Un beso bajo las estrellas ©✓

By usernotfounted3443

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«Las estrellas siempre serán su recordatorio de que alguna vez tuvieron algo en común» Él guarda secretos. Al... More

★SINOPSIS★
★PRÓLOGO★
★CAPÍTULO 01
★CAPÍTULO 02
★CAPÍTULO 03
★CAPÍTULO 04
★CAPÍTULO 05
★CAPÍTULO 06
★CAPÍTULO 07
★CAPÍTULO 08
★CAPÍTULO 09
★CAPÍTULO 10
★CAPÍTULO 11
★CAPÍTULO 12
★CAPÍTULO 13
★CAPÍTULO 14
★CAPÍTULO 15
★CAPÍTULO 16
★CAPÍTULO 17
★CAPÍTULO 18
★CAPÍTULO 19
★CAPÍTULO 20
★CAPÍTULO 21
★CAPÍTULO 22
★CAPÍTULO 23
★CAPÍTULO 24
★CAPÍTULO 25
★CAPÍTULO 26
★CAPÍTULO 27
★CAPÍTULO 28
★CAPÍTULO 29
★CAPÍTULO 30
★CAPÍTULO 31
★CAPÍTULO 32
★CAPÍTULO 33
★CAPÍTULO 34
★CAPÍTULO 35
★CAPÍTULO 37
★CAPÍTULO 38
★CAPÍTULO 39
★CAPÍTULO 40
★CAPÍTULO 41
★FINAL
★EPÍLOGO
★EXTRA I "29 de julio"
★EXTRA II "soltar"
★EXTRA III "no existe una última estrella"

★CAPÍTULO 36

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By usernotfounted3443

"El amor no es nada parecido a como no los pintaban de pequeños"

TW: ABUSO SEXUAL.

ESTELA TESSIER

Mi casillero estaba cubierto por dibujos y notas ofensivas en papeles, pegados a la superficie. Mi labio inferior tembló cuando traté de pronunciar una palabra y sin éxito alguno, leí las frases que habían frente a mi.

"Zorra"

"¿Cuánto cobras la hora?"

Y muchas más similares a esas. Mientras más leía, sentía una espada atravesando mi pecho, aguantando cada embestida. Las risas en ese momento de silencio no faltaron, algunos hasta grababan con sus celulares sin pena. Quise llorar ahí mismo, sin aún comprender el contexto completo. Hannah estaba al fondo de todos, sin saber qué decir o hacer, tampoco lo entendía. De pronto uno de los celulares comenzó a reproducir un vídeo que muchos miraban con atención.

Un gemido de una chica se escuchó en el vídeo.

Luego otro.

Y otro.

Y después fueron gritos.

La presión de tener a todos mirándome me estaba ahogando, no podía ver a ningún punto específico porque sentía que todos me miraban como si quisieran hacerme algo malo. Unos cuantos hombres veían mis piernas con lujuria, y algunas mujeres se reían, pero no todas.

Un chico negro de cuerpo atlético pasó por en medio de todos con el celular en sus manos, y con mucha vergüenza me lo dio.

Con el dedo tembloroso le di a reproducir, al principio era solo una pantalla negra donde se escuchaban ruidos de una chica y un chico, los reconocí muy bien. Antes de que pudiera ver a la chica solté el teléfono con mis ojos llenos de lágrimas, aquel celular cayó al piso y con su caída, yo salí corriendo al baño.

No presté atención a si alguien me había seguido, me encerré en un cubículo, le puse seguro a la puerta y me senté en la tapa del inodoro, escogiendo las piernas a mi pecho y abrazándolas.

Las lágrimas caían por mi rostro, pero yo no emitía ni un solo ruido, era como si todo ese tiempo estuviera ida y pasmada en mirar un solo punto. El dolor que en mi pecho crecía era indescriptible, no entendía como podía haber gente tan mala, ni siquiera sabía quién había filtrado ese vídeo.

¿Me merezco todo lo malo que me ha pasado?

Golpes fuertes en la puerta se oyeron antes de una voz.

—Abre la puerta —ordenó Hannah.

No quería.

—Vamos a hablar con la directora o…

La directora no iba a hacer nada más que suspenderlos por un mes.

—Disculpa…

¿De qué se disculpaba?

Alguien más entró al baño, según mi sentido auditivo. Esa persona dio golpes más duros y firmes, decidido a que abriera.

—Estela, abre la puerta.

Hades…

Mi llanto se intensificó, causando que llevará una de mis manos a mi boca para no soltar algún sollozo. ¿Él creía que yo había hecho algo malo?

Hannah le dijo que se fuera y él se negó, ambos querían que saliera, pero yo no tenía el valor para hacerlo. Pasó más de media hora y ninguno se iba, estaba teniendo un ataque de pánico y no podía calmarme, cada vez que mi respiración volvía a su normalidad pensaba en otra cosa que me empeoraba.

Cuando ya no pude aguantar más, me levanté y abrí la puerta. Todo mi cuerpo temblaba de miedo, mis ojos ardían, pero eso no me importaba en ese momento. Hades estaba frente a mí, me miró con lástima e intentó abrazarme, a lo que di un paso atrás y levanté el dedo índice en el aire.

—No me toques.

Cualquier toque me hacía recordar a él.

Cualquier toque me hacía recordar todo el asco que pasé con él.

—Vete —le dije esperanzada de que me hiciera caso. Esperaba que Hades pudiera comprenderme sin explicaciones.

Hades atendió a lo que quería, sin decir una sola palabra se fue, sin embargo sus ojos me decían todo, lastimosamente había aprendido a leer su mirada, y eso a veces no es tan bueno, pues te das cuenta de sentimientos que quizás no querías saber.

Hannah se acercó a abrazarme y me alejé también, pero empecé a llorar más, y más, cubriendo mi rostro con las manos y murmurando cosas.

—Tranquila, ey…

¿Cómo iba a estar tranquila después de que se filtrara un vídeo mío así?

—No sabía que ese vídeo existía, Hannah.

Y era verdad, nunca me habían pedido permiso para grabarme mientras tenía sexo, más que no tuve relaciones con nadie desde hace tres años, ese vídeo era desde hace mucho.

No me afectaría tanto si no fuera por esa razón.

—¿Desde hace cuánto es ese vídeo? Fue de cuando…

La miré a los ojos con la pregunta que no dejaba mi cabeza.

—¿Fue mi culpa?

Sus ojos se aguaron.

—Nunca ha sido tu culpa, Estela...tú no…

La abracé y seguí llorando. Tuve que llorar porque no podía gritar y decir todo lo que sentía, más allá de tristeza en mis sentimientos se apoderó el miedo y el coraje.

—¿Me merezco ésto realmente?

Hannah negó con su cabeza, una de sus lágrimas cayó sobre mi hombro.

—¿Ese vídeo lo grabó Marck?

Marck.

Marck.

Marck.

Tres años antes.

Toronto, Canadá.

Marck examinó mi atuendo llevando su mirada desde mis pies hasta mi cabeza, sonrió de oreja a oreja y cuando se acercó, retrocedí. Sus ojos negros esa noche se veían más oscuros de lo normal.

—Bonita, ven aquí.

La música de la fiesta ya no se oía por lo alejados que yacíamos, solamente nosotros dos estábamos en ese callejón oscuro y solitario.

Le sonreí sarcásticamente, caminando sobre mis tacones para tenerlo al frente. Iba a quitarle esa expresión de ganador que siempre portaba, sí, lo aguanté demasiado, pero ya no.

—¿Qué quiere, mi señor? ¿Qué me quite la ropa frente a usted?

Me quedé callada mientras él se relamía los labios.

—¿O qué me arrodille y se la chupe como la morena de la fiesta? Elija.

Su expresión al terminar de decir la frase fue un poema, se enserió y llevó una de sus manos a mi cintura, recorriendo mis curvas hasta llegar a mis senos, presionó la yema pulgar en mi pezón derecho, erecto por el frío. La brisa movió su cabellera rubia de un lado a otro, sin compasión. El viento ese día era cómo él conmigo, moviéndome y usandome a su antojo.

—Amor, no sé de qué morena hablas.

Abofetee su mano cuando intentó bajar el cierre de mi vestido. Él estaba acorralado por mí y por la pared de atrás. En ese momento no le tuve miedo, hasta mucho después.

—Claro, tú nunca sabes nada. ¡Estoy cansada, Marck!

—Estela, deja de decir estupideces. Yo te quiero.

—¿Entonces para que estas conmigo si al parecer también amas a otras? —miré al cielo, pensando la obvia respuesta—. Porque soy una niña muy manipulable que va a hacer todo lo que digas porque te ama y hace cualquier cosa por amor...no soy tonta, Marck.

—Problema tuyo si quieres hacer todo lo que diga.

—¡Sólo quiero terminar bien contigo! ¡Joder! He intentado dejarte tantas veces y tú…

—¿Terminar conmigo? —se rió como si hubiese dicho un chiste muy gracioso—. Eres mía, Estela, no puedes terminar conmigo. El único que puede decidir cuándo se acaba nuestra relación soy yo. Ambos sabemos que no puedes vivir sin mí.

—No soy tuya.

La sensación de sus palabras eran asquerosas, las ganas de vomitar se presenciaron, al igual que las de llorar.

—Eres mía desde el momento en que aceptaste estar conmigo. Ahora vamos a un cuarto, tendremos sexo y nuestros problemas se arreglaran, ¿Sí, amor? Te voy a complacer y mañana estaremos bien —enroscó su mano en mi muñeca—. Ven vamos.

—Me estás lastimando, Marck, y no solo físicamente.

—No me interesa si te estoy lastimando. Vamos.

—No voy a ir a ningún lado contigo.

Con toda la fuerza me solté de su agarre y retrocedí, decidida a irme de una vez, no iba a seguir aguantando sus juegos donde yo ya había perdido desde el primer momento.

Una sonrisa lobuno danzó en sus labios.

—Disfruta de la noche, Estela.

Me había ido de nuevo a la fiesta, apenas eran las 11 de la noche y yo quería disfrutar. Aunque sí, tenía apenas 15 años y no debía estar en un bar, mi mamá me daba el permiso hasta las dos de la madrugada.

Sólo era una adolescente que quería experimentar, no tenía nada de malo. Hasta quise quitar la etapa donde estaba de mi camino para avanzar a otra muy alejada a la mía.

Esa noche bailé, me divertí y olvidé a Marck, hasta donde podía, claro. Todo iba demasiado bien, pero en un momento comencé a sentirme desorientada. No podía decir que había tomado demasiado porque ni siquiera toqué una gota de licor esa noche, solo tomaba bebidas como jugos.

Fui al baño pensando que iba a vomitar, no fue así. Nadie estaba ahí, ya las personas empezaban a irse. Tomé la libertad de llorar, si Hannah me hubiese visto así diría que no debía de llorar por alguien como él. No sabía cuánto tiempo pasé ahí sola, pues estaba muy mareada como para ir con Hannah. Todo a mi alrededor giraba, se hacía pequeño y después grande. Los colores que podía observar eran demasiado atractivos a mi vista, colores neones, parecía una alucinación muy loca. Pasó algo que temí desde el principio: Todo se volvió negro y desperté en una cama blanca.

Marck, mi ex novio, me había drogado. Ojalá esa droga hubiese tenido más efecto para no recordar lo que me hizo, para no llorar cada vez recordaba aquello. Esa noche él no tuvo compasión con la chica a la que alguna vez le dijo falsos "te amo". Al principio no entendía qué pasaba, pero cuando reaccioné luché con todo lo que pude, grité por ayuda y patalee, traté de golpearlo, lamentablemente nada funcionó.

Esa noche me marcó para toda la vida.

Cuando desperté esa mañana, sola en la cama, llamé a mamá, tenía más de treinta llamadas perdidas de ella. Al día siguiente denuncié a Marck Castillo por abuso sexual a una menor de edad, tenía absolutamente todo para ganar el juicio, hasta que me dieron la noticia de que él había escapado del país. Las autoridades no hicieron nada, se quedaron de brazos cruzados, y yo, desde ese día, sentí que todo había sido mi culpa.

Quizás si yo no hubiese tenido ese vestido tan corto...no me habría violado, según las personas que con sus palabras me dejaron peor.

La ropa no es una invitación.

Mi madre me llevó al doctor para revisar mi estado y que no tuviera infección o alguna enfermedad de transmisión sexual. Una droga muy fuerte en mi cuerpo fue detectada, lo bueno fue que no adquirí mucha sustancia. Los doctores sospecharon que Marck había puesto droga en los vasos de limonada que tomé ese día.

Marck tenía 20 años y yo tenía 15 en ese entonces, pensaba que nuestra relación no estaba para nada mal, que eran sólo unos cuántos años de diferencia, pero la verdad ambos estábamos en diferentes etapas y sobretodo, él no tenía buenas intenciones conmigo.

Lo conocí porque era hermano mayor de una compañera de clases. Un día lo vi en la escuela porque la venía a buscar, me pareció lindo y conseguí su número.

A pocos meses de hablar me pidió ser su novia, y yo acepté. Tuvimos una relación secreta, no quería que nadie se enterara, nadie además de Hannah. Pensaba que el amor de mi vida había llegado, que con él me casaría y tendría hijos...

Sí, en ese tiempo no tenía muchas metas de vida.

Mi burbuja rosa de perfección explotó y me di cuenta de cómo era él realmente. Se aprovechaba de mis traumas paternales para tenerme ahí, comiendo de su mano, alabandolo como si fuera un Dios.

Había sido testigo de todas esas veces las cuales me engañó, pensaba: Él te ama, solamente es sexo lo que tiene con ellas.

No lo quería dejar, había desarrollado una gran dependencia emocional...pero me armé de valor y lo hice, le dejé en claro que ya no quería nada más con él.

El amor debía ser bonito, no dejarme con mil problemas más.

Esa noche me hizo pasar un infierno.

Estaba drogada, y sin embargo había sentido todo igual.

En ese vídeo filtrado no estaba gritando de placer, estaba gritando por ayuda.

Me alejé de Hannah y revisé los mensajes en mi celular, uno de esos era el desconocido que ahora ya sabía su identidad. Tenía miedo de que pudiera hacerme daño otra vez.

"Espero disfrutes tu regalo, bonita.

Te ama y por siempre tuyo, Marck."

Odiaba que Hades al principio me llamara "bonita" porque me recordaba a él.

Le enseñé y dije todo a Hannah, sin guardarme nada, necesitaba sacarlo.

¿Cómo había sido tan tonta? Por mi cabeza sí pasó la posibilidad de que fuera él, pero la descarté hace mucho, él tenía una vida muy alejada de mí, o eso quería creer.

Yo tenía seguridad en mí misma, era extrovertida, todas las personas que me querían no se podían contar con los dedos de las manos, pero la cosas cambian. Me distancie gracias a él, no le gustaba que tuviera amigos hombres, ni que saliera mucho de mi casa, también decía que mis amigas podían tener una mala influencia, así que me alejé de todos, hasta de Hannah y Axel, pero ellos fueron los únicos que volvieron cuando pasó lo que pasó.

En cambio Marck tenía muchos amigos sin importar el género, salía de fiesta todos los fines de semanas y hacía lo que quería. Si él se ponía celoso estaba bien, y si yo le reclamaba era una dramática que no le tiene confianza.

Marck me quitó todo como si mi vida fuera suya, me trataba como una muñeca con la que podía jugar a su antojo: Desvestirla, mentirle, engañarla.

"Era una niña, ella no tenía porqué tener novio a los 15 años" —Y lo dijeron tantas veces que me lo creí. Me echaba la culpa constantemente.

Marck me dejó psicológicamente peor de lo que ya estaba.

Odiaba cuando iba caminando y por la calle se me quedaban viendo o tiraban piropos horrendos. Que pudiera acercarme a Hades sin tantos inconvenientes era un avance enorme, dejé de temer tanto a estar con hombres.

—¿Cómo se filtró el vídeo? —pregunté esforzándome en que se entendiera. Hannah vaciló buscando algo en su teléfono—. ¿Y Axel? Quiero hablar con Axel…

—Estela, Axel no...mejor llama a tu mamá para que venga a recogerte ¿Bien?, Me iré contigo.

—¿Axel no qué?

Hannah no me miró a la cara.

—El vídeo lo pasaron por el grupo de la preparatoria...tú no estás ahí.

Sorbí por la nariz y traté de controlar las lágrimas, lo último que quería era que mi mamá se preocupara demasiado a la hora de llamarla.

¿Marck envió el vídeo? Eso era casi imposible, en ese grupo sólo estaban personas de la escuela.

—¿Quién lo pasó?

—Yo no debería de decirte eso.

—Hannah…

—Llama a tu mamá, Estela.

—Préstame tu celular, por favor.

Ella miró el teléfono, dudando en dármelo, parecía que estaba ocultando algo y cuando me lo dio, su rostro mostró una expresión de arrepentimiento.

Me metí en WhatsApp y busqué el grupo de la escuela, aquel grupo se veía de primer chat y cada vez llegaban más mensajes, habían 79 acumulados recientemente. Evité mirar lo que decían los estudiantes, no quería que sus insultos me hicieran más daño, solo quería saber quién había enviado ese vídeo.

Después de pasar muchos mensajes, llegué a uno que fue enviado a las 5 am, subí la mirada al nombre del contacto, sintiendo todo mi cuerpo congelarse cuando lo leí.

Axel.

Axel Davies.

Mi pecho se apretó con crueldad sin poder creerlo, tal vez era un error de la aplicación, el internet a veces falla. Axel nunca me haría algo así, era ilógico que él tuviera ese vídeo. Él me quiere, él…

El teléfono cayó al suelo a causa de que mi mano tembló y no pude sujetarlo como se debía.

—No entiendo...él…fue Marck…

—Deberías hablar con Axel.

Sólo quería llorar, no quería aparentar ser fuerte una vez más. ¿Cómo Axel había conseguido ese vídeo? ¿Por qué lo hizo?

¿Alguna vez le hice algo malo como para que quisiera hacerme daño?

Hannah me abrazó y me dejó llorar en sus brazos, su cuerpo emanaba frío contra el mío, su piel se veía más pálida de lo que ya era, y ni hablar de sus ojos, aquellos eran amenazados por lágrimas que se tragaba.

No lo creía, quería que ese chico al que algún día llamé "hermano" se me parara de frente y me dijera que él no lo hizo.

Puede que alguien le haya robado el teléfono y publicado el vídeo desde ahí, sí.

Hannah llamó a mi madre y le dijo que nos viniera a buscar, sin dar muchas explicaciones.

Salir del baño hasta la entrada de la preparatoria me aterraba, todos estaban ahí esperando a que saliera, ¿Y sí me hacían algo? Hannah me prestó su suéter verde pastel, hoy había decidido ponerme un top muy corto, prefería evitar que me vieran demás.

Como esperaba: el pasillo estaba atascado por tantas personas ahí, de repente todos se voltearon y dirigieron su mirada a mí, pareciese que era una persona exótica y muy interesante de mirar.

—Pensaba que esta no tenía relaciones con nadie —escuché a un chico tras de mí decir.

Bajé la mirada a mis zapatos.

—¿No ves lo corta que es su falda? Desde lejos se ve que es una zorra —le respondió otro, y una chica se unió a la conversación.

—Pobre de su familia, deben de estar muy decepcionados.

Y ahora, la mayoría comentaban sobre mí como si yo no fuera nadie.

—No esperaba eso de Tessier.

—Yo menos.

—Las apariencias engañan.

—Deberían callarse, no saben qué pudo haber pasado esa noche… —la voz dulce de una chica interrumpió todos sus insultos.

—¿Qué más pudo haber pasado? Ahí se ve claro que ella quería más. Que pena que tuviera tan poco valor y se haya dejado grabar.

Yo no quería. Quise gritar que no quería.

—Sí, es su culpa que ese vídeo se haya filtrado.

Mi culpa…

—Dejenla en paz, ella solo disfrutaba de su sexualidad, no es problema de ustedes. —Así como habían comentarios malos, también había buenos.

—¿Ella no estaba con un chico? Ede... Edevane, que lástima por él, seguro aún no se entera de que su novia lo engañó.

Ese vídeo es de tres años atrás.

Llegando a la salida mi respiración se cortó y volví a llorar, mientras caminaba por ese pasillo que en ese momento fue mi pesadilla, pensé que no era capaz de salir, que me derrumbaría ahí mismo.

Hannah y yo nos dirigimos hasta el auto de mi mamá que ya nos esperaba al frente de la entrada. Entramos y ella se sentó en el asiento del copiloto, mientras tanto yo opté por ir atrás.

—¿Estela, cariño? —mamá miró por el retrovisor y detalló mi rostro con delineador y rímel corrido por llorar—. ¿Qué pasa?

—En la casa te digo —dije con voz rasposa.

Me daba miedo el hecho de que mi madre se decepcionara de mí por saber que ese vídeo existe. ¿Qué tal si pensaba que yo le dije a Marck que me grabara? ¿Y se le ocurría que yo misma publiqué ese vídeo? Ella nunca quiso una hija perfecta, yo fui la que me sometí a esa perfección, pero igualmente lo que pasó le daría una impresión diferente de mí. Una cosa es saber que tu hija ya ha tenido relaciones, y otra cosa es mirarla teniendo relaciones.

—¿Te dejo en tu casa, linda?

—Ah...sí, por favor, gracias —respondió Hannah—. Su hija necesita hablar con usted a solas.

Esos minutos de camino a la casa de Hannah me preparé mentalmente y pensé en cada cosa que iba a decirle a mamá, era difícil contarle algo así a tu madre.

Dejamos a Hannah en su casa y después, mamá se dirigió a nuestro hogar. La vía se me hizo más larga que de costumbre, el hermoso cielo se había convertido en un tinte gris que amenazaba con una tormenta dispuesta a arrasar con todo a su paso. Mamá no dijo nada, suponía que quizás sentía mi incomodidad. El teléfono en mi bolsillo vibraba constantemente, pero no quería ni siquiera prenderlo.

Llegamos a casa, entramos y mamá se sentó en el sofá, apagó su celular para que nadie la molestara, por su mirada podía ver su preocupación. Deteniéndome frente a ella traté de encontrar mi voz, esa voz con la que muchas veces defendí a víctimas de abuso y ahora no podía defenderme a mí misma.

—¿Hija, qué pasa? Hannita también se veía preocupada.

Mis labios se separaron antes de que tomara una respiración larga, sin mirarle la cara. Observé el sillón beige donde ella tomó asiento, y me vinieron recuerdos. En ese sillón fue nuestro primer beso, el mío con Marck, esa noche mamá no estaba en la casa y yo había decidido invitarlo a escondidas.

—Yo...hoy en la escuela, en mi casillero se… —mis palabras salieron sin pensar en si tenían coherencia—. Alguien…

Su expresión decayó y se levantó cuando decidí llorar frente a ella, abrazándome en esos cálidos brazos que de pequeña me sostenían al llegar del trabajo por la noche, solo que ahora yo no sonreía, temblaba de miedo.

—Filtraron un vídeo donde Marck y yo estábamos teniendo relaciones sexuales, yo… —su cuerpo se heló contra el mío y eso fue una señal de su sorpresa—. Discúlpame, mami, yo no quería...yo no sabía que ese vídeo existía —me lamenté con la libertad de llorar, mi voz sonaba afónica, como si la hubiese gastado en gritar todo el día—. Fue mi culpa, yo debí de estar más pendiente de…

«Estabas drogada, no sabías, no fue tu culpa»—me dije a mí misma.

—Ese vídeo fue de cuando abusó de mí. Todos me hacen sentir como si fuera mi culpa, mamá, y tal vez sí lo es, pero…

—No fue tu culpa, mi niña, él lo hizo sin tu consentimiento.

Escucharla así, tratando de no llorar, era lo peor del mundo.

—¿Dónde está Marck? Vamos a denunciar ahora mismo —se separó de mí y agarró su celular para llamar, levantó la cabeza al ver que yo seguía llorando.

Le conté todo sobre los mensajes, pensando que ella me regañaria por no haberle dicho, algo que no fue así. Mamá entendió que el miedo a veces es más grande que uno mismo, que sobrepasa barreras y es muy difícil dejar de temer.

Las palabras que salían de su boca eran destructivas, escucharla decir que no fue la mejor madre y que debió de haberme cuidado más era un arma de doble filo. Verla llorar era una tortura que quería terminar. Se sentía mal saber que tu propia madre lloraba por tu culpa, por las decisiones estúpidas que alguna vez tomaste y no pensaste en el bienestar de nadie más aparte del tuyo.

Lamentablemente quise madurar muy pronto, tener a mi entorno a gente mayor y ahora estoy asumiendo las consecuencias.

Mamá estaba enojada, no conmigo, sino con Axel. Intentaba verse tranquila, pero todo se le notaba. Dudaba que la Sra. Davies supiera lo que hizo su hijo, sin embargo mi madre decidió llamarla, llamaba y llamaba y ninguna contestaba.

—Vamos a la comisaría, levántate —indicó.

—No quiero denunciar a Axel, es mi amigo, mamá…

—No es tu amigo, Adelaine. Los amigos no hacen lo qué él te hizo a ti.

Era hiriente ver la realidad.

—Mami…

—Vamos —masculló por última vez dejando atrás su voz dulce y amigable, sonaba firme esta vez.

Me cambié por una ropa más cubierta a prueba del frío, mamá hizo lo mismo, aún se encontraba en su cuarto vistiéndose. Mi teléfono se encendió por una notificación, mostrando los muchos mensajes que tenía de Axel, y otros de Hades. Apagué el teléfono definitivamente, responder mensajes no era lo primordial en ese momento.

El timbre de la puerta sonó varias veces seguidas, sacándome de mis pensamientos. Miré la puerta y no abrí, el timbre resonador fue intercambiado por golpes a la madera de la entrada, fui curiosa a ver quién era, descubrir quién se encontraba detrás de aquella puerta detuvo mi respiración.

Sin pensarlo dos veces tiré de la manilla y la abrí. Ese chico al que quise demasiado algún día estaba ahí, empapado frente a mí. El cabello pelirrojo se pegaba a su rostro, la camisa blanca se veía transparente y los vaqueros que llevaba goteaban sin detenerse.

—Estela…

La pronunciación de mi nombre me estremeció. Ya no podía verlo igual, Axel ya no era el mismo, no era el que había jurado estar conmigo siempre.

—¿Necesitas algo? —mantuve mi expresión neutra y seria.

—Escucha, necesito explicarte que pasó.

Intentó dar un paso adelante para pasar, pero cerré su camino.

—¿Ahora que te voy a denunciar si cambias la mentalidad? Eres un…

—No sabes qué pasó en realidad.

Su respiración se oía agitada y temblorosa, la expresión en su rostro derrochaba temor y arrepentimiento sobre todo. Sus ojos mieles ya no se veían gentiles a mi perspectiva. Es curioso lo mucho que una acción puede cambiarte la manera de mirar a alguien.

—Marck me contactó hace unos meses y…

—No te pedí que hablaras.

Evadió mi respuesta y prosiguió a excusarse.

—Él me ofreció una suma enorme de dinero por si le daba datos sobre ti, y Estela...necesitaba ese dinero para mi hermana, ella estaba mal hospitalizada y no podía perderla.

—Estamos hablando de lo que hiciste, no de tu hermana, Davies.

—Y le di tu número, tú ubicación y...unos meses después Marck comenzó a acosarte, te escribía todo el tiempo, yo hacía algunas cosas por dinero para mi familia. Entiéndeme.

Axel lo sabía…

Axel lo sabía. Fue la primera persona en la que confié para contárselo y él ya lo sabía.

Antes de que me rompiera a llorar estaba por cerrar la puerta, pero él me detuvo.

—Yo lo ayudé por mi familia, nos encontrábamos en un mal momento, el vídeo también fue publicado en una página de pornografía para que Marck me diera más dinero —eso fue suficiente para que mis lágrimas florecieran otra vez—. Yo te amo muchísimo, Estela, eres como una hermana para mí y…

—¡Tú sabías todo lo que me hizo Marck y aún así lo ayudaste, Axel! No me quieres...no me hubieras hecho eso…

Sus manos sujetaron mis mejillas y me sacó de la casa, cerró la puerta con su pie y me miró fijamente.

—No sabes lo que dices, Estela. Si tengo que elegir entre mi familia y tú...elegiría a mi familia mil veces. ¡Maldita sea! Tú deberías de entenderme porque harías todo por tu mamá...si yo no lo ayudaba él podía matarme a mí, y a mi familia. Ese hombre está loco, está obsesionado contigo.

—¿Crees que todo se arregló por decirme ésto, Axel? ¿Crees que ya no me siento mal?

Era increíble la manera en la que me manipulaba para que tuviera empatía con él. Su lenguaje corporal, y sobre todo su mirada me daba a entender que no lo estaba diciendo en serio, lo decía para que no lo denunciara.

—¿Sabés que propagar ese vídeo en grupos y páginas de porno también es ilegal, no? Axel...pensé que eras mi amigo.

Frunció las cejas y negó con la cabeza. La lluvia ya se iba deteniendo.

—Deja de ser tan dramática, Estela.

La paciencia se me agotababa poco a poco.

Aquel pelirrojo se cruzó de brazos y se encogió de hombros, demostrando que no le importaba nada.

—No entiendo porque te duele. Deberías tener empatía conmigo y no…

—¡¿Qué porqué me duele?! ¡Llevo más de 2 años intentando superar todo! —lo empujé, no quería tenerlo cerca—. Me duele tu traición, Axel, me dueles tú...me siento herida y más por ti. Llevabas meses sabiéndolo y no me decías nada, ¡Confié en ti! Podía esperarme cualquier eso de todos...menos de ti. Ahora dime, ¿No te sientes mal por lo que hiciste? —y cuando no me respondió, ni hizo nada, me dijo todo—. No es mi culpa que seas tan... insensible.

Apretó los labios y sus manos en puños, las venas brotaban en sus brazos y se podía notar la clara ira en él.

—Eres una jodida egoísta, Estela.

—¡¿Yo soy la egoísta?! —le grité, señalándome—. Tú…tú eres un maldito cobarde. Vete antes de que mi madre decida llevarte de una vez a la policía.

Axel cayó de rodillas y me agarró ambas manos, en menos de un segundo las solté con asco. Sus ojos se nublaron de lágrimas y lloriqueó.

—Estela, por favor, no me denuncies... haré lo que pidas.

Una idea se me ocurrió.

—Dame la ubicación de Marck, ahora.

—¿Y no me vas a denunciar?

—Dame su dirección, rápido.

Axel con el miedo apoderándose de él sacó su celular y me envió por mensaje la localización exacta de Marck Castillo. Se hospedaba en un departamento algo alejado de mi casa, en el centro de la ciudad.

—¿Me vas a denunciar? —inquirió ansioso.

Quizás, y solo quizás, podría usarlo un poco antes de poner la denuncia.

—Vete.

—¿Pero me…

—¡Vete! —repliqué.

Axel obedeció, se volteó y sus pasos fueron tan inestables como yo en el día. Al final, cuando ya se había esfumado por la calle, mi mamá salió de la casa y confundida me preguntó:

—¿Hablabas con alguien?

—Con nadie. Vamos a denunciar.

La idea de denunciar al principio me aterraba, ¿Qué tal si perdía el juicio de nuevo? Cuando denuncié a Marck, la primera vez, no hubo juicio porqué él se había escapado, pero se sintió como si lo hubiese perdido todo. Hasta que entendí que yo no estaría tranquila si ese imbécil no estaba tras las rejas, necesitaba paz.

Y muchas veces busqué esa paz, pensé en suicidarme, en acabar con todo y, punto y final.

Si lo hubiera hecho...no estarías escuchando mi historia, eh.

Pero en mi proceso de recuperación descubrí que hay una paz más allá de morir. Esa paz mental que necesitaba consistía en luchar por mí, por mis derechos, por mi felicidad y mi bienestar. No se conseguía fácil, pero, si no me rendí en todo este tiempo ¿Por qué hacerlo ahora?

Y esperaba que pudiera conseguirla.

[...]

El proceso de denuncia fue largo, estuvimos en la comisaría hasta las seis de la tarde. Podíamos ir al ministerio público pero ahí se tardaban más, y como mamá tenía un amigo que era oficial de alto rango el caso se pondría sobre la mesa más rápido.

A las tres de la tarde me atendieron, entré a una sala con dos oficiales y tuve que contarles todo sin importar cuanto doliera recordar. La denuncia ya estaba puesta, mi mamá dio testimonio y el vídeo también se lo mostramos. Lo único que faltaba era que los oficiales arrestaran a Marck y a Axel para ponerle fecha al juicio.

Tenía muchos mensajes acumulados, llamé a Hannah pero aparecía que su celular estaba apagado. Le respondí varios mensajes a Hades, con poco ánimo pero lo hice.

Esa noche me la pasé llorando, no podía dormir y mis sentidos estaban alerta por si algo pasaba. Cerré muy bien cada puerta, cada ventana, temía a que pasara algo, así que en la madrugada me fui al cuarto de mamá para dormir con ella. Ella seguía despierta por la misma razón, me comentó que pensaba poner cámaras de seguridad en la casa.

—Hades vino, cuando llegamos de poner la denuncia —me informó, y quería decir que me importaba mucho aquello, pero en realidad no tenía interés de hablar con él.

—Bien. —Me tape completa con la cobija de mamá.

—Le dije que regresara mañana.

—No quiero hablar con él.

—¿Te hizo algo malo también?

—No, no lo ha hecho aún, y espero no lo haga...pero tengo cero expectativas en las personas que me rodean.

En toda esa oscuridad los momentos con Hades pasaron por mi mente como si fueran los últimos minutos de mi vida y necesitara recordarlo por un instante, antes de dejara mi conciencia.

—Estoy dejando de confiar en todos, mamá —musité somnolienta—. Ya no siento lo mismo cuando pienso en Hades…¿Qué está pasando conmigo, mamá? Yo lo quiero mucho, lo lastimaría si le digo que...

Cada vez perdía el interés en todo, todos.

—La psicóloga me dijo que en tu estado no es sano que tengas relaciones porque…

—Porque yo no soy una persona sana —concluí su oración—. Lo sé. ¿Es mi culpa no ser una persona sana? Quiero ser una…

—Duérmete ya, princesa. Hoy pasaste mucho —se inclinó en la cama para besar mi frente—. Descansa, te amo.

—Igualmente.

Mamá sí pudo dormir, yo me hice la dormida para que no se preocupara, pero en realidad pensaba en muchas cosas.

En Marck.

En todo lo que pasó.

En Hades.

¿Hades podría molestarse si me alejo?

Eso era lo mejor para los dos, alejarme.

¿O me estaba equivocando?


Y...todo explotó.

Bueno, ya saben quién es el desconocido, aún queda muuuucha historia por contar.

¿Cómo están?

¿Qué les pareció el capítulo?

Mi nena:( Estela no se merece nada de lo que pasó.

Desde éste capítulo el libro contiene MUCHOS temas sensibles seguidos, leer con respeto.

Algunas teorías del final >

Corazón morado (💜) si quieren meter a Estela en una cajita de cristal para que nadie le haga daño>

Muchísimas gracias por leer, espero les haya gustado<3

Ig: sophsvc

Nos leemos el SÁBADO.

Soph.

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