Era un día nublado, la señora Harmon deslizaba sus manos sobre las suaves sábanas blancas. Se giró para colgar otra de esas, se encontró con una mujer mayor de cabello corto y un color rojo apagado.
—¿Puedo ayudarla?—preguntó Vivien.
—Soy Moira O'Hara, el ama de llaves.—Se presentó la mujer.
—¡Ah! ¿La casa incluía un ama de llaves?—dijo divertida la señora Harmon
—¿Cuelga la sábanas?— preguntó Moira — Adentro hay una buena secadora.
—No me gusta la secadora, ni los químicos del suavizante, así es más natural. —dijo acomodando las sabanas en la soga
—Trabajo de lunes a jueves... Acción de gracias y navidad no. —informó la ama de llaves— Ese era el trato con los anteriores.
—Disculpe pero no creo que la necesitemos. —contestó Vivien mirando a sus ojos de diferente color. Uno de ellos era blanco y el otro de un verde profundo.
—¿Con qué ha limpiado los pisos de madera?— Moira se preocupaba realmente por la casa.
—Con jabón vegetal. —respondió Viv.
—¡Ay no! El jabón arruina la madera..use vinagre blanco—aconsejó la señora.
Viven volvió a recalcar sus opciones naturistas.
—Las casas viejas como esta tienen personalidad. Maltratala y lo lamentará —respondió Moira.— ¿Puedo pasar? Mi taxi se fue y me gustaría pedir otro.
Ya adentro Vivien le servía una taza de té y agregó:
— ¿Así que trabajó para los dueños anteriores?
—Llevo años aquí, todos de van pero yo siempre quedó —contó la señora.— Buenos muchachos los dueños anteriores... Encontré los cadáveres
—¿Qué pasó?—preguntó Viv con simple curiosidad.
— Peleaban a diario por dinero creo... Pero ¿quien sabe? Cuando pasan cosas tan horribles algunas personas enloquecen. —le respondió agregando edulzante natural a su infusión — Yo tuve que limpiar... No tiene idea.
— Le haré una pregunta personal.—advirtió la señora Harmon — ¿No se cansa de limpiar las porquerías de otros?
—Es la labor de las mujeres, sólo cobro por eso.—contestó la señora.
Vivien pensó que era increíble que siga habiendo mujeres con pensamientos machistas, unos pasos la sacaron de su mundo.
—Él es mi marido Ben. Ben ella es Moira O'Hara.—los presentó.— Fue el ama de llaves de los anteriores dueños.
Ben poso sus ojos en la joven, era tan hermosa que no podía apartar la vista.
—Es un placer.—dijo este
—El taxi es para mi —las palabras salieron de su atractivo ser.— Primero iré al baño si no les importa.
Ben siguió con la mirada su curvilínea figura.
—¿Qué dices? — preguntó Vivien
—¿Quieres contratarla?—Ben pensaba que era una broma.
—Sí, se ve un poco loca pero es confiable, conoce la casa muy bien y tal vez necesite su ayuda. —le contestó
La señora mayor entró en la sala.
—¿Empieza mañana?— preguntó Viv
—Prefiero el jueves puro está bien.— dijo Moira
—Escuche Moira no necesita usar el uniforme de servicio, use su ropa normal.— soltó la señora Harmon.
— No necesitó usar mi ropa para limpiar. —comentó sensualmente la joven mirando al señor Harmon mientras se retiraba de la casa.
—Siempre me sorprendes. Me gusta .— le dijo Ben acercándose para besarla apasionadamente pero ella lo apartó.
—Tendrás que perdonarme algún día. — le comentó el agarrando suavemente su cara, depósito un beso en sus labios y salió de la habitación.
—¿Te importa si grabo?—preguntó Ben apretando los botones de la grabadora
—No. —respondió Tate tajante.
—¿Estás tomando tu medicación? —dijo Ben tomando asiento en un sillón dentro de su estudio.
—Sí.— Tate no tenía ánimos de entablar una conversión.
—¿Efectos secundarios?— se interesó el doctor.
—Los tomaba de noche pero no lograba dormir. Así que los tomo en la mañana.—contestó recostado, jugando con sus dedos como habitualmente lo hacia.
—¿Te molesta la luz? Es muy común.—le contó Ben
—Tal vez sí.— Tate no solía hablar mucho con sus terapeutas.
—Cuando estudiaba medicina llevaron a un interrogador de la CIA para poder identificar quien mentía. El sujeto medía como 1,98 y era serio. Debía ser un gran interrogador porque de verdad me aferraría mentirle—
Esta anécdota hizo que Tate se incorporara rápidamente.
—¿Cree que estoy mintiendo?
—La sensibilidad a la luz no es un efecto de ésta medicina en concreto...
—Osea que me mintió. —dijo el chico que ya había tomado asiento en un sillón lejano.
—Lo que importa es que si de verdad quieres hacerle daño a tus compañeros, si eres un peligro a la sociedad. La ley dice que debo reportarte a la policía.—Explicó Ben mirandolo mecerse.— No los llamé aún. Ya he atendido a psicóticos. La gente con cierto desequilibrio químico y daño psicológico no es tan fácil que se recupere.
—¿Ese es mi caso?¿Cree que no tengo remedio?
—¿Tu? Es broma ¿cierto? Estás perdido—Ambos rieron enérgicamente— Todo el mundo se recupera Tate... pero tienes miedo ¿A qué? No lo sé, probablemente al rechazo quizás por lo sucedido con tu padre.
—Tenía miedo de que mi pene no funcionara. Por eso no tomé la medicina. Porque conocí a alguien.—Contestó mirando hacia la puerta donde Violet espiaba, esta le hizo una seña para que suba con ella.
Así que finalizada la sesión, sin que nadie se de cuenta él subió con ella.
Ambos se acomodaron en el suelo, Tate se arremangó dejando ver cicatrices.
—Ésta me la hice cuando papá se fue, tenía una unos... Diez años
—La semana anterior. El primer día de escuela... Un asco.— Agregó Vi haciendo lo mismo que él.
—Westfield ¿No?... La peor, no duré nada
—Lo odio. Odio a todos, con sus modas de mierda. El este es mejor, al menos tenía clima.
—Amo ver caer las hojas. —Dijo mirándola, la miraba como si fuera la criatura más bella y delicada del mundo pero ella parecía no percatarse de ello.
—¡Yo también!
—¿Porque se mudaron?—preguntó levantándose.
—Papá tuvo una aventura, mi mamá lo encontró justo en el acto.
—Eso es horrible. Si amas a alguien no debes lastimarlo... Jamás.— le contestó Tate, sosteniendo una tiza mientras escribía "Mancha" en el pizarron de Violet.
—Pienso igual. La peor parte es que seis meses antes mamá tuvo un aborto brutal. El bebé tenía siete meses y tuvieron que hacer un macabro funeral. ¿Has visto el ataúd de un bebé?— preguntó ella sin un rastro de dolor en sus palabras.
Tate se sentó con ella en el suelo, le agarro los brazos y le acarició las heridas.
—Lo siento.—agregó.
Violet se levanto bruscamente y preguntó:
—¿Por qué ves a mi papá?
—No hagas preguntas si ya sabes las respuestas, eres más inteligente.
Ella saco la cinta que estaba sonando.
—¿Quieres escuchar a Morrison? Te gustará está amargado y odia todo y a todos
—¿Tienes a Kurt Cobain ahí?
Ella sonrió. La puerta se abrió.
—¿Que haces aquí?— la severa voz del señor Harmon sonó en toda la habitación.
—Escuchando música— intentó excusarse su hija.
—Tienes que irte, lo siento. No debes subir y ya lo sabes vete.— Dijo Ben señalando la puerta.
Tate se levanto y se dirigió hacia el doctor.
—¿A qué le tengo miedo? ¿Al rechazo?—dijo dejando la habitación.
—No quiero que se te acerque más. Obedece por favor.
El joven rubio bajaba las escaleras en medio de un brote psicótico gritando "No es cierto".