Te Necesito (#1) BORRADOR

By Rubi_Maxwell

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Trilogía independiente #1 Error: Falta - Equivocación - Descuido. Rose había escuchado tantas veces aquellas... More

Antes De Leer.
Sinopsis
1. De Nuevo.
2. Secretos Revelados.
3. Mi Hijo.
5. Tiempo
6. Resultados
7. Transplante
8. Prensa
9. Nueva Vida
10. Casada
11. Cena Familiar
12. Tía
13. Ebrio
14. Viaje
15. Casa De Campo
16. Doctor
17. Inquietudes
18. Especial
19. Padre E Hijo
20. Somos Cuatro
21. Tenso
22. Noticias
23. ¿Estás Segura?
24. Empresa
25. Sorpresa
26. De Vuelta
27. Trabajo
28. Te Amo
29. Preparativos
30. Navidad + Año Nuevo
31. Cumpleaños
Especial: Austin
32. Hilary
33. Chocolate
34. Despedida De Soltera
35. Boda
36. Luna De Miel
37. Ustedes No
38. Dolor
39. Testamento
40. Alegría
41. Final
Epílogo
Nueva Historia + Agradecimiento
Extra: Las Vegas
Extra: Sueño
Extra: Clarise
Aviso Importante

4. Hora De Hablar

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By Rubi_Maxwell

Antes de que lean el capítulo, les quiero aclarar que yo no soy doctora y prácticamente todo lo que verán respecto a medicina es a base de investigación. Por lo que tampoco puedo decir que así suceden las cosas, ya que no soy profesional.

______________________________________________

Narra Rose

Ver a Amos en el hospital fue toda una sorpresa. Ayer cuando salí de su empresa juro que sentí que mi mundo se derrumbaba, él no me había dejado explicar y nada me confirmaba si iba a leer el contenido de la carpeta.

Lloré gran parte de la noche mientras acariciaba el pequeño rostro de mi hijo y le pedía perdón una y otra vez por haberle fallado. En mi vida nunca había sentido tanto miedo. Así que cuando lo ví de pie a un lado de la camilla de Asher, pareció que mi corazón se había detenido por unos segundos. Él estaba allí hablando con nuestro hijo como si se conocieran de toda la vida.

Ya decirle la verdad a Asher fue otro proceso, quizás fue cortante y demasiado directo para que un niño de casi cinco años pudiera entender. Pero Asher es diferente, habíamos tenido bastantes conversaciones respecto al tema y él siempre decía que no importaba, que era feliz conmigo. Sabía que solo la mitad era cierta, mi hijo anhelaba tener un padre y yo era una egoísta.

Lo acepto, hasta ayer era una madre egoísta por no pensar en los deseos de mi hijo y solo vagar en mis miedos.

Con Amos terminamos sentados en una de las mesas alejadas de la cafetería del hospital. Ambos ordenamos un café, por lo que me encuentro con el vaso en mis manos y solo quiero escapar de su mirada gris.

Relamo mis labios antes de comenzar a hablar.

—Viniste —susurro. Creo que aún estoy en una nube.

—Es mi hijo. Claro que vendría —dice serio. Mi corazón se acelera al escucharlo.

Hoy ha venido con un traje gris que le queda a la medida —como todos los otros—, éste hombre debe tener una tienda de trajes.

—Solo pensé... —Niego tirando esos pensamientos lejos— Solo tuve miedo por tu reacción, no estaba segura si ibas a leer la carpeta.

Sus hombros se tensan y presiona sus labios en una línea.

Que labios.

Me golpeo mentalmente por estar pensando esas cosas.

—Me has privado de mi hijo por cinco años, creo que mi reacción fue más que aceptable —espeta—. No todos los días llegan a mi oficina diciendo que soy padre.

Bien, puedo sentir su resentimiento en cada palabra y la acepto totalmente. Yo soy la culpable.

Muerdo mi labio con fuerza y esquivo su intensa mirada.

—Tienes razón —susurro.

Amos deja salir un suspiro, como si quisiera calmarse.

—Quiero que me digas todo, desde que saliste de esa habitación hasta llegar a esta situación —demanda.

Y como pidió, comienzo a relatar desde que salí de esa habitación. Cómo había hecho Colin para que él no pudiera tener ninguna noticia de mí y como al pasar de las semanas me enteré que estaba embarazada.

Digo un poco de como fue todo el proceso del embarazo; también todos los méritos que tuve que hacer para seguir mis estudios y poder tener mi carrera profesional.

—Ahora entiendo tantas cosas —suspira—. Estuve cerca de tres meses con muchas náuseas, además de que de repente me venían unas ganas de comer alimentos que nunca en mi vida hubiese imaginado ingerir.

Paren todo. ¿Tuvo los síntomas?

—Esto es... —intento hablar, pero estoy bastante impresionada—. Puede que tú hayas tenido los síntomas —sonrío.

Amos sonríe y toma un poco de su café.

—Al parecer, fue espantoso. —Hace un gesto como de escalofríos— Fuí unas cuatro veces al hospital y siempre me decían que no había nada malo en mi organismo. Ya me estaba preocupando demasiado.

Retengo mis ganas de soltar una carcajada, porque Amos está con una expresión bastante asustadiza.

—Es entendible, a mi me sorprendió no tener nada de síntomas, pensé que estaba algo mal conmigo —digo—. Pero ahora veo que tú eras el que tenía todo —suelto una pequeña risa y Amos me mira con los ojos entrecerrados.

—Ahora quiero que hables sobre su enfermedad, en esto no quiero que te pierdas detalles —pide.

Asiento despacio y dejo el café en la mesa.

—Está bien. Solo dame unos segundos, no es fácil volver a revivir todo —mi voz sale temblorosa—. En realidad no sé en qué momento comenzó todo, si Asher había sentido dolor antes y nadie había tomado tanto en cuenta aquello. Solo sé, que una noche mi hijo despertó llorando todo vomitado y sangraba de narices mientras se tomaba su estómago con fuerza —cada recuerdo pasa por mi mente—. Al llevarlo al hospital le hicieron muchos exámenes hasta que llegaron al resultado de todo, Asher tenía Leucemia. Comenzaron enseguida con tratamiento, al no estar tan avanzado lo hizo todo más rápido, no digo que más fácil porque estaría mintiendo. Ver a un hijo en ese estado es horrible y es aún más duro darle una sonrisa y decir cada día que todo estaría bien, cuando ni yo lo sabía. Al año su cuerpo se encontraba totalmente limpio de la enfermedad y juro que pensé que no volvería a esto.

Mis manos tiemblan y Amos las toma dándome un pequeño apretón.

»Hace tres días estaba todo bien, pero de un momento a otro solo sucedió. Asher ha recaído y está vez no hay tratamiento que lo ayude a salir. Voy a ser sincera, siempre fuiste mi última opción...

Me interrumpe.

—¿No tenías pensado alguna vez decirme sobre Asher? —pregunta. Me quedo muda ante su cuestionamiento.

—No voy a mentir —suspiro—. No estaba en mis planes decírtelo, tenía tanto miedo al rechazo de tí hacia Asher, que hizo nublar cualquier razonamiento sobre buscarte. Siempre te ví catalogado como el gran hombre de negocios, que solo se desvivía por su empresa y no veías más allá.

Suelta mis manos poco a poco y vuelve a darle un sorbo a su café.

—No deberías de haber creído todo lo que dicen, en realidad nadie me conoce, nadie sabe cómo es realmente Amos Maxwell. Tú más que nadie tiene conciencia de cómo es la prensa, escuche muchas cosas de tí cuando se supo sobre tu embarazo y nunca te juzgue, porque sé que la prensa todo lo dramatizan. —Sus hombros se tensan.

Tiene razón, siempre lo juzgue, pero tampoco nadie me afirmaba que la noticia se la tomaría bien.

—Tienes razón, pero nadie me juraba que ibas a tomarte bien la noticia, siempre te viste serio, los medios decían que pocas veces aceptabas entrevistas porque eras un hombre gruñón —una pequeña sonrisa adorna sus labios.

—Lo soy. Eso no te lo negaré, me gusta que todo a mi alrededor esté controlado y soy demasiado perfeccionista cuando se trata de mi empresa y vida.

Eso lo tenía más que claro, si nunca ha salido un escándalo sobre él, siempre ha cuidado su imágen ante el mundo.

—Lamento no haberlo dicho, pero ahora estoy desesperada. —Bajo la vista a mis manos— Solo quiero que Asher mejore y necesito...

—Lo haré —me interrumpe—. Si soy la única forma de que nuestro hijo pueda vivir su vida, lo haré. Quiero que de ahora en adelante, tengas en mente que también estoy aquí, Rose. —Vuelve a tomar mis manos entre las suyas— Ya no es solo tuyo, es nuestro.

Sorbo mi nariz y le sonrío con mis ojos empañados de lágrimas.

—Muchas gracias, Amos. No sabes lo agradecida que estoy.

Me da un asentimiento y yo solo puedo ver sus ojos grises, no soltamos nuestras manos y parece que estamos en un trance. Tenerlo tan cerca hace que mi respiración de cierta forma se acelera y puedo comenzar a sentir que mis manos sudan. Hay pequeños mechones rebeldes que salen de su casi perfecto peinado y no puedo evitar intentar arreglarlo.

Trago saliva cuando Amos ladea la cabeza y me observa con extrañeza.

Ya cruzaste la línea.

—Es mejor que vayamos al consultorio del médico, nos puede explicar comos será todo el procedimiento, ¿no? —Suelta mis manos y se pone de pie.

Miro a todos lados intentando evitar que vea mi sonrojo.

—Si, vamos —digo.

Ambos subimos al ascensor y esperamos que llegue al piso, salimos de éste cuando llega a su destino y caminamos hasta el consultorio de Harry, pero antes de entrar le hablo a Amos.

—Antes de que entremos, quería decirte algo —es necesario que tenga esta información—. El doctor es el padrino de Asher.

—¿Qué?

—Harry, el Doctor, es el padrino de Asher —vuelvo a decir—. Somos mejores amigos desde la primaria y él ha llevado el caso de Asher desde el comienzo. Quería que lo supieras para que no hubiesen confusiones —explico.

—Está bien, es un poco extraño pero entiendo. —Me da una sonrisa de boca cerrada.

Supongo que está bien.

Suspiro antes de tocar la puerta y escuchar un pase desde el otro lado. Harry se encuentra mirando unos papeles, pero al sentir nuestra presencia los deja a un lado.

—Pueden tomar asiento, aunque creo que no nos hemos presentado —se dirige a Amos—. Harry, un gusto. —Extiende su mano.

—Amos Maxwell —le recibe la mano a mi amigo.

—¿Quiere que lo trate como Amos o Señor, Maxwell?

Los tres nos sentamos.

—Con señor, Maxwell está bien —su voz es distante. Lo miro sin entender por qué tanta formalidad, pero solo encuentro seriedad en su rostro.

Mi mejor amigo carraspea. Aunque lo entiendo, hasta yo estaría nerviosa si Amos me estuviera mirando así.

—Bueno, lo importante de está reunión. Como saben para hacer este tipo de procedimiento se necesita un donante o la compatibilidad de un familiar. Hasta el momento no habíamos encontrado ningún donante que fuera compatible, por lo que tuvimos que recurrir a usted, señor Maxwell. —Muevo mi pierna con nerviosismo escuchando a Harry— Aunque aún no sabemos si tiene compatibilidad con él menor, tendríamos que hacer los exámenes y para ello necesito toda su disponibilidad.

—Y la tendrá —Amos afirma—. Dado el caso que seamos compatibles, ¿cómo sería el procedimiento?

—El paciente ya tiene la quimioterapia inicial, por lo que no es necesario hacerla y comenzamos enseguida con el trasplante de células madre. —Harry nos extiende un folleto a cada uno— En este folleto pueden encontrar todos los efectos secundarios que puede traer el trasplante, por muy compatible que puede llegar a ser el donante del paciente, a veces aún así el organismo rechaza el trasplante. Esto puede llegar a tener muchas consecuencias en él menor y quiero que ustedes estén lo más informados posible antes de tomar la decisión definitiva.

Aunque para mí esta noticia no es nueva, sigue sintiéndose como un trago amargo. Hay muchas posibilidades de que esta decisión pueda empeorar la salud de Asher y llevarlo a extremos dónde ya nada lo salvaría. Pero también está la gran posibilidad de que el trasplante sea lo mejor y pueda tener a mi hijo con vida por muchos años más.

Y no me importa sonar egoísta, voy a agotar todas mis posibilidades, no voy a dejar a mi hijo tan fácil.

Harry nos sigue explicando cómo sería todo procedimiento, después de tener los exámenes nos podría dar una fecha para comenzar y también explica la muy delicada recuperación que debe tener Asher para que el trasplante pueda adaptarse a su organismo.

—Había pensado hacer hoy mismo los exámenes para tenerlos lo antes posible y saber la respuesta, pero no sé si está de acuerdo Señor, Maxwell —mi vista va a Amos que todo el momento ha guardado silencio.

Tiene una expresión demasiado pensativa, pero aún así asiente.

—No tengo problema.

Harry hace unas llamadas y anota algunas cosas en un papel antes de extenderlo a Amos.

—Debe ir allí y una enfermera se encargará de todo.

Nos ponemos de pie para salir del consultorio sin antes agradecerle a Harry. Voy a la habitación de Asher encontrándome a Colin.

—Muchas gracias por quedarte —mi hijo está plácidamente dormido. Seguro con los medicamentos.

—Se ha dormido hace unos minutos nada más, ¿cómo ha ido todo? —intento buscar las palabras para poder expresarme, pero sale algo bastante mediocre.

—Creo que ha sido mejor de lo que esperaba. —Me abrazo a mi misma quitando todos los pensamientos que me atormentaban cada día, porque él ya lo sabe.

—El señor Maxwell, no es un mal hombre y sé que se hubiese hecho cargo desde el principio. —Ambos miramos a un Asher bastante dormido— Tengo muy claro que no estoy en el derecho de pedirte algo, pero me gustaría que lo conocieras. Hay demasiadas cosas que las revistas, internet o la prensa no saben y en serio me gustaría que te dieras el tiempo de averiguar antes de juzgar.

No lo voy a negar, prácticamente lo buscaba por internet dos veces por semana para poder saber qué decían sobre su actitud y de su vida. Muchas veces solo eran hermosas palabras hacia Amos de lo rápido que crecía su empresa, pero en otras solo habían noticias sobre lo poco amable de su conducta con las personas o lo serio y arrogante que era el magnate de New York.

—Lo intentaré —susurro—. Aún es difícil poder aceptar que realmente está aquí y no es solo un sueño. Necesito creerme todo esto —estoy algo agobiada sobre lo rápido que ha sido todo y solo quiero poder cerrar mis ojos por unos minutos.

La puerta es tocada suavemente y por ella entra Amos, que supongo ya ha terminado con los exámenes.

—Los dejaré a solas —Colin sale de la habitación.

—¿Hace cuánto está durmiendo? —Amos pregunta en voz baja.

—Solo unos minutos, debe estar muy cansado —murmuro, escuchando el leve ronquido de mi hijo.

Él asiente y se acerca a mi lado. Ambos observamos a nuestro hijo como unos malditos acosadores, estando atentos por si en algún momento Asher necesita de nuestra ayuda.

—Se ve tan frágil… —susurra. Trago saliva, porque lo que dice es verdad. Asher se nota muy débil y su piel pálida no ayuda mucho—. ¿Qué fue lo primero que sentiste cuando lo tuviste en tus brazos?

Giro mi cabeza para mirarlo, pero Amos sigue con la vista fija en la camilla,parece estar en un trance.

—Me sentí la mujer más afortunada del mundo. Aunque su piel era muy rosada y arrugada, nunca podré olvidar la gran felicidad que sentí al ver su hermoso rostro. —El corazón me late desbocado recordando el nacimiento de Asher—. Él fue toda una sorpresa en mi vida, pero nunca podría arrepentirme de tenerlo. Lo amé desde el primer momento que supe de su existencia y lo seguiré amando toda mi vida, es mi hijo.

—¿Qué pasa si te digo que me siento de la misma manera? —pregunta, su voz se escucha ansiosa—. Desde que vi la fotografía que dejaste en la carpeta no puedo dejar de pensar en él. En ese momento también me sentí el hombre más afortunado, aún sin haberlo conocido, yo ya lo amaba y por eso te quiero agradecer que me dejes estar junto a él.

Se me forma un nudo en la garganta por sus palabras.

No entiendo cómo me puede agradecer y parecer tan relajado después de todo. Le mentí y le oculté a su hijo por cinco años, ¿cómo no puede estar molesto?

¿Qué tan mal pensaba sobre Amos Maxwell?

—Ni siquiera debes agradecer, Amos. Yo soy la persona que debe estar avergonzada por haberle privado de conocerlo y ser su padre —digo con voz temblorosa.

—Ya no te sientas atormentada por eso. Estoy aquí, he conocido a mi hijo y eso es lo importante —aclara—. ¿Crees que me ame cómo su padre? —se refiere a Asher.

Suelto una risita.

—¿Bromeas? Él también te ama con todo su corazón, hasta ya te dice «papi» —le recuerdo, haciéndolo reír.

—Tienes razón. Asher es muy especial.

Sonrío.

—Todos dicen lo mismo, nuestro hijo es más que especial y definitivamente el niño más fuerte.

Finalmente Amos desvía la vista de la camilla y me observa, sus ojos grises brillan con fuerza y puedo notar la emoción en su rostro. Nada de lo que veo se parece a la persona de las revistas y me siento culpable de haber pensado lo peor, cuando ni siquiera lo conocía.

—Claro que lo es —dice.

★★★★

—¿Qué pasa, cariño? —le pregunto a Asher. Él se mueve incómodo y aunque está viendo una película, no parece estar concentrado en ella.

—¿Dónde está, papi? —Su voz es baja, como si temiera lo que le vaya a responder.

—Solo fue por un café, volverá en cualquier momento —lo tranquilizo.

Enseguida se pinta una sonrisa en sus labios y aquello es lo mejor del mundo, desde que estamos en el hospital muy pocas veces sonríe y no puedo estar sin su energía.

—Papá es muy alto —dice mientras abre los brazos—. Cuando sea grande quiero ser como él.

Trago saliva, al notar su emoción.

—¿Estás feliz con la noticia? ¿Te gusta que Amos sea tu papá? —le pregunto con lentitud.

Asher abre los ojos y me observa como si estuviera loca.

—Es el mejor, mami, me gusta que sea mi papi —responde enseguida—. ¡Sus ojos son iguales a los míos! —Se apunta.

Suelto una carcajada porque cualquiera que lo viera pensaría que mi hijo está loco.

—Sí, cariño, y su cabello también es igual al tuyo —le recuerdo.

Él nuevamente abre los ojos sorprendido, como si lo que acabo de decirle fuera el mayor acontecimiento.

—¡Es verdad! —chilla.

Justo en ese momento la puerta se abre y es Amos que entra con un café en su mano izquierda, él nos observa fijamente a ambos, quizás sin entender por qué Asher estaba gritando hace un segundo.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta, cerrando la puerta detrás suyo.

—¡Somos iguales! —Asher responde, antes de que pueda dar alguna explicación, y mi carcajada es inmediata.

Él nos sigue viendo sin entender.

—Sé refiere a sus ojos y cabello —indico.

—Tienes razón, somos iguales. —Amos ríe—. Aunque, aún no conoces a los demás —le guiña a Asher. Se acerca para sentarse a mi lado, suelto un suspiro tembloroso cuando su brazo roza con el mío, pero no digo nada al respecto.

Mis pensamientos se van a lo que acaba de decir Amos y ahora que lo recuerdo, es verdad. Su padre y hermanos también son del cabello negro y ojos grises, es como una pequeña herencia que no logro entender, porque es muy extraño que sólo los hombres tengan esas características.

—¿Hace cuánto despertó? —Me pregunta en un murmullo, su aliento choca contra mi mejilla y hago todo lo posible para no mirarlo.

—Poco antes de que llegaras —digo de la misma manera.

Asher ha vuelto su atención a la película y ahora sí parece estar concentrado, ya que ni siquiera parpadea.

—¿Se siente bien?

Asiento.

—La enfermera le vino a dar el medicamento cuando despertó, así que no tendrá dolor durante unas horas más, o eso espero. —Suspiro.

Tal como dije, Asher no llora durante casi dos horas, pero no es suficiente para la hora del medicamento. Amos es el primero en levantarse del sofá cuando Asher comienza a llorar por el dolor.

Me acerco para poder calmar a mi bebé, pero él parece no querer soltarse de los brazos de su padre. Amos toma la misma posición y lo abraza desde atrás diciéndole palabras de aliento sin dejar de besar su cabeza.

—Me duele mucho… —llora.

Me parte el corazón escuchar el llanto desgarrador de mi hijo y las ganas de llorar son demasiadas, pero debo mantenerme fuerte, o él no podrá seguir.

—Lo sé, bebé, pero muy pronto todo pasará —Amos le dice y le acaricia su pancita.

Asher gira su cabeza para mirarlo, algo en sus ojos brilla y lo observa como si Amos fuera lo mejor del mundo, como si fuera su héroe y lo entiendo, porque yo lo veo de la misma manera.

—¿Lo prometes? —Su voz es esperanzadora y Amos no tarda en responderle.

—Te lo prometo —dice con convicción—, y yo siempre cumplo mis promesas.

Trago saliva.

Mi hijo asiente feliz y a los pocos minutos el dolor se ha suavizado y su llanto se detiene. Amos no se aparta de su lado, no hasta que nuevamente está dormido. Quiero llorar cuando toma una de sus manos y le da un pequeño beso en ella, respiro varias veces antes de también acercarme.

—Mientras estaba en los exámenes, estuve pensando en algo —su voz es baja para no despertar a Asher, pero aún así se escucha muy ronca—. Sabes que es cosa de horas o días para que la prensa sepa sobre nuestro hijo, puedo ocultar mis negocios, mis viajes, pero esto está fuera de mi alcance —trago saliva imaginando hacía donde va la conversación—. Puedo pagar el mayor dinero, pero ni eso aceptarían, que Amos Maxwell tenga un hijo es una noticia que no perderían —suelta una risa seca.

—No sé si me gusta para donde va esta conversación. —Muerdo mi labio con fuerza reteniendo las lágrimas.

Y éste era mi mayor miedo, la prensa. Estar de nuevo en el foco de las personas le tengo terror y no quiero que nuestro hijo pase por ese acoso. No es fácil que miles de personas te critiquen y no quiero ver fotos de Asher por todos lados.

—Lo sé, tampoco me hubiese gustado llegar a esto, pero es necesario. Quiero dejar en claro que lo que te voy a preguntar no necesita respuesta inmediata, pero si quiero que lo pienses —carraspea—. Legalmente estamos casados por lo que esa noticia tampoco la podremos tener en secreto y saldrá a la luz mucho antes de lo que imaginemos, había pensado en que tú y Asher después del trasplante se fueran a vivir conmigo —creo que mi respiración se atasca.

Abro los ojos y por un segundo creo que he escuchado mal, pero su mirada empecinada me dice que no.

Esto no puede ser cierto.

¿Acaba de decir lo qué creo?

—¿Qué? No puedes estar hablando en serio. —Me levanto de la camilla y voy a la ventana de la habitación intentando calmarme.

—Si lo ves de la forma en que yo lo hago, no es una locura. Rose, estamos casados, podemos hacer algo para que Asher pueda estar de alguna forma protegido. —Se acerca lo suficiente como para tomarme de los hombros— Nuestro hijo nació en un matrimonio y eso nos puede ayudar a que la prensa entienda que no estás sola y que todo lo que dijeron en algún momento estaba mal, pero para ello debemos ser un matrimonio y que la prensa lo vea.

—Yo... esto es demasiado, necesito pensar.

Niego.

—Como te dije, no es necesaria una respuesta ahora porque entiendo que es muy precipitado yapenas nos conocemos, pero después del trasplante la necesitaré. Esto lo hago por nuestro hijo, Rose.

—Lo sé, pero se sigue escuchando como una locura —digo en un hilo de voz.

Amos me observa con detenimiento, me remuevo nerviosa porque definitivamente me está analizando y sus manos, que aún permanecen en mis hombros no son de mucha ayuda.

—Porque es una locura, pero es lo único que nos podrá ayudar. Yo tampoco quiero ver el rostro de nuestro hijo por todos lados y que hablen mierdas de él —su voz es dura y me sorprendo—. La decisión está en tus manos, Rose, sé que es difícil, y por eso te estoy dando tiempo para que lo pienses.

Me suelta y camina hasta la camilla para despedirse de Asher, me da un asentimiento antes de desaparecer por la puerta dejándome con el corazón latiendo como loco.

Es una locura, pero una locura que puede funcionar, ¿no?

★★★★

¡Nuevo capítulo!

Creo que era necesario agregar una escena donde Amos pudiera experimentar todo lo que pasó Rose, con Asher. En serio me dolió…

Sé que me estoy tardando con las actualizaciones, pero esta semana les voy a publicar mucho y por eso me he demorado. Pido disculpas.

Nos leemos pronto.

Instagram: (@rubi_escritora)

-Rubí.

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