Babylon Allure [JOHNTEN]

By jaemintgreen

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Johnny sólo quería que Ten viera Babilonia de nuevo. More

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Babylon Allure
I. BLUE
II. SAPPHIRE
III. ROYAL
IV. TEAL
V. NIAGARA
VI. INDIGO
VII. MIDNIGHT
VIII. ULTRAMAR
IX. PERSIAN
X. BALTIC
XI. HEATHER
XII. MARINE
XIII. DELPHI
XIV. COBALT
XV. CERULEAN
XVI. CELESTIAL
XVII. GREY
XVIII. WEDGWOOD
XIX. FROST
XX. ZENITH
XXI. ANGEL
XXII. AQUA
XXIII. FLORENTINE
XXIV. PERIWINKLE
XXV. SKY
XXVII. DENIM
XXVIII. BERRY
Especial de fiestas decembrinas
XXIX. AEGEAN
XXX. LAPIS
XXXI. AZURE
XXXII. OPAL
XXXIII. PRUSSIAN
XXXIV. BLUEBONNET
XXXV. BLURPLUE
XXXVI. RUDDY
XXXVII. CELTIC
XXXVIII. SAPPHIRE BABEL
XXXIX. BLEU
XL. BLACK
ΒΑΒΥΛΩΝ: Puerta de los dioses
Notas y agradecimientos de la autora
BLUE AURA #010296
BLUE (TEN'S VERSION) #1: B
BLUE (TEN'S VERSION) #2: L
BLUE (TEN'S VERSION) #3: U
BLUE (TEN'S VERSION) #4: E
EXTRA: Especial Johnny's Birthday
EXTRA: Especial 1er aniversario
EXTRA: Especial de San Valentín "Angel Eyes".
Especial de Halloween

XXVI. BABY

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By jaemintgreen

Nadie vuelve a tocar el tema. John se siente demasiado entrometido como para ver la conversación de Ten con Bambam en su propio teléfono, así que no lo hace. Espera que en su próximo encuentro físico, puedan hablarlo con mayor claridad.

Además, agradece que el asunto se vaya desvaneciendo porque es una preocupación que no necesita y una discusión con su novio que tampoco quiere para el mejor momento de su relación.

Ten se fue al tercer día, así que las visitas entre ambos se limitan a después de las seis de la tarde hasta rozar el ocaso. Lo más relevante que le ha comentado es sobre querer ir a correr.

No lo han hecho en bastante tiempo, así que Johnny acepta siempre y cuando alguno vaya encubierto y se aseguren de la posición de Lisa en cada momento, es decir, para ese punto, Taeyong y Doyoung no deberían escandalizarse por encontrarlos juntos.

Ya no quiere seguir escondiéndose de Taeyong, es su mejor amigo y toda su situación ha limitado sus encuentros. Básicamente, se ha convertido en lo que tanto le reclamaba desde un inicio, el pelirosado debería entender que no va a hacerle daño a Ten, que es la persona que más quiere proteger en ese momento al grado de estar arriesgando un caso para saber si está relacionado con él.

Que puede cuidarlo y que lo que sucedió en Baby Blue fue un total malentendido, lo mismo en la pista. Ten lo dijo, no puedes hacer que las personas arrastren el mismo pecado toda su vida y hacerles un juicio por sus cadenas, necesita esa oportunidad, lo ha demostrado y, tal vez, no ha sido en público, pero es porque Taeyong no se lo permite.

¿No debería estar feliz porque ha encontrado a alguien a quien definitivamente está dispuesto a amar?

Ya no hay una barrera que recluya a Johnny y lo obligue a mantenerse soltero, Ten le enseñó que no es bueno ser tan egoísta consigo mismo y ha encontrado los frutos muy favorables, su vida ha dado un giro casi mágico desde que Ten apareció en ella.

Él sonríe cada que Doyoung mira a Taeyong, con una dulzura inimaginable años atrás, se encuentra en la misma situación, ya debería haberlo aprendido.

Su novio termina de atarse el casco y sube la pantalla antes de parpadear un par de veces ante la molestia de los lentes de contacto.

—¿En qué piensas tanto? Lisa no va a salir a ningún lado mientras yo tenga la moto.

—Aún veo cuando te remueves al sentarte, ¿estás seguro de que vas a soportar el movimiento de la moto toda la noche?

—Ah, —dice con algo de vergüenza—no es por eso.

—Tampoco cenaste, ¿te sientes bien, bebé?

Johnny coloca ambas manos alrededor de la cabeza del menor, sacudiendo un poco el casco de forma juguetona, Ten se queja cerrando los ojos.

—Estoy bien, estoy bien, ayer te dije que estaba bien, lo prometo. Ha pasado casi una semana.

—¿Y por qué caminas raro? —Insiste Johnny colocando su propio casco. Realmente sólo quiere molestar, si bien, está preocupado porque es una situación extraña, también es gracioso ver como Ten se niega únicamente para poder salir a pasear. —Tal vez deberíamos aprender a conducir un auto de carreras, debe haber un lugar por aquí, así cada vez que nos ocurra un incidente de este tipo, no estaré tan preocupado por proteger tu trasero.

—Eres muy gracioso, fortachón.

Ahí está el Ten con personalidad brat que adora.

—Lo sé, baby boy—responde con confianza a sabiendas del tono sarcástico.

—Estoy haciendo un completo esfuerzo hoy al usar lentillas, además del compromiso de no quitarme el casco porque según el tedioso amor de mi vida aún puede ver el color de mis ojos y, tras todo eso, este hombre tiene el descaro de burlarse de mi condición, —Ten remueve el acelerador, mostrando su molestia con el sonido del motor—pero no me voy a amargar la noche hoy porque quien se va a quedar pensando por varias horas en quitar el diamante entre mis piernas, no soy yo.

—¿El qué?

Ten lo abandona junto al humo y vapor que desprende la Kawasaki, y, exactamente como lo ha predicho, Johnny continúa tratando de procesar las palabras de su novio.

Levanta el soporte y trata de seguirlo sin romper alguna ley por exceso de velocidad, los últimos días ha escuchado demasiado sobre las multas a motociclistas por su irresponsabilidad al manejar con cuestiones básicas como lo es el no rebasar por lateral cuando el flujo es continuo. Por eso mismo, supervisa a lo lejos el camino de su novio, demasiado estricto con respecto a las normas viales, un semáforo le da la oportunidad de alcanzarlo, antes no hubiese podido hacerlo por la dificultad que implica cambiar de carril para un motociclista.

—¿Estás bien? —Pregunta por protocolo, Johnny entiende que es la primera vez que Ten maneja sin él abrazándolo. Primera vez con autos alrededor, por primera vez en la vida real desde hace mucho tiempo.

Ten no responde, parece seguir molesto, incluso después de haber dicho que no lo estaría.

Se le pasará pronto o no lo hará, a Johnny sinceramente le importa poco, es una cuestión de olvido, que es arrastrada hasta el fondo de su mente cuando llega al clandestino hogar de las carreras nocturnas y ve a Ten revisando el esmalte de sus uñas mientras espera a anotarse en cualquiera de las siguientes competencias que haya.

Se coloca cerca de la moto del otro y espera con paciencia que regrese a él.

—¿Debería apostar a favor de LisTen?

—No, hoy estoy aquí por mi cuenta.

Johnny lo toma por la cadera, está recargado contra la moto y lo acerca a él con cuidado.

—Eso es muy valiente de tu parte, bebé.

—O cobarde, —dice pasando ambos brazos por los hombros del mayor, es en cierta parte estresante para Johnny el no poder acariciar las mejillas de Ten a causa del casco, así que se mantiene con las manos sobre su cadera y ríe—no pueden saber quién soy, además, saben que LisTen es una chica, por más aguda que intente hacer la voz, no soy una chica. Hoy soy BT.

—¿Ben Ten? —se burla un poco y Ten alza la pantalla, quiere mostrar sus emociones: molesto, pero aguantando la risa.

Baby Ten.

—¿Sigues intentando seducirme hoy? —pasea ambos brazos por la espalda del menor y siente su cuerpo removerse otro poco para pegar sus pelvis con cuidado—Creí que sólo yo debería conocer ese apodo, eres mi bebé, no el de los demás.

Ten muestra su coquetería rodando los ojos y sonríe con satisfacción.

—¿Qué te parece una apuesta? Si yo gano, tienes que hacer todo lo que te pida por una noche.

—¿Y que pasa si no?

—Yo no gano nada—responde alzando los hombros con humor. —¿Por qué no compites? El que tenga menor tiempo, gana, si ganas puedes pedir lo que quieras.

—¿Puedes regalarme tu auto?

—¡Johnny!

—Entiendo, el auto no, lo pensaré—responde dándole un abrazo bastante forzado y costoso por el caso.

Minutos después, se le indica a los competidores de los 100 metros que se coloquen en la pista. Al mayor no le complace del todo encontrar que no han reparado las vallas de protección como con la que se estrelló en su última competencia, afortunadamente su novio lleva casco, a diferencia de él.

Ha pasado tanto tiempo desde esa vez, no hay ningún grupo de idiotas alborotadores que pongan reglas estúpidas que atentan contra la salud de los competidores y hay caras nuevas que parece que no habían tenido la oportunidad de resaltar por el reinado del terror. Incluso en donde no hay ley, alguien gobierna con mano dura.

Se pregunta si ya han tomado ese lugar que le fue arrebatado a Jaehyun o si han decidido escoger otra manera. Mira alrededor y aunque hay más mujeres, no parecen ser las suficientes para llamar el lugar "mixto".

Definitivamente ya han tomado la forma más varonil e idiota de gobierno, no podrían elegir un camino más femenino, porque claro, todos ellos tienen tendencias machistas desde que las chicas en el lugar tienen que gritar cuando hablan.

¿Quienes lo llamaban misógino cuando actúan de esa manera?

Sinceramente, aunque es poco probable, espera que la próxima vez que Lisa pise el lugar, no esté sola, se nota que el ambiente más agresivo. Ya no es sexismo, ya no les parecen inferiores solamente, lo que no entiende es por qué. ¿Quién tomó el puesto?

—Disculpa, ¿sabes dónde puedo encontrar a Jay Jung? —interrumpe al joven que registra los nombres de los competidores mientras cuenta dinero.

—¿Jay? Ya no aparece por aquí, gracias al cielo, ese idiota siempre esperaba que le diéramos una comisión por las apuestas, tendremos un lugar asqueroso y todo será ilegal, pero el dinero se va con sus dueños y punto, nadie mete mano.

—Entiendo, —saca apenas diez dólares y apuesta a favor de su novio, no es que no tenga esperanza, pero sabe lo que puede hacer y no quiere que una noche de diversión se convierta en una búsqueda de dinero, no necesita que su novio piense que está con él por ese motivo; sin embargo, si requiere escuchar otro poco de lo que dice el joven frente a él—¿entonces, quién está a cargo?

—No lo sé, quiero decir, supongo que alguno de sus idiotas subordinados, hasta ahora no nos han molestado con el dinero, pero no sería correcto decir que no hay nadie, porque cada fin de semana viene alguien a recoger las listas de competidores, siempre es alguien distinto, así que tampoco puedo afirmar algo en concreto.

—¿Para qué quieren eso?

—No lo sé, a mí no me sirven, así que se las doy para que no jodan con el dinero.

La mayoría son nombres falsos, Johnny incluso solía inscribirse como JohnD, pero eso no significa que las personas lo identificaran de esa manera, a diferencia de Ten y Lisa que eran conocidos por los cascos permanentes de gato, el de Johnny solamente era un juego tonto de palabras.

Asiente dando las gracias y obteniendo su boleto con el nombre de BT en una letra poco clara y la cantidad de dinero apostada junto al porcentaje aproximado de la noche. Es gracioso como existe un contador adecuado.

Se acerca a la pista, alza un puño apoyándolo y desliza su teléfono fuera de su chaqueta para comenzar a grabar, siente que son los primeros pasos del otro y quiere repetir una y otra vez esa imagen de él.

Un Ten feroz que se inclina sobre una moto con tanta soltura como si hubiese nacido para ella, puede deducir que sonríe con soberbia por dentro, espera ganar y, eso solamente, lo hace mucho más atractivo. Ten es demasiado seguro de sí mismo, una de sus mejores características.

Nadie lo intimida. Toma todo tipo de aventura pensando en que perderá más tiempo arrepintiéndose si no lo hace.

—¿Drogas?

Las palabras lo desconciertan, jamás había escuchado esa pregunta por parte de quienes dan la señal de arranque, todos los competidores niegan y nota la confusión en Ten por su respuesta lenta.

Entonces, avanzan, hay más teléfonos grabando, aunque no son muchos, desde el otro lado observa a un grupo de tres personas. Todos caminan a la zona de partida y se amontonan sobre la línea para divisar la meta.

No pierde de vista a Ten y se ríe por lo comprometedora que se ve su toma, eso hasta que el polvo se remueve y la multitud enloquece. Corren de forma desesperada tratando de ver quién ganó, otros llegan más lento, dándose por vencidos.

Pronto nota a una chica sobre la barrera de contención que intenta no caer, no la había visto en ese lugar, ella lleva ropa grande y no deja que una pizca de su piel sobresalga, incluso está usando un pasamontañas. Es curioso para encontrarse en esa zona. Alza una bandera mientras se pone de pie sobre el muro y da por finalizada la carrera, supone que es la nueva forma de ser justos sabiendo quién ha ganado.

Johnny no ve a su novio sobresaliendo de entre el polvo y comienza a preocuparse, hay gente que no deja de grabar mientras se acercan y susurran por un posible accidente ante el movimiento brusco de la barrera y la gran cantidad de polvo.

Guarda su teléfono y corre a buscarlo, sólo para encontrar a la gente aplaudiendo mientras escuchan el nombre del ganador, otros se quejan porque han perdido sus apuestas y la Kawasaki de Ten está sola. Hay una Ducati estrellada en el muro, eso ha sido malditamente peligroso.

Su corazón se altera un segundo. Ahí está, Ten ayuda al chico que se estampó, tiene el casco lleno de polvo.

—¡BT! ¡BT! —alega la chica antes de encontrarse a Johnny de frente y salir corriendo a quién sabe dónde.

¿Qué le pasa a ella?

—¡Johnny! —Su enfoque regresa al menor y corre a auxiliarlo ante el llamado, a los demás parece no importarles cuando el otro chico empieza a llorar y avienta el casco, logran que se recargue con pesadez, pero se encuentra estable. —¿Estás bien?

—Me duele la jodida cabeza.

Johnny reconoce las náuseas ante un impacto de ese tono. Toma al muchacho y lo carga por los hombros para salir de la pista mientras Ten se ofrece con rapidez a recoger su moto y lo que queda de la del otro.

Lo lleva lejos de la multitud, el joven trata de acercarse al suelo para respirar mejor, su pecho sube con violencia. Se da el tiempo de mirarlo, hay un par de rasguños alrededor de su rostro, parece que su labio sangra un poco y apenas puede mantener los ojos abiertos por la exposición inesperada a la luz.

—Si quieres vomitar, déjame llevarte al otro lado, para que lo hagas en el pasto—ofrece observando como se lleva una mano al pecho y desvía la mirada con frecuencia.

—Estoy bien. Me tengo que ir, gracias.

El rubio se levanta y limpia su rostro con sudor frío, luego busca su teléfono y lo desbloquea, Johnny se apresura a tomarlo por el cuello de su chaqueta y jalarlo en dirección a los árboles que rodean el lugar.

—¿Quién mierda eres?

—¿De qué hablas? —Pregunta conteniendo una arcada.

Ese acento, esa nariz y piel tan blanca, es el tipo en las grabaciones de la camioneta de Joy, quien se atravesó en el semáforo en verde y quien lo siguió en el metro.

—Deja de aparentar, imbécil, ¿quién te mandó?

Forcejean, Johnny es mucho más alto, pero el otro tiene aún tiene fuerza para darle batalla y zafarse, es desesperación en su máxima esplendor. Va a medio camino cuando Ten regresa y choca contra su cuerpo, deja al menor tirado y huye percatándose de lo que ha hecho.

Johnny tiene que evitar perseguirlo para no asustar a su novio, al contrario, lo levanta con cuidado y se enfoca en él.

Si pide la lista de ese día, va a encontrarlo pronto, ya reconoce su cara y, por el acento, entiende que es australiano, no se le va a volver a escapar ese jodido acosador.

—¿Qué pasó?

—Creo que iba a buscar a alguien.

—Dolió—susurra Ten y Johnny recuerda lo que mencionó más temprano.

—¿Duele mucho? —Finalmente se da el tiempo de inspeccionar el cuerpo del menor, esperando que no hay manchas húmedas que huelan a hierro o rupturas de la tela de protección. Todo está en su lugar.

—En realidad, no tanto.

Es una respuesta muy similar a la de antes, lo que lo hace recordar sobre el acertijo de su noche. Ten caminando extraño y sobretodo después de haber caído sobre su trasero, realmente comienza a preferir la carreras de autos.

—¿Vas a competir? —Interrumpe sus pensamientos y Johnny niega. —Entonces, ¿me debes una noche?

—¿Qué pasó ahí? El muro de contención se rompió, pero tú no pareces lastimado—finalmente le quita el casco y revisa su rostro.

—Él se estrelló, creo que fue culpa mía, era él o yo. ¿Crees que esté bien? —intenta mirar detrás, Johnny lo abraza y evita que su rostro busque al rubio.

—Sí, sino hubiera venido a reclamar, ¿no crees? —Ten se ríe por el recuerdo y le da un beso a Johnny. —Ahora, creo que es suficiente por hoy, te llevaré a casa.

—John, es sábado, ven conmigo, por favor, mañana no tienes que ir a trabajar, prometo excusarte con Irene.

Johnny recuerda su trato y asiente.

—De cualquier manera, pensaba pasar el resto de la noche contigo si esto no hubiera pasado, ¿verdad?

—¿Ah, sí? Me alegra, porque estuve pensando en esto toda la semana—la voz de su novio tiembla de forma breve, la temperatura parece continuar bajando.

—¿Lo tenías planeado? ¿Sabías que ibas a ganar? ¿Desde cuando eres tan bueno montando, eh? —La boca de Ten se abre poco a poco por la sorpresa de las palabras tan directas del mayor, es un nuevo logro para él, un coqueteo en doble sentido.

—No lo sé, creo que aún no lo hago bien—susurra en su oído una vez que se ha puesto sobre las puntas de sus pies—tal vez necesito una lección del mejor.

Ten sabe cómo erizarle la piel a su novio.

—¿Qué traes puesto?, —pregunta Johnny elevando el cuerpo de Ten y lo coloca sobre la moto —¿es algo bonito?

—Depende.

—¿Algo de lo que compramos? No recuerdo ningún diamante—por más que intenta adivinar de entre las prendas que vió y definitivamente no escogió, no recuerda nada que llevara piedras que resaltaran al grado de considerarlas importantes sobre el encaje o la forma de la ropa.

—¿Por qué no lo averiguas?

—¿Puedo tener una pista de lo que significa una noche para ti? ¿Esto es tu recompensa?

—¡No! —Reclama Ten golpeando sus hombros y lo mira de forma seria—Esto no, tiene que ser algo especial.

—Tú ya eres lo suficiente especial como para considerar que verte es casi una maravilla.

—Los halagos no van a funcionar ahora mismo, fortachón, me debes una noche y no es esta, así que la semana que viene, quiero el resto de tu viernes para mí. Pasaré por ti a las ocho, desde ese momento eres propiedad mía, no hay peros que valgan.

—Siempre soy propiedad tuya—añade con una sonrisa y no deja de masajear sus costados, a la luz de la luna Ten se ve condenadamente precioso. No importa que sus ojos sean de otro color por ese momento, es todo sobre él.

—No veo un contrato que lo diga, Suh.

—¿No me estás pidiendo mucho dentro de la misma ley del país?

Ten se burla en voz alta, aún así nota el color en sus mejillas porque ese tipo de acuerdos del que están hablando no deberían ser para personas que llevan menos de medio año conociéndose y, incluso de ese modo, a Ten le gusta imaginar el momento en el que su firma se coloca sobre la línea, sólo por el mero hecho de que eso podría hacer feliz a Johnny, únicamente su firma, sin comprometerlo a algo futuro y mutuo.

—¿Crees que te estoy dando mucho?

Johnny sonríe mientras niega por la pregunta abrupta, luego simplemente retoma la nuca del menor y lo besa con lentitud, una tan desesperada que deja a Ten jadeando en slowmotion.

—Vamos a casa, bebé.

Literalmente se convierte en una especie de tortura el tener que manejar separados por casi media hora hasta llegar a la zona residencial en la que se encuentra la casa de Ten.

Johnny apenas percibe de manera adecuada el cuerpo de su novio entrando a la casa, no sabe de dónde viene el mareo repentino, tal vez es porque son las dos de la mañana y no ha dormido bien, trata de despabilarse mientras Ten toma un baño y, a sabiendas de la rutina del menor, se detiene en la cocina para tomar algo más que agua helada; un café y la mitad de una manzana lo devuelven a la vida.

Toma en cuenta que es sábado y, en pocas horas, la señora que limpia la casa llegará temprano, así que lava lo que ha usado porque no necesita que piensen que es un aprovechado, si Ten mantiene su casa limpia, él debería seguir esa misma línea. Es algo que Irene y Junmyeon Suh le enseñaron bien, aprender a respetar lo ajeno.

Porque claro, ante la desesperación de no obtener lo necesario, la posibilidad de robar siempre es latente. Cada vez que Mark empeoraba y se limitaba a verlo comer tofu en vez de la carne necesaria, a Johnny se le partía el corazón, no estaba recibiendo el suficiente hierro que necesitaba y el reflejo pálido de su hermano parecía brillar más que una vil moneda, Mark valía más la pena, siempre lo ha hecho, pero no lo era suficiente saber que la carne que podría darle de comer estaba quitándole a alguna familia dinero para conseguir medicamentos.

No era fácil aceptar que cada bocado escurriría de culpa, ¿qué clase de hermano débil no consigue que su hermano menor no obtenga una comida apropiada y de calidad?

No iba a robar, los rasguños de cada noche y las nauseas tras competir siempre fueron una nimiedad en comparación de los desmayos de Mark. Valió cada segundo y no dudaría en volver a hacerlo.

Tal vez sus medios no fueron los más adecuados porque estuvo a nada de perderse a sí mismo, pero espera que si su padre lo pudiera ver, le diría cuán orgulloso se encuentra porque logró quitarle la condena de mal hado que la familia cargaba consigo.

Ya no hay por qué temer.

El clima es frío, pero tiene el estómago lleno y puede dormir tranquilo sabiendo que hace lo correcto de la mejor forma que existe. Mira el techo de la casa, esperando escuchar a su novio caminando a la habitación, pero eso no sucede, así que se arriesga a mensajear tanto a Joy como a Bambam.

A la primera, le comunica que cree reconocer al tipo que estuvo siguiéndolos, pero que nada es seguro y espera volver a encontrárselo pronto, ella responde de forma rauda y le pregunta dónde lo ha encontrado, es sorprendente que siga despierta. Johnny no deja el mensaje ni en visto porque aún no tiene la capacidad para crearle una mentira de esa magnitud.

Con algo de presión en su garganta, revisa la conversación de Bambam y encuentra que el último mensaje no ha sido leído.

Lazurita.

¿Qué se supone que es esa respuesta? No cree que un lugar se llame de ese modo. Google no arroja respuestas claras más allá de que es una de los minerales más preciados de la antigüedad. Hasta que encuentra su etimología del árabe lazurd: cielo.

Toma más sentido cuando el segundo nombre del mineral es: Ultramarina.

Después de eso, no hay nada. Los últimos mensajes fueron segundos antes de que su novio le devolviera el teléfono, lo curioso es que recuerda a la perfección que Ten escribió más de un mensaje, no solamente ese, incluso hasta altas horas de la noche recibió otros. ¿Qué tan demente suena pensar que los ha borrado?

Teme retomar la conversación, así que deja en blanco el chat antes de regresar a la habitación. No es el momento más propio para sospechar de su novio a tal grado, no hay nada que pueda esconderle que no sea por un motivo.

Las mentiras blancas son necesarias, entiende que Ten tiene alguna especie de costumbre extraña por la condición en la que nació, así que no debe forzarlo a revelar más información tan delicada que lo hace temer de la oscuridad la mayoría del tiempo o, por lo menos, es lo que le ha dicho y lo que Johnny decide creer. Ya es bastante con haber abierto la boca sin su consentimiento cuando vió a Bambam días atrás.

Se deshace de sus pensamientos que pretenden encontrar información donde no la hay, al recostarse en la cama. Espera no más de tres minutos extras, adora que Ten huela a limpio y se pregunta si sería adecuado empezar a tomar una ducha antes.

Todo es tan cuidadosamente planeado por el menor que hace que el pecho de Johnny se sonroje un poco, cada encuentro aparece ante él como nacido de entre la espuma afrodisíaca en un cuadro neoclasicista que dejaría impactado a la misma Cipris protagonista. Ten es más que eso, más que un encuentro casual, se trata de la dedicación y devoción que el amor presta a los amantes.

Tiene una túnica de un tono casi anacarado, tirándole al color de la luz de la luna.

—¿Qué es esto? —pregunta Johnny cuando su novio se sienta junto a la cama, sin un movimiento claro. —Ven aquí, ¿te sientes avergonzado?

—¿Cuánto tiempo estuviste aquí? —Ignora por completo la pregunta, pero sigue las instrucciones y sube al regazo del otro.

—Un par de minutos, bebé, ¿por qué?

Ten posa ambas manos sobre sus hombros y lo abraza con ternura, huele bien.

—Te amo mucho, —susurra con una voz tan triste que sólo puede corresponderle con las manos bajando y subiendo por su espalda a la orden del reloj—no tienes que escuchar cosas como estas de mí, sé que soy una persona muy egoísta, pero no puedo evitar tener miedo de que te vayas.

—¿Por qué me iría? —remueve los cabellos tiernos que caen sobre los ojos del otro y planta un beso en su nariz. —Sólo tomé un poco de café.

No lo sé.

—¿Mi bebé está sensible hoy por lo que pasó en la pista?

Ten no responde, se aferra a Johnny con mayor fuerza tras esconderse en su cuello y, entonces, el mayor siente el aire empuñando sus ideas. Era un comentario al azar, en primera porque ambos tienen distintas perspectivas de "lo sucedido", Ten no tiene idea de lo que ha estado haciendo el bastardo ese, así que si realmente hay una preocupación suya, es porque vio un accidente de cerca, el más mínimo.

Por eso socorrió al otro, también pidió ayuda y, además, se alejó en cuanto observó la situación del rubio. Ten tenía miedo. Tanto como Johnny al haberlo perdido de vista entre la gran nube de polvo, la diferencia es que, Johnny no consideró el pánico que un momento como ese podría causarle a su novio, el revivir un accidente.

Ten estaba en shock, portaba un enmascaramiento invitándolo a regresar a casa y, tan pronto se encontró solo de nuevo, la realidad lo trajo de vuelta de golpe.

—¿Quieres hablar de eso?

—No lo sé—repite y Johnny siente las gotitas acumulándose sobre sus hombros, pero el cabello de Ten no está tan mojado como para empaparlo.

—Lo siento, bebé, necesito saber qué es lo que sientes, no quiero que evites temas tan importantes para ti, debiste decirme en ese momento que no te sentías cómodo con lo sucedido, por favor, házmelo saber de inmediato si algo te molesta. ¿Sí?

El menor sorbe su nariz y asiente aún sin mirarlo. Jamás lo había visto de ese modo, tan callado y sereno, Ten no es ese tipo de persona. No la que se hunde en sus miedos sin prestar una explicación, Ten incluso habla con frecuencia de su miedo a la oscuridad y la soledad que conlleva esta.

O los recuerdos arcaicos de burlas sobre su aspecto, Ten dice esas cosas en voz alta esperando que sus ecos se devoren entre sí en vez de a él mismo. No se queda callado. A Ten no le gusta el silencio, incluso sigue hablando cuando está a nada de quedarse dormido y Johnny sabe que necesita palabras para casi mantenerse cuerdo al momento de comer.

Él discute todo y Johnny escucha. Está tan acostumbrado a eso que incluso el ruido blanco ha abandonado su vida desde hace ya varios meses. Ni siquiera es que esté dolido, porque su novio hace berrinches grandes y grita cada vez que puede.

No hay día que la pregunta no se refresque en su mente y abandone la celda del olvido. Si Ten no dice nada más, Johnny seguirá dudando.

¿A qué le tiene tanto miedo?

No está solo.

—Tenía mucho miedo, no podía ver nada y era culpa mía. Tenía mucho miedo de que él...

E interrumpe porque tal vez lo necesita. Es suficiente para ambos. Aún así, ese temor que intenta justificar le parece superficial, una excusa práctica de lo que Ten se reserva. No responde a su pregunta.

—No pasó, eso no pasó—el mayor se separa un poco para tomar a su novio por las mejillas y obligarlo a encararse de una vez. —Escúchame bien, él está bien y tú también, nada de eso sucedió y no tienes por qué sentirte culpable, tú mismo lo dijiste, eras tú o él, pero todo salió bien, nada pasó. ¿Entendido?

—Es que yo...

—No, bebé, no es culpa tuya, no hiciste nada.

Ten tiene un lindo mohín entre los labios, trabaja en su respiración y en controlar sus emociones, pese a todo, sigue evitando la mirada del mayor, traga saliva con pesadez y algunas lágrimas silenciosas no abandonan su rostro. Es difícil.

Después de un rato de jugar con sus dedos nerviosos y pellizcar sus palmas como si eso alejara las malas nuevas, se detiene a preguntar lo que siempre ha ignorado porque sabía que la respuesta podría asemejarse al golpe de las parcas que casi le quita la vida cinco años atrás.

—¿Sigues queriéndome?

Odia ver su corazón roto, odia mirar cómo intenta recolectar fragmentos en contra del viento, su diminuto polvillo que quiebra su alma sin dar misericordia. No puede volver a romperle el corazón por una pregunta tan obvia, Johnny llena su pecho de valentía y cariño antes de apresurar una respuesta clara.

—Más de lo que se considera sano.

Los hombros de Ten bajan, su cuerpo se relaja al instante y sus labios se entre abren con esperanza y anhelo. Tal vez lo hace porque es algo que lleva esperando escuchar desde hace mucho tiempo, o bien, porque no es capaz de creer que Johnny ha dicho eso conscientemente, parece una ilusión perfecta. Una que se va a quebrar en cuanto observe el verdadero reflejo del ojiazul.

—¿Podemos, por favor, olvidar lo que pasó?

Eso significa que no puede sacar a la luz de nuevo el tema, que no puede indagar en los pocos vestigios que Ten deja al descubierto de vez en cuando habla sobre lo que sucedió, su intención de hacerlo hablar, para poder tomar un poco de su dolor y guardárselo para él con el afán de ayudarlo, se ve obstruida.

Tal vez no sepa mucho de psicología o sobre cómo funciona la mente para olvidar traumas como ese, quizá se trata de una reacción normal ante un estímulo conocido, debe ser común sentir miedo al revivir una situación similar, a Johnny no le dan miedo los accidentes porque los recuerda poco, además de que no fueron tan graves para acudir al médico, pero sobre su novio solamente sabe que fue necesaria una intervención para re acomodar su nariz y que a Lisa también le genera temor esa situación.

Fuera de ello, no es capaz de comprenderlo por completo y se obliga a respetar el límite que Ten impone. A veces dicen que el que sabe menos, vive mejor, puede ser que sea su caso.

—¿Eso quieres?

—¿Puedes hacerme sentir mejor? No quiero seguir llorando.

—Por supuesto, bebé.

Desliza ambas manos hasta la cintura de su novio y finalmente lo alza para colocar su espalda contra la cama, dejando que ese par de mejillas rosadas, ojos sonrojados y nariz friolenta se vuelvan un motivo para hacer lo mejor posible. Para adorar y brindar de cariño a su novio.

Deposita un último beso en su sien y suspira ante el ligero jadeo de Ten.

—Te amo, bebé.




Imposible no caer ante los encantos de Ten, opino yo. Todos somos Johnny.

Bueno, hoy ya estamos en diciembre, hace mucho frío y, claro, que espero tener un especial de navidad, aún estoy pensando en qué hacer, tenemos la parte melosa o la hot xd.

Anyways, veremos.

Y pues ya, aquí hay puro chisme y misterio, esperemos que nuestro abogado lo resuelva antes de que se le acabe el tiempo. También Ten, no coopera el niño.

No tengo nada más que decir, nos leemos pronto. Felices vacaciones para quienes ya salieron de la escuela, mándenme vibras buenas, tengo que aprobar un examen de latín que ya presenté dos veces y namas no xd, esta es de mis últimas oportunidades si quiero salir en 4 años, pero pues así es la vida. El latín no es lo mío.

Nos vemos, besitos en la nariz uwu.

–athena

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