POV KIARA WALTON
Me desperté sin encontrar a Bastián en la cama, no sé si durmió en esta habitación o en otra, pero era algo que claramente no me importaba. Me puse en pie rebuscando en el closet, anoche después de que Bastián abandonará la habitación, se me fue el sueño, aproveché para organizar nuestras cosas en el clóset, sería más fácil encontrar lo que necesitábamos si todo estaba ordenado.
En Coronado el verano suele ser bastante caluroso, así que elegiría un atuendo fresco; deslizaba mi mano entre los vestidos que colgaban en las perchas tratando de seleccionar cuál ocuparía cuando de repente la puerta de la habitación se abrió.
Bastián entró, al parecer, estuvo ejercitándose, pues llevaba ropa deportiva.
—Arréglate, bajaremos a desayunar y a conocer la familia— informó cortante para luego entrar al baño.
<<Alguien despertó de malhumor>>
Es evidente que se encontraba molesto por lo ocurrido anoche, sin embargo, ese no era mi problema, sino más bien el de él.
Esperé a que saliera del baño para ingresar a asearme.
Ninguno de los dos pasó palabra alguna con el otro mientras nos arreglábamos para bajar a desayunar, volvíamos a estar igual o peor que al inicio, cuando nos conocimos, el hielo que nos separaba era inmenso y difícil de romper.
—Estoy lista— anuncié terminando de peinarme.
Bastián tomó mi mano, bajamos por la escalera de la casa luciendo como la pareja perfecta, no obstante, algo me decía que el Lobo solo deseaba aventarme por la escalera en este momento.
—Bestia...— pronuncié.
—No quiero escucharte, Kiara— contrarrestó al instante.
Suspiré.
—¡Bastián! — gritó una señora desde el comedor. Él fue hasta ella para saludarla amablemente.
—Tía— respondió correspondiendo su abrazo.
La madre de Bastián carraspeó.
—Ah, sí...— emitió la tía de Bastián rompiendo su abrazo —tú debes ser Katherine Walton, la hija predilecta de Rob Walton y Hilda Pattinson— manifestó la señora; no sé si era burla o confusión, pero sus palabras no parecían tan sinceras.
—Bernadette— siseó Bastián.
—¿Qué? — respondió su tía, despreocupada.
—Sabes perfecta quién es Kiara— corrigió él.
—¿¡Qué!? — chilló fingiendo sorpresa —¿Te casaste con la menor? Eso si no me lo esperaba— expuso —realmente no me lo esperaba... — repitió girando su cara, mirando a la madre de Bastián.
—Mi hijo es muy impredecible, lo sabes; debo felicitarlo, su elección me pareció muy acertada, Kiara es una chica encantadora—defendió la madre de Bastián con mucha naturalidad.
—¿Encantadora? Claro, ya veo— masculló la señora.
<< ¡Alto ahí!, esta mujer empezaba a desagradarme>>
—¿Qué sucedió con Bárbara?, pensé que se entendían— comentó con picardía la tal Bernadette.
Todos en el lugar se miraron.
Este era un comentario que claramente no esperaba, pensé que Bárbara solo era la puta de paso de Bastián, pero creo que me equivoqué, creo que entre ellos había algo más que solo cogidas casuales. Entonces, eso quiere decir, que Bastián llevó a nuestra casa a una chica que no solo era un simple polvo casual, sino algo más.
Volteé mi cara mirando a Bastián, no sé por qué saber esto me irritaba.
—Mamá, lo que haya sucedido entre la hija de los Murphy y mi primo ya no importa, ahora está casado con Kiara, ella es su presente y futuro— regañó Mirta, clavando su cubierto en las frutas que contenía su plato.
Suspiré, algo dentro de mi dolía un poquito.
—Kiara, porque mejor vienes y te sientas aquí— pidió la prima de Bastián, amablemente.
Asentí sonriéndole, separándome de Bastián no solo porque Mirta me pedía que me sentará a su lado, sino porque necesitaba alejarme de él.
—Kiara— susurró él tomando mi mano antes de que me fuera al otro extremo de la mesa.
—No somos una verdadera pareja, puedes coger con quien desees mientras no sea en nuestro departamento, sé que tienes necesidades que aparentemente cualquier mujer puede satisfacer— musité solo para él.
Soltó mi mano; caminé tomando asiento al lado de Mirta.
Ahora que lo pensaba, no debí decirlo eso, se escuchó como un reclamo... y yo no tengo por qué reclamarle con quien coge o deja de coger.
—No le hagas caso a mi madre, a veces habla de más, pero es muy amorosa una vez que la conoces— comentó Mirta a mi lado, le sonreí, ya que no sabía qué otra cosa hacer.
Dudaba mucho que su madre y yo podamos entablar alguna conversación luego de lo que dijo.
—¿Y tus abuelos? — pregunté, se suponía que vendríamos a vacacional con ellos.
—Están en su habitación, la abuela no se encuentra muy bien de salud, el abuelo se niega a dejarla sola, quizás en la cena ambos se animen a salir; vendrán más personas, primos, tíos y amigos cercanos de la familia— informó ella.
—¿Hay una cena? — indagué.
—¿Mi primo no te lo dijo? Siempre hacemos una cena con la familia, en honor al apellido Davis, pero es algo aburrida, solo hablan de negocios— se quejó Mirta haciéndome reír.
—No es menos diferente a las cenas de los Walton— admití.
—Los Walton— suspiró ella.
—¿Qué?
—Sueño trabajar con ellos— declaró dejándome pasmada.
—Creo que no deberías decir eso muy alto— expuse mirando a todos lados — los Davis son una familia de abogados prominentes, dudo mucho que se te permita trabajar con nosotros, serás una abogada que quizás trabaje en la firma junto con Bastián.
—Ummm, no, no quiero ser abogada— explicó cabizbaja.
Sentía pena por la chica, pero era muy joven para decidir romper así por así con un legado tan estricto como el de los Davis.
—Mirta, vamos a jugar a la playa— pidió uno de los hermanos de la chica apareciéndose de la nada a su lado.
—Iremos después de desayunar— expresó ella, esta escena me acordaba a mi hermano Will.
—¡Que venga la tía Kiara, también! — exclamó el otro chiquillo desde su silla, llamando la atención de todos.
—Ah... ¿Yo? — tartamudeé nerviosa.
—Sí, ven con nosotros, alguien debe ayudarme a ganarles a esos mocosos— dijo Mirta despeinando a su hermano.
—¡Oye! — gritó el niño alejándose de ella, provocando que su hermana riera.
—No traje ropa de playa— me excusé.
—Puedo prestarte alguna, no eres tan... ah... bueno, creo que eres de mi talla— manifestó la chica.
—De acuerdo— acepté, tal vez era lo que necesitaba para distraerme y dejar de pensar en Bastián.
POV BASTIAN DAVIS
Fui con Aidan, Ryan, Mirta y Kiara a la playa, me senté a los lejos para verlos jugar, ahora que veía a Mirta y a Kiara juntas ambas parecían de la misma edad, ya que Kiara es de ese tipo de mujer que no sabes qué edad tiene hasta que se lo preguntas, el tipo de mujer que deseas mirar una y otra vez porque es claro que no es como el montón, es claro que ella es diferente; cada vez que sonríe puedes ver como derrocha vida, un alma totalmente libre, lo cual la lleva a proyectar esa paz que la caracteriza, solo un idiota ignoraría lo inocente que es con solo escucharla hablar, era claro que le faltaba muchas cosas porque vivir...
<<Creo que es su inocencia lo que me gusta de ella>>, aparte de su carácter indomable y su voluntad inquebrantable.
—¡Tírala! — le gritó unos de los niños a Kiara.
Todos corrían en la playa como locos, la mocosa le había caído bien a los hijos de Bernadette, y eso no era una ventaja, la volverían loca después.
—¿Puedo sentarme contigo? — preguntó mi tía de pie a mi lado, asentí con la cabeza.
Bernadette tomó asiento en la arena.
—Es increíble que te hayas casado con la hija de tu enemigo— indicó ella mirando a Kiara.
Me quedé en silencio, sé que ella quería desahogarse.
—Rob mató a Martin De Santis, el único hombre que he amado— confesó Bernadette con rabia.
—¿El único hombre que amaste?
—Bastián...
—No lo amaste lo suficiente como para dejar a mi tío— escupí.
—¿Cómo podía dejar a Arnold? Tenía mis hijos y él tenía a Nora, soy la esposa de un Davis— se defendió ella.
—Por Dios Bernadette, ambos sabemos la verdad sobre tus hijos...
—No permitiré que pongas en duda la paternidad de mis hijos, Bastián.
—No es la paternidad de tus hijos lo que te importa, sino el apellido Davis y su dinero— le recriminé.
—Martin lo era todo para mí y lo sabes, pero no podíamos estar juntos— expresó Bernadette.
—Pero si podías revolcarte con él aun cuando él era casado, aun cuando tú lo eras. El padre de Nora era como mi padre, y puedo decir que te amó, te amó tanto que...
—Martin no me amó, de lo contrario, hubiese dejado a Amelia— intervino ella.
—Créeme, Martin se hubiera enfrentado a mi tío, a mi padre, y cualquier otra persona por ti— aseguré.
Bernadette bajó su cabeza.
—Él nunca lo hubiera hecho, Amelia estaba enferma, ella lo necesitaba, Nora lo necesitaba...
—Vas a destruir tu familia, Bernadette, porque mientras más pasen los años y no digas nada, peor será para ti— le recordé —Mirta no siempre será una niña, y ella ama a Arnold.
—Lo sé, y cada día que vivo es un castigo— dijo apretando sus dientes.
—Si no le he dicho nada a mi tío, no es por ti, ni siquiera por Martin, sino por tus hijos, por esta familia— aseveré.
—Y por Nora...— espetó ella con desdén.
—Bernadette.
—Sé que Nora me odia, no tienes por qué esconderlo, es una estúpida igual que su madre.
—No voy a permitir que insultes a Nora— manifesté serio.
—Dime que estás con la menor de las Walton por venganza— susurró Bernadette, cambiando el tema de la conversación repentinamente.
Me quedé en silencio.
—¿Te desquitará con Kiara lo que provocó Rob Walton? No me desagrada la idea, pero es una niña, aparte, no creo que a Rob le importe mucho lo que le suceda a Kiara y a Will, su perla preciada es Kate, debiste casarte con ella si lo que querías era venganza— recriminó.
—La mocosa tiene veintiuno, y si supieras todo lo me ha hecho cambiarias de opinión, no creo que su padre no la quiera, más bien, la personalidad desafiante de Kiara es un problema para él— espeté algo enojado.
—Y tú tienes veintisiete, y una prima de quince, que es como si fuera tu hermana o tu sobrina, la cual algún día tendrá la edad de Kiara, no es por defenderla, sin embargo, temo que te desquita con la persona equivocada.
—No la conoces Bernadette, te aseguro que Kiara está loca, es una enana diabólica— ladré.
Mi tía me miró un momento sin decir nada.
—¿Te gusta cierto?, por eso estás así— soltó ella.
Respiré profundo escondiendo mi cabeza entre mis rodillas, pasé mis manos bruscamente por mi cabello halándolo con fuerza. Esto se estaba saliendo de control.
—¿Te casaste con una niñata, hija de tu enemigo para vengarte de él, y terminas enamorado de ella? — preguntó Bernadette con preocupación.
—No estoy enamorado de ella— corregí.
—Cual sea el sentimiento que sientas por ella debes de parar con él, ni siquiera sabes lo que ella siente ¿O lo sabes? — indagó.
—No. De hecho, ahora mismo se venga de mi— revelé.
—¿¡Qué!? ¿Me estás diciendo que una mocosa de menos un metro cincuenta se está vengando de ti? — interrogó Bernadette sorprendida.
—No lo sé... creo que eso intenta.
—¿Y lo está logrando?
—Sí— confesé —Esa maldita mocosa lo está logrando— admití.
Levanté mi cabeza para ver a Kiara, corría a meterse a la playa con mis sobrinos.
Bernadette tenia razón, cualquier cosa que estuviera sintiendo por Kiara debía parar.