Pov. Natalia
Avanzamos por las paredes de la Torre Hokage, una de las pocas edificaciones que siguen en pie. Al entrar, el equipo 7 sostuvo la respiración, ni siquiera habían imaginado el impacto de lo que sucedió hace años.
Con mi habilidad logramos pasar sin ser detectados hasta una cámara en lo alto, cerca de la oficina Hokage. En ella se hallaban varias cosas amontonadas y los vidrios rotos, sin embargo, en la pared aún se exhibían las fotos de los Hokages.
Boruto y Kawaki se detuvieron un momento, contemplando al Séptimo. "Estamos cerca" quería susurrarles pero retomaron el paso antes de que me acercara.
Los dirijo a un cuarto más allá, casi el último y algo pegado a la montaña, una pared está destrozada por las raíces del árbol. Colgando de ella se encuentran dos capullos más gruesos que los demás a su alrededor.
— ¿Son ellos?— Kawaki y Boruto se adelantan, tocando la superficie con delicadeza— ¿Cómo supo que estaban aquí?
— Porque es un ninja sensor de alto nivel— contesta Neji mirándome inquisitivo — Lamento no decir del mundo, ya que creo que hay una persona que podría superarte.
Todos nos voltean a ver, el momento ha llegado. Lentamente quito el jutsu de transformación, dejando en evidencia mi pelo blanco, mi altura y mis ojos de hielo.
— ¡Tía Kikyo!
Boruto no presta atención a los reclamos de sus compañeros por levantar la voz y me abraza. Ya es lo suficientemente alto como para llegar a mi hombro.
— ¡Está viva!— después de la emoción del momento se separa perplejo— Un momento... si usted está aquí, entonces ¿de quién era el cuerpo que llegó a Suna?
— Ya habrá tiempo para explicaciones, ahora debemos liberar al Séptimo.
— Me temo que no será tan simple.
Todos volteamos con las armas en alto, Amado sale de las sombras con grandes ojeras debajo de los ojos.
— Vaya, escapaste de Jigen— frota sus ojos y se cruza de brazos— Más de una vez, tu anterior incursión pasó desapercibida.
Señala con la cabeza a Neji.
— Pasó desapercibida o ¿la pasaron?
— Hice una parte claro, pero hubiera tardado en descubrirlo.
— ¿Estás de nuestro lado?— pregunta Naruto.
— Eso es muy fuerte, sólo digamos que me cae peor Jigen.
— ¿Por qué hasta ahora?
— Porque hasta ahora parecen tener un plan prometedor para vencerlo, o al menos así debe de ser como para que sólo siete personas se atrevieran a pasar a la boca del lobo.
Nos rodea para llegar con los capullos que contienen a Sasuke y Naruto.
— ¿Lograrán vencerlo?
— Sí — contesto inesperadamente segura.
Se dirige hasta unas máquinas al fondo de la habitación, hay un leve bajón en la energía y varias pantallas se apagan una tras otra.
— Tienen tiempo antes de que se enteren de lo que he hecho.
— Gracias.
Neji activa su byakugan y comienza a bloquear los puntos de chakra del árbol. El equipo 7 está expectante hasta que se escucha un portazo en los pisos inferiores.
— ¿Hay más de ustedes aquí?
— Kashin Koji y Code, aunque él no tardará en llegar.
— Resuelvan lo del árbol— Naruto ajusta su banda y hace una señal a su equipo— Nosotros nos encargaremos de ellos dos.
El equipo 7 sale antes de que pueda autorizarlo, dejándonos solos. Neji sigue concentrado en el árbol mientras Amado fija la mirada en la salida.
— Ese tipo... ¿es un clon del Séptimo?
— ¿Por qué te lo diría?
Sonríe amargamente, suspira y se sienta detrás de un escritorio.
— Por el momento estamos en el mismo bando, incluso si pierden ellos sabrán que yo les di acceso a esta área.
— Sin embargo tampoco te agradamos.
Se encoge de hombros antes de responder.
— Provengo de las naciones pequeñas, olvidadas y perjudicadas con el mandato del Séptimo Hokage.
— Entiendo la parte de olvidadas, pero de ahí a perjudicar...
— Oh es más sencillo de lo que piensa— Amado se reclina en la silla— Estas naciones en su mayoría están compuestas por villas que subsistían del conflicto y la venta de información a las grandes naciones, sin embargo ahora todos son amigos y nuestros métodos de supervivencia se vieron afectados.
De su bolsillo saca una caja de cigarrillos y me ofrece uno, niego con la cabeza y compruebo que Neji ha estado siguiendo la conversación de tanto en tanto.
— Tenían el comercio...
— Se acabó después de la Cuarta Guerra, muchos países comparten su tipo de producción con las grandes naciones, al ser aliadas ya no necesitaban negociar con los pequeños poblados pues todo lo obtenían de nuevos convenios— le da una calada a su cigarrillo antes de continuar — Las personas se desesperaron y siguieron tiempos de hambruna, recesión económica y desempleo, algunas familias recurrieron a vender a sus hijos para sobrevivir, hasta que llegaron ellos, el dios y el ángel de la lluvia. Nos dieron esperanza y oportunidades.
Se escuchan varias explosiones fuera del edificio, la estructura tiembla y alcanzo a sentir que han llegado refuerzos al combate, Takumi y Shinki.
— ¿Qué te pasó a ti? ¿Por qué te quieres deshacer de Jigen?
— Se llevó a alguien que me importaba, ustedes nos pusieron en esa situación pero finalmente fue él quién me quitó todo lo que amaba.
— ¿Qué harás una vez que todo termine?
— Me iré a los países pequeños, tal vez Amegakure quiera a un genio tecnológico.
— Conociendo a Nagato tal vez así sea, la lluvia se ha convertido en el símbolo de las segundas oportunidades.
Se limita a sonreír y a agachar la cabeza pensativo. De pronto, siento una energía maligna, un poder que sólo había sentido durante la Cuarta Guerra. Una luz verde salta de los monitores y Amado se levanta con la velocidad de un rayo.
— No puede ser...
— ¿Es acaso...?
— El contenedor ha terminado de desarrollarse.
Una fuente de chakra se apaga, dos personas son lanzadas por los aires y la energía sigue aumentando.
— Ve— Neji ha dejado de hacer su trabajo— Estoy seguro de que algo puedes hacer.
Asiento y bajo a gran velocidad, hay mucho movimiento y de vez en cuando se sienten temblores en el edificio. Al salir a la calle veo que Naruto y Sarada están peleando contra Kashin Koji, el rubio ya tiene activado su modo sabio y del enorme pergamino que carga salen varios sapos.
— ¿Mamá?
Veo a Takumi y Mitsuki salir de entre los escombros y recuerdo que quité el jutsu. Más allá Shinki y Boruto tratan de contener a Kawaki.
— Necesito un informe de lo que está sucediendo.
— Estás viva...
Takumi parpadea tratando de controlarse y carraspea para poner los pies sobre la tierra.
— Estábamos peleando contra ese chico castaño, y Kawaki comenzó a volverse loco.
Señala con la cabeza un montículo de escombro, debajo de este alcanzo a distinguir el cuerpo de Code. Su muerte llegó de una forma brutal a juzgar por las heridas que presenta.
— Podemos detenerlo, ¿en dónde está Harusame?
Takumi la saca de un lado, sigue intacta y la empuñadura brilla cuando yo la tomo.
— Escúchame muy bien, necesito que lo ataquemos por todos los flancos con el fin de acercarme y mandar a uno de ustedes con Neji y Amado.
Los chicos se miran entre sí.
— ¿Cuál es la misión?— pregunta mi hijo.
— Sanación.
— Yo iré Kikyo-sama.
Antes de replicar recuerdo que los chicos en la academia también reciben conocimientos médicos.
— Confío en ti Mitsuki.
El chico se va al mismo tiempo que una ola de hierro se levanta tratando de contener a Kawaki. Me acerco a ellos y Shinki me observa con la boca abierta antes de sacudir la cabeza.
— Muy bien chicos, este es el plan.
Susurro en los oídos de cada uno y van tomando sus posiciones, los tres a la vista del enemigo y yo detrás de los escombros, mimetizándome con el ambiente.
Kawaki ya tiene los ojos blancos y una especie de cuerno saliendo levemente de su frente. Harusame se mueve un poco ante tal acumulo de chakra. Los veo combatir y lanzar técnicas potentes para arrinconarlo cerca de donde me encuentro.
Una vez que lo tengo a un par de metros extiendo mis cadenas de diamantina para inmovilizarlo, aplicando sellos y otros tipos de ninjutsu para que no se suelte. Casi lo he logrado cuando una esfera de energía rompe las cadenas y atacan el lugar donde me encuentro.
— Estabas muerta, tenías que estar muerta...
En el cielo, Jigen me ve furioso, tiene líneas extrañas surcando su rostro y el kimono manchado de sangre.
— No importa, en un momento más terminaré lo que comencé.
Siento diminutos objetos venir hacia mi, esquivo cada uno de ellos pero una gran esfera de energía me corta el paso. Sólo atino a protegerme con Harusame, la cual absorbe hasta la última gota de chakra. Jigen frunce el ceño clavando la mirada en la espada.
— Cadenas de platino.
Extiende el brazo y varias barras negras aparecen de la nada, girando y siendo lanzadas en mi contra. Una enorme barrera de madera se interpone y una bola de fuego hace retroceder a Jigen.
— Mamá... ¡estás viva!
Los ojos de Seijun se vuelven cristalinos mientras que Usami se limita a apretar la mandíbula. La intención de ambos de correr conmigo es interrumpida cuando Jigen contraataca.
— Aléjenlo lo más posible de Kawaki, no podemos dejar que complete su transformación.
Los mellizos asienten y se concentran en su propia lucha. A lo lejos Jigen los mira con profundo desprecio, seguramente recordando la lucha conjunta que le ofrecieron Hashirama y Madara hace tantos años.
— Shinki, Boruto, Takumi.
Les hago señales silenciosas para que nuevamente acerquen a Kawaki, el chico se agarra la cabeza, luchando contra el Ōtsutsuki. De cuando en cuando, un brazo se extiende para atacar.
Takumi se acerca lo suficiente para bloquear sus puntos de chakra, Boruto utiliza su propio karma para absorber los ataques y Shinki emplea su arena de hierro para arrastrarlo y contenerlo.
Grandes dragones de madera recorren el terreno y sorprendentes ataques de fuego elevan la temperatura del ambiente. Una vez más extiendo mis cadenas de diamantina, envuelvo a Kawaki con ellas a pesar de sus intentos por liberarse.
Una vez que están bien ajustadas, se elevan para formar una esfera. Justo adelante coloco a Harusame para que vaya absorbiendo poco a poco el chakra, Kawaki se pone en posición fetal y comienza a temblar.
— ¿Eso podrá detenerlo?— Boruto se acerca jadeando.
— Solo de momento, necesito quitar el karma lo más pronto posible.
— ¿No es lo que hace la espada?
— Algo así, pero Harusame no distingue el chakra que absorbe, en estos momentos debe estar absorbiendo tanto el de Jigen como el de Kawaki.
— ¡¿Qué?!
El rubio trata de jalar a Harusame sin éxito alguno, intenta lo mismo con las cadenas e incluso trata de utilizar un kunai para abrir la barrera.
— Tía Kikyo él va a morir.
— Lo siento Boruto, pero necesito debilitarlo lo más que se pueda para quitarle el karma, a él y a ti.
Mi corazón palpita, justo en el lugar donde Rumiko dejó resguardado el sello de transcripción. Usami trae su collar, junto con Kakashi lo hemos preparado todos estos años para que aprendiera a utilizarlo.
Un cuerpo sale disparado hasta estrellarse cerca de nosotros, le falta un brazo, tiene un enorme agujero en el pecho y los ojos negros regresan una mirada perdida, Kashin Koji tambien ha sido destruido. Naruto llega con Sarada en la espalda, la chica tiene quemaduras en todo el lado izquierdo del cuerpo.
— Me contaron que tu eras un ninja médico— Naruto pone a Sarada en el suelo— Ayúdala, por favor...
— Algunas son quemaduras de tercer grado, necesitarán mucho más que un ninjutsu médico.
Asiente y se queda en cuclillas a su lado, ella hace muecas durante todo el proceso, e incluso alcanza a quejarse cuando paso por la zona más afectada de su cuerpo.
El chakra de un Ōtsutsuki completo se siente en el campo, volteo nerviosa de que Kawaki se haya liberado del sello pero él sigue en posición fetal. Más allá es en donde veo que Jigen ha completado su transformación en el cuerpo que le queda.
Su mirada detalla a los mellizos hasta detenerse en el cuello de Usami, sus ojos se dilatan y por un momento veo el terror en su semblante. Se lanza con todo y me levanto como reflejo.
— ¡Espera! No puedes dejarla así.
Naruto sostiene mi muñeca alternando la mirada entre Sarada y yo.
— Es mi hijo.
— Itachi me va a matar...— susurra al tiempo que libera mi brazo.
Usami esta siendo arrinconado lentamente, Seijun trata de llegar a su hermano pero Jigen se lo impide. Sin embargo, antes de que llegue un hombre de pelo negro azulado le da una patada en el rostro, mandándolo a volar varios metros, dejando una distancia considerable entre él y Usami.
— Al parecer no será el único que tendrá cuentas pendientes contigo.