Conviviendo con la Mentira ©...

Autorstwa LadyGual

1.5M 42.4K 2.5K

[Historia GANADORA en los PREMIOS WATTY 2013 en español, en la categoría erótica, no adolescente, chick lit... Więcej

Capítulo Uno: ¿Por qué a mí?
Capítulo Dos: Preparativos de Boda
Capitulo Tres: Caos desatado.
Capitulo Cuatro: Sorpresa y Trato.
Capítulo Seis: ¿Actriz? Creo que no...
Capítulo Siete: Principio del deseo.
Capítulo Ocho: ¿Película y Hormonas? Mala combinación...
Capítulo Nueve: Malas Noticias
Capítulo Diez: Pesadilla.
Capítulo Once: ¿Líos y confesión? Menudo día...
Capítulo Doce: La bomba decidió estallar.
Capítulo Trece: ¿Alex es gay?
Capítulo Catorce: La prueba y, Elisa, ¿qué planeas?
Capítulo Quince: Beso con sabor a tarta de queso
Capítulo Dieciséis: ¡Sorpresa, somos nosotros!
Capítulo Diecisiete: Vaya noche. I
Capítulo Dieciocho: Vaya noche. II
Capítulo Diecinueve: La felicidad dura una navidad.
Capítulo Veinte: Chantaje.
Capítulo Veintiuno: El jodido vengador.
Capítulo Veintidós: Comienza la guerra, ¿en la discoteca?
Capítulo Veintitrés: La llamada. ¡Te lo dije!
Capítulo Veinticuatro: Verdades que escuecen.
Capítulo Veinticinco: Familia, Daniel es Ren...
Capítulo Veintiséis: Adiós a las vacaciones.
Capítulo Veintisiete: ¡Comienza un nuevo trimestre! ¿Las cosas pueden ir peor?
Capítulo Veintiocho: Tentaciones. ¡Maldito Daniel!
Capítulo Veintinueve: Ex novia psicópata.
Capítulo Treinta: Hondo, muy hondo...
Capítulo Treinta y uno: Sentimientos confusos, ¿por qué ahora?
Capítulo Treinta y dos: Oscuros secretos.
Capítulo Treinta y tres: Acontecimientos.
Capítulo Treinta y cuatro: Plan de ataque.
Capítulo Treinta y cinco: El juego...
Capítulo Treinta y seis: ...ha...
Capítulo Treinta y siete: ...terminado.
Capítulo Treinta y ocho: Tras la tormenta
Capítulo Treinta y nueve: Buenos amigos.
Capítulo Cuarenta: A pesar de todo, le quiero.
Capítulo Cuarenta y uno: La mentira de Alex
Capítulo Cuarenta y dos: Se acabó la tortura... ¿o no?
Capítulo Cuarenta y tres: Haciendo lo correcto.
Capítulo cuarenta y cuatro: Un nuevo plan y una propuesta.
Capítulo Cuarenta y cinco: Re-enamorar. Parte I
Capítulo Cuarenta y seis: Re-enamorar. Parte II.
Capítulo Cuarenta y siete: Un accidente inesperado.
Capítulo Cuarenta y ocho: El nuevo Alex
Capítulo Cuarenta y nueve: Confesión, preocupación.
Capítulo Cincuenta: Mi historia no ha hecho más que comenzar.
¡Los premios Watty! Y últimas noticias

Capitulo Cinco: Sucesos Confusos

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Autorstwa LadyGual

Capítulo Cinco: Sucesos Confusos.


¡Estúpido, estúpido y estúpido! ¡¡Daniel es un total estúpido!! Venga ya, ¿se va sin más? No me ha contestado. Engreído y prepotente, ¡prefiero mil veces al Daniel cuatro ojos de antes! Por muy feo que fuera, –aunque siempre voy a saber cómo es en realidad –, era un tío que no se metía con nadie. Pero ahora…

Estoy en el baño de la cafetería del edificio y no puedo salir porque temo demasiado encararme con él. Vale que tengamos un “trato”, pero eso no le da derecho a decidir con quien voy a ir, ¿verdad? ¡Uggh!

Después de unos minutos – más bien, cuando me encuentro mejor –, salgo con toda la dignidad que puedo y me dirijo a la mesa donde están los dos hombres discutiendo sobre algo. Al llegar, Alex, quien estaba hablando, se calla y me mira desilusionado por algo.

–¿A dónde vamos ahora? –pregunto como si no hubiera pasado nada. Daniel ni me mira, así que me dirijo a Alex.

–Pues, te dejo con él para que te enseñe todo el lugar. Así conoces a todos los trabajadores y te haces un hueco entre nosotros. –me guiñó un ojo y se levantó de golpe.

Recogió su chaqueta y, antes de salir del local, tendió un billete de 10 euros a la camarera pagando por los tres. Ella lo miró embobada mientras le entregaba el cambio y él se fue.

¿Por qué ese cambio repentino en Alex? Miré a Daniel, quien simplemente se levantó como su primo, y caminó hacia la salida. Le seguí preocupada, ¿el estúpido le habría dicho algo mientras yo estaba en el baño?

Caminamos alejados el uno del otro hasta llegar a una puerta en la que rezaba: escenario Nº 20. Gravando.

¿Me había llevado hasta un estudio de rodaje? Era… genial. Nunca había visto rodar ninguna película, pero no quería que Daniel me llevara, sino Alex.

No puedo decir porque pero me cayó bien desde el primer momento en que lo vi, allí, en el parque, antes del banquete de la boda. Es bastante guapo, amable, simpático y gracioso… todo lo contrario a Daniel, quien no sé cual es su verdadera personalidad, aunque intuyo que es pésima…

Además, Alex siempre trata de animarme y conoce el secreto de su primo, y menos mal que no sabe el mío, porque sino estaría perdida. Seguro que me miraría con asco por aprovecharme de su tía… ¡Pero no es mi culpa, sino de mi padre! Bien que lo decía, pero yo también me estaba aprovechando…

Salí de mis cavilaciones cuando Daniel, con total tranquilidad, abrió la puerta y nos adentramos en la habitación, más bien era una mega habitación.

La sala estaba llena de cámaras, cables y focos. El escenario era tecnológico, es decir, parecía que estaba en un bosque cuando en realidad lo que había detrás de esa actriz era un panel en blanco.

Esa mujer hermosa estaba actuando genial, su pelo color rojo fuego, esos ojos azules, sus labios de color rojo… hermosa y me sentí como una mierda en comparación… Sus palabras estaban pronunciadas con mimo y elegancia, supuestamente actuaba en un bosque y estaba perdida, era como un monólogo interior y yo me introduje en la historia de momento.

Daniel, quien había estado delante de mí, me cogió la mano y me llevó más cerca de la mujer para verla actuar mejor. Sin soltarme, nos quedamos mirándola como bobos, hasta que terminó la escena y también el contacto.

–¡¡Corten!! Muy bien Elisa, eres perfecta, ¡un descanso de media hora y seguimos! –anunció un hombre regordete sosteniendo un megáfono y meneándolo de arriba abajo. Supuse que sería el director.

La tal Elisa, la actriz, caminó con elegancia hasta salir del escenario y se puso una bata blanca y dorada. Se ató la cabellera roja y, cuando miró en nuestra dirección, sonrió a Daniel. ¿Se conocían? Cómo no…

–¡Daniel! ¡Has venido! –exclamó con voz chillona. Uy, no es perfecta…Ella abrazó a mi “adorado” hermanastro y éste no hizo nada para corresponderle. Bueno, bueno… ¿qué eran esos dos en realidad?

Para extinguir mis dudas, la mujer de cabello de fuego besó en los labios a Daniel y se morrearon como si se acabara el mundo… ¡Qué asco por Dios! ¿Es que no podían hacer eso en otra parte? Cuando se percataron de que yo estaba allí, Elisa me miró con desprecio y luego lo intentó disimular cuando Daniel la miró.

–Elisa, te presento a Miriam, mi hermanastra… –presentó éste señalándome –. Y, Miriam, ella es Elisa, mi novia. –obvio mi querido Watson. En cuanto Daniel dijo quien era, cambió su expresión por una más dulce.

–Encantada de conocerte, Elisa. – le di dos besos.

–Igualmente, ¡ahora seremos cuñadas! Pero, no me has dicho que tenías una hermana. Bueno, da igual, será divertido, ¿y a qué se debe que la traigas hasta aquí? –preguntó sin parar de hablar. Demasiado pesada…

–Pues si, tengo una hermanita, no te he hablado nunca de ella porque vive lejos todo el año, pero ahora se quedará por aquí bastante tiempo… –explicó Daniel sin darle mucha importancia –. Y quería que le enseñara dónde trabajaba… –siguió como todo un mentiroso experto. Elisa lo escuchó entretenida y asintió conforme.

–Bueno, ¿y te ha llevado hasta aquí? – me preguntó ella divertida –. Pues te habrás aburrido… –aseguró sonriendo.


–¡Qué va! Me ha encantado tu actuación, además, ¿es una película lo que filmáis? –quise saber diciendo la verdad. Por muy chillona y pedante que fuera, actuaba demasiado bien.

–Si, se llama La Dama de Fuego, se estrenará el próximo año… –explicó ilusionada.

Empezamos a caminar dejando a Daniel atrás.

–¿Y eres la protagonista? –pregunté entretenida. Daniel nos pisaba los talones, seguro que estaba cabreado porque le habíamos dejado de lado. ¡Que se aguantara!

–Si, soy la Dama de Fuego. –se tocó el cabello rojo y rizado como dando por hecho que se debía a su pelo –. Cariño, tu hermanita es adorable. –dijo Elisa abrazándome impulsivamente. Daniel ni se rió por el comentario de su novia, por el contrario, se acercó a nosotras y rodeó con su brazo a Elisa, quien se sorprendió, y caminaron juntos por un buen rato, mientras que yo me encontraba desplazada a un lado como un perrito siguiendo a sus amos…

Conforme pasaban los minutos, noté que Elisa se incomodaba por cómo me trataba Daniel y eso solo me hizo sentir peor… ¡¡Es que ese miserable no sentía nada por mi o qué!! Lo estaba pasando mal, me aburría con la pareja y, lo peor de todo, ¡me convertí en sujeta velas!

–Oye, Daniel, ¿no crees que tu hermana se debería ir? Seguro que se aburre… –musitó por fin Elisa mirándome de soslayo en voz baja, ¿se creía que no la iba a oír o qué? Daniel ni me miró, pero susurró:

–Es que ella odia quedarse sola en casa, por eso vendrá conmigo a partir de ahora… – ¡¡¿Qué?!! ¡Será mentiroso! Lo odio, parece que soy una niña mimada o algo así…

Elisa me miró apenada pero no dijo nada, por el contrario, se acercó a mi y me cogió del brazo. Tiró de mí hasta posicionarme al lado de Daniel y ella a mi otro costado. ¡Bien, la familia feliz!

–¿Qué haces Elisa? –espetó este cabreado. Qué “mono”, ni si quiera intentaba disimular su odio por mi… Elisa sonrió, seguro que lo entendió como una broma de su parte…

–He pensado que sois unos hermanos muy distantes y eso no está bien. –afirmó tranquilamente. Seguimos así un buen trecho hasta que Alex se cruzó en nuestro camino. ¡Alabado sea Dios! Por fin alguien que quiero ver…

Al notar cómo íbamos caminando, Alex disimuló una carcajada y se detuvo para hablar, a lo que Daniel se negó en redondo y tiró de mi para dejarlo atrás, pero Alex me tiró de la camisa para obligarme a parar.

Elisa se detuvo conmigo y Daniel se paró en seco con una mirada asesina.

–Tenemos prisa, Director… –explicó irritado. Me dirás a dónde tenías pensado llevarnos…

–Solo será un momento. –explicó fijando su vista en mi –. Miriam, ¿quieres que te inscriba en un curso para actores?

¿¿Qué?? ¡No, no y no! ¿Cómo se le ocurre? No puedo gastar dinero, ¡no!

–Te lo agradezco pero… –Elisa me cortó emocionada.

–¿Te gusta actuar? ¡Anda claro!, apúntala y verás como es buena, si su hermano es así de genial, ella habrá heredado su talento. –expuso dando palmaditas como una tonta.

–Alex y Daniel se miraron con complicidad y yo suspiré harta de la mentira, y eso que acabábamos de empezar.

–Si, claro, eh, ¿Miriam? –preguntó Alex dejando de lado a Elisa, quien no dijo nada.

Miré de reojo a Daniel, quien asintió con la cabeza, ¿por qué a mi? El muy desgraciado quería que aceptara para no levantar sospechas. Sabía que tenía que hacerlo por mi bien pero actuar no me gusta…

–Está bien, seguro que será genial… –dije sin ganas. Mi “primo” sonrió encantado y me dio una palmadita en el brazo.

–¡Muy bien! Pues, ahora te vienes conmigo que te vamos a inscribir…– me agarró del brazo y tiró de mi.

Miré hacia atrás y vi que Daniel me fulminaba con la mirada y Elisa sonreía encantada de la vida. Yo, en cambio, estaba a punto de llorar por la pena que daba…

Cuando nos hubimos alejado de ellos, Alex se detuvo frente a una máquina de bebidas calientes. Me miró alzando una ceja y sonriendo como un total engreído…

–¿Te has divertido con la parejita? –su ceja seguía arqueada y yo no pude más que frustrarme, ¡yo no sabía hacer eso!

–La verdad es que no, ¿por qué me torturan así? –pero yo sabía que era para tenerme controlada… el muy idiota me quería tener como a una esclava. Mas Alex me había salvado.

–Creo que… Daniel es un poco extraño, pero no mala persona. Es solo que contigo… se comporta diferente, ¿sabes? Es cómo si temiera que volaras o algo así… –explicó apoyándose en la pared con los documentos a su lado.

–De cualquier forma, gracias por rescatarme… pero, ¿cómo has sabido que estaba en apuros? –la duda me carcomía y quería resolverla. Alex empezó a caminar y lo seguí por el laberinto de pasillos beiges llenos de cuadros de famosos, suponía…

–No tuve más que mirarte y saber que te aburrías mortalmente… yo solo he hecho lo correcto. ¿No? –contestó sonriendo como algún sabedor. ¿Por qué me miraba así?
–Bueno, ¿de verdad quieres que ingrese a ese curso? No soy muy buena que digamos… –intenté excusarme para salir de ésa viva, aunque mi suerte no mejoraba.

–Pues sí, quiero ver lo que sabes hacer… A lo mejor eres una estrella oculta y no lo sabes. –afirmó como todo un experto. ¿Estaría bien de la cabeza? Creo que no.

–¿Pero no me ves? Bueno, ahora sí parezco medio actriz, con las pintas que llevo… Pero sino hubiera sido por Daniel seguiría siendo normal, ¿es que no te das cuenta de que voy a ser un desastre actuando? –ya estaba harta y quería irme de allí cuanto antes. Alex pareció pensar lo que le decía, aunque supuse que solo fingía porque siguió caminando y no dijo nada.

Al final, si que me llevó a esa clase, solo me inscribí por lo que no participé en las actividades de hoy, así que me sentí algo aliviada. Según Alex, empezaría al día siguiente para ver si era apta o no, ¡estaba metida en un buen lío! ¡¡A mí no me gustaba actuar, ni tampoco hablar en público!! ¿Es que nadie se daba cuenta? Parece que no.

Cuando me apunté y vi de qué se trataba la clase –un grupo de gente actuando según lo que mandaba un hombre, el profesor, y estudiando los trucos para llorar y actuar adecuadamente –, ya eran las 9 de la noche, por lo que Alex me comentó si quería ir a cenar con él, a lo que acepté y ahora me encontraba en un restaurante de lujo. Cómo se nota que es rico… mi preocupación es, ¿cómo pago yo lo mío?

–¿Qué te ocurre? –preguntó Alex dejando de leer el menú. Yo, como imaginaréis, estaba más pálida de lo normal pues no sabía lo que elegir… ¡¡todo costaba más de 100 euros!! No tenía tanto dinero encima y no le pedí nada a mi padre porque… a ver que piense, ¡¡¡me había dejado sola para fugarse a una falsa luna de miel!!! Quería que la tierra me tragase, ¿y ahora cómo le digo que no puedo gastar dinero?

Como estaba tardando en responder, el camarero vino a atendernos y yo maldije en mi interior. ¿Mala suerte? Seguro que tenía un mal de ojo encima.

–¿Qué van a tomar, señores? –un camarero cincuentón habló con un perfecto acento francés. ¡Ogg! el colmo. Alex pidió su ración y luego me miró. Yo le di una pequeña patada en la pierna y le miré negativamente.

Éste no se enteró de nada, así que tuve que pedir una ensalada “especialidad de la casa” y un vaso de agua. ¿Qué iba a hacer? ¡La dichosa ensalada costaba 70 euros! ¿Es que tenía oro esparcido o qué? Miré mi monedero disimuladamente y conté 50 euros. ¿¿Qué hacía??

–No te preocupes por el dinero, invito yo. –susurró posicionando su cabeza entre sus manos y mirándome encantadoramente –. Eres adorable, ¿lo sabes?

Creo que me puse más roja que el mantel, así que sí, ahora sí que parecía una ingenua total. ¿Por qué me decía eso?


–Gracias, por las dos cosas… –movía mis ojos en todas direcciones para no posarlos en Alex, y me daba cuenta de que era casi imposible no fijarse en ese hombre.

Esos ojos marrones chocolate, sus labios perfectos y ese pelo rubio… además de que estaba más bueno que el pan. ¿Qué pensaba? De verdad necesitaba un novio, no podía fijarme en él porque era mi “primo” y eso no estaría bien visto, ¿verdad? Aunque…

–Yo solo digo la verdad, eres adorable, una chica muy mona pero… –¿mona? Vaya, ahora sí que la he liado parda… –…ahora, con esa ropa, pareces una adulta muy sexy…

¿Sexy? ¿Yo? Venga ya, este tío se estaba quedando conmigo.

–Sabes que no se debe mentir. –musité avergonzada y agachando mi cabeza viendo mis piernas. Alex se acercó más a mi y posicionó sus manos encima de las mías. Lo miré sorprendida cuando vino el mayordomo con las bebidas y nos interrumpió…

Después de ese accidente, hablamos de cosas triviales… Hasta que él me tomó de nuevo de las manos y me miró con un brillo especial en los ojos.

–Y, dime, ¿tienes novio? – ¡ala!, de sopetón.

–Pues, ahora mismo no… –¿ahora mismo no? Pero si nunca había tenido uno. Éste sonrió de medio lado sin apartar sus manos.

–¿Por…? –aventuré bebiendo del vaso.

–Curiosidad, y dime, ¿qué tal tu nuevo ambiente? ¿Te adaptas bien? –quiso saber preocupado. ¡¡Ahh!! Me lo comía, era un hombre guapo, amable, y con sentido del humor. ¿Era un extraterrestre? Porque un hombre no podía ser así de… ¡¡quiero un novio así!!

–Pues me ha costado adaptarme, pero en general es fantástico. Todo esto… –abarqué con mis brazos el lugar –…es espectacular. Antes, ¡ni por asomo iría a un sitio como este! –Alex sonrió conforme y se acomodó en el asiento.

Ya habíamos cenado y ahora charlábamos amenamente. Era genial no ser controlada por Daniel.

Daniel, ¿estaría con Elisa? Seguro que sí, además, se lo estaría pasando en grande… o estarían revolcándose por ahí. ¡¡¿Qué más te daba, Miriam?!!

–¿Y tú? ¿Ahora estás con alguien? –pregunté con más curiosidad de la que deseaba mostrar.

–¿Te interesa? –levantó una de sus perfectas cejas y mostró su sonrisa de nuevo. De verdad, ¿qué hacía pensando en Daniel con semejante monumento aquí delante?

Bueno, seamos sinceros, Daniel también estaba como un tren, es más, lo odiaba pero no por ello dejaría de admitirlo, pero por otra parte, Alex tenía lo suyo y era un buen partido…

¡¡Deja de pensar así en ellos!! ¿De qué voy? Soy una idiota…

–¡Tú me lo has preguntado! Tengo derecho a saberlo, ¿no te parece? –dije fingiendo enfado.

–Ahora no tengo pareja… pero me empieza a gustar alguien, aunque no sé si está bien… –anunció penetrándome con sus ojos chocolate… ¡¡¡…!!!

–Interesante… ¿y qué vas a hacer? –pregunté apoyando la barbilla en mi mano.

–Esperar a ver cómo se da la cosa. Si veo que a ella le intereso, pues… –Se acercó a mi lo suficiente como para oler su perfume… mmm, hierva buena.

–¿Puedo saber quién es? –no me separé de él en ningún momento, si no fuera porque sentí que el corazón me latía demasiado fuerte, nunca lo hubiera hecho.

–Es un secreto, pero te pediré consejo de vez en cuando, si llego a estar enamorado de ella, te pido que me ayudes. –rogó cogiéndome las manos y llevándoselas a su boca.

–Cla-claro, no te preocupes. –aseguré apartándome de él, esto estaba mal. ¿Por qué? No lo sabía pero no podía suceder esto con Alex… ¿con quien entonces?

Salimos del restaurante, una vez pagó Alex, y caminamos hasta el parking de su empresa de actores. Una vez allí, vimos a Daniel con Elisa, caminando de la mano como toda una pareja de enamorados. ¡Genial! Nótese el sarcasmo.

–¿Qué hacéis aquí? –preguntó Daniel con una voz que daba miedo. Elisa pareció no notarlo.

–Iba a llevar a Miriam a vuestra casa. –explicó Alex sonriendo. Vi que Daniel nos observaba como un policía lo hace a una escena de crimen, por lo que no hago más que alejarme de Alex, sintiéndolo mucho. Él y su manía de controlarme.

–No hace falta, ya la llevo yo. –anunció Daniel cogiéndome de la mano y tirando de mi hasta ponerme a su lado. Alex lo retó con la mirada, pero el otro no quiso darse cuenta. Elisa se apartó un poco de su novio. Me sentía incómoda.

–Bueno, pues me voy. Hasta luego cariño. –se despidió Elisa dándole un beso a Daniel en la boca. Yo aparté la vista y Alex vio mi gesto con preocupación.

–Adiós, Miriam, y recuerda que mañana tenemos una cita a las 8:00 de la mañana. –anunció Alex con tono recriminatorio. ¿Qué estaba pasando?

Una vez se fueron los dos, cada uno en su coche, Daniel abrió la puerta de su vehículo y entró dando un portazo. Yo hice lo mismo, sin dar golpes, y me senté a su lado. Uff, qué tensión…

Por un buen rato, Daniel condujo en silencio, hasta que bufó y dejé de mirar por la ventana el paisaje precioso que tenía delante.

–Así que mañana vas a empezar las clases para actuar… interesante. –su tono no me gustó nada, recriminatorio en todos sus sentidos. ¿Qué le había hecho yo? En todo caso era yo quien tenía que estar enfadada con él, y no al contrario.

–Si, por otro lado, me lo he pasado genial con tu primo. Es muy amable y atento conmigo… además me ha dicho que no tiene novia… es un buen partido, ¿verdad?

Daniel paró el coche de golpe, suerte que estábamos solos en carretera y no causó ningún daño. Me miró furioso y yo me alejé de él todo lo que me permitía el reducido espacio.

–Ni se te ocurra, ¿¡me entiendes!? –exclamó echo un energúmeno. Esto estaba mal, ¡¡lo odiaba!!

–Idiota, ¡¡¿es que acaso te importa lo que yo haga?!! Una cosa es que sea tu criada y otra muy distinta es que me digas con quien salgo o no. –exploté harta de su comportamiento. Pero él, no contento con hacerme saltar, me acorrala en el asiento, echando todo su cuerpo encia del mío, y me agarra los brazos con fuerza.

–¡¡Tu eres mi criada y me tienes que obedecer!! ¿Comprendes? Si te ordeno que no intentes nada con él, no lo harás. –su nariz tocó la mía y me estremeció ese roce. ¿Es que era masoquista o qué?

–Pero… yo…

Daniel me besó en los labios intensamente, posesivamente… como quieran llamarlo, pero lo hizo con tanta bestialidad que temí que me rompiera el alma. Aun sabiendo que tenía novia, entremezclé mi lengua con la de él y sentí que me elevaba por el cielo estrellado. Era tan placentero que me derretía, las piernas me temblaron y el pulso se disparó.

¡Espera!

–¡Para! No tienes derecho a hacer eso. –susurré intentando obtener el oxígeno perdido. Éste, con los labios enrojecidos, me miró con una gama intensa de brillos azules y grises.¡¡Condenado demonio!!

–Yo no he dicho que paremos, ¿o sí, criada? –sonrió altaneramente y volvió a conducir por la carretera.

Vale, ahora sí que estaba perdida, cabreada, confusa, con ganas de matarlo allí mismo y, lo peor de todo, con un placer en mi paladar que no era normal, un cosquilleo en el vientre bajo y una sensación de martilleo en mi corazón que no se iba.

–Eres un desalmado, ¡¿es que no quieres a tu novia?! –espeté disgustada. Vi como las luces de las farolas, de los edificios y de la luna, opacada por toda la tecnología de la ciudad, iluminaban su perfecto rostro y dejé de pensar por un momento…

–La quiero, pero no la amo. –se excusó sin apartar la vista de la carretera.

–Y, ¿entonces? Por qué me besas… –inquirí pausadamente. Estaba herida, me utilizaba a su antojo para luego, seguro, echarme a patadas de su vida. Me sentía culpable por Elisa, quien se veía una mujer honrada y legal, en cambio, yo, era alguien que robaba novios… ¿en qué me he convertido?


–Porque eres mi juguete… para eso te quiero, criada.

Continuara...

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