— Dibu Martinez y vos —
[Basado en la historia real
del Dibu y su esposa]
"Tímido"
Era otro día rutinario en el restaurante de tu familia, y te encontrabas limpiando una mesa recién desocupada. Como rutina de cada sábado, entró de nuevo el grupo de amigos que se había vuelto habitual al local. Con ellos habías compartido un par de historias de fútbol y risas en numerosas ocasiones.
En este grupo, todos te habían caído bien, excepto uno: Emiliano, el alto y creído. Él no había hecho nada para ganarse tu desprecio, para nada, pero siempre parecía raro. Cada vez que te acercabas, evitaba el contacto visual. Habías llegado a pensar que era un chico arrogante, aunque secretamente te resultaba hermoso.
Lindo creído.
Alguna vez le mencionaste a Alejandro, uno de sus amigos, tu opinión sobre Emiliano. Alejandro te aseguró que no era idiota, sino más bien tímido. Te dijo que habías malinterpretado su comportamiento. A partir de entonces, decidiste dejar de juzgarlo.
Después de un rato, el grupo decidió partir, pero notaste que Emiliano se quedaba atrás. Te sorprendió, ya que nunca se quedaba solo con vos. — Hola, — dijiste con una sonrisa amable — ¿Te ayudo en algo?.
— H-hola —, tartamudeó Emiliano, nervioso. — Si, yo-o. Tomá esto, por favor. — Proclamó rápido extendiendo un sobre hacia vos, y aceptaste. — Bueno, gracias. Nos vemos —, dijo con una sonrisa nerviosa antes de alejarse rápidamente.
— Nos vemos, lindo día —, lograste responder antes de abrir el sobre. Dentro encontraste una carta.
"Hola bonita,
Espero que esto no sea muy raro. Quería que sepas que no soy un presumido, si, Alejandro me lo dijo. Soy así simplemente porque siento algo por vos y me pongo bastante tímido.
Desde hace un tiempo que me gustas, y no puedo evitar pensar que sos increíblemente hermosa, tanto por dentro como por fuera. Tenés una sonrisa que ilumina por donde pasas, y cada vez que estoy cerca de vos, se me acelera el corazón y siento que el mundo se detiene un poco.
Puede ser cursi, pero es verdad.
Espero que esto no sea demasiado y que quieras salir alguna vez.
Si esto te lo hubiera dicho en persona, habría sido un papelón, así que, pensá de esto como mi manera tonta de decirte lo que me pasa.
¿Nos vemos mañana a las 6 en la plaza del centro?. Espero que vayas.
Con amor, Emi."
¿Quién podría resistirse a una invitación tan sincera y hermosa?
Nunca nadie había hecho algo así por vos, obviamente aceptarías, y además, guardarías esa carta como un tesoro. Corriste afuera para alcanzar a Emiliano, justo cuando él iba casi llegando a la esquina de la cuadra.
— ¡Emiliano! — se detuvo, y giró a la distancia para mirarte. —¡Te veo a las seis mañana! — confirmaste con una sonrisa.
Él pareció emocionado. — ¡Te espero! —, respondió.
Te saludó con una mano, le mandaste un beso que fingió recibir y continuó su camino con una sonrisa.
Ese fue el comienzo de su historia, pasaron hasta hoy un tiempo maravilloso juntos. Emiliano demostró ser un hombre encantador, sensible y un fiel compañero de vida. Con el tiempo, su relación floreció, se casaron, y tuvieron unos hermosos hijos. Que afortunada eras.
Desde tu posición, en la banqueta de la isla en la cocina, sentiste unos brazos fuertes rodearte. — Te amo, bonita —, suspiró Emiliano mientras posaba la cabeza en tu hombro y depositaba un beso. — Desde el primer día —.
Giraste para mirarlo. — Te amo, también — sonreías burlona —, chico tímido. — reíste y lo besaste entre sonrisas.
Él simplemente negó con una sonrisa — ¿Funcionó, o no?
— Tenía razón, sos un creído, — bufaste — pero sí, obvio que funcionó.
Aquélla carta cambió sus vidas, se convirtió en un hermoso recuerdo de cómo su amor comenzó, agradecerías eternamente a esa carta y al chico tímido que la escribió.
Era obvio, estaban destinados a estar juntos.