Me Enamoré De Un Criminal

Von FujoCushiBellamore

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¿Alguna vez te has preguntado la razón de tu mala suerte para que todos se cuestionen el porqué te gusta hace... Mehr

Prólogo
Capitulo 1: ¿Por qué me persigue la desgracia?
Capitulo 2: Consecuencias
Capitulo 3: Stalker
Capitulo 4: Decisión
Capitulo 5: Venganza
Capitulo 6: El Zorro de la lujuria
Capitulo 8: El reencuentro (2/2)
Capitulo 9: La bestia se ha despertado
Capitulo 10: Insaciable (1/2)
Capitulo 11: Insaciable (2/2)
Capitulo 12: La Bella y la Bestia (1/2)
Capitulo 13: La Bella y la Bestia (2/2)
Capitulo 14: Celos
Capitulo 15: Confesión

Capitulo 7: El reencuentro (1/2)

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Von FujoCushiBellamore

[📢Wangxian/Xicheng]


Dos semanas después, en Gusu.

Lan WangJi, para su fortuna (o desgracia) no podía recordar cómo es que había terminado noqueado bajo un árbol bien acomodado como si alguien se hubiera asegurado de que estuviera confortable. Solo recordaba algo suave y negro chocar contra su rostro antes de perder la consciencia cuando había ido a buscar al dichoso "Zorro de la lujuria". Aún si no tenía recuerdos de aquello, lo único que le importaba es que había perdido su cinta de la frente en el incendio, la cuál reemplazó por uno que estaba debajo de él de un colega así su tío no lo castigaría.

En ese tiempo había estado recuperándose de sus heridas, por esto mismo había dejado de ir a la universidad. A pesar de no asistir, nunca descuidó sus estudios porque recién estaba empezando y no quería fallar en una meta que quería cumplir. Él es un hombre responsable a pesar de todo. Después de esos días, ya estaba listo para regresar y empezar de nuevo.

La fábrica de los Lan había sido completamente destruida. Actualmente solo les quedaba los ingresos que generaba la universidad, Lan QiRen estaba frustrado, pero siendo el hombre que era volvería a empezar desde cero, ningún jodido clan lo detendría.

XiChen, aunque él no se involucra mucho en los negocios familiares, siempre apoyaba en atención a sus miembros desde el hospital. Él decidió quedarse ahí un tiempo para aprovechar el ser atendido por gente de su confianza. Además que seguía realizando sus labores, básicas, pero era mejor que estar en casa.

Y mierda, fue la mejor decisión que tomó.

Sorprendentemente no había muchas personas en el hospital a las nueve de la mañana, y los enfermeros se encontraban atendiendo a los pacientes en diferentes salas. XiChen, en cambio, se encontraba al final de un pasillo sentado esperando a que las horas pasen y algo interesante sucediera. Ya era hora de cambiar sus vendajes, pero ninguno de sus compañeros estaba disponible en ese momento, así que le tocó hacerlo solo. Se levantó de su asiento para dirigirse al almacén de medicamentos.

Ya a punto de llegar fue cuando lo vió.

Aquel chico, al cual "conocía perfectamente" por lo que él mismo contaba, ahora se encontraba en medio del pasillo leyendo en su celular con confusión en su mirar. Volteaba a todos lados intentando encontrar algo, quizás una dirección o algún doctor que pudiera atenderlo. XiChen no lo dudó más y se acercó a él, ya que si, él era uno de esos doctores aunque estaba "fuera de servicio".

- ¿Buscas a alguien?

El joven, Jiang Cheng, levantó su mirada hacia él transmitiendo un gran alivio. XiChen sintió como su corazón se aceleraba inesperadamente, nunca pensó que algún día lo tendría frente suyo. No estaba preparado para aquel momento aún.

- Oh, qué oportuno - susurró para después hablar con un tono un poco más grueso de lo normal - Buenos días, doctor. Estaba buscando la habitación 120, pero este hospital es tan grande que estoy perdido. Una enfermera me dió unas indicaciones pero ya he dado varias vueltas y sigo llegando a este mismo lugar...

»Es más atractivo en persona« pensó, intentando prestar atención. Quizás en ese momento quisiera ser como su hermano en no mostrar expresión alguna, sin embargo, su cara de sorpresa no había desaparecido desde que escuchó su voz.

Profesional, debía ser profesional.

- Entiendo - revisó su tableta para buscar al paciente de aquella habitación hasta que la encontró - En estos momentos se le encuentra realizando una incisión quirúrgica en el lado del muslo, lo cuál tardará unas 3 o 4 horas en terminar. Le informaré cuando pueda entrar.

- Bueno, gracias. Esperaré aquí.

Jiang Cheng retrocedió unos pasos y se sentó en la sala de espera con las piernas cruzadas visiblemente enojado. Parecía que no le gustaba esperar, pero no le quedaba de otra. O quizás se encontraba preocupado por aquella persona dentro, la curiosidad lo dominó, las reglas podían esperar cuando se trataba de este "inusual" asunto.

- Su familiar estará bien, no se preocupe. Está en buenas manos.

- No es un familiar, ni siquiera lo conozco.

Xichen levantó una ceja confundido pero con curiosidad - ¿Entonces está aquí acompañando a alguien?

- Estoy aquí cubriendo el trasero de mi estúpido hermano.

La sorpresa era grande. Sin duda, era igual a como se mostraba en redes. No le molestaba el uso informal de sus palabras ante un médico, más bien, eso le gustaba.

- ¿Su hermano lastimó a la persona que se encuentra dentro? - XiChen sabía a quién se estaba refiriendo, recordó aquel post que este había publicado diciendo que había chocado la moto de él. Ahora entendía que no fue el único que se accidentó.

- Sí. En realidad, son muchas personas. Todas están aquí hospitalizadas, así que vine para pagar los gastos del hospital de los que no tienen seguro. Sólo me falta ese paciente.

- Es un gran gesto de su parte. Su hermano estará muy agradecido con usted.

- Él no lo sabe ni lo sabrá nunca - apretó sus puños haciéndolos tronar - Ya me lo cobraré después por haber hecho llorar a mi hermana.

Este hombre... En verdad era muy interesante. Se mostraba rudo, intimidante aún cuando por dentro no lo era. ¿A quién quería impresionar? Si fuera así de transparente siempre no tendría que frustrarse haciendo este tipo de cosas a escondidas.

- Eres de buen corazón.

- No es así, solo quiero ser yo con quién tenga una deuda muchísimo más grande para castigarlo - cruzó los brazos mientras fruncía el ceño, como siempre solía hacerlo.

XiChen rió internamente ante la intenciones infantiles de aquel hombre que tenía frente suyo. ¿Acaso no se daba cuenta de lo que decía? Era alucinante - ¿Me quieres acompañar?

- ¿Disculpe? - elevó la mirada en su dirección.

- Ven, acompáñame a mi consultorio. Vamos a hablar un rato.

Jiang Cheng se hubiera negado en cualquier situación que un desconocido le dijera algo así con tanta confianza, pero al tratarse de un médico hizo caso. A lo mejor era para darle más detalles sobre todos los pacientes.

Ya en el gran consultorio, que era muy lujoso para ser un hospital público (Bueno, era Gusu), se sentó en el asiento de los pacientes frente al escritorio del médico. Él lo miraba de reojo mientras buscaba información en su tableta de los demás internos que llegaron junto con el de la habitación 120.

No podía concentrarse en su totalidad por aquel hombre que lo observaba atentamente esperando una respuesta. Solo apretaba la pantalla con su dedo haciendo como si en verdad estuviera buscando algo.

En eso, empezó a sentir un leve dolor en la zona dónde había sido apuñalado dos semanas atrás. Soltó un pequeño quejido y dejó la tableta en la mesa. Jiang Cheng, desconcertado se levantó al ver cómo el doctor se tocaba adolorido a la altura de la costilla izquierda, rodeó el escritorio y se agachó frente a él. A XiChen se le fue el aire al verlo entre sus piernas.

- ¿Se encuentra bien?

- Sí... Solo debo cambiar mis vendajes y limpiar la cicatriz.

- ¿Llamo a alguien?

- Podría hacerlo solo, pero no alcanzo a ver bien... - levantó la mirada y preguntó - ¿Me ayudarías?

- ¡¿Yo?!

- ¿Hay otro joven apuesto en esta habitación?

Jiang Cheng ignoró ese comentario al estar centrado en la idea de tener que ayudar a un doctor en algo tan... Delicado, según él.

- Soy exageradamente brusco para estas cosas, soy capaz de terminar abriendo su herida. Eso es como cargar a un bebé recién nacido, no podría porque se me caería al segundo porque ¡Qué cosa más ruidosa...!

Xichen rió. Jiang Cheng se perdió en esa sonrisa, ¿por qué? No estaba seguro, pero tampoco quería aventurarse a averiguarlo.

- No importa, inténtalo.

Y sin darse cuenta, ya estaba sentado sobre la camilla limpiando la herida de aquel doctor que le llevaba unos 10 años aproximadamente, que ahora se encontraba semidesnudo. XiChen, sin duda, era fuerte y tenía los abdominales bien marcados. Su piel era brillante como un jade, era una pena que ahora tendría una marca al costado que arruinara esa obra de arte. Pero, ¿eso si quiera importa? Podría tener una enorme cicatriz adornando su perfecto cuerpo, y nadie se quejaría, ¿verdad?

- Quien le hizo esto debe odiarlo a muerte. ¿Un paciente basura quizás?

- No, nada de eso. Me corté cocinando un guiso, no soy bueno en eso.

- ¿Acaso el pollo cobró vida y lo apuñaló? ¡Esto está muy jodido!

- En realidad, fue un cebollón sanguinario.

- Ajá... Y yo soy un hombre con mucha paciencia -comentó, alargando la "u" en su respuesta.

- Ah... Los jóvenes son tan impredecibles. No saben controlar sus emociones.

- Lo dice como si usted fuera un viejo. No me debe llevar ni cinco años de diferencia.

- Estoy rondando los treinta, ya estoy yendo para el asilo. Tengo mis días contados.

- Que dramático - rodeó los ojos.

- Por cierto, no deberías decirme de "usted", me incomoda cuando me hablan así. Estoy en mi descanso, solo quisiera hablar normal, como amigos.

- Estoy empezando a creer que NO eres un doctor y que me trajiste hasta aquí sólo para que te limpiara. ¿También quieres que te ayude con un examen de próstata, eh? Pervertido, no soy un idiota.

»¿Me dijo pervertido?« pensó Xichen sintiendo un punzón en el pecho - Lo soy, lo soy ¿Acaso no lo parezco?

- Viéndote bien... Pareces un ajustador de cuentas que desayuna bebés.

- Puedo nombrar todos los huesos del esqueleto humano para que me creas.

Jiang Cheng quería reír por aquella respuesta, pero en cambio, soltó un pequeño gruñido y limpió más fuerte en la herida de XiChen, haciéndole soltar un pequeño grito de dolor. Él, en respuesta, sobó su cabeza como a un niño pequeño - No te enojes, estoy siendo sincero contigo. Mentir no está en mis principios.

El menor agachó la mirada y continúo - Saca tu mano de mi cabeza sino quieres que te parta las piernas y tengan que apuntarlas.

- Oh, nos pusimos agresivos de repente.

- Fuiste tú quien dijo que te hablara como a un amigo. Bien, así hablo yo.

- Dije hablar normal, no que me amenaces de muerte - sonrió nervioso.

- Para mí es lo mismo - chasqueó la lengua.

- No debes tener muchos amigos, ¿eh? Digo, ninguno debe sobrevivir mucho tiempo contigo.

- ¿Tú qué sabes? No es de tu incumbencia.

- Le atiné, ¿verdad? - Jiang Cheng volteó la mirada sin querer afirmando lo dicho por XiChen - Bien, entonces me gustaría ser tu amigo.

Lan XiChen estiró la mano hacia aquel chico de ojos morados, a lo cual el menor se la retiró de un golpe suave apartándolo. Su voz se escuchaba un poco agitada - Por cierto, mi nombre es Jiang Cheng.

XiChen lo miró como diciendo »Ya lo sé, conozco mucho de ti«, pero optó por hacerse quién no sabía nada. Con la mirada agachada se veía tan tierno e indefenso. Quería comérselo ahí mismo - ¿De apodo "amor de mi vida"? - balbuceó estúpidamente.

- ¿Ah?

- Digo, ¿cómo el bar Jiang? Me parece haberlo escuchado en algún lado.

- Oh, sí. Recién que cumplí la mayoría de edad empecé a hacerme cargo del bar, se podría decir que ya es mío - se escuchaba orgullo en sus palabras - Así mi hermana ya no se tendrá que preocupar de estar en un ambiente tan caótico.

"Recién" y "Mayoría de edad" rondaban su cabeza. Recordó aquellas palabras que él mismo dijo »A mí sí me importa la edad de mi pareja«... Por supuesto que no le importaba, mientras pasara de lo legal.

- ¿...? - Jiang Cheng lo miraba esperando una respuesta, pero por los nervios XiChen no sabía qué decir.

- ¿Qué...? ¿Qué sucede?

- ¿Y tu nombre es..?

- ¡Oh! Oh, si, claro. XiChen - sonrió cálidamente. Sin duda, era una belleza extraordinaria - Llámame solo XiChen.

- ¿Solo Xichen?

- Sí, en el hospital todos se refieren así a mí. Mis colegas, los pacientes.. todos dicen que soy-

- Mierda.

- ¿Mierda?

Jiang Cheng se cubrió el rostro con la mano y se puso de pie - Debo irme.

XiChen se fijó en que Jiang Cheng tenía las mejillas rojas y los ojos brillosos. ¿Acaso se había sentido incómodo? El menor se acercó a la salida y abrió la puerta para salir del consultorio. En su camino se cruzó una enfermera que estaba a punto de tocar, quien observó confundida la escena comprometedora. El doctor semidesnudo sobre la camilla, el joven que estaba agitado y con el rostro parcialmente rojo. Algo había pasado ahí, y no era legal.

»Siempre espectadora, nunca protagonista« pensó la enfermera, sacando un suspiro cansado. La vida siempre le daba pan al que ni hambre tenía.

- Con permiso - Jiang Cheng salió corriendo de ahí olvidándose por completo lo que había ido a hacer.

La enfermera se disculpó y se retiró del lugar. Dejando así a XiChen en blanco sin saber qué es lo que acababa de suceder. ¿Acaso sabía quién era? El que siempre daba la cara por el Clan era su tío, de sus sobrinos todo siempre habían sido "mitos" y a él se le conocía cómo "Zewu Jun" en ese mundo, ya que, al no exponerse a las redes, nadie podía saber quiénes eran si es que no se enfrentaban en algún duelo.

Quizás lo estaba pensando demasiado, era mejor dejarlo pasar. Aunque fue interesante verlo ese día. Mientras él tenga que pagar las deudas que debe, lo seguiría atrapando cada vez que pueda.

- Oh, parece que de verdad me abrió la herida - sollozó con sus vendas en mano. El karma siempre estará presente cuando menos se espera.

Tres de la tarde.

Wei WuXian estaba recostado sobre su cama perdiendo el tiempo, como solía hacer cada que no estaba trabajando en el bar o metiéndose en problemas afuera. Se había recuperado ya de las lesiones que sufrió aquella noche. Le había mentido a su Shijie diciendo que fue Nie quien lo sacó a fuerzas de la casa para ir a la playa a pasar el rato y unos perros los atacaron. En parte, era algo de verdad.

Jugaba entre sus manos con la cinta que le había "robado" a Hanguang Jun como recuerdo. Había jurado olvidarse de él después de ese día, pero no pudo. El sentimiento ya no era tan fuerte. Solo que, como su primer interés romántico... Estaba difícil. En su corazón podía sentir como el dulce rostro de aquel hombre se plasmaba como un eterno tatuaje. del cual no estaba seguro de querer borrar pese a sus anteriores palabras para con el Lan menor.

Miró en dirección a un cuadro que tenía en su mesita de noche que conservaba una fotografía de él cuando tenía unos cuatro años junto a sus padres en una de sus aventuras en la intemperie. Explorar los bosques más peligrosos, cazar animales, vivir fuera... Aquello se había vuelto un recuerdo tan lejano que poco a poco se iba desvaneciendo - Mamá, papá... ¿Cuándo van a regresar? Quisiera preguntarles qué debería hacer... Estoy apenado con mi Shijie y ya no le puedo decir a ella... y Jiang Cheng solo vomitaria... ¿De verdad están tan ocupados? Al menos me hubieran dejado un número para llamarlos... Es muy injusto que se olviden así de mí...

Giró dándole la espalda al cuadro con algo de resentimiento y continuó mirando aquella cinta que le pertenecía al chico que se aferraba localmente a su pecho - ¿Qué utilidad tendrá la cinta del Clan Lan? ¿Tendrá algún significado o con esto ahorcan a sus enemigos? - la estiró para comprobar lo fuerte que era, y observó que en la punta aún permanecía la marca del labial tenue que se había puesto ese día que besó a Hanguang Jun - Debería lavarlo... No, en realidad ¿Qué debería hacer con esto? Nunca lo volveré a ver de nuevo, de verdad ¿En qué estaba pensando cuándo se la quité? ¡Wei Ying, olvídate ya de él! - Tiró la cinta a un lado, la cuál en vez de caer dentro de la habitación voló hasta atravesar la ventana que estaba junto a su cama.

- ¡¡¡ME CAGO EN JIANG CHENG!!!

Con desespero se apoyó contra la ventana para lanzarse y atraparla, sin embargo, al fin lo pensó dos veces y decidió correr por la puerta. Atravesó el bar y al salir, como si sus palabras hubieran sido un ritual de invocación, se topó con su hermano que traía la cinta pegada en toda la cara. »Ay, carajo...« Pensó Wei Ying haciendo muecas pensando en cómo quitársela.

Jiang Cheng se sacó la cinta del rostro y miró a Wei Ying enojado - ¿Por qué tienes una cinta del Clan Lan contigo?

- Eh... - miró a un lado incómodo hasta que se le ocurrió una respuesta - Espera ¡¿Yo?! ¡Si tú la tienes contigo...! ¿De dónde la sacaste? ¡No me digas que te lo robaste! Muy mal, muy mal ¿Sabes que robar es malo, no? Tendré que llamar a la policía - se hizo el indignado - O... ¿Es que acaso pasaste la mañana con algún Lan~? Uy, y el atrevido soy yo...

El menor seguía aún con las respiración irregular y el rostro con evidencias de haber estado teñido de rojo en algún momento del día. Se había ido muy temprano por la mañana a quién sabe dónde y solo quería descansar - Sabes, hoy no estoy de humor para patear tu horrible trasero... ¿Por qué todavía no regresas a tu departamento? Ya deberías haber desaparecido.

- ¿Tanto así me quieres fuera de tu vida~? - Wei Ying se acercó lentamente a su hermano y lo abrazó como un gatito pegándose a su dueño, lo cual le generó asco a Jiang Cheng. Wei Ying aprovechó y tomó la cinta - ¿No extrañabas que tu hermano mayor viviera con ustedes~?

- Extraño más a los cayos de mis pies que a ti jodiendo todo el día.

- Pfff que malo eres~ Me iré, me iré está noche, ¿bien? Luego no llores por mí ni me pidas de rodillas que regrese porque no lo haré...

- Genial, porque alquilaré tu habitación.

- ¡¿QUÉ?! ¡¡NOOO!! - se acercó más a él para susurrarle discretamente y así su hermana no los escuche - A-Cheng, tú sabes lo que tengo ahí guardado, no me lo puedo llevar a mi departamento... Shijie va a querer ayudarme a guardar las cosas y limpiar todo, ella no puede saberlo... Quiero seguir siendo su bebé y que me siga mimando, no quiero arruinar eso...

- Vaya... Wei WuXian, el hombre más descarado del mundo - alzó la voz - NO ME DIGAS QUE TE AVERGÜENZA QUE TODOS SE ENTEREN LO PUERCO QUE ERES TENIENDO POLLAS ENORMES DE-

- ¡¡AHH CÁLLATE!! - Wei Ying calló a Jiang Cheng con la cinta amarrándosela en la boca con fuerza, giró y giró hasta cubrir su rostro como a una momia.

YanLi, que se encontraba a metros de ellos, al escuchar como ambos estaban forcejeando salió a ver qué sucedía - ¿Ahora por qué pelean? - preguntó asustada.

- ¡Eshgdte imbdhfczil mhfre quhfuire mdhstar! - intentaba explicar Jiang Cheng con la boca amarrada.

Wei Ying, con sus dotes actorales, lo hizo a un lado e intentó forzar las lágrimas - ¡Shijie! Shijie... Él... Él me quiere echar de la casa y abandonar en un basurero para meter a su amante a la casa... - sollozó.

- ¡¡¡Vjshsetsjte ja ljahs mdjirdha!!! ¡¡¡Ehl jnotho ehrfes tku!!!

- ¿Ya lo escuchaste Shijie? ¡Acaba de decir que espera que un perro me muerda una nalga!

No era novedad verlos pelear por cualquier cosa, aún así, su corazón se alteraba cada vez que ellos tenían algún conflicto. YanLi se acercó a su hermano y le desató la cinta con delicadeza. Jiang Cheng, estando al fin libre, correteó a Wei Ying hasta dentro del bar, gruñendo y asustándolo cuando logró alcanzarlo para morderlo en el brazo - ¡¡SHIJIE!! ¡¡¡JIANG CHENG FUE POSEÍDO POR UN PERRO!!! ¡¡¡DUÉRMELO!!! ¡¡AAAHHHH!! - logró zafarse y saltar por encima de la barra del bar para no ser alcanzado - ¡¡¡A-CHENG, SI ME VUELVES A MORDER PUBLICARÉ QUE TE LA JALAS PENSANDO EN EL VIEJO DE LAN QIREN!!! ¡¡NO ES AVISO, ES AMENAZA!!

Cuando Jiang Cheng estuvo a punto de ahorcar a Wei Ying y hacerlo transmigrar, su hermana rápidamente lo detuvo para evitar alguna desgracia - Basta, A-Cheng. No jueguen así, se van a lastimar.

- ¡¡Última vez que hago algo por ti!! - gritó el menor dirigiéndose a su hermano.

- Aiya~ - Wei Ying salió de su escondite - ¿De qué hablas, A-Cheng? ¿Me hiciste un regalo~?

- Que te den por culo, Wei Wuxian.

Wei Ying suspiró - Ya quisiera...

- ¡Tú-!

- ¿Pero por qué te enojas~? Si tú empezaste a atacarme, estoy en mi derecho de defenderme... - Jiang Cheng frunció el ceño con los ojos en llamas - Bien, bien, tú ganas. Me iré... Regresaré en la noche solo para mi turno...

Jiang Cheng se tocó el entrecejo demostrando cuánto le estresa la presencia de Wei Ying. Pero en realidad... No quería que se vaya, aún faltaba algo que debían hablar - Hoy no trabajarás de mesero.

Wei WuXian, que ya estaba apunto de atravesar la puerta, giró sorprendido y temeroso - E-espera... ¿Me estás despidiendo? A-Cheng, es el único trabajo que tengo, voy a morir sin comida ni internet... ¿Cómo esperas que sobreviva así? No solo dependo de los cariños que me da mi Shijie o de hacerte enojar, ¿sabes?

- Déjame terminar de hablar - golpeó el mostrador con la palma de su mano - Tú YA no trabajarás de mesero.

- ¿Eh? ¿Entonces limpiaré los baños? A-Cheng, no le podemos dejar sin trabajo a la señora de la limpieza, tiene 5 hijos..

- ¿Acaso ya lo olvidaste? Tienes deudas que pagar, y te dije que lo harías con el sudor de tus nalgas, Wei WuXian - engrosó la voz para demostrar lo en serio que hablaba - A partir de hoy serás STRIPPER en el bar, y no te estoy pidiendo tu consentimiento.

Wei Ying sintió un punzón en el pecho por la sorpresa, nunca esperó que alguien como su hermano propondría algo así - ¡¡ESPERA!! - se apoyó del mostrador para acercarse a él y susurrarle al oído - ¿Me estás castigando o premiando?

- ¡¿Por qué debería de premiarte?!

Wei Ying siguió con voz baja - Es que, cómo castigo te salió mal porque me encanta esa mierda.

YanLi al escuchar lo de "A-Xian stripper" cayó desmayada como un pétalo soltándose de su rosa. Ambos hermanos gritaron al unísono - ¡¡¡Shijie!!!

Las horas empezaron a correr aún más rápido. Wei Ying debía empezar a prepararse para su inolvidable noche.

Diez de la noche.

Las calles de Gusu, como siempre, eran adueñadas por un silencio incómodo. Hanguang Jun se encontraba sentado en su escritorio agarrando temblorosamente entre sus manos un papel que era su boleta de notas de los exámenes que tomó esos días.

Todos los números estaban en rojo.

¿Cómo era posible que el aplicado e inteligente Hanguang Jun fallara devastadoramente en todas las materias? ¡Era inconcebible! Había dejado de pensar en Wei Ying en todo ese tiempo para concentrarse en sí mismo y en sus estudios. Bueno, lo intentó. De verdad que lo intentó. Aún si tenía al joven en su mente, ya no dejaba que eso lo distrajera de tal manera de no poder realizar otras actividades con normalidad.

- Esto es malo - si su tío viera eso, lo castigaría severamente por ser un incompetente. La última vez que tuvo errores ortográficos, a los catorce años, lo mandó a ser el sirviente de los ancianos por un mes entero. Eso incluía bañarlos y limpiarlos cuando hacían sus necesidades, y eso era algo que no quería hacer de nuevo. Y ahora, siendo mayor de edad, el castigo era el látigo de disciplina de la familia.

No le tomó ni dos horas en revisar cada respuesta para verificar todos sus errores y no volverlos a cometer en un futuro. Si había fallado no se quedaría de brazos cruzados.

Pero grande fue su sorpresa al ver que, efectivamente, no tenía ni un solo error. ¿Qué es lo que sucedió entonces? Hanguang Jun no era idiota, sabía que esto era sospechoso desde el principio. Tomó aire para calmar su espíritu. Fue hasta la habitación de su tío, el cual seguía en la universidad trabajando, para entrar a su computadora y aclarar una duda que lo estaba atormentando.

Finalmente, supo de quién se trataba.

Regresó a su habitación, se puso su abrigo, tomó el arma que le había arrebatado a Wei Ying aquel día, y sin más se dirigió a Yunmeng.

Antes de dejar el portátil en el mismo lugar que lo encontró, un mensaje había sido enviado a aquel individuo. Mensaje que le ordenaba encontrarse en un punto medio, ya que recién se había mudado a la frontera entre Gusu y Yunmeng. Punto al cuál ambos llegaron antes de que se fuera la medianoche.

Normalmente Hanguang Jun era primero un hombre de palabra antes de acción. Claro, si no era provocado antes. Su tío le había enseñado que cuando había que corregir a alguien que había cometido una falta de una magnitud mayor, debía ser castigado de manera severa. Así eran las cosas en el mundo en el que estaban metidos. Enseñanza que no dudó en aplicar cuando lo vió. Fueron segundos... No, minutos, en los que fue golpeado por aquel hombre que deslumbraba elegancia y furia en su mirar. Hasta que lo dejó tirado en un callejón.

Sacó un cigarrillo que traía en su bolsillo y lo encendió. Necesitaba calmar su furia de alguna manera, y este había sido un escape durante los dos últimos años, en lo que su tío no se oponía, ya que no estaba prohibido en las reglas del Clan Lan. Finalmente, habló con una voz calmada y el cigarro entre sus labios - Verifiqué todos los exámenes, y efectivamente, ninguna respuesta es incorrecta... Profesor Su.

Aquel hombre de apellido Su, que se encontraba con la respiración entrecortada y desorientado, era la mano derecha de su tío. Quién le había extendido la mano a él y a su hijo Su She para que tuvieran una mejor calidad de vida, y él un trabajo estable en su universidad.

Hanguang Jun continuó - Entonces sobre esas notas tan decepcionantes... Expliquéme - apretó el puño con cierta rabia contenido, aún quedando ciertas gotas de sangre que resbalaban por sus dedos para caer en un pequeño charco de espesa sangre.

Su soltó un pequeño grito de miedo, y a la par se arrodilló pidiendo clemencia ante Lan WangJi - ¡Hanguang Jun, perdóneme la vida! Los hijos de los líderes del Clan Lìu me pagaron para hacer esto. Querían dañar su ego y meterlo en problemas con su tío. Fue una estupidez ¡Lo cambiaré todo!

- No creo que sea solo eso. Será mejor que hable, ahora.

- ¡Es verdad! Solo me pagaron para hacer eso todo el año... Y además... Además... - su cuerpo no dejaba de temblar - Lan QiRen dijo que si no rendía a la primera le sacarían... Por eso... Por eso yo... Quería esa vacante para mi hijo... Usted le ganó en el examen de admisión y él sí merecía entrar... con todo lo que se esforzó y aún así.. - el sabor amargo y metálico se podía sentir en la boca de aquella escoria, pero aún así fue capaz de hablar más incoherencias.

WangJi retiró el cigarrillo de su boca y echó el humo para que se desvaneciera en el aire. Se veía intimidante, pero su aura no dejaba de ser atractiva. En los libros religiosos se hablaba de ángeles cuyos rostros eran angelicales, pero poseían un carácter de temer.

Dos palabras recorrieron su mente: "Corrupto" "Traidor". De las personas que más odiaba en el mundo, no dejaría pasar algo así de despreciable.

Regla número 801 del Clan Gusu Lan: No morderás la mano de aquel que te dió de comer. La traición significa la muerte, fue de las primeras cosas que pudo aprender cuando su tío lo educó.

- Bien... Después me encargaré también de ellos - sacó el arma que estaba guardada en la parte trasera de su pantalón y la empezó a cargar. El profesor Su al escuchar el sonido de los casquillos se paralizó. Quiso gritar, pero no pudo. WangJi apuntó directamente a su rostro, en medio de la frente para ser precisos - Porque... Nadie se mete conmigo.

Y un ruido sordo se escuchó a lo lejos, y si alguien fue testigo de tal sonido, nadie diría palabra alguna.

»En este mundo el valiente vive mientras el cobarde se lo permita«

Los pasos de un hombre espectacularmente intimidante se oían recorrer las calles de Yunmeng a un paso sereno. Había terminado con su cometido aquella noche, dejando abandonado aquel cuerpo en el callejón oscuro. La policía no se entromete cuando veía que eran ajustes de cuentas entre clanes, además, nadie sospecharía de él, por lo que no se preocupaba. La serenidad en su rostro le permitía pasar desapercibido por las calles, un don que logró desarrollar con el tiempo.

Ahora, solo se encontraba sin rumbo paseando por ese distrito, aún cuando había estado ahí antes, nunca se había tomado el tiempo de apreciarlo cómo se debe - Wei Ying nació aquí... - Sin duda, era un lugar muy cálido y agradable, a comparación de donde él vivía.

Pero algo destacable que no toleraba era la bulla que hacían en ese lugar. Los restaurantes y bares, eran tan escandalosos que lo aturdía. Era de "admirar" la cantidad de bares que había en ese lugar. Decían que en el distrito de Yunmeng habían más "lugares nocturnos de juerga" que casas, y parecía ser verdad.

- Demasiado libertinaje, son incorregibles - mencionó Hanguang Jun observando las luces moradas que le habían estado llamando la atención desde hace un rato. Provenían de un bar que estaba a una cuadra de él, y en su entrada se encontraban dos jóvenes que estaban conversando, uniformados con los trajes de su bar. Sus rostros se le hacían familiares, levantó la mirada y en el cartel luminoso encima de sus cabezas decía claramente "Bar Jiang"... Y cuando finalmente lo recordó, caminó hasta ponerse detrás de un farol. Ellos hablaban algo alto por la música que no dejaban escuchar las palabras del otro, más que nada el chico de morado que era demasiado gritón.

Jiang YanLi se oía angustiada - A-Cheng, no puedo creer que obligues a A-Xian a hacer algo así de indecente... Apenas tiene 18 años...

- ¡Tiene que pagarme mi moto y los gastos del hospital por las personas que casi mata! Sabes que así ganará más dinero que atendiendo como mesero, los clientes le darán dinero extra si lo hace bien.

- Yo puedo pagar sus deudas por él...

- Shijie.. ¿Por qué crees que él no está preso después de lo que hizo? ¿Porque los policías se enamoraron de él o algo por el estilo? ¡Estamos hablando de gente de Gusu! - se burló de la situación - Es un despreocupado, en ningún momento tuvo la intención de pagar la deuda que tenía ¿O sí? Solo creyó que nadie le haría nada si tú seguías sacando cara por él, y así no son las cosas, Shijie...

- A-Cheng... - se sorprendió - Entonces tú...

- No necesitas preocuparte por él, ya es un adulto y un sin vergüenza, por eso no opuso resistencia a su forma de pago... Ahora me toca divertirme a mí - se alejó de la pared para acercarse a la puerta del bar - Ya es casi la hora. Vamos a ver a ese idiota, quiero reírme o vomitar por lo que veremos. Si son ambos mucho mejor, él después limpiará.

YanLi fue detrás de él para ver a su hermano pequeño y darle ánimos si era necesario. Aunque conociendo a Wei Ying él seguramente ya estaba arreglándose muy seguro de sí mismo para su presentación. Había elegido de sus trajes más provocativos que le hubiera encantado usar en alguna cita con su futuro novio, pero hasta que ese día llegara ¿Qué mejor momento qué ese? La vida era para disfrutar, no se podía dejar de lado las oportunidades de oro que el universo le tiraba a la cara. Aunque... Eso no sería lo único que recibiría en su cara esa noche.

Hanguang Jun, salió de su escondite al ver que la puerta se había cerrado. Procesó lentamente lo que ambos habían mencionado anteriormente »Entonces... Tiene una deuda... Interesante...« pensó.

- Te encontré...

Una leve sonrisa se mostró en su rostro y fue tras ellos para encontrar a ese chico que con su personalidad había creado ondas en su corazón como si fuera un lago, haciendo que un sentimiento de amor floreciera salvaje e inquietantemente dentro suyo aún si había dicho que se olvidaría de él. Lo había intentado, si. Pero la vida se empeñaba en regresarle a su "cruel" realidad, y ¿Quién era él para desafiar el caprichoso destino?

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