Un beso bajo las estrellas ©✓

By usernotfounted3443

1.6M 141K 114K

«Las estrellas siempre serán su recordatorio de que alguna vez tuvieron algo en común» Él guarda secretos. Al... More

★SINOPSIS★
★PRÓLOGO★
★CAPÍTULO 01
★CAPÍTULO 02
★CAPÍTULO 03
★CAPÍTULO 04
★CAPÍTULO 05
★CAPÍTULO 06
★CAPÍTULO 07
★CAPÍTULO 08
★CAPÍTULO 09
★CAPÍTULO 10
★CAPÍTULO 11
★CAPÍTULO 12
★CAPÍTULO 13
★CAPÍTULO 14
★CAPÍTULO 15
★CAPÍTULO 16
★CAPÍTULO 17
★CAPÍTULO 18
★CAPÍTULO 19
★CAPÍTULO 20
★CAPÍTULO 21
★CAPÍTULO 22
★CAPÍTULO 23
★CAPÍTULO 24
★CAPÍTULO 25
★CAPÍTULO 26
★CAPÍTULO 27
★CAPÍTULO 28
★CAPÍTULO 29
★CAPÍTULO 30
★CAPÍTULO 31
★CAPÍTULO 32
★CAPÍTULO 33
★CAPÍTULO 34
★CAPÍTULO 35
★CAPÍTULO 36
★CAPÍTULO 37
★CAPÍTULO 38
★CAPÍTULO 40
★CAPÍTULO 41
★FINAL
★EPÍLOGO
★EXTRA I "29 de julio"
★EXTRA II "soltar"
★EXTRA III "no existe una última estrella"

★CAPÍTULO 39

22K 2K 1.8K
By usernotfounted3443

"La magia de
conectar y la
suerte de
coincidir"
—Anónimo.

ESTELA TESSIER

Hace dos semanas había sido el funeral de Kennedy.

Y aunque hace dos semanas no sabía de su existencia, su muerte golpeó ese lado sensible en mí. Los acontecimientos que habían pasado relacionados con Marck me mostraron las diferentes realidades y como personas que pasaron por lo mismo pueden terminar de manera diferente.

Elena, una niña con tan solo 13 años, estaba embarazada.

Kennedy terminó muerta.

Hannah estaba en el hospital.

Y yo…

A veces pienso que yo no sufrí tanto como ellas, no debía quejarme tanto.

Pero la psicóloga me explicó que no importaba quién había pasado por más, todas sufrimos el peso de las cadenas que Marck colocó sobre nosotras. Ella me dio a entender que no era mi culpa la muerte de Kennedy, ni nada de lo que hizo Marck con aquellas chicas. Ella me hizo saber que yo estaba rota, realmente quebrada, y que no era mi culpa. Nada era mi culpa.

Los oficiales seguían buscando a Marck ya que no había nada más que investigar, absolutamente todo había salido a la luz por sí solo. Axel fue trasladado a una cárcel para jóvenes, y lo condenaron a cinco años, por ahora. Con el juicio de Marck puede que cambie todo y lo sometan a más años.

Hannah seguía viva y los doctores decían que eso era un milagro, de hecho ellos pensaban que Kennedy tenía más probabilidades de quedar viva que Hannah. A pesar de que seguía con vida y las semanas que pasaron desde que el incendio sucedió, no le daban una garantía de que pudiera salir de ahí sana. Los doctores informaron que era casi imposible que ella caminara de nuevo, pues el disparo que obtuvo en una de sus piernas, más las lesiones le impedían tener un buen funcionamiento.

La buena noticia era que Hannah despertó, no podía hablar con normalidad, pero a sus padres les alegró mucho verla al menos con los ojos abiertos.

Aún no le habían dado la noticia de que Kennedy no resistió al incendio, su madre decía que eso podía ponerla mal. Y la duda de que eran Kennedy y ella se mantenía en mí mente. Una parte de mí quería saber qué tenían en común.

Ayer mi transfusión de sangre fue realizada, todo había salido excelente y eso me alegraba, mi salud mejoraba cada día. Aún debía tomar muchas vitaminas para la anemia, pero saber que algún día me libraría de aquella enfermedad era motivador.

Un hombre jóven, al cual le calculé unos 25 años, fue el que me donó la sangre. Mientras me quedaba ayer en el hospital, él estaba ahí apoyando, fue agradable su presencia. Se llamaba Sebastián. Le pregunté «¿Por qué decidiste donar sangre?» Me sorprendió el hecho de que él no sabía quién era yo y aún así tuvo la bondad de ayudarme. Sebastián me respondió con un simple:

«Siempre que tenga la oportunidad para ayudar a alguien, lo haría».

Las horas que estuvimos juntos me comentó sobre que en una semana se casaría con su actual novio, hasta me mostró fotos de él pero no me dijo su nombre. Al ver a su novio me dio cierto aire de familiaridad, sin embargo, no pregunté mucho. También me contó cómo se conocieron, fue una historia muy conmovedora que sonaba de película.

Quería contarle a Hannah sobre aquello, que yo estaba mejor, que estaba esperando por ella para abrazarla y fortalecer nuestra amistad. ¿Aún teníamos oportunidad? Nos distanciamos, pero eso no significaba que nuestro vínculo se haya roto.

Levanté la mirada, dejando de ver mis anillos y volviendo a la realidad. Los padres de Hannah salieron del cuarto donde Hannah se hospedaba en el hospital. Ellos venían tomados de la mano y con una sonrisa satisfecha, era señal de que Hannah estaba bien. Mis ojos bajaron a sus manos unidas, me parecía curioso cómo dos personas han podido durar tanto tiempo juntos, tienen más de 20 años de casados. A veces el amor si es verdadero, no cómo otros.

—¿Va a entrar, señorita Tessier? —interrogó una enfermera que yacía al lado de la puerta a la habitación, ganándose mi atención—. Hannah está despierta.

—¿Ella está...en condiciones para recibir visitas?

—Por supuesto. Venga —me invitó a pasar—. Solo por diez minutos.

Asentí con dificultad, esa sería la primera vez que vería a Hannah después de todo lo que pasó, e inmediatamente comencé a caminar mi pecho se contrajo y tuve que apretar los labios para contener un sollozo. La enfermera cerró la puerta después de que yo entré. Era un cuarto amplio, limpio y muy organizado, había un pequeño sofá color gris al costado de la camilla de sábanas blancas, un televisor de pantalla plana en la pared al frente de la camilla y una mesita de noche al lado del sofá.

Y en la camilla: Hannah.

Me quedé sin habla cuando ella entornó sus ojos a los míos. Y me sorprendió verla así, se veía estable. Ella estaba sentada en la camilla, su espalda recostada al espaldar y sus piernas estiradas al frente. Llevaba dos trenzas que caían por ambos hombros, una bata color azul que hacía contraste con todo su cuerpo en vendas blancas, prácticamente la única parte que no tenía vendado era su rostro, aunque sí tenía quemaduras en sus mejillas, barbilla y otros lugares de su cara, no se veían tan graves.

Hannah no se inmutó, sonrió como si la vida fuera amable con ella y de sus ojos brotaba ese brillo de felicidad.

¿Por qué estaba tan feliz?

Caminé a ella sin inmutarme y cuando llegué a la camilla, a su lado, la abracé y al sentir su aliento fresco, que olía a crema dental, sentí esa pequeña felicidad de volverla a ver. Hannah no podía rodearme con sus brazos, pero eso no importaba, tenerla cerca ya era suficiente.

Y yo no era la única que quería llorar en ese momento.

Las lágrimas de Hannah cayeron sobre mi hombro y no le importó callar sus sollozos, ella se estremecía en el abrazo y dejaba fluir su llanto. Me esforcé en no llorar, pero al ella murmurar aquellas palabras, me fue imposible.

—Estoy viva...estamos vivas.

Su voz quebrada mostraba lo vulnerable que ella podía llegar a ser, pero a la vez una sonrisa orgullosa pude ver cuándo corté el abrazo.

Ahí entendí por qué estaba tan feliz. Por el simple hecho de que seguíamos vivas, a pesar de todo.

—¿Por qué no me mencionaste que estabas relacionada con Marck?

—¿Querías verme para hablar de eso? —pausó mordiendo su labio inferior y negando—. No, Estela, ¿Qué tal si me muero mañana? Prefiero hablar sobre algo que no tenga nada que ver relacionado con ese imbécil. Los policías ya tienen mi declaración, preguntales a ellos.

Hannah dio una suave palmada en el colchón, lo que yo interpreté como si me estuviera invitando a sentarme a su lado. La cama era amplia, por lo que quedaba un espacio para mí. Tomé asiento, quedando en la misma posición al lado de ella.

—¿Son muy graves?

—¿Las quemaduras? —preguntó.

—Eh...sí.

—Claro, son graves. Mi piel no volverá a ser como era antes, perdí la mayoría de mi cabello, probablemente quedaré sin poder caminar, tendré que ir a terapia física como psicóloga por mucho tiempo, si no es que para toda la vida —dio un largo suspiro—, pero estoy viva, y agradezco que lo estoy y que tú lo estás.

—¿Por qué lo hiciste?

—Te dije que no quería hablar de Marck.

—¿Solo quiero saber por qué hiciste…?

—Porqué te quiero, no hay otra respuesta.

Giré mi torso para verla mejor, y solamente una cosa pasó por mí mente: No era justo.

No era justo que ella estuviera aguantando todo "por amor".

Llevé mi mano derecha a sus mejillas y con mucha delicadeza de no tocar sus heridas, limpié sus lágrimas que aumentaban con cada respiración. En un movimiento lento pude ver también las vendas que tenía en la parte trasera de su cabeza, ¿Tan malo había sido ese incendio?

—¿Has hablando con Hades?

—¿Cómo sabes que no estoy hablando seguido con él?

—Porque te conozco, Estela.

—Bueno yo...he hablado un poco con él.

—¿Y te aceptaron en la universidad? —desvió el tema.

—Sí, el vuelo sale en una semana, así que… —jugué con las mangas de mi suéter—, supongo que después tendremos más tiempo para estar juntas. Si te soy sincera, pensé en quedarme y estudiar en una universidad aquí, pero me esforcé mucho, Hannah, y no quiero desaprovechar ese esfuerzo porque sé que después me sentiré inútil.

—¿Y qué dice tu corazón?

Hace mucho tiempo dejé de escuchar mi corazón para prestarle más atención a mis pensamientos. Por estar escuchando mi corazón, terminé muy mal y ahora estaba viviendo las consecuencias. Aprendí a que la coherencia me hiciera más ruido que los sentimientos.

—¿Tu corazón quiere quedarse o irse?

—Hacerle caso al corazón no es muy eficaz.

—Pues para mí lo es, no voy a hacer algo que no me haga feliz.

—A mí me hará feliz irme a Francia —dudé innumerables veces de eso, pensaba que quizás solo sería un capricho que necesitaba matar, pero cuando recibí ese correo de aceptación, me sentí diferente, como si ese fuera mi lugar.

—Me hacía feliz el modelaje, lo sabes — se detuvo de manera tan seca que me hizo apretar los labios—. Pero ya qué, supongo que eso se derrumbó para mí.

Marck pudo destruir su mayor sueño con tan solo un acto

—Piensa en positivo —la animé, sonriendo—. Volverás a caminar y tú…

—Nah. No lo creo.

Y yo tampoco lo creía, sinceramente. No era por ser cruel o querer meterle malas ideas a Hannah, sino que para los doctores, eso era muy difícil, por no decir imposible. Notaba como ella se aferraba a la idea de no poder caminar y tener daños físicos como mentales, para siempre. Dolía verla así.

—Pero estoy feliz, me alegra estar viva —soltó una risa suave que ya me extrañaba no escuchar de ella—. No esperé volver a verte de nuevo. ¿Sabés? —Me miró con los ojos cristalizados y ceño decaído—, esos mensajes que te envié ese día, eran una despedida, Estela. Ese día tenía el presentimiento de que todo acabaría. Me sentía débil. Si alguien me hubiese dicho esa noche que yo quedaría con vida, no le creería. Y ahora sé que tú, Elena, Kennedy y yo somos muy fuertes —en sus labios que eran el soporte de sus lágrimas, danzó una sonrisa de oreja a oreja. Mientras que mi corazón se ablandó por la mención de Kennedy—. Somos invencibles.

Invencibles…

Las mujeres somos invencibles.

Y si Marck no pudo acabar con nosotras, nada ni nadie lo podrá.

—¿Por qué los doctores no pueden traer a Kennedy? Quiero verla.

Si supieras.

¿Y qué se suponía que debía de decirle?

Ella se iba a enterar que Kennedy murió, pero no quería que fuera por mí, no quería ser yo la que le diría que esa chica estaba muerta. Y lo peor del caso era que Kennedy no falleció, la mataron.

—¿Estela?

Con la llamada pestañee seguidamente antes de emitir un ruido de confusión con mi boca.

—¿Puedes hablar con los doctores para que me dejen ver a...Kennedy?

Dios…

—Quiero ver a Kenny.

"Kenny"

En sus orbes se apreciaba el anhelo de volver a ver a la chica mencionada. Pero el anhelo era mucho más allá, Hannah no me pedía eso como si fuera a ver a una amiga, era algo más. Ella no aceptaría un "no" como respuesta, se veía convencida de que eso quería y eso iba a hacer. Mordí el interior de mi mejilla e incliné la cabeza levemente a la derecha.

—¿"Kenny"?

—Kenny es...Kennedy.

—Lo sé. Es inusual que le pongas apodos a las personas.

Hannah levantó el mentón y desvió su mirada a la pared. Por su lenguaje corporal supuse que estaba nerviosa.

—Ella es especial.

—¿Me alejé tanto que conseguiste otra mejor amiga? —añadí un poco de humor a la situación, normalmente era ella la que hacía esos chistes. En el fondo dolía pensar que podía ser así, ella pudo haberme reemplazado.

Hannah calló, ni se movió y por poco dudé si respiraba. ¿A qué se quiso referir con "ella es especial"?

—Hace unos meses descargué una app para citas —comenzó a contar la historia en cuál me interesé—, lo hice con el propósito de conseguir nuevos amigos...porque tú y Axel se habían alejado, Estela, y eso dolió porque pensé que yo los aburría.

Un hueco en el estómago fue lo único que sentí cuando se detuvo. Yo tenía ese miedo, quedarme sin amigos y pensar que les aburría, y saber que yo le había hecho sentir eso a alguien, a mi mejor amiga, era lo peor. ¿Tan mala amiga fui yo?

—Sí, conocí a personas nuevas, en su mayoría hombres, pero ellos no querían ser mis amigos. Pff, seguro me veía como una estúpida en una aplicación de citas buscando amigos —su voz se quebró y con su próxima frase trató de curarla, pero no lo logró—. Y después la encontré a ella. Hablamos un día, luego otro y llegamos al punto que no podíamos pasar ni un día sin hacer videollamada. Dos meses después de hablar, nos encontramos en un cine, al principio tenía miedo de que ella no fuera como era en pantalla. No era como parecía virtualmente...era aún mejor. Entonces —alargó la palabra por unos segundos, antes de bajar la mirada a sus piernas. Su voz temblaba y pensé que no quería decirme lo siguiente—, me enamoré de ella.

Mi piel se heló con su confesión.

¿Ellas eran pareja?

Me esperé de todo menos eso, en principal no sabía que Hannah no era hetero, nunca me lo había dicho. Quizás apenas lo descubría, puede que ella comenzó a conocerse más y descubrió lo que en realidad le gustaba. Hace unos meses ella salía con chicos y no lo ocultaba.

Hannah evitó a toda costa mi mirada. Sus mejillas se tiñeron de un leve tono rojizo y no supe por qué, ¿era vergüenza?

—Pasó un mes más y nos volvimos novias. Todo fue muy rápido y seguro piensas que fui demasiado inútil como para aceptar ser novia de alguien que apenas conocía hace unos meses, pero te juro que ningún chico me había hecho sentir todo lo que Kennedy sí.

—¿Y Marck qué…qué tiene que ver en eso?

—Kennedy me invitó a su casa para "conocer" a su familia, yo acepté, sin embargo no me llevó a su casa como decía, me llevó a Marck.

Claro.

Kennedy fue el comienzo del plan.

Después de todo lo que hizo Kennedy, dudé que Hannah siguiera enamorada, o es que yo no entendía nada por estar pensando tanto.

—¿Todavía la quieres? A Kennedy.

—¿La estás tachando de mala? —Bufó entre lágrimas—. Kennedy es una víctima al igual que nosotras, no fue su culpa...Marck la tenía amenazada, Marck le hizo el mismo daño que a nosotras. No pienses que tenía privilegios o que estaba con Marck por gusto.

—Con esa justificación también estás diciendo que Axel fue víctima, entonces —murmuré.

—Axel pudo haberse ido, ¡Marck le dio opción! A Kennedy y a mí nos tenía como si no fuéramos nada. Estela, tú más que nadie deberías entenderlo.

Marck le había dado opción a Axel.

¿Eso era verdad?

¿Por qué estaba dudando de la palabra de Hannah?

Mi cabeza dolió con intensidad, ese dolor era causa de sobrepensar la situación, me estaba poniendo ansiosa.

—Amo a Kennedy, y ella me ama a mí. El problema fue que nos conocimos en las circunstancias equivocadas.

La culpa volvió a invadirme, ¿Cómo se iba a tomar Hannah la muerte de Kennedy? La forma en la que Hannah hablaba de ella me hizo dudar sobre si en algún momento yo estuve enamorada. Ella sonaba como si en verdad hubiese encontrado a su alma gemela.

—Todas las veces que estuve con algún chico era para quitarme culpa, porque yo sentía que algo estaba mal en mí, que nací mal y que eso estaba en contra de mi religión. Siempre me gustaron las chicas y desde un principio lo supe...pero tenía miedo a la sociedad, me avergonzaba decirlo, así que me callé y pretendí algo que no quería ser. Kennedy me enseñó a aceptarme tal y como soy, Estela. Ella me mostró que no había nada mal en mí —sus ojos penetrantes se inyectaron en mí. Todo lo que salía de su boca me dejaba anonadada, sin palabras ni alguna respuesta—. Así que por favor...habla con los doctores y diles que…

Perdón si te hice sentir que te juzgaría.

¿Yo la hice sentir mal?

¿Por qué no me había contado?

Quizás...ella no sabía cómo contármelo, no era que desconfiara de mí.

Una enfermera se adentró a la habitación y ambas levantamos la mirada en su dirección. Entorné la mirada a mi reloj de mano y vi que ya había pasado el tiempo de visita.

—Se acabó el tiempo —avisó la mujer con un tono calmado.

Di un asentimiento de cabeza, a la vez que me bajaba de la camilla y abrazaba a Hannah por última vez en el día. Le di la espalda a Hannah y seguí mi camino a la salida. Antes de salir escuché un "¿Puede quedarse?" De parte de mi amiga a la enfermera, a lo que la enfermera le respondió con "debo atender a otro paciente".

Salí del cuarto y bajé las escaleras para llegar al primer piso y de ahí irme al estacionamiento del hospital. Mi mamá había recibido una llamada en el momento en que llegamos, así que decidió quedarse en el auto.

Busqué el Corolla negro en el estacionamiento y no fue muy difícil de encontrar por los pocos carros que yacían allí, corrí de la lluvia procurando no mojarme tanto, lo que me resultó imposible. Subí al auto de inmediato como si la lluvia fuera una catástrofe.

—¿Te dejaron ver a Hannah? —preguntó en cuanto me senté en el asiento del copiloto y cerré la puerta.

—Solo por diez minutos, pero algo es algo.

Encendió el auto, comenzó a conducir a velocidad lenta y colocó la calefacción, afuera hacía un frío terrible a pesar de que apenas salíamos de verano. Los vidrios se empañaban y así imaginé que se veía mi mente en los momentos que no podía pensar bien.

—¿De qué hablaron?

—Al principio sobre nosotras, y después sobre Marck...Kennedy. Ella aún no sabe que Kennedy está muerta, mamá, y le va a doler mucho saberlo.

Mamá apretó sus cejas, confundida.

—¿Por qué no se lo han dicho?

—Sus padres dicen que puede ponerla muy mal.

—¿Eran cercanas?

—Mejor cuéntame tú qué te dijo el oficial Jones —una esperanza floreció en mi pecho de nuevo, la miré detenidamente—. ¿Atraparon a Marck?

—Marck aún sigue desaparecido, cariño. Los policías dicen que puede que se haya suicidado o...se está escondiendo muy bien.

—Yo no quiero que esté muerto, mamá.

Ya viví ésto una vez, y puedo decirte cuál es el doloroso final.

Las lágrimas invadieron mis ojos ya irritados de tantas veces que los frotaba o lloraba. Quería verlo pagar, no muerto.

—¡Qué busquen bien! Marck no puede saber más que ellos.

Insistía tanto porque así pasó anteriormente, lo buscaron por unos días, lo dieron por desaparecido, después dijeron que podía estar muerto y así de fácil, lo dejaron pasar, lo dejaron libre justificándose con un "se fue del país".

—Necesitan encontrarlo antes de que yo me vaya…¿Crees que voy a estar segura en otro país sabiendo que él aún está libre? Mamá, disculpa, pero si no lo encuentran no me voy a ir.

—Si te vas a ir, compré un boleto para acompañarte y quedarme al menos un mes. No seas negativa, Adelaine, lo van a encontrar. Estarás más segura en Francia que aquí.

Minutos de silencio nos embistieron, el ambiente se sentía incómodo y las vibras muy tensas. ¿Qué estaban haciendo mal los policías? ¿Por qué no lo encontraban?

—El oficial Jones me comentó una estrategia...pero es peligrosa y no te voy a dejar hacer eso.

—¿Hacer qué? —me interesé.

Mamá me miró de reojo y suspiró negando con la cabeza.

—Si es algo para encontrar a Marck entonces sí lo haré.

—¡No lo harás y punto! Eres menor de edad y es peligroso. Soy tu madre y te digo que no.

Le insistí para que me lo dijera, al principio no quería porque sabía que yo iba a hacer lo imposible para llevar a cabo ese plan, y cuando me lo dijo más ganas tuve de hacerlo.

Se trataba de una propuesta de los policías para atrapar a Marck. Yo sería la carnada, le escribiría a Marck diciéndole si nos podíamos encontrar en alguna parte, cuando se lleve a cabo yo tendría un rastreador, micrófono escondido en mi ropa y los policías me estarían siguiendo discretamente. Claro, pero Marck no era estúpido, era muy inteligente, esa inteligente enferma sobretodo, y que yo le diga que quiero verlo de la nada no es fiable.

—Mamá...es un buen plan si lo llegamos a hablar con los oficiales, será seguro.

—Él te puede hacer daño, Estela. Ya he perdido muchas cosas en la vida y no voy a perderte a ti también.

—Vamos a la estación de policías —le insistí.

—Que no, Estela. Ya estamos llegando a la casa y no me voy a devolver.

Fruncí mis labios.

—Entonces dame el número del oficial Jones que yo voy a hablar con él.

Llegamos a la casa y ella estacionó el carro, se veía muy decidida en cuanto no dejarme hacer eso.

—Puedes hablar todo lo que quieras, pero no te dejaré hacerlo.

Y se bajó.

Pero dejó su celular en su asiento.

Lo tomé apresuradamente y busqué el número de Jones. Llamé, llamé y nada, ni repicaba.

Estaba desesperada, sí.

Quizás yo...debía de esperar.

Me sentía consumida.

Ni siquiera sabía cuál era mi motivación para despertar cada mañana.

[...]

—Si no lo haces te vas a arrepentir. Así como yo me arrepentí de no haberme lanzado de la tirolesa ayer en el parque porque pensé que era muy vieja para eso.

Que gran consejo, madrina.

Detallé muy bien mi atuendo en el espejo, quitando toda idea de que me veía mal. Hace mucho no me cambiaba tantas veces para ver a alguien, pero en realidad no me quería ver linda para Hades, quería verme bonita para mí misma.

Al final me puse lo primero que me probé y lo más básico: un jean, un suéter lila y unos tenis blancos.

Kris se sentó en mi cama y suspiró cansadamente, de seguro estaba harta de mí. Hasta yo lo estaba.

—Que estés pasando por un mal momento no significa que no puedas sentir un poco de felicidad o salir a divertirte.

—Los momentos malos no me dejan inclinarme a lo positivo, Kris.

Le había dicho a Hades que nos viéramos en el bosque, quería al menos despedirme, tampoco era insensible. Pero mis pensamientos y emociones eran muy inestables, no sabía lo que quería.

Casi me arrepiento de ir.

Mi celular vibró en mi mano y no esperé ni un segundo para mirar los mensajes que claramente eran de Hades, había estado hablando con él hace unos minutos.

Hades♡

Ya estoy aquí.

No es obligación que vengas, tú tranquila. <3

No quiero parecer molesto con ésto de que quiero verte.

Te quería dar algo, pero si no vienes te lo puedo llevar a tu casa.

Yo:

Claro que voy, sería muy mala si te dejo plantado.

  ♡

Kris me acompañó hasta el bosque porque no era capaz de ir sola, me daba miedo salir sola. Ir de nuevo para allá me refrescó los tantos recuerdos lindos que se iban desvaneciendo en mi memoria. La brisa de otoño me azotó y disfruté cada ruido de las hojas marchitas chocando, siendo pisadas. Las aves cantaban dándole la bienvenida a la hermosa luna llena y el cielo celeste iba subiendo de color. Esa noche las estrellas eran las protagonistas, miles de ellas podía apreciar sobre mí, brillando cada una por su cuenta.

Aquí una noche donde me perdí a mi misma, encontré a un chico con un cachorro extraviado.

Aquí terminé mi primer libro.

Aquí Hades me besó.

Aquí corrí bajo la lluvia.

Aquí reí.

Aquí lloré.

Aquí grité.

Aquí pude ser yo realmente.

Llegamos a la cabaña y con muchos nervios me debatí en si ir a tocar la puerta, o regresarme a mi casa.

—¿Te vengo a buscar más tarde?

—No, le digo a Hades que me acompañe —le respondí.

Se despidió y me dejó sola.

Joder.

No es tan difícil tocar una puerta…

Caminé a la entrada y la puerta ahora estaba frente a mí, levanté mi mano en un puño y toqué dos veces la madera.

¿Y si Hades me jugó una mala broma? ¿Si no estaba en la cabaña?

Eso es imposible, él te dijo que estaba allí.

Uno…

Dos…

Y cuando iba a dar la tercera, la puerta se abrió.

Elevé la mirada para encontrarme con aquel chico portador de una sonrisa leve, pero real, y unos ojos que brillaron antes mi presencia.

¿Por qué sus ojos brillaban por mí?

Me había olvidado de lo pequeña que era ésta puerta, por lo que estábamos muy pegados.

—Pensé que no ibas a venir.

—Sí, ah… —mi vista fue de sus ojos hasta sus labios. No, no, no. Y de sus labios a sus ojos de nuevo—. Bueno, tengo frío ¿tú no? —entré sin pensarlo a la cabaña.

—Hola, primeramente —dijo y seguido a eso se escuchó como cerraba la puerta.

—¡Hola! ¿No vamos a salir? Quiero salir.

Hades arrugó sus cejas.

—¿No era que tenías frío?

—Sí...o sea, no.

—No te entiendo.

—Yo tampoco me entiendo. —Me reí sin gracia a lo que dije, ¿Por qué me había puesto así?—. ¿Hay chocolate caliente? Si no hay no te preocupes, al cabo ni quiero tanto.

Hades se acercó conteniendo una carcajada, era claro que notó mi nerviosismo.

Él podía hacerme olvidar lo patética que ha sido mi vida las últimas semanas.

—No tengo chocolate, pero tengo café.

—No quiero café.

—Bien…¿Entonces si vamos a salir?

—No quiero salir.

—Estela, ¿Te sientes bien?

—¿Estás diciendo que estoy mal?

—No entiendo qué quieres.

Y lo abracé.

Mis brazos formaron un círculo alrededor de su torso, esperé que reaccionara, pero al parecer estaba sorprendido por lo que había hecho, o quizás ya me había tachado de loca.

Apoyé el mentón en su hombro, cerré los ojos con fuerza y suspiré.

Y entonces se lo dije:

Ésto es lo que quiero.

¡Hola! ¿Qué tal? Parece que pasó mucho tiempo desde la última ves que actualicé.

Estamos en la recta final...

¿Qué les pareció el capítulo?

Corazón morado (💜) si crees que Hades y Estela merecen un final feliz >>

Muchísimas gracias por leer<3

¡Feliz día del libro!

Dejen su voto si les gustó el cap(●♡∀♡)

Espero les haya gustado el capítulo<3

Nos leemos la próxima semana.

Ig: sophsvc

Soph. ♡

Continue Reading

You'll Also Like

254K 12.9K 69
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...
59.6M 1.1M 13
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
25.2K 3.1K 51
«A Lexi le gusta Ashton, el mejor amigo de su mejor amigo, a Luke le gusta Lexi, su mejor amiga. El verano después de la graduación llega: el ultimo...
2.1K 138 14
Aveces el brillo de las estrellas no es suficiente para iluminar dos caminos. Aveces alguien tiene que quedarse en la oscuridad para que el otro lle...