El brillo de las estrellas✓

By Mari_p08

1.8M 106K 40.7K

+18 | LIBRO 2. SAGA «COX» Desde el inicio, no lo soportó ¿Podría alguien ser más egocéntrico? Desde el inicio... More

S i n o p s i s 🌟
Capítulo I.
Capítulo II.
Capítulo IV.
Capítulo V.
Capítulo VI.
Capítulo VII.
Capítulo VIII.
Capítulo IX.
Capítulo X.
Capítulo XI.
Capítulo XII.
Capítulo XIII.
Capítulo XIV.
Capítulo XV.
Capítulo XVI.
Capítulo XVII.
Capítulo XVIII.
Capítulo XIX.
Capítulo XX.
Capítulo XXI.
Capítulo XXII.
Capítulo XXIII.
Capítulo XXIV.
Capítulo XXV.
Capítulo XXVI.
Capítulo XXVII.
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX.
Capítulo XXXI.
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV.
Capítulo XXXV.
Capítulo XXXVI.
Capítulo XXXVII.
Capítulo XXXVIII.
Capítulo XXXIX.
Capítulo XL final.
Epílogo.
Extra.
Extra.
Extra.
Extra
ESPECIAL | 1M
Extra.
Extra final.

Capítulo III.

43.3K 2.4K 780
By Mari_p08

Capítulo 3 | Tu otra vez 

06 de febrero

—Me llamas tan pronto llegues.

—Que sí.

—No es un juego.

Le saqué la lengua, recibiendo una risita de su parte. Me atrajo a su cuerpo y yo enrollé mis brazos en su pecho, recibiendo la calidez de su abrazo, uno que me demostró todo el cariño que me tenía durante tantos años.

Sentí como dejó un beso en la cima de mi cabeza, soltándome

—Cuídate. Y si ves que la universidad no es lo que quieres, entonces...

—¿Puedes ir por mi moto? —lo interrumpí, sonriente

Él entrecerró sus ojos, pareció que quería negarse, lo cuál me pareció patético, pues al final, soltó un suspiro

—Bien, iré por tu dichosa moto.

—Gracias —volví a sonreírle. Me despeinó el cabello y le di un manazo—. Por favor, dime que dejarás de ser un niño cuando vuelva.

Negó con su cabeza

—Ya lo sabes, ¿no? Quiero que me mantengas al tanto de todo.

—Lo haré.

—¡Listo! —una sonriente Kora salió, llegando hacia nosotros—. ¿Preparada, universitaria?

—Preparada.

—¿Llevas todo lo que puedas necesitar?

—Llevo eso y hasta más.

—Si necesitas materiales solo debes decirnos.

—No te preocupes, planeo conseguir un empleo de medio tiempo y así tendré dinero para comprar todo lo que pueda hacerme falta.

—No descuides el estudio. —me recordó Brent

—Que sí, papá —bufé, blanqueando mis ojos

—¿Nos vamos? —presionó ella

—Nos vamos —asentí, subiendo al lugar de copiloto.

Kora me llevaría, ya que Brent no tiene tiempo porque debe ir a trabajar. Al menos le dejó el auto y él usará el autobús. Al volver espero poder tener mi moto y transportarme con normalidad. Esperé a que la castaña se despidiera de su amor platónico y entonces abordó el vehículo, arrancando hacia mi destino.

—¿Nerviosa? —sonrió

—Un poco —admití, encogiendo mis hombros

—¿Ya sabes dónde te quedarás?

Mordí mi labio inferior, pues esa duda no había sido respondida, del todo

—Ahm... sí —evité mencionar la verdad, o si no, Brent sería capaz de devolverme a casa—. Tengo un lugar en la residencia.

—Eso es increíble —ella lucía mucho más emocionada que yo—. ¿Sabes? Cuando yo empecé mi carrera también fue de locos. Fui a la primera fiesta, bebí hasta la médula, follé con... mierda, no... no es importante.

Empecé a reír y ella se alarmó

—Fue mucho antes de conocer a Brent.

—Eso lo sé —negué, divertida—. Ustedes son como... el amor de sus vidas.

—Así es —suspiró, volviendo a sonreír—. El punto es que por más que haya estudiado cinco años enteros, siento que... bueno, que... por más que ahora trabaje en una cafetería, nunca fui tan feliz.

La entendía. Kora estudió psicología, solo que no había podido ejercer del todo. Tenía una página y era contratada para dar algunas terapias, pero no era del todo reconocida, no tenía un consultorio propio, ni tarjetas, ni clientes. Así que decidió conseguir trabajo en una cafetería mientras podía conseguir lo que sea para ejercer su profesión.

—¿Sabes? —me acomodé en el asiento—. Nunca me contaste sobre tus padres.

Ella soltó un respiro, aún mirando hacia el frente

—Digamos que hay personas que te cortan las alas —comentó, distraídamente—. Ellos nunca creyeron que Brent pudiera darme una vida digna, pero él me hace feliz y es lo único que debe importar. Él siempre quiso salir adelante, a pesar de que las circunstancias no fueron muy buenas.

Bueno, definitivamente comprendía su punto.

Charlamos el resto del camino y nos detuvimos al llegar. La ansiedad no era muy buena compañía en estos momentos. Me retorcí las manos cuando llegué a la entrada del enorme edificio. Había chicos de aquí para allá, con sus maletas sus grupos de amigos, etc.

—Okey, no te alteres —inició ella, hiperventilando—. Esto puede ser de locos, sé que puedes hacerlo. No importa si no tienes amigos el primer día, es normal.

—Kora, relájate —reí, al verla así—. Estaré bien, ya verás. Gracias por traerme.

—No olvides llamarnos —me sonrió—. Te quiero.

—Y yo a ti.

Le di un pequeño abrazo, antes de bajar. Tomé mi pequeña maleta con todas mis prendas de ropa habidas y por haber. Colgué la cámara en mi cuello, al igual que los audífonos. Mi cabello iba suelto y tenía un pequeño gorro de lana debido a que aún hacía un poco de frío a pesar de que el sol alumbraba por cada esquina.

Me despedí de ella con la mano y me encaminé hacia el lugar. Me fijé en el enorme letrero resaltando en el edificio. No pude evitar sonreír

Universidad de New York (NYU)

Podría hacerlo, ¿no? Era sencillo, me adaptaría y sobreviviría.

Encogiendo mis hombros, entonces me puse a hacer la fila y saqué mi teléfono en el proceso. Kora esperó por unos segundos, sin embargo, al parecer recordó que no podía tardar mucho, pues la vi luego arrancar y despedirse con la mano. Tenía que volver al trabajo y yo estaba retrasándola. 

Mejor revisé mi teléfono, hasta que la fila se redujo a pocas personas y luego de esas, fue mi turno.

—Nombre —preguntó la chica

—Ahm... verás, es que no reservé mi residencia porque...

—Los cupos están limitados, lo siento.

Se me descolgó la mandíbula por la decepción

—Pero...

—Este año se inscribieron muchas personas y tenías que haber confirmado desde que te llegó la carta de admisión. No hay cupos disponibles, en ningún lugar.

Maldije en voz baja

—Mire, sé que...

—Hola, hola —una voz me interrumpió, me giré para ver a un chico castaño posarse a mi lado con una gran sonrisa—. Habitación 304, por favor.

—Si no te has dado cuenta esta es una residencia femenina.

—Es para una amiga.

—Pues que venga tu amiga a pedirme la llave —bufó—. ¡Siguiente!

—No puedo quedarme sin vivienda —la corté, enfadada

—No puedo darte cupo en ninguna parte.

—Debe haber...

—¿Qué pasa? —preguntó él

—No te importa —ella rodó sus ojos

—No confirmé el correo por lo tanto ahora no tengo donde quedarme —le respondí, de mala gana

—Okey —asintió pensativo, luego extendiendo su mano hacia mí. Fruncí el ceño, así que se la dejé extendida y él la bajó con decepción—. Soy Caleb, y... creo que puedo ayudarte.

—¿Ayudarme en qué?

—Conozco un lugar donde están rentando una habitación, es el mismo costo que la residencia, un... departamento para ser más precisos.

Lo miré, un poco interesada

—¿Ah sí?

See —asintió, rascando su nuca—. La cosa es que... son hombres.

—No, gracias —giré hacia la chica—. Quiero una habitación o hablaré con tu superior.

—Suerte buscando a la decana —bufó—. ¡Siguiente!

Di un respingo, por el grito

—¡Caleb! —una chica castaña se abrió paso, llegando hasta nosotros, se colgó del brazo del chico—. ¿Mi llave?

—No me la quiso dar.

—Mi llave —se la pidió a la chica

—Nombre —tecleó algunas cosas

—Rachel Gabes.

—Habitación 304 —la puso sobre la barra—. No se permiten visitas nocturnas, pijamadas, fiestas o ruidos altos que molesten a los demás residentes. Disfruta tu estadía.

—Oh, gracias, eres muy....

—¡Siguiente! —exclamó estrepitosamente. Los tres que nos encontrábamos allí dimos un pequeño respingo por el grito

Vale, no la conozco, pero sí que me está enfadando

—Necesito un maldito cuarto —la interrumpí, otra vez

—Mira, niña, no me gusta...

—¿No tienes donde quedarte? —me preguntó la castaña, a lo que yo negué—. Puedes quedarte conmigo, al menos por esta noche. Mi compañera vendrá mañana, está de viaje con su familia. Mientras tanto puedes buscar donde vivir.

Abrí y cerré la boca, mientras pensaba

Bueno, la chica detrás del mostrador parecía molesta y sin paciencia, sabía que no estaba dispuesta a darme nada así que solo asentí, tomando mi maleta.

Los seguí a los dos, subiendo por las escaleras hasta llegar al tercer piso de este enorme edificio con chicas por todos lados. Caleb parecía sonrojarse con facilidad y Rachel mientras tanto se veía más segura de sí misma.

Nos detuvimos al cabo de unos segundos, ella abrió con la llave que traía en sus manos. Me sentía como una intrusa, pero no podía negar que me causaba emoción por fin estar aquí.

Me convencí de que encontraría donde vivir antes de esta noche así que me dediqué a soltar mis cosas y estudiar el espacio

—Bueno, no está tan mal —la chica encogió sus hombros—. Escogeré la habitación que yo quiera por haber llegado antes.

—¿Cómo te llamas? —me preguntó él, dejándose caer en el sillón

—Alisson —me quité el gorro, arreglando mi cabello

—Es un gusto Alisson —me saludó, sonriendo—. Ahora sí, soy Caleb y ella es Rachel. Ya que eres nueva, podrías unirte a nuestro grupo de amigos.

—Ahm... ¿gracias?

—¿Por qué no tienes donde quedarte? —Rachel se quitó el abrigo, expectante a mi respuesta

—Yo... recibí la carta de admisión muy tarde y... bueno, no tuve tiempo de reservar un cupo.

—Te ayudaré a buscar —propuso Caleb—. Mi hermano es miembro del equipo de futbol, por lo tanto, conoce a toda la universidad.

—Gracias.

—Aunque, el departamento...

—No —revisé mi cámara, distraídamente

—¿Qué pasa? —preguntó ella, confusa

—Le propuse que tomara el lugar —le respondió—. ¿Recuerdas que mi hermano vivía con sus amigos? Bueno, ahora ese lugar quedó disponible. Los departamentos no son muy lejos de la residencia y el edificio es para chicos y chicas. No tienes que convivir con ellos, solo es usar su habitación.

—Si definitivamente no encuentro un lugar, entonces lo usaré.

—Cool —asintió

Me senté en una silla cualquiera, ojeando por la ventana y sonriendo ante la vista. El contraste de la luz del día junto con la bandera de la universidad, el campus y algunas personas me pareció el ángulo perfecto. Así que puse la cámara en el sitio adecuado, acerqué mi rostro, y luego capturé el momento

Sonreí, pasando a ver el resultado

—¿Eso es lo que vas a estudiar? —me preguntó ella

—Arte, para ser más precisa —le respondí, sin mirarla—. Aunque, quiero especializarme en la fotografía.

—Es algo parecido a diseño gráfico, genial. Al principio quería eso, pero me arrepentí a última hora. Mejor me decidí por periodismo. Definitivamente, es lo mío.

—¿Y tú? —le pregunté a él

—Es un cerebrito —resopló la chica—. Química.

—Eso es... increíble —murmuré como respuesta, todo con tal de no hacer muecas. No entiendo por qué a la gente le gustaría estudiar algo como eso, pero supongo que cada quién tiene sus gustos.

Caleb miró a Rachel, pareciendo que quería decir algo, que al final soltó sin medir

—Estudiaré la química... —esbozó una sonrisita—. Que tenemos tu y yo.

—Idiota —le revolvió el cabello

Arreglé los focos del aparato en mis manos, en lo que ellos parecían discutir.

Sentí una vibración en mi bolsillo que se llevó mi atención. Lo saqué para observar de qué se trataba y me di cuenta de que era una alarma que yo no había puesto. Mi ceño se frunció a medida que leía lo que venía allí

Llama a tu hermano

¿Tomó mi teléfono para escribir eso? ¿Es enserio?

Loco.

Lo ignoré, volviendo a los otros dos

—¿Vamos a conocer el campus? —preguntó ella, sonriente

—Es buena idea —Caleb se puso de pie—. ¿Vienes Alisson?

Me encogí de hombros

—¿Por qué no?

🦋🦋🦋

Algo genial de la NYU era todo. Todo literalmente. Me llamaba la atención los edificios, la historia detrás de este lugar, las leyendas que había salido de aquí, la facultad de bellas artes. Absolutamente todo. Me volvía loca de la emoción poder pisar este lugar, así que me encargué de capturar cada momento.

Aprovechándome un poco, claro.

—¡Alisson! Tómame una foto con esta estatua —pidió él, poniéndose al lado del dichoso monumento. Di algunos pasos atrás y la tomé sin problemas

—Harás que rompa la cámara —se burló Rachel

Caleb la miró un poco mal. Al terminar de tomarla, los dos se acercaron a ver el resultado. Lo cual causó que el chico se encogiera de hombros

—Pudo haber quedado peor. Tienes talento.

No dije nada, la chica miró el mapa que sostenía

—¿Qué nos hace falta ver? Parecemos turistas.

Eso iba a decir, y la verdad es que no me apetecía mucho salir del cuarto para andar por todo el campus como tres novatos. Pero debía reconocer que me servía mucho si quería encontrar un empleo de medio tiempo, o al menos un lugar dónde quedarme.

Caleb pareció tener una idea.

—Ya sé. Vamos a las canchas de futbol, quiero presentarles a mi hermano.

Lo seguimos. Ellos dos hablaban sin parar, en lo que yo iba revisando las fotos de forma distraída. Al elevar la cabeza, pude darme cuenta de que había muchos nuevos haciendo lo mismo que nosotros, y eso no me hizo sentir que era algo patético.

Caleb no dejó de hablar sobre las muchas cualidades de su hermano. Alcancé a pensar que era algún tipo de superhéroe o algo parecido por cómo se refería. Y eso al mismo tiempo, se me hizo un poco... no lo sé, ¿tierno?

¿De verdad dije esa palabra?

Nos adentramos al enorme estadio y de inmediato empecé a capturar todo lo que veía. Era como una obsesión, una que me encargaría de plasmar en lienzos más adelante

—Allí están —señaló él

Miré hacia donde apuntó, a través de la cámara y detecté figuras practicando con un uniforme blanco con azul marino. Tomé la foto, contrastando con la luz del sol y del enorme campo verde bajo sus pies.

—Deberías meterte al periódico —me propuso Rachel, quedándose atrás junto a mí

La miré de inmediato, deteniendo mi afición

—¿De qué hablas?

—Todas las universidades tienen un periódico, sale cada semana con noticias sobre alguna polémica, partidos, campeonatos, competencias de algún tipo, algún chisme o rumor. Sería increíble.

—¿De verdad?

—Ajá —sonrió—. Yo también voy a inscribirme, quiero redactar. Creo que tengo talento y era la presidenta en mi instituto.

Lo consideré un momento

Bueno, no podía negar que podría ser bueno para mi currículum. Sin embargo, lo que sí podía asegurar era que Brent se emocionaría de ver que no sólo tomo fotos por un hobby.

—Creo... que estaría bien —le contesté

Me sonrió amablemente

—¡Cameron! —Caleb gritó, llamando a un chico que se detuvo en medio del campo. Agitó su mano en forma de saludo y él le devolvió el gesto de inmediato

Eran parecidos. De hecho, bastante parecidos, salvo que, era muy obvio quién tenía más años que el otro. Además de que el tal Cameron era más alto y robusto.

Rachel lo miró sin disimulo alguno. Obviamente aproveché y le tomé la foto que causó que su cuerpo se sobresaltara por el sonido. Sacudió su cabeza, para después carraspear

—Tu hermano es... lindo —murmuró, arreglándose el cabello

—Bueno, nos parecemos —respondió él

—No, en nada —se rió

De acuerdooooo

—¿Podemos ir a otro lado? —pregunté

—Claro —la castaña salió de sus pensamientos, volviendo a tomar el mapa para revisar no sé qué en específico—. Bien, nos faltaría ir a la biblioteca y a la cafetería. ¿A dónde quieren ir primero? ¿Tienen hambre?

¿Biblioteca?

Vale, puede que esté equivocada, pero en una comedia romántica que Kora me obligó a ver, noté que en las bibliotecas se necesita personal así sea para arreglar libros. Eso podría servirme. Necesito un empleo y podría empezar con eso. Aceptaría lo que fuese.

—Biblioteca —respondí

Caleb de inmediato puso una mueca

—No, pero yo tengo hambre —bufó—. Hagamos algo, lancemos una moneda, y si cae cara iremos a...

Un balón literalmente volando hacia nosotros, le cayó en la cabeza y lo dejó en un silencio absoluto. El objeto siguió rebotando hasta que quedó a mis pies, mientras que el chico pareció soltar un quejido, masajeándose la zona golpeada

Rachel se rio sin disimulo

—Por eso querías venir, ¿eh?

Le tomé una foto a la cara de Caleb

—¿Qué si te caía en tu cara qué? —bromeé

Escuché unos pasos acercándose por el lado donde precisamente estaba yo. Estaba concentrada mirando la foto, sin embargo, sí escuché una voz

—Disculpa, ¿podrías darme ese balón?

—No. —respondí, sin mirar

—Por favor.

Soltando un suspiro, mi cabeza se movió despacio hacia la voz que lo preguntó.

Curiosamente, mi sonrisa se borró en el momento en el que pude darme cuenta de quién se trataba.

Cabello color azabache, ojos tirando a grises, alto, cuerpo fornido...

Un momento.

Los recuerdos invadieron mis pensamientos rápidamente

«Me aseguraré de que suceda»

«Su nombre es Elliot, ¿por qué?»

Maldita sea

Pero vaya circunstancias en las que nos pone la vida

Una mano agitándose frente a mis ojos me hizo pestañear para concentrarme. El chico tenía una sonrisa demasiado amplia que podría decir muchas cosas.

—¿Qué? —pregunté

—Entiendo que quizás te distraigo fácilmente —me guiñó un ojo—. Puedes verme todo lo que quieras, yo encantado, pero por ahora necesito ese balón.

¿De verdad había usado ese tono de voz?

¿Quién se cree?

—Tienes razón, lo siento. Quizás te confundí con otro idiota. —me agaché a tomar el objeto, oyéndolo reír. Se lo lancé al pecho y este lo recibió fácilmente. Al ver que no se iba, solté un suspiro cansado—¿Se te ofrece algo más?

No dejó de escudriñarme de arriba abajo

—Creo que te recuerdo de alguna parte, pero no sé bien de dónde.

—Pues yo, la verdad es que nunca te había visto. Entenderé si tú no quieres dejar de verme, sólo que puedes hacerlo más lejos, ¿sí? Me desconcentras. —volví a tomar la cámara, como si de verdad estuviera mirando algo de allí

Escuché una pequeña risa de su parte

—Así que tomas fotos. —canturreó

—No, hago películas.

—Ya entiendo —suspiró—. En realidad, estás aquí porque quieres que sea tu nuevo modelo, ¿verdad? No te culpo.

Volví a verlo, con el ceño fruncido. La sonrisa reluciente no se había ido de sus labios, y eso me hizo saber que, inconscientemente, me estaba coqueteando.

—¿Por qué iba a querer tomarte fotos? —pregunté

—¿Quién no querría una foto del capitán?

Lo miré con la misma expresión.

Al parecer se divierte mucho

—Claro —levanté la cámara y presioné el botón. El chico dio un pequeño respingo por el flash que le dio de lleno—. ¿Feliz? Ahora si me disculpas iré a fotografiar algo que no arruine mi cámara.

—Auch —se rió—. Vale, tomas fotos y haces trampa en las carreras. Ya hay dos cosas que sé de ti, ¿quieres saber algo de mí?

—No.

Asintió, satisfecho

—Sabía que lo dirías —susurró

—No hago trampa en las carreras —corregí—. Acostumbro a competir con hombres, no con niños que después de meses siguen llorando. Cuando te conviertas en uno, podemos hablar.

Su sonrisa se acentuó

—¿Ves que sí lo recuerdas?

—Igual que tú.

—Creo que nunca lo olvidaría.

No dije nada al respecto. Del otro lado del campo, vi a un hombre con un silbato, haciéndolo sonar

—¿Acaso te pago para que te distraigas con una falda? Ven aquí ahora, Cox.

Este suspiró otra vez

—El deber llama. Pero haré un par de poses, por si necesitas más fotos.

Lo miré mal. Al percibir que ya había pasado a mi lista negra de enemigos, eso pareció divertirlo aún más si es que se podía

—Espero verte luego, Roxy.

—No.

Se rio, para después trotar por donde había venido con ese balón por el que habían detenido literalmente toda la práctica.

Caleb y Rachel se acercaron a mí

—No sabía que conocías a Elliot —comentó el chico

Resoplé, ajustando mi bolso 

—Por un error, supongo —encogí mis hombros—. Además, ni siquiera sé quién es.

—Elliot Cox, capitán del equipo, el típico badboy...

—No me interesa —lo corté, enfurruñada

—Vámonos de aquí, estoy empezando a confundirme —Rachel empezó a caminar y él la siguió con sus manos sobre sus hombros, empujándola.

Por alguna razón me quedé mirando un poquito más hacia el campo y ese número 30, volvió a voltear hacia mí, conectando nuestras miradas. 

🦋🦋🦋

—¿Te está yendo bien?

—Me está yendo super bien —comenté, usando mi laptop para pasar las fotos que había tomado en el día—. Ya encontré mi cuarto de residencia, tengo dos amigos y te estoy pasando las fotos que tomé para que me des tu opinión.

De acuerdo —oí un movimiento, esperé hasta que oí una tecla sonar indicando que las estaba viendo—. Me gusta el lugar.

—¿Verdad que sí? Es...

—¿Quién es ese chico?

—Oh, se llama Caleb, es mi nuevo amigo.

Eso es increíble —pronunció, distraído—. O, a la próxima dile que no bese las estatuas. Es raro.

Presioné la tecla, poniendo la misma foto que él estaba viendo. Arrugué las cejas por la confusión. Seguí pasando, y en ese momento, noté la foto del chico con uniforme

Me quedé analizándola un momento

Había salido borrosa, pero había captado su sonrisa.

¿Es que nunca deja de sonreír o lo hizo para molestarme?

Sea como sea, ya se volvió tedioso.

—Se lo diré —respondí

Al menos Brent no lo reconoce o seguro me diría que me aleje de él. Digo, no es como si quisiera volver a verlo, sino que, prefiero ahorrarme los ataques sobreprotectores de mi hermano.

Noticias, ya tengo tu moto.

—¿De verdad? —sonreí—. Eso es genial, ¿cuándo puedo ir por ella?

Yo te la llevo en una camioneta. Te parece que vaya este viernes a...

—Mañana, mañana —lo corté, emocionada—. Está linda, ¿verdad?

La revisé, no te preocupes.

—Gracias —reí, oyendo una risita de su parte—. Oye, debo colgar iré a buscar empleo.

Si necesitas dinero me avisas —negué con la cabeza—. Me alegra que hayas conseguido amigos.

—Sí, a mí también.

Llama después.

—Con esa maldita alarma, ¿cómo no? —contesté, y después colgué

Pasé entonces a seguir en lo que estaba. Tomé mi lápiz y continué retratando el espacio en mis blancos lienzos. Esperé pacientemente, hasta que escuché la puerta abrirse a mis espaldas y después pasos hacia mí

—Hablé con mi compañera y si es seguro que llegará mañana —Rachel apretó sus labios, sentándose en la silla a mi lado—. Lamento no poder ayudarte.

—No, descuida —le resté importancia—. Conseguiré un lugar

—Puedo acompañarte.

—No es necesario —le di una corta sonrisa—. Tú tienes que organizarte y yo debo ir a la biblioteca.

—¿De nuevo? Ya vimos que estaba cerrada.

—Eso fue hace unas horas —revisé en mi móvil que eran las cuatro de la tarde—. Además, vi un letrero de «se necesita empleado»

—¿De verdad? No lo vi.

—Suerte que yo sí —me puse en pie

Dejé todo ordenado en el escritorio y procuré no sacar toda mi ropa, pues tenía que buscar otro lugar donde vivir. Dejé el moño en mi cabello y la cámara en mi cuello, nunca se sabe cuándo es el momento adecuado para tomar una buena foto.

Tomé mi bolso de mano, le di una leve sonrisa a Rachel y salí de allí sabiéndome el camino de memoria.

Tarareé la canción que sonaba en mis audífonos mientras caminaba y noté que las personas seguían de lado a lado. Quizás irían a la dichosa fiesta que se va a realizar por el primer día de clases. Recibí el volante, pero sinceramente no me apetecía mucho la idea. Solo quiero estudiar, sacar mi talento adelante y ser feliz.

Supongo

En el transcurso, volví a distraerme cuando la canción se pausó sin mi consentimiento y fue porque escuché la melodía de un nuevo mensaje. No me detuve, sino que saqué el aparato y empecé a leer en lo que caminaba

Zach: Mañana en la noche tienes carrera.

Torcí mis labios, releyéndolo. Lo de las carreras me favorecía, pero Brent podría enterarse y me mataría. Bueno, teniendo en cuenta que tendría mi moto en menos de nada quizá podría darle una vuelta al espacio y competir por dinero.

No es que me apetezca mucho, sinceramente.

Empecé a teclear rápidamente

Yo: estaré allí a las diez.

Bloqueé la pantalla y entonces caminé más rápido cuando vi el letrero de la biblioteca, por suerte para mí en esta ocasión estaba abierto así que ingresé, fijándome en todo el espacio para hacer un mapa en mi cabeza.

—¿Puedo ayudarte? —preguntó una voz

Di un respingo, girando hacia esa voz detrás del mostrador

—Ahm... hola —estudié su rostro y no pude evitar fruncir el ceño—. ¿Otra vez tú? ¿Ahora me dirás que trabajas en una biblioteca? ¿No que eras el capitán del equipo?

Él parpadeó varias veces, confundido

—De acuerdo —canturreó, dejando el libro de lado—. Me parece que me estás confundiendo. De nuevo.

—Eres Elliot, ¿no?

—No —rió, como si le pareciera divertido—. Soy Ethan, su hermano.

Elevé ambas cejas, por la impresión. Eran idénticos en todo el sentido de la palabra. Bueno, supongo que uno debe estar presumiendo de su popularidad mientras el otro está aquí, leyendo un libro en una biblioteca en la que él mismo trabaja

—¿Tuviste algún problema con él? —volvió a preguntar

—No —sacudí mi cabeza—. Lo siento, es que... digo, ni en mis peores sueños me imaginé que tuviera un hermano y menos tan...

—¿Parecido? —completó y solo pude medio asentir—. No eres la primera, todo el tiempo recibo saludos de gente que no conozco diciéndome; ¡Hey! ¿Qué tal el partido? ¿irás a la fiesta? ¿por qué me dejaste plantada?

Reí, cuando imitó un intento de voz chillona

—Debe ser frustrante

—Lo es, créeme —asintió, cansado—. Pero te aseguro que somos más distintos de lo que nuestras caras pueden demostrar. ¿Vienes por algo en especial?

—Ahm... de hecho sí —saqué el papel de mi bolso y me acerqué para tendérselo—. Leí que tienen una vacante.

—¿Qué sabes sobre libros?

—Lo que no sé lo puedo aprender.

—¿Tienes tiempo libre?

—Mis horarios por lo general son tres días en la mañana y solo dos en las tardes, así que podría venir cuando termine las clases.

—¿Por qué querrías trabajar aquí?

—Soy becada y necesito pagar la residencia.

—Entiendo —asintió, torciendo sus labios—. Bueno que sepas que esto ni siquiera es mi idea, la biblioteca es de mis padres, pero mamá insiste en que debo tener ayuda, ya que empezaré un nuevo semestre y será más pesado. Espero no llegar a arrepentirme.

—Me gusta trabajar —intenté—. Me adapto a los lugares con facilidad y soy multitareas.

—Multitareas, ¿eh? —sonrió, divertido—. ¿Cómo te llamas?

—Alisson.

—Profesión.

—Acabé de ingresar, pero estudiaré artes.

—Edad.

—Diecinueve y... ¿esto por qué sería relevante?

—Puedes darme tu número de teléfono.

Lo miré con una ceja enarcada y él solo se rió

—No me malentiendas, es para que nos organicemos. Puede que haya un día en el que no pueda estar y necesitaré que te hagas cargo. Aunque, ahora supongo que te haré una semana de prueba.

—Ajá —asentí—. Bien, sí. Ahm... una pregunta, ¿este lugar siempre es así de vacío?

Eso lo hizo reír todavía más. Me quedé muy quieta cuando rodeó el mostrador hasta que salió por completo. Era igual de alto a su hermano y no dijo nada, solo caminó así que opté por seguirlo. Llegamos a un pasillo y señaló hacia el resto del espacio

—Sí, creo —murmuró

Y vaya que estaba equivocada, pues más allá había chicos por montones. Había un segundo piso e incluso ese estaba habitado. Una pequeña cafetera a un lado, alfombras, cojines, sofás, mesas. El silencio era impresionante y para haber tantas personas era un espacio limpio y ordenado. Ahora comprendí cómo no los vi, pues los cinco enormes estantes tapaban la mayor parte. Podría contar solo con mis ojos al menos unas treinta personas.

—Si aceptas, tu trabajo consistirá en ordenar los libros que vayan llegando, pues nos llega mercancía todo el tiempo, aquí también los vendemos así que te encargarías de eso. Hay algunas computadoras disponibles que también está para uso de los estudiantes, pero debes tener más días aquí para entender cómo es su uso. Podrías limpiar de vez en cuando y ofrecer tu ayuda si la necesitan.

Asentí, repitiendo todo en mi cabeza

—Entiendo —volteé a mirarlo, y ya no estaba. Me giré del todo, encontrándolo de nuevo en el mostrador así que lo seguí

—Por cierto —volvió a hablar—. Hacemos el recuento de la cantidad de libros que hay y debes anotar cada cosa que se venda o se preste. Los libros prestados deben volver en una semana como máximo y el préstamo se realiza con la credencial de la universidad.

—Ajá —asentí

—Hay cámaras en cada esquina —señaló, distraídamente—. También se revisan cada día luego de cerrar.

—Ajá —volví a decir, sin saber qué más responder

—Por ahora no recuerdo nada más así que supongo que eso sería todo —me brindó una nueva sonrisa—. ¿Alguna pregunta?

—Ninguna —negué con la cabeza

—¿Aceptas el reto?

—Acepto —obvié—. ¿Cuándo puedo comenzar?

—Lo más pronto posible. ¿Cuándo empiezas clases?

—Mañana empezaré la inducción.

—Genial, puedes venir cuando salgas —revisó su libro, distraídamente—. Abrimos a las 8 am, cerramos a las 12 del mediodía, volvemos a abrir a las 3 pm y acabamos el día a las 9. A veces simplemente abrimos cuando tengo tiempo, por mi estudio y esas cosas.

—Comprendo.

—Genial —me miró a los ojos—. Estás contratada, Alisson.

—Gracias —le sonreí. Luego pensé mejor en la situación—. Oye, tu... supongo que conocerás a muchas personas y...

—Ya te dije que soy Ethan, no Elliot.

—No, no, no —me apresuré—. Lo que quiero decir es que... bueno, tengo una duda, pero no tiene que ver con el trabajo, ni...

—Dilo —pareció burlón

—¿Conoces algún lugar donde estén rentando una habitación? Es que tuve un problema con mi residencia, no respondí el correo, no tengo donde vivir y ahora mismo no me apetece dormir en una banca en medio del campus. El problema...

—Tengo un lugar —me cortó—. Pero no sé si te agrade mucho.

—¿Por qué?

—Mi hermano y yo compartimos un departamento y vivíamos con un amigo. Este se mudó, así que la habitación quedó disponible.

Solo oí un verdadero problema de toda la oración

—¿Tu hermano?

—Entiendo si no quieres... vivir con dos hombres que no conoces no ha de ser muy cómodo.

Eso no podía negarlo, pero teniendo en cuenta que no tenía a donde ir, el tiempo se me estaba acabando, no había forma de conseguir una cita con la decana al menos para el otro mes y mis expectativas sobre la universidad no cubrían vivir en la calle.

Entonces, dije lo primero que se me ocurrió

—Sí, quiero. Creo.   





🦋🦋🦋

¡GRACIAS POR LEERME! <3

Instagram: mar_.watt

Continue Reading

You'll Also Like

1.5K 40 4
La tentación era muy grande. Pelo negro, ojos grises, pasando el metro noventa y ocho... El favorito de los dioses, resumiendo. No todo el mundo podí...
1.6M 115K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
1.6K 82 21
Hyunjin vuelve después de 1 año de dejar de ver a Felix por primera vez, vuelve para intentar recuperar a su gran amor. -2 finales? 🍓 . . . Hyunlix
241K 12.3K 65
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...