Lo que encontré en ti

By Alewriting29

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Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no... More

PROLOGO
01 VALENTINA
02 VALENTINA
03 VALENTINA
04 SEBASTIÁN
05 VALENTINA
06 SEBASTIÁN
07 VALENTINA
08 SEBASTIÁN
09 VALENTINA
10 SEBASTIÁN
11 VALENTINA
12 VALENTINA
13 SEBASTIÁN
14 VALENTINA
15 SEBASTIÁN
16 VALENTINA
17 SEBASTIÁN
18 VALENTINA
19 SEBASTIÁN
20 VALENTINA
21 SEBASTIÁN
22 VALENTINA
23 SEBASTIÁN
24 VALENTINA
25 SEBASTIÁN
27 SEBASTIÁN
28 VALENTINA
29 SEBASTIÁN
30 VALENTINA
31 SEBASTIÁN
32 VALENTINA
33 SEBASTIÁN
34 VALENTINA
35 SEBASTIÁN
36 VALENTINA
37 SEBASTIÁN
38 VALENTINA
EPILOGO SEBASTIÁN
Agradecimientos

26 VALENTINA

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By Alewriting29


- ¡¿Cómo que Sebastián está abajo hablando con mis papás?!

Pues sí, esa es la gran noticia con la que mi hermano me despierta, literalmente me sacudió de los hombros para que me despertara, pero al saber de lo que se trataba de inmediato se me quitó el sueño.

- Estoy igual de impactado que tú, yo también estaba recién despertando y bajando para desayunar cuando lo vi sentado en el sofá hablando con ellos. – dijo moviendo mucho las manos – No me vieron, porque apenas lo vi, subí las escaleras lo más silenciosamente que pude y vine para acá.

Estaba en blanco ¿Qué hacía aquí? No lo veo desde hace dos días y quedamos en vernos el día del cumpleaños de Daniel, que es mañana veinte de diciembre, que lindo, Isabella, Sebastián y el cumplen el mismo mes, pero centrémonos en el presente ¿Qué carajos hace aquí?

- Ok, voy a bajar a ver que necesita.

- Vas a verlo ¿así? – dijo mirando mi pijama.

- Que tiene de malo, es bonita.

- Tienes gatitos en bicicleta por todos lados – dijo con obvio cansancio.

- Déjame, amo los gatos, no me cambiaré por él, así que cállate – me quité la sabana de encima y me peiné el cabello para irme a cepillar los dientes. Me miraba en el espejo mientras evaluaba mi atuendo, mi pijama era bonita, una camisa manga larga y un pantalón holgado de algodón, estaba bien para estar recién despierta, si no le gustaba que se tape los ojos.

Gabriel y yo bajamos juntos, cuando llegamos a la sala mis padres voltearon hacia donde estábamos y sonrieron, Sebastián lo hizo también y su mirada brilló, él, al igual que mis padres se levantaron de los sofás.

- Hola.

- Hola – dijo con una leve sonrisa.

- Sebas. – Saludo mi hermano con entusiasmo acercándose a él para darle un abrazo - ¿Qué haces aquí tan temprano?

Que directo Gabriel.

- Es que... – volteó a verme, se le notaba nervioso.

- Sebastián nos estaba pidiendo permiso para llevar a Valentina a Coney Island – dijo mi madre con frenesí y yo abrí los ojos de par en par.

- ¿A dónde? – no podía salir de mi asombro.

- Me dijiste que querías ir a la playa, y te prometí que te llevaría – aclaró Sebastián con una sonrisa.

Sí, dijo que me quería llevar a ver la playa, pero no pensé que fuera dos días después de eso.

- Tienes nuestro permiso hija, Sebastián es un buen muchacho, y fue muy agradable hablar con él un rato – mi padre se acercó a él y le apretó el hombro – Pero quiero que cuides muy bien a mi pequeñita, ¿quedó claro? – dijo con un tono autoritario y el solo asintió, se le notaba nervioso.

- Entonces ¿Qué dices? – preguntó Sebastián con suplica en la mirada.

Miré a mis padres y con su mirada me daban una afirmación, y cuando volteé a ver a Gabriel estaba asintiendo como loco con una sonrisa de oreja a oreja, traté de no reír y miré a Sebastián.

No sabía qué hacer, ¿y si esto era una trampa para burlarse de mí? Tiene tiempo que no me trata mal, realmente me ha tratado mejor de lo que esperaba, y el día de su cumpleaños, después de que me entrego el anillo, esos besos, esas caricias, todo se sentía diferente, había algo más, todo era más intenso, más fuerte, no quería hacerme una ilusión errónea, pero sus actos han cambiado mucho, y ahora esto, le prestó atención a mi deseo de ir a la playa, no pensé que fuéramos a ir realmente y si íbamos no tan pronto.

Creo que será mejor arriesgarme.

- Iré a cambiarme – fue lo único que dije antes de subir.

Al llegar a mi habitación busqué un bolso y guardé unas cuantas cosas, más dinero que tenía guardado de algunos trabajos que hacía de vez en cuando con Isabella, que tu mejor amiga sea hija de una diseñadora tiene muchas ventajas, como ayudarla a hacer bocetos de ropa y armar vestuarios.

Decidí vestirme sencilla y como estaba haciendo frio debía estar abrigada, así que solo me puse unos pantalones de mezclilla, un suéter felpudo gris y mis vans negras, a parte también guardé en mi bolso una chaqueta negra, allá haría frio también, así que era mejor prevenir que lamentar, me hice una cola alta y solo me apliqué un brillito en los labios. Ya lista me di una última mirada en mi espejo, estaba linda, mi mirada fue directo hacia el anillo que Sebastián me había regalado, sonreí y decidí ponérmelo. Bajé con el Dios en la boca porque todo saliera bien el día de hoy.

- Estoy lista – avisé cuando terminé de bajar las escaleras.

Todos voltearon a verme y yo solo pude ver la gran sonrisa que Sebastián me dio.

- Bien, vamos a pasar por algo para desayunar y después nos dirigimos hacia Coney Island.

Asentí y fui a despedirme de mis padres, los abracé y les di un beso en la mejilla, ellos me sonrieron y luego se fueron hacia la cocina. Mi hermano vino hacia mí y con una gran sonrisa me dio un fuerte abrazo.

- Disfruta mucho Tina, recuerda que no todo es cómo quieres creerlo.

- ¿Qué?

No pude preguntarle más nada porque Sebastián me llamó ya saliendo de la casa en camino hacia el auto, corrí hacia él y me subí al auto de prisa.

No entendí las palabras que me dijo ¿Qué era eso de "todo no es como lo quiero creer"?

Fuimos a un café y pedimos tostadas con huevos y tocino, para beber yo ordené café y el un jugo de melón, cuando entregó el menú a la camarera yo hice una mueca.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué pones esa cara?

- Es que no me gusta el melón.

Se llevó las manos a la cabeza y puso los ojos como platos.

- Como no te va a gustar el melón, es la fruta más deliciosa que hay – dijo y comenzó a negar repetidas veces.

- Es que no me gusta el sabor, me sabe raro, no sé cómo explicarlo, desde pequeña no me gusta – dije encogiéndome de hombros, el aún no podía salir de su asombro.

- No no, definitivamente estás loca, no tienes buenos gustos frutales – me cruce de brazos.

- A ver, don perfecto ¿Qué comida no te gusta a ti?

- La pizza.

- Definitivamente el único loco aquí eres tú.

- ¿Qué? No me gusta, el sabor me desagrada, me gustan más las hamburguesas – dijo simple.

- ¿O sea que yo soy la loca porque no me gusta el melón, pero tú no porque no te gusta la pizza? – dije con incredulidad.

- Pues claro.

- Si serás... – no pude terminar de insultarlo porque la comida llego y tenía mucha hambre.

Lo primero que hizo él fue tomar de su jugo y mirarme.

- Umm está muy bueno, ¿quieres un poquito? – me tendió el vaso, pero después lo quito – Ah, cierto que no tienes buen gusto en frutas.

Lo miré mal y le tiré un pitillo que habían dejado para él.

- Idiota – dije para después tomar un sorbo de mi café.

- ¿Cuál es tu comida favorita? – pregunto mientras se llevaba una tira de tocino a la boca.

- La pasta a la carbonara y la pizza – dije esto último con una sonrisa maliciosa y él se pegó en la frente.

- No puede ser, – dijo golpeando la mesa, pero no de forma fuerte, eso me hizo gracia – la pasta te la acepto, pero no la pizza.

- Yo te acepté el melón, así que te la aguantas, – hizo un puchero y yo negué con una sonrisa – ¿y la tuya cuál es?

Su sonrisa decayó poco a poco y bajó la cabeza como si estuviera recordando algo, su semblante cambió de repente a uno nostálgico.

- La lasaña, mis padres la preparaban juntos mientras nosotros esperábamos en la mesa, siempre la comíamos los domingos todos reunidos.

- ¿Te refieres a Daniel y a ti?

Al percatarse de lo que dijo me devolvió la mirada y de inmediato su semblante triste cambio a una sonrisa falsa.

No puedes ocultar tus emociones de mí, Sebastián.

- Si si, a Daniel – dijo nervioso tomando un trago de jugo y levantándose – Necesito ir al baño, ya vuelvo.

Ese recuerdo le dolía mucho, sabía que la remembranza de su padre lo atormentaba, pero lo que me intrigaba era eso de "nosotros esperábamos en la mesa" ¿en serio se refería a Daniel o había otra cosa que me faltaba por saber?

Un mensaje llegó de repente, debía de ser Gabriel, él estaba más emocionado que yo por esta salida, pero era un número desconocido, otra vez, abrí para leer el mensaje.

Te ves muy contenta comiendo con él en una salida que él planeo para ti, ¿te sientes feliz? Espero que sí, porque esa felicidad no te durará mucho tiempo, no sabes lo que acabas de ocasionar Valentina Leister.

Un escalofrió cruzó por todo mi cuerpo y voltee a mirar para todos lados, debía de estar aquí la persona de los mensajes, porque más nadie, además de mi familia, sabe que estoy aquí con él y tampoco sabe de esta salida. Me sentí muy nerviosa y también tuve mucho miedo.

Una llamada entro y la tomé de inmediato.

- Hola.

Silencio.

- Si no me dices quien eres llamaré a la policía.

Solo escuche un resoplido y una risa distorsionada, no sabía si podía ser una mujer o un hombre. Después de eso sonó el timbre de que colgaron.

Hablaría con mi hermano de esto, tenía miedo y no sabía quién podría ser esta persona.

- ¿Qué pasa? – Sebastián llegó cuando estaba mirando hacia donde fuera con tal de ver algún indicio de la persona responsable de los mensajes. Me miró extrañado e hizo lo mismo que yo – ¿Viste a alguien conocido? – al ver la reacción de mi cara se preocupó - ¿Qué pasó, por qué estás tan nerviosa?

- No es nada, mejor vámonos, no quiero estar aquí, quiero irme ya.

Dije sin mirar a ningún lado y salí lo más rápido que pude con Sebastián detrás de mí, abrió las puertas del auto y ya allí sentada me sentí un poco más segura.

Cuando Sebastián entró solo me miró y yo a él, luego de unos segundos me abrazó.

- Tranquila, todo estará bien, no sé lo que te atormenta, pero te prometo que mientras estés conmigo estarás bien – me tomó de las mejillas y me besó repetidas veces.

Pero yo quería un beso más intenso, así que tomé la iniciativa y pasé a entre abrir mis labios para después meter mi lengua, al principio se sorprendió, pero luego me siguió el paso mordisqueando mi labio y enredando su lengua con la mía, al separarnos teníamos las respiraciones agitadas.

- ¿Estas mejor? – preguntó, pero sin ninguna doble intención ni nada, se le veía preocupado y eso me pareció lindo.

- Si, mejor – le di un corto beso – Ya vámonos, quiero ir a ver la playa.

- Me hubiera gustado llevarte en una época en la que habrías podido ir a nadar.

- Esta bien, me basta con ver – tampoco es como si lo hubiera dejado verme en traje de baño, eso no pasaría.

Me besó la frente para después alejarse de mí y poner el auto en marcha.

El viaje no fue tan largo, bueno, realmente no lo sé porque me quedé dormida, me desperté cuándo Sebastián me comenzó a dar besitos por las mejillas y el cuello, ya eran como las cuatro de la tarde cuando desperté. El cielo estaba de unos tonos azules, pero ya el sol no estaba tan fuerte, al salir la brisa me dio en toda la cara y solo reí al oler el yodo en el aire.

- Comencemos el recorrido – Sebastián me tendió su mano yo la tomé sin ningún problema y allí comenzamos nuestra primera cita juntos.

Cita, no era una cita, pero se asemejaba mucho a una.

- Sebastián.

- ¿Si?

- ¿Esto es una cita?

Lo pensó por unos segundos y luego me miró.

- Lo será si tú quieres que lo sea – sonrió y yo lo hice igual.

Entonces sí, era una cita.

Después de eso fuimos a muchos juegos. Nos subimos a la montaña rusa en la cual Sebastián salió más mareado que yo, me reí mucho en su cara al ver como la tenía, quería vomitar, pero no lo hacía porque el orgullo no lo dejaba. Luego fuimos a la casa del miedo y ahí fue cuando ahora él se burló de mi cuando un muñeco de Chucky apareció repentinamente en el piso y grité como una loca, no era mi culpa, surgió de la nada y odiaba a ese muñeco horrible arruina infancias.

Luego fuimos a un juego que era de encestar tres pelotas en una canasta, si lo hacías te ganabas un premio. Mi puntería era horrible, así que no enceste ninguna, hasta hubo una que le pego al señor del juego, que vergüenza, pero el idiota de Sebastián si encesto las tres en un segundo.

- Deme otros tres intentos y si encesto como lo hice ahorita me da de premio ese pato gigante ¿trato? – le extendió la mano y el señor se la estrechó.

- Esta bien joven.

Y lo hizo, encestó las tres pelotas en menos de cinco segundos, presumido. El señor bajó el pato y se lo entregó, era muy lindo, suavecito, tenían un sombrerito, un suéter y las mejillas rosaditas con el pico entreabierto.

- Para ti – dijo entregándomelo en mi cara.

- Pero tú te lo ganaste.

- ¿Para que querría un pato gigante? además – me miro de arriba hacia abajo – hasta se parece a ti.

Yo reí, no discutiría con él, así que solo lo acepté, si me gustaba mucho, era muy lindo, lo acaricie y mire con una sonrisa.

- Está precioso, me encanta, muchas gracias.

- Ponte allí, quiero tomarte una foto – me negué y puso cara de fastidio – Si no lo haces le devolveré el pato al señor.

Abracé más fuerte el peluche.

- No, pepita es mío – dije con vos de niña pequeña y el estalló en risa.

- ¿Pepita? ¿En serio?

- Deja de burlarte y toma la foto.

Posé lo mejor que pude abrazando a pepita y sonreí.

- Listo – me mostró la foto y si me gustó, estaba linda.

- Joven deje les tome una foto a ustedes – ofreció el señor y él le dio el celular.

- Muchas gracias.

Se puso junto a mí tomándome de la cintura y agarrando también a pepita. Cuando el señor le entrego el celular a Sebastián que vi la foto casi suelto un chillido.

- Quedó muy linda Sebastián, me la tienes que mandar.

- Por supuesto que lo hare.

Sonrió con una alegría que jamás había visto plasmada en su cara y me dio un leve beso en los labios.

Fuimos a la rueda de la fortuna, amaba esa atracción. Cuando subimos solo miraba el mar.

- ¿Te gustó el día de hoy Valentina? – preguntó Sebastián de la nada.

- Si, realmente fue uno de los mejores días de mi vida, muchas gracias – dije con mucha sinceridad, fue un día perfecto el cual recordare siempre.

El miró mi mano y sonrió.

- Tienes mi anillo.

- Si, me lo regalaste tú, así que tengo que ponérmelo siempre.

Me tomó de la mano y la besó.

- Disfruté mucho este día contigo, hermosa, en serio, hacía tiempo que no me divertía así – dijo mientras entrelazaba nuestras manos.

- Me alegra escuchar eso – pero aún tenía una duda – ¿Por qué decidiste traerme tan pronto a ver el mar?

Miro hacia el cielo unos cuantos segundos y luego a mí de nuevo.

- Quería cumplir mi promesa lo antes posible, y me alegra mucho haberme hecho caso – sonrió de nuevo y yo también.

Me acerqué a él y lo besé, hoy había sido todo maravilloso gracias a él.

- Te a... – caí en cuenta de lo que iba a decir y me contuve, traté de disimular sin cambiar la expresión de mi rostro – Te agradezco todo esto, y por hacerte caso a ti mismo y cumplir tu promesa.

Al parecer no se dio cuenta, porque su expresión no cambió y en cambio solo me devolvió el beso.

- Siempre a tu disposición, mi estrella – allí fue cuando él se puso todo rojo y apartó la mirada.

- ¿Estrella? – pregunté aun con gracia mientras el maldecía bajito – No tengas pena, dime.

- Es que... comencé a llamarte así cuando me di cuenta que... – hizo una pausa y me miro de nuevo – que brillas más que cualquier persona, no necesitas ser lo suficientemente radiante para llamar la atención de muchos, solo siendo tú ya lo haces y, además – otra pausa – iluminas mi oscuridad, iluminaste todo mi mundo cuando apareciste.

Quedé asombrada por unos cortos segundos, pero cuando caí en cuanta de todo lo que dijo una sonrisa de oreja a oreja apareció en mi rostro y me lancé hacia el dándole un beso que recordaría siempre.

Creo que si puede ser posible. 


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FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO AMOREEEEEESSSSSSSS.

De verdad perdónenme por el distanciamiento, pasa que justo ahora no tengo internet en mi casa y no tengo muchas opciones de donde ir para actualizar, tuve que venir a donde mi mejor amiga para poder hacerlo, pero siempre estoy pendiente de traerles contenido, espero que esta situación se solucione rápido para poder darles mas capítulos.

¿Qué les pareció el capitulo de hoy? 

Al fin nuestros protagonistas se están dando cuenta del amor que se tienen, y nuestro Sebas cada día esta mas atento con nuestra bebé.

¿Qué les deparará el destino a partir de ahora?

Nunca los olvido, siempre están presente, en lo que se solucione mi problema con el internet prometo darles una sorpresa.

Gracias por serles fiel a mi historia, los amo y Sebastián y Valentina igual.

Muchos besos para ustedes.

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