¿Qué día es hoy? Sí, hoy se lanza la nueva colección de Ecomoda. Sé que no sabían, pero, hagan como que sí ¿Ok? Ok.
Eco-eco, moda-moda, una de las mejores empresas de moda en todo Colombia ¿Podrás? Jamás.
Apesar de los ocho mil destrozos de parte de Armando Mendoza, por no decir “cagadas” aunque sí, pues, todo se encuentra bien ahora. Recuperó todo lo que tenía antes e incluso mucho más, pero, eso ya es historia.
Todos los ejecutivos y empleados, se encontraban muy bien vestidos para ello. En unas horas más tenían que ir al local para dar a cabo el evento.
Sí, los empleados también fueron invitados ¿Por qué? Porque ellos también trabajaron y apoyaron para que salga esta nueva colección. Cuando dijeron que todo mejoró, fue en serio.
Las damas, regias. Los caballeros, galanes.
La colección se llamaría “Black eyes”
En conclusión, tomaron mucho en cuenta los colores que últimamente la gente está usando demasiado, claramente agregándole un poco de color con diversos colores que concuerden perfectamente con el propósito de esta maravillosa colección.
Hicieron un trabajo espléndido y era momento de darlo a la luz.
Hugo y sus modelos llegaron más temprano al local para ensayar el desfile.
— ¡Muy bien, muchachas! Lo están haciendo muy bien. Ahora, háganlo de nuevo una y otra vez. — Musitó el diseñador mientras sonreía.
— ¡Ay, no, Hugo! — Se quejaron todas las modelos al unísono.
— Nada de que “no”, altaneras. Por algo se les paga, no sean atrevidas. ¡Apuren que el marido las está esperando! — Carcajeó.
Las modelos rodaron los ojos y continuaron con la práctica.
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Llegaron al local, este era gigante y muy elegante, decorado con flores blancas y negras, sillas doradas para que cada uno se siente, un gran buffet e infinidad de cosas.
Realmente se habían esmerado.
Mario y Sandra se dirigían a sus asientos tomados de la mano. Anteriormente les ofrecieron sillas juntas y ellos sin rechistar aceptaron.
Los dos estaban muy bien vestidos, esa pareja no quería resaltar, pero, lo estaban haciendo.
— ¡Está divino! Me encanta la decoración y todo. — La pelinegra formó una “o” con su boca.
— A mí también, está increíble. — Mario sonrió.
A pocos metros, una rubia de cabellera larga y ojos azules se dirigía a un asiento al lado de Mario.
La pareja la ignoró olímpicamente y continuaban su rutina de besos y caricias.
Patricia hizo una mueca de asco.
— ¿Podrían dejar de besarse? Me da miedo que terminen haciendo otras cosas. — Replicó asqueada.
Sandra rompió el beso con su novio y la fulminó con la mirada.
— ¿Y a ti en qué te afecta, peliteñida? ¡Hay más sitios y te vienes a sentar aquí! Nadie te llamó. Eres cordialmente invitada a irte a tu casa.
Patricia abre la boca ofendida.
— ¡Desgraciada! ¡Usted con qué derecho me manda! — Grita llamando la atención de la gente que estaba a su alrededor.
— Patricia, cállate. — Ordenó el castaño.
Ella empezó a hacer muecas hacia Sandra y luego calló.
— ¿Quién invitó a la oxigenada? — Susurra la pelinegra hacia Mario.
— La idea de esto era invitar a todos los empleados. No podíamos excluir a Patricia, es la secretaria de Franco y tú lo sabes. — Habló con suavidad y acarició las manos de la contraria.
— Lastimosamente...
El mayor asintió.
Armando y Betty tomaron asiento luego de dar un recorrido por el local. La Presidenta empezó una conversación con Sandra al igual que Armando con Mario.
Anunciaron que el desfile estaba por comenzar y todos callaron dirigiendo su mirada a la pasarela.
Hugo apareció e hizo una reverencia.
Todos aplaudieron.
— ¡Buenas noches a todos! El día de hoy les vengo a mostrar la nueva colección de Ecomoda llamada “Black Eyes”. Como lo dice el nombre, el negro es el color sobresaliente de esta colección. Usé toques y colores que destaquen con aquello. — Caminaba de un lado a otro mientras hablaba. — ¡Quiero sorprenderlos! Sé que les fascinará tanto como a mí. Pero, ¿Qué es importante para dar comienzo al desfile? La aparición de la Presidenta de Ecomoda, Beatriz Pinzón.
Aplaudieron, especialmente Armando, Nicolás y el Cuartel que no paraban de gritar.
Betty caminó hacia él y le regaló una sonrisa a Hugo. Tomó el micrófono y habló.
— Primero que nada... Gracias por estar aquí presentes con nosotros en este día tan especial. Deseamos que sea de su agrado y disfruten de verlo como de usarlo. Consideramos que esta nueva colección dará frutos. — Rió nerviosamente. — Y bueno, con ustedes, “Black Eyes”.
La música comenzó a resonar por el gran lugar y los modelos hicieron su aparición.
Caminaban por la pasarela y posaban para las cámaras.
Mostraban diversos vestidos, camisetas, pantalones, shorts, faldas, suéteres, chaquetas, etcétera. Prendas femeninas y masculinas para diferentes tipos de cuerpos.
El público sonreía y aplaudía.
En efecto, al parecer sería un éxito.
— ¡Que linda esa chaqueta! — La menor aplaude feliz.
— ¿Te gusta? — Ella asiente ante la interrogante de su novio. — Te lo compro.
Sandra abre los ojos de par en par.
— ¿Qué?
— Te-lo-voy-a-comprar — Resaltó cada una de las palabras.
— Mario, sabes que no me gusta que me compres “caprichos”, van a pensar que estoy contigo por eso.
El castaño soltó una carcajada.
— Bueno, que sigan pensando eso. Te lo voy a comprar y se acabó. — Alza los hombros.
La contraria golpea su pecho suavemente. Mario alza una ceja.
— ¿Por qué me pegas? Abusiva.
Ella ríe negando con la cabeza.
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Al término del desfile, todos se encaminaron al buffet. Bueno, excepto Nicolás, este corrió hacia la gran mesa y tomó muchísimos postres.
No es algo nuevo jaja.
— ¡Nicolás! — Gritó Armando.
— ¿Qué pasa? — Musita con la boca llena.
El pelinegro hace una mueca y le quita el postre que el contrario tenía en sus manos.
— ¡Oye! — Forcejea con Mendoza.
— Nos vas a dejar sin nada, Nicolás. Deja tu fanatismo por la comida por lo menos unas horas. — Susurra. — ¡Y tú también, Bertha! — Voltean hacia la nombrada y la encuentran estática con un alfajor en la boca.
Si no me muevo, no me ven. Pensó.
Armando camina rápidamente hacia ella y le arrebató el alfajor.
Bertha pucherea.
— ¡Comen todo el maldito día! ¡Basta, ya, carajo!
Betty llega corriendo hacia su esposo e intenta calmarlo.
— Amor, cálmate.
— ¡No, no me puedo calmar! — Patalea. — No me puedo calmar...
De la nada empezó a lloriquear.
Mario y Sandra caminan hacia los esposos.
— ¡Que bipolar salió! — El castaño ríe.
— ¡Tú cállate, estúpido!
Sí que sería un largo día...
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Para finalizar, se presentó una banda de música que está muy de moda actualmente, todos disfrutaron de la presentación bailando y cantando.
La ocasión se dió por terminada, todos estaban satisfechos con el desfile, la comida, la música, en fin.
Tenían aseguradas muchas ventas. Todos los compradores no se negaron en comprar de todo.
Estaban satisfechos.
Los empleados y ejecutivos se dirigieron a sus casas en sus respectivos carros.
El día de hoy Sandra se quedaría a dormir en la casa de Mario como ya era usual. Llegaron al apartamento y caminaron hacia la habitación. Se tiraron en la cama y suspiraron.
— Cariño, deberíamos vivir juntos, ¿No crees? — El castaño rompió el silencio.
— ¿En serio? — Replicó en un tono alegre.
— Sí, sí. — La menor soltó un gritito. Mario continuó hablando. — Así que... Pronto buscaremos una casa y la compraremos para vivir juntos.
Sandra sonrió.
Finalmente vivirían juntos.
Tal vez es muy rápido, pero... Ellos dos sabían y habían comprobado que sería algo genial convivir juntos.
— ¡Ya quiero que tengamos nuestra casita y nuestra camita para los dos! — La pelinegra rodeó su cintura con sus brazos y posó su pierna en la cadera del contrario.
— Yo también, mi amor. Créeme.
𖦆
Todos queríamos esto, no me lo nieguen. Finalmente se está futurizando lo que va a pasar en nada.
28/40 y habrán extras, ténganme fe. No quiero que el fic acabe.
Los tqm y gracias por el apoyo <3
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