Simplemente Aristemo.

By elizsba

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«Sí, Aristóteles Córcega. Somos Aristemo.» // One Shots & Stuff // Incluye Emiliaco. •No es una historia. •Ca... More

001 ~ ᴅᴇsᴘᴇʀᴛᴀʀ ᴄᴏɴᴛɪɢᴏ.
002 ~ ᴛᴇ ᴀᴍᴏ.
003 ~ ᴍɪᴍᴏs
004 ~ ᴘᴇʟᴇᴀ ᴅᴇ ʙᴇsᴏs
005 ~ ʙᴇsᴀʏúɴᴀᴍᴇ
006 ~ ᴀʀɪsᴛᴇᴍᴏ ᴄᴏɴ ɢᴀʙʀɪᴇʟ
007 ~ ᴄᴏϙᴜᴇᴛᴇᴏ
008 ~ ʙᴇsᴏs ᴇɴ ʟᴀ ғʀᴇɴᴛᴇ
009 ~ ᴄᴏɴғᴇsɪóɴ
010 ~ sᴏɴʀɪsᴀs
011 ~ ᴀᴅʀᴇɴᴀʟɪɴᴀ
012 ~ ᴄᴇʟᴏs
013 ~ ɴᴏ ᴇʀᴇs ᴍíᴏ
014 ~ ᴅɪsᴄᴜsɪóɴ
015 ~ ʙᴇsᴀʏúɴᴀᴍᴇ ɪɪ
016 ~ ᴛʀᴀᴜᴍᴀs
017 ~ ᴍᴏʀᴅɪᴅᴀ
018 ~ ᴇɴғᴇʀᴍᴏ
019 ~ ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ɴᴜᴇᴠᴏ
Holi cara de boli
020 ~ ᴇʟ sᴏʟ ʏ ʟᴀ ʟᴜɴᴀ
[ Gracias + Aviso ]
020 ~ ᴇʟ sᴏʟ ʏ ʟᴀ ʟᴜɴᴀ ɪɪ
021 ~ ᴀɴᴛʀᴏ
021 ~ ᴀɴᴛʀᴏ ɪɪ
🎄eѕpecιal de navιdad🎄
022 ~ ᴏᴜʀ ғɪʀsᴛ ᴛɪᴍᴇ
023 ~ ᴘᴏʀ sɪᴇᴍᴘʀᴇ ʏ ᴘᴀʀᴀ sɪᴇᴍᴘʀᴇ
🌠ғelιz año nυevo🌠
🌠eѕpecιal año nυevo🌠
024 ~ ᴇʟ ᴘʀɪᴍᴇʀ ʙᴇsᴏ
025 ~ ᴜɴɪᴠᴇʀsɪᴅᴀᴅ
026 ~ ʙᴇsɪᴛᴏs
A R T E
027 ~ ᴄᴏᴠᴇʀ ʙᴏʏ
028 ~ ғɪᴇsᴛᴀ
029 ~ ᴘɪᴊᴀᴍᴀᴅᴀ
// M U E R T A //
[ Espacio para ustedes ]
030 ~ ᴄʟᴀsᴇs ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟᴇs
Ahre
✨ 𝑬𝒔𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 𝟓𝟎𝑲 ✨ •Aristemo
✨ 𝑬𝒔𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 𝟓𝟎𝑲 ✨ •Emiliaco
031 ~ ϙᴜᴇʜᴀᴄᴇʀᴇs
032 ~ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘʀᴀs
033 ~ ¡sᴏᴍᴏs ᴘᴀᴅʀᴇs!
034 ~ ᴀsᴜɴᴛᴏ ɪᴍᴘᴏʀᴛᴀɴᴛᴇ
• Blind eyes •
Your dream, my dream - Emiliaco.
035 ~ ᴅᴜʀᴍɪᴇɴᴅᴏ ᴄᴏɴ ᴜɴ ᴅᴇsᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏ
♡ 𝑏𝑟𝑜 ♡
035 ~ ɪ ᴋɪssᴇᴅ ᴀ ʙᴏʏ 🥀
estoy en el hospital :(
• C a l e n d a r i o •
✨{ ¿quieres estar en un team? }✨
Tu ángel de la guarda //

036 - J E N G I B R E

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By elizsba

• emiliaco

(⁠◕⁠ᴗ⁠◕⁠✿⁠)

El ruido del bar se escuchaba hasta afuera, dónde un rizado reposaba su espalda en una pared cerca de la entrada mientras fumaba un cigarro mentolado. Vestía una chaqueta negra de vinil sobre una camiseta negra sin estampado, algunas cadenas ligeras colgaban de su cuello dejando brillar el plateado gracias a la luz de la luna, los anillos de sus dedos sonaban cada vez que acercaba su mano a la boca para dar otra calada al cigarro.

—¡Ey! Emiliano, ¿no vas a entrar? —su amigo, Roy, le gritó asomándose desde la entrada— Ya van a empezar las cumbias, apa.

—Que no me digas Emiliano, chingado —da otra calada y suelta el humo por su boca—. En un rato entro.

—Ta' bueno pues, rey —regresa al interior y se escucha otro grito de su parte— ¡Ahorita viene Emilio, princesa! Te va a encantar bailar con él.

Emilio rodó los ojos y le dio unos pequeños golpes al cigarro para terminar de quitar las últimas cenizas, éstas cayeron sobre su pantalón negro ya casi despintado de tantas puestas, se sacudió y tiró la colilla del cigarro al piso para después pisarlo con sus botas negras.

El chico se acomodó su ropa y pasó las manos por sus rizos, levantó la mirada y lo vió de nuevo.

Ahí estaba otra vez aquel tierno chico que llevaba un rato dando vuelta por las afueras del bar, y por más que intentó, no podía ignorar su presencia, pues muy lindo le había parecido.

—¡Hey, chiquito!

El chico de cabello corto pero con unos pequeños rizos formándose volteó confundido hacia Emilio.

—Sí, tú. Ven acá.

Aquel desconocido se empezó a acercar un poco inseguro al rizado, Emilio metió las manos a su chaqueta cubriendolas un poco por el frío y empezó a caminar también, aquel chico era apenas unos centímetros más bajo que Emilio, pero aún así se notaba la diferencia.

—Perdón, eh... ¿t-te conozco? —preguntó con aquella tierna voz.

—Aún no, pero podrías si quieres —sonrió— Me llamo Emilio, ¿y tu nombre, bonito?

—Joaquín...

—¿Y qué haces dando vuelta de aquí para allá tan solito? La fiesta es allá dentro.

—Eh... pasa que estoy esperando a mis amigos, pero parece que no van a llegar. Me frustra un poco que me cancelen de último momento, estos no son mi tipo de lugares.

—Bueno, no sé qué tipo de lugares frecuentes tú, pero podrías quedarte esperando conmigo. Quién sabe, chicle y pega pasa algo, ¿no crees?

—¿Chicle y pega?

—Suena más lindo de tu boquita.

Joaquín se sonrojó ante el comentario pero ocultó su sonrisa y miró hacia otro lado.

—¡Emilio, al chile ya ven, cabrón! Te estamos esperando todos —Roy volvió a salir con dos cervezas—. ¿Te vas a quedar todo el rato acá afuera o...? —se percató de la presencia del otro chico— Chinga, ¿tú eres?

—Es Joaquín, nos vamos a quedar aquí otro rato, ya deja de estar chingado, Royberto —le arrebató las cervezas a su amigo.

—Eh por eso, no te aguantas y te quieres llevar, ya me voy.

Roy regresó dentro del bar, Emilio sacó sus llaves para poder abrir las cervezas con el abresodas que tenía de llavero. Abrió la primera y se la pasó a Joaquín, quién la aceptó dudoso, abrió la segunda y le dio un sorbo largo.

—Yo... —empezó dudoso Joaquín— Yo no tomo, menos cerveza.

—Ora, ¿pues a qué viniste? —preguntó riendo.

—Ya te dije que estos no son mis lugares, además cuando vengo yo sólo bailo.

—¿Qué te gusta bailar? ¿De cartoncito?

—No —rodó los ojos—, ya sabes, pop en inglés y eso...

—Ni idea, mi amor. Acá yo puras cumbias con mis amigos.

Joaquín se volvió a sonrojar por el apodo y esta vez no ocultó su sonrisa.

—Anda, tómale. La primera sabe medio amarga pero a poco le vas agarrando sabor y gusto.

—¿La primera?

—Se pasa rápido, te juro.

Dudoso, se acercó la botella y le dio un trago, frunció la nariz y la terminó escupiendo a un lado.

—Sabe horrible.

—Porque todavía no le agarras el gusto.

—¿Quién tomaría esta cosa por gusto?

Emilio levantó los hombros con una sonrisa. El menor volvió a darle un sorbo a la cerveza ya esperando el sabor, y esta vez sí tragó.

—¿Va' que no duele? —rió— Una vez al año no hace daño, dilo pa' que te consuele.

—Aún así no me gusta.

—Como digas, precioso —toma otro trago de su cerveza.

—¿Por qué haces eso?

—¿Qué cosa?

—Llamarme así, o sea precioso, bonito, chiquito...

—No olvides "mi amor".

—Basta —le da un pequeño golpe en el pecho riendo—, ¿por qué lo haces?

—Me nace, ¿qué te digo? Mentiras no son.

Joaquín sonríe con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

—Iralo, si sí estás bien chulo —dice levantando el mentón del contrario.

—Ya, Emilio —se voltea riendo—, detente o me voy.

—Bien sabes que no lo vas a hacer, ni yo tampoco dejaré de decirlo.

Joaquín sólo rodó los ojos y se cruzó de brazos intentando ocultar su sonrisa.

[...]

Joaquín reía a carcajadas con aquel chico de rizos que acababa de conocer esa noche, sentados en la banqueta del bar.

—¿Quién diría que sólo tenía que darte una cerveza para que agarres confianza? —preguntó Emilio con una sonrisa viendo al menor.

—Eres muy divertido, tampoco iba a estar serio tanto tiempo... Aunque supongo que así pones a todos —ríe mirando el suelo.

—Realmente no —levanta el mentón de Joaquín para que lo mire—. ¿Apoco había más gente aparte de ti, bonito? —empieza a acercarse más.

—Ya basta —se voltea riendo mientras cubre su cara—, me pongo rojito.

—Y me parece algo hermoso de ti.

Joaquín lo mira con una sonrisa. Emilio suspira y se recarga en la pared de nuevo.

—Otra noche loca en la ciudad.

—¿Qué más haces cuando vienes aquí? —pregunta Joaquín— No creo que siempre estés en la banqueta mientras... la fiesta está allá adentro.

—Estoy más a gusto aquí afuera... contigo.

—Qué romántico —ríe—. Tengo algo de hambre.

—Yo igual, ven vamos adentro por algo de cenar —se pone de pie y le ofrece su mano a Joaquín. Éste la acepta y se ponen de pie—. Tienes la mano helada.

—Sí —ríe—, tengo un poco de frío.

—Toma —se quita la chequeta y se la pone a Joaquín sobre los hombros a la vez que pasa su brazo sobre ellos—. Vamos dentro.

[...]

El interior del bar estaba repleto de gente, personas bailando por todos lados y caminando de un lado a otro. Joaquín se sujetaba del brazo de Emilio mientras el rizado caminaba como un experto entre el mar de gente.

Después de un rato de empujones, llegaron a la terraza del bar, había muy poca gente puesto que la música ya no llegaba con tanta euforia como dentro del lugar, sólo había unas cuantas personas que habían salido a fumar.

Se acomodaron frente a una mesa alta.

—Pedimos una entrada de esas que tienen botana, ¿te late?

—Mhm —aún miraba indeciso el lugar—, sí, está bien.

—Ey, chiquito —pasa la mano por su cintura y lo acerca a él—, ya tranqui. Estamos bien.

—Es que en serio no entiendo la gracia de aquí.

—Bueno acá está más tranquilo, podemos seguir hablando, y yo puedo seguir escuchando tu linda risa.

—¿Ya vas a empezar? —con un notable sonrojo.

—Sabes que te gusta.

Después de que Emilio pidió a uno de los meseros su comida, se quedaron esperando el pedido.

—Tengo sed, pero quiero fumar.

Emilio sacó uno de los cigarros de su cajetilla y lo prendió dando una calada para después sacar el humo.

Joaquín se quedó viendo al rizado con los ojos brillosos, tal vez porque la luz de la luna se reflejaba en ellos, o tal vez porque por primera vez en toda la noche le estaba prestando atención a la belleza de Emilio.

El rizado se dio cuenta de su mirada.

—No me mires tanto que me desgastas —volteó riendo pero dejó de reír cuando sus miradas chocaron y Joaquín no apartaba la mirada de él.

La mirada de Emilio bajó hacia los labios del menor y se acercó, Joaquín esta vez no se volteó.

Y lo besó.

La mano libre de Emilio viajó a la cintura de Joaquín y este último rodeó el cuello del rizado con sus brazos.

—Su orden —interrumpió el mesero dejando la charola en la mesa para después irse.

Joaquín se alejó torpemente del rizado.

—Perdón —pidió el menor mirando hacia el suelo, con un ligero sonrojo y una sonrisa difícil de ocultar.

Emilio dio otra calada a su cigarro y tomó el mentón de Joaquín para volverlo a besar. El menor no se negó y volvió a corresponder el beso, esta vez moviendo más los labios y haciendo que su lengua sea participé. Emilio abrió su boca y dejó que su compañía lleve el control del beso sin soltar su cintura.

Se separaron unos segundos después por falta de aire.

—Qué rico me besas, príncipe, me calmas la sed.

—Creo que me entró un poco de humo de tu cigarro —mencionó riendo.

—El humo metido en tu boca provoca que vuele —se acercó y le dio un piquito en los labios.

[...]

Siguieron comiendo y conversando, las risas de Joaquín ante los comentarios de Emilio no faltaban... y los besos robados tampoco.

—No me beses tanto que me vas a desgastar —mencionó riendo Joaquín mientras Emilio aún lo sostenía de la cintura.

—Qué ganas de acabarme esa boquita yo solo.

—Deja de decir esas cosas —siguió riendo y el rizado lo volvió a besar.

Dulce con picante.

—Sabes a jengibre...

—¿Y eso es bueno o malo? —cuestionó el menor.

—Ahora ese es mi sabor favorito.

Se quedaron mirando bajo la luz de la luna, Joaquín con sus manos sobre las mejillas de Emilio, y las manos de este último rodeando la cintura del menor.

—¡Emilio, ya vámonos, wey! ¡Ya son pasadas de las 3! —Roy apareció nuevamente por la entrada de la terraza.

Emilio rodó los ojos sin ocultar su sonrisa.

—¿Te llevo a tu casa? —preguntó el rizado.

—¿No tienes problemas con tus amigos?

—El carro es mío, no tienen que tenerlos... Vas conmigo de copiloto.

—Va —sonrió y le dio un beso en la nariz que hizo que Emilio no pudiera ocultar su sonrisa.

[...]

Joaquín suspiró una vez entrando a su casa, abrió el pequeño papel que le dio Emilio antes de bajar del carro revelando su número, tomó su teléfono y agregó el contacto, entró a WhatsApp y escribió un mensaje, su dedo bailaba sobre la pantalla dudando si darle a enviar.

Cerró los ojos y volvió a suspirar.

—Una vez al año no hace daño... —y envío el mensaje.


•••

Ya ni shippeo emiliaco pero se me ocurrió lol

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