George despertó, con una gran sonrisa. Otro año de vida, era su cumpleaños.
No alcanzo a abrir los ojos cuando sintió un aleteo en la ventana. Se sentó rápidamente, corriendo a abrirle al ave que dejó un paquete en sus manos. Supo de quién era y sonrió. Amy no había aceptado quedarse con él ya que Fred y Lea iban a prepararle desayuno, después tenía el almuerzo en familia y... Evitaría la cena para ver qué le tenía preparado su chica.
El paquete estaba envuelto en papel de regalo, adornado con lazos rojos y tenía una nota. Fue lo primero que tomó.
—"para el hombre más lindo del mundo, el que me saca una sonrisa siempre y logra animar a todos. Espero que la pases mucho más que bien y se cumplan todos tus deseos, guapo. Con mucho amor, Amy" Amy...— repitió con una sonrisa.— Amy...
Mordió su labio emocionado, y rápidamente busco por su habitación un lugar para guardar esa nota. Quería conservarla muy bien. La llevo a su mesa de noche y la guardo en una libreta que no solía ocupar nunca.
—¡¿Georgie?! ¿Puedo entrar?— Lea habló a través de la puerta, y George sonrió.
—¡Esperen un segundo!
—¡Vamos, es que Fred ya se está levantando y les tengo una sorpresa!
—¡Oh, de inmediato!— comenzó a buscar un chaleco. El aire helado lograba colarse a su habitación, lo que lo hacía preguntarse si es que Amy lo extrañaría con este frío.
—¡Okey, te espero!— George abrazo su chaleco de lana y se acerco nuevamente al paquete. Quería abrirlo y a la vez debía hacerle caso a Lea. Claramente podía abrirlo en un segundo, pero quería dedicarle un tiempo especial para ver si había pensado el regalo.
Se levantó, dejando el paquete sobre su cama. Corrió hacia el pasillo encontrando a Fred con el cabello mojado y muy sonriente, de seguro Lea ya le había dado un regalo de cumpleaños.
—uy, ya te ves más viejo.— bromeó George, llegando hasta él. Fred abrió los brazos.
—¡Ven acá, hermanito!— jugó revolviendo su cabello, solo rio mientras lo abrazaba por unos segundos.
—¡Ya basta!— lo empujó y se peino para empujarlo.— feliz cumpleaños, soquete.
—si tu novia te hubiera hecho lo que me hizo la mía... De seguro andarias insultando menos, y estarías más feliz, como yo.
—eres un asqueroso.— gruñó riendo. Pronto caminaron hasta la cocina, dónde Lea tenía un pastel junto a otras cosas deliciosas.
—¡Feliz cumpleaños!— llegó hasta los dos y los abrazo con una sonrisa.— estoy muy feliz de que cumplan otro año de vida y que estén a mi lado. Son unos hombres maravillosos, y los amo con todo el corazón.
—aww Lea.— George sonrió.— muchas gracias por todo.
—eres perfecta, más que perfecta... Mi esposa.— sonrió besando sus labios.— o futura, cómo sea. Te amo.
—te amo más.— le dió otro beso antes de separarse. Encendió la vela y miro a George.— ¿Y Amy?
—en su casa.
—pero... ¿No vendrá?— solo negó y Lea comenzó a cantarles. Los dos sonrieron ante el horrible, pero tierno pastel que había decorado la azabache.
—wow... Que lindo.
—aja, ¿Lo adornaste con el trasero?— bromeó George.
—¡Eres un pesado!— se sentó en las piernas de Fred.— te juro que está delicioso. Ya comiencen a comer.
Los tres comieron entre risas, mientras disfrutaban la comida. Lea no mentía, el pastel estaba delicioso, con sabores equilibrados y un bizcocho esponjoso y suave. Todos quedaron con el estómago inflado.
—yo levantó y lavo. Ustedes arreglense muy guapos para el almuerzo.— Lea comenzó a levantar y Fred la ayudo. Él sabía lo mucho que le gustaba a ella maquillarse y arreglarse, así que prefería ganar tiempo para que pudiera hacerlo.
—yo iré, los veo en un rato.— se levantó con cuidado, y dejo bien ordenadas las sillas antes de salir corriendo a la habitación nuevamente.
Se lanzó a la cama para abrir el paquete y por fin comenzó a despedazar el papel. Quería ver, quería saber que se había ingeniado Amy para su cumpleaños. La caja que vio tenía varios objetos, y no sabía por dónde empezar, al menos hasta que vio sus dulces favoritos. Tomó los chicles súper hinchables en sus manos, riendo al verlos. No recordaba haberle dicho a Amy que estos eran sus favoritos, y más le gustó ver que venían los sabores nuevos de frutos rojos. Abrió uno rápidamente para meterse el chicle a la boca y guardo los otros a un lado.
—no inventes...— se sentó en la cama, con la caja color azul marino en sus manos. Era muy grande para ser de matrimonio, sin embargo era de una joyería famosa que había. Abrió la caja, y pudo ver el reluciente reloj de la nueva temporada, el más genial, el más lujoso, el más bonito y... Lo mejor es que ella se lo había comprado. Se sintió mal por el precio, pero a la vez quería gritar por lo lindo.
Lo saco de la caja para ponerlo en su muñeca izquierda, y lo lejos para verlo. Le lucía completamente, demasiado bien. Abrió la boca de la impresión, y rápidamente volvió a observar la caja viendo unos tickets, eran varios. Al revisarlos rio, porque eran tickets escritos por la mismísima Amy Abbott. Tickets que podía intercambiar a cambio de muchas cosas: besos, abrazos, salidas, hamburguesas, abrazos y más abrazos... Estaba fascinado. Y como si fuera poco, le agrego unos chocolates y caramelos, los cuales al sacarlos dejaban ver un pack de dos camisas para el trabajo. Una camisa tenía un color café oscuro, mientras que la segunda era verde con cuadros cafés y blancos. Definitivamente pensó en él, porque eran completamente su estilo.
Se recostó en la cama, aún con una sonrisa de oreja a oreja.
—no puede ser...— froto su rostro con una estúpida sonrisa que no se podía quitar. ¿Cómo podía fingir que no estaba enamorado, si ya estaba completamente entregado?
...
—si mamá, todo estaba exquisito.— George estaba ya despidiéndose, aunque Molly había insistido en qué se quedará hasta más tarde.
Ya eran las seis de la tarde, y George estaba ansioso por ir a arreglarse para Amy. Quería que lo viera muy guapo.
—no les creo. ¿Cómo me van a dejar?— puso una expresión triste mientras Fred ayudaba a Lea con su abrigo.
—ay madre, sabes que te amamos. Es solo que Lea reservo en mi restaurante favorito...— se acerco hasta ella para abrazarla.— muchas gracias por todo. Las calcetas me encantaron, más el pastel delicioso que preparaste.
—te amo, mujer.— George beso su cabeza para tomar su abrigo.
—¿Y tú? ¿Tienes una cita con...?— elevó las cejas y George negó, pero era obvia su expresión.
—George está de novio con Amy Abbott.— susurró Lea, de forma alta y evidente.
—¿Abbott? ¿No que se casó con Neville?
—esa es Hannah, mamá. Yo estoy con Amy, la chica que es peluquera y... Muy hermosa.— salió antes de ser llenado de preguntas. Con llaves en mano entro a su auto, auto que había quedado a su nombre después de que Lea y Fred se compraran uno propio.
Al estar en el auto aceleró hasta el piso, y es que tenía muchas cosas que hacer y solo dos horas para todo. Debía afeitar muchas partes de él, debía quitarse los pelos de la nariz y quería humectar su cuerpo para oler mejor. Aún ni siquiera había pensado en que ponerse, y su mente pesimista le jugó en contra diciéndole que sus ropas favoritas debían estar sucias. Quería quitarse la entreceja y también pasar a comprar flores para su chica.
¡¿Y si le pedía ser su novio?! Ay no, no podría con tanta emoción.
Llegó hasta el piso y comenzó a correr por su habitación intentando dejar en orden y a la vez buscar con que verse bien. Encontró un pantalón negro, que no había ocupado nunca, sin embargo confirmo que sus pantalones favoritos estaban en el cesto de la ropa sucia. Combino todo con una polera color café claro, y ocupo un cinturón antes de echarse perfume por todos lados. Después de afeitarse, humectar su piel y peinarse, se sentía mucho mejor.
Lavo sus dientes y tomó unas mentas para guardarlas, al igual que su billetera para ponerse su reloj nuevo y tomar llaves. Corrió hasta el auto, y luego fue hasta una florería para comprar unos tulipanes rosas y llegar por fin a la peluquería. Se vio una última vez en el espejo, peinando su cabello y saliendo.
Tocó la puerta de la peluquería, apretando el ramo de flores en sus manos. La puerta se abrió, y sonrió estirando las flores.
—hola nen-... Espera, tú no eres Amy.— atrajo las flores a su pecho, y María rodó los ojos.
—wow, gracias por notarlo.— negó.— Amy está arriba esperándote. Adiós, Jorge.
—adiós, amargada.— cerró la puerta, viendo como la chica se subía a un auto. Camino hasta las escaleras, sintiendo un agradable aroma a vainilla.
—¿Amy?— preguntó llegando a la entrada principal.
—¡Entra!— aviso. George giro la manilla y entró para notar el camino de velas que había. Se asombro y siguió hasta que pasó la cocina y vio la mesa.
—no... Puede... Ser...— mordió su labio y vio que Amy llegaba con el vino. Tenía un tomate, mientras dos mechones de cabello caían por sus lados. Usaba un vestido negro hasta la mitad de los muslos, mientras que sus mangas eran de globos y usaba unos tacones rojos, que combinaban a la perfección con ese labial.
—sorpresa...— canturreo. Esperó otra reacción, pero George tenía los ojos abiertos mientras negaba.— ¿Exagere? ¿Es mucho para ti?
—oh nena...— llegó hasta ella para jalar de su cintura y besar sus labios con profundidad. No los movía, solo los presionaba con furor mientras George sentía que el aire se le iba, y no era por el beso, era por ella.
Amy se separó y acaricio su mejilla.
—feliz cumpleaños, Georgie. Te deseo todo lo mejor, te lo juro.— sonrió y lo abrazo. George acaricio su espalda mientras no se separaba de ella.
Nunca, en la vida, una mujer había hecho una cena romántica tan detallista por él. Se sentía jodidamente especial.
—nena... No tengo palabras. Tú... Luces hermosa, completamente hermosa, hermosa de irreal y hermosa de... Carajo, de todas formas.— se separó y tomó su mentón.— Amy... Tus ojos brillan.
—es que estoy muy feliz de pasar este cumpleaños junto a ti. Te amo.
—ay...— la volvió a apretar contra su pecho. Sus ojos estaban cerrados mientras disfrutaba el momento, sin prisa.— soy el hombre más feliz del mundo en este momento... Tú me haces el hombre más feliz del mundo.
—¿En serio? ¿Te gusta?— se separó y lo ayudo con la silla.— siéntate, ve lo que prepare.
—¿A ver?— frotó sus manos mientras ella servía el vino.
—de entrada prepare unas tostadas y distintas salsas. Me esforcé, así que en serio espero que te guste.
—¡Ay, casi lo olvido!— le estiró las flores.
—muchas gracias.— las dejo un poco más allá.— ¿Y? ¿Te gustaron los regalos?
—me encantaron. Mira.— le enseño el reloj.— pero nena... ¿No es mucho? Solo digo... Sabes que son caros y yo en serio no sé-
—ya lo compre. Apenas lo ví pensé en ti y en qué te iba a quedar perfecto. No te preocupes del precio, solo disfrútalo.— bebió vino y se apoyo en su mano.— ¿Cómo la pasaste con tu familia?
—muy bien. Recibí regalos de ellos también. Me dieron calcetas, unos perfumes, Ginny me dió un cuaderno para planificar y recibí alcohol.— tomó una tostada y el guacamole que preparo la chica. Al llevarselo a la boca pudo degustar el agradable sabor.— wow...
—¿Wow?
—carajo, te quedó riquísimo. Sabe demasiado bien nena, me encanta.— tomó más y Amy sonrió. Se sentía tan feliz de que George estuviera feliz con todo lo que preparo.
—que bueno que te guste... Por cierto, te ves super guapo, ¿Que te hiciste?
—¿Yo? Nada.— mintió.— solo tome una ducha rápida antes de venir.
—pff, y yo que me aliste durante horas.— bromeó bebiendo otro sorbo. George tomó su mano por sobre la mesa.
—nena, perdón la insistencia, pero es que en serio estoy muy feliz con esto. Muchísimas gracias por la sorpresa, muchísimas gracias por el regalo, pero sobre todo... Muchas gracias por estar, acá, dándome tu compañía.
—no es nada, Georgie. Solo quiero que seas feliz en tu cumpleaños.
⋘──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────⋙
Nuevo cappppp 😁 espero que les guste y lo disfruten. Sé que lo debería haber subido hace días, pero es que tenía dos pruebas y unos trabajos que no me permitieron esto. ¿Cómo están todas? ¿Y que tal les pareció el capítulo?
Espero su apoyo y muchas gracias por estar leyendo. El próximo capítulo estará... 🔥.
Cuidense y beban agua 💗