MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICI...

Oleh SandraCruz447

427K 21.2K 1.3K

Libro 1 Una vida muy normal. Un vació incomprendido por ella misma, una razón que desconoce que hace falta. U... Lebih Banyak

PRÓLOGO
⚠️AVISO IMPORTANTE⚠️
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo Extra
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo Extra
Capitulo 38
Capítulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capítulo Extra
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Especial Año Nuevo: Extra
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo Extra
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capitulo 64
Capítulo 65
CAPITULO 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Epílogo
EXTRA EN HONOR A MIS LECTORAS

Capítulo 56

3.1K 140 5
Oleh SandraCruz447

Momentos cruciales

Michell

La vida en cierta parte de tu momento siempre te recuerda que un segundo te puede volver mierda inservible, siempre que tengo un momento de luz, la oscuridad me absorbe, arrastra y me llama con urgencia y determinación. Como el día que mi madre me aseguro que siempre estaría conmigo feliz y contenta cuando en realidad tenía diagnósticos de año de vida y con muestras de decadencia. El día que estaba en mi vida rutinaria hasta que llego cierta persona me arrastro hasta una oscuridad que conquisto, y me libero. También diría que el día que mi cerebro renació mostrándome las imágenes donde yo era secuestrada, violada, humillada y maltrata por un persona lleno de maldad pura. No muy distinta a la persona que en ese momento era mi secuestrador, ninguno de los dos es diferente al otro, eso lo tengo seguro. Solo tienen una diferencia que hace más mierda mi vida. Ame a uno de ellos.

Respiro con fuerza y escucho como el cuerpo en mi tina para luego observar las letras en ruso que están escritas con sangre en el espejo, donde estoy yo detrás del color carmesí.

"Тик-так, детка, я рядом со своей королевой = Tic, tac bebé, estoy cerca mi reina."

—¡Maldita sea! —grito cayendo en mis pies. Todo me da vueltas hasta que mi cuerpo se desvanece en el suelo al ver el lago de sangre que sale de mi tina. Me teletransporto y mi cerebro me manda una imagen que hasta hoy reconozco.

"—Pondremos a trabajar tu mente Malyhs —trago saliva con dificultad e intento mover mis manos, pero están atadas atrás de la silla donde me encuentro. — , una respuesta incorrecta dos latigazos para ella, una correcta ante mis ojos será uno para ella.

Las puertas traseras se abren con dos de sus hombres grandes y malditos que siempre están dispuestos a hacerme mierda. Escupo la sangre en mi boca y maldigo en ruso al idiota que tiene el látigo en su mano. Alek me ha mostrado en estas pequeñas horas, que no es un ser humano; es un maldito, psicópata, genocida y animal que disfruta y le excita el sufrimiento. Sus hombres arrastran a una mujer pelirroja hasta mis pies, mientras el demonio de Dominic ríe al verla pidiéndome a mí, clemencia.

—Nombre. — ordena Alek y la mujer levanta sus ojos hacia mí con lágrimas gruesas.

—Dona. — responde temblando, viste un jean roto y una camisa grande color blanca, muestra sus pezones ensangrentado derraman hasta su cintura y su cabello es una mierda. Sus uñas están negras de mugre.

—Ocupación.

—Ama de casa, mi rey —le responde y no sé qué hacer.

—Familia.

—Mi marido, dos hijos; una niña y un niño. — responde con lágrimas para arrastrarse hacia su supuesto rey, como si fuese su salvador, suplicándole que la deje vivir. — Por favor, mi rey. Tengo una familia y puedo servirle a usted como desee.

Alek le impacta un latigazo en su cara y esta retrocede sangrando del rostro.

—¿¡Quién mierda te dijo que podías dirigirme la palabra!? — grita y vuelve a impactar, pero en su espalda haciendo que se revuelque en el suelo del dolor, y el corazón me quiere estallar, al verla sufrir y la impotencia que me maneja al mil.

—¡Déjala infeliz de mierda! —grito hacia este, el cual sonríe con malicia.

—Perdón, mi rey, clemencia... — llora y este no se inmuta.

—A la silla. — ordena viendo a sus hombres ignorando a la mujer que le suplica. Observo la escena sin entender una mierda y veo como los hombres toman a la mujer y la ponen en la silla atándola igual que a mí. Alek me entrega una bofetada que me hace ladear el rostro, ardiendo y sintiendo la sangre hervir.

—Jamás te atrevas a darme ordenes, puta de mierda. — sentencia y sonrió pasando mi lengua por mi mejilla interna.

—Tal vez ellos crean que tu eres su dueño, — hablo apretando los dientes cuando me entrega otra bofetada— , o su estúpido "rey"— rio suave, escupiendo sangre —, pero para mí eres una mierda que estorba en este mundo y que pronto destruiré con gusto.

—Mi querida... — se acerca a mi rostro y veo con claridad sus ojos azules llenos de maldad, deseo de sangre, de asesinar y ganas de ejercer dolor. Son sus demonios que desean someterme, pero me niego. Suficientes tengo con un imbécil que trato de olvidar. — , soy eso y mucho más. Me gusta las mujeres fuertes, determinadas y decididas, no tienes ni idea cuando duro me estas poniendo. Desde este momento me sentencio como tu rey, Pakman, tu dios Perùm y tu jodido dueño, o mejor dicho tu todo.

«Todo»

Mi respiración se altera y la cabeza me da vueltas. Maldita palabra, detesto esa palabra. Alek vuelve a darme otra bofetada en el rostro, asiéndome ver hacia la ventana donde veo caer la nieve con lentitud. No me duele los golpes físicos, sino los internos que me hace sin darse cuenta de ello.

—Bien, comencemos malysh que no tengo mucho tiempo.

Respiro y ahora entiendo que hace la mujer enfrente mío en mí misma posición. Necesito salir de aquí, necesito sacar a mi hermana y correr lejos de este imbécil de mierda.

—¿Quién te mando? —pregunta dando vueltas por la habitación enorme donde nos encontramos.

—Púdrete. — escupo con coraje y dolor.

—Bien —sonríe y se posiciona enfrente mío dejándome visto de la mujer y el. Estira el cuero y hace un sonido en el aire cuando lo parte para impactar. Mi corazón se paraliza cuando el látigo impacta en su cara dejándole una herida grande. —, es un placer para mi hacer un poco de ruido en esta habitación tan silenciosa.

La mujer llora y suplica.

—Mi rey, piedad... — solloza y me hacen lagrimas del coraje, pero me niego. —, puedo servirle, majestad por favor...

Impacta de nuevo en ella y cierro los ojos, sintiendo como el dolor se produce en mi al escuchar gritar y llorar. Tiene una familia maldita sea, es madre, tienes dos bebes en casa esperando por ella, y está aquí pagando mis errores que pronto le costaran su propia vida.

—¡Mira! — grita Alek tomando mi barbilla hacia la mujer, esta sangrando del rostro y del brazo—, esto lo haces tú por desobediente. —determina y niego derramando lágrimas, no hay nadie para ayudarme —, y esto lo haces tú con tu rebeldía. — miro hacia donde me indica y casi vomito al ver su erección grande mientras azota a una mujer como si fuera un animal, y no un ser humano.

—Empecemos de nuevo... — me suelta y vuele a estirar el látigo el aire haciendo ese ruido que cala mi alma—, ¿Quién te mando a mí?

—Primero muerta... — niego y vuelve a escuchar el impacto del látigo en la mujer. —, ¡Déjala en paz, golpéame a mí! — grito con todas mis fuerzas.

—No. — azota de nuevo a la mujer. — Eres resistente, pero muy débil con el dolor de los demás, así que dime malyhs, ¿Hasta dónde lo soportaras y que pasaría si traigo a su hija de tres años y el niño de cinco?, lo descubriremos.

Maldigo cuando la mujer se retuerce y llorar pidiéndome que la ayude, pero no tengo manera. Implora con dolor que no toque a sus hijos, pero este ríe más azotando como si fuera un yegua. Solo necesito una oportunidad, necesito salir de aquí..."

Me despierto con dolor en mi cabeza, mi cuerpo pesa y maldigo levantándome del suelo. Miro incrédula de nuevo la sangre que inunda mi baño y mi tina. Parpadeo con dificultad poniéndome de pie para observar el cuerpo de la mujer que Alek estaba azotando por mi culpa. No recuerdo como esa mujer sobrevivió ni como lo hice yo, pero su dolor era mi dolor. Me pongo de pie con dificulta, reacciono rápido acercándome al cuerpo donde no es un cuerpo.

Son la cabeza de la mujer, sus brazos partidos a la mitad y sus pies en el lavabo como si fuese decoración. Observo la nota de nuevo y no entiendo como carajos Alek me dio este mensaje, si se supone que está en Rusia.

Salgo del baño hacia mi habitación y todo está destruido, lo único que encuentro en mi escritorio, son mis dispositivos y mi diario. Observo los papeles y toda la información que tenía recolectada de mis puntos estratégicos están llenos de sangre. Maldigo y cojo mi teléfono cuando escucho muchos pasos en el pasillo, tomo mi arma y me escondo detrás del escritorio. Mi corazón se acelera a mil, al igual que mis sentidos me indican que pueden venir a terminar el trabajo, pero dejándome a mí como la mujer de la tina.

Cuando escucho como entrar a la ducha, salto apuntando con mi arma, analizo todo y mis sentidos y músculos se relajan al ver que son soldados nuevas que entran asustadas viendo la escena del crimen.

—Llamen al ministro. —ordeno y dos de ellas asienten, mientras una se queda hacer guardia en mi puerta. No tardan en llenarse de nuevo todo el pasillo de soldados mujeres deseando ver es caos en mi habitación.

Busco mis pertenecías y lo único que encuentro en el suelo son notas que dicen tic tac, siguen unas tras otras. Abro más y solo se mantienen escrita tic, tac. Mi cerebro me traiciona sientiendo que están contando en mi odio. Escucho su voz, sus latigazos, su risa macabra y mis suplicas en el suelo humillada.

«Tic tac»

Pateo y escupo los papeles con rabia sintiendo impotencia y miedo a la vez. Aún lejos de su mano encuentra la manera de atraerme a él, de más malas. Porque con él o con la mafia rusa no hay buenas solo malas. Sudo y continúo golpeando el suelo lleno de sus notas que me cuentan el tiempo antes de estar en su mano. Lloro de impotencia hasta que unas manos toman de mi cintura haciéndome caer en el suelo de rodillas. Grito con dolor y con las lágrimas bajándome por toda la cara.

—Tranquila cariño —me susurra y no me siento protegida para nada. —, estoy aquí.

Pero eso no impedirá que el venga por mí.

—No...no —lloro mientras me acaricia el cabello con dulzura. —, el vendrá por mí, nadie lo detendrá y tengo que enfrentarlo.

Maldito hijo de puta. El ministro entra con dos hombres con su aura autoritaria y firme. Continúo llorando y solo quito las manos de Liam para abrazarme sola. El vendrá por mí, lo sé, jamás debí regresar. Siento escalofrió cuando los hombres sacan las partes de mujer enfrente mío, mientras el ministro maldice entre dientes. Ordena fuerte que todo el mundo salga y todos obedecen.

—Cariño, estaré afuera. — ignoro a Liam y mi vista queda centrada en el ministro.

—Firme soldado, que ellos nunca llorar. —sentencia y con dolor me pongo de pie sin soltar mi arma, no puedo confiar en nadie ahora mismo. Alguien de aquí está del lado de la mafia rusa y no descansare hasta encontrar al traidor o traidora.

—¿Como pasa esto en nuestro comando? — pregunto molesta y ansiosa.

—No sé, pero lo averiguare. —responde firme. —, debemos salir de aquí, tenemos que revisar toda esta área.

Asiento.

—Hay un traidor señor ministro —no pregunto. —, él está cerca y me ha dejado muy claro.

—Eso aun no lo sabemos y por ahora, no tiene como acercarse a la base militar más grande del mundo y más avanzada de la nasa. —dice tranquilo y me invita a salir de mi propia habitación —, soldado esto a nadie, yo me encargare. Solo lo sabremos usted y yo, diré que un soldado se suicidó e investigare por aparte.

Salgo de mi habitación tomando mi diario contra mi pecho, mi arma en mi pierna, mi teléfono en mano y con él a mi lado.

—Nadie entra y nadie sale. — ordena a sus dos hombres. Veo a Liam algo molesto, en la pared esperando mi salida algo ansioso. Asiento hasta él lo cual me responde con otro asentimiento de cabeza hacia mí. Camino con él a mi lado hasta que llegamos al ascensor con el ministro.

—Tranquila Michell —me dice tomándome de los hombros. —, él no tiene poder aquí.

—Al parecer si Liam.

—Solo cofia en que no puede tocarte, en este lugar.

—La confianza no va detener a un mafioso que está dispuesto a matar a quien quiera por mí. Es psicópata de mierda que busca la manera de beber mi sangre, dudo que la confianza lo detenga. —zanjo y el ministro gruñe.

—No es tema, para hablar aquí. —sentencia molesto, creo que no le cae bien Liam.

—Iré con él.

—Ten cuidado, ¿Podemos hablar después? —pregunta.

—¿Sobre?

—Nosotros. —responde seguro acariciando su barba.

—Bien, luego.

Bajamos por el asesor y cuando salimos las mujeres no tardan en admirar el hombre que está a mi lado vistiendo con un traje negro sin corbata solamente con su cabello hasta los hombros y su Rolex de oro en su mano derecha. Su aura llena de poder y autoridad hace sentir a todo pequeños e insignificantes, creo incluyéndome.

Los recuerdos y la molestia de saber que cualquiera está detrás de mi intentando darle la ventaja al maldito de Alek, me hace atragantar. Cada mirada que es dirigida al ministro se vuelve a mi y no duda en pensar en cualquiera. Nadie aquí, que no sea mi hermana sabe lo que es estar en las manos de la mafia rusa. Donde solo te tratan como mierda, te lavan el cerebro dejándote como cojan donde ellos hacen lo que quieran contigo...

«Tic, tac...»

Juro por mi vida que terminare con ese hijo de puta, aunque mura en ello. Detesto tenerle miedo, pero me niego a mostrárselo a él, debo sacar las garras por mi familia y lo haré. Caminamos hasta su oficina donde marca muchos números y yo solamente tomo mi diario para observar desde su portada café llena de corazones y firmas que con el tiempo se han ido borrando.

«Era tan ilusa»

Mis lagrimas caen despacio en mi rostro cuando lo abro y veo como yo pegue una foto mía vistiendo lencería y una mano enorme con un Rolex de plata esta entre mis piernas tomando mi muslo mientras me rió con fuerza acostada en una cama enorme.

—Lo mejor sería, que nadie se entere de esto y tenerla bajo vigilancia. —el ministro cuelga su teléfono y se centra en mí. —Necesito saber cómo carajos hizo ese trozo de mierda hizo para amenazar en mi entidad.

—Necesito más seguridad en mi habitación, tal vez tenga micrófonos o cámaras. —hablo mientras me pongo de pie, en la enorme oficina del ministro mientras piensa todo lo que digo. —Sería bueno que el equipo técnico me ayudara a encontrarlos sin que se enteren poder escucharlos a ellos, mediante mi transmisión.

—¿Confía en el teniente Clark para esto? —indaga recostando su cuerpo en su silla.

—No, pero la sargento me dirá si puedo o no.

—Bien, tiene diez minutos para buscar respuesta y yo hablare con Ryan, necesito saber cómo esta mi comando en Washington.

Dejo mis cosas en una pequeña mesa de la esquina y me encamino hacia Luis. Necesito encontrar a mis amigos y mi querida rubia enana, que siempre me hace levantarme. Bajo por el ascensor, se abre y maldigo mi existencia. Detrás del mayor hijo de puta con la rubia detrás de él, esta mi ayuda con mi confidente.

—Luis —lo llamo con algo de voz rota y los cuatro voltean a mí. La rubia se mantiene detrás de Dom y este camina seguro hasta la entrada ignorándome. El maldito acido que se mantiene en mi garganta cae en mi estomago al como simplemente se va con ese trozo de mierda. El malestar de cabeza comienza en mi sien. Detesto a él, y a esa que se cree lo mejor, por dejarse follar del imbécil mayor.

—Presente, comandante. —dice mi mejor amigo cuando se acerca.

—Cariño, ¿Todo está bien? —la pregunta de Liam detiene el caminar del general y hace que mi mejor amigo me observe con su ceño fruncido.

—No puedo hablar de ello. —respondo —. Luis necesito que me lleves con Nora, es clasificado.

Asiente y Liam niega.

—Creo que deberías ir a tu habitación y esperar que todo se solucione.

—No me quedare en una cama a llorarle a Dios para que suceda lo mejor —hablo molesta hacia Liam —-, no esperare que el venga a mí. Yo iré a él.

—No quiero que salgas herida, eso es todo. —toma mi rostro en sus manos y niego.

—Herida acabé cuando baje la guardia y deje que él avanzara. —quito mi rostro indignada que no quiera luchar conmigo.

Salgo furiosa esperando que Luis venga detrás de mí. Detesto que aun tenga ese pensamiento machista hacia mí. Siempre tiene esa maldita mierda que las mujeres somos mas débiles. Tal vez lloremos, ya sea molestas o felices, pero mas no sabes que después de esas lagrimas nuestros ovarios se hacen de acero y tomamos más fuerte los pantalones que ellos mismo, haciendo y deshaciendo cosas que ellos no se atreven ni imaginar.

Un hombre se agobia en solo tener un hijo, una mujer lo desea. Nosotras nos atrevemos a veces hacerlos solas y ellos prefieren darlos en adopción o dejarlos tirados, en lugar de apretar los huevos y hacerse cargo. Tenemos trabajos pesados demostrando ser fuertes para continuar con nuestra vida con orgullo, ellos regresan a casa casi desechos y siempre llegan a casa a solo rascarse los huevos.

No digo que todos sean así, pero la mayoría son unos mierdas que además creen que somos sus adornos diciendo que somos suyas, para tener hijos, para mantener la casa limpia y nunca verse cansada o enferma, pero cuando uno de mujer dice que son suyos, son los primeros en decir: "Ella es del hogar". Lo gracioso es que apenas ven a su mujer salir de un agujero dejándolos por basura, dan golpes de pechos con actitud de gorila reclamando porque nosotras somos unas insensibles, malas y traicioneras con ellos y afirmando que somos suyas, odiando cuando somos más grandes que ellos.

—Sabes muy bien que Liam es así —la voz de Luis al salir me saca de mis pensamientos.

Resoplo molesta.

—Y tú sabes muy bien que detesto que piense que son una débil bajamos los escalones.

—Solo está intentando que te sientas mejor, acabas de sufrir un secuestro, un ataque de los rusos, recupera miento de memoria y una escena de una descuartizada en tu tina de baño.

—¿Quién te dijo? —pregunto mientras caminamos hacia el campo, necesito aire.

—El —dice y se posiciona a mi lago. —Tranquila, ¿Por qué necesitas ir con Nora?

Suspiro profundo y cierro los ojos. En este momento puedo contar con los dedos de las personas que confió contando que siento todavía que me falta por recordar. Ellos serían mi hermana, Nora, Luis y los chicos, Liam tengo años sin verlo y aunque me cale en el alma Dominic nunca ayudaría a Alek, teniendo en cuenta el odio y repudio que le tiene. El ministro lo detesta desde la época en que su padre reinaba en rusia.

—El cuerpo en la tina fue un mensaje de Novikov, fue una mujer que intente ayudar en rusia —le informo abriendo los ojos —. Lo más seguro es que alguien este traicionándonos.

Un silencio de segundos nos inunda para que Luis lo rompa.

—Si tu desconfías de mi puedo...

—No. —zanjo—. Tal vez no tenga toda mi memoria aun, pero sé que jamás lo harías.

Asiente feliz.

—Bien, entones de camino a la rubia rebelde me cuentas que tienes planeado.

Comenzamos el camino, cuando un escalofrió recorre mi cuerpo, observo mis manos y mi piel se eriza, el cabello de mis brazos se levanta haciéndome observar todo mi alrededor con cautela. Le digo a Luis que siento algo malo y me ayuda a observar, pero no hay nada ni nadie. Me dice que caminemos rápido y así lo hacemos con nuestra arma en mano. Al cruzar el campo hay muchos soldados yendo y hiendo por todos lados. Muchos corren entrenando y otros leen informes, algunos caminos con cuidado ya que estamos llegando al área médica.

Ambos vemos como Damián sale limpiando el sudor de su rente con emoción y Daniel con una mochila enorme hasta que nos topamos.

—comandante. —me saludan ambos.

—Clark, Harper —respondo.

—Daniel, algún avance.

—Mi monitor satélite está tratando de encontrar movimiento, por ahora no ha pasado nada, pero estoy a punto de entrar a la base militar de Rusia. Revise las cámaras de su habitación, pero estas fueron desconectadas.

Sonrió levemente.

—Excelente.

—Damián, parece que viste un fantasma. —se carcajea Luis de él, mientras Clark se aleja.

—Ojalá, tengo trabajo, pero luego te cuento.

Luis toma golpea su hombro y entrecierra los ojos como si hablasen sin palabras.

—Aquí están los chicos, no los fatigues, no pueden tener emociones fuertes —mi mejor amigo se dirige a mi—, dame unos minutos con esta alma en pena y luego te alcanzo. Chisme es chisme amiga, ya regreso por ti.

Abro mi boca sorprendida cuando ambos se alejan y me dejan sola. Maldita sea, olvidaba que siempre quieren tiempo hombres y cosas así. Bufo y me dirijo hacia dentro del edificio, donde muchas mujeres y hombres caminan con batas y papeles en mano.

—Disculpa —llamo la atención de la mujer que está en escritorio—, busco a los pacientes de Alpha, me gustaría...

—Que dejaras la cobardía. —me interrumpe a mi espalda y maldigo reconocer rápido esa voz. Mis piernas tiemblan y mi estomago se contrae cuando escucho como los pasos se acercan a mí.

—Dígame en cual habitación están. —suplico rápido sin ver atrás y la mujer asiente.

—Están 261 comandante, cuarto piso... —la mujer detrás del escritorio se detiene al ver seguramente la bestia que viene por mí. Técnicamente corro al elevador cuando siento como toman mi brazo, pero me deshago con audacia y continuo mi camino ignorándolo, maldito cree que puede estar con la rubia cuando se le antoje y juego venir conmigo.

«Señor sálvame»

Entro en el ascensor y la vida me jode cuando este irrumpe deteniéndolo con sus enormes manos para calcinarme con su mirada en mi. Las puertas se cierran detrás de él me observa en silencio resoplando el aire molesto y yo igual. Quiero matarlo, descuartizarlos, golpearlo, abrazarlos, besarlo follarlo...todo lo que sea posible. Dios estoy loca, ni si quiera quiero pensar como mi maldito coño palpita al tenerlo enfrente.

Mi cerebro me indica que haga lo primero así que le lanzo un puñetazo en su maldito rostro perfecto que solo lo hace ladear hacia la derecha con una sonrisa malévola. No me detengo y lanzo una patada en su pecho que solo lo logra retroceder dos pasos. No entiendo porque salen lágrimas de mis ojos, pero salen como si fuera un maldito rio.

Su mano derecha en segundos aprieta el botón que detiene el ascensor. Mi corazón comienza a latir a mil cuando no hace nada más que recibir mis puñetazos en su pecho mientras lloro con dolor. Respiro con dificultad dándole la espalda mientras me limpio las lágrimas de impotencia y la respiración más que acelerada.

—Habla —su voz ronca me hace tragar saliva, por el espejo del ascensor, veo sus puños tan apretados que sus nudillos están blancos al soportar el coraje.

—Para que, no te importa.

—Solo dilo, o lo descubriré por otra parte. —sentencia. —, sabes de ante mano que eso no será bueno.

Eso es cierto.

—Me dejaron un mensaje —digo volteándome hacia él. —, Alek me está contando los segundos...

—No pensabas decírmelo. —afirma.

—Perdón, pero no quería molestarte con tu rubia de frozen. —hablo irónica. Maldigo cuando bajo mi vista y su pantalón moteado no puede esconder la condenada erección que tiene en este momento.

-Sabes que me pones duro cuando estas celosa.

Bufo y este no tarda cuando su boca me ataca presionándome contra las paredes del ascensor con fuerza. Intento apartarme esquivando su beso, pero este es más fuerte, hasta que logra meter su lengua con fuerza en mi boca haciéndome suspirar con fuerza cuando sus brazos tomando me cintura hasta subirme en su cadera. Muerde mi labio inferior con fuerza haciéndome gemir cuando succiona mi sangre. Maldigo cuando su cuerpo empuja más su erección en mí. El poder y dominación que emana este hombre me hace jadear con fuerza cuando toma mis manos y las pone arriba de mi cabeza.

Cuando el contacto conmigo es una maldita corriente que recorre en mi cuerpo, siento que todo el ascensor se llena de nuestra aura oscura, fuerte y lasciva. Mi cuerpo está conectado al suyo como un imán y él ansia nuestra electricidad como si fueses un poder de este universo, el cual se cree el único dueño.

Jadeo más fuerte cuando restriega su erección con más fuerza en mi coño que se humedece aún más con sus movimientos y con su lengua golpeando y arremetiendo contra la mía. Maldigo gemir cuando azota mi culo con una de sus manos enormes. Muerdo su labio cuando en lugar de azotar mi culo, arremete contra una de mis tetas haciéndola brincar del golpe y a mi maldecir por excitarme.

—No... —gimo cuando vuelve azotar mi culo.

—Todavía no es el castigo. —maldice cuando vuelve azotar mi teta y esta brinca en cara. Su lengua entra de nuevo en mi boca, cierro los ojos y con fuerza chupo de esta disfrutando su sabor a licor, pecado y lujuria.

—Déjame... —imploro entrelazando mis manos con la suya que sujeta las mías con fuerza.

—Por ahora. —afirma y me baja de un golpe, retrocediendo de mi a una distancia prudente. Observo su cabello revuelto que llega hasta su cara, sus labios hinchados y con una gota de mi sangre me hace apretar las piernas con fuerza. Su respiración es pausada, ya que es raro verlo agitado. La mía es un horror, quito mi cabello de mi cara para observar como el hombre con ojos cafés y casi de dos metros presiona el botón para que el ascensor suba.

—¿Para qué querías saberlo? —indago.

—Te diré una cosa —llama mi atención mientras subimos. —Nunca hablo metafórica, ni retórica, ni teóricamente, ni de ninguna otra forma elegante. Cuando decido acabar con alguien lo hago sin mascara. Soy la muerte y juro tener su cabeza en mi oficina como adorno de caza y su piel como alfombra.

Trago saliva, observando como sus ojos se vuelven negros y sus pupilas se dilatan.

—Y se perfectamente que pronto regresaras a mí, tal y como eres. Así que no salgas corriendo de mí, porque solamente lo haces divertido.

—No me vengas a decir eso cuando estas con la estúpida esa. —reclamo.

—Uno, es una cucaracha insignificante —me informa—. Dos no te suplicare, pero sería tan fácil que solo aceptaras que amas y que dejaras de fingir.

—Uno, no me interesa. Dos, menos yo te suplicaré y lo olvidado no se recordar. —sentencio y una sonrisa malvada y escalofriante aparece al lado de su boca.

Respiro con dificultad y salgo corriendo cuando las puertas se abren en el piso. Observo hacia atrás y sé que su mirada me dice que sabe mucho y de más de mí. Las puertas se cierran lentamente mientras su mirada se mantiene en mí y la mía en la suya desafiándonos.

Camino con algunas lágrimas al recodar como dos veces en mi vida le dije que lo amaba y no logre nada. Entro a la habitación de mis chicos y todos se sorprenden al verme. Celebran y asiente a mi plan cuando lo detallo. En cierta parte no están de acuerdo conmigo, pero al final aceptan sin criticar, pues todos dicen que están conmigo. Los otros soldados que no conozco se duermen y no llegan a escuchar mi plan, pues no confió en nadie más.

Nora que esta con una bata negra me extiendo sus manos y rápido me voy con ella. Trato de no asfixiarla cuando me acuesto con ella de lado, donde nos observamos en silencio hasta que tengo que hacer la pregunta a la que vine.

—Nora, me gustarías hacerte una pregunta.

—Dime. —dice.

—¿Puedo confiar en Daniel? —pregunto.

Nora suspira y piensa unos segundos, que para mí son eternos.

—Si. —dice segura. —Él está a tú disposición y cualquier error lo pago con mi vida.

Sonrío con fuerza y le doy un beso en su frente.

—Bien, —digo —, ahora dime porque estas con el teniente, ya que si me estúpida memoria no me falla estaba Mark antes ¿no?

Nora niega y su cara se descompone unos segundos para luego volver a su mascara fría. Ambas siempre fuimos las amazónicas de aquí, pues siempre mostrábamos nuestro lado amable con todos, bueno yo. Y cuando teníamos que mostrar nuestra mascara fría y fuerte no lo dudábamos.

—Ese imbécil me engaño —me sorprendo. —, tenía más de un año de engañarme con su compañera de piso.

Eso no me lo esperaba.

—Lo siento, amiga...

—Tranquila, el muy idiota me suplico cuando los descubrí, y ahora insiste en verme. He cambiado de tres números de teléfono.

Sonríe negando con orgullo.

—Ahora es el imbécil que llora porque no vuelvo con él, aunque me siga rogando.

—Un poco de humildad amiga. —digo sorprendida al escucharla.

—¡A la mierda! —el grito de Beth me hace subir la cabeza y veo a Emma negando a su lado. No sé qué está pasando por ahí, ya que mire hace poco a la londinense feliz con sus rosas azules. Me encojo de hombros para volver a la charla con mi mejor amiga que poco a poco recuerdo. Nuestra carcajeada por saber cómo hace poco golpeo a su ex en los huevos es detenida cuando el capitán Walker entra en la habitación.

—¿Quién dijo macho Alpha? —pregunta este y niego escuchando como Beth le explica que desea uno mientras Scott se molesta con la latina puertorriqueña. Me despido de todos y beso la frente por última vez de Nora antes de salir de la habitación.

—¿Quién me solicito? —indago cuando ambos bajamos del ascensor. Lo último que recuerdo de Julián es que es el mejor amigo de mi verdugo.

—El ministro recibió el avance de Clark y quiere atacar la base de rusia. —me informa mientras caminamos y me entrega una carpeta con dos fotografías del edificio deteriorado de Alek con muchas camionetas blancas entrando a toda velocidad. —Tenemos pruebas suficientes, para dar un golpe comandante, pero el general pide que lo dejen ir solo atacar en persona.

¿Qué mierda?

—No. —entramos al ascensor en el edificio de administración que nos lleva a la sala de junta. —Es mi lucha, no la de él.

—De eso se hablará ahora mismo en la reunión.

Entrego la carpeta a él y entramos a la sala de juntas donde esta Dominic, la rubia estúpida, Liam un chico que nunca había visto con Daniel supervisando el holograma que muestra la dirección que mi cerebro me había señalado, todos están ansiosos esperando al ministro. Ignoro la mirada de Liam y la mirada asesina de Dominic hasta sentarme al lado de Julián y con el coronel no muestra ninguna expresión alguna. Respiro profundo cuando el ministro entra con una carpeta y su Tablet en mano aun vistiendo su trajo típico negro. Todos hacen un saludo militar de pie cuando toma asiento excepto su hijo.

—Bien, informe. —ordena y Daniel mueve la imagen que poco se centra en el edificio que había señalado antes.

—Tuvimos movimiento —empieza Daniel moviendo el holograma. —Quince camionetas sin placa entraron hace doscientos minutos. A las mil doscientas horas, no salido de dicho lugar. Las ventanas estar en mal estado al igual que las bases del edificio, pero aún no se ha visto movimiento dentro de dio lugar.

—Niño nuevo, habla estratega. —se dirige al nuevo chico.

—Jack señor ministro... —todos lo observamos sorprendido por lo que acaba de hacer.

—Disculpa me acabas de contradecir, ¿Que mierda es esto Dominic? —el chico traga saliva. —, coronel le puedo decir al niño nuevo que le pasan a los que lo hacen.

—Niño nuevo —habla entre diente el coronel. —, terminan en aseo en una estación de policía.

—Disculpe mi ministro, no quería... —habla arrepentido hacia el papá de Dominic con miedo.

—Ya, no tienes que besar mis zapatos a menos que yo lo diga. —afirma entre dientes. —Ahora dime que se haría.

—Es una base muy pequeña señor —dice mientras mueve el holograma un poco para acercarlo—, sería fácil atacarlo, pero no ganaríamos nada. No se observa equipo pesado, armas, personas contra su voluntad. Atacar por los aires solo alertaría a los rusos de nuestra posición y conocimientos.

Todos asientes.

—Coronel, tenemos armas suficientes para desaparecer ese edificio en segundos. —el ministro se dirige a él.

—Así es señor ministro, pero no sabríamos a quien atacamos, ya que no sabemos quién entro y que personas están ahí. Lo mejor sería atacar terrestre.

—Ya lo tenía pensado -habla Dominic poniéndose de pie. —Puedo partir en media hora, solo.

—No. —lo imito levantándome de la silla rápido. —Es claro que es muy riesgoso para un solo soldado.

—No soy un cualquier solado comandante y no es decisión suya. —me fulmina y niego.

—Comandante —habla Liam también poniéndose de pie. —A mucho pesar mío, el general está muy bien capacitado para ir solo.

Fulmino a Liam, es una misión suicida si el ataca solo, sin respaldo.

—Señor ministro me gustaría antes tomar una decisión solo estar presente los hombres de confianza, por lo ocurrido de esta mañana. —pido y este lo piensa un poco antes de asentir en mi dirección.

—Determine quién se larga.

Observo a todos y suspiro con fuerza.

—La rubia fuera —exclamo y Dominic no oculta la sonrisa malévola que sale de él. —Lo siento chico nuevo... —este asiente —... Liam, señor. —trago saliva —También solicito que Luis Lennox se integre.

Este me mira sorprendido y no veo su rostro más. Lo quiero y tenemos historia, pero desde que regreso no ha parado de meter tanta mierda que me duele la cabeza. Sino confía conmigo para hacer esta misión yo no confió con él para jugarme mi vida en sus manos.

—Largo. —ordena el ministro y los primeros dos salen sin decir nada mientras que Liam se detiene a mi derecha observándome. Escucho el gruñido de Dominic, pero mantengo mi mentón en alto.

—Te aseguro que cambie. —asegura y sale de la habitación molesto azotando la puerta.

Suspiro y tomo asiento.

—Bien, Clark integra a Lennox. —habla el mayor jerarca. —No puedes ir solo, es una nación que está en contra de mi poder, autoridad y entidad, si te atrapan no hay escapatoria.

—Sencillo. —responde tranquilo su hijo.

—Podríamos ir todos los que están presentes —alego, puede que sea un imbécil, pero no dejare que se mate solo por su ciega venganza.

—Dije: ¡Sencillo! —golpea la mesa con un manotazo que me hace respingar.

—El resto del equipo está en recuperación. —habla el capitán —, pero entre menos personas menos llamaremos la atención. Sino es la mafia podremos salir como turistas.

—Bien, todos irán, mañana a la cero quinientas horas.

—¡No! —grita Dominic poniéndose de pie. —, puedo entrar matarlos a todos y salir como un día de campo, pero si estorbos.

Gruñe,

—¡Ya decidí! —grita su padre al mismo nivel. —, tal vez no puedas respetarme como padre, pero como ministro me niego a que desobedezcas mi ordenes, que son la ley.

Nadie dice nada y Dominic solo lo fulmina.

—¡Alguien más quiere cuestionar mis ordenes! —grita y nadie habla. —Bien, ahora todos lárguense a la mierda que ya me dijeron jaqueca.

Todos nos ponemos de pie, menos Dom que no se mueve ni un poco. Salen rápidamente, menos el ministro y su hijo, antes de salir decido acercarme un poco sin invadir su espacio.

—No quiero que mi vida cueste la tuya —susurro hacia él, pero este no me regala una mirada —, déjame ayudarte. Es mi pelea.

Hablo solo para él, puede que sea un idiota, pero me niego a que pase esta guerra solo. Es mía y debo afrontarla, ellos tocaron mi familia, mi vida, mi carrera y voy a vengarme. Soy yo o ellos, pero en esa lista no está las personas que quiera bajo ninguna circunstancia.

—Lárgate a mi habitación y punto.

Demanda y asiento, salgo de la junta dejándolos solos. Dios sabe que no quiero que nadie muera, solo seremos unos cuantos que una nación que es una de las potencias mundiales, pero la más corrupto del mundo y más sumisa ante un demonio que solo yo estoy dispuesta a someter. Mi camino viendo hacia la ventana es interrumpido cuando un temblor me hace caer al suelo con fuerza. Respiro con dificultad mientras toso con fuerza polvo, mi vista se levanta hacia el ventanal enorme que este hecho trizas que hizo algunas heridas pequeñas en mis manos, con una explosión que me hizo volar hasta lejos. Mis musculo se tensan cuando veo como un dron vuela atravesando el panel recién roto. Un escáner rojo comienza a buscar algo y mi corazón se detiene cuando alguien toma de mi brazo levantándome con fuerza. El comienzo de la guerra no será sencillo como tampoco el final.

Besos, los quiero

Dayana C.

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

79.5K 1K 4
Ese dia debía ser distinto. No frío, no cruel, ni doloroso. El Boss la dejo sin paz; sin tranquilidad, robó su libertad condenandola a un cautiverio...
111K 11.2K 11
# 1 Cuando Yoongi contrata a Kim Taehyung para trabajar en su tienda de tatuajes, Jungkook está decidido, DETERMINADO, a odiar a este nuevo artista q...
45.7K 3.4K 11
El deseo es un sentimiento que abarca muchas emociones. Puede referirse al deseo carnal o al deseo de una cosa en específica. Duncan Smirnov el ma...
86.2K 6.2K 61
Trilogía Zafiro 💎. Cuando ella se queda al borde del abismo, siendo acorralada por enormes monstros del pasado, encuentra una luz. Una razón. Ella e...