Nueva Orleans, Luisiana, Abril 2009
Dean conocía de mitologia, sabia que las diosas tenían una inusual costumbre de aparecerse a los mortales como una dulce anciana, extraño a su parecer, asi que no pudo evitar relacionar a la anciana que le dio el mapa con una diosa, Hécate quizá pues ese bosque era parte de su santuario, solo ella podría estar ayudando ya que traspasar las grandes defensar magicas era solo una proeza digna de la diosa de la magia.
Pero Dean no podía estar mas equivocado, quien ahora estaba guiando su camino era Eris, esta vez bajo ese disfraz lo conduciría al libro que no solo ayudaria a cumplir la ambición de Nyx sino también la suya.
El mapa lo llevó a internarse poco mas en el bosque, a un lugar reinado por oscuridad, si Dean no hubiera estado tan confundido por estar meses enteros sumergido en niebla se habría dado cuenta que ese lugar irradiaba una magia muy oscura, por increíble que parecía el camino de Dean duro casi dos meses hasta llegar a ese lugar, donde se hallaba una cripta sellada con varios simbolos magicos que Dean no podia entender ni mucho menos leer.
Si lo hubiera hecho sabría que ese lugar estaba sellado por una razón, la magia que contenía el grimorio que estaba ocultó alli corroia el alma y manchaba a su portador de oscuridad, advertencias que esperaban ser escuchadas fueron ignoradas por completo por Dean que entró en la cripta sin reparar en las barreras mágicas que se doblegaban ante su gran poder, una a una cada defensa se vio desactivada hasta que llegó al centro del lugar.
En un pedestal estaba el grimorio, un libro grande forrado con piel de color azul oscuro, casi negro, llevaba algunas placas de metal como si fuera plata y varios simbolos dibujados en la portada como si fueran runas, aunque no las entendia, el libro parecía tener un aura oscura, incluso parecia desbordar magia por su cuenta. Una hipnótica sensación que parecía llamar a Dean una y otra vez, cayendo en un hechizo que le acercó al libro, no dudó en tomarlo entre sus manos y apenas lo tocó pudo sentir el gran poder del grimorio recorrer su cuerpo en una electrizante sensación.
Sus ojos se iluminaron por su magia y el libro flotó frente a Dean abriéndose súbitamente y moviendo sus paginas rapidamente como si algo mas le empujará a mostrar un hechizo al que ahora era su portador.
—Arai... espíritus de la venganza...— leyó Dean y casi enseguida tiró el libro al suelo. —No, yo no...
»No venganza, justicia.
Escuchó el murmullo venir desde el libro con una hechizante voz aunque siniestra, Dean se quedó callado pensando en sus palabras.
»Te quitaron todo, incluso teniendo las llaves del inframundo nunca los verás otra vez.
—¿A quienes?— Dean se agachó levantando el libro viendolo curioso.
»A tus padres- respondió en calma -ellos nunca volverán, aunque vayas al inframundo.
—Pero estan aqui, junto a mi, la magia de mi madre está...
»En tu interior, en agonia, el grito suplicante de justicia, escuchalo Dean.
El libro lo hechizo haciendo que escuchara a su magia, la verdadera fuente de su poder, las almas de quienes su abuela había sacrificado, las almas de su padres y el resto del aquelarre que se hallaban en su interior penando y suplicando un fin, atrapados para alimentar su magia, usando sus almas como fuente de poder. Esas suplicas podían arrastrar a cualquiera a la locura y con ello Eris habia logrado su cometido, fragmentó de forma perfecta la mente de Dean, su razón se nubló y en ese momento solo escuchó los gritos de ayuda de las almas que habitaban en su interior.
Aunque no se detuvo alli, entre aquellas voces escuchó perfectamente la de sus padres que ahora se hallaban pidiendo ayuda, que ese suplicio frenara, simplemente eso terminó de quebrar a Dean, lagrimas bajaron por sus mejillas entendiendo que durante todo ese tiempo que había usado su magia había estado alimentando su fuerza directamente de sus padres, de su sufrimiento en esa condena.
El chico cayó al suelo de rodillas tirando el libro, su llanto se hacia mas fuerte y esa profunda tristeza llegó al fondo de su alma, influenciado por ese libro la tristeza de Dean poco a poco se fue transformando en odio, sus lagrimas iban dejando de caer para dar paso a una rabia ciega que iba apoderandose de sus sentidos y lentamente su magia explotó de golpe desde su interior abriendo un gran agujero en el techo de esa cripta y empujando las paredes a su alrededor casi derribandolas, su magia movió los cimientos de la cripta causando inestabilidad en la misma.
Cegado por ese sentimiento de ira el libro nuevamente se abrió frente a él mostrando el hechizo, pero Dean no paró alli, el mismo movió las hojas del libro impulsado por algo mas, intentando adivinar que otro hechizo necesitaba en ese momento. Su magia se canalizó rapidamente en una hoja formando las líneas necesarias y en pocos segundos el hechizo hizo explotar lo que quedaba de la cripta mientras Dean se levantaba del suelo.
La formula magia se extendió en el suelo y de ella se levantó una mujer de piel azulada y cabello negro, ojos que irradiaban poder mientras sostenia una antorcha en su mano, una lampade, el séquito de Hécate.
Con ese simple hechizo Dean había sellado su destino, pues habia permitido que la magia oscura se filtrara dentro de él alimentándose de sus emociones y arraigandose en lo mas profundo de su alma por medio de su tristeza, Dean estaba temblando pero porque desde su interior escuchaba las almas gritando por justicia, un clamor que lo empujó al camino de la venganza, pues ahora entendía que era el aquelarre, el ser que traeria justicia por ellos.
El hechizo que habia pactado con el libro era un pacto oscuro, la lampade había sido atrapada por esa mágia negra y si no obedecia a las ordenes de Dean ella sucumbiria a la oscuridad, en ese momento a Dean no le importaba si le obedecía o no, ya conocía el hechizo y asi invocaria lampades una tras otra para que le revelaran el secreto de las pruebas.
—Tu me dirás como pasar las pruebas— sentenció Dean con una voz mas profunda.
—El libro de las Arai...— murmuró la lampade atemorizada —Esta oculto porque...
—Responde, las pruebas.
—No te lo diré, alguien que cayó en la oscuridad de ese libro es...
—¡Finkte!— le hechizo colocado sobre la lanzape surtió efecto en un instante al escuchar a Dean, llamas escarlata cubrieron a la ninfa haciendo que desapareciera dejando cenizas en el suelo —La siguiente ya hablará.
Dean apretó sus puños de ira viendo el horizonte, entonces escuchó un disparo que le rozó el hombro, la cripta estaba fuera del campo de niebla y varios mortales se habian acercado al escuchar la explosión y lo único que vieron fue a alguien matando a otra persona.
—¡Manos arriba!— le amenazó el policia apuntándole con el arma. —Quedas deten...
—Silencio— la profunda voz de Dean se extendió por el lugar dejando a todos atónitos.
Aprovechando eso Dean quiso irse porque no tenía intención de dañar mortales, pero antes de girar nuevamente mas balas fueron disparadas hacia él.
—¡Es un monstruo!— escuchó que dijo uno de ellos.
—¡Debemos irnos!— dijo otro que no dudó en disparar.
Un escudo de magia se alzó ante Dean y las palabras de Miranda resonaron en su mente una vez mas.
»Son presas de su miedo y eso siempre los conduce al mal.
—¡Ya basta!— Dean hizo un ademán y una olada de magia los golpeó a todos haciendo que cayeran al suelo, uso su telekinesis para alejarse volando dejando todo atrás.
Ahora entendia su destino, la gran magia que heredo, el que los arcanos lo protegieran fue únicamente con el fin de traer justicia y limpiar el mundo.
—Los guardianes del caos... no... la humanidad entera— murmuró Dean levitando con su magia —necesita renacer desde el caos.