-Despecho-
Odiaba los hospitales y ahora ya no los odiaba tanto como una cafetería de un departamento de oficiales. Odiaba la sola sensación de sentir tantas miradas de hombres a mi alrededor, no sé si era por mi o por tener a uno de los mejores oficiales y comandantes del lugar al frente mío.
Tal vez era por él.
Me abracé a mí misma dándome calor, no había hablado desde que me levanté del suelo con los ojos ardidos.
Me invitó a sentarme, yo sin mucho sacrificio acepte.
Alan me observo, pude notar como tragaba saliva y suspiraba indeciso.
—Antes de poder decirte los cargos que tiene Adriel, debes saber que él nunca ha hecho nada para poder evitar sus problemas, separar lo laboral y sentimental es difícil- Relamió sus labios mirando hacia la nada. —Pero dime qué tú sabes de él.
Le di una sonrisa cortante y sarcástica.
—¿Era esto? Sacarte información para luego decirle a tus compañeritos de equipo. —Escupí con remordimiento.
Este negó.
—No, Dhara no te puedo dar una información si sabes en lo que te metes.— Respondió.
—No sé nada ¿Bien? Adriel siempre ha evitado eso. —Explique.
—¿Y nunca te has preguntado por qué? —Lanzo de repente. No respondí al instante solo lo observé con detenimiento. —Mira, yo me preguntó muchas cosas por mucha persona, pero no todas saben cómo responderme —Lo mire detenidamente hablando.
Este desvío la mirada relamiéndose los labios.
—Bien, no venimos hablar de mí, si no de Adriel. —Le asentí y este suspiro entrelazando sus dedos en la mesa— Sus padres tenían problemas, demasiados diría yo, así que cuando su tío le dio un trabajo a su padre en New York no dudo en irse con él, su padre y su tío tenían planes a futuros como narcotraficantes, decían que eso era lo único bueno que les había dejado sus padres, un inmenso cultivo de hierva, por un tiempo fue solo para curar a las personas de su pueblo no hasta que su tío descubrió de podría ser más que eso, pero no tenía el suficiente dinero para como invertir —Agarro un maletín y lo puso en la mesa— Así que se fueron a lo fácil, robar. —En está saco varias imágenes donde solo aparecían dos personas, el padre y el tío de Adriel.— Había nacido la hermana de Adriel cuando su padre decidió meterse al negocio, Adriel era muy bien estudiante y demasiado inteligente al parecer eso fue suficiente para que su tío lo aceptará, pero lo que no sabía era que si padre debía una fuerte cantidad de dinero a él por emprender un negocio solitario de drogas. Yo apenas era de intercambio y con una ciudad tan grande había muchas cosas que hacer, pero lo más grande era la venta de drogas y si fuera poco la familia Brown era la más involucrada. —Hizo una pausa mostrándome varias fotos en la mesa donde estaba Adriel con su tío— Adriel siguió los pasos de su padre, el también cayó en una fuerte adicción a las drogas cuando trabajaba con él, escapó de las manos de la policía en New York, pero lo que me motivo regresar a su ciudad natal fue el homicidio de mi abuelo.
Me acomode en mi asiento de pronto estaba poniendo toda mi atención en él. La palabra homicidio me hace sentir rara de pronto.
—Adriel estaba recuperándose de las drogas en rehabilitación, al igual que su padre le debía a su tío ya que gracias a su adicción este le robó una fuerte cantidad de hierva, y para librarse de ello, le echo la culpa a mi abuelo y para acabar con su robo limpio...lo mató.
Tragué saliva al solo el impacto de sus palabras. Pero este estaba tan acostumbrado que solo siguió.
—Su padre aún endeudado tuvo una idea, seguir robando, pero está vez una cantidad más fuerte y siendo más sigiloso. Y como robarle una familia o más bien enamorar a su hija mientras que él robo sucedía. Su plan era que él se acercará a Nat, para luego acercarse a ti, enamorarte, robarte y ganarse la confianza de tu padre para que su padre cerrará un trato con el tuyo.
Mi claro desacuerdo de los hechos resalto en mi rostro.
— Esa noche seguíamos a su padre y para nuestra sorpresa nos llevó a una fiesta—Prosiguió— la fiesta de Nat, dónde llegaría su novio de acuerdo plan, pero su plan cambio cuando te vio.
Suspiré mientras que en un parpadeó sentí las lágrimas guardadas en mis ojos.
—Tal vez dirás que por que no se acercó a ti primero, pero tenías novio, no eras tan social como Nat no podía acercarte a ti tan fácilmente, pero en algo no te metió, él no te conocía en esa fiesta, por los mismo de que eras todo lo contrario a lo que eras en esa fiesta no pensó que eras tú, su objetivo.
De pronto varias cosas cobraron sentido.
La preocupación de saber de quién era yo en su rostro, no era tanto porque yo fuera la mejor amiga de su novia, si no que eso no estaba en sus planes.
—Tuve que investigarte, saber de ti, pero nunca pensé que lo tuyo con Adriel llegaría tan lejos, cuando te vi en esa cafetería supe que tú también tenías problemas y que el único que estaba para ti era Adriel.
Todo, era una mierda de mentiras, pero lo de Adriel me había roto el corazón. Me había mentido y no solo a mí.
Si no a todo el mundo que lo rodeaba.
—Me creas o no, Adriel lleva encima demasiado cargos hacia él y esto podría perjudicarte a ti y a su familia...y si llegan a culparlo, lo menos sería veinticinco años...
—Que...—Suspire agitada sin creerlo.
Este asintió, coloco su mano encima de la mía en la mesa y me observo.
—Esto será difícil Dhara, pero es mejor que lo empieces a aceptar, Adriel Brown va a ser un desconocido para ti ahora.
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Necesito ver a Dhara. La sola necesidad de querer verla.
Mierda soy un cobarde.
Las 24 horas que tengo en esta celda me hicieron recapacitar. Esto había sido un estúpido plan de mi tío y yo de idiota lo seguí.
El remordimiento de culpa guarda en mi pecho como una presión horrible que me tortura hacerlo saber. Dhara necesita una explicación, pero en mi cabeza de tonto no cabe que pude darle esa explicación a ella que no sea de boca de otra persona y para terminar que esa persona tengo los ojos encima de mí y no de la manera bonita...
Golpe la reja con rencores que separaba mi encierro con mi libertad, esperando que, aunque sea alguien viniera a decirme que Dhara estaba bien.
—¡Déjenme salir, tengo derecho de una llamada par de inútiles!
Un policía se acercó a mí con tranquilidad tan acostumbrado.
—Es mejor que no hagas ruido Adriel, puedes llamar la atención de lo que ya llamas. —Lo reconocí casi al instante.
—¿Y tú qué haces? ¿Ahora eres un policía que solo desea meterme en el bote?
Este sonrió.
—No, Soy Esteban el novio de Félix —"novio" vaya eso sí me sorprendió— Solo quiero facilitarte las cosas, mira no te conozco del todo y ni mucho menos a Dhara, pero por lo que me ha dicho Félix sé que las cosas entre ustedes son complicadas, tal vez dures otras 24 horas aquí por menos para que alguien pueda atender tu caso si es que tu padre o tu madre te contratan un abogado, mientras tanto tienes que esperar.
Si es que lo hacen, ya que conociendo a mi padre dejaría a su hijo encerrado con tal de no arruinar sus planes.
—Bien lo sé, no es de orgullo, pero ya he estado en una celda como está, pero ahora es diferente, necesito darle una explicación a Dhara, este tal Alan puede darle una versión mía que no es. —Pedí más como una súplica. Y este me observa como si esto ya lo supiera.
—Ya es tarde Adriel, seguramente Dhara ya está enterada de todos tus cargos incluyendo el asesinato del abuelo de Alan.
El golpe de sus palabras llegó a mí.
—¿Que? ¿Asesinato?
—Solo te digo algo cuando veas a Dhara solo dile cuánto la amas, por qué es posible que ya no la vuelvas a ver.
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Llegué a casa tirando mis cosas a un lado mientras que mis rodillas ya tocaban el suelo. Mis ojos no pudieron aguantarse más a soltarse a llorar.
El sentimiento, la presión en mi pecho ahora era más fuerte que nunca. Era esto lo que me prevenir a mí misma y nunca me di cuenta.
Todo lo que estábamos construyendo juntos se fue a la absoluta mierda. Aunque las palabras de Alan sonaban como un golpe de las olas.
Drogas.
Robos.
Homicidio...
Y todas una de ellas, era Adriel. Sabía que a veces el amor llega cuando menos lo esperas, pero por qué llega cuando lo más lo deseo.
Me duele saber que Adriel no tuvo la valentía de contarme, tal vez esto fuera menos doloso de lo que ya es. El departamento que una vez compartimos ahora era un encierro de cuatro paredes que llenaban de mentiras. Ahora todo tenía más sentido, las llamadas sin responder, como el evitaba el tema, como él siempre fue el que insistió en andar conmigo, cómo hizo sufrir a mi mejor amiga por querer llegar a mí como un objetivo, el robo sospechoso en las cuentas de Nat, el robo del coche de Oliver, todo, absolutamente todo era un plan de Adriel. Y yo solo era una pieza de ese plan.
Con ayuda del pie del sillón me levanté con la cara roja y los ojos rojos e hinchados de querer llorar más.
Mire a mi alrededor, aún lleno de flores rosas...y todo era una puta mentira.
Quería desaparecer este dolor que estoy sintiendo, el dolor de la mentira de la persona que más amo.
Sin pensarlo dos veces con acto de rabia, enojo, tristeza, empecé a tirar todo lo que algunas veces ví bonito.
Mientras que mis mejillas se llenaban de gotas de tristeza, de dolor. Del pensar que caía a él como una mentira más. Las flores se destrozadas cuando caían, las copas en la mesa se rompían, pero esto ya no valía la pena.
Lo material ya o importaba si no el sentimiento de dolor que sentía.
Aunque más pudiera sentir el enojo en un par de flores.
El dolor de su ausencia no se iba...
Me tire al piso de nuevo, aunque los vidrios rotos me lastimaran las rodillas. Pero no era el suficiente dolor para superar el mío.
Me solté a llorar, no aguantaba más.
—¿Dhara? —Alce la mira de golpe, mi hermano estaba de pie con su pijama ya puesta de ositos. —¿Que sucede?
Suspire para luego decirle.
—Lo lamento, yo solo quiero ser feliz contigo...—No pude dejar el llanto cuando las lágrimas volvieron inundar mis ojos, mi cuerpo pedia tirarse al suelo y solamente vaciar el dolor de mi pecho.
Dorian rápidamente reacciono llegando hacia mi sin saber que hacer. Pero no dijo nada, no comprendía lo que sucedía, pero aun así el con sus brazos delgados me abrazo, aunque solo rodeará la mitad de mi cuerpo.
¿Qué pasaría ahora?
La pregunta inundada mi mente.
¿Qué hago?
En busca de respuestas, como si yo las supiera.
Deseaba que me regresaran a la Dhara que no hace mucho sonreía y empezaba rodear a Adriel para recibir un beso suyo, y ahora, estábamos lejos y separados, uno del otro.
Y aunque en mi mente pasaban los pequeños recuerdos cercanos también navegaban las palabras de Alan.
Aún sin creerlo, eso no me dolía tanto como perderlo.
¿Cómo pudo?
¿Cómo pudo serme tan feliz en tan poco tiempo y poder destruirlo todo en tan solo segundo?
Dolía y dolía, tanto que mi corazón ya no era el que mandaba ahora.
Se fuerte.
Me decía a misma.
Por tu hermano.
Por ti, no puedes caer por un hombre.
De pronto una voz interrumpió mi pensamiento, con el nombre que ahora no deseaba escuchar.
— ¿Y Adriel?
Mis ojos de pronto estaban secos, pero ardiendo de tristeza o tal vez de enojo...
Era la hermana de Adriel igual de confundida por la situación.
—André deberías...
—En la cárcel. —Interrumpí, cortante y seca, con la mirada ahora hacia la niña pelinegra. Los dos sorprendidos tenían la mirada puesta en mi.
Frunció el entrecejo ahora confundido. Mientras que Dorian me miraba con la misma reacción.
—¿Y sabes de qué? —Con las llenas de los dedos limpie las lágrimas que iban a ver de mis mejillas mientras me ponía de pie sin quitar la mirada hacia ella. Está aún seguía sorprendida o tal vez atómica. — Por robo, venta de drogas y homicidio. —Lo dije con detenimiento para que entrara bien en su mente.
—Que...—negó, sin creerlo.
—Dhara creo que...—
—Así cómo lo escuchas, ahora dime, ¿Que sigues haciendo tú aquí?
Ahora su reacción era completamente incomprensible, ¿Estaba asustada, atemorizada?
No lo sé y no me importa.
—Dhara detente, ¿Que te sucede? —Dorian intento pararme acercándose a mí.
—Es mejor que te vayas a tu habitación Dorian. —Mande.
—No, hasta que des una explicación. — Exclamo.
—Es mejor que me vaya, si mi hermano no está, es mejor que yo me vaya con él.
—No, no, espera. — intento ir tras de ella cuando empezó a recoger sus cosas de la pequeña mesita que tenía en un lado. Pero lo detuve del codo.
—No, déjala ir.
Se arrebato de mí y me escupió con desprecio.
—¡No! —Se soltó de golpe de mi— No la dejaré sola, no cuando encontré la facilidad con ella y tú lo arruinas con tus palabras.
—Pues entonces vete tú también con ella. — Lancé sin pensar dos veces mis palabras y cuando caí en cuenta, este con enojo en sus ojos negó sin creerlo. —Dorian...
—Bien, todos eso desean.
Este no lo pensó dos veces antes de coger su mochila de la estantería e irse tras la puerta, somatando está al final. No lo detuve, no estaba en mi mejor momento.
André acto seguido solo saco algo tras su mochila y me lo entrego sin decir nada. Y está también se fue, dejando totalmente sola con el silencio del pequeño hogar.
Bajé la mirada al pequeño papel y lo extendí.
Amor por error.
Y bajo ese título, había más letras de una canción.
El nudo en la garganta se hizo más grande, y las lágrimas se retenían en mis ojos, pero de pronto la voz de Alan inundo mi mente de nuevo antes de leer.
Adriel no es el que imaginas que es.
Aléjate. Me dije a mi misma.
Y cuando reaccione, los pedazos de la hoja destrozados estaban en el suelo.
Es mejor que te olvides de él.
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Amayra