El brillo de las estrellas✓

By Mari_p08

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+18 | LIBRO 2. SAGA «COX» Desde el inicio, no lo soportó ¿Podría alguien ser más egocéntrico? Desde el inicio... More

S i n o p s i s 🌟
Capítulo I.
Capítulo II.
Capítulo III.
Capítulo IV.
Capítulo V.
Capítulo VI.
Capítulo VII.
Capítulo VIII.
Capítulo IX.
Capítulo X.
Capítulo XI.
Capítulo XII.
Capítulo XIII.
Capítulo XIV.
Capítulo XV.
Capítulo XVI.
Capítulo XVII.
Capítulo XVIII.
Capítulo XIX.
Capítulo XX.
Capítulo XXI.
Capítulo XXII.
Capítulo XXIII.
Capítulo XXV.
Capítulo XXVI.
Capítulo XXVII.
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX.
Capítulo XXXI.
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV.
Capítulo XXXV.
Capítulo XXXVI.
Capítulo XXXVII.
Capítulo XXXVIII.
Capítulo XXXIX.
Capítulo XL final.
Epílogo.
Extra.
Extra.
Extra.
Extra
ESPECIAL | 1M
Extra.
Extra final.

Capítulo XXIV.

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By Mari_p08

Capítulo 24 | Quiero.

Soy un verdadero idiota.

En ocasiones consideraba que actuaba por impulso, y precisamente esta ocasión me hizo saber que sí había actuado por impulso, soltando lo que mi mente pensó sin detenerme a corregirme o enmendarlo.

Simplemente, me había dejado llevar por las circunstancias, por el hecho de verla cerca de un imbécil. La parte posesiva de mí se activó en segundos y mandé todo a la mierda.

Aunque, técnicamente ella me mandó a la mierda.

Me repetí muchas veces las mismas palabras cuando fui consciente de lo que había sucedido. También comprendí que debí haber esperado una explicación de lo que sucedió tanto de su parte como de la mía.

Pero cuando algo me molestaba solo lanzaba todo sin importarme lo demás. 

Y eso estaba mal. 

Me quedé mirando a la persona frente a mí, esperando alguna reacción. Este solo soltó un suspiro pareciendo cansado. 

—¿Y bien? —presioné

—Eres un verdadero idiota.

Arrugué el ceño, enseguida

—Eso no me ayuda. 

—Es que sigo sin comprender —sacudió su cabeza—. ¿Por qué razón estás aquí sentado frente a mí?

—Pensé que serías la persona más razonable para darme un consejo.

—¿Si te das cuenta... de la situación? —señaló a su alrededor—. Soy un alma solitaria, ¿de acuerdo? La única cita que tuve fue... relativamente buena. Y ahora la chica que me gusta me ignora.

—Tal vez si le pusieras un punto final no estarías sufriendo.

—Tal vez si no fueras un imbécil no estarías aquí en esta habitación pidiéndole consejos a alguien que nunca ha tenido una relación amorosa.

Touché

—Pero... —me rasqué la nuca—. ¿Qué opinas?

Negó, como si fuese muy obvio

—Elliot, estás celoso. Eso lo admites, ¿verdad?

—Es muy notorio —bufé—. No puedes culparme. Alisson es mi novia, entiendo que ese tipo es su pasado, solo... no me siento bien si la veo... con él tan cerca, ¿de qué tienen qué hablar?

—Para empezar, ella tiene derecho a hablar con quien quiera —se encogió de hombros—. Ahora, respecto a tu pregunta; deberías confiar más. Una relación es a base de confianza, no podrá funcionar si no lo crees.

Como siempre, mi tarado hermano tenía razón.

—Yo confío —asentí, repetidas veces—. En él no.

—Deberías decirle cómo te sientes.

Puse una mueca

—¿Cómo en una sesión de terapia?

—No es una sesión de terapia, estúpido. Es hablar de tus problemas con tu novia, ¿no has pensado que eso podría funcionar? Llegan a una solución como pareja y problema resuelto. Fin.

Volví a asentir, pensativo

—¿Y si ella no quiere verme ahora?

—Es obvio que va a querer verte —sonrió—. Pero para golpearte, yo también lo haría, ¿eh?

—No me ayudas —le lancé un cojín al oírlo burlarse

—El punto es que ambos tienen una bonita relación —asintió, convencido—. No lo arruines y no dejes que esto lo arruine.

Analicé sus palabras internamente.

Ethan siempre tiene razón, y precisamente ahora la tenía más. No quería arruinarlo con mis estúpidos celos, aunque fuesen un tantito justificados.

Yo no tengo porqué desconfiar de ella y ella no debe desconfiar de mí cuando claramente es imposible que vaya a poner mis ojos en otra persona.

Mierda, me tiene mal. Y en todas formas posibles.

Nadie debe saberlo.

Solté un largo suspiro

—Ahora —Richi me devolvió a la realidad—. Ya que hablamos de todos tus problemas amorosos, mejor vete de mi habitación antes de que me deprima más.

Lo miré mal, poniéndome de pie para arrojarle otro cojín

—Por cierto —murmuré—. ¿Cuándo es la presentación de Eloise?

—El próximo sábado.

Asentí, pensativo

Bueno, yo no lo recordaba.

Eloise está en clases de ballet desde hace un año. Es bastante pequeña y torpe, pero hace lo posible por ser la mejor de su clase.

Tiene un recital importante donde ganará una medalla si lo hace bien. Supongo que mi madre invitó a toda la familia, y aunque me niegue, también supongo que deberé ir.

—Hablamos luego —salí de su cuarto, cerrando en el proceso

Caminé lentamente hasta tumbarme en el sofá de la sala, encendí el televisor, para disponerme a esperar lo que tuviera que esperar hasta que la pelirroja cruzara las puertas de la entrada.

Pasado un rato, decidí sacar mi teléfono para escribirle. Estuve todo el día inactivo, fui a entrenar, liberé mi frustración en un saco de box y cuando anocheció me dispuse a venir al departamento. Ethan escuchó mis lamentos, me ofreció un consejo y ahora heme aquí.

Algo nervioso.

Patético.

Observé nuestro chat, y empecé a teclear

Yo: ¿Ya vienes?

Yo: Quiero que hablemos.

Yo: No tardes.

No estaba disponible ahora mismo, por lo tanto, no vio mis mensajes. Apagué la pantalla, esperando que llegara en los próximos minutos o al menos me indicara que ya vendría.

Eso no sucedió cuando tenía fe, ni en una hora, ni en las siguientes.

Cuando oscureció del todo, mi gemelo y yo cenamos, guardé un poco para ella, recordando cuál era su plato preferido, Richi se fue a dormir, y yo me mantuve en la sala, en la misma posición.

Nada.

¿Acaso no pensaba venir?

Empecé a desesperarme cuando el reloj marcó las diez. A lo mejor si lo había arruinado en grande como para que ella no quisiera llegar a dormir. La llamé en medio de mi opresión. No respondió, ni menos los mensajes. Estaba empezando a abrumarme.

Mi pierna se movía de arriba abajo, mientras esperaba. Cuando pensé en preguntar a alguien más, escuché pasos por el desierto pasillo, segundos después la llave se encajó en la cerradura y el pomo empezó a moverse lentamente hasta que la puerta se abrió

Mi corazón reaccionó de inmediato.

Todo lo que hacía en ese momento quedó en el olvido para fijarme en su figura cuando ingresó. Sentía una terrible ansiedad en la boca de mi estómago, como si solo quisiera verla para que mi martirio terminara.

Ella cerró despacio, deteniéndose allí al verme. Su ceño se frunció

—¿Elliot?

—Hola —no se me ocurrió algo más

—¿Qué haces ahí?

—Te esperaba —respondí con honestidad

Resopló, ajustando su bolso

—Me voy a dormir.

—¿Ya comiste? —mi pregunta detuvo sus pasos. No me respondió, cosa que me frustró—. Alisson.

Asintió sin mucha seguridad

—Algo... en el camino.

—Siéntate —me puse de pie

—Elliot, no...

—Hazlo —la ignoré, caminando a la cocina

Segundos después de que empecé a calentar su comida, oí sus pasos hasta que su cuerpo cayó tumbado en el sofá.

Seguro su jornada había sido demasiado larga, el evento era de muchos invitados, muchas personas evaluando todos los cuadros. La pobre debía estar agotada y con nuestra discusión supongo que fue la gota.

Genio

Salí de allí con un plato en mis manos, caminé hasta sentarme a su lado. Ali se incorporó para tomarlo.

Estudió cada cosa, ceñuda

—¿Lasaña?

—Una vez dijiste que te gustaba —murmuré

Solo asintió, empezando a comer

Me mantuve en silencio, lo cual fue tortuoso en los minutos que pasaron mientras ella terminaba. No sabía por donde comenzar y era obvio mi nerviosismo así que solo me mantuve callado, esperando.

En cuanto terminó, se puso en pie por su propio pie, caminó hasta la cocina y oí el sonido del fregadero. Lavó los trastes en un segundo y luego salió, secando sus manos con la tela de su vestido

Me miró, impasible

—Ahora sí iré a dormir.

—Alisson —suspiré—. Tenemos que hablar.

—Tal vez mañana —tomó sus cosas

Por alguna razón no dije nada, solo respeté su decisión. Me quedé observando, llegó a la puerta de su habitación y empezó a buscar las llaves. Tenía la costumbre de dejar su cuarto con seguro y no comprendía aún el por qué.

Mis esperanzas crecieron de alguna manera cuando no encontró lo que tanto buscaba. Confusa, se giró hacia mí, volvió al frente y movió el pomo que no cedió.

En cuestión de segundos, su frente se pegó a la madera, frustrada

—¿Qué pasa? —pregunté

—Creo que... —volteó hacia mí—. Dejé las llaves en mi casillero... de la universidad.

Mis dos cejas se elevaron

¿Era este mi día de suerte?

—Dormiré en el...

—Mi habitación —me levanté, enseguida—. Te puedes quedar conmigo.

—Elliot, no...

—Dormiré en el suelo si es lo que quieres—me adelanté—. Solo por esta noche.

Rogué para mis adentros.

Pasar la noche en el mismo espacio con ella podría decirse que había sido uno de mis más grandes deseos. Comprendía la situación y su enfado, pero que ella aceptara mi propuesta sería el primer paso para una buena reconciliación.

A mi modo, claro.

Segundos después, la vi asentir levemente

—Aún estoy enojada contigo, así que no quiero que me toques. 

Levanté las manos en son de paz

—Bien. 

Entornó los ojos

Felizmente, empecé a caminar por el pasillo. Roxy me siguió, todo en absoluto silencio como si se hubiese puesto nerviosa en menos de nada. Abrí la puerta, dejándola adentrarse primero, y luego, respiré hondo a seguirla.

Definitivamente no había dejado a ninguna chica entrar a mi cuarto a pesar de mi constante actividad antes de conocerla. Ella era la primera, y para mí era la primera vez que me sentía tan privilegiado.

Se quedó de pie en medio de la estancia. Me dispuse entonces a ir a mi closet, buscando prendas que pudiera usar. Cuando se las tendí, me miró con desconfianza.

—¿Qué? —sonreí como angelito

—¿Enserio?

—Oye, por mucho que me encante verte con ese vestido, estoy seguro de que no dormirás cómoda.

Me lo arrebató, un poco tosca. Le recibí el bolso y lo puse en mi escritorio, pasando ahora a alistarme yo. Tomé un pantalón, encerrándome en mi cuarto de baño para darle a ella la privacidad.

Me lo puse, dejé mi torso descubierto, cepillé mis dientes, esperé unos segundos con las manos recargadas en el lavabo

No vas a hacer lo que estás pensando.

Está enojada.

Salí de allí una vez me consideré listo. La vi sentada en la cama, cubriéndose la mitad del cuerpo con el edredón. Estaba en el centro del colchón así que capté el mensaje a la perfección.

Tomé una almohada y una manta. Miré la alfombra de soslayo, y luego volví a ella

—¿Segura de que no quieres...?

—No.

Pasé saliva

—Hace frío.

—Elliot —advirtió

Suspiré, dejando la buena energía de lado cuando caminé hasta allí. Puse todo en el suelo, acomodándome. Tan pronto mi cabeza se acostó sobre la cómoda almohada solo pude poner mi vista en el techo, pensando. La sentí acomodarse para dormir, pero luego de unos minutos, la lámpara no se apagaba

—Alisson —nombré, en voz baja

—¿Sí?

—¿Puedes apagar la luz?

Hubo un pequeño silencio

—¿Podemos... dejarla encendida?

Mi ceño se frunció. Pareció avergonzada cuando lo pronunció, así que no dijo nada más. Me quedé analizando la situación, a tal punto de que no obtuvo una respuesta de mi parte. Solo me quedé quieto, mirando hacia el maldito techo desde el suelo.

¿Desde cuándo yo dormía en el suelo? Esto era incómodo, muy incómodo, mi espalda se sentía molida como si estuviera durmiendo sobre piedras. Me moví demasiadas veces, rodando para intentar buscar una cómoda posición.

Al no hacerlo, llegué a la conclusión de que esperaría a que se durmiera para pasarme a la cama. Y eso no fue posible cuando escuché su voz

—¿Tienes pulgas o qué? Quédate quieto.

—No puedo dormir aquí —mascullé, con molestia

—Siempre puedes ir al sofá de la sala.

—No lo creo —me levanté de un salto, tomando mis cosas. Ella me miró en todo momento cuando caminé hasta pararme a un lado—. Aparta.

—¿Qué?

—Hazte a un lado —ubiqué la almohada, haciéndome un espacio y ella tuvo que moverse por instinto—. No es la primera vez que dormimos juntos. Y no pienso quedarme en el dichoso suelo. 

—Elliot, ya te dije que...

—Y yo ya te dije que no —me adentré bajo el edredón, quitándole una parte—. Esto sí es cómodo.

—Tonto —bufó

Reí

Me acomodé lo suficiente, para luego mantenerme quieto, observando el mismo techo, pues ella tampoco se durmió. Y teniendo en cuenta de que la lámpara estaba encendida a mi lado, no era muy provechoso dormir

—Alisson —susurré—. Voy a apagar la luz.

—No...

—No puedo dormir así.

—Entonces me iré a la sala —tuvo la intención de levantarse. La tomé del brazo y la devolví. Me junté a ella, sujetando su cintura—. Elliot...

—¿Por qué no quieres que la apague?

—No te importa —desvió la mirada

Pasé saliva

—¿Sigues enojada? —no respondió—. Cariño, somos una pareja, debemos hablar las cosas...

—Somos una pareja falsa, no olvides eso.

Me tragué el nudo en la garganta

—Entonces seamos una pareja real.

Me miró abruptamente

—Me comporté como un idiota —murmuré, tomando su rostro con una de mis manos para tener su atención—. Pero era porque estaba celoso, no controlo... mis sentimientos cuando estoy contigo. De verdad confío en ti, lamento... lo que pasó.

Se mantuvo en silencio

—¿De qué hablabas con Astrid? —preguntó al cabo de un rato

Solté el aire lentamente

—Sólo se me acercó, ¿sí? No le presté atención —acaricié su mejilla—. Está empeñada en que tú no quieres la indicada para mí. Por eso la ignoré, no me importa que crea que lo nuestro es falso, yo no te dejaría.

Lo pensó

—¿Por qué me dijiste nada?

—Porque no quería que te metieras en problemas —respondí solo la verdad—. Te conozco y sé que a veces eres impulsiva.

—Yo no soy...

—Lo eres —la corté, un poco divertido

Aunque no lo quiso, alcanzó a sonreír. En segundos volvió a su postura, frunciendo levemente el ceño

—¿Entonces no es nada? —insistió

—Solo me importas tú, eso te lo aseguro.

No me respondió, sin embargo, su mirada la había aprendido a conocer. Me creía, y lo hacía porque decía únicamente la verdad. Ahora solo quedaba ver si ella estaba dispuesta también a confiar.

Bajé mi rostro lentamente hasta que cubrí mis labios con los suyos. Me recibió, lo cual me alivio, aproveché para mover su bonito rostro a mi antojo, le transmití lo que ella me transmitía a mí con cada gesto.

Estaba perdido de los pies a la cabeza.

Subí la intensidad, profundizando la acción, envolví su lengua con la mía y le saqué un jadeo involuntario. Si volvía a oír ese sonido, lo más probable era que perdiera la consciencia y simplemente me dejara llevar.

Alisson buscó mi cuello para atraerme, lo acepté encantado, el aire pasó a ser lo menos importante en ese momento. Bajé el tacto de mis manos, buscando su cintura, la apegué a mí y seguí bajando, alcancé sus muslos descubiertos y le hice saber mis intenciones.

Me incorporé, sin soltarla, ella captó mis peticiones y se dejó guiar por mis movimientos. Terminó pasando una de sus piernas por mis caderas y se sentó a horcajadas sobre mí, justamente cuando mi espalda quedó apoyada en el cabecero.

La habitación estaba empezando a sofocarme.

Y más teniendo en cuenta que estábamos solos, en mi cama, sin nadie que pudiera distraernos.

Momento exacto para perder la cordura.

Metí mis manos dentro de la camisa que usaba, la que era mía por cierto, tanteé la suavidad de su piel, envolví su cintura y seguí subiendo. Alisson me despeinó, jugó con nuestros labios que se negaban a separarse. Cierta parte de mi cuerpo estaba empezando a reaccionar en segundos.

El movimiento de sus caderas me sacó un gruñido, mis dedos tantearon su espalda y mi mente colapsó cuando no sentí prenda alguna de por medio.

Mordí su labio, justo cuando ella suavemente se liberó y me liberó. Tenía la respiración vuelta nada, el corazón a mil por segundo y los labios completamente hinchados y rojizos, justo como los suyos.

—Contrólate —susurró

—Estamos solos —hundí mi rostro en su cuello

Su piel se erizó cuando dejé un beso

—Elliot —pronunció—. Ethan está durmiendo. No haremos nada. 

Pegué mi frente a la suya

—Lo sé —susurré, frustrado

Nos mantuvimos así por unos segundos, cada uno intentando recuperarse. Saqué mis manos de donde las tenía, dejándolas en su espalda baja. Sin ganas de dejarla ir. 

—Sé mi novia —murmuré, mirándola a los ojos—. Sé mi novia de verdad.

Sus cejas se arrugaron

—Soy consciente de que te perteneces a ti misma —continué, con nerviosismo—. Pero joder, no sabes como anhelo que desees ser mía.

Parpadeó, perpleja

—Sé mi novia —repetí, dejando un beso en su mandíbula—. No tiene caso decir que es falso lo que siempre ha sido real. Tú eres real para mí.

Que no haya dicho nada me dejó todavía más nervioso

—¿Quieres? —insistí

Pareció salir del trance

—¿Hablas enserio?

—¿Sabes lo mucho que me gustas? Por supuesto que hablo enserio —rocé nuestras narices—. Jamás había hablado tan enserio en mi vida.

Se tardó más de lo esperado. Llegué a pensar que todo estaba siendo demasiado rápido a pesar de todos los meses que habían pasado desde nuestro primer encuentro. No lo pensé al pedírselo, y supongo que fue lo mejor que pude hacer.

—Quiero —susurró

La sonrisa en mi rostro la hizo sonreír también. Le llené el rostro de besos y escuchar su risa me llenó el corazón. Giré nuestros cuerpos, volviendo a la cama de nuevo, acostados el uno frente al otro, pero mis brazos se negaron a soltar su cintura

Me sentía pleno. Por una vez en mi vida.

—Ya, basta —se alejó un poco—. Eres demasiado cursi.

—Cursi o no, esto te encanta —declaré, convencido. La solté un poco para que pudiera acomodarse—. Ahora sí a dormir.

—Ajá —se tapó la boca al bostezar

Me giré y apagué la lámpara. Ella se tensó a mi lado

—Elliot...

—Calma, yo estoy aquí —la abracé, se empezó a relajar con lentitud. Dejé un beso en la cima de su cabeza—. No sé a qué le temes, pero conmigo no tendrás que hacerlo.

No dijo nada, y minutos después, ambos nos quedamos profundamente dormidos.

🏈🏈🏈

09 de julio

—Es mi cumpleaños.

Lo miré con una ceja enarcada. Él se llevó la botella a la boca, dándole un largo sorbo, negué, dejando de verlo para poner mi vista en el espacio a nuestro alrededor.

—¿Y bien? —preguntó

—¿Qué? —lo miré, confuso

—¿No vas a decir algo?

Fruncí el ceño, asintiendo

—¿Felicidades?

Enseguida lo vi sonreír

—Gracias —se llevó una mano al pecho

Sacudí mi cabeza, buscando entre la marea de personas. Mi carrera estaba a punto de empezar, lo cuál era increíble, podría volver a competir luego del accidente.

Había recuperado mi auto, en perfectas condiciones, así que le agregué algunas cosas más que pudieran hacerlo más veloz para ganar.

Estaba dispuesto a elevar la apuesta, todo porque estaba seguro de que valdría la pena.

Bebí un poco de mi cerveza, ojeando hasta que logré identificar esa cabellera cubierta por una gorra. Se abrió paso, llegando especialmente hacia mí, donde la recibí con una sonrisa

—Mi Roxy —canturreé

—¿Qué diablos haces aquí? —se atravesó frente a mí, enojada

Parpadeé, confuso

—¿Vine a competir? —dudé

—No, no puedes hacer eso.

—¿Por qué no? —cuestioné

—¿Lo olvidaste acaso? —cruzó los brazos—. Tuviste un accidente.

—Hace un mes, Ali. Ya pasó, todo está bien y mi auto también.

—Elliot, no puedes... estar aquí —habló con absoluta seriedad

Negué

—Mira, no discutamos, ¿vale? —atraje su cuerpo al mío, tomando su cintura—. Hoy te ves hermosa.

—No me cambies de tema, y no voy a dejar que compitas —miró hacia ambos lados—. Tienes que irte.

—No puedo. Ya me inscribí, correré luego de ellos.

Miró hacia donde señalé y luego volvió a mí

—Yo correré por ti.

—¿Qué?

—Por favor, solo... hazme caso —metió la mano dentro de mi chaqueta y tomó las llaves del auto. No se lo impedí—. Ya no bebas y vete.

—Estás actuando muy extraño —busqué sus ojos—. ¿Qué me ocultas?

—Obedéceme —dejó una palmadita en mi mejilla. Luego me liberó, yéndose

La miré en todo momento, confundido

—Eso fue dulce —canturreó Connor, frente a mí—. Ojalá conociera una chica igual. Que recordara mis cumpleaños.

Sacudí la cabeza

—Nos vemos —dejé un billete en la barra junto a la botella, y me dispuse a salir velozmente

La busqué, sin lograr encontrarla. En cuando la carrera terminó, supe que seguía yo, anduve por todos lados intentando hallarla, sin respuesta.

Lo único que pude notar fue como los autos se organizaban en la línea de salida. En eso, oí el motor del mío y luego como se ubicó donde debía estar, con los vidrios cerrados, sin nadie que pudiera ver hacia dentro.

Estaba dispuesto a ir hacia allí. No lo hice, pues el mural de personas me impidió llegar a tiempo. La señal fue dada y en segundos arrancaron todos, dando por iniciada la carrera.

Bufé

¿Cómo me había dejado quitar las llaves así como así?

Me estaba desconociendo

Observé cada movimiento y como tomó la delantera en el menor tiempo posible, sin dejarse rebasar. Verla correr me volvía más loco de lo que ya estaba por ella.

Era un terreno sencillo, un par de movimientos y se encontraba con una ventaja de al menos diez segundos para vencerlos a todos. La apuesta era algo elevada, así que agradecí que al menos no me hubiese hecho perder dinero.

Me adelanté a donde algunas personas esperaban al ganador. Y en eso, alguien más se acercó a mí. No lo noté hasta que me habló

—¿Tu qué haces aquí? —preguntó Brent

Mis alarmas se encendieron

—Estaba... por ahí —disimulé torpemente

—Tenías que estar corriendo —miró hacia las calles—. Estoy seguro de que ese es tu auto, ¿o no?

—Ahm... sí, pero...

Me miró con suspicacia

—¿Quién está corriendo por ti, Elliot?

Tragué grueso

En segundos oí las llantas derrapar. El vehículo negro de mi propiedad pasó la línea de meta en menos de lo normal, deteniéndose casi frente a nosotros. Los demás llegaron después, declarándome el ganador.

—Brent —lo llamé—. Deberías ir a...

No me prestó atención, caminó hasta allí y abrió la puerta de un tirón. Su rostro decepcionado fue una puñalada para la pelirroja que se bajó lentamente, bajo la atenta mirada de todos

Hubo un momento de silencio por parte de los dos donde solo se miraron. Alisson no disimuló el hecho de que se sentía mal por haber sido descubierta. No solo por eso, sino por haber mentido.

Brent fue claro al mascullar

—¿Se puede saber qué carajo estás haciendo?



*
Okey, pero recordemos que Elliot esperó casi toda la noche hasta que Alisson llegara para arreglar las cosas🥺🥺🥺Y que Alisson decidió correr por Elliot todo por miedo de que algo le sucediera.

En fin, son tan lindos. 

¡Gracias por leer!

Instagram: mar_.watt

<3

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