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Una vez instalados, Leah siguió a su amigo por la grande mansión hasta llegar a la supuesta habitación de su prima.
—Wow.
—Lo se, al parecer era la favorita de la familia.— dijo esté encogiéndose de hombros.
—Si, ya lo veo.— dijo está admirando la enorme cama y armario, seguido de baño propio.— ¿Cómo es que... tu abuela vive sola?
Theo no respondió, simplemente abrió el inmenso mueble, dejando ver la cantidad de ropa que Leah pudiera desear.
—Bien, por donde empezamos.— dijo este empezando a sacar de todo.
—¿Estás seguro de que a Malfoy no le gustará este estilo de ropa?— preguntó la chica viendo que la mayoría era de color negro.
El castaño el cual estaba de espaldas a ella sonrió para si mismo maliciosamente.
—Oh, claro. Créeme, mientras más vistosa, más reluciente estás. No queremos eso.
—Está bien, supongo...— murmuró la chica viendo todas las blusas y camisetas que habían por todo el suelo.
Theo sacó las prendas de ropa que creía el que le encantarían a su amigo y se las dio, todas.
—¿Como es que me caben? Tu prima... no era muy alta por lo que veo.
—Oh, vamos, deberás medir unos 167 cm y eso es mucho para tu edad. De todos modos nunca hemos sido una de las familias que destaque por su altura.— explicó este.
Leah asintió y se probó el conjunto que le había dado el chico y se miró en el espejo. Blusa blanca y una falda gris, con unas medias y unas botas negras.
—No voy a llevar esto. Ni pensarlo.— dijo saliendo y casi tropezándose.
Theo el cual reía la miró y tragó hondo. Si era su amiga pero eso no le impedía verla my bonita.
—Um si, mejor cámbiate. No es para la ocasión.— dijo esté rascándose la cabeza algo avergonzado.
—¿Que ocasión?— preguntó Leah algo confusa.
La puerta se abrió de repente dejando ver a una elfina acompañando a la abuela de Theo.
—¡Oh Merlín! Podrías haberte caído... me hubieras avisado y te hubiera acompañado.— dijo el castaño ayudando a la señora a sentarse en una de las elegantes sillas que habían.
—No te preocupes por mi hijo, soy mayor pero aún tengo espíritu joven.— dijo analizando la habitación para pararse a mirar a la chica.— Oh por mis galeones, se parece tanto a ella...
—Te lo dije abuela.— dijo en susurro este.
—Si, Martha tenía el mismo estilo. Aún así... su maldad no lo compensa.— explicó esta.
—¿Martha es tu prima?— preguntó la chica con curiosidad.
—Así es, pero no nos molestemos en darle importancia, ella murió. Punto final.— dijo el chico rodando los ojos.
Y mientras que el castaño se puso a buscar más ropa, Leah se miraba curiosamente en el espejo, preguntándose qué fue lo que había hecho aquella viva para provocar esa reacción en Theo.
La abuela miraba a Leah y sonrió. Si la misma Martha estuviera ahí, probablemente la mataría.
—Tienes curiosidad por lo que veo.— dijo finalmente.
—Un poco si... sinceramente.— respondió ella algo avergonzada.
La abuela les pidió a ambos niños que se sentaran en el suelo para explicarles la historia, y es que no muchos la conocían.
—La familia Nott parece que tiene buena reputación como familias puras, pero tiene pasados oscuros que se ocultaron al público.
—¿Por qué?— preguntó la chica.
—Dinero, es obvio. Todos quieren dinero para tener poder, para creerse superior... para no ser juzgado. El dinero, es la razón por la cual existimos.
—Todo el mundo sabe eso.— recordó Theo de manera obvia mientras se estiraba en el suelo.
—Y Martha no era una excepción.— empezó a contar esta.
Leah en ese momento sintió escalofríos al pensar que aquella ropa la habían usado, ahora una muerta.
—La madre de Martha, mi hija, también muerta, la tuvo de muy joven, a los 16 exactamente, por lo que cuando esta creció, parecían hermanas.
—El problema es que era muy ambiciosa y egoísta. Tenía unos ideales que sinceramente, a nadie le gustaría escuchar.— interrumpió Theo.— Todo por un estúpido hombre.
—Si, Martha se enamoró de un hombre... por el cual cambio todos sus valores. Renunciando al apellido Nott y casándose con este también a una corta edad... si no recuerdo era a los...
—18.— le ayudó el chico.
—Eso... ¿cómo? No creo que nadie quiera cerrar su vida tan rápido, aún era una adolescente.— dijo ahora Leah muy centrada en la historia.
—Así es, aparte de renunciar a una vida libre, a un futuro con éxito, eligió casarse con...
—Eso da igual. La parte más turbia era que ella realmente no lo amaba. Amaba a otra persona, pero era imposible estar con esta.— y de nuevo, el castaño también atento a todo respondió.
—¿Quién era? ¿Por qué no podía casarse con él?— siguió preguntando la chica.
Theo miró a su abuela la cual asintió.
—Por qué era hija de muggles.— murmuró.
A ese punto, Leah se formulaba varias preguntas. ¿hija de muggles? ¿hija?
—¿Chica?— volvió a preguntar para confirmar.
—Si, Martha tenía tanta rabia y envida de James Potter por estar con Lily... lo decía en sus diarios, pero claro...— empezó a explicar esta.
—Era imposible que estuvieran juntas. Sangre pura, hija de muggles, también el hecho de que le gustaban las chicas... no era viable, menos cuando quiso meterse... ahí.
—¿Qué? ¿Me estáis diciendo que Martha estaba enamorada de mi madre?— preguntó sin poder creerlo.
—Si, todos sus diarios estaban aquí, donde contaba cada una de las veces que hablaban o mayoritariamente lo mucho que odiaba a James.— respondió la abuela de un suspiro.
—Entonces... si la amaba, ¿por qué casarse con un hombre y tan joven?— preguntó la chica.
—Imagen, dinero, poder.
—Imagen, dinero y poder. Ella se unió a ellos para contribuir a la causa de matar a todos los hijos de muggles y purificar.— empezó a decir el castaño.— Como dice la frase, si no puedo tenerte, nadie lo hará.
—Wow. Pero... un momento, ¿unirse a quien?— preguntó la chica llena de curiosidad.
La señora miraba a la niña y claramente le recordaba a James y Lily. En los diarios de Martha había una descripción de sus facciones y Leah... Leah las tenía todas.
—Los mortifagos.— respondió el castaño levantándose para no hablar el tema.— Pero eso da igual, ya no existen y están en la historia.
—No te confíes pequeño. Los seguidores de Voldemort nunca se han extinguido. Algún día tu y tus amigos, tendréis que hacer honra y si vuelve el señor tenebroso, os deberéis unir queráis o no.— explicó la señora.
—¡No! No van a volver.— interrumpió el castaño algo nervioso.
—No si Voldemort no vuelve...
—¡Por favor no digas su nombre!— siguió diciendo este.— Sabes que el que no debe ser nombrado está muerto. Harry lo mató, cuando era un bebé.
La abuela del chico suspiró mientras miraba a la chica la cual se encontraba algo incomoda pues claramente Leah sabía que en realidad no había muerto.
—Se que es duro, se que no quieres formar parte de eso... pero si vuelve, tendrás que prepárate quieras o no.
—No dejaremos que eso ocurra. ¿Verdad Theo?— trató de decirle ahora su amiga.— Si vuelve... haremos todo lo posible para que nadie salga herido.
—Parece fácil así dicho. Pero no sabes nada chica. No has estado frente a él, no sabes el terror que da.— balbuceó la abuela.
Leah la miró y bajó la cabeza para aguantarse no decir nada de lo que habían sucedido estos años en Hogwarts.
—Por eso, tendremos que aprender a defendernos, y atacar si hace falta. Y créame, no dudaré en hacerlo.