Amor Por Error ©

By XxAmayraxX

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¿Que pasaría si en una fiesta te acuestas con el novio de tu mejor amiga que también resulta ser mejor amigo... More

-Sinopsis-
-Prefacio-
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By XxAmayraxX

-El anillo-

Sentía como mi entorno daba vueltas y la luces solamente brillaban a los lejos. La dulce voz de mi madre fue la única que escuche después de poder mirarme en una camilla, con el suero pellizcando mis venas.

¿Qué había pasado?

¿Dónde estoy?

«Pues en un hospital dah»

Bueno mi inconsciente estaba del todo bien.

—¿Dhara? —Un leve Murmuro escuché tras el frío viento de la ventana.

Parpadee varias veces para aclarar mi visión y poder localizar a Félix acercándose a mi.

—Dile que trajiste papitas fritas y no flores. —Ironice al verle sujetar algo entre manos.

—Para nuestra mala suerte, si son papitas pero de zanahorias.

—¿Zanahorias? No soy un conejo Félix.

—Con esos dientes, lo dudo.

Reí débilmente.

Él aún tenía la ropa de un día anterior, el mismo día dónde pide pedirle que no dijera nada a Nat. No había pasado mucho desde ese entonces.

—Félix... —el aún estaba sonriendo cuando dejó la pequeña caja en mi mesa de al frente —Necesito darte una explicación.

—Bueno... literalmente casi te moriste por dármela. —Ironizo sonriendo.

Volví a sonreír.

—lo digo en serio Félix, tu mereces ya saber la verdad.

—okey, está bien dime.

Suspire, preparada a ser clara sin tener problemas. 

—¿Te acuerdas de esa noche en la fiesta de cumpleaños de Nat?

—Espera, no me digas. ¡Te cogiste a su novio en su cumpleaños!

— Shhh, Félix.

—Okey, okey perdón.

—Tu y yo habíamos consumido mucho, y cuando te fuiste por lo que te había dicho Nat, te fui buscar y...—Calle pensativa ante mis palabras.

—y...—Quiso que siguiera Felix.

—Me topé con Adriel.

—Y te lo cogiste.

—¡No! O bueno...si.

—Dios que puerca.

—Félix, yo ni siquiera lo conocía, no por alguna foto o video, tu sabes cómo era Nat cuando le preguntaba sobre Adriel.—Le aclare y este me dio la razón. Desde que Nat tuvo novio vía internet, eran las pocas o mas bien, nunca hablo sobre su aspecto, o tan siquiera su nombre o apellido. Muchas veces Félix y yo dudamos de que el novio de Nat fuese real.

—Si lo se, era tan rara. —Hizo una cara rara.

—Después de eso, el alcohol me hizo seguirle el rollo, y así caímos en una habitación del mismo antro.—Explique.

—¿Y él?

—¿Y él que?

—Tenia alcohol en su organismo cuando su fue contigo, y dejó a su novia desamparada.

—Si él...—Me detuve, pensativa. Nunca lo había pensado así. Hasta ahora nunca me detuve a pensar en eso.

Y si...¿Adriel estaba ebrio?

—Bueno, ya tengo mi respuesta.—Ironizo ante mi claro silencio.

—Mira, también fue mi error ¿Si?  No lo intento justificar, pero igual yo le fui infiel a Oliver.

—Pero para tu bien, podrías haberle dicho que estaba ebria y que te besaste a chico en la fiesta y ya.

—Me desaparecí Félix. Pensaría que me acosté con él.

—¡pues  lo hiciste!

—Félix, no sabíamos que hacer, simplemente mentir.

—Bueno, al menos fue solo una vez. —De encogió de hombros como si eso no importara. Pero mi mirada perdida y varios pensamientos de todas aquellas veces volaron de mi mente. Me regreso la mirada.— Espera. ¿Lo hiciste más de una vez con el?

—Félix.

—Bueno, ¿ al menos te gustó?

—¡Félix!

—Ósea digo, probar la misma cosa por nueve años hace irse a la más nueva. Te entiendo —Entendió haciéndome sonreír. Tenia toda la razón, no lo dudaba.

—Félix, fue solamente la tentación.

—Pues vaya tentación.—alzo las cejas con sarcasmo— no te juzgo ¿Si? Yo también me hubiera ido a la polla más nueva.

—¡Félix!—Exalte mirando la puerta por si alguien lo hubiese escuchado.

—Bien, bien, ya, perdón. Ya sabía su rollo.

Le sonreí y cuando de pronto sus palabras cobraron sentido en m mente, me detuve a verlo.

—¿Qué?

—¿Qué?—repitió.

—¿Cómo que ya sabías nuestro rollo?

— Dhara, en serio no te habías dado cuenta que yo sabía que ustedes dos estaban haciendo sus cosillas a escondidas.—Lo dijo como si fuera lo mas claro que el agua.

—¿Y por qué te pusiste así al enterarte?

—Ay Dharita, todos los disturbios que tenías con Adriel siempre era en presencia de Nat y Oliver, hacían mucho drama que toda la atención iba para ellos y así que cuando los vi besándose afuera de la cafetería, no dude en aprovechar el drama. Incluso cuando los vi quise partirme de la risa de saber que mi teoría era verdadera.

—Ósea que siempre lo supiste.—Fue mas como una afirmacion que una pregunta.

—Si, obvio. Aunque no pensé que mi drama fuera tan verdadero que te traería a está camilla.

—y tu novio...

—El no me lo dijo, pero supuse que eso de que te pico un mosquito era más falso que el cabello de mi padre.

No pude evitar sonreír volviendo a verlo.

—Lamento de que ahora te lo haya dicho, y mucho menos de esta manera. No quería que te enterarás de esta forma.—hable sincera.

— Dhara, a mi no importa que te acuestes con Adriel o con tu primo, tu padre, lo que sea— rodo lo ojos sonriendo a tal turbia situación— Lo que me importa es saber que no me dijiste, estuviste sola en esto y nos prometimos nunca estarlo.

—Félix...

—Dime que ya no me mentiras.

—Félix...

—Promételo Dhara, ya no más mentiras entre nosotros.

Lo mire pensativa en ambos ojos, dudosa.

—Lo prometo. —Le dije al fin.

—Y también júrame que seré testigo cuando se los digas a Nat y a Oliver, quiero ver su reaacion.

Volvía a reír.

—Lo prometo Félix.—Le asentí.

Me regaló una sonrisa ante de poder inclinarse y abrazarme a el.


// // //

2:00 en punto. Creo que era la segunda vez que veía el reloj y el número no cambiaba.

El tiempo en un hospital pasaba tan lento que pronto quería tirarme del piso de dónde estoy.

Adriel no ha venido a verme y no sé si eso era motivo de preocupación. Se notaba tan preocupado por mi cuando llegamos que no pensaría lo que estaría pensando en este momento.

Por otra parte con lo de Félix me trae mucha calma saber que alguien de mi confianza sepa mi versión de la historia. No si hacer aun lado a Dalí, ya no tendría que mentir del todo.

Me vi reír ante el recuerdo de su mentira fracasada con lo de Adriel, qué pronto fue convertido en sexo en la habitación de suplementos. Como necesitaba a Adriel en este momento.

 Mi sueño no tardó en borrarse cuando la puerta de mi habitación se abrió de golpe y este apareció Oliver. Algo en mi hizo que mi estomago se revolviera de los nervios.

—¿Oliver que...—No pude terminar cuando esté se acercó a mi y me sujeto con sus manos mi cuello haciendo que todos mis sentidos se esfumaran.

—Maldita perra que ni mereces aún vivir.—Sus dedos que punteaban mi cuello me hicieron quejar.

—Oliver...déjame...—dije entre cortadas de respiraciones.

Me soltó de golpe haciéndome coger aire como si este no lo hubiera hecho desde hace tiempo.

—¿Qué-te sucede? —Le dije cuando pude articular palabras.

 —Ja ¿Qué me sucede? ¿Qué te sucede a ti Dhara? O prefieres que te llame puta.

Voltee a verlo a tal grosería. Me sentía ofendida de tan repentina brusquedad al hablar.

—No se de hablas. —Me renegué a contestar. Aunque por dentro tenía mucho miedo de saber que tal vez Adriel en acto de desesperación, le haya dicho a Oliver.

—Tu me engañas ya no tienes que fungir. —Eso me cayó de golpe de agua fría cuando su rostro se empezó a colorar color rojo.

—Oliver...

—¿Quiénes es?

—¿Por que supones que lo  hago?—Mi pregunta me hizo temer a la respuesta pero su respuesta fuera todo lo contrario a lo que esperaba.

—He recibido una llamada y hizo tener razón en las teorías que ya tenia.

¿Llamada? ¿De nuevo?

Ya hacia demasiado tiempo que mi padre recibió una llamada anónima diciendo mis problemas con Oliver y ahora fue de Oliver de saber mi secreto mas reciente. Pero, ¿era la misma persona que la vez pasada?

—No haz dicho nada, así que supongo que tengo la razón ¿no? 

—Oliver. 

—Dime Dhara, ¿Quién es el idiota con el que cambiaste?

—Yo no...—Mis palabras fueron cortadas cuando golpes en la puerta resonaron.

—¡Joven Blasse!

—¡contesta Dhara! ¿Quién es? —Oliver lo ignoro olímpicamente sin apartar mirada de mi.

—Oliver...tranquilízate.

—¡¿Que me tranquilice?! —Escupió acechándose peligrosamente a mi.

—¡Jover Blasse.! —Volvió a gritar la persona atras de la puerta.

Este volteó y ahí fue donde aproveche a poder levantarme de la cama e intentar abrir la puerta y pedir ayuda. Pero Oliver fue más rápido que yo, para poder pararme de la cintura, y taparme la boca con una de sus manos.

Intenté liberarme pero esto se me era imposible. Mis ojos miraban por todos lados en busca que algo me ayudara.

Adriel.

—Es mejor que te digas la verdad ahora Dhara si no quieres tener problemas con tus papis, Dada. —Me tiro de golpe a la cama con brusquedad ante de poder abrir la puerta.

El doctor estaba parado con una mano en el aire como si quisiera volver a tocar.

—Joven Blasse...

—Ni una palabra si quiere seguir su trabajo ¿Ok? —Escupió Oliver antes de pasar de él, chocando a propósito en su hombro.

El doctor lo siguió con la mirada antes de poder dirigirse a mi.

Ahora mi cabello que tanto tarde en arreglarlo, este se encontraba desordenado. El doctor me miró levemente preocupado, con un rostro perplejo.

¿Qué demonios acaba de suceder? Preguntaba ante solo ver su rostro.

Ni yo sabía la respuesta.

Solo me renegué a tragar saliva a tal nudo en la garganta antes de componerme y hacer como si eso nunca hubiera pasado.

// // //

Desde pequeña deseaba ese príncipe azul que tanto aparecía en los cuentos de hada. Desee la mayoría de mi niñez tener tanta atención por parte de un hombre vestido de azul, para que años después eso se convirtiera en una simple sin fin. Cuando me di cuenta, yo ya estaba con Oliver para darle el gusto a mi pase de aportar algo a la familia, tras pocos años de noviazgo la maravillas de nuestra relación se fueron notando entre la multitud, que fue lo que llevo a tirar nuestra relación por la borda. 

Simplemente tal vez era por que nuestra relación era tan perfecta, que la gente la empezó a dañar; con malos murmullos, insultos en nuestras redes, confesiones de supuestas ex de Oliver y sobre todo, las palabras malas tratadas hacia mi. 

Como ya dije, esperaba ese príncipe que me tratara como princesa, me vestía como una que a mi príncipe no le llego parecer de su agrado.

Los problemas en nuestra relación empezaban hacerse tonar, pero simplemente eso no importaba en absoluto, solo quería que Oliver estuviera conforme a nuestra relación. Era mi primer novio, mi primer beso, mi primera vez, mi primer todo. No quería perderlo, por que si lo hacia, perdería lo único bueno que aportaría en mi familia, mi padre mas que nada. Suficiente tenia con los problemas de mi hermano, para agregar mas a la lista. Simplemente quería que alguien me quisiera, sea como sea. Y hasta ahora Oliver era el único que lo había conseguido. 

Sujete con mano un poco mas fuerte como gesto de apretón. Íbamos hacia la plaza de la ciudad para encontrarnos con Nat y Felix, admitía que aceptar la invitación de Nat para ver una pelicula, mi primera respuesta fue en negar. Simplemente no quería estar al rededor de mas gente, me sentía expuesta.

-Bájate más la falda -Me murmullo Oliver a mi lado mientras que ya bajada del coche.

-si, lo siento -Le asentí apenada. Debí traer el vestido largo de flores que me regaló en nuestro aniversario y no esté que me regaló mi madre. Que tonta.

De pronto sentí como en la parte detrás de la espalda, sentía una presencia de una persona. Mi primera reacción fue voltear rápidamente y para mí sorpresa estaba un señor un poco más grande que yo y Oliver.

-Hola linda...¿no quieres dar un paseo?

Oliver volteó cuando noto que tenía compañía. Me sujeto bruscamente de la muñeca para atraerme a él.

-¿Que te pasa idiota?-El señor ni siquiera se inmutó, simplemente me seguía viendo de rodillas arriba. -No la mires.

Está vez alzó la mirada, como si al fin notará presencia de Oliver.

-Jove Oliver que afortunado de tener a una novia tan bonita y tan...-Pero la mirada se fue a mi cuerpo. Tenía ganas de llorar sin razones.

Oliver no pudo aguantar, cuando menos lo vi este lo sujetaba de su playera con fuerza.

-¿Tan que, idiota? -Lo sujeto tan fuerte de su cuello que se notaba como su cuello empezaba a notarse rojo.

-Oliver. -Lo llame, no quería llamar la atención.

-Es mejor que te vayas por dónde viniste infeliz- Escupió Oliver antes de poder tirarlo al piso. El señor, se intento levantarse del piso, pero Oliver no se lo permitió cuando le propinó un golpe en la cara que fue más que suficiente para que el señor intentará renegar a sus golpes, Oliver le escupió cuando el se levantó y huyo.

Se quedó parado por segundos mientras observaba como el señor se iba entre tropezones. No estaba en todos sus sentidos.

-Oliver...-Intente acercarme a él pero este rápidamente se aparto de mi lado.

-No me toques Dhara, ya suficiente que te haya tocado ese idiota para ahora intentes hacer como si no lo hubiera visto.

-Oliver, la puerta estaba atascada yo no quise...-No pude reaccionar cuando esté me propinó una cachetada haciéndome apartar la mirada.

-Es suficiente Dhara, si tan solo no te comportas como una puta o tan siquiera te vistieras de una forma más reservada.

Llevé mis dedos a mi pómulo dónde empezaba arder del impacto.

-Es la última vez que me haces defenderte por tus puterías, la próxima vez dejare que te toquen.

No hable, no pude. Cuando pude tras mi cabello, el camino de nuevo a la plaza dejándome sola en el estacionamiento. Alcé la mirada dónde había más coche y me mire en uno de sus ventanas.

Tal vez no debía haber utilizado ese vestido corto...

O tal vez no debí ser tan cobarde.

Ahora me encontraba tapando las heridas que Oliver me había causado hace unas horas. No quisiera que Adriel las viera si llegase a venir a verme o mi hermano, mucho menos él.

Dos toques en la puerta me hicieron estremecer al par de que hacía presión en la herida.

—¿Hija?— Era mi madre.

Tire el polvo de maquillaje antes de poder salir y verlo a frente de la camilla con una bolsa de regalo en las manos.

—Hola mamá.

—¿Qué haces allá dentro? ¿No deberías estar en total reposó?

—También tengo derecho de orinar por si mi acta no lo decía.

Apartó la mirada, dejando en el mueble de alado el pequeño regalo.

Con cuidado me acosté de nuevo en la cama.

—Supuse que mamá sería la primera persona en querer verme.

—No te equivocaste, pero de tan desesperada que estaba no pudo evitar caer rendida del sueño.

De seguro cuando se levante le dará un infarto de ver dónde quedó dormida.

Le sonreí.

Está vez ella se le notaba tranquilo que se me pareció extraño.

—¿Sucede algo?

—Vi que Oliver salió enfurecido hace unas horas del hospital.

Tragué saliva nerviosa.

»¿Sucede algo con él?

—Problemas de cualquier relación. -Le dije, aunque para mí era claro que esto también podría ser posible.

—Sus padres también están afuera, están igual de preocupados que él. -arrastro una silla para poder sentarse en el. —Cada vez dan motivos para ser de su familia.

Quise volcar los ojos pero me digne apartar la mirada.

Conocía a los señores Blasse, eran tan perfectos para que fuera real que ellos son los padres de Oliver. Pero ahora ve que no todo lo perfecto parece serlo. Hubo un tiempo donde me entere que el padre de Oliver le era infiel a su esposa, y que hasta el día de hoy solo seguía juntos para no perder la herencia de su hijo.

Vaya mierdita.

—También está Luz con su hijo, Alan.

¿Qué hacían ellos aquí? Más que nada Alan.

—Pues vaya, que bien. —No le di tanta importancia. Había algo en él que me parecía extraño.

—Hija...—Se aclaro la garganta para acercarse más a mi camilla.—Tu sabes que la señora Derse una la mujeres más importantes del mundo del arte y la belleza, y no se tal vez tu...

—Ya se por donde vas mamá, y no.

Bufo.

—Pero ni saben a lo que voy.

—Bien, habla. —Le di el poder de la palabra.

Relamio sus labios antes de poder seguir.

—Tu ahora estás delicada, no puedes hacer mucho esfuerzo para no recaer, así que supongo que eso de las idea de ser porrista se hecho un lado.

—¿Y tú cómo sabes que estuve en el grupo de las porristas ?

—hija, yo también tengo redes sociales, de seguro yo me e intentado antes del vídeo de las porristas cayendo.

Oh...eso

—Como sea, estuve pensando y no se tal vez quieras ir a las clases particulares de pintura y diseño para distraerte y además te ayuda para desestresarte.

Tragué saliva, la sola idea de estar en la casa de los...junto Alan se me revoloteaba el estómago. Por otro lado si que me daba curiosidad saber más sobre de él. Sobre todo cuando esté tiempo estuvo demasiado alejado. Dalí mucha veces me decía que llegaba cuando no era mi turno, se le notaba más callado de lo normal, y sobre todo que ya no preguntaba sobre mi. Era como si, ya le daba igual.

Tal vez mentirle fue un error.

—Lo pensaré mamá, ahora ve a descansar que tienes cara de muerto viviente. -Al solo decir esas palabras se llevó las manos a los párpados.

—Tu padre está en sala de espera, lo haré pasar.

Se asentí.

Dejo la silla en su lugar y se acercó a mi la darme un beso en la frente antes de por decir un -Te quiero- en un leve murmuro. Salió cerrado la puerta detrás suyo.

El silencio inundó la habitación tan rápido que pronto recordé como era estar en mi había con nadie en casa. Mi mente por otro lado viajaba a la preocupación de mi hermano, conociendo a mis padres de seguro no le avisaron sobre mi pequeño incidente, solo esperaba que estuviera bien.

La puerta se abrió tan de pronto que me sorprendió que no fuese mi padre. Era el doctor de espaldas. No le di tanta importancia ante la rareza que demostraba, pero cuando le vi cerrar la puerta esto me hizo poner alerta.

—Doctor, mi padre vendrá.— Le dije, esperando una reacción en él. Pero él solo se quedó parado mostrando solo su espalda.

Fruncir el ceño curiosa. Intenté estirar el brazo para llamarlo pero este se volteó de golpe dándome un susto que casi me hace recaer en la camilla.

—¡¿Pero que le pasa?! Casi me da...-

—Hola enana.— Me interrumpió él tras el cubrebocas, haciendo clara mi confusión.

—Usted cómo sabe...C—omo esto me diera una respuesta, el se quito el cubrebocas tras el gorro azul que tenía en la cabello. Mis hombros se relajaron cuando vi quien era.— Idiota.

—¿Disculpé? Que mala educada señorita, para usted yo soy el Doctor Brown.

Rodé los ojos cruzándome de brazos.

—¿Qué haces aquí Adriel? Mi padre vendrá.

—Uy pero que humor, yo solo vine a ver y saber como esta mi paciente. —Se empezó a quitar el traje de enfermero y cuando espere que estuviera desnudo bajo ese traje, en el había una camiseta negra.— Vaya decepción vi en tus ojos, enana.

—Mi padre entrara pronto, es mejor que no te vea aquí.

—No lo haré si cierro la puerta y que por cierto, ya lo he hecho -Me sonrió inocente. No pude evitar regresarle la sonrisa.

Dejo el traje en la silla donde hace un momento se había sentado mi madre para luego dirigirse a mi.

—Tu hermano está afuera, quiso verte pero no lo dejaron entrar por ser menor de edad.

—¿Mis padres...?

—No saben que está acá, solo Nat, pero no creo que diga nada. -Justifico él.

Este se encontraba raro a mi parecer, mordia repetidamente su labio inferior como la manía que pronto se había acostumbrado, sus manos pasaban cada minuto por sus pantalones como si limpiare el sudor de ellas, miraba por toda la habitación que pensé que tal vez no era de su agrado. Pero algo si sabía, era que no está bien, y no sabía si por mi.

—Adriel, necesito que hagas algo mi.

—Si lo que quieras, ¿quieres almohadas? —Se acerco a mi preocupado —¿O tal vez agua? ¿Tienes sed? ¿Hambre?

—Adriel...

—¿Te duele algo? Puedo llamar al doctor si lo deseas.

—Adriel.

—...¿o quieres que te haga un oral acá?

—¡Adriel! —Le grite cuando esté se había ido a demasiado.

Está vez calló para poner sus atención en mi.

Suspiré cerrando los ojos.

—No quiero eso.

—¿entonces?

—Quiero que me abraces.

Su rostro fue arte cuando mis palabras colaron sus oídos. Un brillo apareció en sus ojos como si de un gran logro de tratará.

—¿Abrazarte?

—Si no quieres no. —Me resigne cruzándome de brazos.

No respondió por qué este ya se estaba quitando los zapatos poder subirse a mi camilla.

—No, no, obvio que quiero enana. —Se coló entre mi sábana para poder colocarse alado mío y atraerme a él, así colocando mi cabeza sobre su pecho. No dude en acomodarme colocando una mano sobre encima de sus estómago.

Tan pronto que llegó un pequeño silencio entre nosotros supuse que nosotros éramos la calma del uno a otro.

Sentía como los problemas con mis padres e Oliver desaparecen al tenerlo a  mi lado. Me repetí mil de veces hacer que esto no fuera a más, no más que solo atracción, pero era incontrolable como Adriel se estaba convirtiendo en mi lugar seguro. Mi lugar seguro.

Recargo su cabeza sobre la mía cuando me vio bajar la cabeza para poder cogerle su mano. Sus largos y delgados dedos dónde aún se conservaba sus anillos plata.

Esa misma mano se la llevó a los labios para que con sus labios sacan el anillo plata con la forma de mariposa, para después cogerlo con sus dedos. Miles de escenarios aparecieron en mi cabeza cuando recordé que ese anillo era el mismo cuando me había hecho un oral aquella vez.

El rubor coló por mis mejillas cuando esté lo metió en uno de mis dedos para luego cerrarlo con su mano.

—Desde ahora te declaró la señorita Becker Brown.

Una sonrisa salió de mis labios para luego alzar la mirada para poder mirarlo y este me recibiera con un brillo en ellos.

—¿Y tú eres?

—El chico con quién cometiste un error.

No pude evitar impulsarse para poder cogerlo del rostro y atraerlo a mis labios.

—Y que lo volvería a cometer.

// // // // //

Una lluvia de calma para preparar la tormenta

Una frase que representa el inicio de las actualizaciones de esta semana. ¿Os gusto?

No se olviden de votar y comentar sus opiniones que yo los leo.

Se les quiere <3

Amayra.


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