No era por nada, pero desde que TaeHyung se enteró de lo que el amor de su vida había intentado hacer en su ausencia, casi que lo soñaba a diario y lo veía desvanecerse frente a sus narices. ¡No podía dejar que algo así sucediera! Así que, por el bien de ambos, decidió tratarlo un poquito mejor.
Soltó la aguja y observó su dedo pinchado. Tenía horas arreglando como loco unos últimos detalles a su nuevo diseño de uniformes. Como eran para Dal: Luxury Coffee, pues tenían que ser de calidad. Con una buena tela y un acabado elegante. Si bien, era pan comido, le ponía muy nervioso la reacción que recibiría cuando lo presentara.
Tenían que amarlo, ¿No?, ¡Y si no lo hacían, pues se jodían! Después de todo, su ex novio era el dueño. El peliazul estaba seguro de que si le pedía a JungKook que todos se disfrazaran de payaso, él lo haría posible.
--- Cosas de "Don Perfecto"--- imitaron su tono de voz a sus espaldas--- ¿No, Boss?--- inquirió BoGum mientras le pasaba una bandita para su dedo.
--- Si me sigues molestando, te meteré el brazo del maniquí por el primer lugar que imagines--- amenazó el menor mientras se alejaba de todas las telas que colgaban a su alrededor. Las tenía de ese modo únicamente para ver cuáles combinaban mejor entre sí--- Mh. Odio los colores oscuros.
Su asistente buscó entre los cajones y sacó una enorme libreta, donde comenzó a leer todo mientras buscaba algo útil para su mayor. Es decir, estaba revisando los apuntes que alguna vez hizo el más joven. Eran ideas de diseño.
--- Hicimos el inventario hace menos de una semana, pero ya estás haciendo un desastre--- se quejó el más alto. Dejó la libreta de lado y tomó el ipad para verificar algo--- Se está agotando el poliéster. ¿Traemos más del almacen?
El menor negó y se tiró sobre una silla. Estaba exhausto. No tenía ganas de pensar en nada. Ya hasta le dolía la cabeza. Comenzaba a considerar el buscar algún té mágico que pudiera ser su auxiliar en el estrés.
--- No. Sólo envía todas estas telas a la fábrica. Ya di órdenes de que las arreglaran--- murmuró desganado--- ¿Y si me voy a casa?--- mucho más motivado, tomó su mochila negra y comenzó a guardar todo lo que había llevado, incluyendo su mini laptop.
BoGum abrió los ojos como platos. ¿Sería abandonado nuevamente y tendría que supervisar lo que restaba del día?
--- Pero, Boss. Apenas tiene dos horas aquí. Dijo que comenzaría a confeccionar el uniforme hoy mismo.
TaeHyung lo ignoró y salió al estacionamiento para buscar su auto e irse a casa, aunque al subir, un mensaje lo hizo cambiar rápidamente de opinión. Tenía una invitación a la mansión del señor Jeon. ¿Qué tal si iba volando?
Colocó sus canciones favoritas y disfrutó del corto viaje, viendo las tranquilas calles de aquel fresco día. No es que hiciera frío. Simplemente el clima era lo suficientemente agradable como para ir a disfrutarlo a las orillas del Río Han.
Frunció los labios ante sus propios pensamientos. ¿A JungKook le gustaría ir con él y tener una cita en dicho lugar?
Al estacionar el auto fuera, uno de esos gorilas que cuidaban la propiedad de su ex, llegaron para pedirle las llaves. Claro, iban a acomodarlo dentro.
--- Si regreso y tiene un rayón, te haré que lo repares, incluso con tu propia lengua--- lo amenazó, aunque el tipo era muy serio y solamente siguió las órdenes que le habían dado--- ugh. Sigue contratando esos gorilas tenebrosos.
Un mayordomo lo estaba esperando en la entrada, así que fue guiado dentro de la preciosa y amplia mansión. El peliazul se preguntaba si toda esa gente había estado el día que se quedó, puesto que no recordaba haberse topado con alguien.
Con cada paso que daba, comenzaba a creer que dañaría el precioso suelo de mármol blanco. Aquel bendito lugar, de hecho parecía un palacio para los dioses. Se sentía pequeño ante tantos lujos. ¡Él presumía de una buena vida actualmente, pero no como la de su ex novio! No podía comparar ni los cimientos. Además, admitía que amaba el que hubiera plantas y flores por todos lados. Más que decoración, ayudaban a darle un toque muy natural y único a aquel magnífico hogar. Un poco de vida que contrastaba con las secas paredes llenas de texturas extravagantes.
Lo guiaron a una sala privada y le ofrecieron varias bebidas y aperitivos, pero los rechazó amablemente. ¡No quería comer! Quería ver a Don Perfecto. Pero parecía que el bendito multimillonario había planeado algo para él, ya que no había salido corriendo para recibirlo.
--- ¿Está bien la temperatura o necesita que sea más cálida, señor Jeon?
Se giró a ver a la muchacha que le había hablado y la miró extrañado. ¿Cómo que Jeon? Osea, sonaba lindo y todo, pero... Pero si lo llamaba de esa manera sonaba como si estuvieran casados, cosa que provocó que se sonrojara de inmediato.
--- Estoy muy bien, gracias. Pero quiero estar solo--- murmuró. Estaba entre seguirle el juego al presidente o largarse. Tener tanta atención encima lo ponía de un humor no muy favorable para los demás.
Se recostó en el sofá y se desabrochó algunos botones de la camisa. Hacía algo de calor en el lugar. Quizá esa fogata frente al diseñador, simplemente estaba de más.
Iba a quejarse, justo cuando llegaron otras dos mujeres con toallas entre sus manos y una bolsa.
--- Señor Jeon, síganos, por favor--- le pidieron, aunque realmente esas personas no esperaron respuesta, puesto que comenzaron a avanzar hacia el lado contrario del que había entrado.
Sin renegar, decidió continuar con aquel extraño recibimiento. ¡Pensó que sería invitado a comer algo delicioso, no a jugar algún extraño juego de roles!
Se echó el cabello hacia atrás y miró su imagen en un enorme espejo que había a su costado derecho. ¡Tan atractivo como su padre! Ese anciano debería de estar agradecido de que fuera su hijo en vez de quejarse cada que lo veía usando algo que él nombraba "femenino".
--- Tan anticuado--- rodó los ojos.
--- ¿Hay algo que te disgusta en específico, mi príncipe?
Esa voz.
TaeHyung se giró en cámara lenta y seguidamente registró al contrario con la mirada. Ahí estaba su primer amor, tan guapo como siempre, aunque esa vez poseía una encantadora sonrisa juguetona. Entonces, el diseñador se dió cuenta que prefería mil veces verlo así a verlo cabizbajo y triste. O congelado, sin emociones.
Su mayor estaba usando una elegante y holgada bata gris oscuro, aunque su pecho estaba muy descubierto. Sus enormes pectorales sobresalían de entre la fina tela, cosa que acaloró un poco al peliazul.
--- Jeon...--- decidido, el más joven le cubrió el pecho, acomodándole mejor aquella prenda que le quedaba tan bien--- si no estamos solos, tápate.
El azabache sonrió. Se preguntaba si acaso su contrario estaba celoso. ¿Acaso no sabía que solo tenía ojos para él? Y, bueno. No le molestaba mostrar su trabajado cuerpo a los demás.
Ambos no podían despegarse la mirada, así que, tímidamente, una de las mujeres les recordó que seguían en el lugar.
--- Cierto--- JungKook miró a las trabajadoras y con una seña, las obligó a acercarse--- acompañen a mi osito a los vestidores. Cuídenlo bien.
Kim puchereó. Se rehusaba a moverse de su lugar sin saciar su curiosidad.
--- ¿Qué quieres hacer?--- le enseñó nuevamente sus labios abultados, mostrándole así lo inconforme que estaba con el nulo contexto de aquella inesperada invitación a la mansión--- estaba ocupado en el trabajo--- mintió descaradamente mientras jugueteaba con alguno que otro mechón mora, enrollándolos y estirándolos juguetonamente.
El presidente no le creía. De hecho, sabía la verdad, así que le pellizcó una mejilla antes de hablar.
--- Escuché que el mejor diseñador de todo el mundo estaba muy cansado y estresado--- explicó, acariciando ahora los cachetes enrojecidos del otro--- así que lo invité para una rejuvenecedora tarde de spa juntos para ayudarlo.
TaeHyung arqueó una de sus cejas. Ahora entendía el porqué el bienquisto tenía tal aspecto tan relajado o también el porqué había tantas personas vagando por la mansión ese día.
--- ¿Tan pronto quieres quitarte edad? Si no soportas los treinta, imagina los cuarenta--- se burló, recibiendo en cambio un profundo beso en sus labios. ¡No lo había autorizado, pero evidentemente lo respondió!. Se besaron durante algunos segundos hasta que ambos decidieron que era suficiente por el momento. Si se seguían besando, no podrían detenerse. Ellos eran así--- olvídalo. Me parece jodidamente caliente el señor Jeon de 30.
Dejando su tensión sexual de lado, ambos se separaron brevemente, solo para que el peliazul se vistiera más cómodo y de una manera adecuada para la ocasión.
Se reunieron una vez más y cruzaron alguna que otra puerta, introduciéndose así a un lugar algo más pequeño. Una habitación cálida y con toques muy rústicos por doquier. Un ambiente tranquilizante debido al delicioso aroma de las velas que se encontraban cerca de las camas. Todo estaba en tonos blancos y cafés. Era armonioso. Incluso había la luz suficiente como para hacerlos sentir relajados y no encandilados, como en la sala principal de aquel para nada humilde hogar.
Se acomodaron boca arriba en las camillas de aquel cuarto y las mujeres siguieron sus movimientos, nerviosas de ser regañadas por hacer algo incorrecto o no deseado. Después de todo, ni siquiera les habían permitido ofrecer un masaje corporal ni ningún tratamiento terapéutico.
--- Las contraté para un servicio de faciales y masaje en el cuero cabelludo--- explicó después de unos segundos, ya que la expareja se recostó y cerró los ojos--- Espero que valga la pena.
--- No las molestes. Seguro que son muy buenas en su trabajo--- murmuró mientras, algo nervioso, dejaba que le hicieran lo que quisieran--- Mmm... Aunque me preocupa mi cabello teñido--- eso era lo único que lo dejaba intranquilo, dado que solía cuidarlo en demasía.
La mujer sonrió y observó los productos que les había pedido el presidente Jeon media hora antes.
--- Ya pensé en eso. No te preocupes, mi amor.
Lo impresionante es que no solo se había acordado de el cuidado del cabello de su ex prometido, sino que con suma dedicación, se encargó de eso y muchas cosas más, como el investigar qué clase de piel tenía su osito o lo que funcionaría mejor en él, las cosas que le hacían daño y las que no, tomó en cuenta varios factores antes de llamar a aquellas mujeres profesionales.
Si bien, no estaban en una clínica, les había conseguido todo lo necesario para que no hicieran un trabajo superficial. Harían un buen facial para ambos y los ayudarían a sentirse refrescados, más saludables.
Después de un tiempo, ambos le dijeron adiós a las ojeras y a la piel muerta. Adiós a su cuero cabelludo irritado y hola a uno más sano. Se sentían bien y sumamente cómodos. ¡Todo había ido de maravilla!
--- Mierda, se merecen un pago extra--- bebió de su jugo de uva y seguido se vio en un pequeño espejo, sorprendiéndose del buen estado en el que estaba su bello rostro--- Che culo! Mi piel está como si la hubieran restaurado. Parece como si nunca me hubiera rasurado la barba y el bigote.
JungKook no pudo evitar reírse. Su ex prometido era irremediablemente tierno. Amaba la carita del otro.
--- Me alegra que te haya encantado, bonito--- atinó a decir mientras tomaba algo de vino. Agitó un poco su copa y seguido suspiró. Aún no terminaban--- ¿Estás listo para tu masaje corporal?--- inquirió--- ese es mi trabajo.
TaeHyung se ahogó con el jugo, aunque cuando logró respirar correctamente, miró incrédulo al pelinegro. ¡Ya se le hacía raro que el tratamiento estuviera incompleto! Ese bobo lo tenía bien escondido. ¡Plan con maña! Probablemente solo quería manosearlo...
--- Si no me gusta, voy a arrancarte los piercings--- advirtió mientras veía cómo su contrario se los colocaba nuevamente. ¡Le hubiera gustado ayudarle a ponérselos y robarle besos! Pero no lo invitó.
El menor se recostó boca abajo y, mientras tanto, usó su celular para revisar sus redes sociales. ¡Había altas probabilidades de encontrar algo se interés! Algo como un chisme, claro.
Al estar de ese modo, no se percató de la mirada hambrienta que el otro le daba. Tampoco notó la expresión que mantuvo el fornido mientras sus manos se encargaban de masajear aquellos delgados hombros por sobre la bata verde del menor.