EXTRA 5: Maldivas

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Jess.

—¡Esto es increíble! ¡Me encanta!

—Madre mía, si sigues chillando así creo que todos los peces se van a asustar —Pablo se empezó a reír.

—Es que no me digas que no te has enamorado de estas aguas cristalinas preciosas —yo estaba súper emocionada mirando todo a mi alrededor mientras el ruido de las maletas sonaba a medida que íbamos caminando.

—Enamorado estoy de ti —me contestó él detrás mía.

—Te amo —sonreí dejando de caminar para acercarme a darle un beso en los labios sonriendo—. Estoy súper feliz de estar en el sitio de mis sueños ¿tú no?

—yo estoy feliz solo de verte a ti disfrutar, mi vida —mi novio me devolvió el beso.

Pablo y yo llevábamos cuatro años de novios y justo la semana pasada cumplí 24 años y mi novio me regaló este viaje que desde siempre había sido uno de mis sueños.

Íbamos a quedarnos en una de las típicas casetas en maldivas que el agua está justo alrededor de la caseta. Y Justo en ese momento estábamos caminando hacia la nuestra por una plataforma rodeada de agua y peces.

—Es esta —me avisó Pablo cuando llegamos y sacó una llave de su bolsillo.

Miré como Pablo metía la llave en la cerradura expectante con ganas de ver la casa por dentro. De verdad que llevaba una sonrisa en la cara que no me la quitaba nadie, estaba muy feliz.

—Entra mi niña —el sevillano me sujetó la maleta y me dejó pasar a mi primero.

Abrí la boca de la impresión y la felicidad. La caseta era grande, era tipo un apartamento pero literalmente encima del mar. La habitación estaba en frente de unos cristales enormes que dejaban ver el agua azul con todos los peces y la cama también era enorme. Por si fuera poco había una piscina en la terraza junto con hamacas y al lado el mar. A parte de eso también había un baño y una cocina.

—¿Te gusta? —Pablo dejó las maletas en la habitación mirándome con una sonrisa.

Me giré todavía con la boca abierta y él soltó una carcajada.

—¿Me estás preguntando eso enserio? Me encanta Pablo, muchísimas gracias —me abalancé a abrazarle y él por acto reflejo me alzó en el aire haciendo que yo rodease su cintura con mis piernas.

—No me las des, rubia. Es tu regalo —me sujetó la cara para darme un beso largo y apasionado.

—Eres el mejor —le di un corto beso y me bajé de él.

Me tiré en la cama boca arriba mirando el techo sonriendo y Pablo se tiró a mi lado mirándome con amor.

—Es cómoda ¿no? —empezó a tocar la cama.

—Si, seguro que dormiremos bien —giré mi cabeza para mirar a mi novio.

—Claro que si y también haremos otras cositas bien en esta cama —bromeó.

—Pablo —me empecé a reír.

—Venga va, imagínate follar con vistas a los peces y tiburones. Es una fantasía que hay que cumplir.

—Pues si, si que sería una fantasía.

Solo de imaginármelo ya se me removía todo el cuerpo y Pablo se dio cuenta así que me empezó a acariciar el abdomen desnudo que tenía por el top pero le frené.

—Acabamos de llegar, si eso más tarde que ahora quiero meterme directamente en el mar.

—Vale mi amor —me dio un beso en la mejilla y se levantó—. Pues habrá que ponerse el bañador ¿no?

EXTRAS de DebilidadWhere stories live. Discover now