntas cuando pase?"

"Claro. Me parece bien".

No es que necesitara pedírmelo de antemano. Como, ¿con quién más iba a ir? ...Así es, nadie.

Esta pequeña y linda Adachi era todo lo que necesitaba.

"Ahora bien... ¿Nos ponemos a estudiar?"

"Suena como si realmente no quisieras..."

"Eso es estudiar para ti."

Algunas personas podrían haber sido capaces de comprometerse con el estudio de una manera positiva, pero seguro que yo no podía. Y, sin embargo, durante todos estos días, lo había mantenido. Sentía que, por una vez, estaba pensando en mi futuro. O mejor dicho, en nuestro futuro; sabía que fracasar aquí me imposibilitaría seguir recorriendo el mismo camino que Adachi. Si había un momento en mi vida en el que tenía que darlo todo, era éste. Sinceramente, me sentí bastante bien.

Ahora bien, eso no quería decir que todos mis planes hubieran salido igual de bien. Desde el principio de las vacaciones de verano, había pensado que estaría bien tener algún lugar fuera de casa donde poder ir a estudiar y, bueno, ya veías lo bien que había salido. Quizá debería buscar uno de esos grupos de estudio o lo que fuera. Por otra parte, probablemente ya era demasiado tarde para eso.

No me faltaban cosas que quisiera hacer, pero había perdido la oportunidad. Eso demostraba lo importante que era hacer lo que importaba ahora en lugar de posponerlo para más tarde. Así, en vez de cien arrepentimientos, sólo tendrías noventa y nueve. Volví a mirar lo que había anotado en mi cuaderno el día anterior. Hacerlo una y otra vez me parecía un método sorprendentemente eficaz para memorizar estas cosas. O tal vez eso era lo que me decía a mí misma.

Sentía que mi postura empezaba a empeorar, así que me levanté.

Al hacerlo, mis ojos se encontraron con los de Adachi, que por alguna razón desvió rápidamente la mirada. No sólo eso, sino que procedió a golpearse el vientre como una luchadora de sumo que se prepara para entrar en el ring. Consideré brevemente la posibilidad de preguntarle si todo iba bien, pero pronto me di cuenta de que no era necesario; la respuesta estaba ahí mismo, en sus ojos.

Si lo que estaba mirando no era ni el libro de texto ni sus apuntes, ¿qué era? Era hora de averiguarlo. En primer lugar, coloqué mi dedo delante de sus ojos, después de lo cual empecé a alejarlo lentamente de ella, trazando su línea de visión. Ya podía oír a Adachi asustada, diciendo cosas como "¡No es lo que piensas!", pero la ignoré. Muy pronto, mi dedo había llegado a mi propio pecho.

Al parecer, era ahí donde sus ojos habían estado apuntando. Mi pecho. Me giré para mirar mi camiseta. Había un texto en inglés escrito en ella, y aunque probablemente podría haber leído lo que decía un par de ciclos de lavado antes, en este momento era ilegible. Si antes me había encorvado hacia delante, ¿habría parecido que intentaba ocultarlo? ¿Tal vez?

Hmph.

No. No era eso. Levanté la cabeza.

Toda la cara de Adachi brillaba con un rojo intenso, hasta el punto de que casi parecía que alguien la había cubierto de mermelada de fresa. Incluso los dientes que asomaban tras sus labios temblorosos parecían a punto de cambiar de color. Me gustaba la mermelada de fresa y me gustaba Adachi, así que ¿quizá eso fuera bueno? No, no. Las bromas no me iban a sacar de esta.

Podía sentir que mis oídos también empezaban a calentarse, lo que demostraba que Adachi no era la única que se sentía avergonzada.

"Hey, Adachi..."

¿Debería enfrentarme a ella, o no? Sinceramente, no lo sabía. Mis pies colgaban en el aire, esperando indicaciones.

"Sí. Soy... Adachi..."

Era como si sus ansiedades hubieran cobrado vida, y ahora la controlaran como una especie de titiritero. Qué hago, qué hago. Siempre podía simplemente no mencionarlo, y volver a estudiar. Al mismo tiempo, sentí que era un problema realmente importante que había que abordar; si Adachi y yo seguíamos siendo novias, seguramente habría que resolverlo algún día. Ese día bien podría ser hoy.

Con el mundo cada vez más borroso, decidí ir a por ello.

"¿Me estabas mirando de una manera traviesa?" Listo. Lo había dicho. Ya no había vuelta atrás.

Mi memoria no lo permitiría.

Prácticamente podía ver cómo salía vapor de las orejas de Adachi. Inmediatamente después, se golpeó la cabeza contra el escritorio. Prácticamente podía sentir cómo el suelo temblaba debajo de nosotras; estaba claro que no se había contenido. Mi primera reacción fue de confusión, pero enseguida me preocupé al darme cuenta de que no se levantaba.

"Eh, Adachi".

"...yo no..."

Parecía que esa era la mejor refutación que podía reunir. Honestamente, estaba más preocupada por su cabeza en este momento.

Espera, no. No quise decir eso.

"No deberías golpearte la cabeza así".

"Está bien. Estoy... bien."

Con el precio que había pagado por calmarse claramente visible en su frente, Adachi recompuso su rostro. O al menos, la mayor parte de ella; su labio inferior seguía temblando, mostrando que todo lo que le haría falta para lanzarse a una diatriba (un discurso largo) al estilo Adachi sería una pérdida momentánea de concentración. Todo aquello me hacía sentir muy incómoda. Dicho esto, no podía volverme atrás. Ya no.

"Dejando de lado las bromas, si hay algo que quieres de mí, me gustaría mucho que me lo dijeras ahora. Entonces, ¿qué es?"

Mientras hablaba, mis dedos seguían tamborileando contra mis rodillas. ¿Cómo se llamaba esa sensación de ser incapaz de estarme quieta? Sabía que debía tener uno, pero no se me ocurría.

"Es... un montón de cosas..."

La forma en que movía la boca hacía que pareciera que estaba chupando un caramelo. ¿Realmente era tan poco convincente?

Eso no era bueno. Malo, incluso. Muy malo. Así que...

"Adachi."

"Hugh."

¿Qué clase de reacción fue esa? Levanté la mano en el aire, como si hiciera una promesa.

"Ahora te haré algunas preguntas."

"Heek".

Otra vez. ¿Se estaba mordiendo la lengua? Eso era ciertamente lo que parecía. Tal vez debería parar. Odiaría que acabara mordiéndose la lengua, lo cual, al ritmo que iban las cosas, sinceramente no parecía una posibilidad tan remota.

"Esta es una pregunta muy seria. Voy a necesitar que respondas honestamente. Por las dos".

Podría haber sonado como si estuviera intimidándola en este punto, pero no lo estaba. Yo tampoco querría preguntarle estas cosas si tuviera otra opción, pero no la tenía. Tenía que hacerlo, por su bien, por mi bien y por el bien de nuestra relación en el futuro.

Adachi siguió respirando hondo, aunque sonaba como si estuvieras intentando inflar un globo ya lleno de agujeros.

"Nunca... .... te he mentido...".

Entre cada palabra había una larga pausa. Parecía que esa era la única forma en que era capaz de hablar. ¿Sería realmente capaz de superar esto?

Por otra parte, supongo que no era tan diferente de cómo actuaba normalmente.

Ahora, es el momento de la gran pregunta, la pregunta que, si me la lanzaran a mí, probablemente saldría corriendo.

"Estabas... mirándome los pechos, ¿verdad?"

"...no estaba..."

"Hey. Dije que no podías mentir."

"...por favor, Shimamura..."

Su voz se había vuelto total y completamente del revés. Pero eso también significaba que podía fluir libremente. Sus ojos giraban en círculos, al igual que su lengua. Sólo podía imaginar lo que debía parecer dentro de su mente.

"No estoy ofendida ni nada. Como que ya los viste en el baño en ese viaje escolar".

¡"Y-! Yo..."

Sonaba como si quisiera objetar, pero no era capaz de inventar nada.

"Sí... Los vi... Pero eso fue todo..."

"Huh."

Podía preguntarle por qué los había estado mirando, pero dudaba que eso condujera a algo.

"¿Fue eso lo que pasó hace un momento también? ¿Simplemente miraste por casualidad?"

Su pelo se agitó mientras sacudía ligeramente la cabeza.

"La verdad es que no. Bueno, un poco tal vez..."

"¿Un poquito?"

"¡Ni un poquito!"

Buen desvío. Si quisiera, podría fácilmente terminar esta conversación aquí. ¿Debería? Hmm, no. Sólo había una forma correcta de hacerlo.

"Entiendo que estás avergonzada, y eso está bien, pero necesito que seas honesta. Yo también tengo que poder prepararme, ¿sabes? ...te amo, y nada de lo que digas cambiará eso".

De ninguna manera estaría mintiendo más después de esa última parte. Ciertamente no lo haría.

¿Fueron mis métodos un poco enérgicos? Tal vez. Sin embargo, oportunidades como ésta no se presentaban a menudo, y no iba a dejarlas pasar.

Sonriendo, miré fijamente a Adachi a los ojos, con la expresión de un bebé que apenas se separa de su madre. Era algo que siempre había funcionado conmigo cuando no había podido -o no había querido- decir la verdad. Era de suponer que también funcionaría con ella.

Así parecía ser, y unos instantes después, Adachi se había calmado lo suficiente como para poder sentarse correctamente.

Ansiosa, sus dedos tamborileaban contra sus rodillas.

"...He mirado. Lo siento", declaró tras una breve pausa, sonando como un niño que confiesa haber hecho algo que no debería.

"Oh, no. No hace falta que te disculpes". supuse.

"Ahora, volviendo a la pregunta inicial. Veo que... has empezado a... florecer..."

¿Era esa siquiera remotamente la expresión correcta para usar? En momentos como este deseaba llevar un diccionario encima. Cuanto más pensaba en ello, más sentía que se me calentaban las orejas. Ni el aire acondicionado ni el ventilador eran rival para el calor que desprendían nuestros cuerpos. El verano. Nuestra relación había pasado de la primavera al verano.

"Sí. Sí. Entiendo. Lo que quieres es... intimar conmigo. Tener... sexo."

Por alguna razón, decirlo directamente era mucho más fácil. Las yemas de mis dedos, contra las que descansaba mi cabeza, seguían golpeando sin piedad mi oreja. En medio de lo que parecía lluvia, pude ver a Adachi respirando hondo. Me sentí ligeramente preocupada por si sus sentimientos la dominaban y podía derrumbarse pronto.

"Por tercera vez, necesito que me digas lo que sientes sinceramente. Quiero estar a la altura de tus expectativas".

Eso era lo que significaba salir con alguien.

Eso era lo que significaba estar enamorada de alguien.

Estar enamorada.

De todas las relaciones posibles, ésta era la que más me picaba la piel. De vez en cuando, me paraba a pensar en lo maravilloso que era tener un amante.

Hablando de dicha amante, en este momento estaba perdiendo la cabeza por mi ligeramente -o quizás no tan ligeramente- sensible pregunta.

"Shi... a..."

"¿Hmm?"

Prácticamente se podían ver pequeñas estrellas flotando alrededor de su cabeza. Ojalá su boca dijera tanto como el resto de su cara. Dejando escapar un suave gruñido, Adachi me miró con ojos suplicantes.

"¿Qué hay... contigo...?"

¿Eh? ¿Ibamos a pasar por alto su respuesta? No, no era eso. El rubor de sus mejillas, la ambigüedad de sus palabras, la forma en que intentaba no mirarme a los ojos, me dijeron todo lo que necesitaba saber. Adachi era una verdadera maestra de la comunicación no verbal. Su cuerpo y su mente trabajaban al máximo para producir su respuesta. Debía de ser agotador.

"¿Qué hay conmigo?"

Con la cabeza colgando y los ojos nublados y húmedos, Adachi me miró rápidamente, sólo para que su mirada entrara en caída libre.

"Shimamura... Sexo..."

"Suena muy mal cuando lo acortas así...". Además, se suponía que era Shimamura Hougetsu. Al igual que ella era Adachi Sakura. AS... Área de Servicio. Ese era el tipo de bromas estúpidas que llenaban mi mente mientras intentaba dar una respuesta a su pregunta.

"Yo... Hmm..."

Probablemente quería que dijera que sí, que lo haría, que la miraría con ojos traviesos. Hmm...

"A decir verdad, no he pensado mucho en ello".

Claro que me gustaba pasar tiempo con Adachi, pero no era como si estuviera imaginando constantemente lo que había debajo de su ropa. La Adachi que veía era la única Adachi que conocía. Ahora, como dije antes, esto no era probablemente lo que ella había querido oír.

Me pregunto, ¿sería capaz de vivir con eso?

Sin dejar de mirarme con ojos de cachorrito, pude ver que en su cara aparecía un ligero ceño fruncido.

"Bueno..."

"Oye. No hagas pucheros."

"No lo hago. Es que... Lo entiendo. Lo entiendo. Tú no te sientes como yo, y... y eso duele. Duele. Pero... No se supone que sea una calle de un solo sentido".

Ella ajustó su postura, acercándose a mí.

"Esperaré. Esperaré hasta que sientas lo mismo".

"...Adachi..."

Admiro su determinación. Sin embargo, lo que realmente dijo, guau. Simplemente guau.

Incluso intentar formular una respuesta me hizo sentir que me iba a desmayar.

Sin embargo, ella realmente estaba haciendo eso, esperando pacientemente. Por la razón que fuera, podría haberla imaginado fácilmente harta y exigiendo que le diera lo que quería. Tal vez había hecho un mejor trabajo explicando mis sentimientos de lo que pensé inicialmente. Si eso ayudó a traerle un poco de alivio ... entonces sí, eso era bueno.

"Lo siento. Sé que no debe ser fácil".

"...está bien..."

Dijo con los ojos dibujando círculos. Apenas pude evitar soltar una risita.

"Ahora, aunque puede que no sea capaz de cumplir plenamente tus expectativas, quiero darte algo. Una recompensa. Puedes... tocarme donde quieras".

Todo tuyo, añadí abriendo los brazos de par en par.

"¿Eh?"

La boca de Adachi adoptó la forma de una elipse.

Estaba claro que esto no era lo que ella esperaba.

"Elige el lugar que quieras y podrás tocarme ahí. Sólo en un sitio, pero puede ser en cualquier parte".

Era lo menos que podía hacer siendo su novia, ¿no? Me pregunté brevemente si tal vez estaba dando un poco demasiado al ir con en cualquier lugar desde el principio, aunque al final, decidí seguir con ella.

Claro que estaba un poco preocupada, pero mientras fuera Adachi quien lo hiciera, sabía que no iba a odiarlo.

Realmente no había fuerza más fuerte que el amor.

"De shimamura..." Adachi murmuró, su boca seguía siendo una elipse, y seguía expulsando vapor como si eso fuera con lo que corría.

"O de otra persona. Espera, no. Sí, el mío". El mío era el único cuerpo que podía ofrecer.

Pude ver los delicados deditos de Adachi dibujando las letras T-O-C-A-R en el aire. Echó un rápido vistazo a su alrededor y luego se agachó en silencio. Y cuando digo agachada, lo digo en serio: su frente rozaba literalmente el suelo. A continuación, se puso de lado, con el cuerpo hecho un ovillo, como un bebé, antes de lanzarse de repente hacia atrás. Entonces, volvió a ser un ovillo. Tenía los ojos muy abiertos y se le veían gotas de sudor en la cara. Sus labios, tan carnosos y lustrosos hace unos instantes, aparecían ahora arrugados. La respuesta era energía. Ella estaba quemando energía a un ritmo increíble.

Verdaderamente, debía de ser la chica más atormentada de todo el mundo. Nunca antes había visto a una persona retorciéndose en el suelo como un gusano de tierra. Conflicto, lujuria, atracción, miedo, justicia. Todos esos sentimientos y más se habían juntado, y ahora estaban teniendo una pelea a puñetazos dentro de su mente. Me pregunto, ¿cuál ganaría? La lujuria era probablemente la que lanzaba los puñetazos más fuertes, ¿así que tal vez esa? O tal vez la justicia, con su sólida defensa.

Nunca antes había querido ver lo que pasaba dentro de su cabeza como ahora. Debía de ser un caos total y absoluto, eso estaba claro. Al mismo tiempo, superar esto seguramente la haría crecer como persona. ¿De verdad? ¡Buena suerte, Adachi! No, eso ni siquiera tenía sentido. Aún así, ¡buena suerte! Por fin, tras unos minutos revolcándose por el suelo con el peluche de foca, se levantó.

Sus ojos brillaban con una luz tenue pero densa.

Era hora de que Adachi me mostrara el nivel de conflicto que era capaz de superar.

Cerró los ojos y estiró el brazo izquierdo. Se quedó así y empezó a dar pasos hacia mí.

"¿De verdad necesitas cerrar los ojos?".

"¡Mi mano no se moverá si no lo hago!"

Oh, ya veo. Lo siento.

Con el brazo rígido como el de un maniquí, lo empujó lentamente hacia delante, con el puño cerrado. Casi parecía que iba a darme un puñetazo o algo así. Sin embargo, aunque seguía con los ojos cerrados, apuntaba claramente a alguna parte de mi cuerpo. Supongo que debía de estar espiando un poquito.

Eché un vistazo rápido al cuaderno que estaba sobre la mesa. Sabía que no íbamos a estudiar.

Dispuesta a aceptar la caricia de Adachi sin importar hacia dónde se dirigiera, yo también cerré los ojos. Allí estábamos, dos personas frente a frente, ambas con los ojos cerrados, y una con el brazo extendido. Tuve tiempo de sobra para pensar en lo extraña que era esta situación mientras esperaba a Adachi ahí, en la oscuridad.

Pensé en los amigos con los que iba a reencontrarme este verano.

¿Sería ésta la última vez que nos viéramos? Era un pensamiento que se me pasaba por la cabeza muy a menudo.

Y aun así, me desviaba de mi camino para verlos. ¿Por qué? Porque quería.

Muy parecido a Adachi ahora.

Apareció una luz. Como una llama parpadeante, podía sentir su calor contra mi piel.

Poco a poco, ese calor me fue erosionando. ¿Cuál se derretiría primero, mi piel o la llama?

Incluso con los ojos cerrados, me di cuenta de que era el dedo de Adachi el que me tocaba.

¿Era su tacto? ¿O su alma? ¿De verdad su alma se extendía hasta sus dedos?

Hmm. Creo que ahora lo entiendo. Si seguía haciéndolo, pero aumentando gradualmente el alcance, al final sería capaz de sentir su presencia incluso a distancia.

Era un poco salvaje lo lejos que mis pensamientos estaban de lo que realmente estaba pasando.

"Ah..."

Acabó siendo este pequeño jadeo de Adachi lo que me devolvió a la realidad.

Sus dedos se movían frenéticamente, como si intentara agarrar algo que ni siquiera estaba segura de que existiera. Al mirarla, solté una risita. Nunca había tenido motivos para preocuparme.

¿Qué hacíamos en este mundo, donde cada vez que parpadeabas, alguien moría en algún lugar? ¿Cómo nos veía esa gente? Algunos probablemente se escandalizarían. Otros, enfadados. Y sin embargo, un día, yo también moriría. Y Adachi también.

Imaginé su cara, toda fría, sus mejillas pálidas, sus ojos cerrados, inmóviles. Me la imaginaba tumbada allí, por el resto de la eternidad, sin que yo pudiera hacer nada para despertarla. Aah...

Yo no quería eso. No. Sólo de pensarlo me dolía el pecho. Me dolía.

Era como si me estuvieran convirtiendo en una cuerda de queso. Podía sentir mi torso siendo estirado hasta sus límites, antes de ser finalmente arrancado. Extraña metáfora, pero demostraba lo importante que se había vuelto Adachi para mí. Las raíces del árbol de sakura que era Adachi habían crecido a mi alrededor, y ahora me ataban con fuerza. Aah... Ya no había salida, ¿verdad? Por otra parte, tal vez no me importara; las flores de sakura que florecían sobre mí eran lo bastante bonitas.

Tal vez tuve la oportunidad de escapar mientras ella rodaba por el suelo, pero no la aproveché.

Alguien había dicho una vez que el talento significaba ser capaz de hacer cosas que no te habían dicho cómo hacer.

Si ese era el caso, entonces Adachi debía de tener un talento increíble.

Sí, de vez en cuando mordía más de lo que podía masticar, y sí, su comportamiento a veces me preocupaba, pero nunca huía.

Eso también era talento, sentí.

"Adachi."

"¿Eh?"

Sobresaltada por mi voz, Adachi se puso rígida, con aún más sudor goteando por su cara.

"Tienes mucho talento, ¿sabes?".

"¡¿Qué?!"

No sabía qué significaba aquello. Sonó como si una bomba hubiera explotado dentro de su boca. Esa frase era lo que te quedaba cuando intentabas resumir mis pensamientos. Una frase que pedía a gritos ser malinterpretada, malentendida. Ahora bien, si me pidiera que le explicara lo que realmente quería decir, probablemente sería yo la que se quedaría dando saltitos mientras hacía todo tipo de ruidos extraños.

Así que, da igual.

"Traviesa, Adachi traviesa".

Intenté minimizar mi vergüenza dirigiendo mis pensamientos a las partes de mi cerebro que había utilizado por última vez en primaria.

"¡Hiagh!"

Con el brazo derecho colgando a su lado, la cara de Adachi primero se puso azul y luego roja.

Era ella.

Esta era la Adachi que yo quería ver. Esto era lo que yo quería de ella.

Estaba claro que las cosas que queríamos la una de la otra no coincidían. Sin embargo, eventualmente lo harían. Yo haría que así fuera.

Seguiría aprendiendo, seguiría conociéndola más de cerca, hasta que un día, por largo y difícil que fuera el camino, lo conseguiría. Esperaría ese día, y estaba segura de que Adachi también lo haría. Aún nos quedaba mucho tiempo. Eso, en sí mismo, supongo, era nuestra mayor bendición.

Puede que yo no tuviera tanto talento como ella, pero le demostraría que yo también podía conseguirlo.

Observé cómo el dedo de Adachi dibujaba círculos en el aire. Mientras se acercaba lentamente a mí, decidiendo dónde aterrizar, cerré los ojos.

En este mundo donde una persona moría al parpadear, y otra nacía.

Continue Reading

You'll Also Like

49.5K 1.8K 40
Dogday el lider de los Smiling critters va a empezar a desarrollar sentimientos por su mejor amigo Catnap donde este no va a estar enterado de nada y...
150K 10.4K 26
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
60.8K 5.9K 20
Esto es despues de los sucesos de la pelicula (Extremadamente Goofy 2) despues de que Max junto a su padre lograron ganar la competencia de Los juego...
75.3K 4.5K 23
"Mírame solo a mi Jungkook" "¿Acaso no lo hago Taehyung?" "No,solo la miras a ella" Porque amarte es lo más bonito y doloroso que me ha pasado. #kook...