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"Salvadores"
Narrador — Omnisciente:
Ser un simple camarero del casino era agotador, era tan solo un adolescente taza que quería salir y divertirse con amigos, pero era claro que ya no podía hacer eso.
No fue que su vida cambio el día en otras dos tazas de su edad derrotaron al Diablo.
Miró una vez más el casino en ruinas, King Dice, Pip y Dot, Mr. Wheezy, Pirouletta, Chips Bettigan, etcétera... Ninguno de ellos podía detenerlo ahora de irse. Entonces corrió, corrió tan lejos como pudo teniendo una enorme sonrisa en su rostro. Por fin era libre.
Se detuvo cuando vió a los hermanos taza llegar con una vieja tetera y abrazarlo, los reconoció al instante, eran aquellos quienes habían acabado con el casino.
Era libre gracias a ellos, así que con una sonrisa tierna se acercó a ambos y llamo su atención saludando.
— Hola. — habló con tranquilidad
— ¿Y tú quién eres? — preguntó Cuphead, ambos vieron el uniforme sucio y desarreglado de este, supusieron que iba a iniciar una pelea
— Soy ____________, y quería agradecerles por liberarme. — se presentó elegantemente e hizo una pequeña reverencia
— Oh... No fue nada, tranquilo. — respondió Mugman amablemente
— ¿Tienes donde quedarte? — está vez quien le dirigió la palabra fue aquel anciano tetera
— Uhm... Espero que sí, mis madres deberían seguir en la ciudad. — miro el camino de tierra, sería un largo trayecto hasta allá
— Está bien, pero si ya no tienes a nadie no dudes en buscarnos. — le dió una palmadita en el hombro y se fue junto con esas dos tazas
_____________ empezó su trayecto de regreso a casa. Para su gran fortuna sus madres lo recibieron con cariño y preocupación de haberlo pérdido hace tanto tiempo.
Pasaron los meses, Cuphead y Mugman estaban en la sala platicando mientras que Don Tetera estaba en el jardín. En ese momento de tranquilidad tocaron la puerta. Mugman abrió.
— Hola! — era aquella taza tan elegante que habían visto hace tiempo, detrás de el había dos tazas féminas igual de elegantes que él
— ¿Tu eres uno de los que salvo a mi hijo? — habló una de la mayores refiriéndose a Mugman
— Así es, señora. — asintió y en eso se acercó Cuphead — Fuimos yo y mi hermano Cuphead. — lo presentó
— Oh! Muchas gracias a los dos! — la segunda fémina mayor los abrazo a ambos elevandolos del suelo
— Mamá, los vas a lastimar. — el adolescente por fin hablo, la mujer bajo a ambos permitiendoles tomar aire de nueva cuenta
— Perdonen que vengamos así sin avisar, pero les trajimos algo en agradecimiento. — la taza mayor que antes había comenzado hablar les enseño una canasta de buen tamaño y la segunda una caja envuelta a modo de regalo
El adulto de la casa hizo acto de aparición por fin, Mugman dejo entrar a la pequeña familia.
— Él es nuestro tutor, Don Tetera. — el de azul lo presentó mientras que el rojo tomaba las cosas y las ponía en la mesa, también les ayudo con sus abrigos
— Es un placer. — ambas mujeres se inclinaron a modo de una corta reverencia
— Oh, el placer es mío. — respondió el anciano
Fue una tarde tranquila, la canasta llevaba comida tan deliciosa que casi se agota en ese mismo instante, y el regalo era una consola para ambos hermanos, traía consigo dos controles así que no pelearían.
Los tres adolescentes taza estaban en la habitación de los hermanos jugando y platicando.
— Tus madres son muy lindas ______________! — comento Mugman, eran tan elegantes y amables que ya las admiraba con tan solo verlas
— Ahora entiendo porque te ves tan lindo tu también. — menciono Cuphead dándole un leve codazo juguetón
Las mejillas de este se enrojecieron levemente por el comentario, sonrió tímidamente por esto. Era la primera vez que le hacían un cumplido de ese tipo, al menos alguien que no fueran sus concentidoras madres.
Ese fue el único de una bella amistad.
Los tres se juntaban para casi todo, ir al cine, jugar en la casa de cualquiera, hacer sus deberes juntos, ir al parque, pasear por las tiendas del centro, salir a comer, o simplemente a platicar y escuchar un rato la radio.
Disfrutaban el simplemente estar conviviendo, aunque con el tiempo otro sentimiento fue creciendo y pronto esa amistad sería otra cosa.
Aunque normalmente peleaban, Cuphead y Mugman habían llegado a un acuerdo, y justo por eso habían citado a _____________ en el parque para hablar tranquilamente.
— ¿Les pasa algo? Han estado muy callados. — preguntó arqueando una ceja, ambos se miraron entre ellos y luego lo miraron a él
— ______________... Nosotros... Gustamos de ti. — comenzó Mugman de la forma más delicada que pudo
— U-uh yo... — sus mejillas se tornaron rojas, era un sonrojo más fuerte que el que tenían los hermanos — Chicos, n-no puedo elegir solo a uno... — dijo desviando la mirada algo desilusionado
— ¡Y no tienes que! — exclamó Cuphead llamando su atención otra vez — Verás, hay algo mágico llamado poliamor, chiquito. — sonrió con picardía
— Sabemos que solo tenemos dieciséis años pero... Podemos tratar ¿No crees? — el azul sonrió nervioso por cuál fuera a ser su respuesta
____________ sonrió tiernamente y luego habló — Claro, con ustedes lo que sea. — respondió dulcemente
Los hermanos saltaron de alegría y lo besaron en una mejilla cada uno, esto hizo que el vapor se el subiera y su té empezará a hervir. Su rostro enrojecido era clara prueba de que había esperado eso durante mucho tiempo.
— Ay, Cuphead ya lo matamos... — exclamó el azul con preocupación
— No digas eso Mugman, solo está atolondrado. — respondió el de rojo
Tuvieron que hacerle aire con un abanico para que se le bajara la temperatura y pudiera nadar normalmente, no podían llevarlo a su casa pareciendo que bebió quién sabe que cosa....
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