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— EmilianoMartinez x Leonel Messi—
"Adictivo"
Messi se encontraba sorprendido por lo que el arquero había confesado en su última conversación. A pesar de las dificultades que Martínez había enfrentado en su camino y el esfuerzo que había invertido para llegar a donde estaba, le había asegurado que su objetivo no era ganar reconocimiento personal, sino hacer todo lo posible para que el "Diez" se consagrara en su carrera, porque este era su Mundial, y daría todo para que su capitán se convirtiera en campeón.
¿Es que él chico no se daba cuenta de que cuando decía cosas así, Messi se derretía de ternura?. Nunca antes se había sentido tan querido como cuando Emiliano se esforzaba al máximo para mejorar por él. Aunque al principio había tratado de resistirse, pero eventualmente cayó completamente rendido ante el encanto de este portero bilingüe que llevaba el número veintitrés.
El capitán intentaba ocultar esta verdad incuestionable, pero a pesar de sus esfuerzos, su mirada siempre acababa posándose en Emiliano, especialmente durante los entrenamientos, cuando lo veía sudar y reírse de las ocurrencias de sus compañeros. "La putamadre" pensaba él rosarino, si seguía sonriendo así, no sería capas de controlar hacía donde iba su mente. Y aunque el arquero intentara mantenerse ajeno a estas señales, la admiración y el respeto que sentía hacia su capitán se habían convertido sutilmente en algo más que eso. En resumen, estaba perdidamente enamorado de Lionel Andrés Messi; para Emiliano Martínez, Messi era su adicción.
Dibu se rió, una de esas veces en las que Leo, sin darse cuenta, lo había estado mirando fijamente. —¿No querés sacar una foto?, dura más — susurró, inclinándose un poco para hablar al oído del mayor.
Messi se ruborizó ligeramente. — Yo, eh... — tartamudeó. — Perdón, si te molesta, me voy — ofreció como una excusa para escapar antes de ser ridiculizado por el fanfarrón más joven.
— No, no me molesta — Dibu lo detuvo. — Mejor quédate, así puedo inspirarme más teniéndote cerca — dijo con una sonrisa de falsa inocencia.
Este hombre iba a volver loco a Leo.
— Dale boludo, no me jodas — rió el más bajo.
Dibu alzó las manos en señal de inocencia. — ¿Por qué?, lo digo posta. ¿O te pongo nervioso? — se acercó aún más.
Dibu siempre se había caracterizado por ser alguien que perseguía sus sueños y alcanzaba sus objetivos. Ahora, su sueño era Leo, y su objetivo era tenerlo, así que no dejaría de intentarlo.
El más alto sonrió con picardía mientras se acercaba aún más y se inclinaba para estar a la misma altura. — Sí, la verdad es que te quiero, Leo, mucho — susurró.
En ese punto, sus rostros estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro. Parecía que estaban en un enfrentamiento, ninguno de los dos bajaba la guardia ni daba el primer paso. Finalmente, Messi rompió la tensión y besó al más joven. Emiliano había sido tomado por sorpresa, pensaba que sería él quien iniciara el beso, pero no se quejaría; estaba disfrutando cada momento, se sentía tan adictivo.
— Me ganaste — suspiró falsamente frustrado Martínez.
Una risa ligera escapó de los labios del santafesino. — Bueno, ahora te dejo a vos — respondió, dando a entender que la próxima vez sería él quien iniciara el beso.
El más alto sonrió con picardía, dando inicio a otro beso aún más apasionado que el primero.
— Ahora sí, te comí — rieron ambos.
Continuaron inmersos en su momento, sin darse cuenta de que aún había compañeros observándolos desde cierta distancia, disfrutando de la apuesta que habían hecho sobre quién iniciaría el beso en pleno entrenamiento. Rodrigo fue el afortunado, apostando que sería Leo quien tomaría la iniciativa, y ganó. Al parecer, los enamorados no eran los únicos que estaban contentos esa tarde.
