El brillo de las estrellas✓

By Mari_p08

1.8M 106K 40.8K

+18 | LIBRO 2. SAGA «COX» Desde el inicio, no lo soportó ¿Podría alguien ser más egocéntrico? Desde el inicio... More

S i n o p s i s 🌟
Capítulo I.
Capítulo II.
Capítulo III.
Capítulo IV.
Capítulo V.
Capítulo VI.
Capítulo VII.
Capítulo VIII.
Capítulo IX.
Capítulo X.
Capítulo XI.
Capítulo XII.
Capítulo XIII.
Capítulo XIV.
Capítulo XV.
Capítulo XVI.
Capítulo XVII.
Capítulo XVIII.
Capítulo XIX.
Capítulo XX.
Capítulo XXI.
Capítulo XXII.
Capítulo XXIII.
Capítulo XXIV.
Capítulo XXV.
Capítulo XXVI.
Capítulo XXVII.
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX.
Capítulo XXXI.
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV.
Capítulo XXXV.
Capítulo XXXVI.
Capítulo XXXVII.
Capítulo XXXIX.
Capítulo XL final.
Epílogo.
Extra.
Extra.
Extra.
Extra
ESPECIAL | 1M
Extra.
Extra final.

Capítulo XXXVIII.

31.7K 2K 507
By Mari_p08

Capítulo 38 | No te abandonaré. 

28 de octubre

De: @elliot.Cox20

Para: Alan Clark

Asunto: Urgente.

Sé que puede ser raro que sea yo quien te escriba cuando nos vimos solo una vez, pero sé que sabes quien soy, y por eso mismo necesito que hablemos. Contáctame cuando puedas, estaré esperando tu respuesta lo más pronto posible.

Terminé de leer e inmediatamente bajé la pantalla de la laptop con algo de enfado. Me temblaban un poco las manos, y no sabía si era por el frío que hacía afuera, o por la impotencia de que ya habían pasado tres días y no había recibido respuesta. Era como si esa dirección de correo fuese nula.

Me pasé una mano por la cara

El asunto me tenía histérico, desesperado para ser más preciso. Había estado dispuesto a hacer lo que hiciera falta. Y de todas formas, hacerlo no garantizaría que Alisson obtuviera el trasplante que necesita.

La única persona que puede llegar a ser compatible es su padre, pues nadie le conoce más familiares y no hay tiempo como para ponerme a investigar.

Aunque no había dejado de hacerlo.

Es más, ni siquiera había podido dormir bien.

Las ojeras bajo mis ojos lo confirmaban.

¿Cómo hacerlo cuando el amor de tu vida peligra? No hay día que mi mente loca no me lo recuerde, no hay día que tema de que esa sea la última vez que la vea. Simplemente no podría, es algo para lo que no estoy preparado y jamás lo estaré.

Solté un suspiro. Preferí entonces dejar el aparato a un lado de mi cama. Saqué mis pies para tocar el suelo y rebusqué mis tenis bajo esta. Me los puse sin muchos ánimos, me levanté y entonces salí de la habitación, donde mi gemelo se encontraba sentado en el sofá.

Me miró, curioso

—¿Por qué estás listo tan temprano?

—Iré a ver a Alisson —caminé hasta la cocina, buscando un poco de café

—¿A las siete de la mañana?

—Bueno, sí —me encogí de hombros, serví en una taza y luego salí directamente a la sala donde me tumbé a su lado—. ¿Por qué?

—¿El horario de visitas no empieza a las 8?

Analicé sus palabras internamente

—Puede que tengas razón —resoplé

—Entonces tendrás que esperar.

Bebí un sorbo, algo confuso por su sugerencia

—¿Cómo sabes lo del horario de visitas? —lo miré de reojo

Se encogió de hombros

—Lo investigué —suspiró—. También quiero ir a verla. Somos amigos, entonces quiero que sepa que la apoyo y... la extraño.

Entrecerré mis ojos, con cautela

—¿La extrañas?

Asintió con la cabeza, como un niño bueno. Después, se volteó hacia mí abruptamente, como si hubiese descubierto que mi pregunta tomó un rumbo diferente

—Oh, por Dios, dime que no te dan celos.

—No siento eso —bufé

—Más te vale porque sería lo más patético que hayas dicho —casi se burló—. Alisson es mi cuñada favorita.

—La única.

—Bueno, también, pero será mi favorita solo porque espero que Eloise no tenga novio —fingió un escalofrío

—Tiene seis años y ¿ya estás definiendo su vida amorosa?

—Me aseguro de que no tomará malas decisiones —me miró—. ¿Por qué? ¿Tu si imaginas que alguien de su curso le coquetee?

—Los de su curso apenas aprenden a restar y lo hacen mal, ¿me estás hablando enserio?

Él sonrió un poco, haciéndome sonreír a mí

—Sabía que alguna tontería te pondría de buen humor —palmeó mi hombro—. Ya cambia esa cara, luces como en un funeral.

Mi sonrisa se borró de golpe

—Tal vez tienes razón.

—Lo siento —murmuró

—Descuida —le resté importancia, bebiendo más café

—No, hablo de que lamento por lo que estás pasando —su voz se volvió más comprensiva—. Joder, no imagino cómo te sientes. 

Entreabrí mis labios, sin saber qué decir

Lo cierto era que no me había detenido a pensar en lo que sentía. Únicamente me había importado ella, todos estos días, cómo se sintiera, qué pensara. Necesitaba que se mantuviera positiva, yo también intentaba hacerlo. Pero lo cierto, es que cada minuto era más difícil. 

Saqué el asunto de mi cabeza, volviendo de mis pensamientos. 

—Todos estos meses y no se le ocurrió decirme algo tan importante. 

—Mira, no seas paranoico —se acomodó para hablarme—. Imagina cómo se sentía, tal vez no quería hablar del asunto. No desconfíes de ella, Elliot, le cuesta mucho abrirse con las personas, pero no puedes decirme que no lo hizo contigo, porque noté que solo tú eres el único capaz de hacerla feliz.

«Hacerla feliz»

Eso era lo que más quería en el mundo.

—Ella me hace feliz a mí —murmuré, bajito

—No te rindas, ¿de acuerdo? Todo tiene solución.

Suspiré profundamente, a pesar de que el aire se había astacado en mi garganta. Fue en ese preciso instante, al pensar en las probabilidades de rendirme, que terminé soltando lo que pasaba por mi mente. 

—Tengo miedo —confesé en un susurro. Dejé mi taza vacía en la mesita y escondí mi rostro entre mis rodillas

—Elliot...

—No puedo perderla —negué, como si la idea fuese nefasta—. No puedo, Ethan. Jamás había encontrado algo que valiera la pena en mi vida, pero ella es ese algo. Ella es lo único que quiero tener siempre, ¿lo entiendes? Todo esto... me está volviendo loco.

Se mantuvo en silencio por un momento.

Sin pensarlo y sin haberlo adivinado antes, terminé desahogándome con la única persona que probablemente me pudiera dar un consejo coherente, o quizás con la única persona a la que podría confiarle todo en estos momentos.

Cerré mis ojos un momento

—Ya, no hagas eso —palmeó mi espalda— No seas negativo.

—Pero... ¿y si...?

—Y tampoco dejes que esto te arrastre, Elliot. Si lloras me dolerá la cabeza y no quiero eso ahora.

Inevitablemente me sacó una corta sonrisa

—Claro —levanté el rostro—. Conexión de gemelos.

—Leí que solo funciona cuando la otra persona tiene un verdadero bajón emocional —negó—. No dejes que esto te hunda. Eres un idiota, pero tuviste la suerte de encontrar la felicidad en una persona que te brinda todo.

—Lo de idiota no es de mucha ayuda en este momento.

—Todos tenemos miedo de perderla. Y tú no lo harás. No lo haremos, ¿de acuerdo? Alisson es increíble.

Asentí de inmediato, completamente de acuerdo, pues esa era la palabra que más la definía.

—La amo.

—Lo sé —esbozó una pequeña sonrisa—. Todos lo sabíamos.

Relamí mis labios, pensativo

—Al igual que ella. —murmuré—. Lo sabe, sólo que no... no se lo diré otra vez. 

—¿De qué hablas? —contestó enseguida—. Ahora más que nunca, tienes que repetirlo, decirselo todos los días. Alisson debe saberlo, una y otra vez, es eso lo que puede animarla más que nada. 

—No lo repetiré otra vez —negué—. No quiero que suene como una despedida.

Su expresión cambió a una más comprensiva

—Lo entiendo.

Me mantuve un momento sin abrir la boca, Richi solo me imitó, ambos viendo hacia el mismo punto, en la misma posición y con la misma cara, digamos que no era muy normal de nuestra parte. Aunque a veces sí había ocasiones en las que los dos hacíamos lo mismo sin saberlo. Supongo que esta fue una de esas.

—¿Quieres ir a verla conmigo? —corté el silencio

—¿De verdad? —me miró enseguida

—Cámbiate en cinco minutos, ¿quieres?

—¿Cambiarme? Estoy bien así. —bromeó

Lo miré, fijándome en su ropa que aún consistía en su pijama

—¿Aún te pones la que mamá nos regaló?

—Es imposible no hacerlo —bufó—. Siempre que nos obsequia ropa es la misma tanto para ti como para mí. No entiendo, ¿acaso cree que nos seguimos vistiendo igual?

No pude evitar sonreír

—Ya ve a vestirte, tonto —lo empujé—. Tienes cinco minutos.

—Tomaré diez —renegó, y se fue rápidamente a su habitación

Me quedé allí sentado, solo, pensando que a lo mejor mi gemelo sí tenía razón.

Tal vez debería decírselo todos los días. 

🏈🏈🏈

Su mirada se iluminó de alguna manera cuando crucé las puertas de la blanca habitación. Tenía una expresión cansada en su rostro además de un poco molesta Dios sabe por qué. Había descubierto que Richi tenía razón. Verme podía aliviar un poco su mal humor de todos los días.

Ignorando a las personas a mi alrededor, di pasos rápidos, acercándome. Me incliné y dejé un suave beso en su frente, lo cual no me impidió hacer. Acaricié su mano entre la mía

—Hola, preciosa —murmuré

—Hola —esquivó mi mirada

Miré a Brent en busca de una explicación, se dedicó a negar. Tomó a su novia de la mano y salieron de la habitación, dejándonos a los tres solos.

—¿Cómo estás? —pregunté dulcemente

—Bien —se limitó a responder

Solté un suspiro, alejándome un poco

—Ahm... Ethan quería venir a hablarte.

Ella lo miró

—Hola.

—Hola —saludó, guardando sus manos dentro de sus bolsillos—. ¿Cómo has estado?

—Bien —repitió

Mi gemelo y yo compartimos una mirada.

De acuerdo, puede que no esté de buen humor y sinceramente yo tampoco. Sin embargo, no quiero que nuestra visita se limite a respuestas cortantes o miradas esquivas todo el tiempo.

Quiero estar con ella en todo momento y no puedo hacerlo, lo mínimo que puedo hacer es tratar de pasar un rato agradable.

—Bueno... —Richi alargó la palabra, dudando—. ¿Qué haces en tu tiempo libre?

—¿Hablas de todo el día? —señaló, algo confusa

—No me refiero ahora. Hablo de normalmente en tu vida cotidiana.

Entreabrió sus labios, dudosa

—No lo sé... pinto.

—Eso es genial —asintió para sí mismo—. ¿Pintarías aquí?

—¿Aquí? ¿En este hospital con paredes blancas y todo blanco? ¿Justo donde puedo ocasionar un desastre?

—Richi se refiere a que si tienes tus cosas de pintura te gustaría gastar tu tiempo haciendo una —decidí hablar. Por fin me miró—. Ahora.

Lo pensó bastantes segundos. Era una buena idea, considerando que se aburría la mayoría del tiempo y no sabía qué hacer para alegrarla. Al menos estos si causó que su motivación empezara a incrementar.

—Yo... no lo sé —murmuró—. Sabes que no soy cuidadosa, Elliot. No quiero ser expulsada de un hospital.

—No harán eso —negué, un poco divertido—. ¿Aceptas? Trajimos algo.

—Y ya hablamos con la seguridad, están de acuerdo —mintió él—. Solo tienes que aceptar.

—¿Hablaron con...? ¿Están dementes?

—Yo no —se señaló—. Elliot sí, está loco.

Ella me miró. Me encogí de hombros

—Lo estoy por ti.

Su expresión cambió a una fingida molestia. Y sabía que era fingida porque la conozco y por obvias razones conozco lo que mis cumplidos coquetos la hacen sentir.

Me agaché para dejar un beso en su cabeza

—¿Aceptas?

—Bien —no lo pensó más—. Pero me ayudarán a limpiar.

Sonreí, satisfecho

Al menos quince minutos después, había una paleta de vinilos en su regazo y un lienzo que yo sostenía para ella. Mezcló algunos colores con sus dedos, untándolos de pintura enseguida. Richi tenía su atención puesta en una película que Ali escogió, pero él terminó viéndola.

Aproveché la poca privacidad que nos quedó.

—¿Cuándo empezarás? —pregunté, fingiendo cansancio

—Cállate y no me desconcentres —renegó—. Tengo que crear el color adecuado.

—¿Y qué quieres pintar?

—Si no te callas te voy a pintar los labios, ¿entendiste?

—Si luego vas a besarme no tendré problema.

Aunque quiso evitarlo, por supuesto que sus mejillas enrojecieron, dejando su rostro idéntico al color que estaba utilizando.

Lentamente, usé mi mano para mover con suavidad un mechón de su cabello, dejándolo detrás de su oreja. Me deslicé un poco en el borde de la camilla donde estaba sentado, todo por aumentar la cercanía entre nosotros.

Mi respiración empezó a molestarme, al igual que los latidos demasiado rápidos de mi corazón. Noté que ella se puso de la misma forma, pues sus ojos vieron los míos por un instante, en cuanto bajaron a mis labios, entendí que quería lo mismo que yo.

Me acerqué un poco, solo un poco más, y...

—¡Ah, mierda!

Me separé por instinto, sobresaltándome cuando retrocedí. Alisson parpadeó varias veces, endureciendo su expresión.

La molestia subió como espuma por todo mi cuerpo. Giré abruptamente hacia la persona que soltó el chillido y me encontré con Ethan mordiéndose las uñas, con la vista fija en el televisor

—Lo mataré —aseguré en un susurro. Volví a ella

—Ehm... hay que concentrarnos —tomó el lápiz con su mano izquierda—. Ya sé que pintaré.

Disimulé la decepción con una pequeña sonrisa que le brindé. Por supuesto que me decepcionó, después de todo lo único que quería era privacidad para nosotros. 

—¿Y qué pintarás? —cuestioné, interesado. Me tomé la libertad de levantarme para estar a su lado y así observar el mismo lienzo blanco

—Si me ves me voy a desconcentrar.

—Esa es... una forma bastante directa de decirme que te pongo nerviosa, cariño.

Me puso mala cara

—No me llames así ahora o no podré hacer nada. 

—Es que me encanta cómo me miras cuando te llamo así —besé su mejilla

Soltó un suspiro, parpadeando varias veces para salir de la ensoñación que yo le causaba. Se giró hacia el cuadro y sujetó bien el lápiz, acercándolo. Noté como su pulso se disparó y su mano tembló impidiéndole trazar al menos una línea recta.

Lo bajó, enfurruñada

—¿Sabes qué? No quiero hacerlo.

—Si quieres —me senté a su lado, pasando mi brazo por su cintura para tomar su mano—. No necesitas trazar líneas para hacer arte. Solo haz lo que imagines.

Volteó su rostro lentamente hacia el mío, la cercanía me permitió observarla por completo. Sus pecas volvieron a resaltar a la vista, la luz que se colaba por la ventana hizo sus ojos brillar perfectamente.

Sonreí

Ella me imitó

Tragué grueso, con mi corazón yendo todavía más rápido

—Ali, yo...

La puerta se abrió de un tirón abrupto.

Me separé por instinto, levantándome por completo del asiento. Alisson se aclaró la garganta, sin mirarme. Ethan también se incorporó de donde estaba sentado, pues los tres nos fijamos en la doctora que ingresaba a la habitación.

Se quedó mirando todo, casi boquiabierta

—¿Qué es esto?

—Ahm... ¿nada? —probó Richi

—Lo arreglaremos —me apresuré—. Solo queríamos que Ali se divirtiera un poco.

La mujer terminó asintiendo

—Más les vale que todo quede limpio —miró a la chica—. Te toca la medicación.

Ella no se negó. Me adelanté a ayudarla, guardando las cosas que había estado usando, dejé todo a un lado para que nada pudiera estorbarle. Entonces, cuando ella se levantó al baño buscando lavarse las manos, la doctora nos miró a ambos

—Pueden esperar afuera. No tardaremos.

Richi y yo salimos enseguida, esperando en el pasillo solitario. Me recosté en una de las paredes.

—Lamento si interrumpí —me dijo él

—Descuida —le resté importancia

Asintió, apretando los labios

En eso, sentí la vibración de mi teléfono en mi bolsillo. Lo saqué, dándome cuenta de que era una llamada

Número desconocido

Fruncí el entrecejo, sin embargo, no perdí tiempo cuando la acepté y lo llevé a mi oído para responder

—¿Sí?

—¿Elliot? Soy Astrid.

—¿Astrid? —mi ceño terminó de fruncirse—. ¿Cómo conseguiste mi número?

Eso no es importante ahora. Me enteré de lo de Alisson, solo quería hablarte sobre mi padre, ¿podemos vernos?

Una oleada de alivio me invadió

—Te envío la dirección, nos vemos en quince minutos.

Está bien.

Colgué, disponiéndome entonces a hacer lo que indiqué. Richi me miró algo confuso por mi repentino actuar. Se acercó rápidamente

—¿Qué pasa?

—Quédate con Alisson. Ahora vuelvo.

No lo dejé responder, le pasé por el lado y salí de allí.

🏈🏈🏈

Al entrar al sitio donde dicha persona me estaba esperando, lo primero que hice fue identificarla, con su cabellera rubia en una mesa un poco alejada de la puerta.

Caminé hasta ella, dando pasos rápidos con tal de acabar con esto. A pesar de que Ethan se había quedado, yo no quería dejarla sola. Supongo que era más un presentimiento.

Me senté frente a ella, captando su atención de su teléfono. Suspiré. Se encontraba algo tranquila, muy diferente a las otras veces que me la había encontrado y solo había querido sabotearme.

—¿Y bien? —presioné

—Mira, no sé con exactitud cómo puedo ayudarte, pero he tenido contacto con mi padre estos últimos días. Puedo decirle que venga, él... no está en el país.

Tal como pensé

Solté una bocanada de aire. Eso me trajo una dosis de esperanza que sólo me hizo querer lanzarme a Alisson y besarla por todas partes. Descarté la idea de inmediado. No porque no pudiera hacerlo, sino porque no quería decirle nada aún si no estaba seguro. 

Me acomodé en el asiento

—Eso me sería de mucha ayuda. Alisson necesita un trasplante de médula y creo... no, yo estoy seguro de que él es quien puede ser compatible. Necesito que venga lo más pronto posible.

Ella asintió de inmediato

—No te preocupes, me comunicaré contigo cuando tenga algo.

Asentí, más calmado

—Gracias, de verdad.

—Debe ser horrible como te sientes, pero no pierdas la fe —tomó mi mano—. Mi padre será compatible, estoy segura de que sí. Ya verás que luego del trasplante todo saldrá bien.

Retiré mi mano lentamente, soltándome

—Agradezco tu ayuda, Astrid.

Ella me dio un intento de sonrisa

—Sé que con esto no me redimo del todo, sin embargo, quiero que Alisson sepa que no soy una impostora. Yo de verdad quiero que me perdone.

—Eso no es lo importante ahora. —murmuré, yo tampoco estaba muy feliz de tener que haber recurrido a ella como última medida

—Espero haber ayudado en algo —tomó su bolso—. Cualquier cosa no dudes en decirme.

Volví a asentir.

Se fue, mientras y yo me mantuve en la misma posición, con el miedo abrumándome entero al pensar que quizás nada podría salir como esperaba.

🏈🏈🏈

03 de noviembre

Me bebí el trago de un solo sorbo, quemando mi garganta cuando el líquido bajó por esta. Me sentí mejor cuando bajé el vaso, así que casi por instinto pedí otro que me llegó en dos minutos. Me lo volví a tomar de un solo sorbo y eso llamó la atención de la persona a mi lado.

—Cálmate. No es agua —se mofó, con el suyo

La música alta me impedía oír con claridad. Aun así, el que estuviera cerca de mí me hizo escucharlo mejor.

Las personas bailaban en la pista improvisada mientras yo me mantuve en el butaco de la barra, ahogando mis penas con el peor amigo del hombre.

—Tú me invitaste —murmuré

—Quería que pasáramos tiempo juntos —me palmeó el hombro—. Como amigos que somos. Hace mucho no lo hacemos.

—Me estás viendo raro, Cameron —bromeé, él rió

—En realidad quería preguntarte cómo va todo —se sirvió de la botella—. ¿Has pensado en a quién llevarás para el viaje a Hawai? Es en dos días.

Maldije en voz baja.

Joder, lo olvidé

Solo por eso me bebí de nuevo el trago y serví otro

—No voy a ir a esa mierda —bufé

—¿Por qué no?

—La única mujer con la que quiero estar está en una cama de hospital —lo miré con una mueca—. Idiota, ¿crees que quiero irme de vacaciones ahora mismo? Lo pospondré y la llevaré cuando esté mejor.

Él asintió, comprensivo

—Espero que eso se cumpla —me ofreció su vaso así que lo choqué con el mío—. Salud por eso.

—Como digas —lo bebí todo

—Oye, Elliot —murmuró, asentí para que continuara mientras seguía sirviéndome otro—. Entiendo que todo esto es difícil para ti. Solo no quiero que bebas de más, ¿entiendes?

Intentó quitarme la botella, así que se la arrebaté

—Tú invitas, yo pago —renegué, bebiendo—. Además, solo... son dos tragos. Tú fuiste el que lo dijo cuando me llamó, ¿no? Ahora te aguantas.

—Desde que no hagas una estupidez —canturreó, negando

—Jamás me he puesto lo suficientemente ebrio como para humillarme —resoplé—. Solo... quiero olvidarme un momento de todo, ¿de acuerdo? Del hecho de que no puedo volver a decirle que la amo.

Me miró curioso

—Amigo —suspiró—. No puedes embriagarte por eso.

Bebí hasta el fondo

—Siento que si se lo digo una vez más no podré decírselo luego —mi lengua empezó a adormecerse—. No entiendo...

—La vida puede ser difícil a veces, pero tú decides si...

—No, hablo de que no entiendo qué estoy bebiendo —hablé como pude, intentando leer la etiqueta de la botella ya que las letras las veía borrosas—. ¿Por qué me siento tan ebrio si solo he bebido cuatro?

—De hecho, van siete —me quitó el objeto—. Es vodka puro, Elliot. ¿Lo habías bebido antes?

—Ahm... creo que sí y no me hizo nada —terminé el que tenía en mi mano. Con ese son ocho. No me gustan los números impares—. ¿Sabes qué? Mejor vámonos, ya me cansé de esto.

Al bajarme de la banca me tambaleé y Cameron tuvo que sostenerme. Maldije en voz alta. La primera vez que me embriagué era un chico inexperto buscando experiencias. Esn estos momentos, era un idiota.

—Genial —canturreó él—. Espérame aquí, te llevaré a tu casa.

—En mi auto.

—En el mío. El tuyo lo dejaremos y que lo recojan mañana.

—Oh, mierda —me sostuve de la barra—. Lo peor es que quiero otro.

—No, no, no —me quitó la botella a las malas—. Recuérdame que no toleras el vodka y que es un explosivo para ti.

—Lo tendré en cuenta —me burlé

Tan pronto pagó los pocos tragos, salimos de allí de camino a su vehículo. No pude sostenerme por mí mismo así que él tuvo que meterme al asiento a las malas.

Empezó a conducir mientras yo me fui quedando dormido poco a poco. Antes de llegar, me despertó de una palmada en la cabeza, lo que me dejó sentado abruptamente

Subí por el elevador con su ayuda y apenas mi cuerpo cayó al suelo de mi departamento, cerró la puerta y se fue.

Maldito idiota

Apoyé mis manos en el suelo para poder incorporarme. Todo estaba a oscuras, excepto por mi teléfono cuando se salió de mi bolsillo e iluminó todo con su pantalla encendida.

Me acosté mejor boca arriba, tomándolo entre mis dedos. Sí, quizás debería irme a mi habitación, pero ahora mismo no entiendo dónde estoy o si podré llegar sin sentir que mi mundo es un remolino que gira y gira y gira y gira...

Busqué el registro de llamadas, marcando el número que ya me sabía de memoria. Esperaba que mis dedos no marcaran mal, y supongo que eso funcionó cuando me lo llevé al oído y escuché los tonos, seguidos de esa voz

—¿Elliot?

—Roxy —sonreí por instinto—. No sabes cómo solo escucharte alegra mi corazón.

Hubo un pequeño silencio

—¿Estás ebrio?

—Me tomé ocho shots de vodka —resoplé—. Recuérdame que no es mi trago favorito.

No puede ser. Dime que estás en tu casa.

—Lo estoy —suspiré—. Pero se siente vacío si no estás en ella.

De nuevo, hubo otro silencio

Mira, estás ebrio y no sabes lo que dices. Lo mejor será que hablemos mañana, ¿sí? Descansa.

—No puedo descansar —pasé saliva—. Tengo miedo de perderte.

Escuché su suspiro

No me perderás.

—No quiero dormir, no quiero estar lejos de ti. Tampoco me metí con nadie en los vestidores, sería incapaz de hacerte eso y lo sabes. Solo te quiero a ti, Ali. Y a tus preciosas pecas.

No la veía, sin embargo, la conocía tanto que aposté a que se encontraba sonriendo

Te creo, ¿de acuerdo? Y también te quiero a ti.

—¿Por qué no me lo dices cuando nos vemos? Eso me haría muy feliz.

—Elliot... vete a dormir.

—Con una condición —pedí como un niño

—¿Cuál condición? —se oyó cansada

Me acomodé en el suelo, como si solo tenerla tan cerca y a la vez tan lejos me pudiera dar toda la paz que necesitaba.

Pasé una mano por mi rostro, frustrado

—Prométeme que no me abandonarás.

No pronunció nada por un instante.

Seguramente no era algo que recordaría en la mañana. Aun así me moría por escucharlo de sus bonitos labios, pues sabía algo que me llenaba el pecho de alivio

No te abandonaré —susurró

Sonreí

—Sé que no romperás esta promesa, Alisson Blair —murmuré—. Descansa.

Descansa, Elliot.

Colgué como pude, dejando el aparato a un lado.

Joder, me apetecía otro poco de ese trago amargo.

Me puse en pie con trabas, sosteniéndome de todo lo que estuviera a mi alcance para no ocasionar un desastre cayendo.

Pegué mi espalda a la pared, di pasos lentos y torpes. Aun así, pareció que la oscuridad no fue de ayuda, pues terminé cayendo sentado en el sofá que luego me mandó al piso, con una boba risita saliendo de mí

En eso, las luces se encendieron

—Mierda —masculló, mi hermano

—¡Richi! —sonreí—. Dios, eres idéntico a mí.

—Esto no puede ser —se aproximó a dónde estaba. Me tendió una mano—. Anda, levántate, tienes que ir a dormir.

—Eres el mejor hermano del mundo —me puse de pie con su ayuda, apoyando mi brazo en sus hombros—. Te quiero, Richi.

—Ya cállate, apestas a borracho —me arrastró hacia la puerta de mi habitación—. Duérmete, ¿puedes? Y no hagas ruido o te meteré a la ducha con agua helada.

—Ay no —puse una mueca, cayendo en la cama de un golpe seco

Me acomodé, abrazando la almohada

—Genial —él suspiró, cansado

Se fue, dejando las luces apagadas y apagando las de afuera. Me quité los zapatos como pude y luego cerré mis ojos, permitiéndome descansar.

Con su lindo rostro trayéndome un buen sueño. 




*

¡Dooooooss capítulos!

¡Gracias por leer!

Instagram: mar_.watt

<3

Continue Reading

You'll Also Like

675K 59.9K 64
La vida de Ashton Hawthorne nunca fue perfecta. Hace tres meses, todo se rompió en pedazos en una playa desierta en lo que a todos le dicen un "ac...
1.2K 54 17
- No debéis confiar en nadie -. Bianca nunca llora, su madre le enseñó que eso era para débiles antes de abandonarla. Eso le ha hecho presumir de for...
1M 89.3K 44
Emma Brown es una chica que desde niña supo que todos los hombres eran iguales. Cuando creció se permitió salir con ellos pero dejando los sentimient...
1.4K 228 10
->BOOK1 - sinopsis⋆ Aquella noche en aquel bar, namjoon cónocio a un joven misterioros, al ver en las condiciones en las que se encontraba decide ay...