Aclaro que el capítulo es muy largo, por lo que les recomiendo leer con tiempo de sobra. Puede que me haya emocionado haciendo la introducción y haya alargado el capítulo.
XOXO.
El sonido del viento cortándose ante la velocidad del ascensor resonaban en mis oídos, el pánico había sucumbido en mi organismo. No recordaba nada.
¿Quién era yo? ¿Dónde me encontraba?
No eran más que preguntabas que danzaban en mi mente, quien se esforzaba por recordar el pasado. Me agarré firmemente de los hierros que se encontraba hecho el ascensor que viajaba a toda velocidad a un lugar desconocido, tal vez se estrellaría contra una pared y ese sería mi final o llegaría a un lugar totalmente peligroso y desconocido para mí.
Miré las cajas de madera, eran pequeñas, pero se veían muy pesadas, podrían tener algo que sería de utilidad para mí, sea para recordar o defenderme al llegar al sitio. No lo sabía, pero aún así me acerqué con cuidado. Al abrir una de ellas me llevé la sorpresa de que era recursos y ropa femeninas, tal vez al sitio que me dirigía habían mujeres.
Hurgué más al fondo lo cual no me llevó mucho tiempo ya que no habían muchas cosas en la pequeña caja, era más aire que recursos. Encontré una fina y delicada daga la cual le quité la funda, no pude detallar por mucho ya que el ascensor se detuvo. Lo único que pude ver fue un peculiar nombre; Karma.
¿Ese era mi nombre? Sí, ese era mi nombre.
Me escondí rápidamente en una esquina detrás de una caja al ver que la luz se tornó verde. El ascensor abrió sus puertas y una persona bajó, solamente podía observar unas botas llenas de barro, pero eso fue lo suficiente como para saber que era un hombre esbelto y de baja estatura.
—Esta vez no hay nadie. —dijo, mirando por encima de él. Su voz era áspera, pero a su vez delicada, como una flor en aguas turbulentas.
—Mira detrás de las cajas pudo esconderse ahí, así como hizo Jeff. —dijo otro hombre, siendo seguido por unas risas, por las risas pude deducir que los presentes eran chicos.
¿Acaso todos en el lugar eran hombres? ¿Y las mujeres?
Escuché unos pasos dirigirse a la esquina donde ella se encontraba oculta, antes que él pudiera tocar la caja, salté por encima de esta tomándolo por sorpresa y agarré su rubio cabello, con la mano que sostenía firmemente la daga la coloqué su cuello, la mano que sostenía su cabello la coloqué rodeando sus delgados brazos dejándolo sin ninguna movilidad, mis pies se colocaron a cada extremo de los suyos dejándolo vulnerable.
—¿En dónde estoy? —pregunté, mirando hacia arriba donde confirmé mis sospechas. Todos eran hombres, hombres que se encontraban sorprendidos, quizás sea porque tengo a su compañero amenazado con una daga o quizás porque soy una chica.
—¿Es una chica? —el primero en hablar fue un chico con dientes de conejo.
—No, imbecil. Soy un chico —respondí con sarcasmo —. Ahora respondan o le degollo a su amigo. Ustedes decidan.
—Qué carácter. —dijo un chico de cejas raras, apreté la daga en el cuello del chico al ver que no respondían mi pregunta.
—¿Cálmate, si? Quítame la daga del cuello y hablaremos pacíficamente. No te preocupes, no te haremos nada, responderemos todas tus dudas. —propuso el rubio.
—Nadie me asegura eso.
—Entendemos que te sientas insegura, todos pasamos por eso. Soy Alby, líder del área. No sabemos con exactitud en dónde estamos, solamente sabemos que es un prado y que alguien o algo nos enviaron a este sitio.
—¿Cómo puedo salir de aquí? —pregunté nuevamente.
—No lo sé, llevamos años intentando escapar. Ahora, por favor, deja ir a Newt y podremos hablar pacíficamente.
Dudé por unos minutos, pero al ver a los ojos sinceros del moreno y que el cuello del debilucho comenzaba a botar sangre decidí soltarlo, pero aún así no dejé de apuntarle con la daga.
—Sal. —entre sus compañeros lo sacaron de ahí, la siguiente en salir fui yo, algunos bajaron a sacar las enormes cajas de madera.
Analicé detenidamente el lugar, estaba lleno de vegetación, sitios improvisados pero aparentemente seguros en estructura donde forjaban armas, cocinaban, entrenaban o criaban animales, probablemente para después comérselo. Miré más allá del horizonte el cual era inexistente ya que el área estaba rodeado de grandes y gruesos muros, algunos de ellos llenos de musgo.
—¿Para qué son esos muros? —pregunté, mientras caminaba al lado de Alby, claramente sin dejar de sostener la daga y mantener mis sentidos en alerta en caso de que me quisiera atacar.
—Es una clase de protección, dentro del laberinto hay monstruos que llamamos penitentes. Al anochecer se cierran los muros y evitan que ellos entren.
—¿Tienen alguna teoría de quién nos mandó aquí? —el moreno negó con la cabeza.
—No, ninguno de nosotros recuerda quiénes éramos antes de llegar aquí o cómo llegamos. Algunos ni siquiera llegan a recordar sus nombres o tardan hasta meses en recordarlos —el líder me miró directamente a los ojos—. ¿Recuerdas tu nombre?
—Soy Karma. —respondí, Alby rio por lo bajo.
—Como la venganza de las acciones o palabras.
—Eso creo. —sonreí de lado, pero solamente fue por unos instantes.
—Por cierto, tenemos tres reglas:
1. Haz tu parte, no toleramos a los holgazanes.
2. No lastimes a otro habitante, esto funciona porque hay confianza y respeto.
3. Jamás salgas de estos muros.
—¿No tengo donde más ir? —pregunté con una mueca en los labios. Él negó burlesco, solté un bufido—. Supongo que podré acostumbrarme a esto, pero advierto que si alguno me coloca una mano encima estrenaré la daga y, ay, pobre de ti si me llegas a decir algo.
Alby sonrió.
—No te preocupes, no sucederá. Ven, te enseñaré los sitios de los que te puedes encargar.
—Creo que ya sé qué me gustaría hacer —Alby me miró con sus ojos llenos de curiosidad —. Me encargaré del huerto.
—Hace poco murió el que se encargado del huerto —iba a preguntar la razón de su muerte, pero los ojos de Alby imploraba que no lo hiciera y así fue —. Tal vez tú puedas encargarte de el.
—Será interesante.
Caminamos por el lugar bajo la mirada curiosa y asombrada de los habitantes, algunos saludaban y se detenían a presentarse. Eran agradables. Podía percibir que eran como una familia... quizás me gustaría ser parte de esta, sentir la calidez de la alegría, el cariño y el respeto de ellos, aún cuando soy una chica en un montón de chicos. Instintivamente guardé la daga en su funda, noté como por unos momentos Alby sonrió.
Habíamos llegado al huerto, quién estaba siendo regado por un chico de tez morena.
—Winston, ella es Karma. —presentó Alby. Winston sonrió alegre.
—Hola, es un gusto verte. Estás siendo el tema de todo el área, todos hablan de cómo amenazaste a Newt.
Reí por lo bajo.
—« Creemos que tienes potencial para ser corredora, aunque falta ver qué tan rápido corres. —lo miré confundida a él y a Alby.
—¿Qué es un corredor? —pregunté, Alby suspiró mirando feo a Winston, quién se encogió del temor y decidió seguir con sus deberes mientras tarareaba una canción.
—Son los más fuertes, ágiles y veloces del área, se encargan de explorar el laberinto en busca de alguna salida, hasta el momento no han dado con ninguna ya que cada noche el laberinto cambia.
Había llegado la noche y la luz de la fogata iluminaba el área, los chicos hablaban entre ellos, comían o apostaban en el patético juego de Gally, de ver quién lograba derribarlo, hasta el momento nadie lo había logrado.
—Bebe esto —Newt me ofreció una botella con un líquido sospechoso, lo miré con los ojos entrecerrados. Él sonrió —. Tranquila, no es nada peligroso. Es una especie de tradición que el novato...novata beba el brebaje de Gally.
Acepté la botella y le di un sorbo, pero enseguida lo escupí al césped. Newt rió.
—¿Qué demonios es esto? —pregunté asqueada.
—No lo sabemos, Gally es quien lo preparé. Es horrible, pero adictivo. —Newt se sentó a mi lado recibiendo la botella nuevamente.
—Quisiera pedirte disculpas. No debí reaccionar así. —me disculpé al ver la herida que tenía el cuello a causa de la daga que le coloqué en el cuello en un inicio. Él solamente rió.
—Está bien, es normal reaccionar así cuando te diriges a un lugar que no conoces. Al ser sincero, yo también me hubiera comportado así...y más si soy una chica rodeada de puros hombres. —sonreí de lado al oír la amabilidad con la que tanto hablaba.
Quedamos en silencio, un silencio cómodo y paciente. Miré al otro de la fogata donde se encontraba un chico con facciones rasgadas, una postura misteriosa y dominante. Él al sentir mi mirada la devolvió llena de curiosidad, pero con algo más que esta emoción.
—Él es Minho, el líder de los corredores. —dijo Newt, al notar mi mirada sobre el otro chico.
Sonreí de lado sin dejar de verlo, para después guiñarle el ojo a Minho y cambiar de tema con Newt.
Esto será muy divertido.