—¿Entonces iremos a las ocho?— preguntó George.— ah no, ellos vendrán.— recordó empujando el carrito donde Amy metía comida y más comida.
—exacto. Tenemos que hacer una cena deliciosa, es mi hermana e irá con mi sobrinita.
—que tierno.— se inclino hasta su novia para dejar un beso suave en su mejilla.— pero... ¿Por qué seis copas? Seremos cuatro.
—si, pero si se rompe una... En caso de, tendremos repuesto.— explicó ligeramente nerviosa.
—mmm... Está bien. ¿Que nos falta para casa?
—se me acabaron los tampones ya, ¿A ti te falta algo?
—desodorante, algo para hacer tardes de películas... Patatas fritas-
—George, te he dicho que debemos comprar cosas más sanas, no quiero subir tanto de peso.— dejo que él la abrazara por la espalda mientras elegía que vino comprar.
—pero si hemos quemado muchas calorías por la noche, nena.— bromeo entre risillas.
—¡Shh! Acá no, Georgie.— rio junto con él.— me recordaste mi jugo favorito, si no sabes cuál es-
—no tienes favorito, simplemente prefieres cualquiera que sea de frutos rojos, aunque tienes preferencia por el de fresa.
—interesante. Solo jugaba... Pero me encanta de todas formas.— se separó.— está bien, debemos apresurarnos.
—tienes razón. Pasaremos a comer, nena.— le dió una nalgada mientras tomaba un buen vino y seguían.
—¡Oye!— lo persiguió regresandole una.— al pasillo de las carnes.
—como ordene, Amy Abbott. Yo soy solo un esclavo suyo.— jugó poniendo cara de tristeza.
—¡Ay vamos!— lo abrazo por la espalda.— pero que guapo esclavo... ¿Me recibe un beso de paga? ¿O tengo que darle... Más?
—¿Si?— se volteo asintiendo mientras se inclinaba. Amy le mordió la nariz.— boba. Vas a empujar tú el carro, eh.
—no me dejarías.— él asintio riendo.— por cierto, ¿Que tal el negocio?
—no pensamos tomarlo, es mal plan. Es un hijito de papi intentando hacer un trato caro que no dará nada de ganancia.
—agh, entonces está bien que no lo hagan. Solo debes aceptar los convenientes, o al menos que tengan una idea más... Innovadora.— George asintio dándole la razón.— tengo hambre...
—¿De qué?
—hamburguesa con queso y papas con queso también y trozitos de tocino crocantes.
—¿Eso pide el bebé?— bromeo George.
—ja, ja. Muy chistoso, Jorge. Para tu información necesito más tampones porque abrí el último paquete hoy por la mañana.
—¡Uy! Dios, Amy. Son bromas, nena.— la abrazo camino a la caja.— pasemos por unas hamburguesas. Yo quiero unos aros de cebolla.
—eso se escucha increíble.
...
—George, no bebas vino de más.— rio Amy bajando la copa de sus labios.
—¿Por qué me pediste usar camisa y... Hay seis puestos? ¿Acaso viene María?
—puede ser.— camino hasta el espejo colgado justo sobre la pequeña repisa de entrada donde dejaban las llaves. Retoco su labial y volteo hasta él.
—¿Puede ser? ¿Cómo es eso?
—en realidad... Ay, es que no quiero que te enojes. Al principio lo pensé como una sorpresa, pero ahora... Quizás te puedes molestar y no dejo de pensar en eso.— confesó más nerviosa. Sin darse cuenta sus manos comenzaron a sudar.
—mi amor... ¿Que hiciste?
—es que creí que te sentías mal por solo invitar a mi hermana, así que como me has invitado mucho tiempo a cenar al piso para conversar más con Fred y Lea... Creí que sería buena idea invitarlos a cenar. En ese momento lo pensé así, al menos. Ahora creo que te vas a enojar, pero ya los invite y van a llegar y-
—¿Osea que... Me hiciste una sorpresa?
—¿Estás molesto, Georgie? Prometo hacer de todo para que esto no sea incómodo.— él la silencio con un beso largo solo presionando sus labios.
—no lo estoy, Amy. No me parece mal, me sorprendió y me pone feliz el que lo conozcas. Gracias por hacer esto, hace tiempo lo quería.— la volvió a besar antes de abrazarla.
—¿Si te gustó?— sonrió emocionada mientras lo apretaba en el abrazo.
—si, me gustó. Gracias.
—de nada, guapo. Te amo.— George se separó mirándola a los ojos.
—repite eso, nena.
—te amo, Georgie. Te amo demasiado.— acaricio su mejilla antes de volver a abrazarlo.
—ay... Me preguntó cuando dejaré de ponerme tan avergonzado al escuchar eso.— confesó sonrojado, sabiendo que la emoción no se iría. Se separaron cuando escucharon el timbre, y Amy corrió dejando a George bebiendo un poco de vino.
—¡Ay mi amor!— chilló emocionada. George alzó una ceja curioso por el apodo, sin aguantar se asomo para ver cómo Amy entraba con una bebé en sus brazos.— mira George, mi sobrina... Hola mi amor, dile hola al tío George. Hola tío George.— imitó una voz chillona.
—ay es una cosita pequeña...— se maravillo con la bebé. Con el cuidado del mundo acaricio su frente y sonrió.— mira... Tiene la nariz Abbott, mi amor. Tiene tu nariz, debe ser Abbott.
—ay tienes razón, si.— beso su mejilla.
—oh, Hannah, Neville, hola. ¿Cómo están?
—cansados.— admitió el chico.
—muertos.
—sin dormir.
—paranoicos...— continuo Hannah con una sonrisa.
—¡Pero bien! Dentro de todo.— ayudo a colgar el abrigo de Hannah y la abrazo.— esto para nosotros es una fiesta.
—por favor, siéntense.— pidió George tomando unas copas.— ¿Que les sirvo?
—jugo por favor.— George le sirvió a ella y Neville quien pidió lo mismo. Su atención en realidad estaba en Amy, en cómo se veía más linda al estar con una bebé en brazos. Ya quería tener una también, una bebita o bebito de los dos.
—¿Y cómo les fue con el cambio de casa para vivir juntos?
—uy.— Amy le abrió los ojos a George con una sonrisa.— tuve que ordenar todo mi closet para dejarle la mitad, por suerte George hizo unos cajones para optimizar espacio y luego recibí un reto por mi refrigerador.
—es que nena, no era posible encontrar alguna fruta en tu nevera. Lo único que abundaba ahí, eran cenas en cuatro minutos.— Hannah rio ante la anécdota de George.
—¡Pero es que Amy no sabe cocinar! Para almuerzo sabe preparar tres cosas: sopa, ensalada y sándwich.
—¿Y qué?— se quejó sintiéndose atacada.
—en mi defensa, yo tampoco sé cocinar, Amy. Lo único que he practicado es hacer comida para la bebé, en cuanto pueda comer, claro.
—es que es difícil. Debes usualmente preparar dos cosas y yo no puedo hacer dos cosas a la vez. Si lo haces por separado se te enfria la primera preparación.— explico como si fuera lo más lógico del mundo.
—por lo mismo soy yo quien cocina y Amy se encarga de otras cosas.— acaricio ligeramente el cabello de su novia antes de levantarse a vigilar la cena. Hannah le alzó las cejas coquetas a su hermana.
—te trata bien, te cocina y se ve encantado con una bebé. Lo traes comiendo de tu mano, Amy.
—no, no... Bueno si, pero es solo que... Estamos enamorados.— confesó ruborizada.
—no creo que a mi suegro se lo gane tan rápido, la verdad. Debo decir que es muy interesante lo que va a pasar.— abrazo a Hanna, recostandose ligeramente en su hombro mientras el aroma a comida comenzaba a abrirle el apetito a los presentes. El timbre sonó nuevamente.
—¡Uh! Yo iré.— Amy se levantó emocionada mientras abría la puerta encontrando a Lea y Fred.— hola chicos.
—Amy, muchas gracias por la invitación.— sonrió Lea saludandola con un beso en su mejilla.— traje ensaladas.
—muchas gracias. Adelante.— pidió. Fred la saludo entrando algo tímido, lo cual le causo risa a George. Se saludaron y tomaron asiento por fin, casi todos, porque Amy fue a por la entrada y George servía las copas de bebestibles. Cuando llegaron a la mesa por suerte estaban conversando normal y sin incomodidades.
—asi que... Pronto se casan.— sonrió Hannah.— no queda casi nada.
—no, nada. Está semana ya solo nos preocupamos de arreglarnos a nosotros para el sábado.— Fred le sonrió emocionado.
—bueno, yo solo tengo una cita con Amy mañana e iré a hacerme un masaje luego para desestresarme. Eso te quería pedir, George. Quería que te organizaras con-
—¿Ron? Claro, tenemos un plan para administrar los dos. Vamos, ¿Por qué me tomas, bobo?
—¿Que tal ha ido la tienda?— preguntó Neville interesado.
—bien, en realidad estamos bien y no creemos sacar productos nuevos hasta el próximo año. Cerramos todos los tratos y dejamos una opción de una posible creación.— Neville abrió los ojos y se interesó inmediatamente. Comenzó a hablar de plantas par darle ideas, hasta que Hannah, Lea y Amy se miraron ligeramente aburridas.
—¿Estás muy nerviosa? Yo lo estuve los días anteriores a la boda.
—uy si, me da un poco de dolor de estómago, pero a la vez estoy muy tranquila.— las dos miraron a Amy.— ¿Y tú? ¿Cuando te casas?
Los chicos también voltearon a verla, George con más interés esperando una respuesta. Amy comenzó a tomar un color rojo mientras negaba sin saber que responder.
—yo... Quiero, pero-
—¿Entonces?— pregunto Hannah.— ¿O es que George no quiere?— las miradas volvieron al pelirrojo quien rio divertido y evidentemente más relajado.
—sucede que Amy se asusta si vamos muy rápido, y ella dice que no, pero la conozco muy bien. Quiero que cada paso que demos se sienta segura, y ya nos mudamos juntos.— paso el brazo por los hombros de la chica.— nos casaremos, cuando ella este lista.
—ay, es que quiero tanto verte de blanco.— suspiro Hannah imaginandolo.— ¿No podrías estar lista antes? Quizás... ¿Para el matrimonio de Lea así recibes el ramo?
—¡Ay no! Sabes que odio eso. George me pediría matrimonio antes únicamente con la excusa de que el ramo cayó a mis manos por el destino y no porque en serio haya querido casarse. Por lo mismo, no me pongo a recibir ramos.— se cruzó de brazos con una sonrisa algo engreída.— yo podría estar lista y-
—¿Podrías?— preguntó George algo nostálgico. Claro que le dolía el que le expresará más cosas a su hermana y cuñada que a él, quien quería todo pero la esperaba.
—yo... ¿Vamos a servir?— George sabía que volvería tensa la conversación si es que decía algo más.
—bueno. ¿Ya le contaste sobre la decoración de tu boda, Hannah? Yo la encontré increíble.— dejo un tema que entusiasmo a las dos chicas antes de ir con Amy. Llegaron a la cocina en silencio mientras sonaban los platos.— ¿No tienes nada que decirme?
—no agarró ramos en las bodas.
—claro... Está bien, pero siento extraño el que hables de bodas con más personas y te límites conmigo. Tú... ¿Te ves conmigo en un futuro?
—ay Georgie...— se acercó para tomar sus dos mejillas.— no podría ver a alguien más. Me encantaría pasar mi futuro contigo, lo estamos construyendo.— él suspiro y asintio besando sus labios feliz y tranquilo nuevamente. Sin embargo, Amy quería que siguiera insistiendo sobre el si estaba lista para decirle que si y ver un anillo.— ¿Alguna otra pregunta?
—no, la verdad quede tranquilo con eso.— tomó dos platos y beso su mejilla saliendo por la cocina. Amy bufó sin querer ser directa, sin querer decirle textual que se arrodillara para no ser quien lo obligara. Quería que le naciera, pero ahora.
Tomó dos platos más y George se devolvió por los suyos mientras se sentaba.
—¿Ustedes prepararon esto?— preguntó Hannah asombrada.
—solo ayude un poco, pero-
—lo hicimos juntos. Amy se quita merito, porque ella preparo la entrada y ayudo a cortar vegetales.— beso su mejilla.— está aprendiendo de a poco.
—¿Cómo no sabías cocinar? ¿Qué acaso te cocinaban?— Amy enrojeció.
—si en realidad. En casa los elfos se encargaban de todo, así que no me ví en la necesidad.— elevó los hombros restándole importancia.— ahora sé todo lo de ordenar y limpiar, sin embargo George me está enseñando por si en alguna ocasión quedó sola... Sabré hacer más.
—va muy bien.— aseguró George.— besando su mejilla.— nuestros hijos van a comer delicioso.
—¿Van a tener?— preguntó Fred curioso.
—si, pero no sabemos cuántos.
—cinco.
—¡Ya te dije que son muchos!— negó riendo mirando a Hannah.
—¿Tú tendrás más?
—uno más, máximo dos porque es algo difícil.— explico agotada.
—¿Lo ves, George? Ubícate.
—okey. Dejémoslo en cuatro.— Amy rodó los ojos con una sonrisa para continuar la cena.
Gracias al destino todo estaba saliendo bien y se sentían cómodos.
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Holaaaaaaa! Espero estén bien y les guste la actualización. Feliz día de San Valentín, espero que la pasen bien ya sea con ustedes mismas o acompañadas! 💗
Cuidense y beban aguaaaa!