Amor Por Error ©

By XxAmayraxX

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¿Que pasaría si en una fiesta te acuestas con el novio de tu mejor amiga que también resulta ser mejor amigo... More

-Sinopsis-
-Prefacio-
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By XxAmayraxX

-La apuesta-

Sábado.

Había pasado dos días que llegue a la conclusión que Alan Derse era más que un chico con una foto de perfil de un gatito. Y también que era mas que obvio que le encantara. 

No había perdido esperanza de  que mi madre me volviera a llamar para decirme que regresaríamos a la casa Derse, estaba tan ansiosa de saber que era lo tan importante que hacía Alan en la ciudad. ¿Un caso especial? Esa no me la creía.

Quería decirle porque no lo dice ya y se deja de parloteos, pero decidí callar en mi lugar, no quería probarlo y que por gusto le dijera a mi madre lo que he hecho a espaldas suyas. Pero algo que si tuve en cuenta fue que debería ser más rápida y cuidadosa ahora más que nada, no sabía exactamente si tenía solución para apresurar a tener la cantidad de dinero para la cuenta de ahorros, pero lo que si sabía era que mi hermano y yo nos iríamos de mi casa después de halloween si es que lo decía Alan era peligroso. Aunque podía estar exagerando o simplemente asustando, pero algo me decía que esto ya tenía que pasar, era como un presentimiento en mi pecho.

Después de todo, él sabía más de la cuenta y no se podía hacerle callar con unos simples billetes. El ya tenía suficiente dinero para dejarse extorsionar, y mucho menos por mi.

Llegamos a casa después de momentos incómodos entre nosotros, supuse que tal mi madre o Liz se darían cuenta de nuestra indiferencia pero las vi más que satisfechas que nosotros nos lleváramos "bien".

Aunque la duda no la iba dejar ir.

Habíamos llegado a casa con los ojos atentos que mi madre no se tropezara subiendo las escaleras y la llevará a su habitación. Dejé con seguro la mía para asegurarme que está vez ningún intruso se metiera. Sin pensar en arrepentimientos, cogi mi computador y entre a la ventana de búsqueda.

Alan Derse.

Busqué y las páginas principales eran de su familia, di clic y de ahí apareció piezas de arte de su madre y de su padre que se encontraba como -desconocido- baje hasta llegar a noticias importantes de su familia.

Alice Derse.

Edad actual: 14 años.

Archie Derse.

Edad actual: 14 años.

Mellizos.

Parpadee varias veces antes de poder verificar. Era la hermana que había mencionado aquella tarde en la cafetería aunque no a su mellizo. Tienen un parentesco a su hermano Alan, con esos cabellos negro azabache y por tan raro que parezca tenía un hoyuelo  en cada cachete, era como si mezcláramos a los mellizos y de eso saliera Alan. Fácilmente podíamos decir que eran trillizos.

Alan Derse.

Edad actual: 21 años.

Universitario en New York, calificado para trabajos especiales.

Especiales me sonaba a peligrosos. Pero lo que mas me impresionaba era que parecía a mas de un chico de 19 años. 

Seguí bajando pero en esto la pantalla me mostró como error de información. Salí y volví a entrar a la página pero está seguía marcando lo mismo.

Me mire sobre la pantalla el computador. Esto era realmente extraño y a la vez misterioso. Apague el dispositivo y me resigne a pensar en eso todo la noche.

Hasta ahora.

Hoy era un día que podía olvidarme de aquello. No era tan importante que Alan no me digiera eso de su hermana pero me causaba conflicto saber que no era el único hijo de su familia. Todo era muy sospechoso.

Por otro lado, el día más esperado de mi hermano había llegado. Un sábado por la mañana.

—¡Apúrate Dhara! —También era escuchar sus gritos de apuros, era las únicas veces que el se levantaba temprano para ir a sus partidos de fútbol americano.

Por lo que había visto los últimos días el ha estado así, apurado a que llegara el dichosos sábados de entrenamiento que ya empezaba a dudar que fuera por un simple entrenamiento y que por momentos creía que podía ser por esa niña de cabello pelinegro.

Baje las escaleras con apuro y él ya estaba ahí con un pie sobre el primer escalón dando toques con su pie y mirando un reloj que le había regalo en su cumpleaños pasado. En esa posición, se veía como mi padre.

—Desearía que cuando naciste hubieras sido hombre y no una mujer que tarda mil horas en saber que camiseta utilizar —A pasos fuertes el se dirijo a la puerta y yo por detrás lo seguía. Caminaba molesto.

—Oye, te recuerdo que si tarde mil horas fue porque no encontraba está camiseta de tu equipo, no queras que lleve una normal cuando voy a ver al capitán de los leones. —Dije obvia.

—No si se tardas mis mil horas...—Rodo lo ojos, a veces llega a ser demasiado duro consigo mismo incluso conmigo, pero lo entendía, él aunque no lo reconociera, tenía el carácter de mi padre.

Pero no estábamos para hablar de él ahora.

Está vez me tomé la molestia de pedir un taxi. Hoy no era un sábado de entrenamiento común, hoy era la primera competencia importante de mi hermano en su equipo, se enfrentaría con varios equipos de estado y incluso abrirían una nueva categoría, dónde incluirían a equipo de mujeres,  eso me emocionaba, demasiado.

De pequeña siempre si que golpear a las gente, obviamente en el juego. Sentía que mucha personas que lo jugaba se liberan de todos su pensamientos, solo uno que quedaba siempre presente en juego, y era ganar.

Bajamos con apuro del coche ante escuchar al conductor del programa que presentaría el partido ya en el estadio. M detuve a medio camino cuando recordé que no le había pagado al taxista.

—¡Quédese con el cambio! —Le grite cuando ya iba de regreso a seguir a mi hermano. Él entro primero y ya su equipo estaba en primera fila de las gradas, cada equipo estaba en una de las primeras. Yo como gente que no competiría, me tenía que sentar en un lugar común.

—Lo siento.—Dije ante reclamos de pistones de pies, el lugar estaba tan lleno que temía a qué podría ver.

Llegué a la penúltima fila y con el cabello despeinado me senté en uno de los asientos vacíos y el único que quedaba.

Dejé salir un suspiro de cansancio dejando caer mi espalda sobre el respaldó.

—Deberías procurar traer zapatos más altos para que no parezcas un hámster en medio de jirafas —Exalte al escuchar su voz a un lado.

—Demonios Adriel  —Le exclamé bajando la mano que ya había puesto en mi pecho. Me sonrió con una cara triunfante.

—Hola para ti también Enana.

—Hola y adiós —Me levanté aunque a su vez me sentía tranquila que tendría a alguien conocido a alguien alado mío, y después de todo, todo el estadio estaba lleno de hombres que daban miedo.

—¿En serio tanto me odia para no querer compartir asiento conmigo? Deberías sentirte afortunada.

—Pues no, buscaré otro lugar—Le dije levantándome del asiento y el complacidamente  miro hacia la cancha de juego sin darme tanta importancia.

—Hazlo, si es que tienes suerte. —Dijo nada más. Y bueno, tenía razón, era un milagro de suerte si encontraba un lugar antes del juego, todo se veía lleno e incluso ya había personas que estaban paradas entre las escaleras que daban hacia las gradas. Con todo el remordimiento cerré mis ojos y  retrocedí para sentarme al lado suyo.

—Eso supuse. —Sonrió está vez con claro triunfo.

—Si se desocupa otro lugar, me voy. —Le aclare con dureza.

—Como quieras. —Se encogió de hombros.

—Debería dejar de seguirme Adriel, en una de estas podría acusarte.

Frunció el ceño y estaba vez se volteó a mi para verme.

 —¿Seguirte? —Bufo absurdo.—Yo debería acusarte por seguirme acosadora. 

—Yo nunca te seguiría.

—No lo sé, después de todo quien fue la que tocaba cada puerta de un hotel para encontrarme y tener sexo conmigo. —Lanzo acusando con orgullo.—

—Eso es diferente. —Le exclamé.

—No lo creo Dhara, debería acusarte a tu madre y que te unas nalgaditas por mal comportamiento. —Bajo el tono de su voz para que solo yo lo escuchara.

—Inténtalo y no sobrevivirás para contarlo. —Le agregue sin mucha importancia.

Volteó hacia a mi relamiéndome los labios. Se inclinó a mi y yo retrocedí para no cortar distancia.

—¿O quieres que yo lo haga?

Bufé absurda.

—No podrías —Le dije retadora hacia él. Analizo mi rostro y se aparto.

—Nunca dudes de las cosas que puedo hacer por ti, Enana. —Dijo, sin más dejándome totalmente aturdida.

El entrenador llamo a los chicos hacia un lado de la cancha por la buena suerte ellos les tocaría como terceros ante un grupo de chicos, para luego pasar con los tres grupos de chicas y de ahí el único equipo quede, se enfrentará con los chicos. Esto realmente me emocionaba.

—¿En qué equipo va tu hermano?  —Su pregunta me tomo por sorpresa.

—¿Cómo sabes que vengo a ver a mi hermano?

—Los únicos amigos hombres o bueno casi hombres son Félix y tú hermano, y viendo la situación de Félix con su falta de actividad deportiva, se que vienes a ver a tu hermano.

—Ja, se equivocas, vengo a ver un amigo.

Alzó las cejas volteando hacia mi.

—¿Uno que tiene la misma edad de tu hermano?

Mierda, olvidaba que solo participan chicos menores de dieciséis años.

Aparente las manos en mi regazo. Maldito cerebro de nuez que tengo podía haber dicho que si.

—Va en los tigres, color azul. —Le dije por fin.

—Con razón la playera —Salto las cejas. Lo observé ante su tal juzga.

—Digo lo mismo de la tuya —Le sonreí con falsa gracia. Aunque tenía que admitir que se veía bien con esa camiseta morado y rosa con una águila en medio, se tomaba que era de años anteriores al ver qué era más pequeña que su cuerpo podía soportar, por eso mismo este se le veía apretaba pero escuche ninguna palabra de queja por ello.

En cambio la mía era todo lo contrario, era grande y holgada, que tenía que meterla dentro de mi pantalón para que esté no se viera aun más grande. Era azul con toques verdes y negros, con el rostro de un león rugiendo. Era mucho mejor mi camiseta que la de Adriel, de eso no había duda.

—Y tu, ¿vienes a ver a algún amigo de diciseis años competir? —Le pregunté después de un momento.

Su ofensa fue clara.

—No, para tu mala o buena suerte vengo para ver a mi hermanita ganarle a tu hermano.

Ja, reí a tal tontera.

—Eso está más que difícil, mi hermano lleva más años de entrenamiento casi diario, nunca pierden —Le dije orgullosa. —Y cuando digo nunca, es que nunca lo ha hecho. —Le aclare por si no había está más que claro.

Exaltó las cejas con sorpresa falsa. Volteó a mi inclinando un poco de su cabeza aun lado.

—Pues presenciaras ver a tu hermanito perder por primera vez. —Dijo como si estuviera seguro que va ser así.

—Tu sabes perfectamente quien ganara. Y es mi hermano. —Dije obvia.

—Si es por decir que mi hermana es mujer, estas equivocada.

—En mi vida nunca juzgaría a un chica por jugar, para aclarar, yo me emocioné al saber que metería chicas en las competencias.

—y ahora resulta que tú también querías jugar de pequeña.

—Si de hecho si, siempre lo quise.

—¿Y porque nunca lo hiciste? —Su pregunta fue inmediata.

—Nada de preguntas personales ¿Recuerdas? —le sonreí al haberle volteado su juego. Paso su lengua por el interior de sus labios haciendo un tono sexi a hacerlo, aún viéndome.

Tardo segundos por volver hablar. Los partidos ya iban a empezar.

—Te propongo algo —Empezó el más que convencido. —Si tu hermano gana yo te doy lo quieras y si mi hermana gana, tu me darás todo lo que yo quiera.—Se señaló.

Me gire a él y lo mire, Adriel no se veía como él tipo que no cumple promesas o alguna apuesta, al contrario era del tipo que hacía la apuesta y que hacía todo lo posible para ganarla.

Lo examine, se veía muy convencido que su hermana iba ganar, que me daba miedo que mi hermano por primera vez desde hace años tuviera su primer derrota. Pero también estaba segura y no solo quería ver a su hermana perder, si no también a él.

—Hecho. —Le extendí la mano.

—Hecho. —La cogió haciendo diferencia entre nuestras manos. Esas manos que siempre portaba esos anillos radiantes platinados, y uno que está en su dedo ... que perfectamente recordaba en su aparición en su lengua cuando estaba a nada de hacerme un oral con él, se veía aún más brilloso no si era por el sol o porque era ilusión mía.

La retire rápido.

Sonrió con picardía.

—Y está vez no se vale huir Enana- Señaló antes de voltear a dónde la cancha.

—Tu serás que saldra corriendo Brown. 

Estaba segura que está vez no lo haría. Estaba más que convencida que no me iba dejar ganar en este juego, aunque no sea quien jugará literalmente. Ya estaba rezando a todos los dioses griegos para que me ayudarán.

Y así fue como empezó una guerra.

// // //

Cuando pensé que mi hermana era la persona más loca de mi vida, apareció Dhara ...

—¡Pártele las bolas Dorian!— Dhara que estaba a lado mío y me sentía un poco avergonzado por ello, y digo poco, porque me hacia sentir feliz como Dhara hacia el ridículo, gritaba como si no tuviera a más gente a su alrededor.— ¡Falta hijos de puta, falta!

Muchos señores que temía a qué se acercarán a ella para hacerle algo, se alejaban poco a poco de nuestro lugar, como si ahora temieran de Dhara.

Yo, que disfrutaba viéndola gritar insultos a del equipo contrario mientras comía palomitas, era lo más maravilloso del mundo.

—¡Maldito árbitro de mierda!

—Sin malas palabras. —Le aclare aunque esto le fuera en vano.

—¡Que se joda!

Tragué mis palabras con un sorbo de mi refresco.

Ya había pasado dos veces el equipo de su hermano, aunque no debería ser así, hicieron una excepción por el simple hecho que uno de los jugadores se doblo el pie. Algo que no le fue grato a Dhara.

Mi hermana que por lo contrario ya habían pasado con su equipo y salieron ganadoras -Claramente- se encontraban atentas al partido presenté.

Era mal o bueno señal, si el equipo se los leones ganaban por lo consiguiente era competir con el equipo femenil que en este caso era el mi hermana y así saber quién de los dos era el ganador, del trofeo y de nuestra apuesta con Dhara.

Esto no podía ser aun más emocionante.

—¡Es un hijo de puta! —Aprete mis ojos ante el continúo grito.

Y cuando ya estaba más seguro de disfrutar lo poco que quedaba en el juego, uno de los policías que estaban a finales de las escaleras, empezó a subir a dirección de nuestros asientos.

Me puse alerta al primer instante.

Me levanté  dejando mis palomitas en mi asiento y los gritos de protestas de Dhara y así pararme antes de que el policía llegara a nuestras fila.

—¿Sucede algo oficial? —Llegue al frente prohibiéndole el paso.

—Si, hágase un lado joven. —Intento meterse por mi lado, pero yo le seguí interponiendo.

—¿Por qué? Todos estamos disfrutando el juego, no tiene porque arruinarlo.— Fruncio el ceño con ironía.

—Se arruinara si no paro a esa señorita de decir barbaridades. —Señalo con la mano abierta hacia donde Dhara que seguía agitando sus dedos de hule y un letrero del equipo de su hermano no se a que hora lo compro.

—Por dios, ella solo disfruta del juego como los demás.

—Pero no con insultos hacia niños de once años.

—Quince, oficial —Le aclare sabiendo que esos niños decía y hacia cosas que ninguno niño de once haría.

—hágase un lado por favor, si no quiere que lo arrestare a usted también. —Esta vez si pudo rodearme y caminar hacia donde Dhara, pero fui más rápido que él y llegué a tres asientos antes de nuestro lugar. Hubo queja en el rostro del oficial.

—No lo intentó molestar pero no veo caso que arrastre a alguien en pleno partido..

—Solo cumplo con mi trabajo caballero, las demás personas están reclamando de no dejarles ver a gusto el partido de sus hijos.

—Yo si lo veo y muy a gusto —Ironice aunque intentará de ser lo más natural.

—¿Tiene hijos?—Su pregunta me tomo por sorpresa.

Pase mis manos sobre mis pantalones y voltee a dónde Dhara.

—Si...tengo, dos.

—Entonces debe entender a los demás padres —Intento seguir su camino pero seguí interponiendo.

—Si, si  —Lo pare nervioso— Pero no puede arruinarle ver el juego de mi hijo a mi esposa.

Solo deseaba que el oficial no reconociera a Dhara, por qué en estos momentos no me venía bien.

Está vez el oficial me vio, analizando de nuevo mis palabras.

—¿Esposa?  —Dijo confuso mirando detrás mío.

Me incorpore para intentar taparle la vista.

—Si, esa hermosa mujer es mi esposa — La señale orgulloso—  y mi hijo es el que juega, se llama Dorian —Regrese a dónde el oficial y este se cruzó de brazos, atento— Y ella trabaja mucho que no puede venir a verlo mucho y por eso ahora está tan emocionada diciendo... barbaridades —Le recordé utilizando sus propias palabras—y como sabe es algo grato ver cómo tu esposa está feliz viendo a nuestro hijo triunfar, y yo como esposo, es de mi deber que ella disfruté sin ninguna interrupción, ya sabe para que no pierda esa emoción —Le sonreí de dientes intentado sonar lo mas convencido posible y cuando menos lo espere el oficial ya había suavizado a un rostro más sereno y empático.

—Lo siento señor, no sabía que era su esposa y que su hijo era el que jugaba —Me dio unas palmaditas en el hombro, lo mire con rareza.— Mi hijo nunca tuvo a una madre desde que nació porque murió en el parto y creo que lo más feliz que lo podría era ver a su madre en las bancas dando gritos de apoyo.

De reojo vi a Dhara tenía el rostro enfurecido y extremadamente rojo. Algo en mi dio una tranquilidad.

»Así que lo entiendo perfectamente, siga disfrutando con su esposa el partido. Y aprecio mucho que se preocupe por su felicidad.

Le asentí varias veces para cortar conversación antes de que Dhara se le ocurra agarrar mis palomitas y lanzarlas hacia la cancha.

Me despedi del oficial y volví a mi lugar.

—¡Que te den hijo de puta! —Señalo Dhara entre gritos.

—Dhara.

—¡Que llore!

—Dhara.

—¡Tu abuela te parió!

—Enana.

—¡¿Que?! —Su grito hacia mi hizo cerrar los ojos de golpe y tragar mis palabras de un trago amargo. Hasta que mi silencio y el suyo la hizo reaccionar viendo por sus lados como las gente la quedaba viendo con rostros perplejos y estáticos, estaba claro que era la primera vez que recibe esas miradas de desaprobación.

Rio nerviosa sentándose de nuevo.

—Lo siento me emocione un poco.

—No quisiera saber lo demasiado.

—¿Por qué no me dijiste nada? —Dijo levemente enoja y ala vez preocupada quitándose esos dedos de hule.

—Me gustaba tu porra de admiración hacia tu hermano, yo no quería ser la persona que te quitará tu motivación.

—No haciendo el ridículo, dios —Empezó a darse aire con su mano intentando bajar lo rojo de su rostro, fácilmente podía equivocarla como un jitomate.

—Si no haces el ridículo, no sabrás lo es sentirte libre.

—No lo intentes, eso de tu libertad ahora no ayuda, Adriel —la vi limpiarse el sudor de su frente con su mano y cuando antes veía a chicas hacerlo me daba un poco de descontrol, pero con ella lo vi como algo delicado y limpio, como si eso no le impidiera verse aún más linda.

Parpadee varias veces para poder apartar la mirada.

El árbitro ya había soñado su silbato haciendo saber que ya había terminado el juego, acumulando los puntos de los equipos y como ya venia venir, el equipo de los leones había ganado.

Dhara salto de su asiento de alegría al ver a su hermano en la final con la que se enfrentaría con la mía.

Me pare al ver que mi hermana lo hacía. Llegué a la reja que nos dividía hacia los demás asientos y la cancha. Cuando de tanto gritos y festejos, de pronto sentí como la mano de Dhara chocara a mi lado haciendo que los dos nos voltearamos a ver del uno al otro.

De pronto todo el ruido se hizo lejano, solo estaba ella al frente mío con ese rostro reluciente y manchitas rojas de la emoción, con esos ojos verdes fijos en mi, mirando atraves de los míos y cuando yo pensé que se acercaría a mi y me robaría algún beso cercano.

Ella aparto la miraba y su mano de la mía.

—¿Estás listo para perder? —Dijo segundos después como si nada. 

Aclare mi garganta.

—Te pregunto lo mismo.

—Yo nunca pierdo. —Volteo a mi y está vez no quería perder ningún segundo de su rostro.

—Yo menos...—No pude evitar bajar mi mirada a sus labios y así como si sintiera mi mirada, ella los relamio.

Mierda, quería besarla ahí mismo.

Pero el silbato del árbitro sonó haciendo que nuestras mirada volvieran a corromperse.

Así mismo toda la atención se la llevó la cancha al ver a mi hermana correr tras los chicos que eran más altos que ella, era peligroso pero a la vez sentado, ella era lo suficiente fuerte y brusca para que no le temiera a esos sémenes de dos metros. Tenía fe en ella.

Pero el hermano de Dorian no se quedaba atrás, era demasiado ágil que cada vez que alguien del equipo contrario tomaba procesión del balón está se lo quitaba fácilmente. Pero esto cambio cuando el balón cayo en manos de mi hermana y él no inmutó en quitársela.

—Por que Dorian no...—No se quiera pregunta o una afirmación pero lo que sí estaba está claro es que estaba de acuerdo con Dhara.

Dorian no se inmutaba en quitar el balón de las manos de mi hermana, al contrario, solo se movía alrededor de sus compañeros. Y ese hecho se hizo claro cuando mi hermana fue la primera en dar los primero puntos al marcador. Salte al escuchar las protestas.

Voltee mi rostro para ver a Dhara y este tenía un ceño demasiado fruncido que hacía que yo también lo hiciera.

Así continúo el partido, Dorian en posesión del balón que rápidamente André se lo quitaba y corría a dar más puntos. Y cuando ella lo tenía en posesión, Dorian era el único que no se lo arrebataba.

Vi a Dorian dar movimientos increíbles para quitarles el balón al equipo contrario y cuando era su oportunidad de darlo todo, solamente se inmutaba.
Esto es demasiado raro...

Dhara que por otro lado está más que confundida al cambio tan repentino de su hermano, estaba más que enoja de perder la apuesta en menos de diez minutos.

Algo que me alegro y a la vez me confundida. Sentía que por una rara razón este juego no era justo.

Y cuando estaba seguro que iba ver un cambio el silbato sonó, haciendo el fin del partido. Todos sacados de contexto empezaron a murmurar entre si. Dhara dejo caer sus hombros rendida ante tal derrota.

—Bien...creo que tú haz ganado.

—Si, lo creo.— dije sin apartar mirada de André que tras tomar agua se acercó a Dorian. Voltee a Dhara para que ella misma lo viera con sus propios ojos.

—Ellos...

—Se pusieron de acuerdo.

—¿Que? No, Dorian no dejaría una oportunidad tan grande por una chica.—Contesto ella con el ceño fruncido.

—Te recuerdo que esa chica es mi hermana.

—Si lo siento pero. —paro cuando André rio y Dorian le seguía haciéndonos poner alertas. Las personas a nuestro alrededor empezaban a bajar para que el equipo ganador recibiera el trofeo.

Tenía que bajar.

—Tengo que ir con Dorian, su entrenador me tiene que dar una información. —Le asentí aunque no tuviera mucho en cuenta el porque.

—Si.. yo también por lo de mi hermana. —Ella me asintió y ahí fue donde empecé a odiar esas conversaciones cortantes que se convertían en solo asentimiento.

Cuando ella ya estaba apunto de seguir el paso de las demás personas hacia abajo, la detuve se la mano.

—Puedo llevarlos a su casa, si es que quieres, claro.

—¿Ese lo que me pedirás por tu triunfó?

—No, aunque creo que no fue justo, lo tomaré en otra ocasión. —Y así ella me regaló una sonrisa y se soltó de mi mano.

Y ahí quedé inmóvil sin saber si era un si o un no.

// // //

Adriel Brown había ganado.

No sabía exactamente si eso justo o no pero lo que sí estaba de acuerdo era que se la iba cobrar de una u otra manera.

El último partido fue... diferente. Admitía que me sorprendió ese cambio drástico que dio Dorian por una chica, que aclaro, si era la hermana de Adriel.

Por otro lado yo ya me estaba acercando a dónde Dorian se había encontrado con su entrenador y estaba notablemente nervioso a mi aparición.

—Señorita Becker —El entrenador fue el primero en hablar estrechando mi mano.

—Ella es mi hermana, entrenador, deseaba saber si le podía proporcionar la información que quería decirme a ella, ya mis padres no pueden.

—Bueno, deseaba que sus padres o sus tutores oficiales vinieran ya que lo que diré es importante para Dorian y para los padres. —Aclaro.

—Mis padres ahora no están en la ciudad así que no es imposible que ellos vengan, así que me mandaron a mi, como tutor de mi hermano.—otra mentira mas por ti Dorian

—¿Al menos tiene la mayoría de edad?

—Claro, los cumplí en Abril. —Le sonreí, aunque esté no se encontrara del todo confiado—Yo soy la que se ha hecho cargo de los asuntos importantes desde que era un bebé así que puede tener la seguridad que le diré a mis padres de toda información de mi hermano.

—De eso no tengo duda, señorita. Pero esto es algo importante para ellos y para Dorian incluso para usted, así que espero tener la confianza que no le dirá a nadie más hasta que tengan una decisión los padres.

Parpadee tentativa. Cada vez esto se hacía aún más tenso.

—La semana pasada nos llegó un correo del equipo de  New York para capacitar a futuros participantes del equipo oficial de New York, esto solo llega a ciudad conocidas o que tiene estrellas que ya son reconocidas, pero como Dorian aún no es conocido como un Becker formal, necesito de la autorización de sus padres como mostrarlo legalmente al mundo como un Becker y así aprovechar la oportunidad de estar en el equipo de New York.

Sus palabras tardaron en digerirlas.

—Es decir que Dorian...

—No, yo no iré a una ciudad que ni siquiera conozco.—Dorian no tardo en interrumpir.

Aun estaba digiriendo que tal vez Dorian ya no este conmigo el próximo año.

—Tendrás demasiadas oportunidades, una carrera por delante y eso que apenas tienes quince años.—Intento convencerlo el entrenador.

Mis padres no pueden o no quedarán en algo, ellos nunca enviarían...O tal vez. Y ahí la rara sospecha se me atravesó. -¿Necesita autorización verdad?

—Si, si no, no puedo llevarlo.

—Ya está no le—Le tape la boca a Dorian antes de que hablara. El entrenador se tono sorprendido.

—Si, se lo informare a mis padres, si es que lo aceptan lo vendrán a buscar. —Le sonreí.

—¿Que? Pero si ellos —Volví a hundir mi mano en la boca de Dorian para que no dijera nada que el entrenador se enterara, y este nos miraba con rareza.

—Espero de su confianza señorita Becker —Me aclaro.

—Si, lo haré no se preocupe —Cruce los dedos de mi otra mano.

Nos alejamos antes de que temiera de otra sospecha de nosotros.

—¿Qué te sucede Dhara?

—Podrías tener la mente en tu boca y en el culo.—Exclame.

—Oye pero por qué.

—Si le decíamos que nuestros padres que no aceptarían, tu entrenador buscaría la forma de comunicarse con ellos.

—¿y?

—Y si se contacta con ellos, ellos aceptaran sin pensarlo dos veces y adivina dónde amanecerás el próximo año. —Le ironice.

—Entonces...no se los dirás.

—Si quieres irte, si.

—No, no cuando ya tenemos casi la cantidad de la cuenta de ahorros.

—Exacto, y si nos damos prisa puede ser que ya estemos en un lugar demasiado lejos para que el entrenador te busque.

—¿Y si mi entrenador se comunica antes con nuestros padre?

—Pues haremos que no pase.

Su rostro se le iluminó.

—Por fin tienes un poquito de cerebro Dhara. —dijo ironizo.

Volque los ojos.

No sabía exactamente si esto era lo legalmente bueno hacerlo sabiendo que mis padres se enterraría pronto que el entrenador se diera cuenta de nuestra farsa. Pero correríamos el riesgo.

Habíamos terminado de salir del estadio con el sudor en la frente estaba cansada de soportar de ver tantos hombres altos regordetes que pasaban a recoger a sus hijos en sus equipos, tal vez si mi padre hubiera venido, primero viera elegido la zona VIP de la zona antes de juntarse con gente sudorosa.

Pero aún así.

Todo era para que Dorian se quedará a mi lado.

Y que nadie nos separará.

// // //

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