—Me alegro de que por fin podamos reunirnos en persona de nuevo— dijo Megan emocionada cuando Austin y Ally entraron por la puerta de la antigua sala de ensayos.
—Yo también, las reuniones virtuales desde casa de mi madre son un caos, ¡no entiendo cómo es que siempre hay tanta gente allí!— se quejó Trish.
—Bueno, ¿por dónde íbamos?— quiso saber Austin mientras agarraba un café helado de la nevera.
Megan miró a Dez y a Trish, sobre todo a esta última y tras fingir que miraba sus notas dió una respuesta algo vaga.
—Al principio del verano, justo después de... esas cosas...
•Miami, 2015•
Estaba siendo el peor verano que Ally recordaba. Peor que ese en que su padre no quiso dar el aire acondicionado en la tienda y hacía tanto calor que los instrumentos de metal quemaban al tacto. Peor que la primera vez que su madre se fue a África. Peor que cuando cancelaron el campamento de manualidades.
Casi no había salido de su casa en los últimos dos meses. Trish solía pasar el día con Chuck, que había vuelto de la universidad; y Austin andaba siempre ocupado.
Se sentía muy preocupada por su novio, había algo que no estaba bien entre ellos últimamente. Tenía miedo de que estuviese engañándola con otra, pero eso no podía ser verdad, Austin y ella se querían demasiado.
Se había recogido el pelo en una cola de caballo para no mordérselo. La respuesta al mensaje que acababa de enviarle a Austin preguntándole si quería salir a pasear por la playa y tomar un helado había llegado y no era en absoluto lo que esperaba. O mejor dicho sí era lo que esperaba, pero no lo que quería leer.
«Lo siento, estoy muy ocupado, esta noche me paso por tu casa un rato ¿de acuerdo?»
Ally tuvo la tentación de decirle que no, al fin y al cabo cada noche que iba acababa marchándose en menos de una hora de lo cansado que estaba. Pero no pudo hacerlo, eso solo conseguiría separarlos aún más.
«Claro, podemos pedir pizza»
Austin solo contestó con un emoticono de una cara sonriente y suspirando frustrada Ally dejó caer su teléfono a la cama.
¿Qué le estaba pasando? Cada vez que intentaba preguntarle el motivo por el que casi no tenía tiempo para ella su novio solo contestaba con evasivas y se estaba empezando a hartar de esa actitud.
El sonido de un mensaje entrante se escuchó cinco veces seguidas y la chica se abalanzó sobre el móvil imaginando por un segundo que era él pidiéndole perdón y accediendo a su cita en la playa. Pero se trataba de Trish.
«Chuck tiene hoy la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo»
«No quiero ir»
«¿Te apetece hacer algo?»
«Cualquier cosa antes que ver a ese idiota»
«Creo que no le gusta que esté saliendo con Chuck»
«Sí por favor»
«Necesito salir»
«¿Nos vemos en el club de playa sobre las 6?»
«Perfecto»
«Necesito una sesión de fotos»
«Mira lo que me acabo de comprar»
Después de ese mensaje añadió un selfie con unas gafas de sol extremadamente grandes pero que aún así le quedaban genial.
•••
Más de media hora más tarde de lo que habían acordado llegó Trish con paso seguro pero sin darse prisa. Sabía perfectamente que Ally estaba acostumbrada a que no fuese muy puntual.
—Lo siento— dijo sin sentirlo —necesitaba un vestido playero que combinase con las gafas.
—Son increíbles, ¿me las puedo probar?
Ally se puso las gafas de sol pero al mirarse en la cámara delantera de su teléfono se dió cuenta de que no le quedaban tan bien como a su amiga. Eran demasiado grandes para su cara y el estampado de leopardo no pegaba en absoluto con ella.
—¿Te apetece tomar algo?— preguntó mientras uno de los empleados del club se acercaba a ellas.
—Claro— y mirando al joven camarero anunció su pedido casi sin darle tiempo a que escribiese todo lo que decía —quiero un batido de chocolate blanco con dos barquillos de vainilla, bolitas de colores y una bola de helado de galleta, pero que el batido esté muy frío para que el helado no se derrita rápido y que las bolitas de colores no toquen el barquillo, además quiero una cuchara pequeña de esas que tienen el mango largo.
—Yo tomaré un batido de chocolate y plátano— añadió su amiga.
Unos minutos después estaban disfrutando de sus bebidas, por suerte todo lo que había pedido Trish había llegado a la mesa sin ningún error.
—Parece mentira que casi no nos estemos viendo este verano— suspiró Ally —hace un año estábamos recorriendo el mundo y ahora lo único que recorro es el camino entre la cocina y mi habitación.
—Lo siento, es que he echado tanto de menos a Chuck que quiero aprovechar cada minuto que tenemos juntos antes de que vuelva a la universidad.
—¡Pero si no se va hasta dentro de un mes!
Ally no quería quejarse pero al mismo tiempo no se hubiese imaginado estar así. Se sentía sola, abandonada por todos los que quería.
—Hoy Austin me ha vuelto a cancelar una cita— confesó repentinamente —bueno, la ha aplazado a esta noche.
—¿Otra vez?— preguntó Trish incrédula.
—Tengo miedo de que esté viendo a alguien... se comporta de manera muy extraña, nunca me dice dónde ha estado y cuando nos vemos está agotado.
Dió un sorbo a su batido para intentar camuflar el nerviosismo en su voz. Pero su mejor amiga notó perfectamente lo angustiada que estaba.
—¿Quieres que le siga?
—¿Qué? ¡No! No puedo hacer eso— exclamó Ally —no puedo desconfiar así de él.
—Pero ya lo estás haciendo.
—Pero ¿y si es verdad? ¿Y si me está engañando?
—Me encargaré yo misma de cortarle las pelotas y hacerte un bonito llavero con ellas.
Ally quiso reír pero no pudo. Quería saber qué narices le estaba pasando a su novio pero al mismo tiempo la verdad podía ser tan dolorosa que tenía miedo de no poder aceptarla.
—¿Harías eso por mí?— preguntó la joven casi en un susurro.
—¿Cortarle las pelotas a Austin?— preguntó Trish levantando una ceja.
—¡No! Seguirle, y descubrir que está ocurriendo.
—Haría cualquier cosa por ti, eres mi mejor amiga.
Ally cogió su mano y manteniendo el semblante serio pronunció unas palabras de las que esperaba no arrepentirse.
—Hazlo, necesito quitarme esta horrible sensación de encima.
Sintió algo parecido al alivio cuando vió a Trish asintiendo, solo esperaba que todos sus miedos desapareciesen pronto.
—¿Sabes qué?— preguntó Ally cambiando de tema —Andrew no ha vuelto a hablar conmigo desde que se marchó de Miami.
—¿En serio?— Trish tuvo que reprimir una sonrisa, al menos eso había salido bien.
—Le he mandado un montón de mensajes y el muy idiota me ha bloqueado en todas las redes sociales. ¡Es como si todos estos meses no hubiesen significado nada para él!
—A mí nunca me cayó bien.
—No sé... pensaba que nuestra amistad era especial... — dijo Ally tras dar un largo sorbo a su batido.
—Olvídale, no se merece que vuelvas a pensar en él nunca más —Trish cambió de tema rápidamente para que su amiga dejase de pensar en ese estúpido británico traidor —el curso que viene Chuck va a empezar a hacer prácticas en una empresa super importante de Dallas ¡y normalmente solo cogen a gente de último año!
—Eso es genial, me alegro mucho— Ally se sentía muy feliz por ella, parecía muy feliz en su relación con Chuck y les veía futuro —¿y tú qué vas a hacer? No sé por qué dejaste tu trabajo en Love Stars, pensé que te iba bien...
El simple recuerdo de su trabajo allí y sobre todo de Herbert Bernson hizo que sintiera un escalofrío subiéndole por la columna vertebral. Trish tuvo que pensar un poco antes de contestar.
—Odiaba ese trabajo, pero era la primera vez que conseguía que no me despidieran en menos de una semana— se encogió de hombros y bebió su batido haciendo un ruido que ponía de los nervios a Ally —la verdad es que no quiero estudiar en la universidad, eso no es para mí, creo que buscaré otro trabajo y... no te rías— amenazó a su amiga entre risas —pero creo que voy a actuar en la estúpida secuela de «Claws, Dun, Dun, Dun» que está haciendo Dez.
Ally se tapó la boca fingiendo que ocultaba una carcajada ganándose así una mueca de su amiga. Tras terminar los batidos y pagar, aprovecharon la luz del atardecer para que Trish se hiciese aproximadamente cien fotos mientras paseaban por la orilla.
•••
—Dez, necesito tu ayuda, pero tienes que guardar el mayor secreto de tu vida.
El pelirrojo, que se encontraba haciendo galletas con forma de animales, miró horrorizado a su amigo y a las galletas una y otra vez y con lágrimas en los ojos cogió una y la mordió.
—No volveré a dejar que pase lo mismo que el día de la masacre de la casa de jengibre— dijo mientras masticaba.
Sólo recordar lo que pasó el día que Austin y él encontraron el libro de Ally y decidieron leerlo hacía que sintiese ganas de gritar.
Austin le observó con cara de extrañeza pero sabía que sería más fácil ignorar lo que acababa de pasar que buscar una respuesta lógica.
—Lester y yo hemos estado restaurando Sonic Boom, o la Austin & Ally Music Factory, como quieras llamarlo.
—¿Por qué?— preguntó soltando migas de galleta en todas direcciones.
—Vamos a hacer un museo de Austin & Ally— respondió el rubio —sé que suena algo egocéntrico que haga un museo sobre mí mismo, pero tenemos tantas cosas... nuestra historia juntos es tan importante que quiero compartirla con todo el mundo.
—Y quieres que te preste las fotos que te hago mientras duermes para tu museo, ¡pues de eso nada!
—¿Qué?
Dez se metió tres galletas al mismo tiempo en la boca para fingir que no podía hablar y su amigo decidió de nuevo olvidar lo que acababa de oír.
—Necesito que hagas algunos vídeos promocionales, el museo va a ser como una ruta sobre nuestra historia así que podríamos empezar con Double Take y el show de Helen y terminar con el tour que hicimos el verano pasado.
—¿Entonces incluyo también lo de cuando os detuvo la policía en Roma?— preguntó el pelirrojo anotando todo en su teléfono.
—¡No! Limítate a las actuaciones musicales por favor.
—¿Para cuando lo necesitas?
Austin se encogió de hombros, había sido un trabajo algo desorganizado y Lester y él aún no habían pensado en la fecha de inauguración. Llevaba trabajando semanas casi sin descansar así que suspiró y contestó a su amigo.
—Lo antes posible por favor.
—¿Quieres quedarte? ¿Podríamos hacer una noche de videojuegos?
—Lo siento— se excusó Austin —he quedado con Ally, últimamente estoy tan ocupado con el trabajo en el museo que casi no nos vemos...
La sonrisa de Dez se convirtió rápidamente en una mueca de decepción, entendía a su amigo pero al mismo tiempo su relación con Ally no era la única que había descuidado. Según sus cálculos llevaban sin pasar más de una hora juntos casi tres semanas y como Carrie había ido a pasar las vacaciones con su familia en Europa él se sentía bastante solo.
—No te preocupes, que lo paséis bien.
Unos minutos después Austin conducía hacia su casa, aún tenía que ducharse y prepararse para ver a su novia. Llegaba tarde y sabía que no tenía una excusa.
Dez estaba mirando Instagram cuando vió una publicación que parecía interesante, un cine-bar del centro hacía una noche de cortos. Podría pasarse y quizás sería interesante, si no al menos había palomitas gratis.
•••
Cuando llegó estaban proyectando uno sobre una mujer que se enamoraba de un monstruo, era bueno. El siguiente tampoco estaba mal y según avanzaba la noche la calidad subía. El pelirrojo estaba apunto de irse, pero el camarero le puso una copa por delante.
—Invita la casa— dijo guiñándole un ojo.
Dez dió las gracias y se llevó el vaso a la boca.
Espero que os haya gustado