Jess.
—¡Esto es increíble! ¡Me encanta!
—Madre mía, si sigues chillando así creo que todos los peces se van a asustar —Pablo se empezó a reír.
—Es que no me digas que no te has enamorado de estas aguas cristalinas preciosas —yo estaba súper emocionada mirando todo a mi alrededor mientras el ruido de las maletas sonaba a medida que íbamos caminando.
—Enamorado estoy de ti —me contestó él detrás mía.
—Te amo —sonreí dejando de caminar para acercarme a darle un beso en los labios sonriendo—. Estoy súper feliz de estar en el sitio de mis sueños ¿tú no?
—yo estoy feliz solo de verte a ti disfrutar, mi vida —mi novio me devolvió el beso.
Pablo y yo llevábamos cuatro años de novios y justo la semana pasada cumplí 24 años y mi novio me regaló este viaje que desde siempre había sido uno de mis sueños.
Íbamos a quedarnos en una de las típicas casetas en maldivas que el agua está justo alrededor de la caseta. Y Justo en ese momento estábamos caminando hacia la nuestra por una plataforma rodeada de agua y peces.
—Es esta —me avisó Pablo cuando llegamos y sacó una llave de su bolsillo.
Miré como Pablo metía la llave en la cerradura expectante con ganas de ver la casa por dentro. De verdad que llevaba una sonrisa en la cara que no me la quitaba nadie, estaba muy feliz.
—Entra mi niña —el sevillano me sujetó la maleta y me dejó pasar a mi primero.
Abrí la boca de la impresión y la felicidad. La caseta era grande, era tipo un apartamento pero literalmente encima del mar. La habitación estaba en frente de unos cristales enormes que dejaban ver el agua azul con todos los peces y la cama también era enorme. Por si fuera poco había una piscina en la terraza junto con hamacas y al lado el mar. A parte de eso también había un baño y una cocina.
—¿Te gusta? —Pablo dejó las maletas en la habitación mirándome con una sonrisa.
Me giré todavía con la boca abierta y él soltó una carcajada.
—¿Me estás preguntando eso enserio? Me encanta Pablo, muchísimas gracias —me abalancé a abrazarle y él por acto reflejo me alzó en el aire haciendo que yo rodease su cintura con mis piernas.
—No me las des, rubia. Es tu regalo —me sujetó la cara para darme un beso largo y apasionado.
—Eres el mejor —le di un corto beso y me bajé de él.
Me tiré en la cama boca arriba mirando el techo sonriendo y Pablo se tiró a mi lado mirándome con amor.
—Es cómoda ¿no? —empezó a tocar la cama.
—Si, seguro que dormiremos bien —giré mi cabeza para mirar a mi novio.
—Claro que si y también haremos otras cositas bien en esta cama —bromeó.
—Pablo —me empecé a reír.
—Venga va, imagínate follar con vistas a los peces y tiburones. Es una fantasía que hay que cumplir.
—Pues si, si que sería una fantasía.
Solo de imaginármelo ya se me removía todo el cuerpo y Pablo se dio cuenta así que me empezó a acariciar el abdomen desnudo que tenía por el top pero le frené.
—Acabamos de llegar, si eso más tarde que ahora quiero meterme directamente en el mar.
—Vale mi amor —me dio un beso en la mejilla y se levantó—. Pues habrá que ponerse el bañador ¿no?
Asentí levantándome yo también y le volví a besar.
•••
—Vaya miedica estás hecha.
Pablo ya se había metido al mar mientras que yo le miraba de pie en la plataforma de la caseta delante de él.
—No me voy a meter todavía que quiero tomar un poco el sol. Que por cierto tú no te has puesto crema y te vas a quemar entero.
—Pareces mi madre Jess, no me voy a quemar —Pablo rodó los ojos nadando boca arriba en el agua salada.
—Siempre dices lo mismo y luego te duele solo con tumbarte en la cama con la espalda toda quemada.
—El quemado luego se convierte en moreno.
—Si, y en manchas de por vida —me subí las gafas de sol hasta la cabeza.
—¿No te vas a meter en serio? ¿Me vas a dejar aquí solo para que me coma un tiburón?
—Si te come un tiburón yo te protejo tranquilo.
—Si claro, tú te irías corriendo mientras aquí me desangro yo con los tiburones.
—Eso es mentira y lo sabes —dije molesta.
—Que si tonta, que te enfadas enseguida —se empezó a reír.
—Parece mentira que lo digas tú.
Me quedé en una tumbona al lado del agua mientras mi novio nadaba y yo le hacía vídeos y fotos. Cuando llegó el momento en el que me iba a meter al agua se me ocurrió darle un pequeño susto a Gavi, que estaba flotando boca arriba con los ojos cerrados.
—¡Pablo! ¡Pablo ¡Cuidado, un tiburón! —le grité simulando estar asustada.
No se ni como me salió ser tan buena actriz porque Pablo empezó a hacer aspavientos con sus extremidades mirando a todos lados preguntando continuamente "¿Dónde?" Y a mi me entró una risa que no podía hacer nada por pararla. Mi risa sonaba por toda Maldivas lo mínimo porque era demasiado gracioso cómo se había asustado. Cuando se dio cuenta de que era mentira me miró con enfado.
—Te estás pasando de lista, rubita —fue caminando poco a poco hasta la escalera para subir—. Ahora verás como me voy a vengar.
—¡No, no para! No hagas ninguna tontería que me enfado —me la vente muy deprisa alejándome de él que venía hacia mi.
—Te la voy a devolver sea como sea y no te vas a poder escapar.
—Te juro que si me tiras al lagua o algo no te vuelvo a hablar en todo el viaje —le amenacé.
Él me ignoró y caminaba lentamente hacia a mi todo mojado. Yo iba dando vueltas por la terraza al contrario de él para que no me pillase. Quien nos viera iba a creer que estábamos locos.
—Dame un abrazo al menos —Pablo abrió los brazos.
—¿Te crees que soy tonta?
—Hombre, un poco si.
Rodé los ojos y sin darme cuenta iba retrocediendo cada vez más cerca del agua huyendo de él. No noté cuando me caí al agua por falta de equilibrio sintiéndome una estúpida y torpe mientras escuchaba las carcajadas de mi novio como un loco desde fuera.
—No me puedo creer que te hayas caído tu solita —se siguió riendo—. Bueno al menos, si que me vas a hablar durante el viaje porque jo he sido yo quien te ha tirado.
Eso me enfadó aún más y le empecé a tirar agua con rabia.
—Para ya Jess que vendrán tiburones a comerte.
—Espero que te coman a ti.
—Y yo prefiero que me comas tú —dijo antes de tirarse de cabeza al agua a mi lado.
Pablo antes de salir a la superficie buceó hasta mi y me alzó en sus brazos, luego él salió del agua peinándose el pelo mojado mientras me sostenía.
—¿Un besito de reconciliación? —mi novio me sonrió muy cerca de mi boca y yo no pude evitar reír.
Nos besamos, y nos besamos durante un buen rato disfrutando cada uno del otro.
•••
Me había despertado hace unos minutos en esa cama tan grande y tan cómoda que teníamos en el hotel de Maldivas. El día anterior nos fuimos a cenar a un sitio muy bonito cerca de la playa y aprovechamos para ver el atardecer y hacer fotos. Estábamos muy cansados por el viaje en avión y el jet lag así que nos dormimos relativamente pronto para aprovechar los siguientes días mejor.
No había visto ni la hora que era. Me daba igual, estaba de vacaciones y no quería tener todo milimetrado, eso me causaba ansiedad.
Sonreí al ver a Pablo dormido como un bebé a mi lado en dirección a mi. Aproveché para acariciarle la suave mejilla mientras escuchaba su profunda respiración que me relajaba hasta a mí. Bajé mis caricias hasta su cuello y nuca logrando que él soltara un suave gruñido dormido que me hizo morir de la ternura.
Le empecé a dar besos por su rostro despacio y noté como se despertaba porque su mano ya se había colado por debajo de mi pijama acariciándome la cintura.
—Cómo me gusta que me despiertes así —dijo con su voz grave de recién despertado.
Seguí dándole besos pero esta vez por el cuello, un poco más húmedos.
—Aunque ya tengo alguna idea de por qué me has despertado así... —susurró con una suave risa.
—¿No querías hacerlo con vistas al mar? —le pregunté ahora yo.
—Lo estoy deseando —Pablo me cogió de la cara para atrapar mis labios con los suyos en un beso apasionado.
Durante el beso, Pablo hizo un movimiento rápido y consiguió colocarse encima de mí sin dejar caer su peso. Él dormía sin camiseta así que solo tuvo que preocuparse de quitarme la mía. Se quedó viendo mis pechos unos segundos y luego los apretó con una sonrisa.
—Eres puto perfecta, tío.
Acercó su boca a una de mis tetas para lamerla tal y como quería. Yo le acariciaba el pelo despeinado mientras soltaba algún que otro suspiro de placer.
Pablo se encargó de quitarme el tanga y hacerlo desaparecer por las sábanas. Sus dedos se hundieron en mi humedad robándome un gemido al rozar mi clitoris.
—Estás muy mojada —susurró mirándome, yo asentí mordiéndome el labio.
—Tú haces que yo esté así, joder —gemí al notar como frotaba sus dedos en mi parte íntima. Vi que una sonrisa salía de sus labios y se acercó a besarme.
—Me vuelves loco desde el primer día que te conocí, Jess. Eres mi puta debilidad —me dijo separándose del beso.
—Joder pues fóllame ya —le rogué desesperada por el placer.
—Calma rubia, ahora voy pero antes quiero disfrutar más de ti —me susurró en el oído.
Seguido de eso me abrió mucho las piernas con sus dos maños y escondió la cara entre ellas dos besándome los muslos y acercándose a mi intimidad. Me estaba volviendo loca. Pablo alargó la mano hasta apretar y acariciar mis tetas que estaban muy sensibles gracias a todo el placer. Cuando sentí su lengua moviéndose por mi clitoris solté un gemido alto que se oyó por toda la habitación my noté su sonrisa en mi humedad.
—Pablo, sigue por favor —le rogué.
Su lengua se movía por toda mi intimidad haciendo que yo de vez en cuando pusiese los ojos en blanco del placer y me curvara. Su mirada conectó con la Mía y ahí fue cuando exploté gritando y soltando todos mis fluidos en un orgasmo en su boca. Mis tiemblas temblaban tanto que Pablo me las tenía que sujetar para calmarme mientras seguía lamiendo pero ahora más lento.
—Me encantas —susurré con la respiración agitada.
Pablo se acercó a besarme y sujetó su miembro para entrar en mi pero le frené.
—El condón, Pablo —le miré seria.
—No me voy a correr dentro de ti.
Asentí más tranquila y lentamente sentí como se introducía en mí escuchando un gemido de su parte.
—Dios, joder Jess —murmuró con la voz ronca.
Pablo me sujetó una pierna para tener más espacio para moverse y empezó con sus embestidas. Primero lento y luego más rápido y duro. Lo hacía mientras estaba escondido en mi cuello dejándome marcas de amor.
—No pares, te lo suplico, Pablo —gemí.
—No está en mis planes parar —soltó una suave risa en mi cuello.
En la habitación solo se oían mis gritos y el ruido de la cama al moverse. Estábamos los dos sudando de buena mañana.
Volví a llegar al orgasmo gritando el nombre de mi novio apretando las sábanas en mi puño bien fuerte del placer. Pablo salió de mi y empezó a masturbarse encima mía. Se corrió en mis pechos gimiendo grave. Cuando ambos nos calmamos, Pablo fue hasta el baño y trajo una toalla para limpiarme con delicadeza las tetas. Luego se tumbó a mi lado abrazándome.
—Mi cosa favorita en este mundo es hacer el amor contigo, Jess.
—Te amo más que a nadie —susurré besándole.
Y si, ese fue el día en el que creamos a nuestro primer hijo, Marco.
•••
@jessicaarias
recap de Maldivas con mi loml🤍☀️
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Comentarios:
@pablogavi: la última la mejor😍
↪️@jessicaarias: la verdad es que esas gafas me estaban agobiando mucho
@ona.marquez: que parejaza🫶🏻
↪️@jessicaarias: ❤️❤️❤️
@siramartinezc: no os mordió ningún tiburón?
↪️@jessicaarias: gracias a dios no JAJAJAJ
@ansufati: anda que invitáis
↪️@pablogavi: ajo y agua, guapetón
@leireenuñezz: mi vida, que guapa eres🥵
↪️@pablogavi: relaja que es mía, chula
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